Cinco medidas extraordinarias contra la catástrofe que sólo un gobierno de los trabajadores las puede realizar
Documento nacional del Partido Comunista de los Trabajadores, sección italiana de la CRCI
La crisis del capitalismo italiano está en el centro de la tempestad económica europea y mundial. Los bancos italianos son golpeados por la crisis de credibilidad de los titulos de Estado en los que han invertido, sin preocupaciones. Los préstamos de los bancos con altos intereses en la deuda, han girado en contra de ellos mismos.
La Unión Europea se encuentra delante a la ruina financiera de Italia, sin tener recursos adecuados, para un eventual “socorro”. Mientras la gran recapitalización de los bancos europeos se transforma inevitablemente en un nuevo peso para la deuda publica italiana.
El único punto firme del caos financiero europeo y mundial es el programa común de los diferentes gobiernos: salvar a los banqueros y a los capitalistas y hacer pagar la crisis a los trabajadores.
Ese ataque se pone más grave en Italia, eslabón débil de la cadena capitalista internacional, bajo el yugo del Banco Central Europeo. El empeoramiento de las crisis financiera –junto con la crisis política del gobierno Berlusconi– determina un nuevo y dramático ataque a las condiciones sociales de las masas. El plan Europlus planifica en sí mismo la reducción cada año de 45 mil millones de euros a la deuda pública italiana sin contar el pago de los intereses, esto significa una inmensa regresión histórica de la ya miserable condición de millones de trabajadores, jóvenes y jubilados. Ahora los “comisionados” europeos piden aumentar las restricciones en nombre de los bancos.
La revuelta social en contra de todo esto es la condición necesaria para salvarse. Pero esta insurgencia tiene que tener un programa de acción alternativo contra la crisis que rompa de raíz: la dictadura del capital financiero sobre la vida de la sociedad.
Cinco medidas radicales para enfrentar la catástrofe
“Hace falta un programa de emergencia contra la crisis”, gritan juntos todos los periódicos burgueses y los banqueros que los financian, mientras invocan recortes salariales.
“Hace falta un programa contra la crisis”, decimos nosotros, pero un programa que golpee los poderes de los banqueros y los capitalistas, liberando millones de trabajadores de su yugo.
Un programa que sea tanto más radical cuanto lo es radical el programa del BCE:
- El rechazo al pago de la deuda pública a los bancos, la deuda no ha sido producida por los trabajadores sino por el robo de los bancos contra los trabajadores. No tienen por qué ser los trabajadores quienes la paguen … ¡¡¡Sí los banqueros!!! Los 90 mil millones de euros de intereses que el Estado paga cada año a los bancos (privados) –grandes compradores de títulos de Estado– simplemente hay que eliminarlos. Y así los 70 mil millones pagados cada año por las instituciones locales. Los pequeños ahorristas serán totalmente protegidos, no los banqueros usurarios. Su robo tiene que terminar. Y los recursos así liberados tienen que ir al trabajo, a la sanidad, a la escuela….
- Los bancos y los seguros tienen que ser nacionalizados sin indemnización para los grandes accionistas y bajo el control de los trabajadores, creando así una base de datos única pública. No sólo es una medida para eliminar la deuda pública hacia los bancos, es una medida esencial para reducir la carga hipotecaria que pesa en las familias. Permite llevar a la luz la escandalosa evasión fiscal del gran capital, de los cuales los bancos son el canal y su instrumento. Para golpear los santuarios del gran crimen. Para reorganizar de manera radical la economía y la sociedad en función de las necesidades colectivas, y no del provecho de unos pocos.
Sin la nacionalización de los bancos, verdadera gusanos de la sociedad burguesa, cualquier reivindicación como alternativa se reduce a una frase vacía. - Hay que instituir el control obrero sobre la producción, empezar por la abolición del secreto comercial, y abrir los libros contables de las empresas. El secreto comercial tan defendido por los custodios de la propiedad no tiene importancia desde hace mucho tiempo entre las relaciones de los grandes capitalistas, que tienen muy pocos secretos entre ellos. Sin embargo es muy importante como escudo hacia los trabajadores y la sociedad, a los cuales tienen que ocultar fraudes y robos de cada tipo. Incluido los costos de la corrupción pública. No basta que las cuentas sean a veces accesibles por algún instituto burgués de “vigilancia”, es necesario que los trabajadores y las organizaciones metan su nariz entre los secretos de la propias empresas. ¿Por qué tiene que ser “natural” que los capitalistas y sus gobiernos puedan hacer los rayos X a los salarios, a los ahorros y a la vida de los trabajadores y sin embargo gritan hasta el escándalo cuando quieren controlar a los capitalistas, sus cuentas y sus robos?
