En el tricentenario de Kant (IV): Kant y Marx en el camino
del universalismo
Ana Bazac1
20 12 2024
Este año se cumple el tricentenario del nacimiento de
Immanuel Kant (1724-1804). Con motivo de este significativo aniversario, una
amiga y compañera de RedMed de Rumania, Ana Bazac, ha escrito un amplio estudio
sobre la relevancia del principio ético de Kant, mundialmente conocido, el
imperativo categórico, para la política revolucionaria. Este estudio no sólo no
deja piedra sin remover con respecto a la máxima de Kant, sino que también
profundiza prácticamente en la política mundial contemporánea, planteando
preguntas y proporcionando respuestas sobre acontecimientos concretos de
nuestra época, como las guerras en Ucrania y Gaza (esta última se está
convirtiendo cada vez más en una guerra del Medio Oriente en general). En
realidad, Ana Bazac escribió un artículo en cuatro partes y las presentó para
su publicación en RedMed, pero al final aceptó que se publicaran íntegramente
como un artículo unificado con el título "Relevancia del imperativo
categórico de Kant para la política revolucionaria" en la revista teórica
Revolutionary Marxism 2025, publicada en nombre del Partido Revolucionario de
los Trabajadores (DIP) por un consejo editorial autónomo. Se supone que la
revista publicará su edición anual antes de que termine el año que lleva en su
título, pero debido al ritmo frenético de la política en Turquía estos días,
internacionalmente inmersa hasta el cuello en Siria y en el país plagada de
acciones de la clase obrera que se desarrollan espasmódicamente, salpicadas de
violencia policial contra los trabajadores, habrá un retraso inevitable en su
aparición (la estipulación actual es la publicación a principios o mediados de
enero). Por lo tanto, el tricentenario de Kant quedará atrás cuando salga la
revista. El autor y el Consejo Editorial de Marxismo Revolucionario han
acordado publicar en RedMed antes de que termine el año 2024 la cuarta y última
parte del artículo sobre la relación entre Kant y Marx, junto con la
introducción al artículo. Estamos seguros de que nuestros lectores que lean
este fragmento del artículo de Bazac cogerán Marxismo Revolucionario 2025
cuando salga para leer, junto con otros artículos, el artículo de Bazac en su
totalidad. (Nota del editor)
(1) Introducción
Nos encontramos en un año filosófico kantiano (Immanuel
Kant, 1724-1804). En efecto, la filosofía se interesa y reflexiona sobre lo que
piensa y le interesa la gente corriente; e independientemente de los marcos
históricos y de los límites del esfuerzo filosófico técnico, la filosofía como
tal es valiosa y permanece en la memoria y el patrimonio de la humanidad sólo
en la medida en que aporta soluciones reales al problema real de la historia
humana: la situación, la razón de ser y la vida digna de todo ser humano común
sobre la Tierra.
De todas las hazañas de los pensadores del mundo sólo
retenemos lo que nos resulta significativo/útil, ahora, en una realidad siempre
actual. Los filósofos profesionales y los analistas de diversa índole están,
por una parte, interesados en comprender mejor cómo y por qué los precursores
pensaron de una manera u otra; pero, por otra, parecen encerrarse entre los
muros de un lenguaje esotérico y una ilusión de elitismo. En realidad, el
lenguaje técnico se puede entender sin problemas si se explica. Y esta
explicación no es una reducción, una simplificación vulgar, sino simplemente la
actividad absolutamente necesaria -y de algún modo, la razón de ser- de acercar
la investigación profesional al público en general, al que en realidad está
destinada la investigación.
*
Kant es un gigante en el patrimonio de la humanidad: por su
avance epistemológico del conocimiento como un proceso de formación de ideas en
múltiples etapas, y por su revolución ética del imperativo categórico. El
imperativo categórico es la ley moral de -presta atención- todos los seres
racionales: nunca tratar a los demás sólo como medios sino siempre también como
fines -como fines tanto de cada individuo como de la especie humana, porque
cada ser humano es un representante de la humanidad y la humanidad existe sólo
si se cumple esta ley moral.
Los filósofos profesionales -como durante la celebración de
Kant este año- se centran en los innumerables aspectos técnicos de la teoría
epistemológica, y a veces en algunas de sus aplicaciones: pero casi nunca en la
aplicación principal, la teoría del imperativo categórico. Parece que filósofos
famosos han calificado mal esta fórmula condensada del modo de ser moral del
hombre, pues la consideran formal, abstracta y carente de emociones,
relacionada con un mandato no terrenal del deber. Sin embargo, precisamente el
imperativo categórico significa un contenido claro del deber y, por tanto, no
llamamientos abstractos a la compasión, la caridad o la reciprocidad, sino una
manera concreta de medir y controlar los propios límites y criterios.
Los filósofos siempre han creído que se refieren a todo
hombre, pero la reducción abstracta a la imagen de su condición histórica y
social nunca correspondió a todo ser humano. Kant fue el primero que, a través
de su demostrada aplicación ética de la teoría epistemológica de lo que
significa la razón, destacó claramente que la moral humana no se cumple con
individuos aislados en su marco y luchando por "sobrevivir" a
expensas de "otros"/"alejados", por tanto
"exteriores" al marco desde el que se habla de "moral".
