La consulta en Cataluña: otro episodio de la crisis política en España
Pedro Marlez 05 11 2014 *
La crisis política española se desarrolla con lentitud, pero de manera inexorable. En los últimos cinco o seis meses hemos asistido a un conjunto de hechos que agudizan el proceso de descomposición: la convulsión en las elecciones europeas, el relevo en la monarquía, los escándalos de corrupción más graves de las últimas décadas y el conflicto entre el Estado y Cataluña. El gobierno derechista de Mariano Rajoy ha intentado encontrar alivio en los datos macroeconómicos, pero el optimismo es una impostura: no hay indicios de una recuperación sólida, más allá de los datos favorables del empleo, explicables por la actividad en el sector de servicios durante el verano. Los próximos meses serán muy duros para el gobierno y decisivos en los diferentes terrenos de conflicto.
En enero de 2013 el parlamento catalán aprobó una declaración de soberanía, que fue recurrida por el gobierno de Madrid y suspendida por el Tribunal Constitucional. En septiembre de este año el gobierno de Artur Mas aprobó la ley de consultas que debía ser el instrumento legal que permitiera la votación sobre la relación de Cataluña con el resto del Estado.
El mismo día en que firmó el decreto de convocatoria de la consulta, el presidente Artur Mas, afirmó en la televisión pública catalana que había que respetar la legalidad española y catalana, pero que daba por hecha la oposición del Estado; reclamó confianza porque, con astucia, el pueblo catalán podría votar. Unas horas después, en una reunión urgente, el Consejo de Ministros solicitaba la impugnación del decreto. El Tribunal Constitucional, máximo órgano jurídico, lo suspendía un día más tarde.
Artur Mas acabó cediendo y decidió acatar la decisión del Tribunal. El bloque soberanista de partidos políticos catalanes se deshizo por unos días. El desánimo se extendió entre los partidarios de la independencia, que confiaban en que la unidad de los partidos superaría la suspensión. ¿A tal grado de improvisación estaba expuesta la estrategia de los partidos nacionalistas? La izquierda independentista reclamó la desobediencia y la realización de la consulta tal como se había planteado. Su firmeza duró solo unos días.
El acuerdo llegó pocos días después. Mas anunció que se realizaría un “proceso de participación ciudadana”, con la misma pregunta de la consulta anterior. La “audacia” consistía ahora en rebajar el grado de implicación de las instituciones catalanas, la no participación de funcionarios sino de voluntarios, no firmar un decreto oficial y no utilizar el censo electoral; es decir, se trataba de intentar sortear una nueva suspensión legal. Mas afirmó que, aunque consideraba que había garantías democráticas suficientes, esta nueva acción solo podría ser plenamente desarrollada con unas elecciones posteriores, que, si se daban resultados favorables para los partidos independentistas, podrían considerarse plebiscitarias.
La insatisfacción fue grande en la mayoría del movimiento, pero acabó aceptando el planteamiento de Mas. El momento de la ruptura de la legalidad española se había aplazado: siendo imposible un auténtico referéndum de autodeterminación, cancelada también la consulta no vinculante, el 9 de noviembre se entendía como un paso previo en el camino de una declaración unilateral de independencia, proclamada por un futuro parlamento catalán con mayoría independentista.
A pesar de las precauciones de Mas, el gobierno de Rajoy ha solicitado nuevamente la suspensión. Todo parece indicar que el Tribunal Constitucional aceptará la tramitación y suspenderá cautelarmente la acción del día 9.
Sea cual sea la decisión del Tribunal, el domingo 9 de noviembre tiene que ser una jornada de movilización masiva. El pueblo catalán ha de expresar con claridad la defensa del derecho de autodeterminación. La izquierda independentista ha vinculado la independencia con el lema “para que todo cambie”. Si quiere ser coherente, tendrá que comenzar una campaña autónoma que movilice a los trabajadores y los jóvenes en torno a un programa anticapitalista.
CiU, el partido de Mas, ha aplicado las mismas medidas que el PP en Madrid o en cualquiera de las autonomías en que gobierna. Mas no solo ha hecho “recortes” (restricciones presupuestarias que afectan al gasto público en educación, sanidad y servicios sociales). Ha privatizado. Ha reprimido los movimientos de protesta. Ha callado sobre la corrupción en sus filas. La izquierda se verá desarmada si no acierta en la caracterización de la coyuntura y en la política necesaria. Los problemas no vienen porque “Espanya ens roba” (“España nos roba”), como se afirma desde un sector del nacionalismo.
Una política anticapitalista consecuente no puede limitarse a la vigilancia de los pasos de Mas. Debe plantear los dilemas del momento en términos clasistas, para no perder de vista el carácter de las fuerzas que dirigen el proceso en curso. Debería organizarse en los barrios obreros, entre la inmigración, entre la juventud combativa, entre los trabajadores no nacionalistas, expuestos a la influencia de los partidos reaccionarios contrarios a la autodeterminación. Debe proponer un proyecto propio de ruptura con el Estado monárquico y la Unión Europea, una salida anticapitalista a la crisis. Y unirse a los trabajadores de los demás pueblos del Estado, única posibilidad de triunfo.
En el resto del Estado domina en la izquierda una cierta incredulidad y la pasividad más vergonzosa. El hecho de que la derecha catalana esté al frente del proceso sirve como excusa para la inacción. No es suficiente con hacer declaraciones, dentro o fuera del parlamento, sobre el derecho de los catalanes a votar. Más preocupada por levantar candidaturas para las próximas elecciones locales y autonómicas, la izquierda no ha dado ni un paso para construir un movimiento que apoye sin condiciones la autodeterminación en Cataluña y que se pronuncie por la constitución de una República Catalana que decida libremente qué relación quiere mantener con el resto de pueblos del Estado, un movimiento que vincule la libertad nacional con la lucha contra la Monarquía, contra el pago de la deuda, con un programa que atienda las necesidades básicas de la clase trabajadora y los sectores populares golpeados por la crisis. La necesidad urgente es agrupar a los trabajadores en torno a ese programa.
La izquierda debe salir de la inactividad y crear un movimiento de lucha unitario con el mismo contenido. Un auténtico proceso de autodeterminación necesita que el movimiento obrero, la juventud y la izquierda española levanten la bandera de la independencia de clase y la unión libre de repúblicas.
