La primavera francesa y la crisis en Europa
Por Savas Michael-Matsas EEK Grecia
Un nuevo día de acción, el 15 de septiembre, ha sido decidido el movimiento obrero francés, desafiando la imposición por decreto de la odiada Ley contra el derecho laboral del régimen social-liberal de Vals-Holland, y continuar la lucha épica de marzo a junio 2016 que ha sacudido a Francia y toda Europa.
Aunque es temprano para hacer predicciones sobre el futuro inmediato del conflicto social, una evaluación materialista histórico integral es necesaria y urgente, que sustituya a los comentarios impresionistas que han prevalecido tanto en la derecha como en la izquierda. Pocos, de todo el espectro político, podrían negar un hecho innegable: después de la "primavera francesa" de 2016 no puede ser lo mismo en Francia, un país núcleo duro de la Unión Europea y un socio indispensable para Alemania, y por consiguiente para la totalidad de la propia Unión Europea, ya está en una crisis prolongada.
Así como en la víspera de mayo de 1968, la prensa burguesa escribía que "no pasa nada en Francia, todo es terriblemente aburrido", ahora, en diferentes condiciones, el levantamiento de masas fue inesperado, y tomó por sorpresa a la clase dominante.
El cambio dramático se hace evidente si se recuerda que hace muy poco tiempo, solo hasta marzo de 2016, el panorama político Francés estaba dominada por las políticas anti-populares del ala de la derecha del Partido Socialista de Holland, el colapso de la izquierda y la extrema izquierda, el aparentemente ascenso "irresistible" de la extrema derecha del Frente Nacional de Marine Le Pen, el terrorismo de ISIS y el terrorismo de Estado, institucionalizado por un militarizado "estado de emergencia" siempre extendido, sustentado por una sistemática campaña de islamofobia histérica. Es revelador que, en los círculos intelectuales, se planteó la cuestión si el conflicto entre el capitalismo y el anticapitalismo era reemplazado por el choque entre el capitalismo y el yihadismo (ver Lignes, 2015).
La Ley El Khomri destruyendo el marco de relaciones laborales existentes se convirtió en el catalizador, en las centralizaciones de las quejas populares y de todos los trabajadores, acumuladas durante un largo período de crisis, incluidas las de los estratos que no fueron afectados directamente por la nueva ley. La movilización masiva de los trabajadores por la CGT (apoyada también por la Confederación Fuerza Obrera y de algunos sindicatos radicales pequeños contra los esquiroles de la CFDT y otros "sindicatos amarillos"), así como de la combativa juventud de los colegios y universitaria, con la participación de más amplios estratos populares, en el comienzo de la primavera, sobre todo el 31 de marzo, marcó una ruptura radical de la continuidad.
Perspicazmente, quienes ocuparon ese día la céntrica “Place de la République” en París, y luego las plazas centrales de otras ciudades de Francia, iniciando el movimiento "Nuit Débout", revivieron la antigua tradición revolucionaria de Francia, deteniendo el flujo cronológico de tiempo, como en la Revolución de 1830: al día siguiente, después del 31 de marzo, no se ha llamado 1 ª de abril, sino "número 32 de marzo"; el conteo continúa por Nuit Debout de esta manera hasta este momento en que se escriben estas líneas.
El gobierno Vals-Holland, todos los partidos y los medios de comunicación burgueses, desde el gobernante y odiado Partido Socialista pasando por el ala de la derecha Républicana, de Juppé y Sarkozy a los fascistas del Frente Nacional, en primer lugar, predijeron erróneamente la temprana muerte del movimiento obrero-popular, que ellos satanizaron. La muy reformista burocrática CGT y su líder Martínez fueron llamados "terroristas" y acusados como cómplices del llamado “bloque negro" de "casseurs" rufianes (NdT). Marine Le Pen ha descrito el movimiento de huelga y las manifestaciones como "una insurrección armada".
Gobierno y líderes sindicales, durante meses, hicieron todo tipo de maniobras para controlar un movimiento que mostró la tendencia a ser incontrolable y amenazante sobre la clase dominante y su Estado, como también a la UE, en la víspera del referéndum británico.
Entre los mismos militantes hubo mucha confusión. La mayoría de ellos hacen comparaciones con las movilizaciones de masas de 1995, que vencieron a la ley anti-pensiones promovida por Juppé o de la movilización de la juventud masiva de 2006 que venció el CPE (Contrato de Primer Empleo) que Sarkozy, entonces ministro, trató de introducir o, finalmente, la derrota del movimiento en 2010, cuando Sarkozy fue finalmente capaz de imponer la ley anti-pensión - una victoria pírrica que condujo a su derrota electoral por Holland en 2012. La pregunta planteada a menudo por muchos militantes es: la lucha actual contra la ley el Kohmri ¿sería una repetición de las victorias de 1995 y 2006 o nos llevará a una derrota como en 2010?
Pero no hay analogías formales o comparaciones posibles: la explosión y el desarrollo de la crisis capitalista mundial en 2007-08, y su impacto en la UE y Francia han cambiado todos los parámetros económicos y políticos sociales.
Tenemos que analizar estos cambios y sus consecuencias:
a. ¿cuál es la verdadera naturaleza de la crisis que impulsa el conflicto social en Francia?
b. ¿cuál es la especificidad de este movimiento y el conflicto, sus contradicciones, limitaciones y potencial?
y por último pero no menos importante, c. ¿cuáles son las perspectivas; marchitarse en Francia y la Europa post-Brexit después de la primavera francesa?
A. ¿Qué clase de crisis?
a. Algunos datos indicativos.
Una profunda, prolongada, no resuelta como lejana crisis económica, con severos, efectos sociales y políticos cada vez más agudos, es el substrato material de la agitación social de marzo a junio de 2016. Estadísticas incluso oficiales no pueden ocultar la imagen sombría de una economía estancada con una tasa de crecimiento en torno a cero, un déficit comercial de 47,1 billones de euros, una desindustrialización avanzada, una caída de la productividad con tendencias deflacionarias, y una crisis bancaria insoluble (Le Monde 13 08 206).
La producción industrial, se ha contraído de nuevo en un 0,1 por ciento en el segundo trimestre de 2016, al igual que en toda la zona euro, sigue siendo un 10 por ciento inferior al nivel que tenía antes de 2008(Le Monde 15 08 2016). El capitalismo francés pierde su competitividad. Está en definitiva, en decadencia avanzada, tanto en términos absolutos como relativamente con otros países europeos, en particular, Alemania.
El oficial, fuertemente embellecido, número de desempleados es de alrededor de 3 millones de personas Los últimos datos, emitidos por el INSEE el 18 de agosto 2016(Le Monde 20 08 2016), muestran que el desempleo disminuye ligeramente de 10 por ciento a 9,9 por ciento, lo que hizo a François Holland repetir, como lo hace ad nauseam (hasta el cansancio NdT) desde la primavera 2016 en adelante, su estribillo ridículo "mieux ça va" (que va mejor), adicionando sal a la herida. Las mismas estadísticas muestran que más de cien mil personas se añadieron a los que han abandonado cualquier solicitud o la esperanza de encontrar un trabajo. Miles y miles de personas son empujados a la marginación, tratando de sobrevivir sin un trabajo, un sueldo o un refugio.
La "Austeridad" impuesta, desde hace años, a la mayoría de la población por el gobierno y Bruselas,con continuos recortes en el gasto social, salud, educación, salarios y puestos de trabajo, hacen la vida de las clases populares cada vez más difícil, amplia y agudiza un descontento generalizado.
b. ¿Una "crisis orgánica"?
Los datos empíricos y la descripción de las apariencias de la crisis no hacen ni pueden revelar su profundidad y dinámica, su naturaleza esencial. Ni reduccionismo económico ni la aplicación formal de una fórmula abstracta ya dada pueden explicar la irrupción de eventos volcánicos, tales como el levantamiento de masas contra la ley El Khomri.