Kant fue el primero que planteó la calidad del individuo humano como ser
genérico, representativo no sólo de la especie humana sino también de la
categoría de "todos los seres racionales" (en el universo).
IV Kant y Marx en el camino del universalismo
(15) La actitud de Marx ante la metafísica moral kantiana
Obviamente, aquí sólo se mencionan los aspectos morales y
sociales de ambos, y sólo se indican los principales elementos de continuidad y
discontinuidad.
Marx construyó una demostración científica de la
posibilidad/viabilidad de una alternativa comunista al capitalismo. Y ésta era
una teoría, que tenía orígenes teóricos diferentes. En el dominio ético -aunque
Marx no tenía artículos éticos- es Kant.2
Para un pensador centrado en las condiciones objetivas y subjetivas de una revolución proletaria, la reducción de la libertad y los derechos concretos a los políticos y jurídicos, como hizo Kant, es una prueba de la inconsistencia teórica del autor. Sin embargo, aunque Marx criticó el enfoque metafísico de Kant sobre el derecho y la política, él vio tanto la crítica implícita de sus formas modernas reales que esta metafísica permite como también, y especialmente, los argumentos críticos de la metafísica moral. Muy temprano, Marx caracterizó la inclinación de la Ilustración, y por lo tanto de Kant, hacia la metafísica como una muestra de escepticismo "con respecto a la racionalidad de lo existente"3, justo en contraposición a la negación de la racionalidad como tal por parte de los promotores del "¡piensa en positivo!". --si se me permite esta alusión al presente-- por quienes consideran tanto que lo real es racional como que, aunque lo real sea irracional, debe darse por descontado y como base de las formas jurídicas. Así, si éstos son "irracionales" y "acríticos" y su punto de vista es asumido por el Estado moderno oficial, Kant es racional y crítico4. Justo lo que se necesitaba para un análisis crítico, por tanto fructífero, de la organización moderna de la sociedad. El enfoque acrítico "positivo" obsequioso --donde "el derecho del poder arbitrario"5 es principio-- enfatizaba los argumentos de la metafísica moral, del imperativo categórico: es el deber ser el que debe regular las normas de las relaciones de poder si nos hemos alejado de reglas caducas, como todo el mundo considera a la modernidad.
Kant demostró cómo se pueden comprender los niveles de
conocimiento y que el nivel de los conceptos permite captar los fenómenos
reales no como sucesos individuales y particulares, sino como hechos universales
y necesarios. Por su parte, Marx, que sólo se interesaba por el aspecto
metodológico de la epistemología, la sucesión de conceptos (definidos según su
contenido) en el desarrollo de la teoría, relacionaba lo universal y necesario
con el proceso histórico y las relaciones sociales. El método crítico de Kant
se ocupaba de lo teórico y lo metafísico, los conceptos con sus significados y
funciones de forma necesitaban ser revisados; el método crítico de Marx se
ocupaba del desarrollo de las relaciones sociales reales, y sólo sobre esta
base se enfrentaba a los conceptos. No importa cuán mentalmente se conciban,
las ideas universales y necesarias no se desarrollan por sí mismas, sino sólo
en conexión con la realidad histórica y social. Por eso, el método crítico de
Marx se ocupaba del conjunto, de las interdependencias complejas y las
retroalimentaciones de las ideas -y de los diferentes tipos de ideas- y/o con
la economía, la política, el derecho, la cultura, la conciencia. Y el conjunto
sólo puede captarse si las formas se relacionan con los contenidos dados por la
experiencia.
Marx criticó el "idealismo" moral de Kant no desde
el punto de vista de sus consecuencias prácticas: al contrario, precisamente
esta perspectiva del idealismo moral se mostró y "debe ser considerada con
razón como la teoría alemana de la revolución francesa"6, precisamente
opuesta a quienes la ridiculizaban desde el punto de vista de encerrar lo real
en instituciones que obstaculizan su desarrollo.
Por tanto, para Marx la base de la metafísica moral era
válida, incluso muy necesaria; pero no la "metafísica del derecho"
que rechazaba la realidad social.7 Precisamente las normas jurídicas -y, por
tanto, las instituciones y relaciones políticas- deben corresponder a la
realidad social. Si en la moral el bien común se da cuando los seres humanos no
son tratados sólo como medios, sino siempre también como fines, éste puede
manifestarse de manera real -no sólo cuando las normas políticas y jurídicas se
alejan de lo existente e imponen la dominación, la asimetría estructural de la
libertad- sino, fundamentalmente, sólo en las relaciones económicas que anulan
la asimetría del poder para controlar los recursos de la vida, asimetría que
hacía a los seres humanos tan indefensos e ineficaces.
(16) Las formas de Kant y los contenidos de Marx
La demostración metafísica de Kant -es decir, la búsqueda de
principios a partir de la deducción de conceptos, ellos mismos definidos en el
marco de significados dados in abstracto- no es una rareza filosófica que
podamos descartar. Su alternativa no es el "realismo" cínico que
afirma el status quo como racional, y por lo tanto "bastante bueno".
