Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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miércoles, 28 de agosto de 2013

LA IZQUIERDA Y EL CHAVISMO


Prensa Opión Obrera 26 Agosto - Septiembre 2013

LA IZQUIERDA Y EL CHAVISMO

Los grupos de  izquierda se limitan a sus conversaciones, sobre todo en sus escritos, mientras se niegan a desarrollar claramente sus programas o plataformas de lucha. Esta situación de la izquierda le sirve a los fines de la política chavista como su complemento si no plantea una alternativa concreta ante la debacle que se avecina. El fracaso del nacionalismo  no es valorado con la debida importancia, mientras, se deja que las organizaciones comunales, sindicatos y cooperativas, sean el furgón de cola de los partidos y las comparsas que sostienen al capital.

Todos los grupos se creen el núcleo fundamental. Hasta allí es lógico aunque absurdo para el resto, el problema está en creer que ellos son individualmente la única salida, mientras tanto no crecen y se degeneran dando las consagradas  opciones desde su grupo, las cuales han de seguir –más bien leer–  todos los demás.

Hasta con una sola consigna de lucha ante los problemas más graves del país, como propuesta para realizar una actividad en común, no se atreven, les da vergüenza hasta salir a la calles con una pancarta que la refleje, no pasan de consejos divinos o declamaciones.

Hoy el chavismo-madurismo atraviesa la crisis inevitable de los movimientos nacionalistas, sus apetencias diferentes y contrarias a las aspiraciones de los trabajadores le impidieron avanzar y llevaron la economía del país al desastre. Antes que luchar por conseguir la autonomía nacional y el desarrollo de la industrialización prefirieron competir, en el marco del enriquecimiento, con los empresarios y no complicarse con los intereses de los trabajadores.

Ninguna propuesta solo exhortaciones
Si no son capaces de organizar, en la calle, actividades con consignas sobre el salario que es consumido por la inflación, contra la tercerización, contra el negocio de las importaciones y los servicios que sostienen a la banca y a las empresas parásitas, se convierten en agentes de ficción ante el pueblo.

Las movilizaciones que conmueven a Brasil en fecha reciente indican que los gobiernos de centro izquierda de origen, pero ya pasados plenamente al campo del puro discurso y la corrupción, se les agotaron sus márgenes de maniobras. En Venezuela no descartamos algo similar. Los intentos facciosos de la derecha, que generaron las crisis de abril y diciembre del 2002, se produjeron como respuesta a recuperar a PDVSA para sus fines. Tras sus primeros tres años, el gobierno de Chávez no podía permitir más que PDVSA fuese administrada por sectores del antiguo régimen adeco copeyano. Al colocarle la mano a PDVSA se originó el levantamiento de la ultraderecha, este punto máximo de crisis fue superado por las jornadas gloriosas e históricas de la masas y de los trabajadores pero no fue utilizada para derrotar fulminantemente a la oposición de derecha y avanzar sobre las tareas pendientes con los trabajadores … se prefirió desmovilizarlos y pactar con el enemigo, meses más tarde se les inyectó, a la derecha, vida a través de los carnavales electorales y sus frutos en los cargos donde hay dinero.

Con los trabajadores fue diferente, primero se prefirió obligar, vía ley interventora, a elecciones a la vieja CTV contraponiendo como candidato por parte del gobierno a Aristóbulo Istúriz, personaje ajeno al movimiento obrero. Luego de la derrota del candidato de la “izquierda” por la vieja burocracia adeca, crearon la UNETE como central sindical nacional y a los trabajadores petroleros le impusieron un sindicato decretado por arriba, SINUTRAPETROL en PDVSA. Estos  dirigentes petroleros aprobaron la eliminación de dos conquistas históricas del proletariado petrolero, el comisariato y el ingreso del 66,6% de la nómina por parte de los sindicatos, más tarde, para continuar violando la contratación colectiva petrolera, impusieron una nueva federación sindical, la FUTPV, donde mediante elecciones, la plancha bolivariana, tutelada por Ramírez y los gerentes regionales, coparon la nueva directiva sindical. A partir de allí se imponen los contratos colectivos como les parece y cuando les parece sin la más mínima consulta con los trabajadores. Por último, crean la FSTB, que hasta hoy no ha dirigido una sola lucha en todo el país y es tan artificial que tiene por directivos hasta personajes con cargos de dirección (patronos) en las instituciones que representan como en INPSASEL o el ministerio para la salud.