Para sondear a esta pregunta algunos análisis, como el del argentino Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) (Ver the report by Claudia Cinatti and the conclusions by Emilio Albamonte , from the leadership of the PTS in the X Conference of the Fracción Trotskista Cuarta Internacional (FTCI) in www.laizquierdadiario.com/Hacia-una-nueva-etapa-de-convulsiones-politicas-y-lucha-de-clases), 20 August 2016, que utiliza el concepto de "crisis orgánica" utilizado por Antonio Gramsci en los años 30 del siglo pasado para describir la actual crisis en los países capitalistas avanzados de Europa (especialmente el situación actual en Francia) y los EE.UU.
Según Gramsci, una crisis orgánica afecta tanto a la estructura y la superestructura de un "bloque histórico", de una formación social que produce una crisis de hegemonía de la clase dominante, que se manifiesta por el hecho de que la gente rompe masivamente con los partidos tradicionales. En este "interregno", donde "lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer", "una gran variedad de síntomas mórbidos aparece" (Antonio Gramsci, Quaderni dal carcere Q3, Einaudi, in Selections from the Prison Notebooks, New York: Progress Publishers, 1971, p 276). Es una época de monstruos, de "Cesarismo" burgués, bonapartismo y fascismo.
El uso del concepto gramsciano puede revelar aspectos y rasgos importantes de la actual crisis, pero no se debe permite su abuso o uso indebido.
Algunos neo-gramscianos quieren elevar el concepto de crisis orgánica como un argumento polémico contra lo que ellos llaman "catastrofismo". En otras palabras, en contra de cualquier análisis que hace hincapié en las dimensiones catastróficas de la crisis capitalista mundial actual y la exactitud de énfasis de Marx en los Grundrisse y el Capital, en los límites internos (Grenze) y en las barreras inmanentes (Schranke) de capital en la que una "tendencia inherente del capital a la autodisolución" (K. Marx, Grundrisse) se manifiesta por una "Gran Desvalorización" (Lohof, E. and N. Trenkle (2014) La Grande Dévalorisation [Die große Entwertung], Fécamp: Post-Éditions), una destrucción masiva de capital excedente, como después de la crisis de 1929, o con la quiebra financiera mundial después de Lehman Brothers.
Aparte de este abuso obvio, hay otros malos usos no críticos de la gramsciana "crisis orgánica", que sobrepasan sus limitaciones conceptuales.
El aspecto fuerte en el concepto gramsciano de crisis orgánica es su énfasis en la necesidad de comprender la crisis en su conjunto, su rechazo de economicismo mecánico y fatalista. Desde este punto de vista es una continuación de la importante crítica del materialismo de Bujarin mecánica (no dialéctica, no histórica), una ruptura con el positivismo que permitió la elaboración de la central categoría Gramsciana de la hegemonía.
Pero el elemento más débil en el enfoque de Gramsci es la primacía que da a la "nazionale-popolare", al nivel nacional sobre lo global. Este enfoque privilegiado de la especificidad nacional, junto con una absolutización de la "guerra de desgaste" contra una "guerra de movimientos" (obviamente conectada con la experiencia de las trincheras de la Gran Guerra) condujo al comunista revolucionario italiano a rechazar la teoría de la revolución permanente de Trotsky para defender el dogma central del estalinismo del "socialismo en un solo país".
Desde este punto de vista falso, la crisis orgánica, en la Francia de hoy, por ejemplo, se limita a las relaciones entre la superestructura y la estructura de un "bloque histórico" nacional, una sociedad concreta en un país capitalista específico en Europa, sin captar el desarrollo desigual y combinado de la crisis capitalista mundial (L. Trotsky, The Permanent Revolution). Trotsky no descartó peculiaridades nacionales; por el contrario, en contra de las generalidades abstractas y vacías de Stalin, hizo hincapié en las características específicas como "la combinación original y única de los rasgos básicos del proceso mundial" en la época imperialista de decadencia capitalista, cuando las fuerzas productivas modernas, la división del trabajo y el mercado adquieren un carácter global, mundial.
Por lo tanto, las contradicciones mundiales de declinación del capitalismo no son sólo factores externos, sino internos interrelacionados e interactuando con cada formación social específica.
La crisis económica social en Francia sigue siendo un enigma si separamos sus conexiones internas con la crisis de la zona UE / Euro; este último es un misterio si es ignorado su interconexión insoluble con la crisis mundial que estalló en 2007 en el centro del capitalismo mundial, los EE.UU. con el colapso de su mercado de hipotecas de alto riesgo y más tarde, en 2008, con la debacle de Lehman Brothers.
c. Francia, la Unión Europea, y la crisis global
La globalización del capital financiero y el neoliberalismo como una estrategia para una salida de la crisis capitalista mundial de la acumulación excesiva que se derivó y siguió al colapso del orden económico social internacional de la posguerra basado en el acuerdo keynesiano de Bretton Woods en los inicios de la década de1970 no resolvió la crisis pero retrasó el desenlace. Una cifra sin precedentes de sobreacumulación de capital ficticio agrava los problemas estructurales agudiza y amplía, globalizando todas las contradicciones internas del capital.
Después de una serie de choques financieros (1987, 1989, 1997, 2001), y a pesar de la "victoria final y completa de la globalización del capitalismo liberal", prematuramente celebrada por la euforia de los capitalistas, a raíz de la desaparición de la Unión Soviética, el Hubris fue seguido por el Némesis de la catástrofe financiera mundial del 2007/08 y la "Gran" o "la Larga Recesión " o, más correctamente, la "Tercer Gran Depresión" que continúa- el punto de partida de la peor crisis en la historia del capitalismo, aún sin resolver una década más tarde.
La avanzada y más profunda que antes, interconexión de la economía mundial se ha manifestado en la rápida expansión internacional de la crisis de los EE.UU., primero en el Norte capitalista avanzando, golpeando a la vulnerable arquitectura de la edificada zona Euro y la UE, que comenzó a desmoronarse. En 2009/10 la cadena internacional zona Euro/UE se ha roto en su legendario "eslabón más débil", Grecia (Ver Savas-Michael Matsas, Greece: The Broken Link, Critique, Volume 43, 2015 - Issue 3-4).
El default de Grecia bajo el peso de estrellarse por una deuda externa excesiva fue rápido, aunque confusamente, percibido por las "instituciones" del capital global en Europa y América, como un "riesgo sistémico global". Sobre la base de esta hipótesis, la Comisión de la UE, el BCE y el FMI, la famoso "troika", a partir de 2010, impuso al pueblo de Grecia sus tres desastrosos "programas de rescate" atados con draconianas medidas de austeridad en el llamado "memorando de entendimiento" (MoU) con la complacencia de los gobiernos griegos, iniciado por el "socialista", George Papandreou, luego continuado por Samaras la extrema derecha, y finalmente por la "izquierda radical" Tsipras.
Como se admite oficialmente, más del 90 por ciento de los "paquetes de salvación” en préstamo a Grecia volvió de nuevo a los prestamistas internacionales, principalmente a los bancos franceses y alemanes, para guardarlos y evitar la quiebra capitalista mundial en curso.
Siete años después, la deuda de Grecia sigue siendo más gigantesca que nunca e insostenible y la sociedad Griega está sumida en una crisis humanitaria y una catástrofe social peor que la experimentada por EE.UU. en los momentos más oscuros de la Gran Depresión en la década de 1930. Incluso los expertos oficiales del FMI y los grupos de expertos admiten que el programa impuesto a Grecia fue un fallo de cálculo. Ellos aceptan, en contra del "ordoliberalismus" de Alemania y la Comisión de la UE que la deuda griega es insostenible y que necesitan un "alivio", aunque el propio FMI todavía aboga por medidas más neoliberales de austeridad draconianas mal llamadas "reformas estructurales".
Grecia fue destruida pero la banca internacional al borde de la quiebra no fueron salvados. A pesar de la tragedia impuesta al pueblo griego, no sólo el "riesgo sistémico global" incluido en la crisis griega no resuelta y la perspectiva de la salida de Grecia de la Zona euro (el Grexit) todavía está en la agenda, pero los bancos gigantescos como el Deutsche Bank, el número 1 de los bancos alemanes, son considerados por el FMI y otros, como "un riesgo sistémico global". Todo el sistema bancario europeo, ya en graves problemas, se desmorona tras la Brexit, ya que la lentitud del crecimiento económico agoniza. Admitido públicamente incluso por las más recientes "pruebas de resistencia" de los bancos europeos. La dramática saga de los bancos italianos que se derrumban bajo la montaña de "prestamos a perdida" ilustra la desesperada situación generalizada.
