Arreaza
confirma que el gobierno no puede retrasar otra devaluación
El marco de
crisis económica es inocultable. La emergencia es de tal magnitud, que no se
puede retrasar tras una habilitante para proceder con la devaluación.
Por boca del vicepresidente Arreaza “el dólar a 6:30 hay que protegerlo, para lo
más elemental: alimentación, medicamentos (AVN, 09/10/2013)”. El gobierno
bolivariano termina por reconocer, lo que por simple aritmética se demostraba: no
hay divisas suficientes para importar todo lo que pida la burguesía y de paso
pagar la gigantesca deuda contraída para este año y la que aún está pendiente
de pago de los años anteriores.
En ese último aspecto, Rafael Ramirez
luego de su nombramiento como vicepresidente del área económica en sustitución
de Merentes –“Al compañero Nelson
Merentes lo hemos dedicado a esta tarea de la sostenibilidad presupuestaria, de
la sostenibilidad fiscal, de las políticas cambiarias”, según Maduro (Descifrado.com,
10/10/2013)–, insistió que en el país no existe escasez de divisas (47.000
millones de dólares en todo el año; ciudadccs.org.ve, 08/10/2013), sin embargo,
tanto por la ley de endeudamiento para este año como por su complementaria
aprobada en junio, el Estado se ha visto obligado a endeudarse por 34.000
millones de dólares equivalentes a los bolívares aprobados para cumplir sus
metas presupuestarias. En otras palabras, se pueden tener 100 bolívares en el
bolsillo pero si hay que pagarle al acreedor 75, lo que queda es muy poco para
pretender almorzar. Se necesitan más bolívares para pagar jubilaciones –un
incremento del salario mínimo está previsto para noviembre– y parte de las prestaciones
sociales del sector público pendientes de pago por lo menos desde 2007.
El gobierno de esta forma continúa
favoreciendo, para intentar resolver la crisis, a los mismos que por su afán de
lucro la han creado, los capitalistas, cobrándoselas a los trabajadores y al
pueblo que poco o nada tiene.
De paso, anunciarla lo que arreciará
es la fuga de divisas y el incremento incontenible de la especulación de los
alimentos y bienes de primera necesidad, y a la par, como bola de nieve en su
rodada, el encarecimiento de todos los otros artículos de consumo como los
servicios, en especial el transporte.
La situación de crisis económica es
inocultable. Se pretende hacer lo que ya hizo Chavez en enero de 2010 con los
dos tipos de cambio, el de 2,15 para alimentos y medicinas, y el de 4,30 para
el resto. Esa política cambiaria para nada funcionó pues en enero de 2011 se
unificó en una sola tasa de cambio todo lo importado a 4,30.
El absurdo de la nueva devaluación
tiene otro cariz con lo que no sería afectado. Las medicinas, que para el
consumidor final siguen aumentando sus precios, lo han hecho mucho más del
46,51% de la devaluación anunciada a golpe y porrazo el viernes 8 de febrero antes
de carnaval, luego de repetir con insistencia el gobierno que no la habría.
La inflación, que lo está marcando
todo, tuvo un incremento para septiembre de 1,4% respecto al mes anterior (4,4%
versus 3,0% en agosto) y de 2,8% respecto al mismo mes del año pasado (1,6%)
–echando por tierra los anuncios de su desaceleración por parte de Merentes
para el resto del año. El índice de escasez también subió ubicándose en 21,2% y
su promedio desde enero es de 20,2%. Con las cifras a septiembre la inflación
anualizada se remonta a 49,5% (más del doble con la que cerró 2012), pero sólo en
alimentos llega hasta 67,3% (bcv.org.ve, 10/10/2013).
“¿Pero
qué valor le ponemos?”
El gobierno se encuentra decidiendo el
valor del otro dólar, en el 2010 pudo responder por encima de 2,15 con un 4,30
con una merma de la renta petrolera por los precios que apenas llegaron a medio
estabilizarse por encima de los 60 dólares. Esta vez se viene anunciando el
retorno del dólar permuta, con toda la carga de fuga de divisas y corruptelas
denunciadas, que funciona entre dos bandas para tratar de obligar al dólar
negro a bajar de su especulativo precio por encima de 45 bolívares. Algunos
analistas económicos de finanzas sugieren fijar la banda mínima entre 11 y 15
bolívares, la máxima, cercana a los 25.
