miércoles, 19 de octubre de 2016
El comunicado del EZLN Mexicano
El comunicado del EZLN Mexicano
Tibio tremor en apenas la corteza del capitalismo mexicano
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) mexicano ha emitido un comunicado con fecha 14 de Octubre del 2016, pomposamente titulado “Que retiemble (sic) en sus centros la tierra”, anunciando que prepararía la candidatura de una mujer indígena para las próximas elecciones presidenciales mexicanas en el año 2018.
Lo primero que es necesario señalar al respecto de este comunicado es que, a pesar de su profusa difusión a través de la prensa y las redes sociales, la absoluta mayoría del pueblo mexicano, y en particular el masivo proletariado industrial concentrado en las maquilas imperialistas y en los grandes cordones industriales que rodean las grandes ciudades de este país, ha ignorado completamente el pomposo y pseudo poético comunicado. En otras palabras: el verdadero “centro de la tierra” de la sociedad capitalista mexicana no ha temblado ni se ha inmutado. La indiferencia del obrero mexicano a tan profundo anuncio es pasmosa.
Por el contrario, sí se ha sacudido de su modorra electorera la pequeño burguesía intelectual mexicana: el anuncio ha desatado una histeria de cuenta votos a favor y en contra. Desde aquellos que ya comenzaron a hablar de “frente patriótico” y ya ven “el rescate de la Nación” florecer a la vuelta de la esquina, hasta los mezquinos y consuetudinarios reformistas burgueses que ven mermados sus votos por tal amenaza.
Es que no podía ser de otra manera: la principal característica de clase del EZLN es precisamente su naturaleza pequeño burguesa, ajeno totalmente a la clase obrera mexicana.
La sociedad capitalista mexicana, si bien mantiene fuertes vestigios de semi feudalismo agrario y si bien aún existen relativamente importantes –aunque naturalmente aisladas- concentraciones de pueblos originarios parcialmente absorbidos por ese capitalismo agrario (campesinos `pobres y semi proletarios), es antes que nada una sociedad capitalista dependiente industrializada. La masa de la población mexicana se emplea en la producción de materias primas y productos semi elaborados en maquilas propiedad de empresas imperialistas y de importantes capitalistas criollos cuya raison d'être es su cooperación con la dominación imperialista como “productores baratos” para el imperialismo mundial (la burguesía criolla mexicana cuenta entre sus miembros al hombre más rico del mundo).
Contrariamente a lo que la mayoría de la “izquierda” mexicana, en su generalizado estrabismo comitante cree ver, el proletariado industrial mexicano es la clase mayoritaria en este país. Aunque en los últimos años el campesinado mexicano haya mostrado combatividad e incluso “insurgencia”, sus limitaciones de clase en esta época de bancarrota capitalista lo han llevado sistemáticamente a claudicar y apoyar éste o aquel representante de la burguesía criolla (es un hecho ineludible el que incluso en la región geográfica “controlada” por el EZLN, el Estado de Chiapas, los campesinos indígenas han mostrado favoritismo electoral por partidos burgueses reaccionarios y clientelares).
El proletariado industrial mexicano, por su lado, se encuentra ya hace varios años en un reflujo y adormecimiento de su conciencia de clase, tanto “en sí” como “para sí”. La mayor responsabilidad por este adormecimiento se ubica precisamente en las direcciones “de izquierda” mexicanas que siguen apostando al indigenismo y a la democracia burguesa; han abandonado la lucha por la dirección del proletariado como clase independiente, y lo han entregado en masa a los partidos burgueses clientelares.
El EZLN no es diferente. Sus bases ideológicas, aunque confusas, cambiantes y misteriosamente crípticas bajo un manto de retórica pseudo poética, tienen su origen en el nacionalismo pequeño burgués, y no van más allá de sus planteos de “rescate de la Nación” (aunque agreguen “por abajo”). El EZLN es de hecho hasta un usurpador del nombre “zapatista”, ya que en sus planteos y acciones no guarda ninguna relación, ni histórica ni programática, con el gran revolucionario burgués mexicano Emiliano Zapata, quien elaboró y `promulgó el histórico Plan de Ayala, en el que hacía un llamado a la totalidad de los oprimidos mexicanos a tomar las armas y luchar por la expropiación del latifundio. El zapatismo histórico, por otro lado, ha dejado importantes lecciones sobre la organización de verdaderos consejos de campesinos y obreros rurales basados en el armamento independiente y la organización de la producción sobre bases comunales campesinas en el Estado de Morelos, pero con la mira en la toma del poder político en todo el país. Nada de eso se refleja en el EZLN. No merecen ni siquiera la conmiseración literaria del adjetivo “neo-zapatista”.
No voy a referirme al tema de llamarse absurdamente “ejército”. Requeriría de mucho más tiempo en el análisis y balance de la llamada “lucha armada” mexicana en pasadas décadas, de la cual el EZLN aparece como un romántico heredero. Basta agregar al respecto que en los más de veinte años de su existencia ha sido incapaz de –ni tampoco se ha propuesto- cambiar un ápice la realidad de explotación del campesinado chiapaneco. Sólo han logrado hacer de Chiapas el refugio turístico barato predilecto de una sarta de “intelectuales” europeos.
Pero he aquí que esta organización ocupa un lugar importantísimo en la visión estrábica de la “izquierda” mexicana, y se proyecta a los ojos de importantes sectores de la juventud mexicana (sobre todo la juventud urbana, estudiantes e intelectuales) como los únicos “rebeldes” que hay en México; como una suerte de mesiánicos salvadores.
Y allí radica el nudo del problema: para un marxista es fundamental comprender que esta organización, lejos de ser una “vanguardia” a la que hay que rendir pleitesía y seguidismo, es en realidad un obstáculo para el desarrollo de una conciencia política revolucionaria socialista en la juventud obrera mexicana.
Ante el anuncio del EZLN de su intención (no está ni siquiera claro si se trata de una propuesta firme, y podría bien ser otro vaivén político como los que ya han desarrollado en el pasado) de presentar una candidatura electoral independiente indígena, los marxistas revolucionarios, lejos de ser “celebrar”, “apoyar”, “defender”, etc. tal anuncio, deberían minimizar su importancia estratégica y continuar con la ardua tarea de la construcción de una verdadera vanguardia del proletariado mexicano expresada en un Partido Obrero independiente, dando la necesaria batalla ideológica contra el indigenismo y el nacionalismo pequeño burgués dominante en la intelectualidad de izquierda mexicana.
El aventurerismo reformista del EZLN va seguramente a provocar que miles y miles de mexicanos sean conducidos a una nueva y frustrante experiencia electoral burguesa. Contrariamente al poético enunciado y comunicado, y aunque el mismo se traduzca a todas las lenguas europeas habidas y por haber, esa aventura electorera no va a sacudir ni hacer temblar el núcleo de la sociedad capitalista mexicana.
Sólo una revolución social dirigida por la clase obrera lo puede hacer.
Rolando “el negro” Gómez
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