La crisis de la zona Euro presentó una serie de fallos en la arquitectura de la unificación monetaria, los desniveles, las relaciones jerárquicas de dominación, y desequilibrios estructurales que dividen el norte y sur de Europa, los "países centrales" de un "centro" hegemónico Europeo a una "periferia” Europea "(o periferias), las divisiones entre los conflictos de capitalismo nacional y los intereses imperialistas tanto en el centro como en la periferia.
El euro, una moneda única, pero sin una política fiscal común, y la zona de Schengen, un límite único para la libre circulación de capitales, mercancías y personas entre los -Estados miembros, pero sin una política de frontera y asilo compartida, se establecieron como dos pilares y los medios indispensables para la construcción de la UE. Los dos fracasaron. La crisis de la zona Euro reveló la brecha insalvable entre Norte y Sur, así como la crisis de los refugiados dio el golpe de gracia al tratado de Schengen que muestra la brecha igualmente insalvable entre Europa Occidental y Central y del Este, a pesar de la dominación del primero sobre el segundo, después del colapso de la "socialismo realmente (no) existente" en 1989.
La crisis de la zona Euro comenzó con la quiebra de Grecia-la ruptura del "eslabón más débil". Pero, como en la metáfora de Lenin, la más importante es que no es un "enlace", sino que la "cadena" internacional se ha roto. Las crisis del euro y la zona Schengen, las divisiones que revelan en la arquitectura de la UE, y ahora el Brexit son momentos de la desintegración de la "cadena" de la UE. Se revela bajo una luz inclemente la imposibilidad de unificación de los recursos y el potencial productivo del continente europeo por las clases capitalistas de Europa sobre bases capitalistas.
Ferdinand Mount (el cerebro de la política de Margaret Thatcher en 1982-83), en un artículo con aguda visión sobre el Brexit, publicado recientemente en la London Review of Books, ha recordado a la sutil tesis presentada por Alan Milward en el Rescate Europeo del Estado-Nacion (1992): "el propósito fundamental del impulso de la unión europea fue para recuperar el estado-nación de su ignominia y desmoralización después de dos guerras mundiales catastróficas, y para anclarlo en la red de instituciones que asegurarían la paz y evitar empobrecer al vecino con políticas de protección y bloqueo " Ferdinand Mount, Nigels against the World- on the EU referendum, London Review of Books, May 19, 2016, vol.38 Number 10, p. 22. (Énfasis añadido).
La crisis mundial ha demostrado la fragilidad y vulnerabilidad de la red europea de instituciones de la UE, y de manera aguda sus límites extremos, la contradicción entre las fuerzas productivas sociales, superando las barreras nacionales, y el propio Estado-nación capitalista, cuya salvación tras la internacionalización / europeización ha sido el objetivo principal.
En el centro del proyecto de integración de la UE, desde el principio hasta ahora, desde el Acuerdo del Acero y del Carbono al Tratado de Maastricht y la introducción de la moneda Euro, fue y sigue siendo el eje franco-alemán. El "eje" se seccionó, dañado por la crisis con un capitalismo francés debilitado con déficits crecientes hundiendose en la recesión y una economía exportadora alemana de acumulación de excedentes y que permanece como el único "motor industrial" de la UE.
Esto no quiere decir que Alemania se convirtió automáticamente y de forma pacífica en la potencia hegemónica indiscutible de una "Europa alemana" que dos guerras mundiales fueron incapaces de crear. Para ser hegemónica, Alemania necesita a Francia (sobre todo después de la salida de Gran Bretaña) y la UE. Hasta el momento, Alemania no sólo era incapaz de imponer la disciplina de su ordoliberalismus y de su Stabilitätskultur (cultura de la estabilidad) a Francia, Italia, España, Portugal, para no mencionar a Grecia, pero los esfuerzos brutales de Wolfgang Schäuble se convirtieron en una fuente de constante inestabilidad social y política. Para Jan Werner Müller, Alemania actúa como un "mitad-hegemónica", bastante potente como para hacer que los otros estados más débiles se resientan contra ella y todavía, sin "los medios para hacer un sistema de estados funcionando como un todo" (Werner Müller, Europe’s Sullen Child. London Review of Books, June 2,2016, vol.38, number 11 p.5). Este hecho hace difícil de implementar proyectos alternativos para sustituir la actual UE de los 28 estados miembros, ya sea con el antiguo plan alemán para una UE "de diferentes velocidades" con un centro franco-alemán distanciados pero aún dominando los países de la periferia europea o las nueva propuesta de Bélgica de una "Unión del Norte" más pequeño de Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Dinamarca. Jan Werner Müller está en lo cierto haciendo hincapié en que incluso una versión más pequeña de una Unión Europea de los países más ricos sería ingobernable y nacería muerta.
Particularmente después del punto de inflexión marcado por el Brexit, la UE ha entrado en "la edad de la desintegración", para usar una definición precisa de Wolfgang Münchau. Esta disolución puede tomar formas y ritmos diferentes. Incluso podría dejar en la vía a la UE como una cáscara vacía como una hipótesis que Münchau sugirió. Depende de los conflictos internos entre las diferentes fuerzas sociales y los intereses del Estado nación en el mundo y en las escalas europeas donde la crisis histórica estructural del capitalismo global está empeorando rápidamente en todos los frentes. La llamada "crisis migratoria" y el reciente golpe de estado fallido en la Turquía de Erdogan unifica el empeoramiento caótico del Oriente Medio (a la que el imperialismo de la UE es uno de los principales culpables) con la desestabilización de una Unión Europea en disolución.
Una nueva etapa se abre en la lucha de clases de dimensiones sin precedentes en el continente donde nació el capitalismo, Europa.
Desde este punto de vista, el levantamiento de masas en Francia en la primavera de 2016 no es más que una extensión de las luchas previas de las masas de 2010 a 2012 en la periferia (España, Grecia) hacia el centro de Europa esta vez, pero con un nuevo gran acontecimiento, con una ruptura de la continuidad histórica.
B. ¿Qué tipo de movimiento de masas?
a. El carácter de clase
Las recientes movilizaciones en Francia contra la Ley del trabajo introducidas por el gobierno Vals y su ministro El Khomri, y finalmente impuestas, contra la inmensa ira popular, por decreto extraparlamentario del presidente Holland, tomaron formas diversas: en la masa de trabajadores y en las manifestaciones populares; acción directa y enfrentamientos de jóvenes estudiantes, pero también, de los trabajadores industriales con las fuerzas de represión del Estado; ataques a nivel local y nacional; ocupaciones de lugares de trabajo y espacios públicos, como de las plazas, a partir de la plaza de la República y el inicio del movimiento de "Nuit Debout", etc.
Nadie puede poner en duda el carácter de masas del movimiento a pesar de la propaganda salvaje del Estado y los medios de comunicación. Aún más importante es su carácter de clase: aunque intervienen los más amplios estratos de las clases populares, especialmente de la generación más joven, la fuerza hegemónica del movimiento fue la clase obrera de la SNCF (ferrocarriles), RATP (metro), estibadores en los puertos tales como el Havres, los trabajadores de las destilerías, y la industria de la energía, etc. la mayoría de ellos organizados en la Confederación sindical de trabajadores más fuerte, la CGT dirigida por Felipe Martínez, demonizado por el gobierno y todos los partidos burgueses y los medios de comunicación como "terroristas".
Contra el mito burgués bien establecido que las clases, la lucha de clases y, sobre todo, la clase obrera son antigüedades que pertenecen a un pasado lejano, en 2016, el proletariado de una importante metrópoli imperialista europea entró en erupción masiva como la vanguardia de una gran lucha social de las capas populares más amplias, en una confrontación sin concesiones a la clase capitalista, su gobierno, su aparato represivo del Estado, todos los partidos parlamentarios, y los imperios de los medios de comunicación.
El papel activo de los jóvenes desempleados y/o estudiantes, de las asambleas generales, manifestaciones, acciones directas y los enfrentamientos con la policía antidisturbios de los estudiantes de escuelas y universidades no lo hacen y no pueden anular el carácter proletario dado por la clase obrera al movimiento de masas en general.
