SANTA MARIA:
UN ASESINATO EN MASA
233 (120 hombres, 133 mujeres), probablemente 245
jóvenes, han muerto el 27 de enero en el incendio criminal de la boite [discoteca] Kiss, en Santa María
(Rio Grande do Sul), sin contar decenas de heridos, en riesgo de muerte o tal vez
con secuelas graves. Hay 110 hospitalizados, 20% en estado muy grave. Hay 79
personas internadas en terapia intensiva. En el momento del incendio había
entre 300 y 400 personas en el boliche
[discoteca], o sea, la mayoría de los jóvenes presentes murió o quedó herida. ¿Una
fatalidad? 90 % de los cuerpos fueron encontrados en los baños del boliche, por
cuyas ventanitas los jóvenes, desesperados, intentaron huir de la muerte,
pero... ¡las ventanas estaban cerradas, para que nadie se fuera sin pagar! La
única salida del boliche estaba cerrada.
El incendio comenzó, según las primeras informaciones,
con el uso de un señalador pirotécnico durante el show de una banda musical
local. El permiso de funcionamiento de la casa estaba vencido desde agosto de
2012, según el comandante del Cuerpo de Bomberos, Moisés da Silva Fuchs. Días
antes, la intendencia había cerrado el centro de diversión de la Casa del Estudiante de la ciudad,
por motivos “de seguridad”. La boite
Kiss, empresa privada de inseguridad absoluta, permaneció abierta (coimas o
amistades, seguramente las dos cosas, mediante).
Los cuerpos fueron llevados al Centro Deportivo
Municipal, distante a pocos kilómetros del local. Santa María es sede de una
universidad federal que recibe estudiantes de todos los estados del Brasil y de
otros países de América del Sur. Rápidamente, la verdad de la “tragedia” se
hizo luz, revelando un verdadero asesinato en masa.
Murilo de Toledo Tiecher, estudiante de medicina de 26
años en la mayor universidad de la ciudad, la Universidad Federal
de Santa María (UFSM), una de las siete universidades con que cuenta, fue uno de
los primeros en salir de la boite.
Murilo relató que inicialmente los patovicas
[porteros fornidos que controlan el acceso] de la casa intentaron impedir la salida
de las personas por la única puerta de salida. “Que ninguno salga sin pagar”,
fue la orden dada, como lo fue (en 2004) la que recibieron los patovicas de un shopping [almacén] de Asunción durante un incendio, con centenas de
muertos. Había una sola salida, ninguna alarma contra incendio y extintores
vencidos, que no funcionaron. “Los custodios trataron de impedir nuestra
salida, y a eso se sumó que había unas barreras colocadas en la entrada del
local para organizar el ingreso. Había que saltar por encima de ellas para
ganar la calle”. Una vez sorteada la barrera, los que buscaban escapar de las
llamas y el humo se topaban con los guardianes que “abrían los brazos para
bloquear el paso. No se daban cuenta de la gravedad de la situación, no veían
el incendio de adentro. Y recién reaccionaron cuando el humo llegó a la puerta”.
“No querían que nos fuéramos sin pagar”, narró Tiecher, “Si no hubieran trabado
la salida, muchas vidas se habrían salvado”.
El vicerrector de la UFSM , Dalvan José Reinert, constató que la mayoría
de los jóvenes muertos eran alumnos de los semestres iniciales de los cursos
que promovieron la fiesta: Medicina Veterinaria, Agronomía, Pedagogía y
Tecnología de Alimentos. La policía indagó a 15 personas, funcionarios del boliche
e integrantes de la banda que tocaba, uno de los cuales contó: “El vocalista de
la banda tenía un guante con una especie de vela pequeña, que suelta chispas,
como las que se usan en cumpleaños. No era un señalador. Durante el show, el productor
accionó el dispositivo con un comando electrónico. Las chispas llegaron a la primer
camada de esponja del techo, encima del palco, y el fuego se extendió por el boliche,
en segundos”.
“Había fuego en el techo y en cuestión de segundos
comenzaron a caer pedazos de goma en llamas”, contó otro estudiante. La mayor parte
de las víctimas murió por asfixia provocada por monóxido de carbono, encerradas
en un lugar transformado en dos minutos en una cámara de gas, porque el kapo dio la orden de bloquear la (no las) salida. Cuando llegaron los
bomberos, tuvieron que derribar una pared del boliche para usar las mangueras
de agua. “Vi muchos chicos con paros cardíacos”, relató un rescatista. Muchos
de los estudiantes en los baños, cuyas puertas estaban junto a la salida. “Encontramos
decenas de cadáveres apilados contra las paredes”, dijo un bombero. Auschwitz.
El intendente [alcalde] de Santa María es Cézar
Schirmer (del PMDB), aliado político del gobernador, Tarso Genro (del PT).
Ellos son los primeros responsables políticos del asesinato, por estar a la
cabeza del sistema de corrupción que permitió la catástrofe. Sin embargo, la policía
ha detenido solo a uno de los dueños de la disco, y a dos de los músicos del
grupo Gurizada Fandangueira, que tocaba cuando se produjo el incendio. A estos,
hay que ser hijo de puta (además de corrupto), los detuvieron durante el
velatorio de Danilo Jaques, su compañero de banda que murió en la tragedia. Una
repetición podrida de la pesadilla infame de Cromañón [discoteca en Argentina que se incendió muriendo en forma
parecida cientos de jóvenes], que se la quisieron cargar a los Callejeros [grupo de rock argentino que
tocaba al momento de iniciarse el incendio].
Dilma Roussef abandonó una cúpula continental [Celac]
para volar a Santa María, revelando una gran sensibilidad... política. Si se
cae el esquema de gobierno de Rio Grande do Sul, “el” estado del PT, el más
endeudado (al borde de la bancarrota) del país, pero que no multa ni cierra los
locales privados inseguros, y donde la coima corre suelta, la cosa se puede
poner pesada para el gobierno federal también.
Muchos velorios se están haciendo en el mismo lugar de
la catástrofe. Organizar la solidaridad y salvar la vida de los heridos es,
claro, la primera tarea ahora, y ella ya está siendo organizada en Brasil y
Argentina. Pero hay que establecer las responsabilidades del asesinato, y no
dejar que los verdaderos culpables desvíen el foco hacia chivos expiatorios,
como está sucediendo. La investigación debe ser llevada adelante por una comisión
independiente compuesta por los familiares de las víctimas, el estudiantado y
los trabajadores de la ciudad, en primer lugar del Sedufsm, sindicato clasista,
combativo y de límpida trayectoria. Para que en el banco de los acusados, y en
los calabozos, estén los coimeros, los coimeados, y sus responsables políticos,
a todos los niveles. Hay que organizar una movilización general de la ciudad, y
también en el estado, con ese programa y objetivo. YA
Corresponsal desde Santa María de Tribuna Clasista - CRCI, Brasil