Por el contrario, la insistencia de Kant en el deber ser alimenta el realismo
de la creación del bien común. Este espíritu kantiano fue continuado por Marx,
mostrando ambos la necesidad de reexaminar las estructuras esenciales de la
sociedad moderna. Ambos hicieron una "crítica trascendental" de la
sociedad -este adjetivo significa aquí un análisis altamente probado
teóricamente- y, además, Marx hizo una crítica desde sus raices.
Kant presentó la formación de las ideas qua (en cuanto)
ideas, como formas. Marx señaló la formación de las ideas como contenidos y su
dependencia tanto de los contenidos concretos dados por la experiencia como, en
este marco, de la manera de pensar estos contenidos: esta fue la razón no sólo
de su explicación de la ideología sino también de su enfoque en la metodología
del pensamiento de los contenidos.
Kant no fue el primer filósofo que puso de manifiesto lo
determinante que es tener una conciencia clara de las ideas a las que llegamos
"naturalmente". Pero fue el primero en explicar que esta conciencia
clara de las ideas es la conciencia de las ideas como formas, es decir, como nuestra
síntesis mental que, aunque parte de la información proporcionada por los
sentidos, se aleja un poco de ella porque los conceptos surgen del
procesamiento de las nociones empíricas y las ideas del procesamiento de los
conceptos. Marx continuó el enfoque en la conciencia clara de las ideas, porque
sin este enfoque no se entiende el papel cardinal de las ideas en la conciencia
y las acciones de las personas.
Y demostró que la conciencia clara de las ideas siempre
incluye sus contenidos: que no son en absoluto copias neutrales del estado de
los hechos, sino que reflejan simplemente la experiencia de los seres humanos,
su experiencia histórica y, en lo que respecta a la experiencia social
inherente, obviamente en el marco de las relaciones sociales, su posición
dentro de las relaciones sociales concretas. Y, por supuesto, las ideas
circulan, se emiten, se enseñan, se aprenden, se asumen; así, en lo que
respecta a las ideas sobre su experiencia social, las personas adoptan,
conscientemente o no, incluso ideas que no corresponden a su propia posición
social. Las personas interpretan los hechos -dejando de lado que incluso la
información que describe los hechos refleja las relaciones de poder y se emite
de acuerdo con la posición social/interés de los gobernantes- solo en principio
de acuerdo con su propia posición social, en realidad sus ideas relacionadas
con la sociedad están subordinadas a la posición social dominante. Por tanto,
una conciencia clara de las ideas implica la conciencia de las "posiciones
sociales" de las ideas/de su carácter ideológico, porque sólo esta
conciencia ayuda a los seres humanos a comprender el desarrollo de estas ideas
y sus consecuencias: su telos/razón de ser tal como debe ser y su disuasión de
ello, pero sin embargo su continuación, su duración, por una inercia que hace
enfermar a las personas y a la realidad social en la que viven. La inercia de
las ideas conduce a la inercia de la realidad social.
Por lo tanto, para sacudirla, es necesario sacudir las ideas
mismas.
(17) La publicidad de Kant como elemento principal en la
construcción de las condiciones subjetivas de la transformación comunista
La deducción que Kant hace de la publicidad, y por tanto de
la libertad de expresión, desde dentro de su construcción metafísica, sus
impulsos ilustrados y su compromiso de contribuir a la osadía y al conocimiento
de la gente común estaban en línea con el objetivo de toda la vida de Marx de
contribuir a las condiciones subjetivas de una revolución proletaria -siendo
los proletarios una clase mundial dentro de un sistema mundial capitalista-: la
razón humana8 no acepta "Untermenschen (infrahumanos) cognitivos",
fue la advertencia tanto de Kant como de Marx.
(18) Los paradigmas de Kant y Marx
Los principios (filosóficos) presentados e innovadores rara
vez aparecen; en general, las mismas ideas se discuten y se explican según la
nueva experiencia.
El principio del imperativo categórico es, para la ética, lo
que la teoría de Darwin es para la biología. Son paradigmas para el desarrollo
de la ciencia y el conocimiento humano: y el conocimiento nunca se queda sólo
en pensar.
Marx, también, fue un creador de principios paradigmáticos:
• el resultado de la historicidad de la lucha de clases,
• la necesidad de la "dictadura del proletariado"
- en realidad, la toma del poder político por el proletariado - como condición
esencial, absolutamente necesaria para
• la abolición de la propiedad privada como relación social
estructural de la sociedad moderna (y que nunca debe confundirse con la
propiedad personal).
De hecho, la condición social - la que es el marco de las
relaciones interhumanas - de tratar a los demás no sólo como medios sino
siempre como fines es precisamente la abolición de la propiedad privada. Éstos
son los principios fundadores, pero hay mucho más. Y desde este punto de vista
de los principios paradigmáticos en la sociedad, entre los humanos, Kant y Marx
se completan mutuamente.
El imperativo categórico como fórmula ética y la toma del
poder político por el proletariado para abolir la propiedad privada son las
condiciones más concretas, más funcionales, más claras y reveladoras, como
criterios últimos del valor real de cada ser humano y de todos. Pero la
realización del imperativo ético está condicionada por la realización de los
principios marxistas. Como vemos hoy, aparte de estos principios, todas las
consignas y "reformas" son impotentes y, concretamente, nocivas;
desperdician el tiempo y la vida de los hombres. Tenemos derecho a decir que,
así como el imperativo categórico es una idea reguladora de la moral, la idea
comunista -como síntesis de los principios antes mencionados- es una idea
reguladora de la vida práctica.