Por el contrario, la actitud de confrontación de los jóvenes con el apoyo de la población en general en un odio común a la policía, así como el nuevo, el movimiento imaginativo de Nuits Debout es firmemente respaldado por el movimiento de los trabajadores. Su aporte fue vital para contraatacar y asegurar la continuidad de la lucha durante los intervalos de discontinuidad impuestas por las maniobras tácticas de la burocracia sindical.
Nuits Debout fue desnaturalizado brutalmente tanto por la derecha y por la izquierda (en particular por algunos sectores de la izquierda extraparlamentaria) como pequeño burgués, "neo-reformista", un movimiento Parisino de bo-bos (sílaba inicial de bohemio-burguesa). Una investigación de campo da otra imagen muy diferente: entre los participantes de Nuits Debout, en sus momentos profundos en abril y mayo de 2016: "el 40 por ciento pertenecen a sectores en crisis durante los últimos 20 años (artistas, periodistas, estudiantes), 20 por ciento están desempleados (el doble de la tasa nacional oficial), y el 24 por ciento son trabajadores y empleados"(Qui sont les nuitdeboutistes ? Enfin une étude sérieuse ! 17 mai 2016 gazette-debout). Sólo la clásica pequeñoburguesía "obrerista" podría llamar "bo-bo" tal movimiento, incluso tomando como único criterio de su composición social ...
A principios de su corta pero densa historia, Nuits Debout llamó a una unidad con los sindicatos de trabajadores, y recibió en las asambleas a los líderes de los trabajadores para hablar, entre ellos a Felipe Martínez, el secretario general de la CGT (por primera vez, en comparación con la hostil ataque de ruptura, actitud anti estudiantil de la dirección estalinista de la CGT en mayo-junio 1968). La ruptura con los liberales que querían manipular el movimiento, fue característico de la reacción hostil y rechazo desde el panel de oradores al bien conocido, estrella de los medios, el intelectual y reaccionario liberal Alain Finkielkraut ... Nuits Debout, a pesar de las confusiones, planteó de nuevo el fantasma revolucionario de mayo 68 propagando horror a la reacción burguesa y pequeñoburguesa.
Las movilizaciones de la primavera de 2016 se llevaron a cabo en abierto desafío político a un "estado de emergencia" cada vez más extendido, declarado con el pretexto del terrorismo yihadista, y prohibiendo cualquier acto de masas! ¿Cuál podría ser la evidencia más clara de que objetivamente, independientemente de cualquieras intenciones subjetivas, la lucha contra la Ley del Trabajo no era sólo una, combativa lucha sindical económica, sino una confrontación política del trabajo contra el poder político del Estado del capital, con un régimen burgués en crisis, en una UE en proceso de desintegración, un punto de inflexión en la lucha de clases y la situación política en Europa e internacionalmente?
b ¿Un "reformismo obrero"?
En contra de esta evaluación, otros, como el ya mencionado Emilio Albamonte del PTS de Argentina (www.laizquierdadiario.com/Reformismo-centrismo-y-revolucion, 20 August 2016), definen el movimiento obrero francés bajo la dirección de la burocrática CGT como "trabajadores reformistas", del tipo de la vieja socialdemocracia alemana o del desaparecido Partido Comunista Italiano (estalinista). Estos " trabajadores reformistas" son contrapuestos por Albamonte a la "pequeña burguesía neo-reformismo" de Podemos en España y Syriza en Grecia. La confusión acerca de que realmente sucede en Europa no podría ser peor.
En primer lugar, dejando a un lado por el momento, a Podemos, un breve comentario sobre Syriza en Grecia, una experiencia en la que el EEK y el autor de estas líneas están directamente involucrados. No hay tal cosa como un "neo-reformismo" de Syriza, "pequeño burgués" o de otro carácter. La izquierda internacional desmoralizada encontró a Syriza como algo "nuevo", diferente del "viejo" reformismo, un radicalizado neorreformismo o, más a menudo como la nueva "anti-capitalista" (pero no revolucionaria) "izquierda radical", que reemplaza la "vieja" división entre reforma y revolución, lo que lleva, a través de una lucha contra la austeridad, a un cambio social a través de la vía parlamentaria y la elección de un "gobierno de izquierda" con la asistencia de los movimientos sociales de masas extraparlamentarias.
No hay nada "nuevo" para legitimar el prefijo "neo" de esta farsa que de todos modos, en Grecia, se ha derrumbado estrepitosamente en julio de 2015 con la capitulación esperada de Tsipras y Syriza a las órdenes de la troika. Syriza, muy temprano, desde el primer momento en que la perspectiva de tomar el poder gubernamental se hizo real en las elecciones de 2012 trató de disipar los temores de la clase dominante en Grecia, en la UE y en los EE.UU. con todo tipo de propuestas y actos de colaboración de clases, con las más viejas fórmulas utilizadas por reformistas y estalinistas en el pasado.
Ni siquiera es "nueva", ya que se basa en la pequeña burguesía. Syriza tiene su origen en una fusión del ala "euro-comunista" proveniente de una división mayor en la estalinista KKE (CP de Grecia) con una nueva división en el KKE en la década de 1990, con la adición posterior de algunos grupos más pequeños de la extrema izquierda. En otras palabras, aunque el liderazgo proviene principalmente de la intelectualidad pequeñoburguesa, Syriza se origina históricamente del movimiento de los trabajadores griegos, dominado por el estalinismo, especialmente en la resistencia del pueblo antifascista y a la guerra civil de la década de 1940. No es por accidente, por obvias razones demagógicas, de forma simbólica Tsipras, cuando fue elegido como primer ministro en enero de 2015, fue al barrio proletario de Kaisariani a depositar flores en el cementerio, en el monumento a los partisanos comunistas ejecutados por los nazis. Incluso en términos electorales, en las elecciones parlamentarias de mayo, junio de 2012 y en las elecciones de enero de 2015, el voto mayoritario de la clase obrera, que en el pasado fue principalmente a PASOK y en menor proporción a la KKE, resultó decisivo para Syriza dándole la victoria, en la expectativa de un "gobierno de izquierda" después de la traición por el estalinismo y la derrota de la revolución socialista en la guerra civil.
El papel de la clase obrera en el cambio hacia la izquierda de las masas populares en Grecia en los años de lucha contra los tres memorandos de austeridad impuesta por la troika, con la complicidad activa de los gobiernos burgueses griegos, incluyendo el último de Tsipras, en este sentido, no puede ser descartado como dominado por "pequeños burgueses neorreformistas" o contrapuestas a los acontecimientos de la primavera franceses.
Una interpretación sindicalista-economicista de la retardada pero combativa lucha sindical, que implica una "nueva vanguardia de trabajadores", pero dirigida por un supuesto "reformismo obrero" de la burocracia de la CGT debilitada distorsiona la realidad del evento con todas sus potencialidades revolucionarias y reaccionarias. Cuando cualquier observador objetivo o participante ve cientos de miles de trabajadores que marchan en las calles de las principales ciudades de Francia con banderas rojas, cantando la "Internacional", que chocan con la brutalidad de la policía militarizada, llamando, en no pocos casos, por el derrocamiento del gobierno Vals SP, él o ella puede entender que lo que ocurre no es una lucha sindical de rutina, incluso en escala masiva, sino un terremoto político.
El control de la burocracia de la CGT sobre los miembros, subalternos y la base, es de hecho débil e incluso perdida temporalmente (por ejemplo, en la rebelión trabajadores en Havre y en otros lugares). El colapso del estalinismo y la pérdida del control PCF en la CGT jugaron un papel importante en este sentido. El propio Martínez había roto por la izquierda desde el PCF muy tempranamente en un conflicto con el ala derecha del líder estalinista Robert Hue, entonces su secretario general. A pesar de las maniobras burocráticas, los intentos de un compromiso podrido con el gobierno, los retrasos y la discontinuidad en el tiempo y la escala impuesta a la acción para socavar su eficacia, la dirección de Philippe Martínez en la CGT y su actuación no es lo mismo que la del fallecido Georges Séguy durante los días revolucionarios de mayo-junio de 1968.
