Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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miércoles, 26 de marzo de 2025

Libertad para Levent Dölek y todos los luchadores turcos

 Libertad para Levent Dölek y todos los luchadores turcos detenidos por protestar en Turquía

 


Las protestas que han sacudido Turquía durante la última semana han sido respondidas con una oleada de allanamientos y arrestos por parte de los regímenes despóticos. Levent Dölek, camarada, militante, miembro de la dirección del Partido Revolucionario de los Trabajadores de Turquía (Devrimci İşçi Partisi DIP) y representante sindical de Egitim-Sen (Sindicato de Profesores) en la Universidad de Estambul, fue detenido en el marco de redadas policiales en la mañana de este 26 de marzo.

Dölek, quien ha liderado innumerables luchas obreras y antiimperialistas a lo largo de su vida, está siendo acusado bajo el falso cargo de participar ayer en la plaza Beyazêt en una manifestación no autorizada, y por su participación en una concentración de Eğitim-Sen en apoyo a estudiantes recientemente arrestados.

Exigimos la liberación inmediata de Levent Dölek y de todos aquellos encarcelados por el despotismo en Turquía.

Hacemos nuestro el llamado de los camaradas desde Turquía:

No cederemos ni un ápice ante la represión del régimen despótico, cuyo único objetivo es intimidar a las masas trabajadoras.

¡Liberen a todos los detenidos o arrestados!

¡Abajo el régimen despótico! ¡Viva la libertad!

¡La clase trabajadora traerá la libertad!

José Capitán en nombre de Opción Obrera Venezuela

26 Marzo 2025

martes, 25 de marzo de 2025

Los inmigrantes venezolanos utilizados como chantaje político por Trump

 Los inmigrantes venezolanos utilizados como chantaje político por Trump

Sigue la polémica y a su vez defensa de los inmigrantes venezolanos abusados, humillados por el gobierno del infame Trump y sus secuaces.



Un momento de la sensatez, aunque no tenga peso por ahora, ante el tirano de Trump, expresó en la corte de apelaciones (24 03 2025), la jueza estadounidense Patricia Millet considerando que “los nazis recibieron mejor trato” que los venezolanos expulsados a El Salvador, cuando se les catalogó de enemigos extranjeros durante la Segunda Guerra Mundial, con base a una ley que data de 1798. A esto se añade que los venezolanos no tuvieron juicios y de paso se tildaron de terroristas, nada es gratuito por parte de quienes tienen sometido a Venezuela desde hace más de una década bajo sanciones, golpes y agresiones permanentes

Son 238 los inmigrantes venezolanos sin pruebas presentadas, fueron echados en una cárcel  especial para confinados de “alta peligrosidad” del gobierno del no menos monstruo Bukele, el inhumano sitio se denomina Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), donde no hay oportunidad para la rehabilitación, por el contrario es por demás punitiva, las celdas no tienen ventanas, ni formas de circulación del aire, dos pilas de agua y dos retretes sin privacidad alguna, camas sin colchonetas ni sabanas, comen con las manos, con salidas de solo 30 minutos diarios de la celda, no están permitidas las visitas ni de familiares, no se permiten evaluaciones de instituciones externas, según Bukele son prisiones incomparables, además de un buen negocio.

 Otro acto de sensatez se produjo el 15 de marzo, cuando James Boasberg, juez de una corte de distrito de Washington, suspendió sin efectividad, las deportaciones. Días después, el caso llegó a los alegatos, ante un panel de tres jueces de la corte de apelaciones en esa ciudad, los arbitrarios abogados del ejecutivo califican de una “intrusión sin precedentes” de parte de Boasberg, mientras la jueza Patricia Millett, representante de esa corte, le respondió que no pone en duda la autoridad presidencial sino que pide que los deportados puedan defender sus casos ante un tribunal y añadió que los nazis tuvieron derecho a «audiencias» antes de ser deportados, “La gente en esos aviones ese sábado no tuvo la oportunidad de impugnar su remoción”, protestó.

El otro juez, Justin Walker, abogando por Trump, se colocó al lado de los argumentos de que la suspensión infringe los poderes presidenciales.

Lee Gelernt, un abogado de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU),  adujo que la administración usa esa antigua ley “para intentar eludir los procedimientos migratorios”. En fin, por ahora, el juez de distrito confirmó la suspensión de las deportaciones en nombre de la ley del siglo XVIII y fundamenta que, antes de ser expulsados, los demandantes deben poder impugnar individualmente ante los tribunales estadounidenses su acusación.

Todo esto tiene, como muchos otros atropellos, el objetivo de imponer el terror, ante cualquier protesta por libertades democráticas, inclusive al derecho a la vida de los oprimidos, como antesala para hacer todo tipo de recortes económicos y sociales, como megaplan para mantener la sobrevivencia de las élites más poderosas del mundo, que están camino a su ruina. Los mayores parásitos y asesinos en el mundo no pueden mantener sus estatus quo y recurren desde el genocidio en Palestina, pasando por la guerra en Ucrania contra Rusia, hasta llegar a su epicentro y someter a los trabajadores y sectores del pueblo -incluidos los inmigrantes- de los EEUU a sacrificios en su intento de mantener su imperio, dentro y fuera del país. Este proyecto represivo es con el fin de evitar una explosión social.

 Estos procesos en defensa de las libertades democráticas, mantienen en este caso, por lejos una defensa mayor de los inmigrantes, a la del gobierno venezolano, que por el contrario busca cómo desagraviar al gobierno de Trump para que ¡no continúe! los atropellos al país.  

 

Respondamos a las agresiones del gobierno de Trump

Por la defensa de los inmigrantes

Por su defensa de los venezolanos trabajadores y oprimidos estén donde estén

Por el derecho al trabajo donde sea, con un salario que cubre sus necesidades

Repatriación inmediata de los venezolanos encarcelados en El Salvador


Opción Obrera

marzo 2025

miércoles, 19 de marzo de 2025

Declaración del CC del DIP

 

Declaración del CC del DIP: ¡No a la diplomacia secreta, a la negación del problema kurdo, al rechazo de su solución, al patrocinio del imperialismo y a la imposición del proyecto reaccionario y expansionista de la “Segunda República”!

15 marzo 2025


 


¡No a la diplomacia secreta, a la negación del problema kurdo, al rechazo de su solución, al patrocinio del imperialismo y a la imposición del proyecto reaccionario y expansionista de la “Segunda República”!

¡La solución está en un Medio Oriente limpio de imperialismo y sionismo; está en la Federación Socialista de Asia Occidental y el Norte de África!

 

El proceso sobre la cuestión kurda, iniciado por el fascista Devlet Bahceli y liderado junto con Erdogan, ha dado un paso adelante con el llamamiento de Öcalan al PKK para que convoque un congreso para deponer las armas y disolverse. En primer lugar, el proceso se desarrolla en absoluto secreto, y los resultados se comunican al estilo de los cuentos de Esopo, que pueden interpretarse de maneras completamente diferentes. La guerra es un asunto de suma importancia para los trabajadores turcos y kurdos, que cuesta la vida a innumerables jóvenes y consume una enorme cantidad de recursos, mientras millones de trabajadores, oprimidos y campesinos sufren la más aguda crisis del costo de la vida. El secretismo en torno a estas negociaciones debe cesar de inmediato. Contrariamente a lo que las partes han afirmado en diversas ocasiones, la «diplomacia secreta» no es necesaria ni inevitable para resolver asuntos tan importantes. Durante una de las mayores guerras de la historia, la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial), la negativa de los bolcheviques al mando del estado obrero a recurrir a la diplomacia secreta, la publicación de los acuerdos secretos de la Rusia zarista y el rechazo bolchevique a la anexión de provincias (incluidas las de Turquía) prometida mediante dichos acuerdos dejaron una importante huella revolucionaria en los anales de la historia. Si fue posible rechazar la diplomacia secreta en una guerra mundial, sin duda puede rechazarse en cualquier guerra. Tal es la actitud, los principios y la política de la clase obrera y los oprimidos. La diplomacia secreta es el método de la burguesía, los colonialistas y los imperialistas; ¡la rechazamos!

¡Ni se ha resuelto la cuestión kurda ni ha perdido sentido la lucha de los trabajadores y campesinos pobres kurdos!

La coalición gobernante define este proceso como "una Turquía sin terrorismo", mientras que la declaración de Öcalan se titula "un llamado a la paz y a una sociedad democrática". Sin embargo, ninguna de estas afirmaciones refleja la verdadera esencia del proceso en curso. La afirmación de la coalición gobernante de que la cuestión kurda no existe y está resuelta, se ha visto reforzada por las declaraciones de Imrali (donde Öcalan se encuentra encarcelado) sobre "la disolución de la negación de la identidad kurda y el progreso en materia de libertad de expresión". Öcalan comenzó su declaración afirmando que estos acontecimientos llevaron a una erosión de la razón de ser del PKK, lo que hizo necesaria su liquidación.

Si bien el problema kurdo no puede reducirse a la negación de una identidad o a la falta de libertad de expresión, tampoco se ha superado la negación de la identidad nacional kurda ni se ha avanzado en la libertad de expresión. Los síndicos nombrados por el gobierno en municipios controlados por la oposición, la represión judicial y policial masiva contra quienes realizan actividades políticas legales y el arresto de alcaldes kurdos, incluso del principal partido de la oposición, el CHP (Partido Republicano del Pueblo), por presunto apoyo al terrorismo; todo esto y más son expresiones concretas de la represión sistemática de la voluntad política del pueblo kurdo. El pueblo kurdo, habitante de una rica geografía desde tiempos inmemoriales, continúa sufriendo condiciones de profunda pobreza y miseria. Sea cual sea el mensaje de Imrali, la razón detrás de la lucha política, cultural e ideológica de los trabajadores, oprimidos y campesinos pobres kurdos contra las injusticias y desigualdades y por la solución del problema kurdo está lejos de ser insignificante. Nuestro punto de referencia son las reacciones de miles de personas en Van y Diyarbakir al escuchar la declaración de Öcalan, el reflejo significativo de sus sentimientos en sus rostros al escuchar el llamado a la liquidación sin ofrecer nada a cambio.

