Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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jueves, 15 de octubre de 2015

Adónde va el Medio Oriente


Adónde va el Medio Oriente

La crisis desatada en Europa por la ola de refugiados de Medio Oriente y el norte de África elevó la crisis en esta región a un nuevo estadio internacional. El régimen migratorio de la Unión Europea fue sacudido de cabo a rabo, cuando aún se hacían sentir los peligros para la zona euro planteados por la bancarrota de Grecia. Alemania se vio sometida de inmediato a una crisis política, por ejemplo con la resistencia a la recepción de refugiados por parte del estado de Baviera. Significativamente, en el gabinete de Merkel empezaron a circular iniciativas para confiscar las propiedades sin alquilar en su territorio para paliar la escasez de espacios habitacionales para acoger a los refugiados. Ni más ni menos. La crisis humanitaria de los refugiados había sacudido a la opinión pública de todos los continentes.

Es precisamente en estas circunstancias, o sea cuando la crisis de la periferia invade a las metrópolis que la desataron, que Rusia decide intervenir militarmente en Siria. La situación creada en Europa era una prueba irrefutable del fracaso de los planes políticos de los estados imperialistas para ‘pacificar’ a Siria como a Irak y convertirlas o consolidarlas como estados títeres. Putin justificó la intervención rusa como el recurso necesario para que la desintegración de esos países no se transforme en una crisis directamente mundial, e incluso que la huida de refugiados la afecte a ella en un plazo relativamente corto. En contraste con la política occidental, Putin planteó de inmediato el envío de tropas sobre el terreno –incluso de la guardia revolucionaria de Irán. Irán, Irak y Rusia anunciaron un acuerdo de intercambio de informaciones; la dictadura militar de Egipto saludó la intervención militar de Rusia.

El objetivo invocado para la intervención fue el combate al Estado Islámico, pero enseguida quedó claro que era planteado a partir del sostenimiento al gobierno de Al Assad. El propósito estratégico de Putin es defender su única base en el Mediterráneo, más necesaria que nunca ante la precaria situación internacional de su ocupación de Crimea –que comunica a Rusia con el Mediterráneo a través del Mar Negro. Más allá de esto, para Putin no existe ninguna fuerza con capacidad para enfrentar al EI fuera del ejército de Siria y de las guardias de Irán y de Hizbollah. Si faltaba alguna prueba para esto, Obama anunció el cese del entrenamiento de sectores opositores a Al Assad pocos días después, alegando un fracaso rotundo en los resultados. Putin contó para su operación con el guiño de hecho del propio Obama, que pasó a admitir la continuidad de Al Assad para organizar una transición política en Siria. Putin no hubiera podido enviar tropas a Siria sin el consentimiento de EEUU y del estado sionista. Esto quedó de manifiesto, adicionalmente, cuando Netanhyau viajó a Moscú. Dentro de la UE, Rusia tuvo el respaldo inequívoco de Alemania. Quienes han visto en estos hechos un retorno a la ‘guerra fría’ tienen el reloj atrasado; asistimos a un acuerdo político de grandes potencias, incluso si en un futuro inmediato desatan nuevas crisis internacionales e incluso más violentas. Luego de la disolución del ejército de Saddam Hussein, en Irak, hace mucho que los analistas militares norteamericanos han llegado a la conclusión que en cualquier cambio de régimen que promueva Estados Unidos sería necesario preservar a las fuerzas armadas del viejo régimen. Cuando se habla de una transición negociada en Siria, se tiene en cuenta la necesidad de conservar a las fuerzas armadas de Al Assad. En la reunión que tuvieron en los márgenes de la asamblea reciente de la ONU, Obama y Putin coincidieron en la finalidad de asegurar la “unidad de Siria”.