Sin embargo, lo que tienen en común como burócratas formados en la escuela estalinista es la oposición a la Huelga General. Aunque muchos sindicatos y federaciones plantearon la demanda de una huelga general indefinida para derrotar la ley El Khomri, no sólo durante las manifestaciones, sino también en la Conferencia CGT en Marsella, Martínez la rechazó con la excusa absurda de que "Montreuil -la sede central de la CGT en Paris- no puede imponer desde arriba tal acción", devolviendo la propuesta para ser re-discutida en asambleas generales en los lugares de trabajo, y de hecho sabotearla.
Como Séguy y los estalinistas en 1968, Martínez también entiende muy bien que con un proletariado combativo, una Huelga General indefinida, con el apoyo de los sectores populares más amplios y con la juventud en la vanguardia, no sólo es un desafío político para el gobierno, sino que plantea la cuestión política central del poder mismo estado. Los dos líderes de la CGT, tal vez con diferente razón, precisamente, rechazaron una perspectiva política más allá de cualquier sindicalismo o parlamentarismo, la perspectiva de una lucha por el poder obrero.
La batalla sobre la ley El Khomri, y el papel hegemónico de la CGT aparecieron en una forma sindical limitada ocultando el contenido político más explosivo: es bien sabido, después de la Comuna en 1871, la Revolución de Octubre y Lenin que la cuestión del poder del Estado, es la cuestión política central del revolucionario, no de las políticas económica sindicales.
c. El vacío en la izquierda
En Francia, la lucha política de los sindicatos, pertenecientes a la CGT y otros sindicatos combativos llegaron a ocupar el vacío político dejado por la quiebra de la izquierda. El movimiento no se enfrentó a un gobierno de derecha, sino con uno llamado gobierno de "izquierda" y su presidente electo, como alternativa a la derecha de Sarkozy y Compañía, ha implementando aun más medidas que la derecha, contra la clase obrera y anti-populares. A partir de 2012, el Partido Socialista francés perdió el 50 por ciento de sus miembros, las personas que votaron socialista se separaron de un gobierno que actúa como el enemigo del pueblo.
El ascenso de la extrema derecha el Frente Nacional o la posibilidad real de que la Derecha fuese a ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2017 proviene de esta quiebra de la social-democracia, pero no sólo de ella: no hay alternativa de izquierda ante Holland, todavía visible o creíble.
El ala izquierda del PS, los "frondeurs" ("rebeldes", disidentes) limita su "fronda" (rebelión) a una infructuosa, no tan entusiasta intento de convencer por un voto de no confianza al gobierno. Ahora están activos sólo en una competición para promocionarse con un nuevo candidato presidencial del Partido Socialista en las "primarias" en ... Enero de 2017.
El PCF es segundona de los "frondeurs" en la perspectiva inútil y reaccionaria de "cambiar las políticas de PS".
El "Frente de Izquierda" del PCF con Mélanchon está en ruinas después de la unilateral, ultimatista presentación por Mélanchon de su propia candidatura presidencial en 2017 como el mejor representante de su movimiento con el pomposo, un poco ridículo, izquierda populista y nacionalista nom de guerre "La France rebelle, la France est belle" (“Francia es rebelde, Francia es hermosa ").
Por último, pero no menos importante, por desgracia, los franceses de la extrema izquierdo de orígenes trotskistas; todas las facciones del NPA, desde los más moderados a los que más utilizan una retórica radical, así como la Lucha Obrera están políticamente paralizados. Sin lugar a dudas, sus militantes durante la lucha contra la Ley del Trabajo, lucharon y luchan valientemente en las primeras filas de sus respectivos sindicatos combativos, como lo hicieron en el pasado; pero el escepticismo y la desmoralización prevalecen y no ofrecen ninguna alternativa política independiente, sobre todo en la cuestión central del poder político, vinculado a un programa de transición promovido con audacia por ellos en el enfrentamiento de clases más importantes de Francia después de décadas.
Al igual que en otros países como Brasil, la adaptación a una práctica de electoralismo continúa y los estrechos límites del sindicalismo combativo producen condiciones de parálisis, desorientación y facciones sectarias, cuando el momento de la verdad de una crisis de régimen político llega. Este es el caso, por ejemplo, del PSTU "Morenista" en Brasil, que, tras haber intervenido en el 2013 con agitación de la manera sindicalista más estrecha con los resultados políticamente desastrosas, se ha dividido por mitad durante el reciente golpe parlamentario judicial contra Vilma Rousseff.
Como los zigzags de una crisis capitalista mundial profundizándose cada vez más abrupta e inesperada, la mayor parte de la izquierda revolucionaria entra a las luchas de las nuevas etapas, todavía no emancipada de la carga de las últimas décadas de reflujo del movimiento de los "años de invierno "que siguió a mayo del 68, las décadas de captación de la extrema izquierda por Mitterrand y el PS en los años 1980 y 1990, de un desmoralización generalizada alcanzando su punto culminante con el colapso de la Unión Soviética y del " socialismo realmente (no) existente "en Europa y Asia.
A pesar de que la historia no se terminó en 1991, como los capitalistas celebraron, sin duda, un cierto sentido de la perspectiva histórica y la orientación se perdió junto con la Unión Soviética como un punto de referencia, positiva o negativa, por todas las corrientes del movimiento obrero y la izquierda. La teórica y política "revolución dentro de la revolución" necesaria en términos de la teoría, la estrategia y la organización - como el giro radical que Lenin hizo en 1914 tras el colapso de la Segunda Internacional lugar- no tomó lugar después de la caída del estalinismo. A pesar de algunos esfuerzos y contribuciones significativas por minorías revolucionarias, el nihilismo prevaleció.
A medida que el estallido de la crisis capitalista en 2007 aceleró todos los ritmos de la historia, las fuerzas revolucionarias entran a las nuevas tempestades históricas, con recurrentes, olas gigantescas de luchas- del Argentinazo en Plaza de Mayo, a la Puerta del Sol de Madrid, Tahrir en Egipto , Kasbah en Túnez, Syntagma de Grecia, Parque Gezi en Turquía, "Occupy Wall Street" a la Nuit Debout en la Plaza de la République- con la dedicación de lucha, pero sin una brújula necesaria de la perspectiva histórica para la orientación revolucionaria, estrategia, táctica y de organización.
En Francia, la tierra de la Revolución de 1789, del momento más alto de la modernidad burguesa, este (transicional) callejón sin salida toma su forma más pura: la nación más política de Europa está envuelta por una crisis dramática de un poder político del Estado deslegitimado sin una política visible poder político de Estado alternativo ...
C. límites políticos y perspectivas
La Primavera 2016 en Francia no fue el mayo 68. Todo el marco histórico es muy diferente. En 1968 fue sólo el punto de partida de la ruptura del acuerdo keynesiano posterior a la Segunda Guerra Mundial Bretton Woods poniendo fin a los llamados " Trente Glorieuses" (los "treinta años gloriosos" de la expansión capitalista). Ahora, ya estamos en el 10º año de una crisis global que incorpora el fracaso histórico tanto del keynesianismo y el neoliberalismo como las estrategias de supervivencia del capitalismo en decadencia.
Los contrastes más agudos entre mayo 68 y el reciente descontento de la primavera en Francia se manifiestan en la esfera política, tanto en el discurso como en la praxis de los actores político imperantes.
Mirando los materiales, los debates y las declaraciones de las comisiones de la Nuit Debout, a pesar de algunas ideas importantes, no se puede encontrar la constancia de las visiones revolucionarias y los horizontes abiertos de mayo 68, anticipando, en una utopía concreta (Ernst Bloch), los futuros objetivos de la revolución social en el capitalismo avanzado.
Sin embargo, detrás del contraste con el día de hoy, las áreas más tensas de debates en el último periodo, sobre todo en las asambleas del movimiento Nuit Debout y en otros sectores de combate, cubren algunas de las cuestiones estratégicas más importantes de la futura revolución socialista europea.
Nos centraremos brevemente en dos de los más importantes, con pasión debatido e internamente relacionados con: a. la cuestión de la soberanía nacional-popular frente a la UE, y b. la cuestión de la República.
a. ¿La soberanía nacional frente a la UE o un internacionalismo combativo?