*articulo extraído de www.redmed.org página digital en comun de las secciones europeas integrantes de la Coordinación para la Refundación de la Cuarta Internacional
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domingo, 9 de noviembre de 2014
jueves, 12 de junio de 2014
El estado español, entre el ‘tejerazo’ y la república
El
estado español, entre el ‘tejerazo’ y la república
Es obvio que Juan Carlos no abdicó por
cazar elefantes o por tener una amante alemana. En realidad, asistimos al
naufragio del pacto entre el franquismo y los partidos socialista y comunista
que alumbró a la llamada ‘transición’ española. Ni siquiera es cierto que la
monarquía fuera restaurada como garantía última de ese pacto ‘democrático’. Un
libro reciente de Pilar Urbano, una escritora de derechas, establece en forma
fehaciente que Juan Carlos conspiró para derribar al primero de los primeros
ministros de la ‘transición’, Adolfo Suárez, y alentó de ese modo el golpe
conocido como ‘tejerazo’, cuando un teniente coronel mantuvo como rehén, a pura
pistola, a todo el Parlamento. El rey volvió sobre sus pasos cuando la acción
escapó a los altos mandos y debido a la presión en contrario de las potencias
de la Otan. Aprovechó, sin embargo, el empuje del golpe para armar un segundo
pacto, el de la Moncloa, que convirtió a la izquierda y a los sindicatos en una
rueda del Estado posfranquista.
La descomposición de la familia real,
con una hija y un yerno al borde de las rejas, no agota la caracterización de
la situación de conjunto del Estado español. Juan Carlos abdica poco antes de
que lo haga el jefe del PSOE, Alfredo Rubalcaba, como consecuencia del derrumbe
electoral del partido en las parlamentarias europeas; su jefa regional acaba de
decir que el PSOE solamente subsiste en Andalucía. En la cuerda floja se
encuentra también Rajoy dentro del PP e incluso la dirección de Izquierda
Unida. Con el monarca de los safaris se derrumba el sistema político de la
‘transición’. Al lado de este desmoronamiento, se desarrolla un movimiento
autonomista poderoso en Cataluña y el País Vasco. Es claro que la separación
nacional de estos Estados es incompatible con la monarquía. El próximo rey,
Felipe, ya se adelantó a prometer “la unidad de España”. La abstención
inevitable del representante catalán en el Parlamento frente a la abdicación
provocó, sin embargo, una crisis en el partido de la burguesía catalana, de
parte de quienes reivindican apenas una autonomía mayor para Cataluña dentro
del Estado español. O sea que el agotamiento del sistema político se extiende
al interior de las nacionalidades y autonomías. Obviamente, el test más severo
lo representa la descomposición literal de la economía del Estado centralizado,
que tiene una desocupación del 24 por ciento bien entrado el octavo año de la
crisis mundial y con un inventario enorme de desalojos en poder de los bancos.
No deben sorprender, entonces, las incesantes movilizaciones populares por las
razones más diversas, incluida la dimisión de todo el régimen político
establecido.
En este cuadro, ¿cuáles son las
alternativas? Felipe pretenderá fingir que su función es reinar pero no
gobernar, pero no hay que olvidar que es el jefe de las fuerzas armadas y por
lo tanto de todo el aparato de represión. Recurrirá a la burguesía europea para
aplacar los afanes independentistas de Cataluña, pero esta reivindicacón ha
penetrado fuerte en la pequeña burguesía y en una parte de los trabajadores,
detrás del espejismo de que la separación sería la salida a la crisis
capitalista. Por otro lado, la oposición de izquierda que ha emergido en las
últimas elecciones es políticamente inconsistente, en especial porque no
manifiesta interés en oficiar como instrumento político de la lucha de clases
de los trabajadores. Esta limitación ofrece un margen de movimiento a la
política tradicional. Pero incluso con estas reservas, la profundidad y la
prolongación de la crisis deberán acentuar la lucha popular, en sus diversas
formas, y con ello agudizar la crisis política. La renuncia de Juan Carlos ya
ha producido un movimiento por la república, bajo la forma de la exigencia a un
referendo sobre la organización del Estado. Las encuestas indican una tendencia
republicana mayoritaria en la población. La reivindicación de la república
traduce la aspiración a una salida popular a la crisis capitalista.
Las alternativas, tomadas en su
conjunto, son claras. Si los movimientos nacionales independentistas se fortalecen
y la lucha de clases se acentúa, la crisis política resultante pondrá al nuevo
rey ante la necesidad de emprender un ‘tejerazo’ con él a la cabeza. La
monarquía es el arma de la reacción, no una representación ‘simbólica’. Las
masas, por el contrario, avanzarán cada vez más con la reivindicación de la
república, de la cual los intelectuales de moda se mofaban hasta hace pocos
años. Los revolucionarios somos campeones, desde el comienzo, de la república y
el derecho a la separación nacional. En materia de democracia, le ganamos al
demócrata más pintado. Pero hacemos un agregado: ni una ni la otra tienen la
capacidad de resolver la crisis del capital y de que la paguen los
capitalistas. Por eso planteamos una república socialista y la unidad de los
explotados de todo el Estado español y de Portugal bajo la forma de una
Federación socialista de pueblos ibéricos.
Jorge Altamira
jueves, 14 de noviembre de 2013
El ascenso del fascismo en Grecia y en Europa
El ascenso del
fascismo en Grecia y en Europa
Documento
presentado en la V Conferencia Científica Rusa sobre “Democracia moderna:
Historia, problemas actuales y potencial desarrollo”, en la Biblioteca Nacional
Rusa, Dom Plekhanova, Leningrado, 9 de octubre de 2013.
1. ¿Tiene la democracia parlamentaria
burguesa algún futuro en el mundo contemporáneo, en particular la Grecia y
Europa actuales, en medio de la peor crisis sistémica en la historia del
capitalismo mundial?
La situación que muestran los recientes
datos empíricos y electorales de la Unión Europea es bastante desoladora.
Toda la Unión Europea se está
hundiendo en la recesión, el desempleo masivo y una crisis de deuda insoluble,
mientras que la eurozona enfrenta la amenaza de un colapso. Al tiempo que se
propaga la desesperación social, se manifiesta un ascenso de la xenofobia,
manipulada por el Estado y los medios de comunicación y provocando sin parar
ataques racistas cuyos objetivos principales son los inmigrantes, las
comunidades musulmanas y gitanas. A raíz de esta ola de xenofobia y racismo,
existe un ascenso de los partidos de extrema derecha, que obtuvieron resultados
electorales de dos dígitos en el centro y norte de Europa (Hungría, Austria,
los Países Bajos, Bélgica, Finlandia y Gran Bretaña).
