Prensa Opción Obrera 26 Agosto - Septiembre 2013
EDUARDO SAMÁN,
¿AVE FÉNIX?
La mitología habla del ave Fénix como
aquel que renace de sus cenizas luego de auto-inmolarse a modo de pira
funeraria en su nido donde ha puesto antes un huevo; del huevo que no se
consume por el fuego, resurgirá como la misma ave. La comparación con Eduardo
Samán y su regreso al funcionariado del gobierno bolivariano tiene visos de
Fénix pues ha sido colocado en el mismo cargo en que otrora demostrara un papel
de burócrata eficiente del INDEPABIS para luego ser elevado a ministro de
comercio –del cual depende el primero– y de allí salir con más pena que gloria
consumido en su propia pira luego que los intereses de los empresarios farmacéuticos
y automotrices reclamaran su salida. El estoicismo del Fénix de aceptar su
destino también resulta de comparación con Samán. Por más que incontables voces
del chavismo se solidarizaran con él y hasta le recomendaran ser más directo
denunciando la connivencia gubernamental con los monopolios internacionales que
ocasionaran su salida del gabinete, Samán se mantuvo inmutable y callado
aceptando su destino al interior del chavismo a la par que recibía, por parte
de sus directivos gubernamentales y políticos, la negativa de auto-proponerse a
algún cargo de elección en curso.
La escogencia de Samán por parte de
Maduro no fue planificada, todo lo contrario. La coyuntura de su nombramiento
está relacionada con la total inoperancia e ineficiencia, además de la
demostrable corrupción en que se encuentran inmersos todos sus niveles
organizacionales, del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a
los Bienes y Servicios. El trabajo de Samán, por tanto, no es el de reconocerle
eficiencias pasadas de su gestión sino el de adecentar en lo que se pueda lo
que es un antro de corrupción como sucede con tantas otras instituciones del
Estado. Ese adecentar del INDEPABIS no necesariamente pasa por darle a Samán un
papel de Bonaparte –que en su pasada gestión intentó tener– sobre las tirantes
relaciones entre los que ofertan bienes y servicios y las personas que los
adquieren por la abierta especulación en la que se mueve la economía
venezolana. Pasa, por el contrario, en el reflotar una institución que terminó adaptándose
a las relaciones sociales imperantes donde el capital, y sus dueños,
condicionan la propia permanencia del Estado aún y siendo palpable su grado de
descomposición social.
Samán ha sido impuesto por Maduro de 7
Lineamientos, el quinto plantea la restructuración del INDEPABIS con toda una
nueva camada de burócratas reemplazando a los anteriores que, con la excepción
de 2 de ellos, todos están tranquilos y sin nervios por imputaciones de
corrupción, pero el primero de tales Lineamientos es hacer cumplir lo que la
ley que crea el INDEPABIS plantea, en otras palabras, un reconocimiento
gubernamental a su indiferencia respecto a la especulación desbocada y por
tanto, a continuar siéndolo porque no dependerá de un súper funcionario controlado
quien le ponga reparo si la política económica gubernamental la aúpa al
defender su fundamento en las permisivas importaciones con dólares baratos de
CADIVI al contrario de hacerlo con una industrialización y agroindustria
nacional.
Si a ello le sumamos la evidente
escasez de divisas para darle a la burguesía lo que pida para seguir
importando, y su consecuencia en hacerlas más caras con el valor del dólar
paralelo a más de 5 veces por encima del oficial, cualquier freno a la
especulación de los bienes, y en particular los alimentos, se convierte en un
imposible en el marco actual. Es la demostración de las limitaciones del
nacionalismo en el marco capitalista y burgués que pretende, infructuosamente,
humanizar el capitalismo en plena época histórica y mundial de la peor de su
crisis sistémica.
