La Revolución Latinoamericana
Una mirada hacia Chile y Bolivia desde Venezuela
Latinoamérica entró en una etapa de convulsiones sociales, donde
las rebeliones se pueden convertir en revoluciones sociales, esto significa que
las masas directamente elijan su destino histórico, o lo que es lo mismo, se
cansaron de que decidan otros por ellas, sus vidas y su miseria.
El problema se presenta para los trabajadores de la región
por la ausencia de una dirección revolucionaria (organización y programa) para
enfrentar la descomunal y catastrófica crisis económica capitalista mundial. Estamos
penando como en el limbo o el purgatorio, en la frontera al infierno o
directamente en el infierno, entre regímenes de la ultraderecha tradicional y proimperialista
y los llamados progresistas, populistas, con rasgos mínimos de choque o de diferencias
con el imperialismo, todos ellos, sin distingo, intentan paliar la crisis económica
capitalista a su modo, sucumbiendo al final, agotados, descargan sobre los
trabajadores el peso de la crisis, pero se están acabando las ofertas y las masas
hastiadas de todos esos gobiernos, insurgen con demandas para salir de esta
crisis, sin llegar a plantear una alternativa de gobierno autónomo, el cual no
puede ser más que el gobierno de los trabajadores, única forma de no ir al
infierno y también la única forma de asaltar el cielo, o sea, de acabar la explotación.
Esta falta de una dirección revolucionaria permite que diversos
factores incidan sobre las masas para desviarlas, adormecerlas o aplastarlas,
en este sentido, el imperialismo tiene dos recursos políticos, como dice el Programa
de Transición(1), uno es el fascismo y el otro es el frente de conciliación de
clases, este último se presenta con diferentes nombres, frente amplio, unidad
popular, concertación y junta patriótica entre otros nombres.
El fascismo, como alternativa para imponerse, requiere
algunas condiciones materiales, por ejemplo, la derrota (el aplastamiento) de las
luchas de la clase trabajadora, por medios coercitivos, el otro recurso, el frente
de conciliación de clases además de la intermediación de leyes, decretos,
reglamentos o acuerdos entre gobiernos y capitalistas requiere de la participación
directa de la pseudo izquierda. Innumerables organizaciones sociales,
sindicatos y partidos políticos se prestan para la conciliación o colaboración
de clases, simplemente le son funcionales a la derecha, quienes ante el descontento
popular conducen a las masas hacia los sectores de la oposición de la derecha
tradicional pro imperialista.
En la actualidad hemos podido observar como este fenómeno se
expresa entre sectores que se reclaman de izquierda, sirviéndole a la derecha
sin tapujos, al ver diezmados sus beneficios por parte de gobiernos en crisis
por sus malas políticas, esta misma pseudo izquierda que primero se cobijó en
esos gobiernos acabados, luego al no servirles, van contra ellos a lado de los
intentos de la oposición de ultraderecha apoyados por el imperialismo.
Son errores que se pagan caro, con sacrificios y muertes, más
que errores son políticas totalmente equivocadas que llevan al desgaste e
inclusive a un retroceso en la economía, como nos está sucediendo en Venezuela.
Sin embargo, el problema crucial en todo el continente, es
el choque entre las naciones opresoras y naciones oprimidas, estas últimas
dirigidas en ocasiones por gobiernos llamados progresistas con cierto grado de
nacionalismo pero que actúan dentro del capitalismo sin adversarlo, por lo que
terminan arruinándose indefectiblemente y descargando la crisis sobre los
trabajadores, “socializando” la miseria y empantanando a la izquierda.
El inicio de la revolución chilena
En Chile, existe una situación revolucionaria, expresada en movilizaciones
permanentes de las masas pidiendo la renuncia de Piñera, planteando la
alternativa de Asamblea Constituyente con poder, autónoma, con organismos de
deliberación genuinos, con huelgas generales donde los principales bastiones
del proletariado como los mineros del cobre y los portuarios se pronuncian, además
de los estudiantes incluidos los de enseñanza secundaria y las comunidades. Esta
es la respuesta del pueblo chileno ante los ajustes, por el hundimiento de la economía,
por parte del gobierno.
La caída del precio del cobre y el pago de los intereses de
la deuda externa, puso en aprietos a la supuestamente boyante economía capitalista
chilena, el modelo que daba envidia a los propulsores de la economía en los otros
países latinoamericanos, el “Oasis” se comenzó a secar y por supuesto, pagan los
trabajadores y las comunidades.
Desde el inicio de la rebelión popular el 18 de Octubre,
para fines de noviembre, se dio un aumentó 116 pesos por dólar representando un
alza del 16,7%, el Banco Central de Chile
rápidamente interviene para socorrer al mercado cambiario y proyecta desembolsar,
de diciembre a mayo un monto de hasta 10.000 millones de dólares para la venta
de dólares spot y también por hasta 10.000 millones de dólares para ventas
de instrumentos de cobertura cambiaria, nada que ver con las penurias del
pueblo chileno, le preocupa a Piñera son los pingues negocios de la burguesía parásita.