(19) El carácter universalizable de Kant y Marx
Kant planteó la exigencia -y el principio, puesto que es
sinónimo del imperativo categórico- de la universalizabilidad, de lo universalizable.
Por su parte, al enfatizar en las clases sociales, Marx no defendió la división
y la discordia de la sociedad: por el contrario, demostró el estatuto proletario
de la gran mayoría de la población mundial, independientemente de las "connivencias"
populares distribuidas como migajas arrojadas por el control privado
restrictivo de los recursos y de la vida. Este estatuto proletario es el
negativo del comportamiento humano según el imperativo categórico, es el universal
negativo. "A través de Kant", Marx promovió la universalización
concreta. "A través de Marx", Kant señaló que la universalización no
es una utopía.
Sí, no debemos olvidar los significados kantianos de seres
racionales como personas con derechos y seres sin derechos, o de estados con
sociedad civil y sin ella (colonias); así como debemos considerar la federación
cosmopolita de estados con sociedad civil solo como un modelo para una
integración mundial de todos los estados; y si es así, Kant mismo se desvió de
su principio epistemológico para considerar los principios solo como formas que
contienen prescripciones universales y necesarias: ¿sería acorde una federación
que solo apunta a prohibir un ataque mutuo de estados con un imperativo
categórico?
Más aún: el imperativo categórico como universalizable es discordante con los derechos kantianos de los estados, porque estos estados, o naciones, son grupos. No podemos postular derechos de cualquier tipo de grupos por encima de los derechos universalizables en su significado moral. Una toma de poder proletaria no es en absoluto una institución de los derechos de un grupo sobre los derechos de otro. Porque el proletariado, -denotando el rasgo proletario de todos los trabajadores del mundo, su dependencia del control privado de los recursos del mundo entero- es universal: no en el sentido simple de que es una clase mundial, sino en el sentido sustantivo de que su propósito es universal, la abolición de la propiedad privada y el establecimiento del control público de los recursos y objetivos sociales en todo el mundo.
En este sentido, el internacionalismo de Marx está en
consonancia con el imperativo categórico: es el imperativo político que
corresponde a una moral. Todos los seres humanos del mundo son fines unos de
otros si y sólo si se deshacen de las relaciones estructurales internas e
internacionales que los determinan a considerarse unos a otros sólo como medios.
Dicho de otra manera, si y sólo si construyen relaciones estructurales internas
e internacionales que permitan su igualdad social real y alimenten su
participación activa en el control de los recursos y los objetivos sociales.
Sobre esta base, los seres humanos tienen la libertad de actuar de acuerdo con
sus pensamientos como aspiraciones para manifestar el poder creativo único de
cada uno. Sobre esta base, todas las relaciones y sentimientos interhumanos
pueden evolucionar en su complejidad marcada por el par de valores bien-mal,
que, sin embargo, se ven obstaculizados por la profunda restricción de no
tratar a los demás sólo como medios. De todos modos, el universalismo se
aprende, el encierro en grupos lo impide.
Las universalidades marxistas -es decir, no sólo los marxianos
(es decir, creados por Marx y Engels) sino también los creados a su paso- no
anulan el pluralismo de las culturas. En realidad, precisamente este pluralismo
y su necesidad dependen de estas universalidades. ¿Podemos concebir el
desarrollo de la cultura específica de cada pueblo del mundo y de cada ser
humano sin la abolición de la propiedad privada, la emancipación de los pueblos
de las colonias y semicolonias, el rechazo del principio de los grupos
"elegidos" y su "justificación" "histórica", así
como la justificación "social", y sin la ampliación de los derechos
sociales sobre la base de grandes gastos sociales del Estado? ¿Podemos
considerar los hechos históricos y los mitos como más importantes que el
imperativo categórico?
(20) Las relaciones prácticas de Kant y de Marx
Kant describió las relaciones prácticas, moralmente
reguladas, como relaciones políticas y jurídicas.
Marx demostró que las relaciones prácticas son, en primer
lugar y obviamente a través de las actitudes de las personas que son morales en
su esencia9, económicas. Al analizar la economía de mercado moderna, esto es,
• economía basada en la propiedad privada y no en la
"posesión de los ricos" o de un ciudadano abstracto que predica la
adquisición privada como un derecho natural;
• objetivo/ley de maximización del beneficio privado;
• competencia entre los propietarios privados y las
estructuras, y por lo tanto, competencia también entre los asalariados;
• dominación y explotación del mundo por los estados que
representan las estructuras de propiedad privada más poderosas y avanzadas, o
colonialismo moderno (más tarde llamado imperialismo o dominación
Centro-Periferia),
Marx no lo consideró como una desviación de las
"antiguas" sociedades de "control social de la economía"10.