En Francia, el Frente Nacional de
Marine Le Pen obtuvo recientemente algunas victorias espectaculares en
elecciones parciales locales, preparando otras aun más importantes en las
venideras elecciones europeas de mayo de 2014.
En Noruega, a pesar de los crímenes
masivos de Anders Bhering Breivik, un fascista declarado, admirador del partido
nazi “Amanecer Dorado”, del EDL (Liga de Defensa Inglesa) y el Tea Party
estadounidense entre otros, a pesar del atentado a edificios gubernamentales en
Oslo, que resultaron en ocho muertes y luego el tiroteo masivo al campamento de
la liga Juvenil de Trabajadores del Partido Laborista donde murieron 69
personas, la mayoría adolescentes, el partido de ultra derecha Partido del
Progreso, al que pertenecía Breivik, es ahora un instrumento para mantener en
el poder al recientemente formado gobierno de derecha.
En Grecia, “Amanecer Dorado”, un
partido abiertamente nazi de admiradores de Hitler, perversamente antisemita y
xenófobo, que actúa a la manera de una banda criminal con numerosos ataques
mortales contra inmigrantes e izquierdistas en su historial, se ha elevado
desde la oscuridad, entrado al parlamento en 2012 y todavía, a pesar de un
retroceso luego del asesinato del músico de izquierda Pavlos Fyssas y del
castigo que a regañadientes le aplicara el gobierno, mantiene su posición en
las encuestas como tercer partido.
Existen obviamente peculiaridades
nacionales e importantes diferencias, políticas, sociales, de relación de
fuerzas, etc., entre estas formaciones políticas, entre los nazis declarados
con cierta influencia de masas, mayormente en Grecia y Hungría, y otras
organizaciones de extrema derecha y partidos en otras partes de Europa. Pero a
pesar de esas diferencias, sería una ceguera absoluta y una negligencia
criminal no reconocer los peligros de una tendencia definida en algunos
sectores de la población hacia el populismo de extrema derecha y/o el fascismo
en las condiciones actuales de crisis y polarización.
Este aparente retorno, en el siglo XXI,
de las fuerzas más oscuras del pasado de la historia europea del siglo XX,
definitivamente no es un epifenómeno marginal y pasajero en la actual crisis
capitalista mundial. El retorno de las fuerzas de la barbarie que la humanidad
ya había experimentado pagando un gigantesco precio el siglo pasado, tiene
profundas raíces sistémicas: es empujado por las contradicciones mundiales que
han explotado en 2007, sin mostrar ningún signo de solución hasta el momento,
en que comienza el séptimo año de crisis capitalista mundial ininterrumpido.
2. El “viejo continente”, Europa, la
cuna del capitalismo mundial es en la actualidad el más severamente golpeado
por la crisis mundial, cuyo centro fue y continúa siendo los Estados Unidos. La
implosión del capital financiero mundial, comenzando con el colapso del mercado
de las hipotecas sub-prime de los Estados Unidos en 2007 y la licuación de las
finanzas mundiales que siguió al colapso de Lehman Brothers en 2008, tuvo un
impacto inmediato en el sistema bancario europeo sobreexpuesto a los derivados
financieros ‘tóxicos’. La intervención masiva de los bancos centrales y de los
gobiernos para salvar a los bancos, luego de la sacudida de Lehman Brothers,
produjo el círculo vicioso entre la crisis bancaria y la crisis de la deuda
soberana, comenzando en Grecia y expandiéndose a el sur de Europa, la UE,
incluyendo a las tercera y cuarta economías más poderosas de la UE: Italia y
España y amenazando a los países del “núcleo duro” –Francia e incluso la
hegemónica Alemania.
Pronto quedó en claro que todo el
proyecto de la UE, así como la unificación monetaria basada en el euro, estaba
en peligro. Todos los desbalances y contradicciones acumuladas entre el núcleo
y la periferia, entre el Norte y el Sur, todos los antagonismos entre y dentro
de los estados nacionales se agudizaron enormemente por la crisis, haciendo
imposible incluso un esfuerzo en común para manejar la crisis. Las clases
gobernantes de Europa nuevamente demostraron ser históricamente incapaces para
solucionar la contradicción entre una economía internacionalizada y las trabas
de las fronteras nacionales y unificar “pacíficamente” al continente como el
mito de la UE pretendió alcanzar, en particular luego de la implosión de la
Unión Soviética, el colapso del “socialismo real”. El proyecto de unificación
en torno al eje germano-francés, el tratado de Maastricht y el lanzamiento del
euro fue la respuesta al desafío de un ascenso de la UE en la lucha por la
hegemonía mundial en el caótico universo post Guerra Fría.
Este proyecto grandioso se está
cayendo a pedazos y todos los viejos vampiros nacionalistas del pasado están
regresando, más desesperados que nunca dado que la globalización capitalista ya
ha producido una interconexión internacional insoluble de todos los aspectos de
la vida económica social, siendo a la vez una verdadera maldición y una
bendición potencial. El colapso del edificio de la UE amenaza con sepultar a
todos los pueblos europeos bajo sus ruinas. El “contagio” de la bancarrota
capitalista desde Grecia en 2009/10 a toda la periferia de Europa y más allá en
los años siguientes es la prueba definitiva de esta interconexión y de la
muerte final de las respuestas nacionalistas y de los proyectos contra la
catástrofe social.
La Gran Recesión posterior a 2008,
exacerbada por la introducción de medidas draconianas de “austeridad” por la
troika de la Comisión de la UE, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario
Internacional, nunca terminó. Ha creado millones de desempleados, personas sin
techo, masas pauperizadas en todo el continente nunca vistas desde la década
del ‘30 y la Segunda Guerra Mundial. En Grecia, el protagonista de la crisis de
la UE hasta ahora y una señal de alarma para lo que va a suceder a otros países
europeos en el futuro, la depresión y el desempleo han llegado a dimensiones
que superan a la de la Gran Depresión de la década del ‘30 en los Estados
Unidos.
Las condiciones sociales son
desastrosas y muy similares a la de la Gran Depresión, cuando el fascismo, el
nazismo y todo tipo de dictaduras llegaron al poder en la mayoría de Europa,
llevando finalmente a los horrores de la Segunda Guerra Mundial, Auschwitz e
Hiroshima. Pero han ocurrido grandes cambios históricos en los últimos 70 años
que no pueden dejarse de examinar.
