Opción Obrera
En Defensa del Partido Obrero de Argentina
Un partido marxista -trotskysta, internacionalista- es su
método la dialéctica materialista y su programa.
Ante la ruina de la economía argentina, se expresa una interesante
crisis en el poder político mediante la respuesta a una coyuntura electoral
presidencial y parlamentaria, con la oferta de dos opciones, con dos duplas presidente
y vice, donde la esencia no es la diferencia sino la coincidencia o competencia
para continuar representando y entregando el trabajo de los argentinos a los requerimientos
del FMI. Los parlamentarios corresponderían a la misma capitulación.
Las elecciones en Argentina no solucionarán la crisis
económica, estas a nuestro modo de ver conducen a un fracaso rotundo, así como
un probable estallido popular, en particular de los trabajadores. En este
sentido, la izquierda tiene que demostrar la inutilidad de las ofertas
electorales y ofrecer una alternativa real ante la debacle económica, preparándose
con las consignas de lucha hacia el poder, además de no cederlo en aras de
conseguir puestos en cargos elegibles, tomando la alternativa que impone el decrépito
y arruinado estado burgués.
Por otra parte, la inflación, la devaluación del peso, la
caída de la producción, los aumentos de las tarifas de los servicios, así como los
pagos reestructurados e inextinguibles de la deuda son la realidad del país, ante
esta catástrofe la salida por la izquierda es una estrategia política, unificando
las luchas con el objetivo de alcanzar el poder político como la única forma de
exterminar esas lacras económicas y sociales y no permitir un agravamiento de la situación que
siga empeorando la vida de los trabajadores.
“La auténtica naturaleza de las cosas suele
estar oculta”. Heráclito
La actual dirección del Partido Obrero, elegida hace pocos
meses, en su XXVI congreso nacional, ante una crisis de régimen, tanto económica,
social y política al contrario de erigirse como una organización que da
respuesta y plantea la salida para los trabajadores a la actual crisis mediante
su programa y unas consignas de lucha que los eleven hacia la conquista del poder
político, tienen una visión cortoplacista y promueven una amplitud de su
entorno electoral, FIT-Unidad, que va en contra de su programa y de la
estrategia política, debilitando al partido, fortaleciendo a un alianza
oportunista con los enemigos y liquidadores del trotskismo, el morenismo del
MST, entre otros grupos y organizaciones política cómplices como IS y el PTS,
cuyo fin es querer llegar al Congreso o a las legislaturas, por encima de todo.
La dirección espuria[1] elegida en el
último congreso del PO no reconoce a un sector de la militancia opuesta a ella y
lo ha denominado “Altamira y su grupo”, esta tendencia que hoy denigran tiene que
actuar como auténtica dirección, establecer su plataforma inmediata, su organización,
como fracción pública y debe llamar a sus bases, y en lo posible todas las
bases desbordadas del PO, a detener el festín, a prohibir las puteadas públicas
que benefician a sus enemigos, a los que intentan liquidar el PO, que son un
espectro muy amplio, que van desde los infiltrados, pasando por todo el arcoíris
político hasta al imperialismo.
Restituir a Prensa Obrera, evitar que se convierta en un pasquín
morenista, mientras tanto editar en digital y en lo posible en físico una publicación
que oriente a los trabajadores, así como a la auténtica izquierda argentina que
exprese los clamores legítimos de las bases revolucionarias.
Por último, por ahora y no menos importante, un balance es
necesario, única forma de conocer ¿qué pasó? ¿cómo se llegó a esto? para poder
salir en forma positiva.
No pretendemos extendernos sobre esto, pero exponemos algunos
hitos que indican el abandono del método dialéctico, permanecer o atarse a citas
ya superadas, como ejemplo, la charla dada por Altamira sobre la revolución cubana
en uno de los últimos cursos de verano de la UJS y la conducta actual de los “socios”
del PO en el FIT sobre Venezuela a través de sus agencias locales. En el primer
caso, Altamira aportó al Marxismo en un inédito análisis sobre el carácter de
la revolución cubana y del estado surgido a raíz de ese suceso, esto sacudió a
algunos sectores del PO, al no comprender el avance del conocimiento sobre la revolución
mundial, mediante la aplicación del materialismo histórico, en el segundo caso,
es incompatible asentir con los acompañantes del PO en el FIT, avances en la lucha
revolucionaria en Argentina, y en el exterior, sus agencias en Venezuela, por ejemplo,
tengan una posición contrarrevolucionaria, a decir del mismo Altamira, estos
debates debieron y deben ser agotados.
Todo partido revolucionario no puede ser únicamente nacional,
con una visión nacional sobre los acontecimientos internacionales, porque se
niega a sí mismo.
Otro elemento más, una constante metafísica, una receta “internacionalista”,
es el cierre de todos los artículos, con una arenga llamando a un congreso
de bases de trabajadores, sin ligar los análisis, las cátedras internacionales con
la necesidad, así como las condiciones para la intervención y la construcción de
organización respectivamente de esas bases por más prolija que sea su declaración
internacional. El internacionalismo proletario no es una mera pose.
Por el internacionalismo proletario, nuestra solidaridad con
el combate de los camaradas de la fracción pública, por el rescate del Partido Obrero,
por la Unidad Socialista de América Latina
José Capitán
[1]
La actual
dirección y sus adláteres, es procedimental, no tiene más argumentos para
arremeter contra más de 700 militantes, son hasta cobardes y bastardos, no se
atreven a ser consecuentes ni con sus propios procedimientos burocráticos, según
ellos Altamira decidió romper, pero se están haciendo expulsiones aisladas,
selectivas, acciones coercitivas y muchos otros tipos de desmanes. Sí se
mantiene esa dirección, entonces el partido está destruido.