La intervención rusa representa con toda claridad un golpe para el régimen de Turquía, pues entierra la pretensión de éste de crear una base al interior de Siria bajo su tutela para proceder a la liquidación de Al Assad y convertir a Siria en un satélite. El turco Erdogan buscaba de este modo acabar con el gobierno kurdo en el norte de Siria –frontera con Turquía–, que había sido el único en resistir en forma victoriosa al EI, con la ayuda del PKK –el partido kurdo en Turquía e Irak. También está acusada de complicidad con el EI. ¿Cómo pretenden Obama y sus secuaces acabar con el EI sin quebrar al principal régimen político de la región que avala sus acciones militares y sus masacres? Turquía se ha convertido ahora en un epicentro de la crisis, luego de haber sido su promotora, incluido su apoyo al EI, del cual esperaba que pusiera fin al régimen de Al Assad. La necesidad militar había llevado a Obama a apoyar a los kurdos contra el EI y a chocar también con el gobierno de Turquía, al cual el curso que han tomado los acontecimientos podría llevar a un colapso. Luego del aplastamiento de la primavera árabe, el territorio del viejo imperio otomano podría conocer en poco tiempo una nueva crisis revolucionaria. Los atentados criminales reiterados contra la izquierda y la población kurda en Turquía son una confección hecha y derecha de Erdogan, incluso si usa para ello al EI.

Rusia repite, contra el EI, la táctica de la Alemania contra la URSS en la segunda guerra: ataca a los opositores de Al Assad que ocupan el noroeste de Siria, como Hitler atacó primero a Gran Bretaña y Francia –para cuidar sus espaldas. Ese sector opositor está representada principalmente por una fracción de Al Queda –con vasos comunicantes con EI. El gobierno kurdo de esa región ha declarado su apoyo a Rusia y reclama una autonomía en una Siria unida. Obama y compañía conocen estos planes de antemano y reconocen su consistencia militar. Esta unidad de circunstancia entre EEUU y Rusia y entre Obama y Putin, de ningún modo ponen fin o siquiera limitan las contradicciones explosivas entre uno y otro. Es la misma unidad que los juntó para imponer a Irán el acuerdo de control de su programa nuclear por parte de EEUU. Es la unidad de conveniencia que está tejiendo Arabia Saudita con Rusia, a partir del fracaso de la coalición militar de los estados del Golfo Pérsico y Estados Unidos para doblegar la rebelión en Yemen. Asistimos a un acuerdo limitado y circunstancial entre Obama y Putin, del cual cada uno quiere sacar ventajas en su confrontación de orden general. En el marco de la bancarrota mundial del capitalismo, la estrategia del imperialismo es doblegar las resistencias que bloquean su dominación completa del ex espacio soviético y de China.

Las mismas razones que empantanaron a EEUU en Afganistán e Irak deberán empantanar a Putin en Siria, como ya empantanaron a la ex URSS en Afganistán. Rusia, por otra parte, no tiene los recursos económicos ni políticos para capitalizar una victoria en Siria, que siempre será transitoria. Afectada por una fuerte recesión y una quiebra bancaria, los gastos de la acción militar en Siria comprometerán más su situación económica. La conclusión es que así como contó con la venia del viejo imperialismo para intervenir en la guerra en Siria, acabará arreglando una salida con EEUU y la UE, si es que logra consumar el trabajo sucio de pelear con tropas propias contra las milicias contrarias a Al Assad.

Como se ha dicho más arriba, el epicentro de la crisis se ha desplazado a Turquía, cuyo régimen ha fracasado en todos sus objetivos de convertirse en potencia regional. Asimismo, la ferocidad de la crisis humanitaria y social vuelve a colocar en el primer plano la cuestión del sionismo y la opresión de Palestina, cuando el protagonismo gana a la población que habita dentro de las fronteras de Israel. Es necesario despertar a los trabajadores de todo el mundo a la necesidad de una acción internacional contra el imperialismo y por la autodeterminación de las naciones y la revolución socialista.

Jorge Altamira
10/10/2015



jueves, 8 de octubre de 2015

El apretón de manos de Santos y las FARC


El apretón de manos de Santos y las FARC

Con el apretón de manos entre Raúl Castro, el presidente Juan Manuel Santos y 'Timochenko' en La Habana, el proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC ingresó para muchos en una fase "irreversible". Este optimismo está fundado en la gran cantidad de adhesiones cosechadas por los últimos acuerdos: el Vaticano, el Departamento de Estado, la Unión Europea, el castrismo, y el gobierno venezolano (que copatrocina los diálogos). Sólo el partido de Alvaro Uribe expresó su rechazo.

En el contexto de la última gira papal por Cuba y Estados Unidos, se acordó en La Habana la creación de una Jurisdicción Especial para la Paz que contempla penas reducidas para los involucrados en el conflicto. El contenido del acuerdo, sin embargo, ha desatado una fuerte controversia pública entre ambas delegaciones. Hay muchos puntos de esta justicia transicional que no están claros, por ejemplo cómo se designarán los jueces y si dicho tribunal podrá juzgar a ex presidentes (Uribe). Muchos analistas discuten también la pertinencia de amnistías o reducción de penas para la guerrilla, omitiendo la impunidad de la burguesía y de los paramilitares y el ejército, o sea del aparato estatal, en el desplazamiento de millones de personas y en la expropiación de tierras campesinas y crímenes durante el conflicto.