Ante todo, en los años ‘30, cuando el
nacionalismo económico y político en una u otra forma fracasaron en encontrar
una salida sustentable que no fuera una guerra devastadora, los lazos globales
de las economías nacionales, bien establecidos ya desde el período temprano de
la época imperialista, estaban mucho menos desarrollados que hoy en día luego
del extenso período de postguerra de los “Treinta años dorados” del
keynesianismo y de otros treinta años de globalización del capital financiero
que siguieron a la extinción y colapso del Acuerdo de Bretton Woods en 1971
hasta la implosión de la propia globalización financiera luego de 2007.
Segundo, ambas estrategias,
desarrolladas por el capitalismo para enfrentar su declinación histórica y las
crisis de la época imperialista: el keynesianismo y el neoliberalismo han
fallado en términos históricos, la primera en 1971 y la segunda en 2007.
Tercero y extremadamente importante,
la clase obrera internacional y europea no ha experimentado aún la sucesión de
derrotas aplastantes de los años ‘20 y ‘30, que culminaron con el triunfo de
Hitler en 1933, la destrucción de todas las organizaciones de la clase obrera
más fuerte en el país más industrializado de Europa continental.
Hoy en día, el potencial de la
resistencia social a los planes del capital para hacer que las masas paguen por
su crisis no ha sido aún destrozado. Se manifestó por las poderosas luchas
sociales en Grecia, Portugal, España, los movimientos de los “Indignados” y los
de Ocupar Wall Street, por la erupción del volcán popular en Túnez y en Egipto
llamado “Primavera árabe”, las revueltas juveniles y populares en los lugares y
formas menos esperables, desde Suecia a Turquía, desde Brasil a Sudáfrica.
El ascenso de las amenazas fascistas
es, entre otras cosas, un signo de que la clase burguesa gobernante no puede
gobernar más de la vieja manera, a través de los medios parlamentarios
tradicionales y la alternancia de sus partidos en el gobierno; por otro lado
“los de abajo”, los trabajadores y las masas populares, que han sido llamados a
pagar la crisis de los gobernantes, no puede soportar más ser gobernados bajo
horribles condiciones de una permanente “austeridad” draconiana y un desempleo
masivo sin ninguna esperanza de mejora.
De una forma u otra, aparecen las crisis
de régimen; Grecia e Italia están lejos de ser ejemplos exclusivos. Desde un
país a otro, el “Estado de emergencia” es esgrimido por la clase gobernante,
cancelando partes importantes de su propio orden constitucional-legal sin
formalmente abolir ese orden. El parlamento es reducido a aprobar
rutinariamente decisiones ya tomadas en otros lugares, en Bruselas o en Berlín,
o en las oficinas del FMI y de los grandes bancos. Se utilizan cada vez más
extensivamente y en forma más brutal fuerzas represivas y se introducen nuevas
leyes represivas, restringiendo derechos sociales y políticos de los
trabajadores, de todos los explotados y oprimidos.
Aquí hay una ironía de la Historia: el
colapso de los regímenes estalinistas en los países del llamado “Socialismo
real”, en 1989-91, que fuera celebrado en Occidente como “la victoria final y
completa de la democracia liberal”, presagió también un período donde se hizo
clara la agonía de esta misma democracia occidental.
Una década después del colapso de la
Unión Soviética, a principios del siglo XXI, luego del hito de los ataques del
9/11 en Nueva York, el lanzamiento de una permanente guerra mundial “contra el
terror” estuvo insolublemente conectada con la construcción de un autoritarismo
de Estado bajo un declarado “Estado de Emergencia” armado con sus campos de
concentración, como Guantánamo y sus centros de tortura como Abu Ghraib, con su
legislación draconiana de terror y el espionaje generalizado mediante el uso de
alta tecnología.
Wikileaks, el caso Snowden y la
protesta internacional generalizada en nuestros días revela un proceso, que se
ha desarrollado desde tiempos inmemoriales pero que se ha expandido vastamente
con la tecnología informática que se desarrolló para sostener la globalización
financiera. Esto se aceleró a la par de la agudización de las contradicciones
globalizadas del capital y se generalizó cuando comenzaron a explotar en la
primera década del nuevo siglo.
Desde hace mucho se venían
desarrollando la islamofobia y el racismo y se hicieron cada vez más violentos,
incluso histéricos, en el período que precedió inmediatamente a la actual
crisis, para convertirse en la actualidad en la principal arma política en las
manos de los gobernantes del mundo capitalista para re estabilizar su debilitado
poder, imponiendo su autoritario Estado de Emergencia sobre toda la población,
sin importar su origen, inmigrante o no, su religión, orientación sexual, etc.
En el nuevo “Orden”, especialmente los
occidentales no europeos, los inmigrantes no WASP (blancos, anglosajones y
protestantes), se convierten en el blanco número 1, el chivo emisario de todas
las enfermedades sociales, en el Judío de hoy en día, si bien el antisemitismo,
la matriz de todo racismo, nunca ha desaparecido, y está reapareciendo nuevamente
tan amenazante como siempre.
Existe una razón histórica estructural
para que el racismo anti-inmigrante ocupe una posición central. Las olas de
inmigración masiva anteriores, en el siglo XIX o luego de la II Guerra Mundial
estuvieron conectadas con la expansión industrial colonial e
imperialista en los países metropolitanos. Las últimas tres décadas de la
globalización capitalista estuvieron conectadas con una tasa de ganancia
descendente en una esfera productiva estancada, des-industrialización y una
monstruosa expansión del capital financiero a escala planetaria. El
imperialismo, las guerras y la globalización financiera devastaron las
poblaciones en el llamado “Tercer Mundo” provocando un verdadero éxodo hacia
los países metropolitanos.
Estos países trataron a los
inmigrantes como material barato para ser sobre-explotados bajo condiciones
estrictamente controladas de entrada, en un mercado de trabajo que se achicaba
y de desempleo masivo. Impusieron medidas bárbaras de “control inmigratorio”, construyendo
una “Fortaleza América” o una “Fortaleza Europa”. El símbolo de esta “Fortaleza
Europa” podría ser Lampedusa, la isla italiana tumba de miles de inmigrantes
desesperados, un monumento a la barbarie contemporánea del imperialismo
europeo, que nunca ha abandonado su racismo genocida y la criminalidad de su
pasado colonialista.
