Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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miércoles, 28 de agosto de 2024

Acerca del proceder de algunos amigos sobre Venezuela

¿Con estos amigos, para qué enemigos?

Acerca del proceder de algunos amigos sobre Venezuela



De Brasil, Colombia y Méjico

"las instituciones, las actas, la legalidad, les importa un carajo a los Estados Unidos (EEUU)" dice Monedero, es indudable. Ahora, ¿a quiénes le importa?, el que crea que las instituciones burguesas son respetables para quienes las constituyen, en realidad son para hacerlas respetar a sus dominados, en cierta forma Lula y Petro están ensartados por esas instituciones que los llevan a su liquidación terminal. A Brasil, Colombia, inclusive Méjico, sus gobiernos actuales no pueden sacar a flote a sus países, no son soberanos, están sometidos o complacen, unos más rastreramente otros de manera más elegante a quienes deciden e imponen las reglas del juego, el orden mundial y por lo tanto, no podrán soberanamente producir de acuerdo a los más genuinos intereses del país, vale decir de sus trabajadores y sacar al país adelante plenamente

De la Izquierda continental

Edmundo González Urrutia, el candidato de la “verdad” y del imperialismo, denuncia el fraude antidemocrático del gobierno de Maduro. Esta denuncia concuerda desde aquí hasta Argentina, con toda la llamada izquierda, incluida Política Obrera de Argentina, organización principal del fallido intento de armar un partido revolucionario internacional mediante la CRCI.

Notablemente la profundidad intelectual de PO-T respecto a la izquierda restante, en este caso para distinguirse o zafarse de esta coincidencia, llega al colmo por boca de su gurú, a decir que el fraude es un obsequio que Maduro le hace al imperialismo, y da pie para que en todas las próximas elecciones en América, sirvan como acicate para aprovecharse de la maldad sembrada por Maduro y descubierta por tuttilimundi, sin embargo, queda la enseñanza para la izquierda, evitar que el mal ejemplo de Maduro pueda repetirse y el “bien” pueda contra el fraude, menos mal que en Argentina no hubo fraude y tranquilamente se señaló ganador a Milei, cosa que no se puede achacar a Maduro, porque esa elección sucedió mucho antes.

Como corolario, faltaría decir que Trump existe, por culpa también de Maduro, lo que sería otro obsequio más, por cierto, Trump está obsesionado con Venezuela y su supuesto comunismo, no hay acto donde no nombre nuestro país y el peligro que EEUU se convierta en algo similar.

Algunos puntos a aclarar para los “amigos de Venezuela”

Maduro no es antiimperialista, pero todo el imperio está obcecado con él, ¿Por qué será?, ¿Qué relación tiene este mandatario con Venezuela y sus trabajadores?, porque no es por él per se, en el mundo los hay peores y el imperio está satisfecho con ellos. Por otra parte, Venezuela está arruinada y los trabajadores tienen los peores salarios, el gobierno de Maduro descarga las sanciones económicas hacia ellos e inclusive complace a Chevron y otras empresas de explotación de petróleo, representantes de esos países hostiles  que promueven golpes y genocidios, pero negocia también con Rusia, China, Irán y hasta con Cuba, países que no están alineados  con los dictámenes de aquellos ni tampoco sigue a la OEA, entre otros organismos suyos, tampoco apoya la guerra de la OTAN en Europa ni a Israel en el exterminio a los palestinos, en pocas palabras, no está sometido a aquellos intereses plenamente, la reacción en toda la línea, los peores enemigos de los trabajadores en el mundo, lo que no quiere decir que no sea enemigo de los trabajadores.

EEUU tendería hacia el super-imperialismo, algo imposible, pero de esos obstáculos o limitantes es la realidad donde tenemos que precisar minuciosamente para actuar, saber cuáles son esas pugnas para dar, no un discurso, sino la consigna de lucha, de lo contrario estamos hundiéndonos permanentemente hacia la barbarie, cuestión que sería el destino de la humanidad sino construimos la organización revolucionaria mundial de los trabajadores, la IV Internacional



Por último y no menos importante, en Argentina, Milei el elegido democráticamente escogió ser aliado de la OTAN y de Israel, no de China o Rusia, países que no tienen amenazado a Venezuela, ni tienen bases militares para actuar y asesinar en todo el mundo, Maduro el fraudulento, más allá de Venezuela, donde jode bastante a los trabajadores y lo enfrentamos, no apoya a este cómplice de los asesinos y genocidas. Ante esa situación distintiva, no dudamos en donde ubicarnos, para avanzar en la lucha concreta.



En Venezuela, vista desde el contexto latinoamericano se da un respiro a la lucha de los trabajadores, con la derrota momentánea de la Milei venezolana y creemos que esta celebridad gobernado sería hasta peor que el energúmeno del cono sur. 

Contra la ultraderecha y los proto-fascistas No a la injerencia gringa y sus adláteres sobre Venezuela

Por una plataforma unitaria y concreta de lucha de los trabajadores

Por un Gobierno de los Trabajadores

Por los Estados Unidos Socialistas de América Latina

Un partido revolucionario se construye bajo las banderas de la IV Internacional


Opción  Obrera

Agosto 2024

 

 

 

martes, 13 de agosto de 2024

Imperialismo, guerra y la oportunidad de la revolución permanente

 

Imperialismo, guerra y la oportunidad de la revolución permanente

10 08 2024

Savva Michael




[El texto que sigue fue la base de la presentación central del secretario del Partido Revolucionario de los Trabajadores (EEK Grecia) Savva Michael, en el 16º Campamento Internacional de Entrenamiento Marxista organizado por iniciativa del EEK del 24 al 28 de julio de 2024 en Eretria.]

1 . La guerra es el padre de todo – La guerra es el padre de todo, subrayó Heráclito, el antiguo padre de la dialéctica. La guerra está cambiando la faz del mundo hoy, llevando a la humanidad al borde del abismo. El imperialismo y su propensión a la guerra ocupan una vez más el centro del escenario histórico.

El imperialismo moderno estuvo vinculado a toda una era histórica de guerras y revoluciones, según la famosa expresión de Vladimir I. Lenin. Sin embargo, a finales del siglo XX y principios del XXI, el imperialismo sufre un destino paradójico: desaparece del discurso público dominado por Occidente para reaparecer más tarde de manera repentina y violenta.

A partir de los años 1980 y especialmente de los años 1990, en este extraño fin de siècle (fin de siglo), el término “imperialismo” fue sustituido por referencias a “globalización”, acompañadas de diversas definiciones propias de ese período, como “capitalismo posimperialista”, “momento unipolar” de la hegemonía global estadounidense, o según Antonio Negri y Michael Hardt, “Imperio sin centro”. Este cambio estuvo vinculado a la disolución de la Unión Soviética en 1991, prematuramente celebrada en Occidente como "el fin de la historia" y "la victoria completa y final del capitalismo liberal" un mito bastante ridículo, refutado bastante pronto por los acontecimientos históricos, y murió sin gloria hace mucho tiempo.

En las primeras décadas del siglo XXI, el imperialismo volvió al centro de atención en el discurso político y teórico, primero con la bárbara "guerra contra el terrorismo" emprendida por Estados Unidos y sus aliados dispuestos contra Afganistán e Irak. Luego, el “Fin de la Historia” colapsó de manera ignominiosa y violenta con el fin de la “Guerra Fría” y la escalada de la confrontación global del “Occidente colectivo” liderado por Estados Unidos con la Rusia y China postsoviéticas. La guerra en el corazón de Europa, en Ucrania, se convirtió en lo que el canciller alemán Olaf Scholz caracterizó, en 2022, con el ya famoso término Zeitenwende. –giro de la Historia–.

Los conflictos militares ahora están proliferando en todo el mundo: desde la guerra de poder de la OTAN en Ucrania, en Europa central, hasta la guerra genocida sionista en Gaza y Palestina, expandiéndose aún más hacia Medio Oriente e Irán, y desde África hasta el Indo-Pacífico y el Mar de China Meridional. La humanidad vive el aterrador preludio de una Tercera Guerra Mundial y una catástrofe nuclear.

El imperialismo, la guerra, la guerra entre "Estados-bloque", que indiscriminadamente se caracterizan como "imperialistas", están en la agenda de todas las discusiones y acciones estratégicas y políticas, en geopolítica y geoeconomía.