La nueva versión del proyecto reaccionario de Segunda República de la burguesía colonialista

Las declaraciones o insinuaciones que dan a entender que la cuestión kurda se ha resuelto no corresponden al verdadero propósito de este proceso en curso, ni tampoco al supuesto objetivo de una «Turquía sin terrorismo». El verdadero objetivo de este proceso es instaurar una nueva versión del proyecto que ha pasado a la historia como la «Segunda República» por parte de la burguesía colonialista, en función de sus intereses expansionistas, que establecerá el control sobre las cuencas energéticas de Irak y Siria bajo el patrocinio del imperialismo occidental.

Como lo establecen claramente las resoluciones del 7.º Congreso del Partido Revolucionario de los Trabajadores, la recién anunciada agenda de una "Nueva Constitución" también forma parte de la política reaccionaria y expansionista de la burguesía colonialista. Por un lado, los cínicos mensajes nacionalistas sobre la "inmutabilidad de los primeros cuatro artículos" de la constitución, y por otro, los mensajes dirigidos a los kurdos sobre la redefinición de la ciudadanía y el fortalecimiento del gobierno local para apaciguarlos, no se contradicen en absoluto y son las dos caras de la misma moneda. Se están llevando a cabo maniobras políticas para que los principales partidos políticos, AKP, MHP, CHP y DEM, se alineen para aprobar la nueva constitución dentro del equilibrio parlamentario existente. Repitamos: ninguno de los problemas que enfrentan los trabajadores y los oprimidos, incluida la cuestión kurda, puede resolverse mediante la nueva constitución. Incluso dentro de los límites de la constitución vigente, derechos constitucionalmente protegidos, como la libertad de expresión y pensamiento, la sindicalización, las huelgas, las marchas y manifestaciones, y los derechos electorales, están siendo negados por el régimen despótico, arbitrario y opresivo del AKP, mientras los trabajadores y el pueblo kurdo luchan por la justicia y ejercen sus derechos constitucionales. Por lo tanto, es una manipulación manifiesta atribuir la solución de cualquier problema a una supuesta nueva constitución. Es ingenuo pensar que las discusiones sobre una nueva constitución resultarán en una verdadera democratización, normalización o mayor flexibilidad en las prácticas gubernamentales. La coalición gobernante nos está imponiendo su proyecto reaccionario y expansionista de la Segunda República. Aquí, la nueva constitución es la zanahoria, mientras que las detenciones, arrestos y fideicomisarios son el palo.

 

¡Rechacemos la alianza turco-kurda contra otros pueblos y avancemos por la alianza de todos los pueblos del Medio Oriente contra el imperialismo y el sionismo!

 

El proyecto de la Segunda República, lanzado originalmente por el entonces presidente Turgut Özal cuando intentó aprovechar la invasión estadounidense de Irak durante la Guerra del Golfo de 1991 y recordado con sus palabras «apostaremos uno y barreremos tres» (el «uno» implica la parte del Kurdistán dentro de Turquía y el «tres» la de Irak y Siria, además del primero), se está reutilizando en el contexto actual, cuando Asia Occidental (Oriente Medio) está siendo desgarrada por el imperialismo occidental liderado por Estados Unidos y el sionismo israelí. El concepto de «alianza turco-kurda», reiterado en varias ocasiones con ligeras variaciones, sería antitético a la lucha por la fraternidad y la igualdad de las naciones si se utilizara para implicar colaboración en este proyecto reaccionario. El concepto de alianza plantea la pregunta: «¿Contra quién?». No hay nada progresista en convertir a la juventud kurda y turca en soldados bajo el patrocinio de los imperialistas y en interés de la burguesía colonialista en intervenciones aventureras contra otros pueblos, y en particular contra los pueblos árabes e iraníes en Asia occidental.

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y asesor adjunto de seguridad nacional para comunicaciones estratégicas, Brian Hughes, anunció la satisfacción del imperialismo estadounidense al afirmar: "Es un avance significativo" y "Esperamos que ayude a tranquilizar a nuestros aliados turcos respecto a los socios de Estados Unidos en la lucha contra el ISIS en el noreste de Siria". Cuando Öcalan instó al PKK a "unirse con el Estado turco", señaló a la mayor potencia de la OTAN en la región. Este avance fue celebrado por el portavoz del imperialismo estadounidense, quien lo relacionó con el objetivo de unificar al PYD con Estados Unidos. Estamos a favor de una alianza turco-kurda en Asia Occidental. Pero defendemos que esta alianza también debe abarcar a todos los pueblos de la región, independientemente de su raza, religión o credo, en primer lugar a los pueblos árabe e iraní, y debe trabajar contra el imperialismo estadounidense, la plaga de la región, y contra todos los imperialistas europeos, incluyendo a Gran Bretaña, Francia y Alemania, y finalmente contra su puesto de avanzada en la región, el terrorista y genocida Israel sionista.

Calumniar al socialismo de cualquier manera sólo sirve para encubrir el capitalismo imperialista y el colonialismo.

No podemos ignorar la parte de la declaración de Öcalan donde, a pesar de su pretensión de "asumir la responsabilidad", la atribuye al socialismo con un enfoque ahistórico, señalando "el colapso del socialismo real". Esta actitud es una extensión de la lucha de Öcalan contra el marxismo durante un cuarto de siglo con argumentos posmodernistas, liberales de izquierda y liberales anarquistas carentes de originalidad. El colapso del llamado "socialismo real", que correctamente denominamos "estados obreros burocráticamente degenerados", no condujo al rechazo del marxismo. Al contrario, lo ha demostrado al demostrar que la lucha revolucionaria solo puede asegurar su victoria si se libra a escala mundial. Hemos demostrado repetidamente esta realidad con argumentos científicos y siempre estamos dispuestos a participar en este debate. Sin entrar en una discusión teórica profunda, diremos de la forma más simple y clara: en 35 años sin los llamados estados "socialistas reales", el sinsentido del "nuevo orden mundial", el "fin de la historia" y la "globalización" nos ha conducido a un capitalismo mundial sumido en una gran depresión y una barbarie imperialista que lleva al mundo al borde de una Tercera Guerra Mundial. Ante esta realidad, ¡es el capitalismo imperialista el que merece sentarse en el banquillo de los acusados! Jamás aceptaremos ignorar esta evidencia y culpar al socialismo de cualquier manera.

El llamado que trasciende siglos: ¡Trabajadores de todos los países y pueblos oprimidos, uníos!

Una vez que se entra en la pendiente resbaladiza de culpar al socialismo y abrir las puertas a la ideología burguesa reaccionaria que afirma que la sociedad capitalista de explotación es eterna, se puede concluir que las relaciones de opresión nacional son igualmente eternas. La afirmación de Öcalan de que «el Estado-nación, la federación, la autonomía administrativa y las soluciones culturalistas no pueden responder a la sociología histórica de la sociedad» es reveladora, ya que no menciona cuál debería ser la respuesta y es coherente con su enfoque que implica que la cuestión kurda ha sido resuelta. En un entorno donde se niega el problema y se rechaza la solución, la política aborrece el vacío. El vacío dejado será llenado por las supuestas soluciones neootomanistas y sectarias de la burguesía colonial bajo los auspicios del imperialismo estadounidense. Estas supuestas soluciones están en consonancia con las políticas estratégicas del genocida Israel. Estas políticas, que son dos caras de la misma moneda, engendran genocidio en Gaza, por un lado, a manos del ejército terrorista israelí, y limpieza étnica y sectaria y masacres en Siria y otros lugares donde se ha establecido un gobierno sectario takfiri, por el otro. 

Como marxistas revolucionarios, nos aferramos al método del socialismo científico y seguimos el principio leninista del derecho de las naciones a la autodeterminación. Evaluamos el proceso actual desde esta perspectiva. En lugar de la supuesta solución, filtrada solo parcialmente mediante conversaciones diplomáticas secretas, vemos la verdadera solución en la limpieza de Asia Occidental de bases y tropas imperialistas y del estado pirata de Israel, en la Federación Socialista de Asia Occidental y el Norte de África, donde todos los pueblos puedan vivir en igualdad y libertad en sus territorios, libres del yugo colonial. Contrariamente a todos los sermones de la hegemonía posmodernista, la gran causa de la humanidad nunca terminará. Esa causa es la lucha por un mundo donde termine la servidumbre, se acabe la explotación de clase y reine la plena igualdad de naciones e idiomas. El lema de la Internacional Comunista, que marcó el siglo XX, también muestra el camino hacia la liberación en el siglo XXI: ¡Trabajadores de todos los países y pueblos oprimidos, uníos!

 

Comité Central del Partido de los Trabajadores Revolucionarios (DIP)

 

3 de marzo de 2025

Nota: puiblicado en español por Opción Obrera Venezuela

 

lunes, 10 de marzo de 2025

León Trotsky: nacionalismo y vida económica

 León Trotsky: nacionalismo y vida económica

León Trotsky (1934)

10 03 2025



[El artículo de Trotsky Nacionalismo y vida económica fue escrito en 1934*. Alguien habría dicho hace muchos años. Pero, a pesar de las nueve décadas transcurridas, parece mantener su relevancia. Las actuales sanciones económicas agresivas y los muros arancelarios de Trump y la guerra comercial y económica global tienen mucho en común con el salvaje pasado de entreguerras del siglo XX, dentro de las actuales condiciones cambiadas de la globalización capitalista en crisis. La guerra arancelaria, la intensificación de los armamentos militares, aderezadas con fuertes dosis de nacionalismo, preparan una vez más el terreno para un tercer Armagedón global.

