Todos los partidos que concurren a las elecciones a la Asamblea Nacional lo hacen para salvar al Estado de los capitalistas de su bancarrota
Septiembre de 2010, elecciones bajo otro marco político
Como dato curioso al comparar las venideras elecciones de septiembre con todas aquellas transcurridas durante los 11 años de gobierno bolivariano, y hasta las últimas de la cuarta república, la ausencia de propuestas radicales por parte de los que se asumen de izquierda y concurren a ella, resulta notoria. De la noche a la mañana la radicalidad socialista se desvanece mientras proponen que es en el marco parlamentario de la AN del aún vigente Estado capitalista y burgués lo factible de enfrentar los claros signos de crisis económica y política de sus instituciones.
Para la derecha la oportunidad electoral de retomar un espacio, abandonado a conciencia por ellos mismos en las pasadas elecciones parlamentarias, va dirigido a su estrategia final del fuera Chavez. La derecha no tiene otro programa que reconquistar los privilegios en los espacios de decisión del control de la economía que les fuera arrebatada por las diferentes versiones del bolivarianismo en el gobierno a lo largo de estos 11 años pero sólo como una referencia para sostener a su modo a los capitalistas en crisis mientras participan del festín que el propio gobierno bolivariano les permite y hasta avala. No es extraño entonces que sean connotados dirigentes empresariales y de la burguesía quienes salen a la palestra de los medios que controlan a pedir el voto en vez de los tradicionales dirigentes políticos que lo hacían en su nombre pero que se encuentran en un total desprestigio. Esto se observa en claro detalle en los estados centrales del norte del país desde el Zulia hasta Anzoátegui pero con notable preponderancia en el primero, Lara, Carabobo, Miranda y Distrito Capital.
El principio electoral de la derecha es claro. Hay que salir de Chavez sin cambiar en mayor grado las instituciones del Estado que claramente aún les sirven pero bajo una alternativa “pacífica” en función de las curules parlamentarias que logren conseguir. Para el electorado, y en particular su aproximado tradicional de 20% del voto duro con que cuentan, esto es más de lo mismo, el tradicional quítate tú para ponerme yo que se refrenda por la actitud permisiva del propio gobierno bolivariano hacia la derecha.
Si los méritos de la revolución bolivariana en realidad existieran la derecha hace tiempo sería un saco de gatos que maullarían sólo para salirse del mismo, pero es la propia actitud de Chavez, con sus decisiones que intentan regimentar a la burguesía en provecho de su visión de desarrollo del país bajo condiciones claras de atraso en el papel que juega la economía mundial y su participación en ella de Venezuela, quien los cohesiona y se convierten en referencia política de las clases dominantes tradicionales, no porque estén en contra de participar con Chavez en su ideario bolivariano sino porque la burguesía venezolana, y la extranjera que hace buenos negocios en el país, prefiere obtener sus mejores réditos y acumular sus capitales de los despojos aún sustanciosos que les deja los dueños de la economía mundial desde las grandes metrópolis o del reparto a granel que les deja la aún abundante renta petrolera.
En un gobierno revolucionario, la oposición de clase no solo no debería tener un sólo curul en la Asamblea Nacional, la oposición debería estar políticamente eliminada. Todos los votos que saquen, todos los escaños que alcancen son producto de la política del gobierno, de su incapacidad para representar los intereses y las necesidades básicas del pueblo.
El ejercicio político de la derecha oposicionista ha sido contundente. Ha colocada en una sola línea la dirección política entorno a un grupo. Las tendencias “centristas” del MAS, el “socialismo democrático” de PODEMOS y los grupos religiosos, “verdes”, incluyendo a los “ultraizquierdistas” de Bandera Roja, han sido entubados, bajo una dirección. No han permitido, ni siquiera a los viejos partidos AD y COPEI, aparezcan en las concentraciones o entrevistas como sectores aparte. El grupo de los medios (Globovisión, El Nacional, Universal, entre otros) y los seguidores de los lacayos de los Halcones Neoconservadores (los partidos Nuevo Tiempo, Primero Justicia, etc) dirigen a la oposición.