Sólo un tema permanece ausente de esta agenda, mantenido en silencio, evitado o marginado en el discurso dominante o incluso de la izquierda radical: la Revolución. Es ignorado o considerado, por la mayoría, como una reliquia del pasado, una debilidad, en cualquier caso, algo anticuado.

"La revolución siempre parece imposible", advirtió el gran revolucionario León Trotsky, "hasta que se vuelve inevitable". La revolución es constantemente rechazada por la clase social dominante y regresa permanentemente con un inesperado Regreso de los Rechazados. No se trata de una alteración arbitraria o fortuita del status quo. Está impulsado, como descubrió la dialéctica materialista histórica de Marx, por contradicciones materiales no resueltas que conducen a una manifestación explosiva de las necesidades más profundas de la vida social real: "... es posible lograr la liberación real ", escribe Marx, " sólo en el mundo real y con medios reales. [ Ideología alemana ...] Laliberación” es un acto histórico y no mental, y se produce en condiciones históricas ”.

La pregunta central y urgente hoy se plantea directamente: en las actuales condiciones históricas de una prolongada crisis capitalista mundial y un inexorable impulso imperialista hacia la guerra mundial, que impiden cualquier solución pacífica de las contradicciones existentes: ¿existe o no la posibilidad de una una liberación real, una salida revolucionaria al estancamiento histórico, deteniendo la inminente catástrofe global?

Para el antiguo dialéctico Heráclito "la guerra es el padre de todo". Para el dialéctico moderno Karl Marx "la revolución es el motor de la historia" [Ideología alemana]. No estaría mal buscar y descubrir una relación dialéctica interna entre ambos. Uno no puede ser comprendido en su naturaleza específica sin conocer la naturaleza específica del otro, bajo condiciones históricas mundiales específicas. Una teoría de la revolución para la liberación, en las condiciones históricas actuales, es imposible sin una teoría actualizada del imperialismo y viceversa. Ambas son imposibles sin una comprensión materialista dialéctica marxista, no dogmática, de estas condiciones históricas reales, la naturaleza contradictoria de nuestra era de transición y su momento histórico específico en el presente.

 

2 . En primer lugar, es necesario hacer una observación sobre el imperialismo y la globalización. Si bien el imperialismo, que antes había desaparecido del discurso público, ahora se está volviendo omnipresente, ocurre lo contrario con la globalización mal concebida, que antes dominaba.

Se ha convertido en un enigma, un campo de discordia entre las élites más poderosas del capital global, los think tanks burgueses y los responsables políticos de las instituciones nacionales e internacionales, pero también entre marxistas y pensadores críticos radicales.

¿Se acabó la globalización o no? ¿Ha comenzado una nueva era de " desglobalización " en un mundo cada vez más fragmentado y peligroso, donde el "desacoplamiento", el "regreso a la producción nacional" (home-shoring) o la "producción en países amigos" (friend-shoring) están en la agenda? ¿Es hora de un Réquiem por la globalización o la desglobalización es un mito?

¿Prevalecen hoy las tendencias de fragmentación o integración en la economía y la política globales? Una división mecánica entre tendencias opuestas o enfoques impresionistas de las crisis globales y las turbulencias en el comercio mundial sólo puede aumentar la confusión prevaleciente. Más bien, revelan las deficiencias e incluso el fracaso de la teoría económica burguesa dominante en medio de una crisis sistémico-estructural global sin resolver sin precedentes que está produciendo shocks sucesivos. No se puede entender la contradicción de una globalización capitalista en crisis que parece terminada y al mismo tiempo interminable.

Las tendencias globales de fragmentación y consolidación no pueden separarse arbitrariamente. Permítanos citar nuestra reciente presentación en la Conferencia Económica de San Petersburgo 2024 (SPEC-24), que estuvo dedicada a esta importante cuestión:

"La fragmentación choca con la realidad de una integración ya establecida de la vida socioeconómica internacional, de la ya avanzada interconexión de los procesos socioeconómicos globales, que, al mismo tiempo, en su forma histórico-social actual, producen una mayor fragmentación". Este "doble vínculo" es el enigma no resuelto de la Esfinge del presente. La confusión generalizada se está intensificando. Ahora prevalece, de la manera más violenta, en un peligroso mundo posterior a la Guerra Fría, lo que el filósofo Alain Badiou había llamado "una desorientación generalizada del mundo" [Noonomy and Noosociety, No1 2024].

Es necesario comprender la interacción dialéctica de las fuerzas contradictorias que movilizan simultáneamente las tendencias globales de integración y fragmentación, según lo que Trotsky describió como la ley del desarrollo histórico combinado y desigual. La tendencia a interconectar los procesos socioeconómicos globales, así como su creciente desigualdad y fragmentación, están ambos arraigados en la relación del capital.

La tendencia unificadora y universalizadora es producida por el propio capital y al mismo tiempo choca con sus límites internos, como descubrió Karl Marx: “. "...la universalidad hacia la cual el capital tiende incesantemente", escribe Marx en los Grundrisse , "topa con obstáculos en la naturaleza misma del capital, obstáculos que en una determinada etapa de su desarrollo harán evidente que el capital mismo es el mayor obstáculo en el mundo". curso de esta tendencia y conducirá a su superación por sí solo. "

Esta "cierta etapa en el desarrollo del capital", predicha por Marx, cuando la tendencia hacia la universalidad choca con los límites históricos e internos del capital, es precisamente lo que Lenin identificó como "imperialismo", en su famoso panfleto de 1916, durante la Primera Guerra Mundial. Guerra Mundial: el imperialismo, no como política sino como la era de la decadencia del capitalismo.

3 . Desde esta perspectiva, la globalización capitalista como una etapa del desarrollo histórico -no como una ilusión de un orden mundial neoliberal "postimperialista", donde "TINA - No hay alternativa", cuando no se limita a una visión vulgar y ahistórica de el libre flujo mundial de capital y comercio regulado automáticamente por la "mano invisible" del fetiche supremo, los "mercados" financieros, NO es un sustituto del imperialismo, una teoría leninista ya "obsoleta". Coincide con las premisas básicas de la concepción de Lenin del imperialismo como la etapa más elevada del capitalismo mundial.

Más de un siglo después de los escritos de Lenin y de las primeras discusiones clásicas sobre el imperialismo por parte de Hobson, Hilferding, Luxemburgo, Lenin, Bujarin, Trotsky o Grossman, el mundo ciertamente ha visto cambios dramáticos. Pero el carácter global dominante de las fuerzas sociales y productivas, la división del trabajo, la economía y la política, establecido por primera vez a finales del siglo XIX y principios del XX, no ha desaparecido. En cambio, profundizó, amplió e intensificó su papel en oleadas sucesivas. Sus conflictos con las fronteras nacionales del Estado y los límites internos de la relación del capital, y todo intento de restaurar el orden anterior de un capitalismo liberal en ascenso, resultaron inútiles, más violentos y destructivos cada vez.

Se pueden distinguir tres periodos:

Un primer período temprano de globalización capitalista, es decir, del imperialismo de la época analizado por Lenin, que culminó con la carnicería masiva de la Primera Guerra Mundial y "la ruptura del eslabón más débil de la cadena imperialista internacional" en Rusia, con la Revolución Socialista de octubre de 1917, punto de partida de una primera ola global de agitación revolucionaria.

El intento, después de la Gran Guerra, de regresar al patrón oro y al capitalismo liberal de antes de la guerra del siglo XIX tuvo los resultados desastrosos del crack de 1929, la Gran Depresión, el nacionalismo económico, el ascenso del fascismo y el nazismo, la caída al abismo de la Segunda Guerra Mundial.

Una segunda fase de globalización capitalista siguió en el período de posguerra, durante los llamados "Treinta Años Gloriosos" de expansión capitalista en los países capitalistas avanzados bajo la hegemonía de Estados Unidos. Se basó en los recursos estadounidenses y el tipo de cambio fijo entre el dólar y el oro como sistema monetario sucesor, dentro del marco keynesiano de Bretton Woods y en las condiciones de la Guerra Fría. Se derrumbó a finales de los años 1960 y principios de los 1970 con una inflación galopante y una "estanflación", lo que llevó al estallido de un levantamiento revolucionario global de las masas.