La importancia, por supuesto, del artículo no radica en el conocimiento de las analogías y puntos en común de ese período con el actual, sino más bien en el método -materialista marxista- de estudiar los fenómenos socioeconómicos. Trotsky busca las leyes de la “mecánica económica”, analizando la situación global del capitalismo, la dialéctica de lo nacional y lo global, el surgimiento del nacionalismo en el período progresista y su transformación en el siglo XX en nacionalismo reaccionario. La inoculación de la vida económica con el veneno del cadáver del nacionalismo produce fascismo, conflictos militares y guerra mundial. En su “Mecánica económica”, Trotsky se centrará en la productividad del trabajo, que “en la esfera de la sociedad humana, tiene la misma importancia que la ley de la gravedad en la esfera de la mecánica”, así como en las críticas reaccionarias de ese período de alta tecnología. Cuestiones que aún hoy preocupan a los analistas…]


El fascismo italiano ha proclamado el “egoísmo sagrado” nacional como el único factor creativo. Después de reducir la historia de la humanidad a la historia nacional, el fascismo alemán procedió a reducir la nación a la raza y la raza a la sangre. Además, en aquellos países que políticamente no ascendieron –o más bien no descendieron– al fascismo, los problemas económicos están cada vez más comprimidos dentro de los marcos nacionales. No todos tienen el coraje de escribir abiertamente la palabra “Autoritarismo” en sus banderas. Pero en todas partes su política se dirige a la exclusión más hermética posible de la vida nacional de la economía global. Hace apenas 20 años, todos los libros de texto enseñaban que el factor más poderoso en la producción de riqueza y cultura es la división mundial del trabajo, que se encuentra en las condiciones naturales e históricas del desarrollo de la humanidad. Ahora se revela que el intercambio global es la fuente de toda miseria y de todos los peligros. ¡A toda velocidad rumbo a la patria! ¡De regreso a la casa nacional! No sólo debemos corregir el error del almirante Perry,** que provocó la ruptura del "autoritarismo" del Japón, sino también debemos corregir el error mucho mayor de Cristóbal Colón, que dio como resultado que el ámbito de la civilización humana se expandiera de manera tan inconmensurablemente.

El valor inviolable de la nación, descubierto por Mussolini y Hitler, se plantea ahora contra los falsos valores del siglo XIX: la democracia y el socialismo. Y aquí también llegamos a una contradicción irreconciliable con los viejos valores y, peor aún, con los hechos indiscutibles de la Historia. Sólo la ignorancia maliciosa puede crear un enfrentamiento agudo entre la nación y la democracia liberal.

De hecho, todos los movimientos de liberación de la historia moderna, empezando por la lucha holandesa por la independencia, tuvieron un carácter tanto nacional como democrático. El despertar de las naciones oprimidas y desmembradas, su lucha por unir a sus miembros mutilados y sacudirse el yugo extranjero, sería imposible sin la lucha por la libertad política. La nación francesa se consolidó en medio de las tormentas y los problemas de la revolución democrática en Occidente en el siglo XVIII. Las naciones italiana y alemana surgieron de una serie de guerras y revoluciones en el siglo XIX. El poderoso crecimiento de la nación estadounidense, que recibió su bautismo de libertad con su levantamiento en el siglo XVIII, fue finalmente asegurado por la victoria del Norte sobre el Sur en la Guerra Civil. Ni Mussolini ni Hitler son los inventores de la Nación. El patriotismo, en su sentido moderno -o más correctamente en su sentido burgués- es producto del siglo XIX. La conciencia nacional del pueblo francés es quizás la más conservadora y la más estable de todas. Y hasta el día de hoy se nutre de las fuentes de las tradiciones democráticas.

Sin embargo, el desarrollo económico de la humanidad, que trastocó las peculiaridades de la Edad Media, no se detuvo en los marcos nacionales. El desarrollo del intercambio global tuvo lugar en paralelo con la formación de las economías nacionales. La tendencia de este desarrollo -al menos para los países desarrollados- encontró su expresión en el desplazamiento del centro de gravedad del mercado interno al externo. El siglo XIX se caracterizó por la fusión del destino nacional con el destino de su vida económica. Pero la tendencia básica de nuestro siglo es la creciente contradicción entre la nación y la vida económica. En Europa esta contradicción se ha vuelto insoportablemente aguda.

El desarrollo del capitalismo alemán tuvo el carácter más dinámico. A mediados del siglo XIX, el pueblo alemán estaba encerrado en las jaulas de varias docenas de patrias feudales. Menos de cuatro décadas después de la creación del Imperio Alemán, la industria alemana se estaba asfixiando dentro del marco del Estado-nación. Una de las principales causas de la Primera Guerra Mundial fue la lucha del capital alemán por abrirse a un espacio más amplio. Hitler luchó como un cabo en 1914-18, no para unificar a la nación alemana, sino en nombre de un programa imperialista supranacional expresado en la famosa fórmula: “¡Organizad Europa!”. Una Europa unificada bajo el dominio del militarismo alemán se convertiría en el campo de pruebas de una empresa mucho mayor: la organización de todo el planeta.

Pero Alemania no fue una excepción. Lo único que expresó, en una forma mucho más intensa y agresiva, fue la tendencia de todas las demás economías capitalistas nacionales.

El conflicto entre estas tendencias desembocó en la guerra. Es cierto que la guerra, como todos los grandes trastornos de la historia, planteó diversas cuestiones históricas y, de paso, dio impulso a las revoluciones nacionales de las partes más atrasadas de Europa: la Rusia zarista y Austria-Hungría. Pero esto fue sólo el eco tardío de una era que ya había pasado. Esencialmente, la guerra fue de naturaleza imperialista. Con métodos letales y bárbaros intentó resolver un problema de desarrollo histórico progresivo: el problema de organizar la vida económica en todo el escenario preparado por la división mundial del trabajo.

No hace falta decir que la guerra no encontró la solución a este problema. Al contrario, individualizó aún más a Europa. Profundizó la interdependencia de Europa y América, al mismo tiempo que profundizó la competencia entre ellos. Dio impulso al desarrollo independiente de los países coloniales y al mismo tiempo exacerbó la dependencia de los centros metropolitanos de los mercados coloniales. Como consecuencia de la guerra, todas las contradicciones del pasado se exacerbaron.

En los primeros años después de la guerra, uno podía hacer la vista gorda, mientras Europa, con la ayuda de Estados Unidos, estaba ocupada reconstruyendo su economía, que había sido destruida de arriba a abajo. Pero la restauración de las fuerzas productivas significó inevitablemente el resurgimiento de todos los males que habían conducido a la guerra. La crisis actual, que es la síntesis de todas las crisis capitalistas del pasado, significa ante todo la crisis de la vida económica nacional.

La Sociedad de Naciones intentó traducir del lenguaje del militarismo al lenguaje de los acuerdos diplomáticos la tarea que la guerra había dejado pendiente. Tras el fracaso de Ludendorff al intentar "organizar Europa" con la espada, Briand intentó crear "los Estados Unidos de Europa" con la dulce elocuencia de la diplomacia. Pero la interminable serie de conferencias políticas, económicas, bursátiles, monetarias y arancelarias sólo sirvieron para desplegar el panorama de la bancarrota de las clases dominantes ante la urgente y candente tarea de nuestro tiempo.

En teoría, esta tarea puede formularse así: ¿cómo garantizar la unidad económica de Europa manteniendo al mismo tiempo la completa libertad de desarrollo cultural de los pueblos que allí habitan? ¿Cómo puede una Europa unificada incluirse en una economía global coordinada? La solución a esta cuestión no pasa por la deificación de la nación, sino, por el contrario, por la completa liberación de las fuerzas productivas de las cadenas que les impone el Estado-nación. Sin embargo, las clases dominantes de Europa, desanimadas por la bancarrota de los métodos militaristas y diplomáticos, hoy afrontan la tarea desde el lado opuesto, es decir, intentan subordinar por la fuerza la economía al obsoleto Estado-nación. El mito del lecho de Procusto se reproduce a gran escala. En lugar de abrir un espacio lo suficientemente amplio para las empresas tecnológicas modernas, los gobernantes están desmembrando el organismo vivo de la economía.

En un reciente discurso programático, Mussolini saludó la muerte del “liberalismo económico”, es decir, el reinado de la libre competencia. La idea en sí no es nueva. La era de los trusts, sindicatos y cárteles ha dejado desde hace tiempo de lado la libre competencia. Pero los trusts son aún más incompatibles con los mercados nacionales limitados que las empresas del capitalismo liberal. Los monopolios devoraron la competencia hasta tal punto que la economía global subyugó al mercado nacional. El liberalismo económico y el nacionalismo económico fueron superados simultáneamente. Los intentos de salvar la vida económica inoculándola con el veneno del cadáver del nacionalismo dan como resultado el envenenamiento de la sangre llamado fascismo.

La humanidad, en su trayectoria histórica ascendente, está impulsada por la necesidad de adquirir la mayor cantidad posible de bienes con el menor gasto de trabajo. Esta base material del desarrollo cultural proporciona también el criterio más profundo para evaluar los regímenes sociales y los programas políticos. La ley de la productividad del trabajo en la esfera de la sociedad humana tiene el mismo significado que la ley de la gravedad en la esfera de la mecánica. La desaparición de las antiguas formaciones sociales no es otra cosa que la manifestación de esta dura ley que determinó la victoria de la esclavitud sobre el canibalismo, del feudalismo sobre la esclavitud, del trabajo asalariado sobre el feudalismo. La ley de la productividad del trabajo encuentra su camino, no en línea recta, sino de manera contradictoria, con explosiones y sacudidas, saltos y zigzags, superando barreras geográficas, antropológicas y sociales en su camino. Ésta es también la razón de tantas "excepciones" en la Historia, que en realidad no son más que refracciones específicas de la "regla".

En el siglo XIX, la lucha por una mayor productividad laboral adoptó principalmente la forma de libre competencia, que mantenía el equilibrio dinámico de la economía capitalista a través de fluctuaciones cíclicas. Pero, precisamente debido a su papel progresista, la competencia condujo a una monstruosa centralización de trusts y sindicatos, y esto a su vez significó una centralización de las contradicciones económicas y sociales. La libre competencia es como una gallina que no tuvo un polluelo sino un cocodrilo. ¡No es de extrañar que no pueda lidiar con su pequeño!

El tiempo del liberalismo económico ha expirado. Cada vez con menos convicción, sus mohicanos invocan la interacción automática de fuerzas. Se necesitan nuevos métodos para lograr que los fideicomisos gigantes respondan a las necesidades humanas. Es necesario realizar cambios radicales en la estructura de la sociedad y de la economía. Pero los nuevos métodos entran en conflicto con los viejos hábitos y, lo que es infinitamente más importante, con los viejos intereses. La ley de la productividad del trabajo está chocando convulsivamente con las barreras que ella misma ha erigido. Esto es lo que está en el corazón de la gran crisis del sistema económico moderno.