El racismo tradicional de los amos
colonialistas es usado para poner a sus esclavos locales, de origen europeo, en
contra de sus hermanos y hermanas, los esclavos provenientes de sus ex colonias
y para sojuzgar a ambos a las necesidades de su sistema en bancarrota. El
racismo contra los inmigrantes y contra todas las minorías se ha convertido en
el síntoma más obvio de la agonía mortal de la “democracia occidental”.
3. En las llamadas “alturas” de la
sociedad capitalista, no en las oscuras bandas fascistas al estilo mafioso, las
elites gobernantes, sus “cerebros” y los principales medios de comunicación,
ahora tratan abiertamente a la democracia como un obstáculo superfluo y
peligroso para resolver la crisis económica. Ellos mismo cínicamente refutan en
la práctica y desacreditan su propio armamento ideológico central: la
democracia parlamentaria burguesa. Sin embargo, en su nombre no cesan de
impulsar su extendida cruzada anticomunista y las guerras imperialistas por un
“cambio de régimen” en Afganistán, Irak, Libia o Siria.
Se puede encontrar un notable ejemplo
en un informe sobre la crisis en la eurozona publicado el 28 de mayo de 2013
por J.P. Morgan[1],
el banco más grande de los Estados Unidos.
El informe subraya que si bien en
algunas áreas el “ajuste” ha logrado algunos progresos y en otros apenas ha
comenzado, el área más problemática es la político-social, particularmente en
el sur de Europa debido a los cambios políticos introducidos luego de la caída
de las dictaduras de la región: “Las
constituciones y acuerdos políticos en la periferia sur establecidos luego de
la caída del fascismo, tienen una cantidad de características que parecen no
adaptarse a una futura integración de la región”[2].
En las observaciones finales del
informe del J.P. Morgan, los autores, con referencia a Grecia, España y
Portugal subrayan nuevamente “Los
sistemas políticos en la periferia fueron establecidos como consecuencia de las
dictaduras y fueron definidos por esa experiencia. Las constituciones tienden a
mostrar una fuerte influencia socialista (¡!¿?) reflejando la fuerza política que los partidos de izquierda ganaron
luego de la derrota del fascismo. Los sistemas políticos en la periferia típicamente
muestran algunos de los siguientes rasgos: ejecutivos débiles, estados
centrales débiles en relación a las regiones, protección constitucional de los
derechos laborales, sistemas de construcción de consenso que estimulan el
clientelismo político y el derecho a la protesta si se efectúan cambios no
bienvenidos al status quo político. Los defectos de este legado político han
sido revelados por la crisis.”[3]
No es una revelación ni una sorpresa
que para J.P. Morgan y todos los bancos y capitalistas que “la protección
constitucional de los derechos laborales” o “el derecho a la protesta” son
considerados “defectos”, impedimentos para la resolución de la crisis, e
incluso algo peor, “socialistas”. Sin embargo, estas afirmaciones demuestran su
actitud hacia la clase de democracia que sirve a sus intereses, así como su
preocupación por el futuro inmediato: “En
términos macroeconómicos, la región no sería capaz de soportar otros tres años
como los últimos tres”[4].
El gran temor no solamente de J.P.
Morgan sino también de todos los capitalistas es la cada vez más aguda
contradicción: por un lado, no hay a la vista ningún signo de una
recuperación real con caída del desempleo masivo; la miseria social extendida los últimos tres años a millones de
trabajadores y miembros de la clase media particularmente en el sur de Europa,
se ha vuelto no sustentable
políticamente, por el otro lado, el potencial de resistencia social a los
efectos de la crisis y de las políticas capitalistas de canibalismo social
impuestas por la dictadura del capital financiero todavía no ha sido destruido.
La relación de fuerzas establecida
luego de la caída de las dictaduras aún no se ha invertido, la capacidad de
lucha de las masas aún no ha sido aplastada y por último pero no menos importante,
los partidos políticos que se alternaron en el poder luego de la caída de las
dictaduras están completamente desacreditados, incapaces de manejar la crisis.
Es en esta compleja situación que la
represión estatal, el racismo y el fascismo están emergiendo como cruciales en
términos políticos. Son fortalecidos para resolver la crisis de
“gobernabilidad” (para utilizar el término de Michel Foucault), el agotamiento
de todos los consensos anteriores y las tecnologías de coerción del poder. Son
movilizados como un modo desesperado de salvar el agonizante sistema social de
explotación capitalista. Grecia es el ejemplo más claro y avanzado.
4. El caso griego no es una
excepción. Como hemos analizado en otro lugar[5],
es una combinación original de las tendencias de un proceso mundial, una
expresión peculiar de todas las contradicciones en Europa y a nivel
internacional, un microcosmos que muestra la bancarrota no sólo de una economía
nacional o de la zona euro y el proyecto de la UE, sino del propio capitalismo
en su declinación histórica en la postrimería de la implosión de la
globalización financiera.
Grecia, debido a sus enormes deudas,
déficits y debilidades estructurales internas como formación económico-social
era el eslabón más débil en la zona euro, la que al romperse generó un infierno
para su pueblo y una pesadilla para la UE y el capitalismo mundial. La UE y el
capital financiero mundial intervinieron para salvar a sus propios bancos
sobreexpuestos con préstamos usurarios a Gracia: los mal llamados “paquetes de
ayuda” atados al vergonzoso “memorándum” con el gobierno griego, un programa
draconiano de medidas de “austeridad” (en realidad, de canibalismo social)
supervisado por la troika de la UE, el BCE y el FMI. Se recortaron
repetidamente los salarios y las pensiones, la economía se sumergió en una
depresión que actualmente lleva siete años, un tercio de la población sobrevive
bajo la línea de pobreza, el desempleo trepó al 27% de la población y alcanza
el 65% de los jóvenes entre 18 y 24 años, se destruyó el sistema de salud y la
educación.
El programa del FMI/UE/BCE demostró
ser, en su implementación, una catástrofe social sin precedentes. Y un fracaso
económico total como debió admitir públicamente en 2013 el propio FMI. La deuda
externa, en los tres años post-memorándum trepó del 115% del PBI al… ¡180%!