Y tampoco evaluó el capitalismo como un buen arreglo social como tal, mejor que
los sistemas anteriores, como Polanyi creía que Marx habría pensado de esta
manera, pero destacó el papel histórico del sistema moderno:
• desarrollar las fuerzas productivas a un nivel no sólo
superior a las antiguas relaciones productivas sino también y por lo tanto a un
nivel que ya no apoya las relaciones productivas capitalistas, o a un nivel en
que las relaciones productivas obstaculizan el desarrollo de las fuerzas
productivas,
• globalizar la economía y la civilización como tales
-generalizando a nivel mundial la economía de mercado, la ciencia, la
tecnología y la cultura de masas- y así crear la base objetiva para una
sociedad comunista.
Y como esa globalización es capitalista, subordinada a la
búsqueda capitalista del beneficio privado, es obvio que se desarrolla de una
manera contradictoria y autodestructiva tanto para la economía como para la sociedad.
(21) Juzgando el capitalismo maduro y la transición
socialista a través de los lentes de Marx
El capitalismo separó la economía de los arreglos sociales y
consideró la economía como el dominio donde la regla es exclusivamente el
beneficio privado y que está regulado exclusivamente por sus propias reglas.
Incluso los gastos sociales del Estado eran sólo el resultado de la lucha de
clases interna y de la práctica socialista internacional –como en la URSS y más
tarde, en los países socialistas de Europa del Este y Asia– a los que temía y
odiaba, implementando los gastos sociales sólo en función de los intereses del
beneficio privado, obtenidos mediante la extorsión internacional y la expansión
interna del consumo. Así, la idea de la economía autorregulada se convirtió en
el principio del capitalismo, aunque la economía capitalista misma necesitaba y
necesita la intervención del Estado en la economía, y aunque la
“autorregulación” determinaba el ataque a la economía sustantiva, drenando las
inversiones hacia el “sistema Ponzi” financiero (es la llamada financiarización).
La financiarización en sí misma es una eliminación de las finanzas de la lógica
de la economía sustantiva, determinando también altos desequilibrios
financieros (aumento de la deuda, etc.). Así, ese drenaje determina el
debilitamiento de las antiguas economías sustantivas desarrolladas y acentúa
los desequilibrios sustanciales de las colonias que, después de la
descolonización formal, se convirtieron en “países en desarrollo”. Si con el
surgimiento del capitalismo se produjo “una dislocación social de proporciones
tremendas”: de la explotación de los trabajadores pobres del campo a la de los
urbanos, la globalización de la economía socialmente desregulada condujo y
conduce a otra dislocación, no asombrosa pero sí épica, a escala global.
Además, el capitalismo ha subordinado la sociedad a esta
economía y ha aplicado las reglas del mercado capitalista a la comprensión y
valoración de los valores sociales intangibles. En esta sociedad, las reglas
sociales ya no son reguladoras, ni para la sociedad ni para la economía. Por
eso, condenar al capitalismo desde un punto de vista ético –el de las economías
precapitalistas basadas en gran medida en la reciprocidad y en las ganancias
simétricas del intercambio– no es en absoluto eficaz para explicar por qué y
cómo las reglas capitalistas se han generalizado y son generales. El hecho de
que la economía deba ser controlada por la sociedad no se cumple
espontáneamente por la sociedad. Y el control por parte del Estado subordinado
al beneficio privado representa, aunque un alivio a la condición de la mayoría,
sólo un instrumento para ayudar al desarrollo del capitalismo como tal.
Por esta razón, aunque la ex URSS nació como un país
atrasado y tuvo que desarrollarse en el marco de un mercado capitalista
mundial, en realidad ella y los demás países socialistas no eran “capitalismo
de Estado”. Tanto la URSS como los demás países socialistas tuvieron que actuar
internacionalmente según las reglas del mercado capitalista, mientras que en el
interior mezclaban esta lógica con el objetivo de desarrollar una economía
subordinada no sólo a la modernización de las estructuras económicas –y este
objetivo implicaba reglas de mercado y de no mercado– sino también a la implementación
de los valores socialistas, incluso en su sentido comunista, y de actitudes
como la valoración mutua de los hombres según su dignidad humana inherente y su
igualdad social: porque “la condición de la política” lo aseguraba.
Porque los valores legitimadores del sistema socialista no
eran la santidad de la propiedad privada y la dominación del “más apto”, sino
simplemente la justicia social y la igualdad: este sistema fue, de hecho, la
primera fase de la construcción de la sociedad postcapitalista, como mostró
Marx, desde los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844 hasta la Crítica
del Programa de Gotha. Simplemente, socialismo. No “socialismo de Estado”. ¿No
podemos ver que la enorme intervención económica del Estado en las sociedades
capitalistas –incluso mediante el patrocinio de la cultura y la educación de
masas– no fue y no es equivalente al “socialismo”, sólo por los valores y fines
de estos diferentes tipos de intervencionismo estatal? ¿Y no podemos ver que la
intervención estatal capitalista no resolvió el problema de la vida
significativa de su población? ¿Puede una vida significativa ser la del consumo
y la “supervivencia” egoísta?