Los políticos y teóricos conservadores, que no han logrado percibir las tendencias destructivas de la economía nacional e internacional, tienden a concluir que el desarrollo excesivo de la tecnología es la causa dominante de los males actuales. ¡Es difícil imaginar una paradoja más trágica! El político y financiero francés Joseph Cailloux ve la salvación en las restricciones artificiales al proceso de mecanización. Así, los representantes más ilustrados de la doctrina liberal de repente encuentran su inspiración en los sentimientos de aquellos trabajadores ignorantes que rompieron los telares hace más de 100 años. La tarea progresiva de cómo adaptar el ámbito de las relaciones económicas y sociales a la nueva tecnología se invierte y se presenta como el problema de cómo limitar y restringir las fuerzas productivas para que encajen en el antiguo ámbito nacional y en las viejas relaciones sociales. A ambos lados del Atlántico se está consumiendo mucha materia gris en los intentos de resolver el problema imaginario de cómo volver a meter el cocodrilo dentro del huevo de gallina. El nacionalismo económico ultramoderno está definitivamente condenado por su propio carácter reaccionario. Retrasa y degrada las fuerzas productivas del hombre.

Las políticas de economía cerrada implican la restricción artificial de aquellos sectores de la industria que pueden fertilizar con éxito la economía y la cultura de otros países. También suponen una implantación artificial de aquellas industrias que no cuentan con condiciones favorables para su desarrollo en el territorio nacional. El mito de la autosuficiencia económica genera enormes costos adicionales en dos direcciones. A esto se suma la inflación. Durante el siglo XIX, el oro, como medida universal de valor, se convirtió en la base de todos los sistemas monetarios importantes. Alejarse del patrón oro desgarra la economía con más éxito que los muros arancelarios. La inflación, expresión en sí misma de relaciones internas perturbadas y de vínculos económicos rotos entre naciones, intensifica la desorganización y ayuda a transformarla de funcional a orgánica. Así, el sistema monetario "nacional" es la culminación del oscuro trabajo del nacionalismo económico.

Los representantes más francos de esta escuela se consuelan con la perspectiva de que la nación, al tiempo que se empobrece bajo una economía cerrada, se volverá más "unificada" (Hitler) y que, a medida que disminuya la importancia del mercado mundial, también disminuirán las causas de los conflictos externos. Tales esperanzas sólo demuestran que la doctrina del autoritarismo es reaccionaria y absolutamente utópica. El hecho es que las cunas del nacionalismo son también laboratorios de terribles conflictos en el futuro. Como un tigre hambriento, el imperialismo se ha acurrucado en su guarida nacional, para reunir fuerzas para un nuevo salto.

De hecho, las teorías del nacionalismo económico, que parecen basarse en las leyes “eternas” de la raza, simplemente muestran cuán desesperanzada es en realidad la crisis global: un ejemplo clásico de cómo convertir la dura necesidad en honor. Temblando en los bancos desnudos de alguna pequeña estación remota, los viajeros de un tren destartalado pueden asegurarse estoicamente que las comodidades terrenales corrompen el cuerpo y el alma. Pero todos sueñan con un tren que los lleve a un lugar donde puedan estirar sus cuerpos cansados ​​entre dos sábanas limpias. La preocupación inmediata del mundo empresarial en todos los países es mantenerse, sobrevivir de algún modo, aunque sea en coma, en el duro lecho del mercado nacional. Sin embargo, todos estos estoicos involuntarios sueñan con el motor todopoderoso de un nuevo "sindicato" global, una nueva fase económica.

¿Vendrá? Las previsiones se hacen difíciles, si no completamente imposibles, debido a la actual perturbación de todo el sistema económico. Los antiguos ciclos industriales, como los latidos del corazón de un cuerpo sano, tenían un ritmo constante. Desde la guerra, ya no observamos la sucesión normal de fases económicas. El corazón envejecido tiene arritmia. A esto se suma la política del llamado “capitalismo de Estado”. Empujados por intereses ansiosos y peligros sociales, los gobiernos invaden el sector económico con medidas de emergencia, cuyos resultados, en la mayoría de los casos, ellos mismos no pueden predecir. Pero, incluso si dejamos de lado la posibilidad de una nueva guerra, que perturbaría durante mucho tiempo tanto el trabajo elemental de las fuerzas económicas como los esfuerzos conscientes de control planificado, podemos, sin embargo, prever con certeza el punto de inflexión de la crisis y la depresión a una reactivación, ya sea que los síntomas favorables presentes en Inglaterra y en cierta medida en los Estados Unidos resulten más tarde ser las primeras golondrinas que no trajeron la primavera, o no. La obra destructora de la crisis debe llegar al punto –si no lo ha llegado ya– en que la humanidad empobrecida necesite una nueva masa de bienes. Las chimeneas humearán, las ruedas girarán. Y cuando la revitalización haya progresado lo suficiente, el mundo empresarial se sacudirá de su letargo, olvidará inmediatamente las lecciones de ayer y desechará con desprecio las teorías de la abnegación, junto con sus inspiradores.

Sin embargo, sería un gran engaño esperar que la magnitud de la inminente reactivación corresponda a la profundidad de la crisis actual. En la infancia, en la madurez, en la vejez, el corazón late a un ritmo diferente. Durante el ascenso del capitalismo, las crisis sucesivas tuvieron un carácter transitorio y la caída temporal de la producción fue más que compensada en la etapa siguiente. Esto ya no es así. Hemos entrado en una era en la que los períodos de reactivación económica son de corta duración, mientras que los períodos de recesión son cada vez más profundos. Las vacas flacas devoran a las vacas gordas sin dejar rastro, y aun así siguen sufriendo hambre.

Todos los estados capitalistas, una vez que el barómetro económico comience a subir, se volverán aún más agresivamente impacientes. La competencia por los mercados extranjeros se intensificará a un grado sin precedentes. Las ideas piadosas sobre las ventajas de la autocracia serán dejadas de lado y los planes sensatos para la armonía nacional serán arrojados a la basura. Esto se aplica no sólo al capitalismo alemán con su dinamismo explosivo o al tardío y codicioso capitalismo japonés, sino también al capitalismo estadounidense, que sigue siendo todopoderoso, a pesar de sus nuevas contradicciones.

Estados Unidos representó el tipo más perfecto de desarrollo capitalista. El equilibrio relativo de su mercado interno y aparentemente inagotable aseguró a Estados Unidos una superioridad técnica y económica decisiva sobre Europa. Pero su intervención en la guerra mundial fue en realidad una expresión del hecho de que su equilibrio interno ya estaba perturbado. Los cambios que la guerra introdujo en la estructura estadounidense, a su vez, plantearon una cuestión de vida o muerte para el capitalismo estadounidense en el escenario mundial. Hay amplia evidencia de que esta entrada debe tomar formas extremadamente dramáticas.

La ley de la productividad del trabajo tiene importancia decisiva en las relaciones mutuas entre América y Europa y, en general, para determinar la posición futura de los Estados Unidos en el mundo. Esta forma más elevada que los yanquis dieron a la ley de productividad del trabajo se llama producción en cadena, estandarizada o en masa. Parece que se ha encontrado el punto desde el cual la palanca de Arquímedes podría poner el mundo patas arriba. Pero el viejo planeta se niega a darse vuelta. Cada uno se defiende de todos, protegiéndolos con un muro aduanero y una valla de bayonetas. Europa no compra bienes, no paga deudas y además se arma. Con cinco lamentables divisiones, el hambriento Japón ocupa un país entero. La técnica más avanzada del mundo de repente parece impotente ante obstáculos basados ​​en una técnica mucho inferior. La ley de la productividad laboral parece estar perdiendo su poder.

Sin embargo, esto sólo sucede aparentemente. La ley básica de la historia humana debe inevitablemente vengarse de los fenómenos derivados o secundarios. Tarde o temprano, el capitalismo estadounidense deberá abrirse paso a lo largo y ancho de todo nuestro planeta. ¿Con qué métodos? Con TODOS los métodos. Un alto coeficiente de productividad implica también un alto coeficiente de poder destructivo. ¿Me estoy convirtiendo en un heraldo de guerra? En absoluto. No me voy a convertir en predicador por nada. Sólo intento analizar la situación global y sacar conclusiones de las leyes de la mecánica económica. No hay nada peor que la cobardía intelectual que da la espalda a los hechos y las tendencias cuando contradicen ideales o prejuicios.

Sólo en el contexto histórico del desarrollo global podemos darle al fascismo el lugar que le corresponde. No contiene nada creativo, nada independiente. Su misión histórica es reducir la teoría y la práctica del impasse económico al absurdo.

En su época, el nacionalismo democrático hizo avanzar a la humanidad. Incluso ahora, todavía es capaz de desempeñar un papel progresista en los países coloniales del Este. Pero el nacionalismo fascista degenerado, que prepara erupciones volcánicas y conflictos volcánicos en la arena mundial, no trae nada más que ruinas. Todas nuestras experiencias en este sentido a lo largo de los últimos veinticinco o treinta años parecerán una introducción idílica comparada con la música del infierno que nos espera. Durante todo este tiempo no hemos tenido un declive económico temporal, sino una devastación económica completa, así como la destrucción de toda nuestra cultura, en el caso de que la humanidad trabajadora y pensante se muestre incapaz de tomar a tiempo las riendas de sus propias fuerzas productivas y de organizar adecuadamente estas fuerzas a escala europea y mundial.

Traducción: Katerina Matsa

* Escrito:1934.
Primera publicación: Foreign Affairs , abril de 1934. Fuente: Lucha de clases, órgano oficial de la Liga Comunista de Lucha (adherida a la Oposición de Izquierda Internacional), vol. 4, núm. 9-10, octubre de 1934.
Reimpreso: del Arsenal del Marxismo, Cuarta Internacional , vol. 17, núm. 2 , invierno de 1956, págs. 18-21.
Versión en línea: Vera Buch & Albert Weisbord Internet Archive. Transcripción/Marcado HTML:Albert Weisbord Internet Archive/David Walters.

https://www.marxists.org/archive/trotsky/1934/xx/nacionalismo.htm

El texto es republicado por la revista Revolutionary Marxist Review, revista política teórica bimensual del Comité Central. de EDE, abril de 1981, No. 22 – 23.

La EDE (Unión Internacionalista del Trabajo) fue la precursora del Partido Revolucionario de los Obreros (EEK-trotskistas). La publicación no menciona el nombre del traductor, pero lo más probable es que se trate de Katerina Matsa, quien era la gerente informal de la revista. La presente traducción tiene en dos puntos dos frases que no están contenidas en la traducción al inglés del texto de Trotsky disponible en https://www.marxists.org/archive/trotsky/1934/xx/nationalism.htm . Al parecer se utilizó el texto “original” en inglés o su traducción al francés.