Lo más grave, ante esta perspectiva, es que no se vislumbra a la izquierda como alternativa; disgregada, sin consignas ni planes concretos, sólo párrafos de letanías sobre consejos, deseos o mandatos. Nadie ha expresado el menor interés en la apertura de una discusión sobre la alternativa a oponerse al Estado capitalista que encarna la opresión de las diversas clases del pueblo; a través del PSUV y sus acólitos, PCV, TUPAMAROS, PRV, PODEMOS, Marea Socialista, PPT, Gayones, El Militante o la CMI, han capitulado en la lucha por el socialismo y forman parte del gobierno. Pero este debate no es para mostrar erudición, ni hacer teatro, tenemos que responder a esta necesidad, convocar a trabajadores y oprimidos e invitar a los jóvenes a asumir una organización tras una plataforma de lucha.

A esta propuesta muchos le temen y otros, más sencillo, no les conviene, su objetivo es venderse más caro al gobierno, en la época de la sequía. En Venezuela se necesita un partido de la clase obrera revolucionaria y la visibilización como alternativa de gobierno y de poder para representar la independencia de la clase obrera frente a las otras clases sociales.

Es necesario un Frente de Izquierda y de los Trabajadores que encare la lucha con otros objetivos y métodos. El primer paso es clarificar que el agravamiento de las condiciones de vida del pueblo es el resultado directo del agotamiento del "modelo rentista", y que las salidas a la crisis que se barajan son todas gravosas para los sectores populares.

Frente a esta situación planteamos un programa de defensa de los trabajadores –salario mínimo igual a la canasta familiar, aumento general de salarios, respeto y derecho a  la contratación colectiva, reconocimiento inmediato de los derechos laborales de los trabajadores, no a la tercerización, luchar contra los despidos y el desempleo, democracia en las organizaciones de los trabajadores y en contra de la burocracia sindical, eliminación de los impuestos al salario y su reemplazo por tributos al gran capital, reorganización urbana para paliar la crisis habitacional y del transporte público–, al mismo tiempo que denunciamos la desorganización económica y la devaluación de la moneda, oponiéndole el rechazo al pago de la deuda externa y la nacionalización del sistema financiero y de los resortes fundamentales de la economía. 

Iniciemos la convocatoria a la unidad de los trabajadores, las comunidades y los pueblos originarios en torno a objetivos comunes: ¡CONSTRUYAMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y LOS TRABAJADORES!

¿Con la derecha populista en el gobierno o con la derecha de la oposición?


Prensa Opción Obrera 26 Agosto - Septiembre 2013

Con quién es la salida
¿Con la derecha  populista en el gobierno o con la derecha de la oposición?
Con ninguna de las dos

La solución está por fuera de esta polarización. La izquierda prefiere escoger al chavismo antes que a la derecha liberal por el temor a un gobierno represivo como lo fueron los adecos y los copeyanos. A la larga sucederá lo que no desean al impedir una organización alternativa a estas dos opciones. En realidad una gobierna mientras la otra interviene como oposición, y luego, cuando se agotan las expectativas del pueblo, se cambiarán los papeles, el gobierno pasará a la oposición y ésta a gobernar, sin que resulte una salida en beneficio de los trabajadores definitivamente.

En el siglo pasado, indistintamente del color del partido político, se gobernó como democracia sea representativa o  cualquier otro adjetivo, en fin, fue una democracia para los patronos. Cuando la crisis llegó en el 89 se dio el caracazo, luego, sin solución, pasó el 92 con golpes militares y condujo al 98, el triunfo electoral de Chávez. En su inicio, ante circunstancias especiales, se respondió con una Asamblea Constituyente, luego, con los golpes de la derecha del 2002 derrotados, se consolidó la forma de gobernar como “Bonaparte” por encima de las instituciones arbitrando entre las clases. Ahora bien, como todo tiene un límite en el marco de la democracia de los patronos, una crisis política de cualquier representación como producto de otra más fuerte en lo económico a lo que conduce para salir del atolladero es a un gobierno de tipo fascista si se quiere seguir la explotación del trabajo como “modelo” económico que nosotros llamamos la sociedad venezolana capitalista, ésta es una posible tercera vía.