Los valores socialistas tenían tanto un aspecto socialista
–respondiendo a las exigencias objetivas de la construcción de una nueva
sociedad dentro de la antigua– como un aspecto comunista: donde la igualdad
significaba –como en Kant– igualdad qua (en cuanto) ser humano. Por supuesto, no
tenemos que idealizar la primera experiencia práctica socialista y, dejando de
lado la evolución concreta de esta experiencia, la mezcla de valores en sí en
la vida real. Pero sólo siguiendo los nuevos valores legitimadores, la justicia
social era –y no como un deseo o una prescripción para el futuro– “una política
igualitaria in actu (en acto)”. Y la política socialista era sólo eso: con todos sus
defectos. Por lo tanto, la “condición” de una política socialista reflejaba la
igual dotación de razón de todos los seres humanos, tanto cartesiana como
kantiana.
En esto, la política socialista –fundamentada por Marx– es a
la vez la superación de la imagen kantiana sobre la posibilidad de la justicia
(como derechos sociales iguales) en una sociedad basada en la libertad política
y jurídica capitalista de los ciudadanos, y la continuación de sus requerimientos morales como fundamento real de la política y la sociedad. Una continuación muy
difícil, debido a la oposición de las fuerzas capitalistas en todo el mundo
mediante un modelo en el que nadie es responsable y en el que el “horror
indescriptible” (Mazin Qumsieh,
http://www.defenddemocracy.press/please-end-extermination-campaign/) está
cubierto por el consumo y el espectáculo que aniquilan la conciencia de los
privilegiados reales y falsos, y en el que incluso la “neolengua” de Orwell es
increíblemente superada.
Pero los límites históricos de Kant no afectan al valor del
imperativo categórico. Al contrario, lo enfatizan.
(22) El imperativo categórico de Kant como una llamada para
Marx
Sin embargo, este principio exige ser superado. En ética,
Kant hizo una revolución, pero en moral Kant es sólo una llamada a Marx: para
la comprensión real del valor de cada ser humano, se necesita una teoría
explícita del desarrollo integral concreto de la sociedad. Kant no subordinó
las múltiples dimensiones del ser humano a la racionalidad (como dicen sus
críticos), sino que explicó la base cognitiva de estas dimensiones y su base
moral. Marx no es superior a Kant porque considere todas estas dimensiones,
sino porque explica su interdependencia y su dependencia de las relaciones estructurales
económicas. Y porque sus principios, conclusiones de las indagaciones de lo
real, resaltan marcos (“formas”) realizados y cumplidos por todas las personas
y por todos los pueblos. Dan los contenidos de la idea reguladora del comunismo,
trazando también sus formas. En esencia, estos contenidos con formas no pueden
anular los paradigmas marxistas porque, en efecto, “el contenido de todo acto
humano tiene que ver, en última instancia, con la producción-reproducción de la
vida humana en comunidad”11.
Pero, concretamente, las condiciones reales determinan los
problemas, su comprensión y, por tanto, los ritmos, las prioridades, las
escalas, las fases, los medios, las correlaciones entre movimientos tácticos y
tendencias estratégicas, en una palabra, la metodología. Por ejemplo, según la
demostración teórica original marxista, donde las contradicciones son más
agudas, allí se sienten más intensamente y, por tanto, se produce la
revolución. Sin embargo, como lo ha demostrado la historia, no ha sido así,
porque Occidente no es sólo la “patria” de la modernidad y su desarrollo como
amo del capitalismo mundial, sino también su vitrina, el bienestar y la
ideología dominante pagada por el capitalismo occidental que frena el proceso
de toma de conciencia social.
Por lo tanto, no fueron las contradicciones estructurales
más agudas entre las relaciones productivas, que son privadas y restrictivas
–que requieren la socialización de los medios de producción, que están
significativamente socializados y son globales– y las fuerzas productivas,
incluidas la ciencia y la tecnología, que están altamente socializadas y son
globales, las que condujeron a la revolución, sino, por el contrario, las
contradicciones principales más agudas entre los pueblos colonizados y
semicolonizados y los colonizadores occidentales que se desarrollaron en las
semiperiferias y periferias. Pero todas estas contradicciones se entremezclan.
Tanto más cuanto que el capitalismo occidental es el espejo de las
contradicciones estructurales y sus resultados: el nivel de descubrimiento
científico y tecnológico es enorme y, al mismo tiempo, su aplicación está
pervertida, los que toman las decisiones occidentales generan guerra, hambruna
y desnutrición, destrucción, crisis ecológica compleja hasta el punto de no retorno,
aumento de creencias irracionales y absurdas, ignorancia, miedo y reducción a
la “lucha por la supervivencia”. Hoy, el mundo se enfrenta al capitalismo
globalizado en su etapa neoliberal y de crisis sistémica. Es obvio que las
dificultades son mucho mayores que hace un siglo. En primer lugar, lo que hay
que desafiar es su papel hegemónico en la conciencia de los proletarios del
mundo. Y en este proceso, el imperativo categórico de Kant es un faro.
(23) Kant y Marx frente a la necesidad
Tanto Kant como Marx anunciaron el futuro, una sociedad à
venir, si usamos la expresión de Derrida para la democracia. Ambos eran
moderadamente optimistas. Pero mientras que la metafísica moral de Kant puede
ser vista por un no filósofo común como un deseo abstracto, la teoría de Marx
es, de hecho, la clave de su propensión activa: más que una esperanza, un método
práctico. Esto es sólo un boceto, continuamente evolucionado en la realidad por
todos los humanos à venir (que vendrán).