En la presente versión, el texto fue mecanografiado y corregido en partes de la traducción por Savvas Stroumbos , mientras que Thodoros Koutsoubos contribuyó a la traducción y edición .

* Matthew Calbraith Perry (10 de abril de 1794 - 4 de marzo de 1858); fue un oficial de la Marina de los Estados Unidos, comandante de flota en varias guerras, incluida la Guerra Anglo-Americana de 1812 y la Guerra México-Estadounidense (1846-1848). Bajo su liderazgo y con la amenaza de las armas, Estados Unidos puso fin al aislacionismo de Japón con la firma del tratado de Kanagawa en 1854.

Nota: este artículo salió en el periódico Nueva Perspectiva (Néa Prooptikí) de los camaradas del EEK de Grecia, por considerarlo como soporte teórico para comprender la situación actual de exacerbación nacional en la mayoría de los países imperialistas y las cegueras de la izquierda, lo reproducimos en español. 

Opción Obrera

 


lunes, 3 de marzo de 2025

Y después de Trump ¿Qué?

 Y después de Trump ¿Qué?

El capitalismo no tiene solución positiva, Trump, su comitiva y sus métodos gansteriles nos conducen a la barbarie, la única vía o alternativa es responder a “La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional”

El hombre en el cruce del camino Mural de Diego Rivera

Nota previa necesaria: con los aciertos, errores y ausencias de esta nota, sería similar a todos los demás escritos que claman de forma abstracta y no por eso menos brillante por la IV Internacional, sin proponer algo concreto por mínimo que sea para destrabar esta parálisis.

Hacemos un llamado a responder ¿cómo avanzamos sobre la reconstrucción de la IV Internacional desde ahora? Tenemos la ventaja de acceder e intercambiar por la red la inquietud sobre esto, el idioma es una traba inicial, pero solucionable, insistimos desde Venezuela hacer algo de común acuerdo. Rechazamos el debate como ejercicio escolástico, lo soportamos sí concluye en propuestas concretas. Nuestro correo porlaivinternacional@gmail.com, empecemos a crear una tribuna publica con el fin de aterrizar con algo en una fecha cercana

 

Sumido en una gigantesca crisis económica, el gobierno de los EEUU, expresa a través de las medidas tomadas por Trump su desesperación y su inevitable hundimiento. Trump no es el mejor representante para tratar de salir favorablemente ante tan terrible situación, él representa la respuesta amenazante que no es la mejor, por el contrario será peor, en el intento de rehacer grande a su país, más bien va encaminado a su destrucción, por la fuerza tratan de continuar su hegemonía con los medios más brutales sobre los trabajadores e inmigrantes dentro de EEUU, y hacia afuera, el exterminio de poblaciones enteras, en fin, pone en riesgo a todos, desde cataclismos por la contaminación, la crisis climática, hasta el peligro de guerra nuclear.

En la perspectiva de la economía los números no dan, baja de impuestos a las élites para que revitalicen la economía, al mismo tiempo que deshacen los presupuestos sociales sobre todo la salud, mientras aumenta el gasto militar, fomenta el negocio de las empresas que no producen para las necesidades vitales, como las criptomonedas y las 7 magníficas (las tecnológicas), todo esto sumado a una insolucionable crisis presupuestaria junto al inevitable e inmenso endeudamiento, déficit comercial, el atraso en cantidad y calidad del material bélico respecto a su rivales comerciales y políticos. Sin lugar a dudas, su gestión acabará en el mayor fracaso. 

Las obligaciones legales internacionales que siempre han impuesto y hecho cumplir, se desbordan ante su decadencia, además se presentan como en realidad son y siempre han sido, una mampara para justificar sus atropellos, sus intereses por encima de cualquier otro, lo que se demuestra, es que no puede dar concesiones, o son ellos y su dominio sobre el mundo o no es nadie más.

Cualquier veleidad de sectores hasta llamados la izquierda de ilusiones en el entramado de contradicciones de los explotadores y esperar oportunidades o provecho por cualquier actitud de Trump y sus enviados, es hacerle un cumplido y peor, prestarse a que cometan sus atrocidades, en conclusión, los explotadores para apuntalar su autoridad, van en contra de la toda la civilización.

Socialismo o Barbarie

El “Orden Internacional” está resquebrado, fuera del exterminio, no tienen salida capitalista. Las organizaciones internacionales se descubren como entelequias, ya no guardan la compostura o la hipocresía. Al no haber solución favorable desde el capitalismo, será ineludible la barbarie, si no tenemos la posibilidad de nuestro lado de inclinar la balanza hacia el socialismo, lo cual no es posible por azar o de manera fortuita, sin embargo, tenemos algo importante a nuestro favor, las multitudes que salen a protestar o se sublevan contra la situación y los avances de la ultraderecha a los gobiernos. Por otra parte, en distintos países, sobre todo en Europa, donde hay toda una tradición de lucha, conquistas sociales, condición, sine qua non pero no suficiente.

Por lo tanto, para inclinar la balanza hacia los que luchamos, los que producimos, hacia los trabajadores, es necesario, primero, no esperar nada del llamado progresismo o izquierdas de todo tipo, que recurren a reflotar la agonía capitalista cada vez que un gobierno de derecha se agota, se vuelve un ciclo o círculo vicioso y catastrófico, lo segundo , solo podrá ser con la organización y un programa revolucionario, desde la perspectiva que se planteó con la creación de la IV Internacional.

Ahora bien, solo reconociendo que hasta ahora lo hemos estado haciendo mal o más claro, no hacemos algo significativo hacia ese fin, porque somos partidos, organizaciones o grupos nacionales de hecho y solo los días de fiesta se menciona la IV Internacional, tras muy buenos discursos. Consideramos que es el momento para reanudar la senda correcta, la única materialmente posible porque parte de las condiciones materiales como respuesta a la agonía de la sociedad capitalista

Es urgente un pronunciamiento sobre cómo responder ante la debacle tras Trump 2.0, o visto de otra forma ¿Después de Trump, Qué?, desde América Latina, desde Europa, desde donde tengamos a alguien quien nos replique, denunciando, fuera las bases militares extranjeras, no a los ejercicios militares en conjunto con las tropas gringas, ruptura no solo diplomática con el gobierno de Israel, sino romper todos los lazos y denunciar permanente y contundentemente los lazos vitales que permiten la existencia del estado de Israel.

En cuanto a Venezuela, denunciamos, la intervención de los gringos sobre Venezuela. En la situación actual donde la energía primaria es clave, juega un rol fundamental, no podemos ceder a Venezuela, no puede caer bajo las garras directas del imperialismo, entendiendo que además del medio oriente, es el único suministro real, concreto y suficiente a futuro para los gringos




Respecto al imperialismo ¿Qué alternativa ofrecemos? 

Por Frentes Único de los Trabajadores y por Frentes Únicos Antiimperialistas

A Trump, hay que calificarlo como el enemigo de toda la humanidad

La principal contradicción del gobierno de los Estados Unidos es China, pero para luchar contra las alianzas de Trump con los gobiernos de ultraderecha, de la derecha, hasta con los llamados progresistas, tenemos que ubicarnos y aprovechar  las grietas que se presentan en la situación mundial donde se encuentra Rusia luchando en Ucrania, prácticamente contra todo Occidente y su todavía OTAN, junto a todos los pueblos del "sur global", los africanos, el cercano oriente, China, así como los mismos trabajadores de los países del norte global, ahora que también se recrudecen la acciones contra ellos.

Asimismo, entre el imperialismo y el antiimperialismo hay muchos grises, mucha izquierda se acomoda desde su poltrona antimperialista, esperando que los otros les demuestren su certificado de antimperialista 

China no solo no es imperialista, sino que aún no se completa la restauración capitalista, he aquí su atolladero, como también para Rusia, a condición de aceptar transformarse en semicolonias del imperialismo como era antes de las revoluciones sociales dirigidas por los maoístas y bolcheviques, respectivamente, cuestión que hay que evitar estratégicamente. Ahora bien, nos corresponde combinar una triple lucha, contra el imperialismo, contra toda la gama de gobiernos capitalistas que van desde los incondicionales al imperialismo como los que tienen fuertes roces con él y contra la burocracia restauracionista desde Cuba hasta China,

Hay que aprovechar estos momentos, a pesar de las limitaciones, e ir indicando el camino, tras el gobierno de los trabajadores, indefectiblemente por socialismo, todo lo demás es distracción, verso, desgaste y lleva a la derrota.

I Se necesita una dirección política revolucionaria cuartainternacionalista, no nacional

Es un reto histórico el que tenemos planteado en contra de la escoria que gobierna a EEUU y sus aliados fascistas, como respuesta frente a los que nos llevan a la barbarie, ante cualquier vía, sea cual sea, desde un resultado electoral o la lucha más encarnizada, más allá de la amenaza real de los trabajadores contra el dominio global en contra el imperialismo, queremos convertirnos en sus sepultureros

No sigamos pagando la crisis

Por un Gobierno de los Trabajadores

Por los Estados Unidos Socialistas de América latina y el Caribe.

Por la Unión Socialista de Europa

Palestina libre desde el río hasta el mar, por una república laica y democrática, por un solo Estado

Por la derrota de la OTAN en Ucrania

Autodeterminación de los pueblos no a la intervención imperialista

No a la restauración capitalista en la federación Rusa, China, Cuba, Vietnam

II Construyamos la unidad de los trabajadores en base a los siguientes puntos:

Sobre los trabajadores

Salario mínimo vital, que cubra la Canasta Básica Familiar Indexado a la inflación, cumplimiento de las escalas salariales, de los tabuladores.

Estricto cumplimiento de las condiciones de trabajo y seguridad laboral que amparan a los trabajadores

No a tercerización del trabajo, igual trabajo igual salario, respeto a la jornada laboral pago de horas extras diurnas, nocturnas, días feriados y días de descanso.

Contra la burocracia y la casta militar, control de los trabajadores sobre la producción y los libros contables  de todas las empresas, incluyendo las de servicios. Elección de representantes aprobados por asambleas, incluidas las propuestas, la entrega de cuentas permanente y tiempo de mandato 

Recuperación de fábricas cerradas con control obrero

No requerimos de patronos ni jefes para la explotación, vamos contra el poder burgués

Restablecimiento de la contratación colectiva, por el rescate del derecho a huelga y la libertad sindical.

