La crisis se
agudiza en Francia
La
experiencia de lucha en curso es una ruptura masiva y militante con el gobierno
y el PS. Estamos lejos de una repetición mecánica de las grandes movilizaciones
del 2010 contra el gobierno de Sarkozy y sus ataques contra las jubilaciones.
Todo indica que se está abriendo un nuevo curso político para el movimiento
obrero y la juventud.
En
la mañana del viernes 24, el tema dominante en los medios franceses (y en toda
Europa, por supuesto) era el Brexit, un nuevo salto en la crisis mundial y en
la dislocación de Europa. La importancia de este hecho no puede hacer olvidar
que en Francia la situación política sigue marcada en lo fundamental por la
intervención callejera del movimiento obrero, por la resistencia popular y de
la clase obrera a la austeridad capitalista y a los regímenes de excepción. Es
la gran enseñanza y la consecuencia de la manifestación organizada por las
confederaciones sindicales el jueves 23. La manifestación fue menor que la del
14, primero porque se trataba de una movilización regional y no nacional y
luego porque llegar a la Plaza de la Bastilla era casi una hazaña y había que
atravesar varios cercos policiales. Se movilizaron los militantes pero así y
todo hubo entre 30 y 50.000 manifestantes. La movilización fue más que
importante y constituyó una derrota política del gobierno y de la dupla
Valls-Hollande. Hubo además movilizaciones de miles de personas en las
capitales regionales. El movimiento obrero sigue estando presente en su
enfrentamiento con el gobierno, a pesar de las provocaciones, la represión y la
dificultad en mantener con estas direcciones una lucha tan larga y con un
enfrentamiento político tan agudo.
El
gobierno partido en dos
Luego
del impacto de la movilización del 14 de junio, el primer ministro Valls se
propuso prohibir las nuevas manifestaciones contra la ley de reforma laboral,
apuntando a la del 23. La Prefectura de Policía publicó la orden de
prohibición, pero tres horas después el Ministro del Interior acordaba con los
dirigentes de la CGT y de FO una manifestación reducida –un trayecto de 1,8 km
alrededor de la Plaza de la Bastilla, sin pasar por ningún lugar importante de
la ciudad.
¿Qué
pasó?
El
gobierno, también las direcciones sindicales, quiere terminar con esta
movilización que ya dura más de tres meses, pero nadie encuentra el camino de
salida. El primer ministro Valls –con el apoyo de Hollande– se niega a toda
concesión aunque sea secundaria, porque terminaría de desvalorizar ante la
burguesía lo poco que ya vale este gobierno. Las direcciones
sindicales presentan proposiciones de acuerdo pero no pueden quedarse con las
manos vacías. Le escriben al presidente de la República para una entrevista y
no tienen respuesta. FO –Fuerza Obrera, una de las centrales– hizo llegar una
proposición escrita. La CGT se entrevistó con la ministra de Trabajo, propuso
un texto de compromiso y anunció que una “puerta está abierta”. La negociación está en curso y Valls la liquida
con una campaña represiva y antidemocrática contra el movimiento obrero y la población,
anunciando que de ahora en más el derecho de manifestación está sujeto a su
buena voluntad.
Es
en este cuadro que se llegó al acuerdo entre el ministro del Interior y la
dupla CGT-FO. El secretario general de FO, miembro del PS, afirmó que “Valls es
un incendiario” y el
responsable del conflicto. La política represiva del gobierno socialista,
acentuada desde el 13 de noviembre invocando un “país en guerra” y el estado de urgencia, se aplicó en estos tres
meses de lucha y ha dado como resultado un aislamiento cada vez mayor. La
burguesía ya no se molesta en sostenerla y espera el próximo capítulo.
Lo
que viene
Para
el martes 28 está anunciada la próxima movilización nacional. Las huelgas son
muy aisladas. Como indicamos en PO 1415 (16 de junio), la huelga ferroviaria ha
sido levantada –el gobierno tuvo que hacer algunas concesiones– y no hay un
relevo. Algunos movimientos importantes siguen en curso, como la huelga del
correo en las afueras de París, y es muy difícil romper el aislamiento y
avanzar en el agrupamiento de los núcleos militantes. Estos núcleos se
movilizan y organizan a la vez dentro y fuera de las confederaciones
sindicales, en un cuadro político de frente populismo y también de
anticapitalismo militante. Lo que está ausente es una referencia política
revolucionaria vertebrada, un programa. La tentación es cubrir este vacío con “acciones
ejemplares” que en realidad aíslan a los
núcleos anticapitalistas de la masa militante que agita las calles y trata de
movilizar sus lugares de trabajo.
La
experiencia de lucha en curso es una ruptura masiva y militante con el gobierno
y el PS. Estamos lejos de una repetición mecánica de las grandes movilizaciones
del 2010 contra el gobierno de Sarkozy y sus ataques contra las jubilaciones.
Todo indica que se está abriendo un nuevo curso político para el movimiento
obrero y la juventud.
Marcelo
Gramar
Corresponsal
en París
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