Luego del sabotaje al Sistema Eléctrico Nacional
Un acto
terrorista del imperialismo yanqui, ¿cómo respondemos?
Balance y propuesta desde la Plataforma Revolucionaria de
Lucha Aragua
El apagón de casi toda Venezuela, producido por un ataque
artero del gobierno de EEUU al sistema central de control de las
hidroeléctricas del río Caroní, Guri, Caruachi y Macagua, y al Sistema
Interconectado del Servicio Eléctrico Nacional, SEN, es un atentado criminal
contra todo el país del cual aún no se cuantifican los daños ni sus
consecuencias.
El gobierno admite que el 80% de la generación y
distribución eléctrica se sustenta en las hidroeléctricas del Caroní. El ataque
cibernético consigue al SEN con un parque termoeléctrico complementario y
alternativo inoperante, en estado de parálisis por falta de mantenimiento:
reparaciones, repuestos, combustibles, inversiones, personal técnico capaz; y
del cual es totalmente responsable el gobierno desde hace tiempo.
El gobierno en su ineptitud no tenía una respuesta para
siquiera evitar o disminuir los daños, su móvil o prioridad es mantenerse en el
poder a costa de nuestro sacrificio. El castigo a los causantes de tan bestial
ataque es lo menos que el gobierno considera, sea bien por su debilidad o por
su cobardía, no enfrenta o no quiere molestar más a su enemigo. Planteamos que
sus autores intelectuales y materiales deben pagar por lo que hicieron y en ese
sentido hay que asumir una campaña para que se concrete.
Es evidente y lamentable que el daño realizado a la
población venezolana es irreparable, así como a la economía del país, sobre
todo a la industria, lo que implica menos producción y mayor desempleo. La
privación de electricidad se juntó a la falta de agua, que ya existía y se
agudizó, y a la falta de gas doméstico, en un contexto donde la adquisición de
alimentos es cada vez más costosa y difícil. Las pérdidas significan una
catástrofe nacional semejante a una tragedia por un fenómeno mayúsculo de la
naturaleza.
La corrupción, ya de por sí abrumadora, se acentuó durante
la crisis, y luego de superada ésta es aún mayor. Es patético el caso de los
llenaderos del gobierno para la adquisición del gas y recargar una bombona.
Bajo el mejor estilo gansteril que va desde el máximo jefe hasta el que opera
el servicio, el cobro de la coima se incrementa día a día.
No menos importante es ya la práctica usual del robo
descarado de cables de electricidad y de telefonía, donde la complicidad por
parte de las instituciones respectivas –en el mejor de los casos miran para
otro lado–, es la única manera de llevarlos a cabo: conocimiento del sitio, del
objetivo, equipos para llevarlo a cabo y luego cobrar para reponerlo en el
mismo lugar o en otro. No tiene otro nombre que el de mafias organizadas dentro
de Corpoelec y Cantv.
Un gobierno tímido frente al ataque imperialista
Mientras el gobierno emite una orden de desalojo a todo el
personal criminal de la embajada de EEUU, en la misma misiva deja abierta la
posibilidad de un diálogo a través de los canales adecuados a través de las
ONU. La respuesta de los venezolanos, por el contrario, debe ser del mismo
calibre con las que estamos siendo atacados: sanciones y confiscaciones,
temporales o fijas al interior del país de todas las plantas e industrias de
los países que nos confiscan cuentas, activos, recursos, el oro. Si ellos nos
dan guerra nuestra respuesta ha de ser la guerra revolucionaria, las reformas
fracasaron porque vienen por todo.
Con el cerco económico y la postración de la economía la
solución para el gobierno, para sostenerse en el poder a costa del sacrificio y
los costos que pagamos los trabajadores y el pueblo venezolano, más allá de
conseguir un mejor arreglo o acomodo dentro de las condiciones de explotación,
es la de seguir atado a las relaciones económicas capitalistas subordinadas al
capital financiero, marco del cual nunca se intentó salir en estos 20 años de
período histórico.
La defensa de Venezuela solo se puede apuntalar por parte
nuestra con total autonomía, sin darle un voto de confianza al gobierno.