Obviamente, esto no es sustentable. Por esta razón el FMI se prepara para
retirarse de la troika, mientras la UE declara que continuará con su
“supervisión”, el control absoluto de todas las decisiones económicas en Grecia
hasta que la relación deuda/PBI caiga por debajo del 75%…
El pueblo griego fue reducido a una
nación de desposeídos tratados con desprecio y arrogancia por los
“prestamistas” por ejemplo los usureros internacionales, la UE y en particular
por la burguesía alemana, el poder dominante en Europa. La clase obrera y las
masas populares lucharon y continúan luchando heroicamente, a pesar de la
traición de los integrantes de la burguesía político-parlamentaria y de las
trabas puestas la burocracia sindical traidora. Desde 2010 se hicieron 35
huelgas generales, restringidas por las burocracias, desafortunadamente sólo de
24 ó 48 horas, un vasto movimiento de ocupación de las plazas en particular la
ocupación por los Indignados de la plaza Syntagma en frente al Parlamento en
2011. Las masas populares movilizadas en nuevas formas de participación en la
lucha: emergieron nuevas formas de auto-organización popular (asambleas
populares, redes sociales de servicios gratuitos de salud, centros
independientes anti-burocráticos de trabajadores en lucha, etc.) las
manifestaciones de masas tomaron en ocasiones formas insurreccionales como en
febrero de 2012.
El gobierno de Papandreu fue derrocado
en noviembre de 2011 junto con el de Berlusconi en Italia. En ambos países la
UE impuso “gobiernos de tecnócratas” no elegidos, apoyados por partidos en el
parlamento que ya habían perdido su mandato. La democracia parlamentaria
tradicional estaba muriendo de una manera no gloriosa.
El gobierno “tecnocrático” de
Papademos apoyado por una coalición de los dos principales partidos
antagonistas que gobernaron el país después de 1974, el partido de derecha
“Nueva Democracia” con Samaras (quien se había opuesto en forma demagógica al
Memorando y la troika durante el gobierno de Papandreou-Pasok en 2010-11) y la
centro derecha Pasok se juntaron por primera vez con la Laos, de ultraderecha,
xenófobo y antisemita. El intento de la UE y los centros de poder de la
burguesía local para mantener en forma indefinida el gobierno de Papademos
hasta completar el programa de políticas antipopulares incluidas al Memorando
falló. Se llamaron a elecciones anticipadas, primero en mayo de 2012 y, como no
se obtuvo ninguna solución gubernamental, luego en junio de 2012.
La conmoción por los resultados fue
enorme: el sistema parlamentario bipartidista que había gobernado el país por
cuatro décadas se hizo trizas. Todo el panorama político cambió drásticamente.
Nunca el nivel de apoyo a Nueva Democracia y Pasok había caído tan bajo, la
polarización social y la radicalización política catapultaron al pequeño
partido reformista de izquierda Syriza desde un 4 a cerca de un 30%, a la
posición de oposición oficial e hizo posible por primera vez la entrada al
Parlamento del grupo nazi marginal y extraparlamentario “Amanecer Dorado”
5. Un año y medio más tarde, “Amanecer
Dorado” intensificó sus ataques asesinos contra los inmigrantes e izquierdistas
bajo la protección y colaboración del aparato represivo estatal. Burlándose del
Parlamento, estabilizó e incluso aumentó su influencia ocupando la tercera
posición en todas las encuestas, luego de Nueva Democracia y Syriza.
Syriza –que si bien había energizado
al pueblo con la expectativa de un “gobierno de la Izquierda” que pudiera poner
fin al infierno de los dictados del FMI y la UE– nunca rompió su vínculo con la
UE y el reformismo. Ahora, a las puertas del poder gubernamental, comenzó a
volverse mucho más conservador, a vacilar, incluso a estar paralizado entre las
presiones crecientes de la izquierda y la derecha, de las expectativas
populares de un lado y de las demandas de las clases gobernantes de Grecia y
del la UE del otro.
El ortodoxamente estalinista Partido
Comunista de Grecia (KKE) contempla a su base popular encogerse de forma dramática
dado que sus políticas aislacionistas combinan una hostilidad ultra sectaria
contra Syriza y la gente que la sigue y contra todos los partidos y movimientos
sociales de izquierda con una militancia retórica y una práctica diaria
reformista.
La mayoría de las organizaciones de la
ultraizquierda, si bien muy militantes, no puede ofrecer un liderazgo
alternativo convincente al movimiento de los trabajadores y el pueblo debido a
sus vacilaciones centristas y rigideces dogmáticas.
Al mismo tiempo, las condiciones
sociales son desesperantes y demandan soluciones radicales. El partido nazi
“Amanecer Dorado”, como sus antecesores en los años ’30, trata de explotar la
desesperación social (no sin éxito), pretendiendo ser una “fuerza radical
anti-sistema”.
Esta es la primera pero no la única
razón de su ascenso. El viejo sistema político parlamentario burgués y los dos
principales partidos que han gobernado el país están completamente
desacreditados. Son odiados por su corrupción abismal: son considerados criminales
e igualmente responsables de la bancarrota de Grecia, son despreciados por su
obediencia servil a la troika y los subsecuentes desastres para todo el país
convertido en un protectorado de la UE, son considerados culpables de toda su
miseria y sufrimientos.
Se debe señalar que el mismo sistema
político, los mismos partidos mientras estaban en el poder –asistidos por sus
medios de comunicación masiva y la cohorte de periodistas y
pseudo-intelectuales liberales “orgánicos”– abrieron el camino desde 1990 en
adelante a la extrema derecha griega. La publicitaron, familiarizaron al pueblo
con ella, la legitimaron para sus propios objetivos políticos contra sus
oponentes y para propiciar la agenda neo-liberal común. Antes del salto de
“Amanecer Dorado” al Parlamento, en junio de 2012, ya la extrema derecha había
sido totalmente legitimada como un socio en la coalición gobernante cuando Laos
se unió al gobierno de Papadimos. La extrema derecha fue “de-demonizada” por el
propio establishment burgués.
El propio Laos se identificó con las
odiadas políticas del Memorándum y fue aniquilado en las elecciones de 2012,
dejando vacio un espacio para que lo ocupara “Amanecer Dorado” y suministrando
a Nueva Democracia alguno de sus de sus cuadros más abiertamente fascistas y
antisemitas como Makis Voridis y Adonis Gerogiadis que se unieron a la nueva
coalición de gobierno de Samaras, como ministros de Nueva Democracia.
La orientación ultraderechista de
Nueva Democracia fue fortalecida por la continuación de este proceso de
“de-demonización” de fascistas declarados y la consolidación alrededor del
nuevo primer ministro de un grupo de consejeros con mucha influencia compuesto
por nacionalistas duros, anticomunistas contumaces, salvajes antisemitas
incluso negadores de la Shoah (Faikos Kradnidiotis, Chrysanthos Lazarides, T.