Una tercera fase, oficial y artificialmente llamada "globalización", comenzó en los años 1980, en respuesta al caos económico y político causado por el colapso de los acuerdos de Bretton Woods, con el giro hacia la agresión neoliberal y la expansión global del capital financiero. El punto culminante de la globalización del capital financiero en la década de 1990 se produjo después de la disolución de la URSS y la apertura al mercado de la China posmaoísta y su ingreso a la Organización Mundial del Comercio a principios del siglo XXI.

Pero este tercer período de aparente triunfo del capital e ilusiones fetichistas terminó violentamente con la crisis financiera global de 2007-2008, el colapso de la globalización del capital financiero seguido de una depresión del Tercer Mundo y sucesivos shocks globales hasta el día de hoy. El verdadero Zeitenwende, la ruptura de la continuidad, el salto cualitativo, debería situarse en este punto de inflexión, en 2008.

Ha comenzado un nuevo período de agitación cada vez mayor: levantamientos masivos en el Sur y el Norte Global, crisis y desestabilización de regímenes, desintegración de la clase liberal burguesa y el surgimiento de formaciones fascistas y de extrema derecha, guerra imperialista, escalada y expansión. mundial.

La globalización del capital durante los últimos 40 años ha globalizado las contradicciones del capital que ahora están explotando de la manera más violenta.

Karl Polanyi, en su obra clásica La Gran Transformación, insistió en que la Gran Depresión, el fascismo y la Segunda Guerra Mundial en el siglo XX fueron producto del agotamiento y colapso del orden liberal internacional establecido por el capitalismo en el siglo XIX, enfatizando la imposibilidad de volver a los viejos tiempos del capitalismo del laissez faire.

La arrogancia de un nuevo regreso al pasado exhausto por parte del llamado neoliberalismo ha llevado a un colapso aún peor en el siglo XXI, creando un desastre aún peor y continuo, una Némesis descrita por algunos escritores como el "escenario Polanyi número 2".

De hecho, las dos estrategias económicas principales -y opuestas- del keynesianismo y el neoliberalismo (junto con todas sus variantes) desarrolladas por el capitalismo y sus economistas para regenerar el sistema evitando que se repita otra crisis de 1929 y la Gran Depresión con todos los desastres políticos que los acompañan, han fracasado irreparablemente. El impasse estratégico es evidente 16 años después de la crisis financiera global de 2008 y a menudo es reconocido por los principales exponentes e instituciones del capital global. Todas las medidas extraordinarias y "heterodoxas" de política monetaria y fiscal adoptadas fueron sólo medidas tácticas, de corta duración, y pronto se convirtieron en bumeranes que produjeron nuevas crisis.

En otras palabras, todas las estrategias para revertir el declive histórico del capitalismo mundial –no sólo el declive de una gran potencia hegemónica como Estados Unidos que reemplaza a Gran Bretaña– han fracasado.

La naturaleza de nuestra era de transición –la centralidad de la teoría del imperialismo de Lenin y la directriz de su estrategia revolucionaria contra la guerra imperialista– está plenamente confirmada. Sus fuerzas impulsoras, sus contradicciones globales agudizadas, pero no resueltas, se manifiestan en una nueva ola destructiva de explosiones.

 

4 . No hay ni puede haber un análisis histórico concreto del impulso imperialista actual hacia una Tercera Guerra Mundial y una lucha real contra ella sin una teoría marxista del imperialismo científica adecuada, es decir, dialéctica, revolucionaria y no dogmática que se desarrollará siguiendo las líneas trazadas por primera vez por la investigación de Lenin…

"No puede haber un análisis histórico concreto de la guerra actual", escribió Lenin en 1916, "si este análisis no se basa en una comprensión plena de la naturaleza del imperialismo tanto desde su lado económico como político". Contra cualquier adaptación a las presiones de clase por parte de la propaganda belicista imperialista, Lenin insistió, contra Plejánov, en que el acercamiento al marxismo requería “el análisis de las características y tendencias fundamentales del imperialismo como sistema de relaciones económicas del capitalismo moderno altamente desarrollado, maduro y sobremaduro”.

El análisis de Lenin está hoy sujeto a muchas falsificaciones tanto por parte de oponentes como de autoproclamados "leninistas", particularmente en el caso de la guerra en Ucrania y, en general, de la escalada de confrontación de los imperialistas liderados por Estados Unidos con Rusia, China y los llamados "eje de la subversión" o "eje de resistencia".

A principios de 2024, con motivo del centenario de la muerte de Lenin, advertimos: la teoría de Lenin sobre el imperialismo no puede separarse de la totalidad de sus investigaciones teóricas y de su ruptura filosófico-epistemológica con el mecánico "marxismo ortodoxo" de la Segunda Internacional, tras el estallido de la Gran Guerra en 1914. Permítanos una cita larga:

"El folleto sobre el imperialismo, fase superior del capitalismo", escribimos, "debe estudiarse cuidadosamente en relación con este marco epistemológico más amplio y dentro de él. Cualquier separación selectiva de un pasaje particular del contexto general de la investigación y exposición materialista dialéctico-histórica tiene consecuencias políticas desastrosas.

Un ejemplo típico, repetido hasta la saciedad, es el mal uso de la definición de imperialismo de Lenin por la definición de las cinco características económicas básicas, más citada que comprendida.

(1) la concentración de la producción y del capital se ha desarrollado hasta tal punto que ha creado monopolios que desempeñan un papel decisivo en la vida económica, (2) la fusión del capital bancario con el capital industrial y la creación, sobre la base de este , de un "capital-dinero", de una oligarquía financiera, (3) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia extraordinaria, (4) la formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales que se reparten el mundo entre sí , y (5) se completa la división territorial de todo el mundo entre las principales potencias capitalistas. El imperialismo es el capitalismo en esa etapa de desarrollo en la que se ha establecido el dominio de los monopolios y del capital financiero - en la que la exportación de capital ha adquirido una gran importancia - en la que ha comenzado la división del mundo entre los trusts internacionales, en la que ha se ha completado el reparto de todas las tierras del planeta entre las principales potencias capitalistas.

Separan esta definición del contexto general reduciéndola a una fórmula abstracta y muerta, que debe ser impuesta artificialmente a toda formación concreta, viva y social, en el desarrollo histórico mundial desigual y combinado. Desaparece la dialéctica entre lo universal, lo particular y lo único.

De esta manera perversa, se están ignorando las advertencias del propio Lenin. Justo antes de la definición en cinco características básicas, advierte del "valor condicional y relativo de todas las definiciones en general, que nunca pueden abarcar todas las afinidades de un fenómeno en su pleno desarrollo". Inmediatamente después de la definición, Lenin señala: "... el imperialismo puede y debe definirse de otra manera, si tenemos en cuenta no sólo los conceptos básicos, puramente económicos, a los que se limita la definición anterior, sino también la posición histórica de esta etapa del capitalismo en relación con el capitalismo en general, o la relación entre el imperialismo y las dos principales tendencias del movimiento obrero” – es decir, las tendencias oportunista y revolucionaria.

La corriente oportunista actual, que a veces se autodenomina incluso "leninista", aplica arbitrariamente la definición de cinco puntos para declarar a Rusia y China países imperialistas, legitimando su posición "igual" en la guerra con los representantes de los EE.UU./OTAN en Ucrania o Competencia agresiva imperialista estadounidense contra China...

En otras versiones, el mismo método de justificar formalmente la política reaccionaria de "mantener la misma distancia", mientras aplaude a Lenin contra Lenin, utiliza el pseudoconcepto de "subimperialismo" o "imperialismo regional" o "capitalismo en transición al imperialismo". para describir los conflictos entre el Norte Global y el Sur Global…

Estos pseudoconceptos ignoran y/o rechazan por completo el enfoque central de Lenin sobre la naturaleza histórica del imperialismo: su análisis y reconocimiento de él como una era de transición desde un "capitalismo en decadencia", "parásito", "podrido", "agonizante " -los adjetivos son de Lenin- al Socialismo. [S. Michael, Lenin y el futuro]

 

5 . La transición no es un desarrollo gradual y su resultado nunca está predeterminado. Es una contradicción, una unidad de contradicciones. En los Cuadernos filosóficos, Lenin hace una observación crucial: “¿Qué distingue la transición dialéctica de la transición no dialéctica? El salto. La contradicción. La interrupción de la continuidad. La unidad (identidad) del Ser y el No Ser"

Un período de transición en la historia está lleno de conmociones, zigzags, saltos hacia adelante y hacia atrás, acontecimientos impredecibles. Cada transición histórica de una forma social a otra, especialmente en sociedades con división de clases, tiene su propia especificidad, las condiciones objetivas particulares y el papel particular que juega la acción subjetiva en el proceso de transformación social.