Las FARC deben desarmarse dos meses después de sellado el acuerdo definitivo. La integración de la guerrilla al orden 'democrático' se ha transformado en un objetivo estratégico, como lo resume el punto 10 del reciente acuerdo: "La transformación de las FARC en un movimiento político legal es un objetivo compartido, que contará con todo el apoyo del gobierno en los términos que se acuerden" (El Tiempo, 26/9). En función de este objetivo, los acuerdos previos sobre participación política habían comprometido ya una serie de garantías y circunscripciones territoriales especiales con acceso a la Cámara de Representantes.

Conflicto en el "posconflicto"

Mientras con una mano Santos negocia el acuerdo, con la otra refuerza el aparato militar con apoyo de los Estados Unidos y la Otan. El objetivo son "las amenazas a la seguridad que pasarán a primer plano tras el desarme de las Farc, principalmente los guerrilleros que no se desmovilicen" (Clarín, 26/9). La experiencia de otros procesos de desmovilización demuestra que el desarme puede dilatarse por años, como en el caso de El Salvador. Al mismo tiempo, todavía no se han iniciado las negociaciones con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). En cualquier caso, el aparato represivo del Plan Colombia permanecerá intacto y uno de sus máximos exponentes seguirá siendo el presidente de la República.

Motores

El avance del proceso de paz ha tenido por motores el alineamiento de una constelación de intereses agrarios, petroleros y mineros, que vislumbraron a partir del acuerdo un desarrollo de importantes negocios en el campo, de un lado, y la apertura cubana, del otro. El enviado estadounidense a las conversaciones de paz, Bernard Aronson, lo postula como un imán para las inversiones, y la directora del FMI, Christine Lagarde, como "las bases (...) para mejorar el clima de negocios" (La Nación, 4/10).

Pero dado que el ciclo de alza de los commodities ha finalizado, podríamos asistir a una 'paz tardía'. El retroceso en sus filas combatientes empujó también a las FARC a sentarse a la mesa de negociaciones, pese a sufrir durante buena parte del proceso la continuidad de los bombardeos y emboscadas del ejército.

Asistimos al final de una lucha armada no revolucionaria, que reemplazó la acción histórica independiente del proletariado por el foquismo y adoptó (desde su programa agrario de 1964) una política de convocatoria a la burguesía nacional que actualmente se expresa en su reivindicación del chavismo. La revolución social exige una fuerza política pegada a la clase obrera y una delimitación implacable del nacionalismo burgués.

Gustavo Montenegro

viernes, 25 de septiembre de 2015

Francisco, en arenas movedizas


Francisco, en arenas movedizas

La visita del Papa a Cuba y Estados Unidos es una tentativa por dar un nuevo envión al proceso de deshielo, que, sigue transitando por arenas movedizas. La gira papal cuenta con el beneplácito y el aval favorable de los gobiernos de ambos países, que  por distintas razones, apuntan a su propio frente interno.

Transcurrido más de un año desde el anuncio del acercamiento diplomático entre Estados Unidos y Cuba, el bloqueo norteamericano sigue en pie. La reapertura de las embajadas, dos meses atrás, así como otros pasos en la aproximación entre ambas naciones no pueden omitir esta circunstancia.

Francisco, en su estadía, no condenó el embargo. "El bloqueo –afirmó– es parte de una negociación, ya que ambos presidentes están hablando de eso" y dijo que su deseo era "que se alcance un acuerdo que satisfaga a las partes" (Clarín, 23/9).

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Mientras el embargo persiste, las medidas de acercamiento diplomático se limitan a las prerrogativas ejecutivas de Obama.

Washington acaba de anunciar una serie de disposiciones que están diseñadas "para apoyar al sector privado cubano emergente", según palabras de la secretaria de Comercio de Estados Unidos.

