Anarcokirchnerismo
CFK eligió el escenario de Cannes para reivindicar las bondades de un capitalismo ‘regulado'. Lo ponderó como una oposición a lo que llamó, con fortuna mediática, el "anarcocapitalismo". Una vez más, enterró sin mayores miramientos el legado histórico que dice reivindicar: ‘la patria socialista'. Si el mensaje pretende lo que dice, el capitalismo ‘regulado' sería la receta para poner fin a la bancarrota mundial en curso, aunque la Presidenta tuvo que retornar de Europa acosada por la fuga de divisas en su país, Argentina, las suspensiones y despidos y los anuncios de ‘tarifazos'. La Presidenta ni se percató de que el cónclave supremo al que estaba asistiendo tenía como propósito fundamental, precisamente, ‘regular' al capitalismo, incluidos todos y cada uno de sus regímenes políticos y gobiernos. En las horas siguientes, el italiano Berlusconi y el griego Papandreu tuvieron que despedirse de sus poltronas por una orden emanada del dúo Merkozy (Merkel-Sarkozy). El binomio franco-alemán funciona como una suerte de Guillermo Moreno en el Mercado Central.
En Cannes se produjo un hecho curioso: CFK rechazó la ‘regulación' del mercado internacional de alimentos y también la aplicación de un impuesto a las transacciones financieras. ¡CFK reaccionó como la Presidenta de una Mesa de Enlace cuando los Merkozy le propusieron establecer una resolución 125 a nivel internacional! Para defender los ingresos por exportaciones agropecuarias de Argentina, CFK no tuvo reparo en coincidir en una alianza con el capital financiero que especula con materias primas. Parece una movida excelente, pero inviabiliza cualquier medida de ‘regulación' en cualquier otro mercado internacional. No solamente esto: fomenta el negocio de exportación de alimentos que favorece a los pulpos internacionales, cuando a Argentina le sería más conveniente un comercio bilateral de Estado, que favorezca la industrialización del país. Al impuesto financiero le objetó un argumento típicamente antiK -que si no se eliminaban las ‘cuevas fiscales', el Tobin tax ¡ahuyentaría a los capitales internacionales! En Cannes descubrimos la nueva pasión del kirchnerismo por los capitales internacionales de tipo financiero o golondrina. Como alguien le advirtió a la Presidenta que un Tobin tax podría llevar a ‘regular' el mercado de alimentos, CFK decidió cortar por lo sano y adherir al ‘anarcocapitalismo'. Un ‘anarcocapitalismo' K no es otra cosa que un ‘anarcokirhnerismo'.
CFK sabe por experiencia propia que los capitalistas se adscriben a la ‘regulación' sólo después de que son desbancados por una crisis. En los '90, la contraseña del matrimonio K no fue la ‘regulación' sino la ‘desregulación' -por entonces menemista. Regaló a los Eskenazi el Banco de Santa Cruz, bajó los salarios públicos, fogoneó el remate de YPF, dio piedra libre a los pesqueros de gran calado y se enamoró de la convertibilidad (NK fue el último de los barones del PJ que adhirió a la devaluación de Duhalde). Los yanquis suelen decir "nunca arregles lo que no está roto" -no ‘regules' lo que todavía no se vino abajo. Es precisamente la doctrina oficial de la Reserva Federal norteamericana, que opera bajo la hipótesis de contener las quiebras financieras, nunca prevenirlas. ‘Regulación' y ‘desregulación' son dos modalidades de la acumulación de capital. La culpa no es del chancho (‘regulación'-‘desregulación') sino de quien le da de comer (el capitalismo). Se olvida muy rápido que la ‘desregulación' menemiana hubiera sido imposible sin la ‘regulación' cavalliana -el uno a uno (seguro de cambio gratuito). Al final, Domingo Cavallo intentó salvar su régimen monetario por medio de una ‘regulación' extrema -el corralito. Cuando el cerco estalló, Duhalde y compañía volvieron a ‘regular': establecieron que los activos de los bancos y de las AFJP se computaran a precio original (no al de mercado) para evitar que se declararan en quiebra, y los financiaron con emisión del Banco Central. Finalmente, la gente olvida que antes de la 125, antes de la estatización de las AFJP y antes del secuestro de las reservas del Banco Central, el primer intento de NK para pagar la deuda externa fue una medida ‘desregulatoria': un blanqueo de capitales que no dio resultados. La Presidenta olvidó contarle a Merkozy que impulsó una venta de acciones de YPF -de Repsol al K Eskenazi- que ‘regula' que la compañía debe repartir por lo menos el 90% de las utilidades, ‘desregulando' de este modo la salida de divisas del país.
