La revolución bolchevique y la liberación
de las mujeres de Oriente
Manifestación del Día Internacional de la
Mujer en Tashkent, República Soviética de Uzbekistán (8 de marzo de 1924) foto y
nota tomada del Facebook de Daniel Gaido
Apelación del Comité Ejecutivo Central de
la Unión de Repúblicas soviéticas a las nacionalidades del Oriente Soviético
(febrero de 1925)
La influencia liberadora de la Revolución
ya ha alcanzado a la capa principal de las masas femeninas de las
nacionalidades orientales y ha planteado ante millones de trabajadores el
problema de la asistencia y el apoyo a la mujer en su liberación.
Sin embargo, los prejuicios religiosos y
familiares, que esclavizan a las mujeres de Oriente con particular fuerza, han
impedido y siguen impidiendo su emancipación.
El Presidium del Comité Ejecutivo Central
de la URSS llama a los trabajadores de todas las nacionalidades del Oriente
Soviético a garantizar estrictamente el cumplimiento de las leyes que protegen
los derechos de la mujer, a luchar contra todas las formas de esclavitud de la
mujer y a adoptar todas las medidas para que las trabajadoras del Este puedan
participar en la vida política y social a todos los niveles del trabajo del
Estado.
El Comité Ejecutivo Central recuerda que
los derechos de las trabajadoras de Oriente se dieron a conocer en los primeros
días de la Revolución de Octubre y se inscribieron en las primeras leyes
soviéticas:
1) De acuerdo con la Constitución de la
U.R.S.S., la mujer de Oriente goza del derecho a votar y a elegir todos los
órganos del poder soviético, sin excluir los más altos cargos del estado.
2) La mujer de Oriente cuenta, en la misma
medida que el hombre, con todos los derechos civiles y está sujeta a todas las
obligaciones impuestas por el Código Civil.
3) La ley promulga duras sanciones contra
cualquier persona - incluyendo los padres - que requieran de la mujer contraer
matrimonio contra su voluntad, o antes de llegar a la edad prevista por la ley.
4) El gobierno soviético, después de haber
abolido la distinción entre hijos legítimos e ilegítimos, garantiza la igualdad
de sus derechos, y da a la mujer el derecho a exigir del padre una asistencia
material para sus hijos, independientemente de que hayan nacido en una unión
registrada o no registrada.
Dado que la liberación plena de las mujeres
se puede lograr sólo a través de la independencia económica, el gobierno
soviético invita a las organizaciones sociales locales a aumentar sus esfuerzos
para llevar a la mujer a trabajar en las asociaciones de artesanos y las
empresas de la industria local.
V. Bronner, La lutte contre la prostitution
en URSS (Moscú, 1936, págs. 17-18)
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