La izquierda por su parte se presenta en dos sectores que de igual modo concluyen en el salvataje y el refuerzo del Estado por medio de su institución republicana por excelencia, el parlamento. De esos dos sectores el PSUV se lleva las 9 décimas partes o más de la torta mientras el PPT, otrora partido aliado al chavismo, recibe la atención del resto. Para el electorado chavista, 30% de los votos duros, la campaña para septiembre deja de representar alguna propuesta radical o socialista salvo las que en sus ilusiones aún intuyan. Esta vez no hay de por medio socialismo que enarbolar pero sí mucha defensa a ultranza a la supervivencia del líder máximo de cara a las presidenciales del 2012. Las elecciones se trastocan entonces en un nuevo plebiscito por Chavez porque eso es lo que claramente les plantea el PSUV, en lo absoluto que con propuestas radicales de cambio o más promesas socialistas precisamente se le defienda. Las elecciones son parlamentarias y los candidatos resultarán electos como diputados pero no por un programa o más promesas socialistas sino por intentar hacer de la AN una guardia pretoriana que custodie y defienda a Chavez en caso que la derecha se le antoje un planteo de salida de él desde el parlamento. De nuevo la madre de las batallas electorales es elevada esta vez a la enésima potencia, no por la concreción real del socialismo sino por la supervivencia del que se coloca por encima de la lucha de clases para impedir que el Estado, capitalista y burgués, se desboque como consecuencia de la sistémica crisis estructural de sus instituciones recreadas a partir de la quinta república para garantizar su existencia, Chavez. Es allí el por qué las promesas electorales del PSUV en nada hablan ahora de socialismo. Chavez encarna al Estado capitalista y burgués ahora en crisis, salvar al Estado es la consecuencia de pedir el voto para garantizar la existencia de Chavez.
La bancarrota mundial capitalista y sus estragos en Venezuela.
La elecciones parlamentarias cualquiera sea su resultado no salvan al país del desastre económico. Después de los comicios continuarán las medidas económicas de corte neoliberal, que el gobierno viene decretando. No se descarta otra devaluación, mas no así aumentos efectivos del salario para los trabajadores.
Los parlamentarios chavistas, con la extraordinaria oportunidad de tener durante años la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional, no fueron capaces de eliminar los artículos de la ley procesal penal, ni sancionar a los fiscales y jueces que se dedican a criminalizar la protesta social, tampoco realizaron la reforma a la Ley Orgánica del Trabajo (LOT) que aprobaría la disminución de la jornada de trabajo y el pago de la retroactividad de las prestaciones sociales al finalizar la relación de trabajo, además de un sin numero de “viejas” leyes de la cuarta república, como el código de comercio. Peor aún muchas de las leyes y contraleyes (cambios a última hora), de carácter legislativo fueron realizadas por Chávez a través de decretos Leyes.
Mientras se jugaba al sostenimiento del Estado y a sus capitalistas con el producto de la bonanza de los precios petroleros hasta buena parte del 2008 y una pequeña parte de la renta era destinada a los sectores sociales de escasos recursos por decisión unilateral de Chavez pero sin ninguna correspondencia en una planeación estratégica de la nación como un todo, las cosas resultaron bien para muchos, tanto que un nuevo sector de la burguesía logró cosechar y acumular capital a la sombra, ya no del Estado, sino de sus contubernios con el propio gobierno que lo administra. El estallido formal de la crisis mundial capitalista en septiembre de 2008 tiró los precios de la herramienta básica de intercambio comercial con el mundo globalizado de 100 dólares el barril de petróleo a menos de 40 a finales de ese año mientras para Chavez la creencia en firme de que Venezuela se encontraba ajena a ello se expresaba en que su economía se hallaba blindada. Otras materias primas como acero, hierro y aluminio, producidas por empresas del Estado y que contribuían en poco menos del 10% de las exportaciones nacionales, hoy apenas llegan al 3%. El presupuesto nacional sólo es posible con la producción petrolera, cada vez más inestable por efectos de los precios internacionales, y por la recuperación de la distribución de la renta mediante impuestos como el IVA y el ISRL, casi a partes iguales.
