JULIÁN CONRADO Y LÁZARO FORERO

Prensa Opción Obrera 21 Junio - Julio - Agosto 2011

Sobre el secuestro del luchador colombiano y la libertad del policía culpable por los asesinatos del 11 de Abril
JULIÁN CONRADO Y  LÁZARO FORERO
Dos caras de una misma política cuyo responsable es Hugo Chávez

La libertad de Lázaro Forero, y una pandilla que representan acciones criminales como la masacre realizada en Puente Llaguno y la política de la derecha venezolana, es una concesión más que hace Chavez a los intereses del capital. Otra concesión fue la entrega de Pérez Becerra al régimen narcoparamilitar colombiano o el perdón al golpe hondureño y el reconocimiento a su representante Lobo. El secuestro de Julián Conrado es otra complacencia a la política que promueve el fascismo en Latinoamérica.

Julián Conrado estuvo desaparecido por más de 60 días luego de su captura a solicitud y ubicación en Barinas de los organismos de seguridad colombianos, y se supo de su  sitio de secuestro por unas breves líneas escritas por él  mismo sacadas clandestinamente con la ayuda de un soldado. 2 días después se pudo leer otra nota donde solicitaba al Estado venezolano el asilo político manifestando la necesidad de curarse de sus dolencias y padecimientos de salud, como refugiado y sobreviviente de un país en guerra.

Un abogado pudo tener contacto con Conrado 67 días después de su detención y desaparición y presentó una solicitud de habeas corpus al tribunal que en lo absoluto fue considerada por la justicia venezolana; un día antes fue recibida la solicitud de asilo de Julián Conrado por la Comisión de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR.

Al hacerse público el lugar de secuestro de Julián Conrado comenzó el teatro para responder a su pedido de defensa  mientras se anunciaba por un medio chavista que la fiscalía se preparaba para asumir el caso de la solicitud de extradición por parte del gobierno colombiano. De nuevo se pretende imponer que una solicitud de la Interpol tiene patente de corso para que sea ejecutada la captura, por encima de todo derecho a la defensa y la gestión de su condición como perseguido político, a Julián Conrado presentarse ante la fiscalía. Se impone por lo menos se empiece a respetar su humanidad y su salud –el motivo de su venida a Venezuela–, su derecho a la defensa y las posibilidades de un proceso legal.

Esta situación con Julián Conrado contrasta con la libertad condicionada por razones de salud otorgada a los pocos golpistas presos quienes se beneficiaron de esa medida para complacer las peticiones internacionales de sectores afectos a la derecha y al imperialismo. En realidad la cárcel a los policías era sólo una parte mínima del castigo para que paguen todos los autores tanto materiales como intelectuales del golpe de Abril de 2002 y los asesinatos en la Baralt. Entre otros Guaicapuro Lameda y demás cómplices que actuaron en la emboscada y que prepararon el montaje para acusar a inocentes, de este lado de la barricada, que se defendían de los francotiradores y policías que perpetraban el golpe de estado de derecha.

Con todo, no hay quien “presione” para sus liberaciones en las condiciones de reos sin sentencia por  la falta de concesiones a los enfermos y no enfermos sin proceso en las cárceles venezolanas. Hubieron de ocurrir los sucesos en El Rodeo I y II para que el gobierno bolivariano se viese obligado a “evaluar” la “libertad” de miles de reos que se pudren en las cárceles sin haber sido procesados.