Hay una diferencia cualitativa que distingue al capitalismo como última forma competitiva de sociedad de clases de todas las formaciones sociales precapitalistas anteriores, como Marx sacó a la luz. En consecuencia, la era de transición desde un capitalismo en decadencia más allá de la sociedad de clases es cualitativamente diferente e incomparablemente más desgarradora y tortuosa que todas las transiciones anteriores en la historia. Es, de hecho, el fin de la prehistoria y el comienzo de la historia real, el salto al reino de la libertad

La decadencia capitalista no es un atolladero estancado e inmóvil. Las tendencias más violentas, los medios más bárbaros pero también los más sofisticados de toda la (pre)historia de clase y la modernidad burguesa son movilizados por las clases dominantes contra el peligro de un derrocamiento revolucionario del orden social. El fascismo y la guerra surgen precisamente como tendencias persistentes y necesidades de supervivencia más profundas de un modo social capitalista en decadencia de explotación, opresión y alienación extrema de todas las relaciones humanas. Son el medio más despiadado de retrasar y revertir el declive histórico.

Todas las contradicciones modernas y "no modernas", como habían demostrado León Trotsky y Ernst Bloch, son exacerbadas y explotadas por el fascismo y el imperialismo belicista.

" ¡Qué reservas inagotables de oscurantismo, de ignorancia y de ferocidad!", escribió Trotsky en junio de 1933. "La desesperación los agitó, el fascismo les dio una bandera. Lo que debería haber sido expulsado del organismo nacional en forma de excremento cultural durante el desarrollo normal de la sociedad, ahora sale a borbotones de la garganta: la sociedad capitalista vomita barbarie no digerida. Ésta es la fisiología del nacionalsocialismo ".

La "brutalidad insaciable" del pasado precapitalista se traslada a la modernidad y se utiliza en el presente del capitalismo en decadencia: "El fascismo es una destilación químicamente pura de la cultura del imperialismo moderno", escribió Trotsky en 1940, cuando ya había comenzado la Segunda Guerra Mundial, en el Manifiesto de la Conferencia Extraordinaria de la Cuarta Internacional.

Estas declaraciones en nuestros días de crisis global en el siglo XXI adquieren una relevancia dramática con el ascenso de las formaciones fascistas y de extrema derecha en Europa y los Estados Unidos de Trump, junto con el giro imperialista global hacia la guerra.

6 . El fascismo y la guerra no pueden entenderse en todas sus formas sin una comprensión más profunda de la naturaleza contradictoria de la era imperialista.

Además, sólo desde esta perspectiva, a través de esta comprensión de la interconexión de la naturaleza de la época, la guerra, el fascismo, la contrarrevolución y la revolución, se puede entender el momento actual y constituir una base sólida para la acción revolucionaria internacional.

La actitud ante las conflagraciones bélicas que tienen lugar en Europa y Medio Oriente es la dura prueba para todas las fuerzas de los movimientos obreros y de liberación, en medio de la capitulación proimperialista o un desplazamiento de nivelación de la mayoría de la "izquierda". y "extrema izquierda".

No puede haber una reorientación revolucionaria, emancipadora y liberadora, contra la desorientación general del mundo después del colapso de la URSS en 1991, sin comprender que el impulso imperialista hacia una Tercera Guerra Mundial es un intento desesperado y destructivo de revertir el declive histórico con una “guerra de reconquista” de la hegemonía global estadounidense, una nueva Reconquista como la de los inicios de la modernidad, pero ahora en condiciones de avanzada decadencia.

En noviembre-diciembre de 2021, en un momento en que Estados Unidos y la OTAN habían rechazado una propuesta rusa de negociaciones para evitar una guerra en Ucrania, se publicó un ensayo de Michael Kofman y Andrea Kendall-Taylor en Foreign Affairs, donde los autores insisten: "Incluso si China resulta ser la principal amenaza a largo plazo, Rusia también seguirá siendo un desafío a largo plazo ".

A continuación, los autores de Foreign Affairs plantean una cuestión importante y desconcertante. Destacaron la siguiente pregunta: "¿Por qué los vencedores de la Guerra Fría perdieron la paz postsoviética"?

Para empezar a responder a esto, recurren al enfoque introducido por el historiador ucraniano Serhii Plokhy, ahora en la Universidad de Harvard, un académico que está lejos de ser sospechoso de simpatías comunistas o incluso prorrusas: “El antiguo espacio soviético sigue siendo un polvorín, que todavía se enfrenta a la disolución de la Unión Soviética, que no debe considerarse como un hecho consumado sino como un proceso, como acertadamente lo expresó el historiador Serhii Plokhy .[ibídem.]

Por tanto, había que completar el "proceso" desatado por el desastre de 1991. Zbigniew Brzezinski, tras el colapso de la URSS, desarrolló toda una teoría geopolítica, publicada en 1997 como "El gran tablero de ajedrez", enfatizando que el colapso de la URSS no fue suficiente para las necesidades estratégicas del imperialismo estadounidense. Para eliminar la "amenaza" para siempre, Rusia y todo el antiguo espacio soviético tenían que ser divididos y subyugados. Los acontecimientos posteriores muestran que la teoría paranoica de Brzezinski no murió con él, sino que es adoptada e implementada oficialmente por todas las administraciones estadounidenses y de la OTAN.

En 1929, Trotsky había hecho una advertencia, hoy más relevante que nunca: el proceso de restauración capitalista en la Unión Soviética no puede ser un retorno a las condiciones del capitalismo ruso anterior a 1917, con o sin el zar. Su realización requiere su desintegración, la colonización por el imperialismo occidental y la dominación por un régimen títere semifascista [ Escritos 1929]. Una advertencia que se aplica no sólo a la Ucrania de Zelensky que glorifica al nazi Stepan Bandera y a los nazis de hoy, no sólo a todo el antiguo espacio soviético sino también a China.

El dilema histórico central planteado en la guerra de por encargo de la OTAN en Ucrania es: o completar el desastre de 1991, revertirlo y su transformación.

¡Tal derrota del imperialismo requiere un renacimiento soviético revolucionario, basado en un renacimiento del movimiento obrero internacional contra el capitalismo, que allane el camino para una Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sin capitalistas, oligarcas ni burócratas, desde Lisboa hasta Vladivostok, etc.!

Esta "Guerra de Reconquista" imperialista se libra no sólo para revertir el declive estadounidense y evitar un nuevo sucesor de la hegemonía mundial, posiblemente China. El capitalismo estadounidense representa el punto más alto en el desarrollo histórico del capitalismo mundial, ahora en declive como modo de producción, como forma específica y obsoleta de vida social. La fuerza impulsora detrás de una Tercera Guerra Mundial liderada por Estados Unidos (así como de una catástrofe climática que amenaza vidas) es el declive histórico del sistema capitalista global.

La profundidad del declive global del sistema ya se ha visto con el impasse estratégico para salir de la crisis después de la crisis global de 2008. El capitalismo imperialista está tratando de romper el impasse sistémico-estructural por medios militares, a través de una estrategia en constante expansión e interminable, pero en aumento hacia la guerra mundial.

La brutalidad ya prevalece con un aparente retorno a los peores métodos genocidas del "viejo" colonialismo: en Europa, con la guerra de colonización del antiguo espacio soviético, en Medio Oriente, con la guerra genocida del colonialismo sionista en Gaza, Cisjordania y la Palestina ocupada, expandiéndose hacia el Líbano, Yemen, Siria y apuntando a Irán en Asia y el Pacífico con crecientes tensiones militares contra China en África, con intervenciones militares coloniales de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia en América Latina; con sanciones y amenazas de guerra (Cuba, Venezuela) y promoción de fascistas locales como Bolsonaro (Brasil) y Milei (Argentina).

