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Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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jueves, 10 de marzo de 2022

La guerra en Ucrania ¿una nueva era de revoluciones?

 

La guerra en Ucrania ¿una nueva era de revoluciones?



La guerra en Ucrania fue provocada ante el plan de los EEUU de sentar bases de la OTAN en ese país, para envolver a Rusia en su frontera occidental.
  La OTAN comandada por el imperialismo es la maquinaria bélica más grande y asesina, con las armas atómicas más destructivas, no del Atlántico, sino del mundo, por lo tanto, la invasión rusa a Ucrania es producto de la necesidad de evitar la extensión de la OTAN a dicho país.

Esta guerra por ahora circunscrita a dos países, pero con los peligros de su extensión, agudiza la crisis económica mundial, hoy miles de millones de personas esperan una respuesta ante sus condiciones materiales, provocada por la crisis capitalista, además están abrumados por la histeria de la red de medios capitalistas. Frente a estos hechos, es necesario formular una posición revolucionaria para la clarificación política y por tanto programática para la actividad del proletariado y las masas oprimidas tras sus objetivos históricos, lo contrario está sucediendo desde la izquierda, incluidos muchos auto titulados trotskistas, en ellos abundan elementos de confusión y desmoralización.

La izquierda denuncia una invasión que también denuncian los imperialistas, pero estos por el contrario de la izquierda, tienen el poder para actuar. ¿Quién es funcional a quién?

En este sentido, es apremiante explicar la naturaleza de esta guerra, donde, por un lado, se encuentran envueltos lo más flamante del imperialismo, los EEUU, Reino Unido y la Unión Europea, nada homogéneo, con inmensas contradicciones que tendrá sus consecuencias y por el otro, Rusia, un país, ex estado obrero, con un PIB menor que Brasil, según el FMI. Por otra parte, China agredido con sanciones económicas por EEUU, también hostigado a través del pacto militar con Reino Unido y Australia, luce más neutral que aliado de Rusia, a pesar de ser el mayor enemigo estratégico para los EEUU.

La realidad en contexto son las agresiones por parte de EEUU para mantener sus mercados, es vital en su decadencia, a partir de la crisis abierta y no zanjada del 2007-2008, someter a Rusia, por intermedio de la OTAN, es un paso en su lucha estratégica contra China, que, en Europa y secundariamente en América Latina le ha quitado mercados. A su vez, China, tampoco es imperialista, algo elemental en la dialéctica es saber de dónde viene, como llegó a su estado actual, su ubicación financiera y militar en el mundo, sin embargo, su cobardía, no le salva de su problema “ucranianio” con Taiwan y el acoso de AUKUS.

Consideramos necesario derrotar al imperialismo como mal menor, para poder avanzar en las luchas de los trabajadores, inclusive las de las masas de Ucrania contra su gobierno de rasgos fascistas, con un presidente títere impuesto por Washington y Tel Aviv, por su parte, los trabajadores rusos cobrarán sus cuentas contra su gobierno, pero no bajo la órbita de la OTAN. En síntesis, el proletariado ruso para reconquistar el poder, no puede ser sometido por el imperialismo. Tampoco ningún sector del proletariado del mundo. Esa es la realidad.

Putin y Rusia

Rusia dirigida por Putin, representa la restauración capitalista del ex estado obrero, sin embargo, en defensa de la oligarquía rusa, tuvo que actuar ante la provocación a través de Ucrania, del capital imperialista gringo, quien requiere controlar a Rusia y su economía, como una etapa necesaria en su lucha contra la expansión de China, en el mercado más importante del mundo, Europa. Ambos tienen armamento nuclear, la posibilidad de llegar al uso de estos extremos agrava la situación

 Este análisis sirve para aclarar algunas posiciones erradas y graves para el proletariado mundial si no se muestra la realidad dialécticamente, por lo tanto, definir a Rusia como imperialista genera como ya dijimos una gran confusión que solo se sustenta en un intento de extensión geográfica, análogamente a la sociedad esclavista del imperio romano de hace más de 2000 años, contrastando con el concepto de Lenin sobre la expansión del capital financiero, del reparto del mundo desde hace algo más de 100 años, cuyo producto es la división entre países opresores y países oprimidos. Además de esto, determinar el papel de Rusia, en esta guerra por las características autoritarias del régimen de Putin o peor aún, por sus sueños personales de reconstrucción del imperio zarista, no por ciertas, rayan en lo ridículo.