Baltakos y otros). Todos ellos preparados para compartir el poder en caso
necesario con un “Amanecer Dorado” más “serio” en su comportamiento, como el
secretario del actual gobierno griego y los periodistas progubernamentales
expusieron públicamente, en vísperas del asesinato de Pavlos Fyssas por las
tropas de asalto de “Amanecer Dorado” en septiembre de 2013.
La colaboración de Nueva Democracia
con Amanecer Dorado tiene una larga historia y una aún más larga prehistoria
desde los tiempos de la ocupación nazi de Grecia y de la guerra civil en los
años ‘40. Nunca ha habido una catarsis de la permanente tragedia griega: los
que no colaboraron con los nazis durante la ocupación fueron castigados, por el
contrario los que colaboraron con los nazis, los operadores del mercado negro
que se enriquecieron el período de la ocupación y los anticomunistas
victoriosos de la guerra civil gobernaron el país en los años ‘50 y ‘60
estableciendo también la dictadura militar en 1967-74; entonces, ningún
colaborador de la dictadura fue castigado, sino que fueron integrados a las
nuevas estructuras de poder de la restablecida democracia parlamentaria.
La clase gobernante nunca superó su
conmoción y temor provenientes de la experiencia del peligro inmediato de
perder el poder tanto a fines de la ocupación en 1944 como al finalizar la
dictadura en 1974. Luego del colapso de la junta de los coroneles negros, la
burguesía debió hacer importantes concesiones económicas y políticas a la clase
trabajadora para desactivar una crisis pre revolucionaria, pero siempre guardó
un arsenal de medios antidemocráticos y de personal preparado para futuras
confrontaciones.
7. Una divisoria de aguas crítica fue
la histórica revuelta de masas de la juventud griega en diciembre de 2008, dos
meses después del colapso de Lehman Brothers, “la primera explosión política de la actual crisis económica mundial”
como correctamente la caracterizara por entonces Dominique Strauss-Kahn, jefe
del FMI en ese momento. La crisis de poder estaba emergiendo antes de que la
bancarrota económica tomara estado público.
Desde comienzos de 2009, el gobierno
de Nueva Democracia, el entonces Ministerio del Orden Público y la policía
comenzaron a colaborar abiertamente con las bandas de Amanecer Dorado
especialmente en el área de Aghios Panteleimonas en Atenas, para organizar
pogromos contra las comunidades inmigrantes y contra el movimiento obrero, la
izquierda y los anarquistas. Los pogromos racistas contra los inmigrantes y la
cacería de brujas contra los izquierdistas y anarquistas, junto con la
formación de nuevas tropas especiales de policía antimotines tales como las
unidades Dias y Delta, fueron parte de una estrategia contrarrevolucionaria
para controlar a la población civil en condiciones de caos económico y
revueltas sociales.
Fue en este contexto que se lanzó en
mayo de 2009, una acción legal por parte de Amanecer Dorado contra todo el
espectro de la izquierda, desde Syriza y el KKE a Antarysya y el EEK, los sindicatos,
las comunidades de inmigrantes, los movimientos antirracistas y personalidades
independientes como el rector de la Universidad Tecnológica Nacional de Atenas
fueron llevados a juicio en los tribunales el 3 de septiembre de 2013. Durante
todo el período de preparación para el juicio, en la prensa fascista y en la
blogósfera nazi, se llevó a cabo una salvaje campaña antisemita contra mí,
debido a mis orígenes judíos, con abiertas amenazas de muerte y llamados a
“aplastar el gusano judío”, el “instrumento de la conspiración judía mundial
para establecer ¡un régimen judeo-bolchevique en Grecia”.
En condiciones normales de democracia
burguesa, este juicio sin dudas hubiera terminado en los archivos y nunca
hubiera ido más allá que de una audiencia preliminar. Sin la complicidad de las
autoridades estatales, este juicio nunca hubiera tenido lugar. Por primera vez
después de la derrota del nazismo en 1945, un intelectual y activista judío de
izquierda fue llevado ante los tribunales expresamente por sus actividades
antifascistas por una demanda de un partido abiertamente nazi aceptado por las
autoridades de “un Estado democrático miembro de la Unión Europea”.
El objetivo de la acción legal era
triple: penalizar el discurso y la actividad antifascista en condiciones en las
cuales la extrema derecha y los fascistas son importantes aliados de las
estructuras de poder; legitimar el antisemitismo, el mito fundacional central
de los nazis, pero también con profundas raíces en el Estado, la Iglesia y en
algunas secciones de la sociedad griega y, por último, comenzar la demolición
de todos los derechos políticos ganados después del colapso de la dictadura
militar griega en 1974, comenzando con un pequeño partido de la izquierda y
luego ilegalizar a toda la izquierda con acusaciones fabricadas y juicios
espectaculares. En otras palabras, el objetivo era promover el retroceso de la
relación de fuerzas política establecida en Grecia luego del colapso de la
junta de los coroneles de la CIA –el fin político central formulado en el
informe del J.P. Morgan mencionado más arriba.
Gracias a la impresionante
movilización antifascista nacional e internacional expresando solidaridad, los
arquitectos de este fraude fracasaron. Los acusados fueron declarados
“inocentes” por el juez. Fue la primera derrota legal de Amanecer Dorado luego
de su entrada en el Parlamento griego. Pero fue solamente un momento importante
no final, sólo una batalla victoriosa en una guerra en curso contra las fuerzas
más oscuras de la reacción burguesa.
8. Inmediatamente después del juicio
del 3 y 4 de septiembre de 2013, Amanecer Dorado, asistido y protegido por
fuerzas policiales especiales (es bien sabido que en su mayoría han votado en
2012 por el partido nazi), intensificaron los ataques y las provocaciones
contra la izquierda destrozando locales y oficinas de organizaciones de
izquierda, lanzando ataques asesinos por medio de tropas de asalto nazis contra
el KKE en Perama y asesinando a Pavlos Fyssas en Keratsini.
Fue este último crimen el que ha provocado
un torrente tal de ira e indignación popular, tanto en el país como en el
exterior que el gobierno de Samaras tuvo que actuar con medidas enérgicas
contra Amanecer Dorado arrestando a algunos de sus líderes, diputados y tropas
de asalto y suprimiendo el financiamiento estatal como partido parlamentario.
¿Pero, quién es lo suficientemente ingenuo para creer que la amenaza del
fascismo ha desaparecido porque unos pocos fascistas hayan sido encarcelados
temporariamente por sus protectores, mientras las condiciones
económico-sociales y los factores políticos que alimentan el fascismo están
todavía presentes?