2009 representó para la administración bolivariana del Estado capitalista un entramado de negociados que alentaron nuevos sectores burgueses asociados a importantes figuras del gobierno en la banca, la agroindustria y la ganadería. Sin embargo sus metas productivas no representaron un incremento importante en la productividad nacional que más bien representó una caída brutal del PIB a tasas negativas mostrando claros signos de recesión que aún se mantienen en los dos primeros semestres del 2010. El innumerable salvataje a los empresarios de empresas quebradas medianas y pequeñas asociadas bajo la figura de la nacionalización con pago pero con escasas demostraciones de reactivación productiva real en las de mayor importancia (briqueteras, cemento, lácteos) condujeron a una mayor flexibilizacion laboral a través de cooperativas u otras formas de precarización de la fuerza de trabajo que desconocían los derechos mínimos de los trabajadores sea bien por sus propias contrataciones colectivas o por los derechos plasmados en la LOT. Muchos de tales trabajadores no tuvieron tal suerte, engrosaron el enorme ejército de reserva de los desempleados con la venia de las instituciones del trabajo del propio gobierno.
Otros sectores de la burguesía tradicional como la banca fueron escogidos para servir de puente en las necesidades financieras que permitiera cubrir las necesidades del abultado gasto público (BsF. 33.000 millones) que representa la propia existencia del aparato del Estado para continuar funcionando. Mientras esto así ocurría resultaba cada vez más mermado los aportes a las misiones sociales, tanto que para 2010 dejaron de ser dispositivos paralelos al esquema burocrático tradicional y terminaron fundiéndose en los de siempre de salud, educación y alimentación. Pero ni la banca privada ni los ingresos petroleros resultaba suficiente para darle sostén al Estado capitalista en crisis. Préstamos internacionales cada vez más leoninos por las altas tasas de interés especulativas en el mercado internacional por la alta tasa de riesgo país con la cual se tasa a Venezuela permitían a los favorecidos por el control cambiario a disponer de los dólares con los cuales se alentaba la economía de puertos que permite seguir importando el 80% de lo que se consume así como drenar afuera más de 20.000 millones de dólares por año en una clara fuga de divisas para la burguesía que lo puede hacer.
La devaluación en enero de 2010 conjuntamente con la entrega a trasnacionales y países “amigos” de la faja del Orinoco o el endeudamiento adicional por 20.000 millones de dólares con China (país que por cierto sólo puede colocar sus excedentes de reservas de divisas en países como el nuestro a cambio de inversión productiva mientras es obligada por los imperios a comprar la deuda que producen sus Estados como consecuencia de la propia bancarrota mundial del capital), colocan a nuestro país, a las puertas de las elecciones de septiembre, en uno entregado al provecho del capital, ya no sólo del de la burguesía criolla o la extrajera que medra con ella como acreedora formal del Estado, sino del de los dueños de las multinacionales y países que intervienen en las empresas mixtas jugosas del crudo pesado de la faja del Orinoco. Pero lo que es peor, a nombre de la parafernalia socialista que en mucho se aprovecha de mencionar a cada momento el gobierno bolivariano. La bancarrota mundial del capital se encuentra haciendo aguas al proceso bolivariano por distintos boquetes pero ni el propio gobierno bolivariano lo denuncia por cómplice en su salvamento ni la izquierda electoral tampoco.
La otra izquierda y su oferta de servir de tercera pata que sostenga al Estado capitalista en bancarrota
Mencionábamos antes que un sector minúsculo de la izquierda, el PPT, se presentaba como tercera opción a los planteos electorales de la derecha o del PSUV. Realmente no valdría la pena hacer comentario alguno sobre tal partido sin en sus candidatos listas y uninominales no fueran en un “gran acuerdo electoral”, como ellos mismos han catalogado, varios compañeros de la USI y C-CURA (corriente nacional sindical abierta aupada por la USI pero que aún levanta las banderas de la autonomía frente a la injerencia gubernamental que pretende atar al movimiento obrero al bonapartismo encarnado por Chavez, la independencia de clase frente a la burguesía y sus intensiones de mantener la explotación por intermedio de sus patronos públicos y privados, y su enfrentamiento a las tendencias burocráticas que impiden el accionar de las bases de los trabajadores). El PPT, como organización que rompe con el chavismo más por que el PSUV y Chavez se negaron a respetarle sus cuotas de poder que mantenían desde los inicios de la quinta república que por diferencias ideológicas con la izquierda nacionalista bolivariana, demuestra un descarado oportunismo electoral (su oportunismo ideológico o político hace ya tiempo que venía siendo demostrado) ante la imposibilidad de conseguir algo con la oposición de derecha (donde medran a su interior otros mal llamados partidos de izquierda como el MAS, Podemos, Causa R o Bandera Roja sujetos políticamente a los dictados de la burguesía política representando en los medios de radio, prensa y televisión) recurren a la oferta a independientes que en otros tiempos estaban con el chavismo rompiendo luego con él sin irse de manera directa con la oposición de derecha.