En este momento, los puntos más calientes de esta guerra global están en Europa, en la guerra por encargo de la OTAN en Ucrania/Donbass, y en Medio Oriente, en la guerra genocida sionista en Gaza/Palestina. A pesar de sus diferencias, sus causas y cursos específicos, ambas guerras están entrelazadas en su diversidad como momentos de un mismo proceso histórico global. Un verdadero movimiento de masas contra la guerra no puede librar con éxito una guerra e ignorar la otra.

No es coincidencia que el régimen sionista de extrema derecha de Netanyahu, con sus aliados fascistas basados ​​en colonos y el apoyo de los imperialistas estadounidenses y europeos, necesite y haya desarrollado una fuerte alianza con las fuerzas más contrarrevolucionarias, antisemitas y fascistas de Europa, como el RN de Le Pen en Francia, Vox en España, Chega en Portugal e incluso el AfD nazi en Alemania.

Y a la inversa, la campaña contrarrevolucionaria del bloque de derecha liberal en colapso junto con la extrema derecha contra una radicalización de izquierda entre los más oprimidos y la generación más joven en los barrios populares de Europa, especialmente en Francia, intenta utilizar como arma calumnias de coartada de… “antisemitismo” de la Francia insubordinada de “extrema izquierda” de Mélenchon, pidiendo apoyo a Israel y encubriendo el genocidio en curso del pueblo palestino.

Del otro lado de las barricadas, la resistente resistencia al genocidio en Gaza y Palestina ha asumido el papel central que alguna vez tuvo para la generación de mayo de 1968 y la marea revolucionaria internacional de la "Década Roja", la lucha contra los horrores del Mi Lai y la guerra de Vietnam.

En todas partes, a pesar de la represión estatal, desde las universidades y las ciudades de Estados Unidos hasta las calles de Europa y en todo el mundo árabe-musulmán, a pesar del papel reaccionario y traidor de los regímenes locales, y entre todas las naciones oprimidas del Sur Global, en solidaridad, se iza la bandera nacional de una Palestina Libre como bandera de la próxima nueva revolución mundial.

7 . Hay una definición de imperialismo moderno formulada por Lenin que es rechazada por todos los antileninistas, postleninistas o pseudo-leninistas. Fue escrito por el líder bolchevique el 6 de julio de 1920, al final de la Introducción a las ediciones francesa e inglesa del libro "El imperialismo, etapa superior del capitalismo": "El imperialismo es el prólogo de la revolución social del proletariado. Esto se confirma, después de 1917, a escala global.”

Con el colapso de la Unión Soviética en 1991, fundada por la Revolución Socialista de Octubre de 1917, la creencia ideológica predominante es que todo el ciclo histórico de revoluciones se ha cerrado. Sin embargo, después de la crisis global de 2008, con un nuevo aumento de disturbios y levantamientos masivos en el sur de Europa entre 2010 y 2015, el derrocamiento revolucionario de las dictaduras en Egipto, Túnez y Sudán durante el mismo período, las movilizaciones masivas y los acontecimientos revolucionarios en Chile y América Latina, el conflicto entre revolución y contrarrevolución volvió a la arena del conflicto histórico.

A pesar de las restricciones, las traiciones políticas, los golpes dictatoriales y los derrocamientos reaccionarios, en estas primeras experiencias estratégicas las cuestiones del poder político, la opresión tiránica imperialista y el dominio de clase volvieron a pasar a primer plano, aunque sin resolverse. Su fuente de crisis y declive capitalista global no ha desaparecido; al contrario, se ha vuelto más destructiva, como lo demuestra la tendencia bélica imperialista global;

La guerra y la revolución son las características esenciales opuestas de nuestra era de transición. Es la guerra, la crisis cataclísmica que provoca su opuesto, una revolución para derrocar el orden social mundial en decadencia que da lugar al Apocalipsis. El dilema es agudo: o un estado de guerra imperialista perpetuo en escalada hasta la destrucción global, o una Revolución Global Permanente para cambiar fundamentalmente el mundo y poner fin a la guerra y la destrucción capitalista de la vida en la Tierra.

La Revolución Permanente no es una ilusión ni una construcción teórica arbitraria de Trotsky y el trotskismo. Como hemos argumentado en otra parte,

El concepto de Revolución Permanente refleja la sociedad burguesa moderna, evolucionando y madurando a lo largo de su desarrollo histórico. Desde la época del levantamiento burgués, cuando, en la Gran Revolución Francesa, "la lucha universal de la burguesía por la dominación, por el poder y por la victoria indivisa encontró su expresión clásica en el llamado revolucionario a una Revolución en permanencia" [Trotsky, Results and Perspectivas 1906 ] al apogeo y punto de inflexión del capitalismo, a mediados del siglo XIX con la Revolución Europea de 1848 y la Encíclica de 1850 de Marx y Engels, a la era imperialista de decadencia capitalista y la elaboración teórica de Trotsky de Revolución Permanente en Revolución de 1905 en Rusia, su confirmación en 1917 y los desarrollos posteriores en la lucha contra la teoría de Bujarin y Stalin del 'socialismo en un solo país' […] La Revolución Permanente se convierte en la autorreflexión dialéctica de la época. [Savvas Michael-Matsas, La revolución permanente de Trotsky en el siglo XXI, Encuentro Trotsky II en línea -Trotsky em Permanência- 2 a 6 agosto de 2021 Sympósio Temático 9, 6 de agosto, Sao Paolo, Brasil].

Debería ser la guía teórica marxista para nuestra acción revolucionaria internacional y la línea estratégica en nuestra lucha para derrotar la guerra imperialista.

No prohíbe la flexibilidad táctica en relación con los movimientos por la paz, distinguiendo entre el odio genuino a la guerra por parte de las masas populares y el hipócrita pacifismo imperialista burgués. Lo mismo se aplica a la solidaridad con los movimientos de liberación y resistencia antiimperialista en el Sur Global, incluido el Eje de Resistencia en Medio Oriente.

Estas tácticas deben subordinarse y servir a la estrategia de la revolución socialista mundial, preservando siempre nuestra independencia política y de clase y el derecho a la crítica.

Sin la acción de las masas ninguna revolución es posible. Para elevar su conciencia y acción políticas, para responder a los desafíos de los tiempos históricos, los sectores más progresistas de la clase obrera internacional y los oprimidos deben organizarse y entrenarse en partidos revolucionarios de una Internacional revolucionaria.

Debemos permanecer fieles a las exigencias de nuestro tiempo y cumplir urgentemente las tareas que éste nos propone para que la Revolución dure hasta su victoria en un mundo en llamas.

Eretria, Grecia

julio 2024


Traducción al español por Opción  Obrera

lunes, 12 de agosto de 2024

Entre la “democracia” gringa y la “dictadura” venezolana

¿Con quién estás tú compañero(a)?

Entre la “democracia” gringa y la “dictadura” venezolana


Los intereses de EEUU sobre Venezuela, son dañinos y contrarios a los nuestros, entendiendo que esto, va más allá de los trabajadores y alcanza a toda la nación.

Ahora bien, hay venezolanos que representan directamente los intereses del país del norte, por eso piden la intervención militar o de mercenarios, apoyan las sanciones económicas y hasta están de acuerdo con ellos en sus guerras, masacres asesinas, incluyendo el genocidio al pueblo palestino.

Por otra parte, los intereses del gobierno nacional venezolano, quienes también son la dirección del PSUV, favorecen a un grupo de empresarios tanto criollos, como extranjeros desde gringos hasta chinos, pero no del agrado del todo del Departamento de Estado de los EEUU, por algo intentan sacarlo. Quisieran los del gobierno venezolano, ser reconocidos por aquellos, algo muy difícil por ahora, “lamentablemente” otros vienen como sus pares mucho antes y los de ahora -el gobierno actual- llegaron por otros medios, inclusive contrarios a esos intereses gringos, y si bien nacieron sobre estas contradicciones, para nada representando los legítimos intereses de los trabajadores, se impusieron y les toca defender su continuidad en esos cargos.