La situación económico-social no
solamente continúa deteriorándose sino que ya ha tomado las dimensiones de una
crisis humanitaria. Los partidos gobernantes desacreditados no pueden
restablecer ninguna clase de estabilización económica o política o incluso
pilotear la crisis. Un creciente autoritarismo estatal, un Estado de Emergencia
permanente, el uso de violencia extra institucional por parte de unidades
paramilitares y bandas fascistas no son para nada suficientes para alimentar o
dar alojamiento o los servicios de salud mínimos a un pueblo entero con
necesidades extremas. No hay solución dentro del sistema capitalista en
bancarrota, cuya desintegración amenaza sepultar a todos bajo sus ruinas.
El propio fascismo es una expresión
violenta de su desintegración en la barbarie. Debe ser combatido por un Frente
Único de todas las organizaciones y fuerzas de los trabajadores y el movimiento
popular, por la formación de formas populares de auto-organización y
solidaridad social contra la desesperación y la demagogia fascista; a través de
organizar a los trabajadores y la autodefensa contra las tropas de asalto del
fascismo y la represión estatal.
El fascismo está en su edad senil, 70
años después de su derrota en Stalingrado, es una horrenda parodia de su
juventud. Puede y debería ser aplastado por una clase trabajadora antifascista
apoyada por todos los oprimidos.
Pero, sobre todo, tenemos que darnos
cuenta de la necesidad urgente de organizar la lucha de masas por
una salida socialista de la crisis del sistema que colapsa, por el poder obrero
y la reorganización de la economía sobre nuevas bases sociales de acuerdo a las
necesidades sociales y no de acuerdo a las ganancias de una minoría pequeña,
codiciosa y parasitaria.
El presente de Grecia muestra el
futuro de toda Europa, y de todo el mundo capitalista. Es la manifestación
aguda de la crisis sistémica global que demanda una solución global. La Unión Europea
imperialista se ha convertido en una prisión de los pueblos. Los pueblos de
Europa, oriental y occidental, del norte y del sur deben romper las cadenas y
unificar al continente en los Estados Unidos Socialistas de Europa.
Una consigna se levantó en una entre
las muchas manifestaciones de protesta en Grecia y dice: “Devuélvannos nuestras vidas
robadas”. Para ponerlo en las palabras de Marx: ¡debemos expropiar a los
expropiadores de nuestras vidas para completar la tarea histórica
interrumpida que se inauguró en la gran revolución socialista de 1917!
Savas
Michael-Matsas – Secretario General del Partido Revolucionario de los
Trabajadores de Grecia (EEK) – Sección griega de la Coordinadora por la
Refundación de la IV Internacional (CRCI)
7 de noviembre
de 2013
[1] “Europe Economic Research : The Euro area adjustment about halfway
there” www.jpmorganmarkets.com
[2] Op. Cit. p. 2
[3] Op. Cit. p. 12
[4] Op. Cit. p. 13
[5] Ver Savas Michael-Matsas, Greece and the World Capitalist Crisis,
Critique, vol. 39, No. 3, August 2010, pp. 489-502
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Para los interesados en la edición en inglés del artículo acceder al mismo desde el siguiente enlace:
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martes, 21 de junio de 2011
Europa: el fracaso de los rescates liderados por el FMI y el BCE acentúan la crisis
Prensa Opción Obrera 20 - Abril - Mayo 2011
Europa: el fracaso de los rescates liderados por el FMI y el BCE acentúan la crisis
Los rescates han prolongado la agonía, sin ninguna mejora sino todo lo contrario, las perspectivas de la “Unión Capitalista Europea” creada por la necesidad, de resistir la competencia mundial con los japoneses y los norteamericanos en el mercado. La bancarrota económica y su explosión demuestra lo compulsivo de una unidad en base al país mas fuerte y sus aliados, imposible de traer progreso social. La alternativa de los Estado Unidos Socialistas de Europa como única salida para los trabajadores y demás sectores oprimidos.
Europa: el fracaso de los rescates liderados por el FMI y el BCE acentúan la crisis
Los rescates han prolongado la agonía, sin ninguna mejora sino todo lo contrario, las perspectivas de la “Unión Capitalista Europea” creada por la necesidad, de resistir la competencia mundial con los japoneses y los norteamericanos en el mercado. La bancarrota económica y su explosión demuestra lo compulsivo de una unidad en base al país mas fuerte y sus aliados, imposible de traer progreso social. La alternativa de los Estado Unidos Socialistas de Europa como única salida para los trabajadores y demás sectores oprimidos.
Italia, España, Portugal, Irlanda, Grecia. |
A la quiebra de Irlanda, Grecia y Portugal, rápidamente se le aproxima España. Sobre Grecia se habla, con expresiones para disfrazar el barranco, de una reestructuración suave de la deuda donde quieren impedir una quita (rebaja) y ya reconocen que tienen que ampliar los plazos de pagos y reducir los intereses.
Todavía suceden pugnas internas entre los más interesados, Francia y Alemania, y los diferentes representantes del BCE. Lo cierto es que, sin una reestructuración (default, cesación de pagos), Grecia no tiene otra etapa por delante para continuar sobreviviendo a la bancarrota económica; lo que, a su vez, abre otra etapa peor, aún para los acreedores. El BCE posee deuda griega por valor de entre 40.000 y 50.000 millones de euros, por activos que ha aceptado como garantía en las operaciones de refinanciación y bonos adquiridos en el programa de compra de deuda pública. Los bancos alemanes y los franceses siguen muy expuestos a la deuda griega.
Un economista español dice: "La reestructuración rompe un dique de contención para la banca europea y abre un horizonte difícil de adivinar. Puede haber un contagio desordenado y el BCE ya ha advertido que podría convertirse en un Lehman Brothers europeo. Aún así, es del todo necesaria". Para España, que sorteaba el vendaval cumpliendo un ajuste previo para evitar el colapso, le llegó su sábado en la Puerta del Sol, en las plazas de las más importantes ciudades, y un aprieto para el PSOE que comienza a pagarlo en las elecciones municipales.
Mas adelante vendrá Italia. Hace pocos días la agencia de calificación Standard & Poor's rebajó la perspectiva de la deuda italiana de estable a negativa, aunque la mantiene en A+. En las recientes elecciones en Milan, base principal de la derecha y de Berluzconi recibió una aplastante derrota.
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