El régimen sirio del clan gobernante de los Asad ejerce una sanguinaria represión
El régimen sirio, una dictadura pese a los halagos chavistas, está masacrando a una población que protesta, producto de la crisis económica y ante la imposibilidad de una alternativa democrática con un gobierno donde rige el estado de excepción (no se toleran disensiones contra el Gobierno, no se permiten reuniones públicas de mas de 5 personas) desde el golpe de Estado del partido Baath en 1963, continuado por Hafez al Asad, presidente desde 1970 y el su hijo sucesor Bashar al Asad a partir del 2000. Hace unos días, levantó el estado de excepción… y continúa la carnicería contra la sublevación.
En Siria manda un clan familiar respaldado por su secta religiosa (los alawíes), el partido Baath, el ejército y el crisol de todos esos colectivos denominados los mujabarat o servicios secretos. Está conformado, además del presidente, por el jefe de La Guardia Republicana, el cuerpo militar más poderoso, en manos de su hermano menor, Mahir al Asad, los dos principales servicios de espionaje interno, la Seguridad General y la Seguridad Militar, dirigidos por su cuñado Asef Shawkat al estar casado con Bushra al Asad, hermana mayor del presidente. El primo, hijo de una hermana de la madre de Bashar, Rami Makhlouf, es dueño de Syriatel, el monopolio de las telecomunicaciones (resultado de una privatización a dedo dentro de la familia), y domina el Banco Inmobiliario. En Siria se oye decir que para invertir primero hay que pagarle un porcentaje a este personaje Makhlouf.
Las protestas generalizadas comenzaron en Marzo en Daraa, pidiendo la libertad por el arresto de unos menores de edad que pintaban una consigna tomada de la revolución egipcia: “El pueblo quiere la caída del régimen”.
A partir de ahí comenzó la represión del régimen sirio asesinando a cientos de manifestantes. La prensa extranjera tiene prohibido actuar en el país. Las manifestaciones exigen en todo el país la caída del presidente Bachar al Asad. La ciudad rebelde de Deraa es duramente reprimida con ametrallamientos, la presencia militar está reforzada con blindados y helicópteros, la población está sometida al corte de energía eléctrica y a escasez de agua. La cruz roja logró entrar a la ciudad para prestar primeros auxilios.
En Homs y Hama ha sido particularmente fuerte la violencia por las fuerzas que reprimen, dispersando a tiros las manifestaciones y con movilización de tanques. En Damasco, la capital, las manifestaciones en el barrio céntrico de Midan han sido rápidamente disueltas con gases y cargas policiales. En Banias, una ciudad portuaria, han enviado columnas de tanques y tropas para disuadir cualquier manifestación.
Siria se ha caracterizado por la sobrevivencia del régimen sustentado en una minoría religiosa Alawi (rama del chiismo) quien ha conformado una elite nacida por su apoyo al gobierno dictatorial del partido Baath desde la década del sesenta. Ha llegado a arreglos con los turcos con base a la reprimir poblaciones kurdas al norte de Siria, tolerando la ocupación de las alturas del Golan por parte de Israel para mantener “unido” al país y no reconoce al Líbano pero ha respaldado Hezbola y en ocasiones a armado a los cristianos para frenar a l mismo Hezbola y a los palestinos, sobre todo para impedir las protestas que realizan los sunnita contra el régimen judío o llegando a ayudar Hamas (suní) para presionar a Israel según le convenga. El diario progresista israelí Haaretz publicó, con toda esta confusa situación de alianzas y roturas a conveniencia, un artículo titulado: "El Asad es el dictador árabe favorito de Israel".
En resumen, este régimen mantiene alianzas de acuerdo al son que le convenga siendo laico, alawi, o neutral, llega a acuerdos con los israelitas o con los sectores que los combaten como Hamas o Hezbolá; lo mismo en Líbano, Irán o con el mismo imperialismo en contra de Al Qaída.
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