Esta democracia en crisis proviene a través de la Concertación,
como una transición con anestesia, desde un régimen asesino y fascista, la dictadura
pinochetista, solo posible por la participación de los partidos tradicionales, el
PC y el PS chilenos cuyas direcciones traidoras fueron indispensables para este
tipo de traspaso indulgente con los fascistas. De todas maneras, les ha llegado
su sábado, sin olvidar todo el daño que han sufrido los trabajadores para que
el país siguiera “adelante” por la senda de la explotación y la represión.
La contrarrevolución ejecuta un golpe en Bolivia
Por el contrario en Bolivia se vive una contrarrevolución, promovida
por el imperialismo, el gobierno Bolsonaro y la ultraderecha boliviana, ese
golpe preventivo ante el descontento popular, inclusive es pautado antes del
cambio de gobierno en Argentina, de Macri (derecha sin tapujos) a Fernández
(centro derecha), como medida de advertencia a su plan económico, sobre todo
por la situación que pueda ocasionar un default permanente, produciendo la quiebra
para los acreedores, el FMI y los fondos especulativos de la bolsa de New York.
En Bolivia, los ingresos más importantes son y se esperan
mejorar por la producción de gas y la extracción del Litio, este es el objetivo
de los intereses de capitales extranjeros con apoyo de los nacionales, algo muy
concreto producido por los trabajadores de los pozos, de almacenamiento, de la distribución
del gas y de las minas, todo se extrae de la Pachamama con la mayor tecnología
de punta, no es por explotación precapitalista no olvidemos esto.
El recién terminado gobierno de Evo, como expresión política
resultó en un fracaso que lo indujo, -cobardía aparte- a la renuncia de la
presidencia, también la de su vice y así sucesivamente, los representantes del MAS
en el gobierno, la pérdida del apoyo militar y sus posteriores amenazas aconsejándole
a abandonar la presidencia. Esto, a pesar de los detalles, no tiene otra forma
de caracterizarlo sino de golpe de estado de la derecha con elementos fascistas.
Por otra parte, tanto con represiones y asesinatos se empoderó la contrarrevolución
de forma preventiva, ante la posibilidad o inminencia de una radicalización de
las masas y trabajadores protestando ante los abusos de Evo y el MAS al
extender su gobierno con métodos arbitrarios no democráticos.
Por otra parte, la sedición de derecha, pescando en río
revuelto, se aprovechó de la situación, se adelantó para impedir, drásticamente,
la participación autónoma de las masas, en la lucha diaria, movilizándose por
sus demandas
El papel de Evo, y su partido el MAS, su burocracia sindical
minera y fabril, los sectores pequeño burgueses cercanos al gobierno, jugaron a
servirse de una economía en progreso relativo favoreciendo una burocracia
gremial que promovió una división en los mineros, en la COB debilitaron su
vanguardia, por lo que, en las movilizaciones, se observa una participación mayoritaria
campesina, de origen indígena y de las comunidades, he aquí una muestra de las
consecuencias del fenómeno de colaboracionismo de clase.
En Bolivia, la lucha en el campo, de cualquier origen, campesino
o indígena, juega un papel fundamental si entiende que debe impulsar al
proletariado minero y fabril, junto a sus consignas sobre la tierra y sus
demandas para poder producir.
En Las tesis del congreso de Caranavi, Bolivia 1964,
propuestas por Guillermo Lora, se plantea:
“La alianza obrero-campesina constituye la piedra angular de
la revolución boliviana. Es una desviación derechista considerar esta alianza
como un pacto de igual a igual entre dos potencias; consiste en realidad en que
los campesinos reconocen como a su dirección política al proletariado (mineros,
constructores, fabriles, ferroviarios, etc.). La clase obrera de las ciudades y
de las minas constituye la expresión más acabada de la conciencia
revolucionaria y el campesinado es el motor que impulsa la lucha
revolucionaria. Nuestra necesidad de libertarnos y de solucionar el problema de
la tierra se convierten en la fuerza que empuja al proletariado a tomar el
poder político”
En la Rusia de la revolución, los bolcheviques tempranamente
supieron respaldar las demandas de los millones de campesinos y luego en el
poder, se abocaron a concretar esas alternativas como las cooperativas privadas
y cooperativas estadales, las propuestas de supervivencia al campesinado pobre
en la medida que iba solucionando los problemas inherentes a ese pasado que
todavía pesaba, se presentaron problemas entre las diferencias de precios entre
a ciudad y el campo, y se plantearon respuestas, liderizadas por Lenin, para ir
enfrentándolas
Esta breve digresión, es para ejemplarizar, porque todo lo
vivo tiene una riqueza a analizar, para proponer la alternativa sin descuidar
el papel de la dirección revolucionaria por la organización de los trabajadores
en alianza con los sectores ligados a la tierra, que también lucha duramente
por sus necesidades. Evo a su modo, ha servido de freno al accionar
independiente de los trabajadores y los indígenas, lo que preparó la alfombra
para que viniera a posarse la derecha de la media luna
El proletariado boliviano tiene con que elevarse, por su
tradición de lucha, cuenta para reconstruir la vanguardia e impulsar el
Gobierno de los Trabajadores. Sus aportes políticos son trascendentales, son
hitos históricos reconocidos dentro del marxismo, tienen un camino programático
hecho que son ejemplo en el mundo, para todos nosotros.