Para que se pueda tomar esta vía, lo más importante es tener la herramienta adecuada, el ejército, o por lo menos, un sector preponderante dentro de él.  Es decir, a grandes males grandes remedios, todo eso siempre que no haya alternativa por parte de los trabajadores que lo enfrente y para eso se requiere el papel de la izquierda revolucionaria. Si no existe nada parecido, es indefectible que aquellos lo hagan de la forma más expedita posible, para continuar su dominación.

En conclusión, la izquierda que se asusta ante el peligro de la derecha y se refugia bajo el imperio del reformismo, impide una salida revolucionaria consciente, donde el partido revolucionario es la herramienta indispensable. Esa izquierda, por timorata, chantajea al decir que la crítica a la derecha populista, que es gobierno, le permite a la derecha gorila llegar a éste cuando son precisamente ellos quienes se prestan a afianzar esas condiciones.

Algo relevante, en nuestro caso en Venezuela, es que el ejército está al “servicio” del gobierno, o como suelen decir, del lado de la “revolución bolivariana”. Saquemos entonces las conclusiones de dónde puede venir un golpe si se presenta su necesidad para los explotadores; esto no quita que la derecha de la oposición no sea cómplice de esa conspiración pero sola no tiene con qué, mientras, dentro del gobierno que se vende como revolucionario, está la institución idónea para ejecutar tal golpe. Por supuesto, eso no salva que se lleven por delante a la mitad o más de ese mismo gobierno.

José Capitán

EDUARDO SAMÁN, ¿AVE FÉNIX?


Prensa Opción Obrera 26 Agosto - Septiembre 2013

EDUARDO SAMÁN, ¿AVE FÉNIX?

La mitología habla del ave Fénix como aquel que renace de sus cenizas luego de auto-inmolarse a modo de pira funeraria en su nido donde ha puesto antes un huevo; del huevo que no se consume por el fuego, resurgirá como la misma ave. La comparación con Eduardo Samán y su regreso al funcionariado del gobierno bolivariano tiene visos de Fénix pues ha sido colocado en el mismo cargo en que otrora demostrara un papel de burócrata eficiente del INDEPABIS para luego ser elevado a ministro de comercio –del cual depende el primero– y de allí salir con más pena que gloria consumido en su propia pira luego que los intereses de los empresarios farmacéuticos y automotrices reclamaran su salida. El estoicismo del Fénix de aceptar su destino también resulta de comparación con Samán. Por más que incontables voces del chavismo se solidarizaran con él y hasta le recomendaran ser más directo denunciando la connivencia gubernamental con los monopolios internacionales que ocasionaran su salida del gabinete, Samán se mantuvo inmutable y callado aceptando su destino al interior del chavismo a la par que recibía, por parte de sus directivos gubernamentales y políticos, la negativa de auto-proponerse a algún cargo de elección en curso.

La escogencia de Samán por parte de Maduro no fue planificada, todo lo contrario. La coyuntura de su nombramiento está relacionada con la total inoperancia e ineficiencia, además de la demostrable corrupción en que se encuentran inmersos todos sus niveles organizacionales, del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios. El trabajo de Samán, por tanto, no es el de reconocerle eficiencias pasadas de su gestión sino el de adecentar en lo que se pueda lo que es un antro de corrupción como sucede con tantas otras instituciones del Estado. Ese adecentar del INDEPABIS no necesariamente pasa por darle a Samán un papel de Bonaparte –que en su pasada gestión intentó tener– sobre las tirantes relaciones entre los que ofertan bienes y servicios y las personas que los adquieren por la abierta especulación en la que se mueve la economía venezolana. Pasa, por el contrario, en el reflotar una institución que terminó adaptándose a las relaciones sociales imperantes donde el capital, y sus dueños, condicionan la propia permanencia del Estado aún y siendo palpable su grado de descomposición social.