Son los efectos de la bancarrota
mundial del capital los que han hecho mella en la precaria economía nacional
basada en las importaciones, o a lo sumo en las asociaciones que el capital
mundial nos ofrece con las industrias de origen chino y de otros países
“amigos”. Mientras el Estado venezolano dispuso de las suficientes divisas para
que los chirridos de la maquinaría económica fueran atenuados con el lubricante
de la renta petrolera –donde la especulación era también ama y señora aunque en
menor medida que hoy en día–, a la industrialización propia se le hizo caso
omiso y la agroindustria siguió por igual camino. El ciclo de endeudamientos
externos abierto con los primeros síntomas del contagio con la crisis mundial
para disponer de las divisas a ser entregadas a la burguesía, condujo a la par
con más obligaciones por parte del Estado con la banca financiera mundial. Lo
que se creía duraría por mucho tiempo, la suficiencia de la renta petrolera
–hoy a precios de barril insospechados en la cuarta república–, resulta en un
déficit de la balanza de pagos con el agravante que las obligaciones de
endeudamiento representan para el Estado este año 22.000 millones de dólares
(con una nueva “Ley especial de endeudamiento complementario para el ejercicio
fiscal del 2013″ aprobado el pasado 10/07/2013 en primera discusión se le
añaden otros 12.000 millones). Hoy la burguesía demanda más divisas pues su
productividad reside en lo parasitario respecto del papel del Estado. No será
Samán quien resuelva el entuerto, menos con el barniz del nacionalismo
bolivariano de repotenciar el capitalismo criollo. Y pensar, con todo eso, que
al Fénix lo tilden de comunista los
empresarios.
Es que transcurrido ya casi dos meses
del nombramiento de Samán las expectativas del pueblo, y en particular de las
bases chavistas, no se ven cumplidas pues el proceso especulativo en la
economía nacional no se atenúa ni con otros burócratas de la nueva era (o del
“socialismo a lo siglo XXI”) sujetos al andamiaje en la cual se sustentan las
relaciones económicas basadas en el capital. Tampoco con una nueva cooptación
de los colectivos que denuncian la especulación generalizada –pero que también
están asumiendo autónomamente el control de los precios en mercados y se
imponen a los comerciantes como en Catia–, como lo refrenda el Lineamiento 4
con la conformación de los grupos de Amigas y Amigos de INDEPABIS. Es que tal
lineamiento no es otra cosa que desmovilizarlos pues no es con “una credencial para ejercer funciones de
persuasión para el eficaz cumplimiento de la Ley” que la especulación, y la
escasez y el desabastecimiento, se contengan si no se resuelve para los
explotados y el pueblo su derecho a usufructuar del capital.
Otras relaciones sociales son entonces
las perentorias donde los trabajadores lleven la voz cantante y no la pequeña
burguesía gubernamental, Samán incluido, que pretende salvar a los capitalistas
de la crisis que han causado mientras apuntalan el Estado de los capitalistas.
La organización de los colectivos
sociales debe tener como objetivo ser ellos los que tomen la iniciativa de
ejercer el control de los precios, no solamente usar la persuasión y/o esperar
por quien Samán designe y ver qué resuelve con los especuladores. El baño de
agua fría para tales colectivos vendrá cuando el gobierno termine autorizando
el incremento a los precios regulados pues "Se debe hacer un cronograma de ajustes intermensual y escalonado en
aquellos rubros en los que su variación es importante, producto de la nueva
tasa de cambio de 6,30 bolívares por dólar y por el rezago de precios de años
anteriores" tal como lo están solicitando a Maduro los ministros del
gabinete económico (El Nacional, 14/07/2013).
Por el desmadre de la crisis económica
nacional que no es otra cosa que la incapacidad del nacionalismo en el marco de
la conciliación de clases las consecuencias de la bancarrota mundial del
capital, el ave Fénix que pudiera ser Eduardo Samán bien pudiera transformarse
entonces en algo no tan mitológico como Juana de Arco y terminar consumido en
la hoguera política sin posibilidad alguna, ya, de resurgir de sus cenizas.
Nota: La desautorización de Samán en
la restructuración (limpieza) de INDEPABIS y la imposición por otro lado de los
acomodos del ministro Fleming, confirman parte de nuestro análisis. Samán no ha
pataleado, por el contrario, ha aceptado la recomendación de Maduro de trabajar
en conjunto con su ministro jefe. INDEPABIS termina siendo más de lo mismo.
Roberto
Yépez
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