Prensa Opción Obrera 26 Agosto - Septiembre 2013
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“ANTI-CORRUPCIÓN”
COMO POLÍTICA DE GOBIERNO PARA ENFRENTAR LA CRISIS
… iam pridem, ex quo suffragia nulli uendimus,
effudit curas; nam qui dabat olim imperium, fasces, legiones, omnia, nunc se
continet atque duas tantum res anxius optat, panem et circenses. Juvenal, Sátira 10.77–81 [1]
Para nadie es un secreto la
preponderancia que ha tenido la corrupción en el devenir de los gobiernos
“democráticos” de la cuarta y quinta repúblicas. Al contrario del “empoderamiento” del pueblo, una máxima
de la “revolución bolivariana”, si algo se ha “democratizado” y hasta hecho
“participativo” y “protagónico” es la corrupción. Sin embargo, el gobierno de
Maduro, diferenciándose en mucho del de su “padre” Hugo Chavez, ha tomado la iniciativa
de denunciar algunos corruptos con el apoyo de sus organismos de seguridad
(DIM, SEBIM, CICPC), y también de la del Ministerio Público (Fiscalía), llevando
tras las rejas a un número, muy reducido, de corruptos relacionados con la
burocracia gubernamental.
La iniciativa de diferenciación de
Maduro respecto a Chavez en ese tema hay que verla en el contexto de la
economía política del país. En momentos de mejoramiento económico la
corrupción no es lo importante aunque todo el mundo sepa de su inevitable
existencia, pero en otros donde hay un franco retroceso que le da ribetes de
crisis –como los actuales–, la corrupción le pone plomo en el ala a la
estabilidad política del gobierno. Palabras más, palabras menos, Chavez en su
decir, se mostró profundamente preocupado por el tema de la corrupción en sus
dos últimos años de su mandato, sin embargo no atrapó a ningún pez gordo
relacionado con funciones de gobierno. Sólo por referencia, todos los
detenidos que Maduro informa, eran funcionarios públicos en esos mismos
cargos cuando Chavez, y no es que sea con el cambio de gobierno que aquellos
sacaran a relucir sus corruptelas, en realidad continuaron haciendo lo que
muy bien sabían hacer como tantos otros, ahora, quienes quizás esperen, cual
ruleta rusa, su turno.
Los casos de corrupción descubiertos
reflejan la descomposición de las relaciones sociales que el capitalismo
impone para garantizarle el lucro necesario a los empresarios que medran de
la cuantiosa renta petrolera, y además, de la innata incapacidad del
nacionalismo en ese mismo marco de superar con ellas las condiciones de
atraso capitalista frente a los grandes países imperiales.
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Casos notables
Los dos funcionarios de INDEPABIS que
se llevaron puesto a su presidenta; el de la aduana de La Guaira denunciado
por el jefe del SENIAT José David Cabello adelantándose a una sanción similar
a la de INDEPABIS; el presidente de FERROMINERA denunciado junto a los
representantes de la burocracia sindical de la Central Bolivariana por los
mismos trabajadores desde hace años, y junto a él el coronel del ejército que
al parecer lo estaba chantajeando con el tema de la mafia del hierro; el ex
gobernador de Guárico denunciado por negocios con la Misión Vivienda en su
estado; y los funcionarios del FONDO CHINO junto a los dueños de la empresa
CAVEMIN de mantenimiento industrial, suspendida del Registro Nacional de
Contratistas el 04/11/2012 por no actualizar al mismo sus datos, con una
nómina total de 6 trabajadores, un capital social suscrito y pagado de BsF.
100.000,00 y con una capacidad de contratación de 6 millones y medio de
bolívares, pero, muy importante, con sedes en Brasil y Suiza, con la que
logran desfalcar al FONDO CHINO por 84 millones de dólares en apenas 2 pagos.
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La salida “anti-corrupción” por parte
de Maduro, quien defiende la herencia de Chavez de un “socialismo” basado en la
conciliación de clases, y a ultranza, también, las relaciones sociales
capitalistas, tiene por tanto dos facetas: una la de parecerse honesto y
batallador contra la corrupción ante lo evidente que ya le resulta a los
venezolanos con la situación de la especulación, el desabastecimiento y la
escasez que ya desapareció el aumento de 20% al salario mínimo decretado en
mayo mientras la inflación anualizada refleja el doble del valor para todo el
año 2012 (20,1% en diciembre 2012 versus 39,6% en junio 2013); otra, la de tratar
de ser más eficiente con los escasos fondos públicos que toda la burguesía
demanda y evitar así que los mismos se continúen drenando hacia el sistema
económico dominado por la corrupción. Los fondos disponibles han resultado ser
muy insuficientes desde julio de 2012 aunque signados estos cuando la boyante
economía chavista termina en declive al verse afectada por la caída estruendosa
del precio del barril petrolero de 140 a 38 dólares a finales del 2008 como
consecuencia de la quiebra del sistema financiero mundial. Maduro, que en
apenas 3 meses de interinato por la enfermedad de Chavez dilapida su disminuida
herencia económica, le toca hacer frente a la inestabilidad política de un
triunfo electoral precario al resultar vencedor con algo más de medio punto
frente al candidato de la gran burguesía y el imperialismo. Lo político, como
viene a demostrarse, está en mucho relacionado con la economía.
Las banderas de la lucha contra la
corrupción no conllevan en sí mismas un cambio de las relaciones sociales que
la imponen, aún más evidente bajo la situación de crisis económica. Implican
una sobrevivencia política del variopinto entramado que representa la abierta
divergencia de las distintas camarillas al seno del chavismo que quedaron
huérfanas de “padre” con la muerte de Chavez. Es que, todos sus representantes,
desde el sector militar más reaccionario hasta los más “revolucionarios” que
defienden la conciliación de clases, deben ceder llevando ellos mismos a sus
pupilos más díscolos a la hoguera con el fin de darle estabilidad política al
gobierno y hacerlo reflotar por lo menos por este lado, mientras, por el lado
económico se siguen colocando los parches que la saquen del congelador en que
aún se encuentra y evitar que se hunda.
El fin entonces no es otro. La lucha
anti-corrupción es un parche político que pretende elevar ante la opinión
pública el bajón que acumula el gobierno bolivariano. Es una salida típica de
los nacionalismos ante su propia incapacidad de enfrentar las causas que la
generan que se manifiesta en mucha mayor medida cuando la situación económica
deja de ser boyante, y como consecuencia de esto tendrá que hacerles pagar a
los ciudadanos los costos con aumentos a los precios de los bienes o servicios
de primera necesidad. El panem et
circenses de la antigua Roma que Chavez supo interpretar, ahora a falta del
primero termina resultando imprescindible el segundo.
[1]
…
hace ya mucho tiempo, de cuando no vendíamos nuestro voto a ningún hombre,
hemos abandonado nuestros deberes; la gente que alguna vez llevó a cabo comando
militar, alta oficina civil, legiones –todo–, ahora se limita a sí misma y
ansiosamente espera por sólo dos cosas: pan y circo.
Roberto
Yépez
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