Samán ha sido impuesto por Maduro de 7 Lineamientos, el quinto plantea la restructuración del INDEPABIS con toda una nueva camada de burócratas reemplazando a los anteriores que, con la excepción de 2 de ellos, todos están tranquilos y sin nervios por imputaciones de corrupción, pero el primero de tales Lineamientos es hacer cumplir lo que la ley que crea el INDEPABIS plantea, en otras palabras, un reconocimiento gubernamental a su indiferencia respecto a la especulación desbocada y por tanto, a continuar siéndolo porque no dependerá de un súper funcionario controlado quien le ponga reparo si la política económica gubernamental la aúpa al defender su fundamento en las permisivas importaciones con dólares baratos de CADIVI al contrario de hacerlo con una industrialización y agroindustria nacional.

Si a ello le sumamos la evidente escasez de divisas para darle a la burguesía lo que pida para seguir importando, y su consecuencia en hacerlas más caras con el valor del dólar paralelo a más de 5 veces por encima del oficial, cualquier freno a la especulación de los bienes, y en particular los alimentos, se convierte en un imposible en el marco actual. Es la demostración de las limitaciones del nacionalismo en el marco capitalista y burgués que pretende, infructuosamente, humanizar el capitalismo en plena época histórica y mundial de la peor de su crisis sistémica.

Son los efectos de la bancarrota mundial del capital los que han hecho mella en la precaria economía nacional basada en las importaciones, o a lo sumo en las asociaciones que el capital mundial nos ofrece con las industrias de origen chino y de otros países “amigos”. Mientras el Estado venezolano dispuso de las suficientes divisas para que los chirridos de la maquinaría económica fueran atenuados con el lubricante de la renta petrolera –donde la especulación era también ama y señora aunque en menor medida que hoy en día–, a la industrialización propia se le hizo caso omiso y la agroindustria siguió por igual camino. El ciclo de endeudamientos externos abierto con los primeros síntomas del contagio con la crisis mundial para disponer de las divisas a ser entregadas a la burguesía, condujo a la par con más obligaciones por parte del Estado con la banca financiera mundial. Lo que se creía duraría por mucho tiempo, la suficiencia de la renta petrolera –hoy a precios de barril insospechados en la cuarta república–, resulta en un déficit de la balanza de pagos con el agravante que las obligaciones de endeudamiento representan para el Estado este año 22.000 millones de dólares (con una nueva “Ley especial de endeudamiento complementario para el ejercicio fiscal del 2013″ aprobado el pasado 10/07/2013 en primera discusión se le añaden otros 12.000 millones). Hoy la burguesía demanda más divisas pues su productividad reside en lo parasitario respecto del papel del Estado. No será Samán quien resuelva el entuerto, menos con el barniz del nacionalismo bolivariano de repotenciar el capitalismo criollo. Y pensar, con todo eso, que al Fénix lo tilden de comunista los empresarios.

Es que transcurrido ya casi dos meses del nombramiento de Samán las expectativas del pueblo, y en particular de las bases chavistas, no se ven cumplidas pues el proceso especulativo en la economía nacional no se atenúa ni con otros burócratas de la nueva era (o del “socialismo a lo siglo XXI”) sujetos al andamiaje en la cual se sustentan las relaciones económicas basadas en el capital. Tampoco con una nueva cooptación de los colectivos que denuncian la especulación generalizada –pero que también están asumiendo autónomamente el control de los precios en mercados y se imponen a los comerciantes como en Catia–, como lo refrenda el Lineamiento 4 con la conformación de los grupos de Amigas y Amigos de INDEPABIS. Es que tal lineamiento no es otra cosa que desmovilizarlos pues no es con “una credencial para ejercer funciones de persuasión para el eficaz cumplimiento de la Ley” que la especulación, y la escasez y el desabastecimiento, se contengan si no se resuelve para los explotados y el pueblo su derecho a usufructuar del capital.

Otras relaciones sociales son entonces las perentorias donde los trabajadores lleven la voz cantante y no la pequeña burguesía gubernamental, Samán incluido, que pretende salvar a los capitalistas de la crisis que han causado mientras apuntalan el Estado de los capitalistas.

