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lunes, 27 de junio de 2016

La crisis se agudiza en Francia


La crisis se agudiza en Francia

La experiencia de lucha en curso es una ruptura masiva y militante con el gobierno y el PS. Estamos lejos de una repetición mecánica de las grandes movilizaciones del 2010 contra el gobierno de Sarkozy y sus ataques contra las jubilaciones. Todo indica que se está abriendo un nuevo curso político para el movimiento obrero y la juventud.

En la mañana del viernes 24, el tema dominante en los medios franceses (y en toda Europa, por supuesto) era el Brexit, un nuevo salto en la crisis mundial y en la dislocación de Europa. La importancia de este hecho no puede hacer olvidar que en Francia la situación política sigue marcada en lo fundamental por la intervención callejera del movimiento obrero, por la resistencia popular y de la clase obrera a la austeridad capitalista y a los regímenes de excepción. Es la gran enseñanza y la consecuencia de la manifestación organizada por las confederaciones sindicales el jueves 23. La manifestación fue menor que la del 14, primero porque se trataba de una movilización regional y no nacional y luego porque llegar a la Plaza de la Bastilla era casi una hazaña y había que atravesar varios cercos policiales. Se movilizaron los militantes pero así y todo hubo entre 30 y 50.000 manifestantes. La movilización fue más que importante y constituyó una derrota política del gobierno y de la dupla Valls-Hollande. Hubo además movilizaciones de miles de personas en las capitales regionales. El movimiento obrero sigue estando presente en su enfrentamiento con el gobierno, a pesar de las provocaciones, la represión y la dificultad en mantener con estas direcciones una lucha tan larga y con un enfrentamiento político tan agudo. 

El gobierno partido en dos

Luego del impacto de la movilización del 14 de junio, el primer ministro Valls se propuso prohibir las nuevas manifestaciones contra la ley de reforma laboral, apuntando a la del 23. La Prefectura de Policía publicó la orden de prohibición, pero tres horas después el Ministro del Interior acordaba con los dirigentes de la CGT y de FO una manifestación reducida –un trayecto de 1,8 km alrededor de la Plaza de la Bastilla, sin pasar por ningún lugar importante de la ciudad.

¿Qué pasó?

El gobierno, también las direcciones sindicales, quiere terminar con esta movilización que ya dura más de tres meses, pero nadie encuentra el camino de salida. El primer ministro Valls –con el apoyo de Hollande– se niega a toda concesión aunque sea secundaria, porque terminaría de desvalorizar ante la burguesía lo poco que ya vale este gobierno.  Las direcciones sindicales presentan proposiciones de acuerdo pero no pueden quedarse con las manos vacías. Le escriben al presidente de la República para una entrevista y no tienen respuesta. FO –Fuerza Obrera, una de las centrales– hizo llegar una proposición escrita. La CGT se entrevistó con la ministra de Trabajo, propuso un texto de compromiso y anunció que una “puerta está abierta”. La negociación está en curso y Valls la liquida con una campaña represiva y antidemocrática contra el movimiento obrero y la población, anunciando que de ahora en más el derecho de manifestación está sujeto a su buena voluntad.

Es en este cuadro que se llegó al acuerdo entre el ministro del Interior y la dupla CGT-FO. El secretario general de FO, miembro del PS, afirmó que “Valls es un incendiario” y el responsable del conflicto. La política represiva del gobierno socialista, acentuada desde el 13 de noviembre invocando un “país en guerra” y el estado de urgencia, se aplicó en estos tres meses de lucha y ha dado como resultado un aislamiento cada vez mayor. La burguesía ya no se molesta en sostenerla y espera el próximo capítulo.

Lo que viene

Para el martes 28 está anunciada la próxima movilización nacional. Las huelgas son muy aisladas. Como indicamos en PO 1415 (16 de junio), la huelga ferroviaria ha sido levantada –el gobierno tuvo que hacer algunas concesiones– y no hay un relevo. Algunos movimientos importantes siguen en curso, como la huelga del correo en las afueras de París, y es muy difícil romper el aislamiento y avanzar en el agrupamiento de los núcleos militantes. Estos núcleos se movilizan y organizan a la vez dentro y fuera de las confederaciones sindicales, en un cuadro político de frente populismo y también de anticapitalismo militante. Lo que está ausente es una referencia política revolucionaria vertebrada, un programa. La tentación es cubrir este vacío con “acciones ejemplares” que en realidad aíslan a los núcleos anticapitalistas de la masa militante que agita las calles y trata de movilizar sus lugares de trabajo. 

La experiencia de lucha en curso es una ruptura masiva y militante con el gobierno y el PS. Estamos lejos de una repetición mecánica de las grandes movilizaciones del 2010 contra el gobierno de Sarkozy y sus ataques contra las jubilaciones. Todo indica que se está abriendo un nuevo curso político para el movimiento obrero y la juventud.

Marcelo Gramar
Corresponsal en París


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