Llevando a la práctica, a través del trabajo, desde el conocimiento más complejo hasta su elaboración más detallada y perseverante, somos quienes creamos, quienes producimos todo.

 Sobre las comunidades

Por un plan para resolver la falta de servicios a las comunidades con fechas concretas, asignaciones, presupuesto, empleos, nada de secretos para el pueblo.

Por el Suministro pleno de Gas - Energía Eléctrica – Agua potable - Telefonía e Internet, Transporte y remoción de Desechos Sólidos y Aguas Servidas

Sobre la Salud y la Educación

Por la solución integral educativa y sanitaria

Por el respeto y cumplimiento de todas las demandas de los trabajadores de estos sectores

Por la adecuación de todas las instalaciones sanitarias y educativas con plena dotación de insumos y equipos

Sobre los Derechos Humanos

Contra la criminalización de la protesta laboral, popular y de los pueblos originarios.

Libertad a los trabajadores presos por reclamar mejoras de condiciones de trabajo y salarios

Abolición de todos los decretos, memorandos e instructivos antiobreros.

Por autodeterminación de los pueblos originarios, el respeto a su identidad y su autonomía ante el estado

Por la asistencia integral y no discriminatoria de los inmigrantes, iguales derechos para todos

Nacionalización del comercio exterior y de las empresas estratégicas, bajo control obrero democrático


Opción Obrera

03 marzo 2025

 

domingo, 2 de marzo de 2025

El enemigo de Rusia no es Ucrania es el imperialismo yanqui y la OTAN

 El enemigo de Rusia no es Ucrania es el imperialismo yanqui y la OTAN


Ahora se “dan cuenta” que Rusia tenía y tiene razones legítimas para considerar las intenciones de la OTAN como una amenaza para su seguridad, además denuncian el peligro de una “Tercera Guerra Mundial”. Si seguimos este hilo, Ucrania engañó a la OTAN (Occidente le llaman) y puede intensificar el riesgo de una hecatombe nuclear, por otro lado esperan la sensatez de Putin, mientras no avance la frontera de la OTAN de su estado actual.

Todo este argumento, tiene lógica obedeciendo la situación no reconocida de su derrota, de la OTAN, en este conflicto, originado por ellos a intentar cercar la frontera de Rusia a través de Ucrania y muchos otros intentos como el de Georgia, aún más, no pueden detener la acelerada crisis económica que padecen, toda Europa y los EEUU, ahora que se pelean por descargar las pérdidas, uno sobre los otros, donde por ahora EU lleva la peor parte debido a su fragmentación, sin embargo en última instancia será sin duda EEUU, la que tiene en perspectiva todas las de perder, por sus condiciones internas de  deuda y déficit fiscal. Ante todo esto es crucial resaltar el papel de Putin, aspirando el reconocimiento de Rusia a su desarrollo capitalista, lo cual es imposible, sin aceptar las reglas de los EEUU en el mercado mundial.

Todo esto, presagia que no habrá paz duradera, sobre todo de acuerdo a los planes de EEUU de frenar su debacle por los medios que sea, como lo pretende el clan de Trump. Es este el escenario, sobre el cual los trabajadores se deben situar para proporcionar resistencia y pasar a la ofensiva, en contra del dominio del capital

José Capitán 

Opción Obrera Marzo 2025

sábado, 15 de febrero de 2025

Plan de perspectivas internacionales para la XIX Conferencia de EEK

 Plan de perspectivas internacionales para la XIX Conferencia del EEK

Ergatiko Epanastatiko Komma EEK 

Partido Revolucionario de los Trabajadores - Grecia

[este articulo está publicado en la página web del periodico Nueva Perspectiva de  los camaradas griegos,  lo publicamos en español para difundirlo, vista su calidad e importancia respecto a la crítica situación mundial, para comprenderla y responder revolucionariamente]




1 . El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos no es una repetición de su primer mandato en la Casa Blanca. Marca un salto cualitativo en los trastornos políticos, geopolíticos, económicos y sociales globales de nuestro tiempo, la crisis global no resuelta del capitalismo desde el colapso de 2008 y su avanzada decadencia imperialista.

Desde el primer momento de la entronización de Trump en la cima del poder, con una tormenta de decretos y medidas presidenciales de emergencia, declaró la guerra a todo, tanto a los hasta ahora "aliados" de Estados Unidos como a sus viejos y nuevos enemigos, en todos los continentes y dentro del país, como única forma de superar el declive de la hegemonía global estadounidense e imponer una nueva Pax Americana a través del fuego, el hierro y el chantaje gángster a los vasallos y esclavos coloniales.

Esta nueva Pax Americana en el mundo, y no la limitación y el encierro en un estrecho aislacionismo nacional, se sirve de la retirada de acuerdos internacionales, como los del clima, y ​​de organizaciones, como la Organización Mundial de la Salud, el boicot a la ONU, las sanciones de la Corte Penal Internacional por la decisión que tomó contra Netanyahu y contra el genocidio en Gaza, las amenazas y el acoso contra todos como si el resto del mundo fuera un lejano Oeste. Como dijo uno de los colaboradores más cercanos de Trump: "Dispara primero, pregunta después".

Mientras continúa la caída hacia un Armagedón de tercera guerra mundial, ha comenzado una guerra global de aranceles destructivos, primero contra Canadá, México y China, a la que seguirá inmediatamente la Unión Europea, el principal socio económico y comercial de Estados Unidos y aliado de la OTAN. Los países de América Latina y los BRICS también están en la mira, siempre y cuando no se sometan a las necesidades y exigencias de la política “América Primero”. La guerra económica va acompañada de la amenaza abierta de una guerra “caliente”, de una intervención militar, junto a monstruosas reivindicaciones de anexión territorial en todas partes del planeta: desde la Groenlandia Ártica y Canadá, que será absorbido como el “51º Estado americano”, hasta el Canal de Panamá.

La arrogancia llegó a los extremos de la monstruosidad, la estupidez y la vulgaridad cuando el presidente americano de los multimillonarios exigió que la martirizada y heroica Gaza, lugar del genocidio del pueblo palestino arrasado por los sionistas, después de una limpieza étnica y con los palestinos desarraigados de su tierra, fuera entregada como propiedad inmobiliaria a la “propiedad americana a largo plazo”, para convertirse en… ¡“La Riviera del Mediterráneo”!

El "pacificador" que se jactó durante la campaña electoral de que pondría fin a las "guerras interminables" del imperialismo estadounidense con sus representantes locales en Medio Oriente y Ucrania, ahora está sembrando estragos en todas partes para cosechar guerras, levantamientos y revoluciones.

2 . La distópica "política de Trump 2.0" -con un "copresidente" no electo en Elon Musk, el capitalista más rico del planeta, y el apoyo de toda la oligarquía de los gigantes tecnológicos de Silicon Valley- no se limita a sembrar el caos en un mundo ya en llamas. Siembra el caos dentro de la propia América capitalista en decadencia, que está profundamente dividida social, económica y políticamente.

Aunque Trump y el Partido Republicano, ahora agrupados en torno a él, controlan las instituciones centrales del poder ejecutivo, legislativo y judicial –el gobierno, el Congreso y la Corte Suprema–, están pisoteando brutalmente todo el orden liberal constitucional y legal existente en un violento cambio de régimen, en un peculiar “cesarismo”, como lo llaman descaradamente, con características abiertamente fascistas.

La turba de golpistas fascistas instigada por Trump que ocupó el Capitolio el 6 de enero de 2021 está siendo liberada de prisión y compensada, mientras que sus perseguidores, agentes federales, policías y jueces, están siendo procesados.

El artículo 14 de la Constitución estadounidense, que otorga ciudadanía a cualquier niño nacido en Estados Unidos, está siendo violado al ser eliminado, por orden presidencial de emergencia, como parte de la violenta operación para expulsar del país a 11 millones de inmigrantes-refugiados que están siendo deportados encadenados como "ilegales", como "criminales" y "terroristas", enviados a prisiones, incluidas las del voluntario presidente fascista de El Salvador, o a un campo de concentración en el famoso infierno de Guantánamo.

El racismo se intensifica al abolir los derechos basados ​​en el género, la raza y la orientación sexual.

Los pretorianos del presidente y los secuaces de Musk designados como DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental) intentaron invadir todas las cuentas federales, promoviendo despidos masivos de disidentes y billones de dólares en recortes, aun cuando el gasto fue finalmente aprobado por el Congreso de acuerdo con la Constitución, provocando una crisis constitucional. Afirmaban que todas las decisiones del poder legislativo debían subordinarse a las “prioridades presidenciales” (!), una versión estadounidense del Führerprinzip nazi. No es casualidad, además, que Musk haya saludado a los presentes en la toma de posesión del presidente con el saludo nazi, intervenga en las elecciones alemanas apoyando fanáticamente al partido nazi AfD y llame a la formación de una "Internacional" negra de fascistas ultranacionalistas en Europa y otros continentes. No fue sólo simbólico que entre los invitados oficiales a la entronización se encontraran estrellas del fascismo internacional como Meloni, Zemmour o Milei. Tampoco fue casualidad que los dirigentes europeos del fascismo se entusiasmaran posteriormente con la concentración en Madrid convocada por el partido abiertamente fascista español VOX, donde pidieron a la UE que implementara la política contrarrevolucionaria de Trump en todos los campos. Incluso dentro de Rusia, el patriarca del fascismo más negro, Alexander Dugin, saludó la victoria y cantó el himno de su homólogo estadounidense en la Casa Blanca.

La negación voluntaria de la catástrofe climática que se acelera y la abolición de las medidas (mínimas) para abordarla, el nombramiento del antivacunas, el "desinfectado" Kennedy como Secretario de Salud y la insistencia en la política antivacunas que se cobró más de 3 millones de vidas estadounidenses en la pandemia de Covid durante la primera presidencia de Trump, la campaña general contra la llamada "cultura woke", tienen como objetivo cultivar los prejuicios más oscurantistas, la desorientación irracional y la movilización contrarrevolucionaria en una guerra de los pobres contra los más pobres en beneficio de la moderna oligarquía capitalista tecnofinanciera.