El universalismo que despliegan los K apenas disimula su provincialismo; no tienen otro horizonte que el de su comarca. CFK confesó, no hace mucho tiempo, que de joven pretendió cambiar el mundo ,pero que ahora se conformaba con lograr algún retoque en el barrio. Ocurre que las dificultades de los popes de Cannes residen, precisamente, en la dificultad insuperable que enfrentan para ‘regular' lo ‘desregulado'. Pretenden, por ejemplo, que los bancos se recapitalicen a la altura de las deudas que tienen en sus carteras, pero si los bancos siguieran la orden al pie de la letra el crédito internacional se derrumbaría por completo -porque deberían pagar las deudas con una fuerte quita o malvender sus activos, que ya no valen su precio de adquisición. A Menem le llevó dos años (1989-91) ‘reencauzar' el derrumbe del "plan primavera" de Alfonsín, que había ‘regulado' el tipo de cambio y las deudas; fueron dos años de deflación y depresión hasta bien avanzada la convertibilidad -cuya primera debacle vino enseguida, a partir de fines de 1994 (crisis tequila de México).
No es casual que la ‘regulación' que inició Duhalde y siguieron los K haya sido bautizada "régimen de emergencia" -a punto de cumplir diez años. La ‘emergencia' sirvió para transferir una parte de las ganancias extraordinarias de la exportación agraria a la burguesía industrial. Ahora que el sistema de subsidios explotó, los kirchneristas confiesan que las tarifas de servicios y transporte subvencionaron industrias e incluso el juego o los prostíbulos, pero aún más importante es que permitieron pagar salarios nominales menores a los que hubiera correspondido sin el subsidio tarifario. Esto explica los enormes beneficios de la gran industria, que ahora entran en crisis como consecuencia de la recomposición de una parte de los salarios, del cese de los subsidios y del incremento de los costos medidos en dólares. No solamente Binner pide ahora un congelamiento de precios y salarios y convenios colectivos cada tres años; también está en el manual del próximo gobierno. La ‘regulación' de salarios que se anuncia tiene por objeto hacer frente a la catástrofe que provocará la ‘desregulación' de las tarifas y del tipo de cambio. Un ejemplo de cómo la ‘regulación' engendra la ‘desregulación' es la ‘bicicleta financiera' armada por el Banco Central kirchnerista en beneficio de los especuladores, que se aseguran un tipo de cambio futuro mientras invierten los pesos, en ese lapso, a tasas de interés del 25/30 por ciento.
La situación económico-financiera de Argentina en este momento, reúne muchas de las características de la que precedió al estallido del ‘rodrigazo' -cuando el ministro de Economía, en 1975, decidió ‘desregular' tarifas (400% de aumento de la nafta) y devaluar la moneda. La economía ‘regulada' durante dos años ("pacto social"), estalló; también se produjo un giro enorme en la situación mundial, con el comienzo de la gran recesión en los países industrializados. El contexto político es claramente otro, pero esto significa solamente que el gobierno civil, reforzado por los resultados que obtuvo en las últimas elecciones, tendrá que hacer lo que en aquellos años el imperialismo y la burguesía le ‘encargaron' a los militares. Para que quede registrado, digamos que la ‘regulación' más famosa se produjo en aquel período, cuando Martínez de Hoz estableció la ‘tablita cambiaria' (antecedente de la convertibilidad), cuyo hundimiento se llevó puesto al ministro y a toda la dictadura.
La nueva etapa se llama ‘anarcokirchnerismo': acuerdo con el Club de París, nuevo endeudamiento internacional, ‘tarifazo', ataque a los aumentos de salarios, mayor criminalización de la protesta social. El ‘anarcokirchnerismo' pone el grito en un lado y el huevo en el otro.
El ‘relato' del ‘doble discurso' es una contradicción en los términos.
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