Nuestra defensa del gobierno, en esta guerra revolucionaria contra el
imperialismo yanqui, no implica algún apoyo a su gestión, de la cual es
culpable ante el desastre de su administración. Tampoco es darle mayor poder al
gobierno. En todo caso sería al revés, conseguir mayor poder o autonomía por
parte nuestra, de los venezolanos y sus trabajadores, para reconstruir el país
en su beneficio, no para hacerlo en el marco de la explotación y que se
continúe como veníamos.
La debilidad del gobierno, indudable desde todo punto de
vista, es respecto a la oposición de la derecha tradicional acicateada por el
imperialismo. Para contrarrestarla tendría que afianzarse más en las masas, en
particular en los trabajadores, pero a eso le tiene pavor. ¿Por qué? Porque
entre ellos se trata de un reacomodo entre los capitalistas del país, los
foráneos y los nacionales, los que surgieron protegidos por el ala del chavismo
y los que tradicionalmente se aprovecharon de la renta petrolera desde antes de
la cuarta república. Para con nosotros, los explotadores de cualquier signo pierden
el chivo y el mecate, los medios de producción y sus relaciones sociales
basadas en la explotación.
Ahora bien, sin que nos pregunten, o nos lo pidan, nuestro
deber es fortalecer el campo nacional respecto a la ofensiva imperialista, y en
ese sentido es necesario darle mayor sustento a eso que llaman poder popular,
que no es más que tratar de sobrepasar algunas de nuestras penurias e incluir,
es decir, continuar o no abandonar, la lucha por satisfacer nuestras más
elementales necesidades.
No más sacrificios para los trabajadores
Nuestras propuestas económicas, para recuperar el país a
favor de los trabajadores, no se deben abandonar sino fortalecer, de lo
contrario, estamos favoreciendo rehabilitar a la economía dentro del marco del
rentismo, es decir para que siga el parasitismo y la dependencia del país como
productor de materias primas y comprador de todo lo que podamos importar, de
acuerdo a nuestro rol en la división del mercado mundial capitalista.
Hay que proponer un plan concreto sobre los servicios
mínimos y vitales. Para eso los compañeros, mujeres y hombres que tienen
actividad en sus comunas son indispensables, para que lo debatamos y aprobemos
en lo más inmediato posible.
Agua: potabilizar el agua, establecer tomas o llenaderos
para la población donde no llega por tubería, bajo el control de las propias
comunidades. Tener acceso permanente al agua potable debe ser la prioridad para
las comunas y no para las embotelladoras y las fábricas que utilizan el líquido
para hacer gaseosas, cervezas u otras bebidas no imprescindibles.
Electricidad: priorizar poner al día la operatividad al 100%
del parque termoeléctrico en cada región. Hacer de conocimiento público su plan
de mantenimiento, suministro de combustible y su interconexión con el Sistema
Eléctrico Nacional. El funcionamiento del alumbrado público debe estar bajo
control de las comunidades y comunas y no, como ocurre actualmente, de las
alcaldías.
Insistimos como lo planteamos en nuestra declaración
anterior: la salida política a la crisis tiene que ir acompañada con propuestas
económicas para reactivar la producción en todos los sectores estratégicos
esenciales y bajo el papel director que jueguen los trabajadores y el pueblo,
totalmente en sentido opuesto a las que lleva a cabo el gobierno actual.
La
planificación y su orientación para el desarrollo de la economía tiene que ser
sustentada en:
1 Nacionalización y unificación de la banca.
2 Nacionalización del comercio exterior.
3 Nacionalización total de las empresas estratégicas sobre
todo PDVSA, todas, incluidos los puntos 1 y 2, bajo control de los trabajadores
elegidos en asambleas, con entrega de cuentas y revocables en todo momento,
este control obrero debe tener acceso a los libros sobre la producción y sobre
la administración.
4 El no pago de la deuda externa.
5 Salario mínimo vital de acuerdo a la canasta básica
familiar, escala móvil de salarios y la contratación colectiva.
Toda acción
presupuestaria tiene que estar bajo este marco o conjunto de medidas
macroeconómicas.
Plataforma Revolucionaria de Lucha Aragua
20 de marzo de
2019