Derrotemos el Golpe de Trump-Pompeo y su títere
Guaidó
Venezuela no se negocia
Evitemos que se llegue a una sangrienta guerra
civil
El origen del golpe, en proceso, fue planeado
por el departamento de Estado norteamericano junto a la extrema derecha de la oposición
al gobierno. La oposición de derecha pretende justificar un posible baño de
sangre culpando a Maduro y su empeño en mantenerse al mando del gobierno. Sin
embargo, Maduro es tan presidente legítimo, como lo son Macri, Duque o Bolsonaro
y nada fundamenta sacarlos mediante una matanza, mucho menos con intervención
extranjera.
El colosal desprestigio de Maduro y su equipo
se debe a su responsabilidad de llevar al país a la ruina, lo cual no admiten y
por el contrario, ante su debilidad, se mantiene compartiendo el poder y beneficiando cada vez más a las cúpulas o
altos mandos de los militares, pero la oposición de derecha al no ser capaz de
responder al descontento mayoritariamente del país, se presta para alcanzar el
poder presentándose como socios menores
del mayor poder en el mundo, el más atroz, el más asesino, el gobierno de los
EEUU quienes para una invasión directa o intervención con mercenarios y estúpidos gobiernos aliados, un carajo les importa un baño de sangre en
Venezuela, solo los frena, hasta cierto
punto, las consecuencias dentro de su país por sus posibles bajas.
Es iluso pensar que el gobierno de Trump que
apoya al príncipe heredero de Arabia de los Saudi, quien mando a asesinar y
luego disolver el cuerpo del periodista árabe Yamal Jashogyi de su embajada de Estambul
en Turquía y rechaza a la emigración latina, pueda venir en nombre de la
democracia o con ayuda humanitaria
El desespero de una parte de los venezolanos
por el desastre causado por los que han conducido al país, les da pie a creer que
la oposición, ahora sí, va a recuperar a Venezuela de la estruendosa crisis que
padece.
Siempre, ha habido una guerra económica en
contra de los trabajadores por parte de los patronos privados, extranjeros y
criollos, en la cual todos los gobiernos han sido sus cómplices, antes y después
de 1999, hoy Maduro no es la excepción.
Los militares siempre han ejercido su papel
como garantes de sus gobiernos, su función es hacer cumplir el orden, en
especial sobre los trabajadores, adicionalmente en el actual gobierno se han
enriquecido mediante la corrupción.
Rusia y China pueden aprovecharse de nuestra
situación y favorecer limitadamente a Venezuela, de acuerdo a sus intereses,
pero no se van a inmolar por nosotros. Ellos defienden sus intereses y pueden
enfrentarse a EEUU, pero no por Venezuela.
La carta sobre la mesa para salvar el país la
tienen los trabajadores
La clave para salvar la economía no la tienen
los gringos, tampoco la tienen los militares, los cuales se aprovechan de la
bancarrota económica para hacer fortuna. La clave para recuperar el país, la
tienen los trabajadores, con el control de todas las fábricas, esta es la única
garantía para ponerlas a producir, reactivando la economía en beneficio de Venezuela.
Nuestras respuestas hoy son decisivas para no
seguir sobreviviendo, muriendo por falta de todo o emigrando y por otro lado
evitar que se desate una guerra con intervención extranjera asesina por parte
de ejército norteamericano y el apoyo de los gobiernos lacayos de Duque y Bolsonaro.
Todo esto se remite a los siguientes dilemas
¿Se necesita importar? Sí, ¿pero qué?
¿Se necesita invertir o disponer de los
recursos? Sí, ¿cuáles son?
¿Se necesita hacer un plan económico para
producir? Sí, ¿quién lo realiza?
¿Necesitamos un salario, los que producimos la
riqueza del país, los trabajadores? Sí, ¿cuál debe ser?
Hasta ahora, y en esta soberbia crisis peor
aún, no se importa lo necesario e indispensable, sino lo que enriquece al
importador y su encubridor, los capitales salen de los dineros del Estado o del
que se deposita en la banca. El gobierno y la banca deciden a quienes favorecen
para comerciar y especular. Los resultados son la falta de producción y la
falta de asistencia para todos los servicios a la comunidad, lo crítico y empeorando
son los servicios de gas doméstico, el transporte y los hospitales.
A pesar de los inmensos recursos del país,
nuestra única salida es que el comercio exterior (la importación) deba ser
nacionalizado, del mismo modo que una banca única nacionalizada, ambas para
determinar las prioridades de país y con base a eso, importar e invertir para
producir. Esto solo puede ser realizado con el control de los trabajadores de
esas áreas, elegidos en asambleas democráticas, con entrega de cuentas de la
gestión y en todo momento ser revocables por quienes los eligieron, asimismo
todas las empresas estratégicas del país en especial la petrolera, el pago de
la deuda debe ser suspendido y el dinero disponible usado en beneficio del país.
Los trabajadores deben tener un salario que cubra la canasta básica familiar.
Abajo los acuerdos secretos, para el pueblo no
debe haber secretos
El diálogo o la negociación secreta entre los
dos bandos, gobierno y oposición de derecha, es para intentar levantar una
economía quebrada por ellos mismos, que desmanteló al país, a partir de dilapidar
–ambos, reiteramos– los extraordinarios ingresos petroleros, y no será a partir
de reconocer el valor de la fuerza de trabajo sino a costa de esta. Todos los presupuestos, planes o propuestas
son semejantes, solo se diferencia en ritmo y de administración, precios altos,
inversión extranjera, más endeudamiento, pagos de deudas, más importación,
libre control de cambio, ninguna favorece a los trabajadores ni a la producción
vital para el país.
La paz que anhelan el gobierno y los patronos
privados, es con los trabajadores para que no protesten por salarios y con las
comunidades para que no reclamen por falta de servicios.
El diálogo que habrá que imponerse será sobre los
salarios y la contratación colectiva y no para negociarlos sino para restituirlos.
El embargo a los ingresos por la venta de
petróleo
Es de vida o muerte para el país, la defensa
de la industria petrolera desde la perforación hasta su refinación y solo la
pueden hacer los trabajadores y su milicia armada, por sus conocimientos y su experiencia,
tomando la industria para ponerla a producir y defenderla, sin burócratas ni
militares. Es la única perspectiva de éxito.
No a los diálogos secretos. Restitución de los
salarios y la contratación colectiva.
No al pago de la fraudulenta deuda externa y confiscación
del capital de los corruptos.
Nacionalización bajo control de sus
trabajadores y técnicos de todas las empresas principales de la economía, sin
burócratas ni militares.
Nacionalización del comercio exterior y de la
banca, por una banca única para disponer de esos recursos para las necesidades
urgentes del pueblo y del país
Un salario mínimo vital igual la canasta
básica familiar y escala móvil de acuerdo a la inflación.
No a criminalización de la protesta obrera y
popular.
Oswaldo Rámirez
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