El imperativo
categórico moral de Kant señaló un nuevo momento del concepto de necesidad: para
tratar a todos los humanos como fines, y no sólo como medios, es la condición sine
qua non de la persistencia de la humanidad. El principio de revolución política
de Marx para destruir la causa de considerar a los humanos como medios y no
como fines, fue y es la condición sine qua non de la realización de la
necesidad moral. Kant dio el marco de la necesidad. El principio de Marx mostró
la posibilidad del marco.
En tal caso, “Marx” no sólo significa el descubrimiento teórico marxista, sino también y esencialmente para los pensadores Marxistas que lo prosiguieron: y en primer lugar, a Lenin, porque fue el primero en poner en práctica el principio de la revolución comunista, demostrando que eso es posible. El proceso práctico enfatiza otra relación entre los conceptos filosóficos de posibilidad y necesidad: revela que la necesidad exige una desviación de eso, sólo para poder cumplirse. La necesidad es estricta, la posibilidad es abierta, porque de otro modo no se puede cumplir el marco necesario. Ésta es la originalidad de la creación de la posibilidad: el “socialismo en un país” Leninista y Estalinista, el “experimento único en América Latina” cubano, las “repúblicas populares” china, norcoreana y norvietnamita, el actual “socialismo con características chinas”, son la creación original de la posibilidad. La realización y sostenibilidad del comunismo requiere e implica la conciencia e implica la conciencia de su necesidad por parte de los proletarios de todo el mundo. La posibilidad es positiva12, muestra cómo la necesidad se cumple, a pesar de todos los obstáculos, mientras que los proletarios del mundo están sólo en la fase negativa en la que todavía no critican el “uso de la razón” dominante y se conforman con este uso, viendo sólo lo que no es pero que se les presenta como conocimiento: por lo tanto, sólo aprenden a reconocer a estos.
Este desfase/disyunción de fases entre lo negativo que priva
de posibilidad y la lucha original por la necesidad es la marca de nuestra
época. Teóricamente, la necesidad hace, en última instancia, el mundo.
Prácticamente, su proceso está abierto: incluso a su destrucción, a causa de la
destrucción de tantas vidas. Teóricamente, la vida humana es sagrada, y este
principio asumido por todos lo es y conduce al principio moral de
universalización. Esto significa, según Kant, que no es la razón lo específico
de los seres humanos –hay otros seres en la Tierra que también piensan– sino la
razón moral. Y la razón moral es lo que da la especificidad única a todos los
seres racionales del universo13. Pero en el entorno práctico que nos rodea,
vemos que la vida humana no es sagrada.
[1] Profesora,
División de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia, Comité Rumano de
Historia y Filosofía de la Ciencia y la Tecnología, Academia Rumana.
[2] Para las relaciones entre Kant y Marx, véase: Harry van
der Linden, Kantian Ethics and Socialism, Indianápolis/Cambridge, Hackett
Publishing Company, 1988, Butler University Books. 17; Howard Williams, “Karl
Vorlaender’s Kantian Synthesis of Marx and Kant”, Kant Yearbook, Volumen 13,
Número 1, 2021, págs. 129-152; Discutiendo a Hermann Cohen en la Escuela
neokantiana de Marburgo, Elisabeth Widmer, “‘Kantismo de izquierda’ y la
‘disputa científica’ entre Rudolf Stammler y Hermann Cohen”, Archiv für
Geschichte der Philosophie, 18 de octubre de 2023.
[3] Karl Marx, “El manifiesto filosófico de la escuela
histórica del derecho” (1842), Marx Engels Collected Works, Volumen 1, Lawrence
& Wishart, (1975), 2010 Electric Book, pp. 203-210 (aquí, p. 205, subrayé).
(Marx-Engels, Gesamtausgabe, I, pt. 1, 251-259).
[4] Ibidem (2010), p. 204.
[5] Ibidem (2010), p. 210.
[6] Ibidem, p. 206.
[7] Véase el análisis del análisis de la jurisprudencia del
jovencísimo Marx, su punto de partida, en Donald R. Kelley, “La metafísica del
derecho: un ensayo sobre el jovencísimo Marx”, The American Historical Review,
vol. 83, núm. 2 (abril de 1978), pp. 350-367
[8] Y también los sentimientos –como sufrimiento, en primer
lugar–. Kant demostró que, en último término, los sentimientos tienen una base
y una justificación en el pensamiento, en la razón, y su objetivo era
formalizar esta base racional. Esta base era obvia también para Marx. Pero su
objetivo era cambiar los acuerdos sociales que generan crueldad y sufrimiento.
Los sentimientos son individuales y aleatorios. ¿Pueden justificar nuestro
conocimiento que implica y busca lo universal y lo necesario? No, para llegar a
lo universal y lo necesario, las condiciones de los sentimientos deben ser
tomadas en cuenta por el conocimiento. Solo analizando estas condiciones
podemos llegar a lo que es universal y necesario, es decir, al conocimiento
objetivo. Precisamente porque los sentimientos revelan el carácter mediado de
la objetividad, Marx se centró en la descomposición científica de las
relaciones sociales en su desarrollo.