- Hay que nacionalizar los grandes grupos capitalistas de la industria, sin indemnización y bajo control obrero, comenzando por las empresas que despiden y que golpean los derechos sindicales. Hay que comenzar con la FIAT. Esta medida es consecuencia directa de la nacionalización de los bancos, visto el entrelazamiento entre capital industrial y el capital de los bancos. Pero es sobretodo una medida necesaria para bloquear los despidos de trabajadores y reorganizar la producción, repartiendo el trabajo entre todos, comenzar una conversión de la economía con fines sociales y ecológicos, según un plan definido de manera democrática. Y sería sobretodo un plan de gran ahorro para toda la sociedad porque eliminaría los 40 mil millones públicos que cada año se le regalan a las mismas empresas privadas que destruyan puestos de trabajo, y que claramente han sido ya compradas por los trabajadores, en cuanto principales contribuyentes.
- Hay que planificar un gran programa de obras sociales de utilidad pública que puedan dar trabajo y sanar las condiciones de las mayorías de la sociedad italiana. Es absurdo tener un desempleo del 30% de los jóvenes y de trabajadores despedidos por un lado y por el otro las penas y la destrucción de los servicios sociales. Hay que repartir el trabajo entre todos, que nadie se quede sin trabajo, reducir el horario general de trabajo y mantener el mismo salario. Sin embargo esto no basta. Es necesario un nuevo gran plan que determine nuevos puestos de trabajo. La nacionalización de los bancos y de las grandes industrias y el fin de la dependencia de la deuda, pueden liberar los recursos necesarios de un gran plan para invertir en obras públicas bajo control social, que tome en cuenta al ambiente, energías alternativas, arreglos de la red de aguas, desarrollo de la red ferroviaria, hacer más seguras las construcciones escolares y residenciales, extender la red hospitalaria y de asistencia a los ancianos. Inversiones capaces de utilizar todas las capacidades del trabajo y la profesionalidad de millones de desempleados, dar trabajo a los inmigrantes y poder cambiar la cara del ambiente de vida.
Sólo un gobierno de los trabajadores puede realizarlas
Ninguna de estas medidas es ajena a los fines de un verdadero cambio. Sin estas medidas no sólo no hay forma posible de salida a la crisis, sino que la crisis continuará golpeando con mas fuerza contra las condiciones de los trabajadores y del pueblo. Al mismo tiempo ninguna de ellas es compatible con el capitalismo. Ninguna de estas medidas se puede realizar con gobiernos burgueses, todos atados con doble cuerda a los intereses de la industria y los bancos. Sólo un gobierno de los trabajadores con sus organizaciones puede realizarlas. Y sólo un levantamiento obrero y popular puede imponer un gobierno de los trabajadores.
La crisis política del berlusconismo, dentro de la caída de la crisis del capitalismo es una preciosa ocasión para el movimiento obrero, pero con la única condición de imponer su agenda para solucionar la crisis política y social. Sin esta acción independiente, sin un programa autónomo, todo está destinado a volverse en contra de los trabajadores. No como antes, sino peor. A través de un gobierno Monti o por uno resucitado de la centro-izquierda. Antes o después de las elecciones.
Es el momento de reaccionar. El PCL llama a toda la izquierda política, sindical, de movimientos, a todas las organizaciones populares y de masas, por un frente único de acción alrededor de este programa de cambio. Ha llegado la hora de poner fin a todos los compromisos sin futuro con el Partido Democrático, con los partidos burgueses, y con Confindustria (asociación de los industriales). Ha llegado la hora de asumir las responsabilidades de manera independiente, que sea a la altura de este momento extraordinario.
Partito Comunista dei Lavoratori
PCL – Partido Comunista de los Trabajadores
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