Pero todavía la última palabra no está
dicha con el dólar permuta. "He
decidido, ya perfeccionando el sistema complementario Sicad, sacar a la calle a
través de Sicad todas las semanas un monto de por lo menos 900 millones de
dólares también para complementar cualquier necesidad que la economía pueda
tener" ha dicho Maduro, a la par que reconoce la fuga de 215.000
millones de dólares desde 2004 hasta el presente con un control de cambios que
parecía de lo más estricto. Como consuelo de muchos, para Maduro, sin el
control de cambios, se hubieran "ido" 800.000 millones de dólares (EFE,
10/10/2013). Un rato después, ese mismo día, Maduro se desdice: “A partir de hoy se van a inyectar por lo
menos 100 millones de dólares en el sistema Sicad” (elmundo.com.ve, 10/10/2013);
la disponibilidad de divisas tampoco es tanta.
Sea con el permuta o con el SICAD, eso
dependerá de la capacidad que tenga el Estado para complacer con los
suficientes dólares el parasitismo de la burguesía venezolana y sus socios que
también se aprovechan de las bondades del chavismo.
Algunos de estos importadores con sus
solicitudes aprobadas por CADIVI traen contenedores con chatarra o hasta con
basura con el fin de revender los dólares o atesorarlos en paraísos fiscales. El
gobierno bolivariano, en vez de ponerle los ganchos a los derrochadores sin
tanta parafernalia de una habilitante pero apoyados por el pueblo y los
trabajadores, prefiere acallar el robo de los que se llevaron al exterior
20.000 millones de dólares del SITME –¿estarán incluidos en los 215.000
millones aceptados como “extraviados” por Maduro?–, operación donde están
involucrados funcionarios del BCV, finanzas y la banca privada y pública. Es
toda una macolla de corruptos y aprovechadores de las divisas de los
venezolanos que involucraría a altos funcionarios del gobierno que fueron
permisivos en el accionar.
Ahora
se desnuda el impasse económico del gobierno
La crisis revienta con la bancarrota
mundial del capital desde 2007 pero en Venezuela comenzamos a ver sus efectos a
finales del 2008 cuando el barril petrolero cae de 140 a menos de 40 dólares.
Para ese momento nos vendieron el blindaje pero al parecer resultó de papel
porque ya en 2009 nos incrementaron en 30% el IVA al llevarlo de 9 a 12%. El
endeudamiento consecuente creció sin control y de paso sin incentivar aunque
fuese mínimamente la producción industrial y agroindustrial propia. El
endeudamiento y las medidas cambiarias como el SITME y el SICAD, así como el
dólar permuta, lo que han es acrecentado año tras año las utilidades de la
banca –el fundamento esencial para fugar las divisas– de manera escandalosa.
El gobierno de Maduro ha seguido la
estrategia de la zanahoria y el garrote. Nos ha ofrecido aumentar en 10% el
salario mínimo a partir de noviembre, días antes de las elecciones, como la zanahoria
para seguir jalando la carreta, pero sabe que el garrote será necesario porque
la devaluación es indetenible y seguirá profundizándose la crisis.
La fuga de divisas se acentuará y el
gobierno en vez de impedirla, hace todo lo contrario, está buscando las maneras
para seguir salvando a los capitalistas de su crisis con importaciones y el
dólar intermedio entre el oficial y el imbatible “negro”. La salida no es otra
que el control del comercio exterior así como la moratoria indefinida del pago
de la deuda, para evitar que seamos los trabajadores quienes paguemos los
costos de algo que no hemos causado.
Los trabajadores deben asumir la tarea
histórica de confiscarle el capital a la burguesía desde su propio gobierno, y
de allí dar los pasos concretos hacia el socialismo.
Opción Obrera
11/10/2013
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