Personajes claramente de derecha como el gobernador de Lara, Henry Falcón, con claro poder político y arrastre en ese estado, o burócratas consumados como Samuel Ruth, antiguo presidente del extinto e ineficiente INDECU que ahora en esos cambios puramente de nombre el gobierno bolivariano decidió nombrar como INDEPABIS, conforman la “pléyade” de figuras políticas junto a inefable Albornoz a las cuales los compañeros de la USI y C-CURA no parecen hacerle ascuas al mencionar la organización política de Orlando Chirino que van con ellos bajo un “gran acuerdo electoral”.
No somos puristas de los procesos electorales desde un punto de vista marxista. Sabemos la necesidad de aprovechar las herramientas burguesas del parlamento para la tarea sistemática de denuncia que movilice a los explotados y oprimidos y para organizarlos con el objetivo de su derribo así como al propio Estado capitalista y burgués. El gobierno que proponemos los marxistas en Venezuela no es uno que refuerce la quinta república sino uno que conduzca a la masas por un gobierno obrero de ellas y por ellas y para ellas. Los procesos electorales en el marco capitalista y burgués deben ser por tanto denunciados por su marco. Si el PPT, legalizado bajo las condiciones que impone el Estado de los capitalistas, ofrece un cupo en sus listas en posición que la encabece y nuestra propia organización está incapacitada de ir con sus propios recursos y fuerzas, y además y fundamentalmente nos garantiza plena independencia política respecto de su propio programa sin condicionantes en la forma de expresar el nuestro, pues la respuesta es obvia, claro que aceptamos.
Sin embargo, como marxistas debemos tener claro el accionar táctico electoral de la estrategia política programática. El análisis previo del marco de crisis económica y política presentado indica entonces el sentido de la táctica electoral. La crisis de la administración bolivariana del Estado de los capitalistas ha conducido a un nuevo reagrupamiento, aún deforme y sin cohesión política, que demuestra un sentido en ascenso de los explotados y oprimidos por exigir realidades a sus ilusiones en un proceso que por el contrario les viene aplicando las recetas neoliberales de la terapia de shock de las salidas capitalistas a la crisis que ellos han generado. Cada vez con mayor presencia los trabajadores y el pueblo están saliendo a reclamar lo que asumen son sus derechos. Que los patronos no los despidan de sus centros de trabajo, y menos si estos son avalados por el propio ministerio bolivariano; que las inspectorías del trabajo les paren bolas en sus reclamos ante la explotación de los patronos; que sus contratos colectivos, la inscripción de sus sindicatos, y las solicitudes de reenganche sean impuestas a los patronos de la misma forma que estos imponen sus tropelías con ellos; que se acabe el acaparamiento y a la especulación de los productos y servicios de primera necesidad que generan los dueños capitalistas que los expenden y que se acabe con la decisión gubernamental de aumentar los precios; que el salario alcance no sólo para comer sino que también quede para hacer otras vainas como adquirir bienes necesarios; que la necesidad de conseguir una vivienda sea posible sin necesidad de meterse a vivir en un rancho; que se pueda caminar tranquilo por las calles o en un transporte público sin que los atraquen para robarle lo ya poco que poseen o los maten por quitarle un reloj o los zapatos; que se acabe la corrupción que a diario ven.