[9] Las actitudes son morales porque implican la
consideración tanto de los sujetos que piensan y actúan como de los que están
en cualquier tipo de relación con los primeros, y de los pensamientos y acciones
como tales, según significados más allá de la causalidad y eficacia estrictas y
directas, es decir según el telos preguntando para qué esos pensamientos,
acciones, actitudes y relaciones. Así, el carácter moral duplica el carácter práctico
que consiste justamente en el despliegue de la evaluación causal y de eficacia
de los pensamientos, acciones, actitudes, relaciones, instituciones, valores.
La evaluación moral según el para qué es práctica, también, porque es el nivel
de contenido de la razón, pero es especial en cuanto que es el trasfondo de las
actitudes humanas; sin embargo, su propio despliegue en la mente humana se
produce conscientemente y, por tanto, no se superpone exactamente a la
práctica. La evaluación moral pregunta, impone, exige, pero si la organización
social impone prioridades prácticas que no son adecuadas a la “voz moral” de la
conciencia, ésta es silenciada (postergada, pervertida, etc.). Esta división
entre moral y práctica es una cuestión de contenidos de los fines, medios,
valores y formas sociales, y fue enfatizada por Marx.
Los humanos adquirieron las capacidades de evaluación moral
como restricciones. Las restricciones mismas tienen una base instintiva de
interdependencia entre humanos y, por lo tanto, la restricción de matar a otros
humanos, etc. Véase Konrad, Lorenz, On Aggression (1963), Traducido por
Marjorie Kerr Wilson, Nueva York: Harcourt, Brace & World, 1966.
[10] Como Karl Polanyi, The Great Transformation, Boston,
Beacon Press, 1944, consideró. Y como él pensaba que Marx habría pensado de
esta manera.
[11] Enrique Dussel, “El reto actual de la ética: detener el
proceso destructivo de la vida”, pp. 143-152, en Heinz Dieterich, Enrique
Dussel, Raimundo Franco, Arno Peters, Carsten Stahmer, Hugo Zemelmann, Fin del
Capitalismo Global. El Nuevo Proyecto Histórico, México, Txalaparta, 1999, p.
143.
[12] Kant señaló medios positivos para aplicar el
conocimiento a la práctica, “para extender los límites de la sensibilidad… más
allá de todo, y así incluso desalojar el uso de la razón pura (práctica)”,
mientras que negativo es permanecer sólo dentro de los límites del conocimiento
teórico, o de la sensibilidad, Immanuel Kant, Crítica de la Razón Pura,
Prefacio a la segunda edición, Bxxiv, p. 114.
[13] Por esta razón, la ideología dominante contemporánea
que difunde el miedo a la “invasión extraterrestre de la Tierra” es ridícula:
¿podemos imaginar civilizaciones extraterrestres capaces de emprender viajes
intergalaxias pero desprovistas de “la ley moral interior” de cada ser individual
que constituye estas civilizaciones? Dado que la ley moral eleva simplemente
“el valor como inteligencia” que se obtiene mediante la búsqueda por parte de
todos de la razón de ser de la inteligencia como tal, es decir, mediante la
búsqueda por parte de todos del bien común de todos los seres morales del
universo, ¿podemos imaginar las civilizaciones extraterrestres como semejantes
a la lógica capitalista de supervivencia del “más apto”, es decir, del más
fuerte? ¿No entendemos más bien que el miedo a los extraterrestres es la
transferencia de las relaciones del homo homini lupus para desviar la atención
general precisamente de estas relaciones? Las citas de Kant son de Crítica de
la Razón Práctica (AA 5: 162), p. 129.
Referencias
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[4] Bazac, Ana. “The Problem of the Coexistence of the
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[5] Bazac, Ana. “Understanding the Virtues of Enlightenment
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[7] Dussel, Enrique. “El reto actual de la ética: detener el
proceso destructivo de la vida”, pp. 143-152. In: Heinz Dieterich, Enrique
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[10] Kant, Immanuel. Toward Perpetual Peace: A Philosophical
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Translated by David L. Colclasure with essays by Jeremy Waldron, Michael W.
Doyle, Allen W. Wood, New Haven and London, Yale University Press, 2006.
[11] Kant, Immanuel. The
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Mary Gregor, Cambridge University Press, 1991.
[12] Kant, Immanuel. The Conflict of Faculties (1798).
In: Immanuel Kant, Toward Perpetual Peace and Other Writings on Politics,
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Translated by David L. Colclasure with essays by Jeremy Waldron, Michael W.
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[13] Kelley, Donald R. “The Metaphysics of Law: An Essay on
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[14] Kleingeld, Pauline. “Kant’s Second Thoughts on
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[15] Lorenz, Konrad. On Aggression (1963), Translated by
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[18] Marx, Karl. “The Philosophical Manifesto of the
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[25] van der Linden, Harry. Kantian Ethics and Socialism,
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[27] Williams, Howard. “Karl Vorlaender’s Kantian Synthesis
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Publicado en la página web redmed.org.
http://redmed.org/article/kants-tercentenary-iv-kant-and-marx-road-universalism
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