Bajo las nuevas reglas, los estadounidenses podrán establecer y mantener presencia física en Cuba, como una oficina o un almacén, en sectores como el periodístico, agrícola y de la construcción, correo y envíos postales, telecomunicaciones y empresas de viajes, entre otros. Además, los negocios que se instalen en la isla podrán contratar a ciudadanos cubanos y mantener cuentas bancarias allí. En el sector de las telecomunicaciones e Internet, los estadounidenses podrán prestar servicios en asociación con entidades cubanas. En cuanto a los viajes, el transporte marítimo entre Estados Unidos y Cuba será autorizado por licencia general, y no caso por caso como antes. Además, se amplían las categorías que permitirán a familiares cercanos viajar a Cuba y quedan eliminados los límites a las remesas en favor de los cubanos residentes en la isla con parientes en el exterior.

Extorsión

Algunos analistas han señalado que, mediante estos avances, la Casa Blanca pretende terminar la resistencia de sus opositores en el Congreso y colocarlos ante un hecho consumado. Pero lo cierto es que las negociaciones proceden en un marco de extorsión: el levantamiento del bloqueo está condicionado a las concesiones que el imperialismo arranque a Cuba. Obama no se priva de usar los obstáculos que enfrenta internamente, para reclamar a las autoridades de la isla una aceleración en la apertura cubana a las finanzas y el comercio norteamericano. De acuerdo con las informaciones conocidas, Obama reclama la libre instalación de bancos norteamericanos en Cuba y, del mismo modo, de inversiones en sectores estratégicos de la economía.

Entre tanto, el acercamiento cubano-norteamericano progresa en las relaciones internacionales y en especial en el convulsivo escenario latinoamericano. El régimen de los Castro ha tenido y sigue teniendo un papel clave en las conversaciones de paz entre las FARC y el gobierno colombiano. Asimismo, La Habana viene interviniendo activamente, con el guiño de la Casa Blanca, para pilotear la crisis en Venezuela, y evitar que la situación se desmadre y encausar una transición del chavismo que es terminal.

El gobierno de Obama aspira a llevar esta colaboración a un plano superior, reincorporando a Cuba a la OEA. La integración cubana a los foros y organismos internacionales dominados por el imperialismo apunta a la cuestión estratégica de un cambio en la naturaleza social del régimen castrista.

Transición

Por lo pronto, la Iglesia trabaja activamente en esa dirección, ayudando a lubricar las tensiones sociales de una transición. Este papel que se reserva la Iglesia cuenta con el aval de la propia dirección cubana. En Cuba, la diferenciación social que se ha desarrollado con el sistema burocrático es el factor histórico fundamental del convite al capital extranjero. La apertura es la salida social ascendente para esta casta privilegiada de funcionarios. Como Estado que ha expropiado al capital, Cuba reivindica un gran sistema de salud y de educación, pero su régimen laboral se asemeja al de los sistemas de mayor explotación social. Se trata de un campo orégano para el capital internacional.

Esto es lo que explica que las relaciones entre el régimen castrista y la jerarquía eclesiástica estén en su punto más elevado. El Papa no recibió en su estadía a los disidentes. Raúl Castro acaba de anunciar la devolución a la Iglesia Católica de los 80 templos expropiados durante la revolución, lo que va de la mano con una generosa libertad para el accionar de la curia con la que no cuentan, en cambio, otras franjas opositoras.

Final abierto

La burocracia cubana aspiraba a emular el "modelo chino". Esa expectativa ha quedado definitivamente pulverizada cuando se asiste al derrumbe del gigante asiático. Las esperanzas de un torrente de capitales a la isla son fantasiosas porque estamos viendo una persistente fuga de capitales de los países emergentes y hay una retracción de las inversiones y negocios, consecuencia de la actual bancarrota capitalista mundial. Las concesiones económicas y sociales que el capital reclama no irán de la mano de las supuestas ventajas que se pregonan al llamar a abrirle paso a la apertura. Cuba enfrenta, por lo tanto, una transición tormentosa.

En el plano inmediato, la extorsión actual a la que Cuba es sometida en el marco de las negociaciones, pone a la orden del día la necesidad de un programa, que permita a los explotados cubanos hacer frente al chantaje capitalista y defender sus intereses: por el levantamiento incondicional del bloqueo, por sindicatos independientes libremente elegidos para defender los derechos de los trabajadores, por la defensa de la salud y la educación gratuitas mediante una gestión directa de los trabajadores. La defensa, asimismo, de una economía que aún es planificada, supone el monopolio del comercio exterior y de los bancos.

Pablo Heller