Todas esas inquietudes y deseos los venezolanos cada vez con mayor presión las quieren manifestar porque sienten que son ellos, aún de manera inconsciente, quienes están pagando el costo de la crisis estructural capitalista a pesar de 11 años de mal llamada “revolución”. Pero sabemos que sin capacidad organizativa de ellos y para ellos la capacidad de respuesta se diluye en apatía y lo que puede ser un ascenso revolucionario de las masas se convierta como en el 89 en una derrota por la ausencia de una vanguardia que las canalice. Es en este marco en que las elecciones de septiembre se están realizando. Es la oportunidad para salir a decirles a los electores que más que el voto a una AN del Estado capitalista y burgués lo que le estamos ofreciendo en una alternativa que los organice para exigir con la movilización lo que desean que se concrete. Es usar el parlamento como tribuna de denuncia a sus reclamos y exigencias de la mano en vez de que se diluya su capacidad movilizadora en leyes que lo que hagan es colocarle parches al Estado de los capitalistas en crisis. Que las leyes y los derechos se conquistan con los trabajadores y el pueblo en las calles, no en un cenáculo de 165 diputados para ponerse de acuerdo entre ellos y los derechos de los capitalistas no se vean comprometidos sino más bien garantizados porque ellos legislaron y el presidente Chavez le puso el ejecútese. Es la oportunidad de hacer pagar a los capitalistas y a la burguesía por la crisis que ellos han creado.
Es precisamente con la oferta de organización, y los procesos electorales brindan una clara oportunidad, que las ilusiones de las masas en un líder que las haga por ellas se transformen en lo concreto de conseguirlas ellas por sí mismas para así romper con el cobro que de ellas hacen los capitalistas y la burguesía como consecuencia de la bancarrota mundial del capital. La USI, y desafortunadamente los compañeros de C-CURA que los acompañan en las listas de candidatos que a bien les ha ofrecido el PPT para las elecciones parlamentarias de septiembre, en vez de hacer uso de tales prerrogativas lo que ofrecen son un conjunto de leyes (9), resoluciones y comisiones, progresistas sin duda pero sin alterar en esencia la estructura del Estado capitalista, que lo que hacen es acentuar las ilusiones de los trabajadores y el pueblo en la democracia burguesa del Estado capitalista que se encuentra en crisis, y que por el contrario en vez de denunciar, se le soporta como la tercera pata de un Estado que hay que salvar añadiendo oxígeno a la bancarrota mundial del capital. Pero USI va aún más allá en su “gran acuerdo electoral PPT-USI”. Una de sus consignas es 100% del petróleo en manos de los venezolanos para contraponer la entrega que ha hecho el gobierno bolivariano de las reservas de la faja del Orinoco. No somos exquisitos para exigirla de igual modo los demás revolucionarios, pero para la USI se convierte en oportunismo del más puro cuando el partido con el cual establece el acuerdo electoral antes de abandonar el barco chavista alzó todas las manos de sus diputados en la aún vigente AN para refrendarlas con el conjunto de los diputados del PSUV. Aún se espera por parte de la USI un razonamiento mínimo que explique su “independencia” política del PPT denunciándolo al menos por haberse plegado al partido de gobierno en la entrega de los recursos naturales de los venezolanos. Y no es extraña esta ausencia declarativa. Mientras llaman a votar por los candidatos obreros respaldados por la tarjeta del PPT también tendrán que llamar a votar por los candidatos burgueses que el derechista Henry Falcón en Lara de igual modo colocó con la venia total de José Albornoz, presidente del PPT.
Abstención, voto nulo o apoyo crítico en las elecciones de septiembre
La derecha solo plantea un antichavismo visceral para restituir sus privilegios expropiados por el chavismo, y por el lado del PSUV, solo votos, números y escaños para continuar su política, que debido a la crisis fiscal hasta las mismas misiones sociales se han venido abajo. Se está desarrollando toda una maquinaria de estado para buscar los votos como sea. No se permitirá que los funcionarios no vayan a votar, las misiones, que las elecciones pasadas en algunas entidades se abstuvieron en más del 20%, entrarán por el tubo de la gran maquinaria. La consigna es salvar al gobierno, salvar a la derecha endógena, salvar a Chávez, salvar al Estado capitalista de la bancarrota.
Los candidatos del PSUV no representan a quienes enarbolan las verdaderas consignas de las luchas, con denuncias por los abusos, contra la explotación, por aumento de salarios y por empleo. La revolución, si la hubiese, no se consagra el 26 de septiembre. El auténtico poder popular, es el gobierno de los trabajadores.
Chavez, el PSUV y su política lo que tiene en su haber es un mayor endeudamiento con emisión de títulos del gobierno y bonos de PDVSA, ventas a futuro de las riquezas del país, entrega del país con los acuerdos bilaterales mediante los famosos fondos sean iraníes, japoneses o chinos, colapso del sistema eléctrico y racionamientos del agua por afectación de cuencas, menos siembra, más importación de alimentos, corrupción de las empresas que importan y sus socios que acopian los alimentos, PIB negativo, mayor inflación, salarios bajos, trabajo flexible, cooperativas tramposas, mayor desocupación, empleo informal, cada vez mayor inseguridad con complicidad policial.