La mezcla heterogénea y contradictoria de los magnates de la tecnología avanzada y los partidarios plebeyos más atrasados ​​del trumpismo, las víctimas de la crisis del capitalismo que ven en MAGA su única salvación, remite a fenómenos similares del fascismo del siglo XX. Para salvar el sistema envejecido, en sus convulsiones, mezcla lo moderno con lo premoderno y lo antimoderno, movilizando lo más reaccionario y bárbaro. Todas las “reservas de oscuridad, de ignorancia y de salvajismo”, señalaba Trotsky en 1933, todo el excremento que no fue expulsado del organismo social en la larga duración de la sociedad de clases, la sociedad capitalista, en tiempos de crisis y en la época de su decadencia: “vomita toda la barbarie no digerida”. Ésta es la fisiología del nacionalsocialismo ”.

Hoy, la turba movilizada por Trump combina toda la “oscuridad, ignorancia y salvajismo” acumulados del pasado, la fantasía de regresar a una grandeza pasada e inexistente, junto con el fetichismo tecnológico y un ataque abierto a la civilización.

Los pseudoteóricos del trumpismo hablan de un “movimiento neorreaccionario – NRx” o incluso de una “Ilustración Oscura” con la distopía de pesadilla de una sociedad iliberal que se habrá convertido en una Gran Empresa, una Gran Corporación con un Monarca CEO, Director General – ¡Dictador! (Véase Rana Foroohar, La extraña filosofía política que impulsa a Musk, Financial Times 2/10/2025)

A pesar de los rasgos comunes, analogías y diferencias obvias con el fascismo europeo del siglo pasado, el desastre trumpiano estadounidense tiene que lidiar no sólo con una falta de coherencia interna, sino también con una realidad completamente cambiada en el mundo y en los propios Estados Unidos a finales del primer cuarto del siglo XXI. La realidad de un capitalismo global en su avanzado crepúsculo que choca con la fantasía distópica de MAGA y la hace inalcanzable.

Trump no es más que el producto, la representación, el precursor y el acelerador del colapso del orden capitalista internacional, tal como existió en las décadas de hegemonía global imperialista estadounidense, después del fin de la Segunda Guerra Mundial y el fin de la Guerra Fría.

3 . Trotsky, analizando en profundidad y de manera oportuna el ascenso del capitalismo norteamericano a la hegemonía mundial en la era imperialista, tomando la posición de Gran Bretaña, mostró que Norteamérica, por su propia formación histórica, está obligada a basar su equilibrio interno en un equilibrio internacional. Todo derrocamiento del segundo derroca al primero. Con la actual crisis institucional que se desarrolla en Estados Unidos, el curso parece revertirse: la política MAGA, en lugar de hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande, como promete a algunos y amenaza a otros, está destruyendo todo equilibrio a nivel internacional y simultáneamente dentro del país, con una frenética huida hacia adelante –y hacia el caos.

Desde el principio, a pesar de su ventaja histórica y liderazgo económico sobre la envejecida y dividida Europa capitalista en Estados-nación, siempre estuvo permeada por contradicciones históricas: mientras Gran Bretaña adquirió la hegemonía global durante la era del ascenso del capitalismo, Estados Unidos la conquistó en la era imperialista de la declinación capitalista . Por ello fue y sigue siendo el punto más alto de desarrollo alcanzado por el modo de producción capitalista y al mismo tiempo, cada vez que se trastorna el equilibrio internacional del sistema, el centro de su crisis global.

Hay dos estrategias político-económicas que se presentaron en la época de la decadencia capitalista para prevenir tormentas como las del período de entreguerras: el keynesianismo y el neoliberalismo, en todas sus variantes. La hegemonía estadounidense se basó en ambos. Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la reconstrucción y expansión del capitalismo y la Guerra Fría se basaron en el edificio keynesiano de los Acuerdos de Bretton Woods, que se derrumbaron en 1971 y fueron acompañados por la "década roja" de luchas revolucionarias internacionales. Contra ellos y para la estabilización del sistema sacudido, al keynesianismo en bancarrota sucedió, desde 1980 y durante décadas, el contraataque del neoliberalismo y la globalización del capital financiero.

El punto culminante del contraataque fue el colapso de la Unión Soviética, fuente de desorientación generalizada. Dio origen al fantasma efímero del “fin de la Historia”, de la “victoria final del capitalismo liberal” y del “momento monopolista” de los EEUU, del monopolio americano sobre el planeta.

A la Hubris (arrogancia) le siguió la Ati (destrucción) de las guerras del imperialismo estadounidense y sus "aliados voluntarios" en Yugoslavia, Afganistán e Irak, hasta que llegó la Némesis sistémica: el Crash global de 2008 y la crisis global que, con todos los zigzags y choques sucesivos, continúa hasta el día de hoy sin resolverse y agravándose. Después del keynesianismo, el neoliberalismo también naufragó ante las contradicciones y el declive del sistema capitalista.

El vacío estratégico se llenó con tácticas de corto plazo con medidas de política fiscal y monetaria “heterogéneas” (“flexibilización cuantitativa”, paquetes de liquidez, etc.) que pronto resultaron contraproducentes, como ocurrió con el regreso de la inflación y la recesión después de la pandemia.

De este impasse estratégico surgió Trump, su precursor, seguidor y representante en Argentina, Milei con la motosierra, junto con la descuidada "estrategia" etiquetada como "liberticismo" o "anarcocapitalismo". No es más que el seudónimo del mismo neoliberalismo en quiebra que corre por ahí como un gallo loco y decapitado. El vacío estratégico sigue siendo aún más peligroso, como un “agujero negro” que se lo traga todo, incluido el propio Estados Unidos de Trump y Musk. Incluso los partidarios más poderosos del trumpismo en la oligarquía financiera estadounidense ya están preocupados por esta amenaza. Su portavoz, el Wall Street Journal, calificó la guerra arancelaria económica y comercial global declarada por Trump como la “ guerra comercial más estúpida de la historia ”. Sin abordar las causas estructurales del gigantesco déficit comercial estadounidense, reforzará las tendencias inflacionarias y, más precisamente, el aumento del coste de vida de la clase trabajadora que dio a Trump la mayoría electoral en noviembre de 2024.

La brecha de la desigualdad social ya se está volviendo abismal y con ella la fragmentación de la sociedad, a medida que se intensifican las tendencias desintegradoras centrífugas y la polarización, se intensifica la deslegitimación del sistema político y se agrava la crisis de gobernabilidad. Si en su primer mandato y pese a las condiciones de la pandemia, Trump se enfrentó al masivo y apasionado movimiento multirracial Black Lives Matter, ahora chocará inevitablemente con un gigantesco mundo del trabajo y de los nuevos pobres, incluidos aquellos que votaron por él y a quienes no tiene el alcance para ofrecer, ni siquiera temporalmente, la relativa estabilización económica de los primeros años después de 1933 que proporcionaron Hitler y el nazismo alemán.

La riqueza de los multimillonarios creció tres veces más rápido en 2024 que en 2023, en 2 billones de dólares, mientras que los salarios de los trabajadores han permanecido estancados durante años, en niveles anteriores a la crisis, con el salario mínimo por hora hoy en 7,25 dólares y los productos básicos extremadamente caros. La concentración excesiva de la riqueza se transmite fundamentalmente a través de la herencia y no a través del llamado “espíritu empresarial” en la mítica tierra del “sueño americano de oportunidades ilimitadas”. Desde esta posición privilegiada, gana poder en su enredo con el Estado y los monopolios de la economía. Es evidente el parasitismo de la parte más fuerte de la burguesía más poderosa del mundo y, en consecuencia, la decadencia misma de su sistema en América y en el mundo.

Las nuevas exenciones fiscales prometidas y preparadas por la actual administración Trump aumentarán el déficit presupuestario y, sobre todo, la gigantesca deuda federal estadounidense, que ha alcanzado los 36 billones de dólares y amenaza con un nuevo y aún peor colapso global.

En esencia, el capitalismo estadounidense es parasitario y absorbe la economía global, principalmente gracias al privilegio histórico de su moneda nacional, el dólar, como moneda de reserva global y dominando las transacciones globales, mientras que los bonos del gobierno estadounidense siguen siendo el último refugio en una crisis.

La obsesión de Trump con las criptomonedas e incluso la creación de una gran reserva con esta "moneda" ficticia, como lo han demostrado las caídas anteriores del bitcoin, no es más que una receta para el desastre. Además, a principios de año, el apresurado y masivo traslado de lingotes de oro por valor de 82.000 millones de dólares desde Londres a Nueva York muestra la brecha que separa el valor real encarnado en el oro con sus símbolos como moneda o burbujas digitales como las “criptomonedas”.

Los anuncios amenazantes de la administración Trump de que chantajeará para lograr un nuevo Acuerdo del Plaza, como el de 1985, obligando a otras economías capitalistas desarrolladas a revaluar sus monedas, como hizo Japón con el yen, y devaluando así el dólar en beneficio de las exportaciones estadounidenses, también contradicen la realidad cambiada, al igual que las otras fanfarronadas de la política de Trump 2.0. No sólo ningún país del Norte global quiere caer en el atolladero y la deflación en que se hundió Japón durante décadas, no sólo los Estados Unidos de hoy tienen a China como su primer competidor económico, no a Japón o Europa, sino que la globalización capitalista ya no está en 1985, en los primeros años de su impetuoso asalto a Reagan con el llamado "shock Volcker" provocado por el entonces presidente del Banco Central estadounidense. Estamos en la crisis más aguda de la globalización capitalista después del crack de 2008 y la “Tercera” o “Larga” Gran Depresión y las barreras a la reproducción ampliada del capital.

Las prácticas capitalistas, los conceptos ideológicos y los triunfalismos sobre la globalización de la década de 1990 han sufrido golpes catastróficos después de 2008. Esto no significa que la interconexión internacional de la economía mundial y el carácter global de la división del trabajo, que alcanzaron extremos en los últimos 40 años, hayan desaparecido. La globalización financiera choca con los límites del capital como relación social y lo hunde en la crisis.

El gangsterismo internacional de Trump, que chantajea y amenaza al mundo entero, que disuelve las relaciones con los socios de EEUU en América del Norte y hace estallar el hasta ahora "colectivo" Occidente, el nacionalismo económico extremo, pero también los intentos anteriores de desvincular o repatriar el capital (home-shoring), no pueden abolir el carácter global de la vida económica social de las fuerzas productivas, de la división del trabajo. Además del presidente-agente inmobiliario, el "copresidente de la oligarquía tecnológica", Musk nunca querría cerrar su fábrica en las afueras de Shanghai...