La utilización del término, autodeterminación de los pueblos, es risible cuando la realidad es producto de los golpes iniciados con la llamada revolución naranja en Ucrania en el 2004, la permuta de presidentes Yanukovich-Yushchenko y terminando con los sangrientos sucesos llamados el euromaidan en 2014, donde los demócratas Biden y luego Obama, de nuevo Biden, a través de Victoria Nuland, decidieron el destino de ese país.

La intervención de las tropas rusas genera un conflicto entre la reacción, en toda la línea, capitalista y un país periférico con un proceso de restauración capitalista, esto último significa muy al contrario de forzar otro mercado, es su resistencia a someter aún más su mercado a las pautas del capital imperialista.

El gobierno ruso decidió la invasión de Ucrania con una política consciente, de preservación de sus intereses y la de defensa de sus privilegios, que peligran por los deseos de la OTAN.

Los trotskistas fijamos posición ante la invasión desde el punto de vista de la defensa de un país oprimido, no condenamos la invasión de las tropas rusas en Ucrania, lo cual sería una posición proimperialista,  denunciamos y nos oponemos a los métodos, a la política de Putin y su gobierno al servicio de los oligarcas rusos, no somos neutrales ante esta guerra y nos colocamos en el campo de la defensa no incondicional de Rusia frente al imperialismo y de la lucha de la clase trabajadora ucraniana frente a su gobierno títere.

Esta posición no significa en ningún caso apoyar los métodos del ejército ruso contra la población ucraniana, el objetivo de Putin es negociar con el imperialismo, inclusive a expensas de entregar conquistas de las masas. El ejército ruso, al intervenir al margen de la voluntad de las masas ucranianas y de su organización independiente, es la principal causa de la amplitud que pueda adquirir la resistencia a favor del gobierno de Zelensky.

Ucrania es una frontera bisagra entre Europa y Rusia por eso se convierte en área de conflicto para el control mundial, un eje Paris-Berlín-Moscú no puede ser tolerado por EEUU. Hoy la guerra circunscrita a esta región, no está al margen de la lucha de clases mundial, la vigencia del principio abstracto de la autodeterminación nacional en Ucrania es la victoria del imperialismo y, a partir de aquí, de una opresión nacional más brutal. La lucha por la verdadera libertad de los pueblos oprimidos pasa por la derrota del imperialismo, lo que extenderá el área de la revolución mundial. Estamos claros que para Putin se trata de la preservación de sus privilegios y la tranquilidad aparente de las fronteras a costa de las masas y sus intereses, pero priorizar esto, es diversionista. Esa situación, empujó a Rusia a la guerra, en términos de supervivencia nacional resultaba inevitable, de hecho, lo es desde que la OTAN se instaló en Polonia y luego avanzó a la República Checa, Hungría, Estonia, Lituania y Letonia, Eslovaquia, Rumania y Eslovenia, todos se sumaron al dispositivo de guerra comandado por Estados Unidos

Ucrania y Zelensky

Ucrania es gobierno de corte fascista montado desde el 2014, fomentado por la OTAN, con héroes proclamados como Stephen Bandera y va contra Rusia, sea quien sea el gobierno de Rusia. Estos respondieron antes, no esperaron a que se instalara la OTAN. No es una guerra imperialista y el mal menor es la derrota de ese imperialismo, como lo sustenta el Programa de Transición. En 1979, la TCI que incluía al PO y al POR boliviano, apoyaron la invasión de Afganistán, por parte del ejército de la burocracia de URSS, en apoyo al gobierno del PPDA y en contra de los talibanes apoyados por EEUU. Trotsky sobre Finlandia, en 1939, dice “En una guerra mundial, enfocar el tema del destino de las naciones pequeñas en términos de "independencia nacional", "neutralidad" es mantenerse dentro de la mitología imperialista”

La estrategia de los trotskistas ante esta situación hay que definirla, desde el punto de vista de la ofensiva imperialista y no a la inversa.  Todo esto requiere escribirlo con letras grandes al inicio, no dar tantas vueltas y luego entre líneas tomar partido, es vergonzante, o por otro lado, no asumir la defensa de un país oprimido, esconder el hecho, enredarse en una estrategia sin pies ni cabeza y cercenar la perspectiva para los trabajadores en el escenario mundial, no desde ningún país en especial.