La organización de los colectivos sociales debe tener como objetivo ser ellos los que tomen la iniciativa de ejercer el control de los precios, no solamente usar la persuasión y/o esperar por quien Samán designe y ver qué resuelve con los especuladores. El baño de agua fría para tales colectivos vendrá cuando el gobierno termine autorizando el incremento a los precios regulados pues "Se debe hacer un cronograma de ajustes intermensual y escalonado en aquellos rubros en los que su variación es importante, producto de la nueva tasa de cambio de 6,30 bolívares por dólar y por el rezago de precios de años anteriores" tal como lo están solicitando a Maduro los ministros del gabinete económico (El Nacional, 14/07/2013).

Por el desmadre de la crisis económica nacional que no es otra cosa que la incapacidad del nacionalismo en el marco de la conciliación de clases las consecuencias de la bancarrota mundial del capital, el ave Fénix que pudiera ser Eduardo Samán bien pudiera transformarse entonces en algo no tan mitológico como Juana de Arco y terminar consumido en la hoguera política sin posibilidad alguna, ya, de resurgir de sus cenizas.

Nota: La desautorización de Samán en la restructuración (limpieza) de INDEPABIS y la imposición por otro lado de los acomodos del ministro Fleming, confirman parte de nuestro análisis. Samán no ha pataleado, por el contrario, ha aceptado la recomendación de Maduro de trabajar en conjunto con su ministro jefe. INDEPABIS termina siendo más de lo mismo.

Roberto Yépez

“ANTI-CORRUPCIÓN” COMO POLÍTICA DE GOBIERNO PARA ENFRENTAR LA CRISIS


Prensa Opción Obrera 26 Agosto - Septiembre 2013

Más de lo mismo
“ANTI-CORRUPCIÓN” COMO POLÍTICA DE GOBIERNO PARA ENFRENTAR LA CRISIS

… iam pridem, ex quo suffragia nulli uendimus, effudit curas; nam qui dabat olim imperium, fasces, legiones, omnia, nunc se continet atque duas tantum res anxius optat, panem et circenses. Juvenal, Sátira 10.77–81 [1]

Para nadie es un secreto la preponderancia que ha tenido la corrupción en el devenir de los gobiernos “democráticos” de la cuarta y quinta repúblicas. Al contrario del “empoderamiento” del pueblo, una máxima de la “revolución bolivariana”, si algo se ha “democratizado” y hasta hecho “participativo” y “protagónico” es la corrupción. Sin embargo, el gobierno de Maduro, diferenciándose en mucho del de su “padre” Hugo Chavez, ha tomado la iniciativa de denunciar algunos corruptos con el apoyo de sus organismos de seguridad (DIM, SEBIM, CICPC), y también de la del Ministerio Público (Fiscalía), llevando tras las rejas a un número, muy reducido, de corruptos relacionados con la burocracia gubernamental.

La iniciativa de diferenciación de Maduro respecto a Chavez en ese tema hay que verla en el contexto de la economía política del país. En momentos de mejoramiento económico la corrupción no es lo importante aunque todo el mundo sepa de su inevitable existencia, pero en otros donde hay un franco retroceso que le da ribetes de crisis –como los actuales–, la corrupción le pone plomo en el ala a la estabilidad política del gobierno. Palabras más, palabras menos, Chavez en su decir, se mostró profundamente preocupado por el tema de la corrupción en sus dos últimos años de su mandato, sin embargo no atrapó a ningún pez gordo relacionado con funciones de gobierno. Sólo por referencia, todos los detenidos que Maduro informa, eran funcionarios públicos en esos mismos cargos cuando Chavez, y no es que sea con el cambio de gobierno que aquellos sacaran a relucir sus corruptelas, en realidad continuaron haciendo lo que muy bien sabían hacer como tantos otros, ahora, quienes quizás esperen, cual ruleta rusa, su turno.