El voto ni defiende ni garantiza las luchas en estas elecciones, peor aún, las postergan como si los trabajadores y el pueblo vivieran del aire que respiran. Asumamos una posición militante. Ni un voto a la derecha escuálida, ni un voto a la derecha “roja rojita”. Ante todo, defender el verdadero proceso desde las bases para prepararnos en contra de la crisis económica mundial y regional que hará cargar sobre los trabajadores y el pueblo sus costos.
Para la USI, y lamentablemente los compañeros de C-CURA que lo secundan, las elecciones son un trampolín para negociar acuerdos en la AN como tercera pata que estabilice con parches un Estado en crisis ofreciendo más ilusiones a las masas en que otros pueden hacer por ellas lo que está llamado a hacer las masas mismas. Reconocemos que la USI no es una organización monolítica que tenga sometidos en su política a los candidatos que se autonombran militantes de la misma o que tan sólo se anuncien como miembros de C-CURA. Sabemos que algunos de tales compañeros no comparten el oportunismo con que la dirigencia de la USI negoció el acuerdo electoral con el PPT, además que en efecto varios de ellos son reconocidos representantes en su defensa de la autonomía sindical y la independencia de clase de los trabajadores. Es lo único que salva del desastre la propuesta de sostenimiento al Estado capitalista en crisis.
CCURA, la cual enfrenta dentro de los trabajadores petroleros una ardua lucha contra la patronal representada por el Ministro de Energía y Petróleo, y a su vez presidente de PDVSA, Rafael Ramírez con sus aliados de la burocracia sindical, lleva varios candidatos en las planchas del PPT bajo las apreciaciones anteriores. Llamamos a votar con un apoyo crítico en dos circuitos electorales por candidatos que encabezan la lista del PPT, los dirigentes de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTPV), Robert González del circuito Nro 1 del estado Carabobo (trabajador de la Refinería El Palito) y José Bodas del circuito Nro 3 del estado Anzoátegui (trabajador de la refinería de Puerto La Cruz). Nuestro apoyo a ellos es crítico porque estimamos que sus condiciones de independencia política y el apoyarse en las bases de los trabajadores para movilizarse por sus reclamos y derechos confrontan una clara divergencia del papel burocrático y mediador que una fracción parlamentaria del PPT, y la USI por su acuerdo electoral con el anterior, de seguro se mostrará como garante del Estado en crisis. Esperamos que en efecto los mencionados compañeros no sean absorbidos por el aparato de la tercera pata y conviertan la AN, en caso de resultar electos, en la tribuna de difusión de las voces de los explotados y oprimidos por sus derechos y reivindicaciones mientras les orientan en su organización para así lograrlos por ellos mismos.
Con todo, gran parte de las masas aún están ilusionadas en las posibilidades de cambio a pesar que sólo se le ofrezca desde el PSUV salvar a Chavez creyendo que pueda hacer un socialismo para ellas. Otra gran parte, la mayoritaria, se encuentra en una apatía ante un proceso que no satisface sus aspiraciones y por el contrario observan la cruda realidad que las acogota. Estos, que no se declaran fervorosos chavistas ya, preferirán quedarse en sus casas y darle la espalda a unas elecciones desmotivantes y sin futuro. Saben que, con Chavez o sin él, si no se rebuscan el salario y se esfuerzan por su propia cuenta el socialismo queda sólo en una esperanza vana. No es la opción correcta en estas elecciones. A ellos hay que recomendarles que expresen su rabia y sus desilusiones con el voto nulo para demostrarle a Chavez y a la derecha que es con ellos que se pueden cambiar las estructuras que reproducen la explotación y la opresión social.
El proceso es del pueblo luchando por sus necesidades, sin hacerse ilusiones con la rebatiña de puestos a la AN. El camino al socialismo comienza con la creación de una organización de los trabajadores la cual es esencial para dotarnos de una perspectiva de lucha independiente y hacer pagar a los capitalistas el costo de la crisis que ellos han creado.
Roberto Yépez