La invasión de las tropas rusas pone de relieve que la neutralidad, que no es lo mismo que tener una posición independiente, es completamente inviable; la maña o la asepsia al igualar de contrarrevolucionarios a ambos bandos, en esta guerra es descubrir el agua tibia, por inocua se puede convertir verdaderamente en una función contrarrevolucionaria para quienes ven la actividad desde el palco. Con el imperialismo “ni un tantico así”.

Sabemos que cualquier negociación de Putin con el imperialismo promete el respeto de la propiedad privada, pero de donde menos se espera salta la liebre, hasta Melenchon en Francia es anti OTAN, los trabajadores de toda Europa, luego de los ucranianos son los más afectados.

La necesidad de una estrategia común latinoamericana

La sobrevivencia de la oligarquía rusa, el retroceso permanente del dominio de EEUU, más allá de sus fronteras y dentro del mismo país con sus trabajadores, en particular negros y latinos; por más negociaciones o treguas a partir de la guerra en Ucrania, seguirán agudizándose, la crisis de la economía mundial, por los precios de la energía, petróleo, gas y el encarecimiento de los alimentos, como los cereales que producían Ucrania y Rusia, son un elemento explosivo.

América Latina, de por sí, ya es un polvorín, no podemos voltear la cara y dictar cátedra sino tomar medidas clasistas, reales, concretas de conjunto que permita la orientación de los trabajadores, asunto que se lo hemos dejado a la burguesía, a los reformistas, a la pseudoizquierda, con sus aparatos mediáticos, literarios, ideológicos para confundir y hacer el piso a los gobiernos de derecha, fascistas y religiosos.

Si bien es cierto que la unidad no se decreta, esta hay que crearla, construirla, lucharla de inmediato. Los trabajadores de latinoamericana y del mundo requieren de una orientación, el programa de los trabajadores existe, el programa de transición, su concreción depende de los que nos declaramos trotskystas.

Basta mirar este nuevo escenario y sus implicaciones, Rusia suministraba petróleo venezolano a EEUU y gas a Europa, el 05 de marzo vino una delegación del gobierno de EEUU, sin tomar en cuenta a sus títeres venezolanos, a negociar directamente petróleo local para las refinerías de Texas, que rápido la guerra cambia las cosas, “lo sólido se desvanece en el aire”.

Colombia: socio global de la OTAN. Venezuela: una amenaza para la seguridad de Estados Unidos

El pasado 28 de febrero, fuerzas conjuntas de EEUU y Colombia realizaron unos ejercicios navales cerca del puerto de Cartagena, en el cual participó por primera vez un submarino nuclear norteamericano: el USS Minnesota.

El ministro de defensa colombiano, Diego Molano, justificó estos ensayos en la defensa de intereses comunes en el Caribe. El ministro de defensa venezolano Padrino López respondió que el narcotráfico, la guerra en la frontera del rio Arauca, los asesinatos sistemáticos y los grupos terroristas no se combaten con submarinos nucleares, denunció los intereses expansionistas de Washington a través de la OTAN y sus gobiernos aliados y también recordó el intento de invasión desde la frontera por Cúcuta hacia territorio venezolano.

Por otro lado, Joe Biden, prorrogó por enésima vez este 03 de marzo, la vigencia del decreto que declara a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria, para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos”, emitido por el decreto13.692, por Obama en 2015 y continuado por Trump.

Las elecciones legislativas en marzo y las presidenciales en mayo en Colombia, pueden dar si triunfa Petro, el primer presidente de Colombia no directamente asociado con la oligarquía ni con el narcotráfico. El partido Vox de España, anda promoviendo un frente anticomunista, a través de un “foro de Madrid”, y lleva ya reuniones en Méjico, y recién en Colombia para armar un frente contra la candidatura de Petro. Este adefesio de la derecha profascista tiene como miembros desde el ex candidato presidencial chileno Kast, el ex presidente colombiano Uribe, representantes de la peruana Fujimore, de Bolsonaro, de venezolanos golpistas, la derecha paraguaya y ecuatoriana.

Sin ninguna duda los trabajadores se harán sentir y por ahora está ausente cualquier propuesta en el marco cuartainternacionalista dentro de este contexto latinoamericano, lo que indica su urgencia, más allá del mar de declaraciones sobre Ucrania que no van más allá del monitor de una computadora.

 

Opción Obrera

Venezuela 10 03 2022

 

 

 

 

 

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