De modo que, esa es la realidad y en ese contexto, quienes defienden el cambio de gobierno actual defienden esos otros intereses, totalmente contrarios a los de los trabajadores, de plano precisemos, tampoco los que están en el gobierno, pero hay una diferencia entre aquellos y estos, clave en este momento para poder seguir en nuestra lucha.

Esta lucha es, entre el neo fascismo promovido por el gobierno gringo y este gobierno abusivo y explotador, el cual para defenderse de aquellos, deben contar con el pueblo, lo utilizan, les sirve por ahora, para no dejarse derrotar por el mayor gobierno asesino mundial, el de los EEUU.

Hay elementos precisos que la oposición de ultraderecha con el apoyo extranjero, prepararon para inmediatamente después de las elecciones e implementaron una vasta campaña azuzando el descontento popular, y armaron revueltas con métodos fascistas, independiente del resultado electoral, el cual los tiene sin cuidado, solo que les sirvió como pretexto, como les serviría un golpe si pudieran darlo hoy, pero las condiciones no las tienen, probaron con la presión internacional e interna, midieron y fracasaron, por ahora, pero seguirán insistiendo. 

Quien dirige por encima de todo, es el Departamento de Estado norteamericano y en los momentos actuales no pueden admitir una situación que no puedan controlar totalmente, con una posible turbulencia para decir un término ligero, cuando la situación está ardiendo en el cercano y medio oriente asiático, y se agudizan los conflictos con China, ¿la revolución en Bangladesh?, en Europa, principalmente en Reino  Unido con las hordas racistas y fascistas, Francia con su frente popular, la guerra de la OTAN en Ucrania y las rebeliones anticoloniales en el África subsahariana.

Por otro lado, históricamente ha sido tan profunda la movilización del pueblo, que por más deformado que es el gobierno, no han podido con él, los gringos y sus agentes, inclusive, sin un partido revolucionario y peor aún con una izquierda cómplice de la ultraderecha y de ñapa, la intervención de casi todos los gobiernos latinoamericanos cooperando con este entramado en contra de Venezuela, con la excepción de Cuba, Bolivia, Honduras y Nicaragua.

Lo cierto es, que intentan que todos los países y sus gobiernos estén absolutamente alineados con ellos, el cerco económico es una imposición hasta que no se haga lo que ellos quieren, eso obligó a Chávez en su momento, a acercarse a Rusia, China e Irán, relaciones que hasta hoy perviven y de paso reconocen al gobierno de Venezuela, en Maduro luego del 28 de julio, no al títere aprobado por los gringos.

La salida necesaria, es la integración latinoamericana, no se puede hacer fragmentada, y en ese camino toca ir, no hay otro, para salir de ser meros suministradores de materias primas. Debemos ser soberanos, para eso se debe derrotar a quienes lo impiden. 

Para los trabajadores no hay salida posible sin su propio gobierno, no puede haber libertades democráticas plenas dentro de un gobierno burgués


Por un Gobierno de los Trabajadores

Por los Estado Unidos Socialistas de América Latina


Opción Obrera

12 agosto 2024

 

martes, 6 de agosto de 2024

TENDENCIAS GLOBALES DE INTEGRACIÓN Y FRAGMENTACIÓN

 TENDENCIAS GLOBALES DE INTEGRACIÓN Y FRAGMENTACIÓN1

Matsas Savvas M. Universidad Nacional de Atenas (Grecia)






Resumen: La globalización como narrativa dominante a fines del siglo XX ha retrocedido drásticamente en las primeras décadas del siglo XXI. Después de la crisis mundial de 2008 y la Gran Recesión, seguidas de choques sucesivos (la pandemia de Covid-19 y el cierre económico mundial, la escalada de tensiones geopolíticas internacionales), se ha producido un cambio de rumbo del discurso oficial, que ahora se centra cada vez más en la “desglobalización”, sus prioridades y peligros. Pero tanto las narrativas en su forma dominante como las apologéticas son incapaces de interpretar los acontecimientos mundiales actuales. Al padecer una unilateralidad fatal, no logran captar la interacción dialéctica de fuerzas contradictorias que impulsan simultáneamente las tendencias globales de integración y fragmentación, incrustadas en la propia relación de capital que alcanza sus límites históricos. Una producción basada en la cognición y basada en la cooperación social y la solidaridad, como lo enfatiza la investigación de Noonomy, debe superar la barrera de la relación de capital en sí misma reorganizando la sociedad sobre bases socialistas genuinas.

Palabras clave: globalización, desglobalización, crisis global, noonomy

Para citar: Matsas S.M. (2024). Tendencias Globales de Integración y Fragmentación. Noonomy and Noosociety Almanaque de trabajos científicos del S.Y. Witte INID, vol. 3, n.º 1, págs. 34-40 DOI: 10.37930/2782-6465-2024-3-1-34-40

1 El documento se basa en el informe presentado en la 36.ª sesión del Seminario Teórico Internacional del Instituto para el Desarrollo de la Nueva Industria (INID) S.Y. Witte "Transformaciones Socioeconómicas y Geopolíticas Globales: Teoría y Prácticas" (5 de abril de 2024, San Petersburgo).

Introducción

¿Globalización y/o desglobalización?

El escenario histórico mundial ha cambiado drásticamente y continúa cambiando a una velocidad acelerada, a través de sucesivos shocks globales, que propagan una confusión generalizada.

En las últimas décadas del siglo XX, durante los años calientes del neoliberalismo y la dominación del capital financiero globalizado, la globalización capitalista se presentó distorsionada y fetichizada en la narrativa dominante. Se combinó, particularmente en la década de 1990, después de la desintegración de la URSS con el mito del “fin de la historia” y terminó con este “final” ilusorio.

Ya a principios del siglo XXI, mitos y creencias bien establecidas se hicieron añicos. El punto de inflexión crucial de la historia reciente, el verdadero Zeitenwende (cambio de rumbo), no ocurrió en 2022 sino en 2008: fue el estallido de la crisis capitalista global con el colapso financiero global y la larga depresión. La crisis mundial aún no resuelta, con todos sus altibajos, está en una espiral de sucesivos giros dramáticos y choques brutales como la pandemia de Covid-19 y el confinamiento, los nuevos peligros de estanflación y, sobre todo, la escalada mundial de tensiones geopolíticas tras un agresivo “Occidente colectivo” liderado por Estados Unidos tras sus objetivos, China y Rusia, declarados como “rivales estratégicos primarios”.

El fracaso evidente del neoliberalismo en 2008, después del fracaso del keynesianismo en la década de 1970, dejó un vacío estratégico para el capitalismo, que carecía de una estrategia económica alternativa para salir de la prolongada crisis global.

La Globalización empezó a ser reemplazada más o menos en el discurso público por narrativas formalmente opuestas de des-globalización, de “decoupling” (desacople) o “de-risking” (minimización de riesgo), de “home shoring” (cerca del consumo) o de “friend shoring” (sitio confiable), en un giro hacia el nacionalismo económico de diversos tipos, que pronto también se encuentran confrontado un impasse. [Michael-Matsas S., 2022; 2022 passim].

Las evaluaciones contradictorias de los líderes del capital estadounidense y mundial revelan su impasse estratégico frente a la presencia simultánea de tendencias globales contradictorias de integración económica y fragmentación. Larry Fink, director ejecutivo de BlackRock, la empresa de gestión de activos más grande del mundo con 10 billones de dólares en activos, hizo una declaración en 2022 en la que declaraba “el fin de la globalización que hemos experimentado en las últimas tres décadas” [Foroohar R., 2022; Bukat-Lindel S., 2022; Tett G., 2022; Tooze, A.; Armstrong R., 2022]. Desde el otro lado, Jamie Dimon, presidente y director ejecutivo de JP Morgan Chase, el mayor banco privado de Estados Unidos, no prevé una posible disociación entre Occidente y China, considerando que ello conduciría a un desastre no sólo para las dos mayores economías del mundo, sino para la economía mundial en su conjunto. [Dimon J.; [2023]

Nouriel Roubini, conocido como uno de los pocos economistas que predijeron, a su manera, el colapso de 2008, trata ese “fin de la globalización” como una de las diez mega amenazas que “ponen en peligro nuestro futuro” [Roubini N., 2022, págs. 144-166].

La globalización aparece simultáneamente como algo que está terminando y que no tiene fin.