Los casos de corrupción descubiertos reflejan la descomposición de las relaciones sociales que el capitalismo impone para garantizarle el lucro necesario a los empresarios que medran de la cuantiosa renta petrolera, y además, de la innata incapacidad del nacionalismo en ese mismo marco de superar con ellas las condiciones de atraso capitalista frente a los grandes países imperiales.
Casos notables
Los dos funcionarios de INDEPABIS que se llevaron puesto a su presidenta; el de la aduana de La Guaira denunciado por el jefe del SENIAT José David Cabello adelantándose a una sanción similar a la de INDEPABIS; el presidente de FERROMINERA denunciado junto a los representantes de la burocracia sindical de la Central Bolivariana por los mismos trabajadores desde hace años, y junto a él el coronel del ejército que al parecer lo estaba chantajeando con el tema de la mafia del hierro; el ex gobernador de Guárico denunciado por negocios con la Misión Vivienda en su estado; y los funcionarios del FONDO CHINO junto a los dueños de la empresa CAVEMIN de mantenimiento industrial, suspendida del Registro Nacional de Contratistas el 04/11/2012 por no actualizar al mismo sus datos, con una nómina total de 6 trabajadores, un capital social suscrito y pagado de BsF. 100.000,00 y con una capacidad de contratación de 6 millones y medio de bolívares, pero, muy importante, con sedes en Brasil y Suiza, con la que logran desfalcar al FONDO CHINO por 84 millones de dólares en apenas 2 pagos.


La salida “anti-corrupción” por parte de Maduro, quien defiende la herencia de Chavez de un “socialismo” basado en la conciliación de clases, y a ultranza, también, las relaciones sociales capitalistas, tiene por tanto dos facetas: una la de parecerse honesto y batallador contra la corrupción ante lo evidente que ya le resulta a los venezolanos con la situación de la especulación, el desabastecimiento y la escasez que ya desapareció el aumento de 20% al salario mínimo decretado en mayo mientras la inflación anualizada refleja el doble del valor para todo el año 2012 (20,1% en diciembre 2012 versus 39,6% en junio 2013); otra, la de tratar de ser más eficiente con los escasos fondos públicos que toda la burguesía demanda y evitar así que los mismos se continúen drenando hacia el sistema económico dominado por la corrupción. Los fondos disponibles han resultado ser muy insuficientes desde julio de 2012 aunque signados estos cuando la boyante economía chavista termina en declive al verse afectada por la caída estruendosa del precio del barril petrolero de 140 a 38 dólares a finales del 2008 como consecuencia de la quiebra del sistema financiero mundial. Maduro, que en apenas 3 meses de interinato por la enfermedad de Chavez dilapida su disminuida herencia económica, le toca hacer frente a la inestabilidad política de un triunfo electoral precario al resultar vencedor con algo más de medio punto frente al candidato de la gran burguesía y el imperialismo. Lo político, como viene a demostrarse, está en mucho relacionado con la economía.

Las banderas de la lucha contra la corrupción no conllevan en sí mismas un cambio de las relaciones sociales que la imponen, aún más evidente bajo la situación de crisis económica. Implican una sobrevivencia política del variopinto entramado que representa la abierta divergencia de las distintas camarillas al seno del chavismo que quedaron huérfanas de “padre” con la muerte de Chavez. Es que, todos sus representantes, desde el sector militar más reaccionario hasta los más “revolucionarios” que defienden la conciliación de clases, deben ceder llevando ellos mismos a sus pupilos más díscolos a la hoguera con el fin de darle estabilidad política al gobierno y hacerlo reflotar por lo menos por este lado, mientras, por el lado económico se siguen colocando los parches que la saquen del congelador en que aún se encuentra y evitar que se hunda.

El fin entonces no es otro. La lucha anti-corrupción es un parche político que pretende elevar ante la opinión pública el bajón que acumula el gobierno bolivariano. Es una salida típica de los nacionalismos ante su propia incapacidad de enfrentar las causas que la generan que se manifiesta en mucha mayor medida cuando la situación económica deja de ser boyante, y como consecuencia de esto tendrá que hacerles pagar a los ciudadanos los costos con aumentos a los precios de los bienes o servicios de primera necesidad. El panem et circenses de la antigua Roma que Chavez supo interpretar, ahora a falta del primero termina resultando imprescindible el segundo.

[1] … hace ya mucho tiempo, de cuando no vendíamos nuestro voto a ningún hombre, hemos abandonado nuestros deberes; la gente que alguna vez llevó a cabo comando militar, alta oficina civil, legiones –todo–, ahora se limita a sí misma y ansiosamente espera por sólo dos cosas: pan y circo.

Roberto Yépez