Los fracasos evidentes de la UE en una crisis insoluble, una profundización de la recesión que conducen a un desempleo creciente, los enormes sufrimientos sociales causados por las duras medidas neoliberales de austeridad impuestas por las directivas de la UE sin dar ninguno de los resultados prometidos, la regla económica de tecnócratas, no electos, de Bruselas por encima de los parlamentarios elegidos nacionalmente -Grecia bajo el talón de hierro de la troika siendo lo más extremo, pero no el único ejemplo- han provocado una reacción violenta, mal llamada como "euroescepticismo", y el reclamo de la soberanía nacional.
Hay en toda Europa, un aumento amenazante del nacionalismo, económico y político, de la derecha y de la "izquierda". Partidos, grupos, movimientos, tendencias, ya sea abiertamente nazis, o fascistas o de extrema derecha apenas disfrazados como "patrióticos más allá de la brecha de la derecha y la izquierda", o incluso auto-ubicados en la izquierda exigiendo un retorno a la "soberanía popular-nacional", destruida por el "europeísmo", "cosmopolitismo anti-nacional" y una sentencia "transnacional" dictatorial de la UE desde Bruselas. Todas estas formaciones políticas, mezcladas entre sí y cubiertas bajo el término confuso y desconcertante de "populismo", adquieren un papel cada vez mayor que influencia en la vida política europea.
Parece un aparente retorno a la década de 1930, una crisis financiera global, la depresión, el levantamiento del nacionalismo, del fascismo, los antagonismos imperialistas, y por último pero no menos importante – el clamor a la guerra. Sin embargo, un eterno retorno fatalista semejante sólo es "el mito de los mitos" (Walter Benjamin) en un mundo histórico en constante cambio en una época de transición, y sobre todo ahora.
Las enormes diferencias entre el presente y la década de 1930, son necesarias de examinar. Inicialmente, cuatro observaciones básicas tienen que ser hechas (necesitando un análisis más detallado de cada uno):
1. La erupción volcánica económica mundial de 2007 tiene sus propias especificidades históricas únicas y dinámicas. No es una repetición mecánica de la crisis de 1929 y la Gran Depresión década de 1930. Es reconocida como la peor crisis en la historia del capitalismo, ya que muchos de los economistas burgueses "principales", "grupos de reflexión" y las instituciones financieras globales han admitido.
2. El nacionalismo económico y político vuelve a aparecer, pero en una economía globalizada de una interconexión internacional mucho más profunda que antes de la Segunda Guerra Mundial haciendo cualquier agenda económica nacionalista aún más efímera y sin esperanza que en la década de 1930.
3. Hay un campo estratégico totalmente diferente de las relaciones de poder entre las fuerzas sociales, políticas y geopolíticas que en el pasado.
4. Por encima de todo, no hay una derrota aplastante de la capacidad de lucha de la clase obrera en los centros metropolitanos del capitalismo global como en Alemania en 1933. La polarización social y política produce la monstruosidad de un Trump pero también el fenómeno mucho más fuerte de Bernie Sanders en los EE.UU. ; una masiva inesperada vuelta al ala izquierda en Gran Bretaña propulsa al "marginal" Jeremy Corbyn a la dirección del Partido Laborista y a la histeria de la derecha laborista, los conservadores y los medios de comunicación burgueses que ven el fantasma de Trotsky (!) cerniéndose sobre el Reino Unido; y por último, pero no es en absoluto menos importante, el levantamiento de masas reciente en Francia contra la Ley del Trabajo, cuando, durante los meses de lucha, los fascistas, la extrema derecha Frente Nacional y Marine Le Pen brutalmente atacando a los trabajadores son, de manera temporal, eclipsados por la escena política.
La contradicción explosiva entre, de un lado, el carácter mundial de fuerzas productivas modernas, de la economía, la política y la cultura, y por el otro la persistencia de un Estado nación históricamente agotado polariza, a los defensores en las condiciones de de crisis actuales y opositores de la globalización en general y la UE en particular.
Los "defensores" consideran la "regulación" de la "globalización y la financiarización", el avance hacia una "Europa más integrada", para promover "reformas" y / o "democratización" de la UE como indispensables para enfrentar en común y efectiva la crisis globalizada.
La mayoría de los "oponentes", ya que los estragos de la implosión de la globalización del capital financiero se van acumulando y Bruselas (y Berlín) obstinadamente continúan con la imposición de las políticas de austeridad desastrosas, predican como el único camino de salvación el retiro a un nuevo y fortalecido, proteccionista Estado-Nación, a una moneda nacional, y la "soberanía nacional-popular".
Esta brecha se hizo muy clara en los últimos conflictos sociales y debates políticos en Francia.
La salvaje "desregulación" del mercado de trabajo está siguiendo a la quiebra e ineficiente estrategia neoliberal tanto del gobierno de Holanda-Vals, así como de la UE.
La estrategia neoliberal en nombre de la globalización a la que se identifica la actualidad la UE, particularmente en su variedad predominante alemán "ordoliberal", exige una austeridad draconiana y la destrucción masiva de puestos de trabajo, del nivel de vida y los derechos sociales. En otras palabras, conduce a los trabajadores y las clases medias inferiores a pagar por la crisis y la quiebra del sistema capitalista. Pero, en última instancia, representa un vano intento de revertir lo que Karl Polanyi había llamado la "Gran Transformación": la destrucción histórica del liberalismo económico, con domicilio social en el siglo 19, durante los años de la crisis de 1930-1945. Se trata de su regresiva "anti-Gran Transformación" .Neo-liberalismo es un neoarcaísmo, la reaccionaria Utopía de un retorno a la capitalismo liberal del laissez-faire del siglo 19.
En contra de una estrategia de este tipo de barbarie, cuyo fracaso fue demostrado de manera irrevocable en el desastre de 2007/08, y que continúa exacerbando la crisis, el retorno a un Estado nacional soberano es considerado por los sectores tanto en la extrema derecha y extrema izquierda como la única contra-estrategia. En Francia, la extrema derecha, de Marine Le Pen predica la salida de la UE y el euro, una, “soberanía e independencia" (siempre imperialista-capitalista) de Francia dentro "de una Europa de Naciones". Pero también a la izquierda del Partido Socialista gobernante de seudo-izquierda, el "souverainisme de gauche" es bastante fuerte, con el más popular y demagógico representante de la anti-inmigración Jean Luc Mélanchon del Parti de Gauche y ahora candidato autoproclamado de las elecciones presidenciales de 2017 bajo la bandera de "Rebelle Francia Francia la Belle". Más a la izquierda de la "izquierda de la izquierda" nos encontramos con otro representante influyente de la izquierda "souverainisme" en la persona de un intelectual radical grave como Fréderic Lordon.
Los defensores de la primacía de la soberanía nacional en la época imperialista promueven su propia utopía reaccionaria: un retorno al siglo del triunfo de los nacionalismos burgueses y de Estados nacionales- idealizando la semejanzas al siglo 19 tan apreciada por los neoliberales "globalizadores”.
El concepto abstracto de "Europa" (o de "Occidente") - y en consecuencia de los "valores universales Europeos (u occidentales)" - que oculta ambiciones de explotación imperial, colonial de dominación, era desde el principio, como Michel Foucault ha señalado acertadamente un particularismo en un corte del universalismo (Michel Foucault, Sécurité Territoire Population Gallimard/Seuil 2004 ). Las ilusiones para un "constitucionalismo europeo" (Jürgen Habermas) y / o una "ciudadanía europea" (Etienne Balibar) están colapsando bajo la ofensiva combinada de las medidas de canibalismo sociales por parte de la UE y el aumento siniestro de los nacionalismos reaccionarios e intereses nacional-imperialistas en conflicto .
Como se mencionó anteriormente, Ferdinand Mount, el jefe del estado mayor político de Margaret Thatcher en 1982-83, nos recuerda, citando a Alan Milward en el rescate europeo de la Nación-Estado que todo el proyecto de la UE, desde su fundación hasta su crisis actual, probablemente terminal, tiene como objetivo el rescate del Estado-Nación en Europa a partir de una repetición de los desastres anteriores del siglo 20, insertándolo en una red internacional de instituciones europeas interdependientes.