La fragmentación choca con la realidad de una integración ya establecida de la vida económica social internacional, la interconexión ya avanzada de los procesos económicos sociales mundiales, que, al mismo tiempo, en su forma social histórica actual genera una mayor fragmentación.

Este "doble vínculo" es el enigma sin resolver de la Esfinge del presente. La confusión generalizada se agrava. Reina ahora, de la manera más brutal en un mundo peligroso, posterior a la posguerra fría, lo que el filósofo Alain Badiou había llamado “una desorientación generalizada del mundo” (Badiou A., 2022 passim).

La ​​“Globalización” y la “desglobalización” en su forma ideológica y apologética dominante rígida, adolecen ambas de una unilateralidad fatal, son incapaces de captar en su unidad los aspectos y tendencias contradictorios del mundo real, las complejidades del desarrollo desigual y combinado del proceso histórico mundial.

I. Norte global y Sur global

La “globalización” como dogma neoliberal, o “hiperglobalización” [Subramanian A., Kessler M., 2013 passim] en el lenguaje de los años 1990, no limitó sobre sí misma, el reconocimiento de la interconexión avanzada de la economía mundial, el carácter mundial de las fuerzas productivas modernas y la división internacional del trabajo. Predica el fin del Estado nacional y de sus fronteras y, en consecuencia, de los intereses nacionales antagónicos. Falsamente, afirmaba que estaba difundiendo la “democracia” y una “creciente igualdad” entre los países “desarrollados” y “en desarrollo”, rebautizados ahora como “mercados emergentes”. En realidad, la desigualdad que divide a los centros capitalistas metropolitanos ubicados en el Norte global y los países semiperiféricos y periféricos del Sur global ha crecido durante la fase de globalización capitalista posterior a 1980. La expansión del capital mundial del Norte global imperialista, que saqueó los recursos y sobreexplotó a las poblaciones trabajadoras del Sur global, tuvo un impacto devastador en todas sus condiciones de vida, con hambrunas, destrucción medioambiental, guerras, dictaduras, genocidios (¡Ruanda en 1994!), que produjeron oleadas migratorias ininterrumpidas y sin precedentes de personas desesperadas.

Como los economistas tradicionales tuvieron que admitir, había “serpientes en el paraíso de la hiperglobalización” [Subramanian A., Kessler M., 2013, pág. 38] En 2002, el keynesiano Joseph Stieglitz tuvo que dar, a su conocido libro, el título La globalización y sus descontentos [Stiglitz J., 2002]. Ya a finales de los años 1990 y principios del siglo XXI, surgió un poderoso movimiento social global contra los estragos de la globalización del capital con la revuelta masiva anti-FMI de Seattle en 1999, que continuó con los acontecimientos de Génova en 2001 y, posteriormente, con las reuniones del Foro Social Mundial de Porto Alegre.

Frente a los mitos, numerosos estudios empíricos han expuesto la creciente desigualdad a nivel mundial. Un informe de Oxfam de 2021 concluyó que, en conjunto, los 10 hombres más ricos del mundo poseían más de la riqueza combinada de los 3.100 millones de personas más pobres, casi la mitad de toda la población mundial. Su riqueza combinada se duplicó durante la pandemia [Nabil A., et al, 2022 passim].

La rara excepción de la reducción de la pobreza masiva y la desigualdad social durante las últimas tres décadas fue China. Esto no ocurrió gracias a una globalización del capital liderado por Occidente, sino sobre una base política y económica totalmente diferente: una apertura al mercado mundial bajo el control del sector económico estatal chino siguiendo las direcciones políticas del Partido Comunista Chino.

En cada giro importante de la espiral de crisis mundial posterior a 2008, la brecha entre el Norte global y el Sur global se manifiesta como una brecha cada vez más amplia, cada vez más profunda e insalvable. Por ejemplo, durante y después del shock de la pandemia de Covid, los programas de vacunación revelaron en los términos más dramáticos la creciente desigualdad estructural entre el Norte y el Sur global, fracturando de manera inhumana a la humanidad actual. En el informe Perspectivas de la economía mundial y el Informe sobre la estabilidad financiera mundial del FMI, publicado en otoño de 2021, se informó que “a fines de septiembre de 2021, el 58 por ciento de la población de los países de altos ingresos estaba completamente vacunada, frente al 36 por ciento en los países emergentes y un miserable 4 por ciento en los países de bajos ingresos” pertenecientes al Sur Global [FMI, 2021; Wolf M., 2021].

El informe del Programa Mundial de Alimentos sobre lo ocurrido en el primer año de la pandemia es alarmante: “Se estima que en 2021 una cifra récord de 270 millones de personas padece inseguridad alimentaria aguda o están en alto riesgo, un aumento del 74 % con respecto a 2020” [Tooze A., 2021].

Para repetir el título del artículo de Oxfam Internacional, la desigualdad mata, de hecho.

A pesar de todas las afirmaciones de que la “globalización” marca “una nueva era” o “una nueva etapa postimperialista del desarrollo capitalista”, la persistente división entre el Norte Global y el Sur Global demuestra la dominación y el parasitismo del primero sobre el segundo, la continua separación entre naciones opresoras y oprimidas, lo que confirma la teoría clásica de Lenin sobre el imperialismo como una época de capitalismo en decadencia. Los discursos sobre la “desglobalización”, desde el otro lado, funcionan como un llamado a un nacionalismo económico depredador del tipo “MAGA” (“Make America Great Again”) o del tipo “América Primero” o como la falacia de una autarquía nacional imposible para los más débiles y pobres. En cualquier caso, el Sur global pagará el precio más alto del desastre común. Sus reacciones políticas eran previsibles. No es casualidad que los representantes del Sur global donde vive la gran mayoría de la humanidad, se han opuesto a las políticas de sanciones y al uso de las finanzas internacionales como arma por parte de los Estados Unidos y el Occidente colectivo contra Rusia. También resulta bastante claro por qué los países del Sur Global se han opuesto a la histeria anti China impulsada por Occidente o por qué Sudáfrica llevó a la Corte Internacional de Justicia la guerra genocida en Gaza. Estas acciones no son simplemente maniobras políticas, sino expresiones de una división histórica mundial.

II. Norte global: tendencias de integración y fragmentación

1. Estados Unidos

El capitalismo estadounidense es el centro del sistema capitalista global y el centro de su crisis estructural, sistémica y su decadencia histórica.

Por razones históricas y estructurales que han determinado la formación social de los Estados Unidos, el capitalismo norteamericano, en nuestra época imperialista, particularmente bajo el impacto de dos guerras mundiales, la Gran Depresión y más tarde la “Guerra Fría”, tuvo que romper con el aislacionismo e integrar los asuntos mundiales desempeñando un papel protagónico. Su equilibrio interno tenía que basarse necesariamente en un equilibrio mundial, ejerciendo una hegemonía mundial. Fue elevado a esta posición de liderazgo en el siglo pasado, reemplazando a Gran Bretaña y Europa en un papel subordinado, aunque necesario, pero sólo de apoyo a los intereses de Estados Unidos.

El período posterior a la Segunda Guerra Mundial, basado en el acuerdo de Bretton Woods y la Guerra Fría, fue el período “clásico”, siempre turbulento, de esta hegemonía mundial de Estados Unidos. El colapso del equilibrio internacional basado en el sistema de Bretton Woods a principios de los años 1970 y el surgimiento de una crisis mundial combinada con la vorágine política internacional del mismo período plantearon nuevos desafíos. La campaña neoliberal posterior a 1980 y el frenesí de la globalización del capital financiero fueron un intento de superar la crisis. Su punto más alto fue la desintegración de la Unión Soviética y el colapso de los regímenes de Europa del Este. Pero la integración en un capitalismo global liderado por Occidente bajo la hegemonía estadounidense resultó ser a la vez una ilusión y una tragedia, que condujo a una mayor fragmentación política y económica a nivel internacional, a una peor crisis global y ahora a peligros que llevan a la humanidad al borde del abismo.

La globalización neoliberal posterior a 1980 y el Consenso de Washington no salvaron un orden internacional, basado en reglas estadounidenses, plagado de crisis. Por el contrario, se hizo evidente el declive del capitalismo hegemónico estadounidense como el punto histórico más alto del desarrollo capitalista global.