Venezuela, sin llegar al mismo resultado todavía, se asemeja
más a la situación de Bolivia, a la acción contrarrevolucionaria, que a la de
Chile, donde las iniciativas, las acciones, son revolucionarias por parte de
los trabajadores y el pueblo chileno, la llamada revolución bolivariana
convertida en una tragedia, está totalmente desgastada pero se aferra al poder y
crea un impasse, donde las masas llevan la peor parte, sin embargo las mismas
líneas políticas que produjeron el golpe en Bolivia, no han podido imponerse en
Venezuela, todavía no todo está dicho, por algo es motivo de preocupación para
la reacción mundial, en su centro hegemónico desde Washington DC
Los gobiernos llamados progresistas son un lastre para la Revolución
Latinoamericana
El escenario de la crisis latinoamericana presenta a todas las
economías colapsadas, las cuales se sustentan participando en el mercado mundial,
como proveedores de materias primas, cuyas inversiones de capital están dando
muy poco o ningún valor agregado, y no se genera plusvalía a pesar de los
salarios por debajo del mínimo establecido por ellos mismos. Sobre estos
cimientos, donde cada gobierno y su economía necesariamente presentan particularidades,
todos, debido a la caída de los precios responden con recortes en ayudas sociales,
aumentos en tarifas a los servicios, mayor flexibilidad laboral, dificultades
en la importación necesaria, acompañados de leyes más coercitivas, en conclusión,
no tienen salida pacífica, el ejército y la gendarmería son sus “leyes” para
imponerse.
Ante estas condiciones, la mal llamada izquierda se presta
para colaborar y salir adelante participando mediante concertaciones, diálogos,
acuerdos de “Paz”, anteponiendo sus intereses mezquinos y consintiendo o
apoyando las desmejoras en las condiciones de trabajo, las reivindicaciones
salariales y contractuales, así como las conquistas históricas alcanzadas por
los trabajadores. Todo dentro de las relaciones capitalistas podridas.
Es necesario hacer énfasis en un hecho concreto, los gobiernos
progresistas son capitalistas, con diferentes motes o fachadas, llamándose impúdicamente
revoluciones bolivarianas, ciudadanas, pluriculturales, frente de todos, con
objetivos tan espurios o ambiguos como el buen vivir y promoviendo retrocesos
en las relaciones de producción, a formaciones precapitalistas, son utópicos y
tan modernos como los acuerdos con el FMI y otros buitres para aumentar la
deuda y salvar a los acreedores.
Estas formaciones de producción precapitalistas como el
huerto, el anhelo de la propiedad de la tierra para poder producir a pequeña
escala, es una involución como eje, no son alternativas para superar la crisis
global capitalista porque si bien es cierta esa situación y no se puede saltar,
la solución está en planificar la forma de superar lo más pronto posible estas
aspiraciones, se manipula al alimentar las falsas expectativas y cambiarlas por
otras, como se ha hecho el resultado está allí a la vista de todos, no se ha
superado mínimamente la crisis.
Por otra parte, el nacionalismo tiene presencia mientras las
masas todavía lo siguen y lo votan, pero hasta una dictadura tiene rasgos
nacionalistas, no estamos diciendo que este es su eje, sin embargo esta tiene
sus etapas como cualquier otro régimen, y en ese choque real, donde se presenta
la diferencia entre los atropellos e imposiciones imperiales y la defensa
nacional de estos gobiernos, que más temprano traicionan hasta sus propias
promesas y ¡ahí está el detalle!, es ahí donde tenemos que disputar la subordinación
de las masas que todavía esperan algo del gobierno y la incapacidad de este
para salir del atraso que le imponen los centros de poder del capital.
El capitalismo no tiene arreglo posible, por un gobierno sin
explotadores
La crisis de la Izquierda, no puede conducirse a beneficio de
imperialismo y la ultraderecha criolla, que es quien dirige la oposición al
gobierno. La crisis económica y el dominio mundial del capital, no tienen
salida, de allí emergen procesos que conducen inevitablemente más allá de los
límites de la propiedad capitalista y del Estado burgués, esto es lo que pone de
manifiesto la actualidad de la revolución, como está sucediendo en Chile en
este momento.
Viva la revolución chilena
Por la derrota de la contrarrevolución en Bolivia
Derrotemos la agresión del imperialismo y sus lacayos sobre Venezuela
José Capitán
(1) Programa de la IV Internacional
Nota aclaratoria: la foto afiche en el artículo no pertenece a Opción Obrera.
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