"Europeístas" y nacional-"soberanistas" -son la imagen negativa de otros con estrategias opuestas para el mismo objetivo: salvar al estado nacional burgues moderno y el capitalismo.
Ambas estrategias han fracasado estrepitosamente. Las más profundas exigencias de desarrollo- histórico de la unificación de las fuerzas productivas modernas chocan con las barreras nacionales en Europa- podrían ser cumplidas únicamente sobre nuevas bases socialistas internacionales, y que necesitan una ruptura decisiva con todas las estrategias para salvar a la imperialista UE, el nacionalismo y el capitalismo.
La única alternativa para los explotados y oprimidos de Francia, Alemania, Grecia, o de cualquier otro país de Europa, Norte y Sur, Este y Oeste, para detener la catástrofe es uno internacionalista: el internacionalismo, más allá de las fronteras, coordinando el ascenso revolucionario de la clase trabajadora liderando a todas las clases subalternas y oprimidas, incluyendo todas las nacionales, étnicas y otras minorías, los inmigrantes y los refugiados, por el derrocamiento del capitalismo y la UE, para establecer una nueva comunidad emancipada de los pueblos y minorías libre de toda forma de opresión, explotación y humillación: los Estados Unidos Socialistas de Europa, tal como fue formulada por el antiguo y siempre actual llamado de la Internacional Comunista en su primer período revolucionario.
b.¿ La República- o la Comuna?
A medida que la crisis política social en Francia se intensifica, hay que destacar que alcanza su clímax así una retórica obsesiva sobre la "República" y los llamados "valores republicanos" tales como "la Ciudadanía" (ciudadanía) o, especialmente, "el laicismo" (secularismo).
Heredado de la Revolución Francesa, el "republicanismo" se convirtió en el grito de batalla de casi todas las fuerzas en conflicto que abarca todo el espectro político, desde la extrema izquierda y la izquierda a la derecha y la extrema derecha, incluyendo el Frente Nacional, el hogar tradicional de los enemigos de la Revolución francesa, de los monárquicos y otros seguidores tardíos de Maurras y la "Acción Française".
Marine Le Pen hace encendidos discursos en defensa de la República y de los valores republicanos, un monopolio Francés de la "nación francesa" terriblemente amenazada ahora por los "cosmopolitas" de la UE, los "comunistas", y otros "izquierdistas", los ciudadanos marginados de la "banlieu (suburbano NdT)" con orígenes de las ex colonias árabes y africanas de Francia, especialmente los millones de la población musulmana en Francia, todos los extranjeros en general, los inmigrantes y refugiados de Oriente Medio, Asia y África, ahora secuestrados en campos como la " jungla "de Calais.
El secularismo, "la laicidad", se convierte en la cubierta de la islamofobia, el racismo, en algunos casos un encubierto antisemitismo, y en general el instrumento de una política del miedo, el cultivo de una histeria de "seguridad antiterrorista" contra los musulmanes (y migrantes) visto en todas partes como cómplices probables del Daesh (el asesino "Estado islámico"). En el verano la campaña policial y acoso en contra del ... burkini, el vestido de baño de algunas mujeres musulmanas, considerada como una "provocación" e incluso como un "acto de guerra por los islamistas", aunque ridícula, sin embargo, es un síntoma peligroso de una generalizada, atmosfera de caza de brujas, ambiente organizado desde arriba, por el poder del Estado en crisis y el "Estado dentro del Estado".
Este soporte reaccionario de una política de la identidad francesa, en nombre de la República y de los "valores republicanos seculares", dirigidos falsamente contra una "política de los musulmanes fundamentalistas comunitaria", no es en absoluto una exclusividad de los partidarios del Frente Nacional. Es compartido y puesto en práctica por el propio gobierno del Partido Socialista, por su oposición oficial, la derecha parlamentaria de Juppé y Sarkozy rebautizada como "Les Républicains", incluso por algunos sectarios "ultra-secularistas" de la izquierda extraparlamentaria.
Este culto generalizado de una República, vaciado de su contenido histórico de clase y reducida a un fetiche, es una caricatura y la negación de la República revolucionaria de los jacobinos, su reversión que cubre el bonapartismo senil existente de la exhausta Quinta República.
Marx, ya a mediados del siglo 19, mostró que el 18 Brumario de Luis Bonaparte fue la repetición como una farsa de la tragedia de Napoleón Bonaparte en la Francia post-revolucionaria. Trotsky en la década de 1930 mostró y comparó la diferencia esencial entre el bonapartismo en la época del ascenso burgués y el bonapartismo en la época de la decadencia capitalista.
En la Francia de hoy y cada vez más en toda Europa, la agudización de las contradicciones de clase y la agonía de la democracia parlamentaria burguesa, ha incrementado el bonapartismo tardío de la senilidad burguesa. Holland es una caricatura de la caricatura de Napoleón III Le Petit mientras que Sarkozy encarna una farsa ambición de convertirse en una repetición de Petain, como Alain Badiou había mostrado oportunamente (Alain Badiou, De quoi Sarkozy est-il le nom? Lignes 2007 passim).
No es una casualidad que todos los candidatos presidenciales principales para las elecciones 2017 compiten en quién será el mejor Bonaparte, el más eficiente árbitro/garante de la paz civil, de la seguridad y el orden público en la República.
Incluso en el campo del lado opositor trabajador-popular al bonapartismo senil gobernante prevalecen un republicanismo de izquierda como claramente se observa en los debates y asambleas durante los meses de lucha contra la Ley del Trabajo.
La demanda de una "sexta República" emanada de de una Asamblea Constituyente, planteada por Mélanchon, encuentra eco en relación con algunos sectores de la oposición popular.
Una versión más radical de la demanda de una Asamblea Constituyente que expresa el "poder constituyente" de los ciudadanos movilizados elaborada por Fréderic Lordon (Fréderic Lordon, Imperium, Fabrique 2015), fue presentada y encontró una respuesta positiva en una asamblea de Nuit Debout en la Plaza de la República en abril de 2016.
El concepto de "poder constituyente de la multitud", en primer lugar originada por Toni Negri, o su reversión, el "poder destituyente" propuesto por Giorgio Agamben como una alternativa política de emancipación se examinaron de nuevo, durante la primavera francesa, entre y por los militantes autonomistas.
Pero ninguna de estas alternativas va más allá del horizonte de la democracia radical o de una versión radicalizada antiautoritaria de res publica.
Sin embargo, las soluciones propuestas son parte del problema- la crisis de la República burguesa en nuestra época. Se necesita una renovación, no esquemática, ni un dogmático estudio teórico del Estado y de todas las relaciones de poder, hoy es urgentemente necesario desarrollar una política revolucionaria de la "emancipación humana universal", como Marx había definido el comunismo en su crítica, precisamente, de la republicana " Declaración de los Derechos del Ciudadano y el Hombre " de 1793 (Karl Marx, On the Jewish Question).
Michel Foucault tenía razón de que tenemos que ir más allá de la primacía dada al orden político-jurídico en la República por Rousseau, y que necesitamos "de-Rousseauiser Marx" (Ver Savvas Michael-Matsas, Marx beyond Rousseau (in Musica ex nihilo, Agra 2014, in Greek. A version of the article in English can be found in www.theseis.com). Foucault tuvo en cuenta, principalmente, pero no exclusivamente, la distorsión fatal del Estado marxiano de la teoría introducida por el estalinismo y el PCF, en la década de 1930, y sobre todo después de la vuelta a la política de "un frente popular antifascista" de colaboración de clases con el ala democrática-republicana de la burguesía".
En el mismo espíritu de defensa de la República, tan recientemente como en 2002, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, la izquierda (incluyendo la LCR) apoyó al ala de la derecha republicana de Chirac contra el fascista Jean Marie Le Pen. Lo mismo está en movimiento de nuevo para el próximo año, si en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2017, como se ve ahora muy probable, Marine Le Pen pudiera enfrentar al candidato de la derecha de "Les Républicains", Juppé o Sarkozy ...