Incluso durante la llamada “hiperglobalización” de los años 1990, su sostenibilidad por parte de Estados Unidos y Occidente fue problemática. En 1998, D. Rodrik [Rodrik D., 1998, págs. 997-1032; Subramanian A., et al., 2013, pág. 21] había advertido que para sostener “la apertura se requiere un consenso social interno a su favor, lo que a su vez requiere mecanismos de seguridad social para proteger a los actores nacionales contra los shocks inducidos por la globalización”. Pero, en vísperas de la crisis de 2008, según Larry Summers, “la globalización aumenta la necesidad de seguridad social y socava la capacidad del gobierno para proporcionarlo” [Summers L., 2008].

Los salarios de los trabajadores estadounidenses estuvieron estancados durante tres décadas, la movilidad social disminuyó y la desigualdad aumentó drásticamente. Larry Katz, de la Universidad de Harvard, captó el malestar estructural en Estados Unidos y la ruptura del consenso social con la siguiente metáfora:

Piense en la economía estadounidense como un gran bloque de apartamentos. Hace un siglo, incluso hace 30 años, era objeto de envidia. Pero en la última generación su carácter cambió. Los áticos (penthouses) de arriba son cada vez más grandes. Los apartamentos del medio están cada vez más estrechos y el sótano se ha inundado. Para colmo, el ascensor ya no funciona. Ese ascensor averiado hace que la gente se deprima más” [citado por Subramanian A., et al., p. 21]

La metáfora describe con bastante precisión mucho más que el fenómeno Trump (incluida la posibilidad de su regreso en las elecciones presidenciales de noviembre de 2024). Capta el desequilibrio interno y la disfunción política de los EE.UU., la perturbación y la ausencia de un equilibrio internacional en el que sustentar por sí mismo, su decadencia y, en consecuencia, su impulso imperialista para reimponer su hegemonía global por todos los medios contra, en primer lugar, Rusia y China.

2. Europa

Europa es el espacio donde se manifiestan con mayor nitidez las tendencias globales de integración y fragmentación.

El intento de la Unión Europea de integrar su economía en torno al eje dominante franco-alemán, como una mega-regionalización con una moneda común, el euro, que ocuparía una base estratégica para un papel hegemónico global, ha fracasado.

Hoy, su peso económico, su productividad y su competencia están avasallados por las dos mayores economías del mundo, Estados Unidos y China, y sufre golpes más devastadores con cada nuevo shock de la crisis mundial. Su integración al sistema financiero estadounidense condujo, tras el crack de 2008, a la crisis de la eurozona, de la que nunca se ha recuperado realmente.

El euro demostró ser incapaz de sustituir al dólar estadounidense como principal moneda de reserva mundial.

Aún falta una unión de capitales y una unión bancaria, y no tienen ninguna posibilidad de lograrse.

Con el Brexit, la UE perdió la City, centro estratégico del capital financiero global.

La economía de la UE nunca se recuperó realmente después de la pandemia de Covid, ya que la economía europea todavía está estancada después de la contracción de la economía mundial por el cierre global, que fue mucho mayor que la de 2008-09, a pesar de las medidas de emergencia “heterodoxas” para evitar el colapso y restaurar la sostenibilidad.

La expansión de la Unión Europea para integrar Europa Central/Oriental y los Balcanes estuvo acompañada de tendencias crecientes de fragmentación, comenzando con la brutal desintegración de la ex Yugoslavia. La región está subyugada y subordinada a un estatus cuasi colonial. La fractura social y la profunda brecha económica entre Occidente y Oriente están aumentando.

Al mismo tiempo, especialmente después de la crisis de la eurozona, también hay una brecha creciente entre el Norte, más rico y “frugal”, y el Sur, más pobre, de la UE.

El propio eje franco-alemán del proceso de integración de la UE manifiesta graves fracturas a medida que la economía alemana, corazón industrial y motor de la economía de la UE, se hunde en la recesión y vuelve a convertirse en “el gran paciente de Europa”.

Las tensiones y la ruptura entre la parte europea del Norte global y su antiguo Sur global colonial, en particular en África y Oriente Medio, y las enormes olas migratorias de esta última a la primera, la antigua Europa transformada en una “Europa fortaleza”, alcanzan un momento explosivo.

Por encima de todo, el corazón del continente europeo se ha convertido en el trágico teatro de la mayor confrontación geopolítica global desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Las consecuencias sociopolíticas del entrelazamiento de todas estas tendencias globales contradictorias sobre los pueblos de Europa son inmensas y producen polarización, tensiones, conflictos crecientes e inestabilidad política [Michael-Matsas, 2023, p. 3]

Europa Occidental es el “mega-eslabón” más débil de la cadena de los centros metropolitanos del Norte Global.

Conclusiones

En este panorama internacional complejo y volcánico, para delinear posibles caminos de salida a la crisis y encontrar un desarrollo alternativo, es necesario captar la interacción dialéctica de fuerzas contradictorias que impulsan simultáneamente las tendencias globales de integración y fragmentación. Ambos están inmersos en la propia relación del capital, que alcanza ahora sus límites históricos.

La fuerza unificadora, universalizadora, es generada por el propio capital y al mismo tiempo choca con los límites internos del capital, descubiertos por Karl Marx: “...la universalidad por la que el capital tiende incesantemente”, escribe Marx en los Grundrisse, “se topa con barreras en la propia naturaleza del capital, barreras que en una determinada fase de su desarrollo le permitirán ser reconocido como el mayor obstáculo en el camino de esta tendencia y, por lo tanto, impulsarán hacia su trascendencia a través de sí mismo”. [Marx K., 1986, p. 337]

La interconexión internacional generada por el capital no es una universalidad abstracta, uniforme, homogénea y estática, en una “progresión a través de un tiempo homogéneo y vacío”, como Walter Benjamín había señalado acertadamente en sus profundas Tesis sobre el Concepto de Historia [Benjamín W., 1940]. Combina, en una unidad integral pero contradictoria, una división mundial del trabajo, diversos niveles y velocidades desiguales de desarrollo, una multiplicidad de temporalidades históricas.

La naturaleza transicional de nuestra época sobre determina esta multiplicidad. El hecho de que la relación capitalista se haya convertido en “la mayor barrera” para la tendencia universalizadora y “por lo tanto impulse hacia la trascendencia del propio pensamiento” se demuestra tanto por el alto desarrollo de las condiciones material-tecnológicas. La revolución de Internet en la década de 1990 produjo, como señala Michael Roberts,

“... un auge, una burbuja y una caída del mercado de valores, hizo poco para impulsar el crecimiento de la productividad general del trabajo a partir de los años 2000 […] Robert Solow, comentó en ese momento, “se puede ver la era de la informática en todas partes, menos en las estadísticas de productividad. El crecimiento de la productividad se ha desacelerado a nivel mundial como una tendencia a lo largo de las primeras dos décadas de este siglo” [2024].

Las potencialidades reveladas por el progreso tecnológico son reales y enormemente transformadoras. Una producción basada en la cognición, en la cooperación social y la solidaridad, tal como lo enfatiza la investigación Noonomy, iniciada por Sergey Bodrunov [Bodrunov S., 2022, p. 100; Bodrunov S., Desai R., Freeman A., 2022 passim], tiene que superar la barrera de la propia relación del capital reorganizando la sociedad según las necesidades sociales y no el lucro, en otras palabras, sobre bases socialistas genuinas.

Referencias

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Michael-Matsas S. (2022). Is a Bretton Woods II possible in the 21st Century?  VI Congreso Internacional de Economía Política (IPEC-2022); Foro Económico Académico de Moscú (MAEF) 16-18 de mayo de 2022

Michael-Matsas, S. (2022). Europe and Greece as a “Zone of Tempests”. 2.º Encuentro Internacional  21-25 de agosto de 2023. Pontificia Universidad Católica de São Paulo, Brasil.

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Información sobre el autor

Matsas Savvas Michael Profesor de la Universidad Nacional de Atenas (Grecia)

Correo electrónico: savvasmatsas@gmail.com

Noonomy and Noosociety. Almanac of Scientific Works of the S.Y. Witte INID Vol 3, No. 1. 2024


Traducción al español de Opción Obrera