En sus cursos en el Colegio de Francia, en los últimos años creativos de su vida, Foucault desarrolló algunas ideas sobre la República, el Estado moderno y sus crisis, de gran actualidad y sugerente para entender la crisis en Francia y en Europa en la actualidad.
La República no es la encarnación de la "soberanía nacional o popular" o de la "voluntad del pueblo" expresada cada pocos años por las elecciones. No constituye la regla basada en la ciudadanía, una sociedad civil de los ciudadanos con los mismos derechos en relación con las leyes del estado, sino ante todo la dominación sobre una población heterogénea. La República no puede mantenerse en si misma sin ir más allá de la soberanía en lo que Foucault llama gouvenementalité, "gubernamentalidad". El Estado moderno en esos límites no puede sobrevivir sin ella.
Se trata de un "campo estratégico de las relaciones de poder" (Michel Foucault, L’Herméneutique du Sujet, Gallimard/Seuil 2001 p.241) más amplio, mucho más amplio que el famoso gramsciano "hegemonía" como "consenso + coerción". La Gubernamentalidad se describe, en primer lugar, por Foucault en 1978 (Michel Foucault, Sécurité, Territoire, Population, Gallimard/Seuil 2004 p.111), como constituidos a) por todos los medios, instituciones, procedimientos, etc mediante el cual se ejerce el poder sobre una población b) elevando la economía política de la forma más elevada de conocimiento de la sociedad, y c ) por el desarrollo de los aparatos de seguridad (donde podríamos incluir, todas las tecnologías de energía de la vigilancia y el castigo, el sistema penal, las prisiones, la policía, y todos los "cuerpos armados" del Estado burgués).
El pensador crítico francés plantea también la cuestión crucial de la crisis de gobernabilidad - que hoy en día, no sólo en la periferia, sino en todos los países capitalistas avanzados (sobre todo en Francia) toma la forma más aguda, envolviendo a los tres, están interrelacionados e interactúan, componentes mencionados líneas arriba
a) No sólo hay una crisis generalizada de todas las instituciones de gobierno, procedimientos, etc., sino que el control general de vastas poblaciones empobrecidas, marginadas se vuelve problemático y muy a menudo se pierde (por ej. en Grecia en la revuelta juvenil diciembre de 2008, las rebeliones en el suburbios de París y toda Francia en 2005, y ahora en la primavera francesa de 2016, los disturbios del verano de 2013 en Londres, la rebelión en curso actual de la población afroamericana y del movimiento Black Lives Matter (Las Vidas de los Negro Sí Importan NdT) contra un brutal policía militarizada en los EE.UU. etc.
b) Las corrientes principales de la economía, en la que se ha degenerado la economía política, demostraron de manera irrevocable su quiebra en la crisis mundial de 2007, que eran totalmente incapaces de prever o de encontrar una salida. Ambas estrategias desarrolladas por el capitalismo en el siglo 20 para enfrentar su declive y evitar una repetición del desplome mundo 1929 y la Gran Depresión, a saber, el keynesianismo y el neoliberalismo, terminaron en un desastre. Hay un callejón sin salida estratégico de la clase dominante, de su economía política, y en el nivel más profundo, el agotamiento de la forma valor como principio regulador de la economía.
c) Hay un monstruoso crecimiento, de internacionalización, modernización y sofisticación tecnológica de los aparatos de seguridad, sobre todo después del 9/11 en Nueva York, el imperialismo terrorista de "guerra contra el terrorismo" y la imposición en todos los países capitalistas de un Estado represivo "de excepción ", se ha convertido en una norma, que vuelve a confirmar la famosa tesis de Walter Benjamin(Walter Benjamin, Theses on the Concept of History).
No hay política revolucionaria de emancipación que pueda ignorar estos tres componentes cruciales de las crisis del presente régimen de poder político como una "crisis de gobernabilidad" en Francia o en la mayoría de los otros países de Europa y a nivel internacional.
a. La vasta población, rápidamente empobrecida no debería ser vista como un "concreto imaginario" (Marx, Grundrisse), una abstracción de como la economía política burguesa ve, sino como una universalidad concreta, una unidad de los diversos dividido internamente en la clases, "raza" étnica o religiosa o comunitaria y las líneas de género. Al igual que en la reciente convulsión francesa, el intento por parte del gobierno de la capital de desregulación de todas las relaciones laborales en una sociedad polarizada y centralizada, todas las quejas de la población afectada por la crisis en torno a la lucha de la clase obrera, organizada principalmente en la CGT, la clase obrera en sí debería actuar como una "clase universal": sustituyendo los límites economicistas de una lucha sindical, para unir a todos los oprimidos y explotados, todos los "humillados y ofendidos", para usar las palabras de Dostoievski, sobre la base de un programa de reivindicaciones transitorias en la guerra de clases por el poder político de la clase, en contra del gobierno, sus leyes, la Quinta República y la UE.
b. Esta guerra de clases necesita ser guiada por una estrategia revolucionaria basada de un desarrollo de la
crítica marxista de la economía política, tomando la crisis actual de la gobernabilidad como una crisis de la dominación histórica de la forma del valor, y por lo tanto como una transición más allá del capitalismo hacia comunismo mundial.
c. La acción directa de masas, el choque con el Estado represivo de los aparatos de seguridad estatales, no estatal, y supra-estatales (incluyendo las bandas fascistas), la organización de un paralización indefinida, política, proletaria Huelga General con todas sus implicaciones de confrontación, requieren tanto la auto-organización de las masas en sus propios órganos de lucha por el poder, más allá de la separación de lo político y lo "económico" – la lucha sindical, así como, en relación con el movimiento de masas, una organización de los más combativos, sin concesiones, la vanguardia de luchadores en una nuevo y revolucionario, anti-burocrático, internacionalista, Partido de combate - y en una nueva Internacional. Como no hay un "socialismo en un solo país", no puede haber una política comunista revolucionaria de emancipación humana universal en un solo país.
Hemos llamado a las movilizaciones en Francia en marzo-junio el año 2016 un " Primavera Francesa" no sólo como un eco del proceso revolucionario denominado "Primavera Árabe" que muchos oponentes y partidarios, antes de tiempo, consideran que terminó en derrota. La Primavera Árabe y Tahrir como su campo emblemático de batalla fueron el punto máximo de la primera ola de grandes enfrentamientos producidos por la crisis capitalista mundial post 2007. Ahora los recientes acontecimientos franceses marcan el inicio de una segunda ola de batallas, una "primavera de los pueblos" en Europa y en todo el mundo capitalista.
Los combatientes que participaron en la primavera francesa tienen una idea de que lo que sigue va más allá de la propia Francia, más allá de la dominación capitalista y más allá del fetiche "ciudadanos Republicanos". No por casualidad, los que ocuparon la Place de la République y el inicio de Nuit Debout han, siguiendo las tradiciones revolucionarias de Francia, cambiado tanto el calendario contando el curso del tiempo, así como el nombre del espacio, de esta plaza parisina central: es llamada no más "Place de la République", sino la Place de la Comuna!
La comuna de París de 1871 a pesar de todos los errores y su trágica derrota, fue, como señaló Marx, una ofensiva contra el Estado en todas sus formas, y el descubrimiento de la forma de poder de los trabajadores, la dictadura del proletariado, como un semi-estado en un proceso de extinción y en una transición a la sociedad Apátrida, sin clases sociales de una humanidad emancipada de todas las cadenas.
A pesar de los errores y de su trágica derrota, el año 1871 de la Comuna de París se convirtió, como André Breton correctamente escribió, en el Arcano 17: la inversión de la derrota del '71 fue la victoria del '17 - la revolución de octubre de 1917, considerado por los bolcheviques y todos los revolucionarios como el primer acto de la revolución socialista mundial.
Aunque una abrumadora, burguesa "opinión pública" considera la revolución mundial y cualquier referencia a ella como una idea errónea anticuada, muerta y enterrada hace mucho tiempo, su espectro: su pesadilla, regresa.
Al acercarse el centenario de la Revolución de Octubre de 1917, el legendario "canto del gallo francés", como predijo Marx, "anuncia la revolución mundial".
París, 3 de septiembre de 2016 o, 187 de marzo, 2016