4 . La relativa recuperación y ventaja de la economía estadounidense sobre la Unión Europea, tras el shock de la pandemia, no se debe al llamado “excepcionalismo estadounidense”, sino a la situación mucho peor y debilidad de la Europa capitalista. La brecha con Estados Unidos se ha ido ampliando desde principios del siglo XXI y especialmente después del colapso global de 2008. Se agravó con el shock de la pandemia y especialmente el golpe energético al corazón industrial de la UE, Alemania, después de la guerra de la OTAN en Ucrania, el sabotaje al Nord Stream y la ruptura con Rusia. Los golpes llegan a un territorio europeo ya de por sí vulnerable económicamente, pues el capitalismo es incapaz de superar las barreras de los Estados nacionales e incluso de proceder a la unificación del mercado de capitales.

Las causas estructurales de la brecha con América en el período 2009-2019 son destacadas por Mario Draghi en su informe de septiembre de 2024 sobre “El futuro de la competitividad europea”. Lo reiteró en su discurso del 15 de diciembre de 2024: “La productividad, los ingresos, el consumo y la inversión han sido estructuralmente débiles en Europa desde el cambio de milenio y se han alejado significativamente de los de Estados Unidos” […]. Y si miramos los déficits primarios en términos absolutos, medidos en euros de 2023, el gobierno estadounidense invirtió en la economía cantidades 14 veces mayores, 7,8 billones en Estados Unidos, en comparación con los 560.000 millones invertidos en la eurozona”. A pesar de lo inadecuado de los aumentos salariales en Estados Unidos en relación con las necesidades, no se pueden comparar con los de la UE. Las medidas de austeridad salvajes, los memorandos y la compresión salarial como medio para aumentar la competitividad europea “hicieron que el crecimiento real del salario medio en Estados Unidos fuera 14 veces mayor que en la eurozona”. Y el futuro inmediato de la UE se vuelve aún más siniestro ahora que se considera una carga para los Estados Unidos y la balanza comercial entre UE-EE.UU. una "atrocidad", un “atrocity” según Trump, que también exige un aumento del gasto militar de los estados miembros de la OTAN al 5% del PIB...

La Europa capitalista, con una guerra en su corazón y a sus puertas en Oriente Medio, apretujada en el complejo Estados Unidos-China, sigue siendo el megaeslabón más débil de la cadena de metrópolis del Norte global imperialista: con el eje franco-alemán de unificación europea ahora roto, con los partidos de "poder" del sistema político burgués desacreditados y el fascismo en ascenso, con el descontento social estallando y los enfrentamientos críticos de clases políticas por delante, no por detrás.

Lo demuestran las grandes movilizaciones obreras y populares en los países del antiguo eje franco-alemán de la UE: en Francia, contra la política antipopular del bonapartista Macron, que ahora sólo es apoyado abiertamente por los fascistas de Le Pen y la sombra de la socialdemocracia; en Alemania, ante las elecciones del 23 de febrero, el amenazante ascenso de la AfD nazi y la inminente convergencia con la derecha demócrata cristiana que desencadena la manifestación de más de 300 mil antifascistas en la propia Múnich, capital de la conservadora Baviera.

5 . La decadencia histórica no se limita al viejo continente o a América. Se trata del capitalismo global en su conjunto, del imperialismo no simplemente como una serie de características de uno u otro Estado-nación y su competencia, sino como una era. No es sólo la hegemonía global estadounidense la que ha declinado y la mafia de Trump se ha encargado de restaurarla por la fuerza y ​​hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande. La hegemonía global del capital como relación social dominante está en declive.

Esto se manifiesta en la crisis económica mundial no resuelta después de 2007-08 y el vacío estratégico para abordarla dentro del sistema por parte de las clases dominantes.

La amenaza del desastre climático lo demuestra. La “epidemia de epidemias” después de 1980 y las décadas de desenfrenada globalización capitalista, la continua destrucción de los ecosistemas y la biodiversidad, la propia pandemia de Covid 19, el derretimiento de los hielos en el Ártico y la Antártida, los incendios desde California hasta el Amazonas, pulmones del planeta, la desolación del África subsahariana, el mayor aumento anual de la temperatura global de la historia en 2024. Trump y todos los oscurantistas podrán negarlo y burlarse de ello, los capitalistas podrán sabotear todas las medidas para evitarlo, pero la catástrofe climática se acerca y amenaza todas las vidas. Se manifiesta de la manera más dramática el agotamiento de la forma capitalista de metabolismo social del hombre y de la Naturaleza, la necesidad de superarla y transitar hacia el socialismo global, hacia la “naturalización del hombre y humanización de la Naturaleza” comunista que propugnaba Karl Marx.

La característica más obvia del declive sistémico del capitalismo es el parasitismo de la oligarquía financiera dominante en la era imperialista de decadencia, como enfatizó Lenin. En 2023-24, el 1% de los magnates del capital del Norte imperialista, a través del sistema financiero, succionará aproximadamente 1 billón de dólares estadounidenses del Sur Global, donde vive 3/4 de la humanidad, ¡a un ritmo de 30 millones de dólares por hora! (Oxfam, Takers no Makers, enero de 2025). Al mismo tiempo, la deuda internacional de los países pobres del Sur Global se ha vuelto abrumadora y completamente impagable, amenazando con arrastrar a los usureros internacionales de las naciones a la decadencia.

Y en este punto se confirma el análisis de Lenin sobre el imperialismo moderno: su característica indeleble es la división infranqueable entre naciones opresoras y oprimidas. Ninguna fuerza revolucionaria puede mantener distancias iguales. Esta brecha cada vez más amplia la convierte en la base necesaria para la lucha antiimperialista y la táctica flexible contra el enemigo común, con el objetivo de formar un Frente Antiimperialista Unido, en la línea trazada por el IV Congreso de la Internacional Comunista: con independencia política y lucha por conquistar la hegemonía de la clase obrera y su vanguardia marxista revolucionaria internacionalista, guiados por la teoría, perspectiva, estrategia y organización de la Revolución Permanente mundial.

6 . ¿Podrá el capitalismo superar su actual estancamiento con las posibilidades que muestra el rápido progreso de la Inteligencia Artificial de alta tecnología?

Una respuesta práctica y un poderoso puñetazo en la cara a la arrogancia de los Siete Magníficos –los “7 Magníficos” gigantes de la oligarquía tecnoeconómica estadounidense– fue dada por el rival estratégico número uno de Estados Unidos, China. Unos días después de la insípida ceremonia de toma de posesión de Trump ante los magnates de Silicon Valley, China, al presentar el modelo de inteligencia artificial avanzada y ultrabarato R1 de la novedosa pequeña empresa DeepSeek, provocó el desplome de sus acciones en Wall Street, haciéndoles perder más de un billón de dólares en un día por primera vez en la historia.

Si bien no había pasado una semana desde que la Casa Blanca anunció a bombo y platillo el proyecto Stargate, una inversión de medio billón de dólares de OpenAI, Oracle y Softbank que llevaría a Estados Unidos a la hegemonía global de la tecnología de Inteligencia Artificial en pocos años, y mientras en 2022 OpenAI había presentado el carísimo modelo ChatGTP, en 2025 la china DeepSeek presentó el correspondiente pero mejor modelo de inteligencia artificial LLM (Large Language Model) que costó solo 5.6 millones de dólares y era de libre acceso público (código abierto)...

Incluso Mark Andreesen, un magnate de la tecnooligarquía, autor del “Manifiesto del optimismo tecnológico” en 2023 y partidario-financiero de Trump en su segundo mandato, sorprendió y calificó con preocupación el evento como un nuevo “momento Sputnik” para Estados Unidos, similar al de 1957, cuando la Unión Soviética tomó la delantera en la carrera espacial al enviar el primer satélite artificial, el Sputnik.

El coste de las inversiones energéticamente intensivas en inteligencia artificial de alta tecnología en Estados Unidos es enorme, incomparable al que es extremadamente inferior en China, pero también desproporcionadamente gigantesco en comparación con la tasa de beneficio esperada.

Según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía, el consumo de electricidad para el desarrollo de la inteligencia artificial, principalmente para los centros de datos, debería aumentar de 160 teravatios hora en 2022 a 560 en 2026 [un teravatio hora equivale a mil millones de kilovatios hora]. En Estados Unidos, debería duplicarse en los próximos cinco años. Los montos a invertir en el sector ya superan a los del gas y el petróleo. Para 2025, se necesitarán 300 mil millones de dólares solo para el consumo de electricidad en los centros de datos. (Mediapart 9-2-2025)

Por su parte, el profesor estadounidense del MIT y premio Nobel de Economía 2024 Daron Acemoglu (Daron Acemoglu, The Real Threat to American Prosperity , Financial Times 8-9/2/2025) predice, entre otras cosas ominosas para la economía estadounidense tras la reelección de Trump, que " la burbuja de la industria de alta tecnología ", con el peso abrumador del coste, en relación con el retorno esperado de la inversión, y con la colosal burbuja especulativa que necesariamente la acompaña en la esfera financiera, conducirá al mayor y más destructivo crash de la historia.

La llamada "revolución digital" de Internet dio, en la década de 1990, un impulso relativo a la productividad en ciertos sectores de la economía. Luego, sin embargo, la productividad laboral se estancó y las muchas ilusiones y "burbujas" especulativas que se crearon no evitaron el colapso de la “economía punto. com” en 2001, un presagio de la crisis financiera mundial que se avecinaba en 2008.

Y el salto actual en la tecnología de inteligencia artificial no puede escapar a la "Némesis" del capital, como Marx llama a la ley de la tasa decreciente de ganancia. Esta tendencia se manifiesta en la creciente brecha entre las enormes inversiones en capital fijo de los gigantes de la industria tecnológica estadounidense y las ganancias esperadas, lo que hace imposible una salida “tecnológica” al declive y la crisis del capitalismo estadounidense y global.

Se confirma la predicción de Marx, en el famoso capítulo de los Grundrisse sobre el General Intellect, de que la tendencia a integrar directamente el conocimiento científico en las fuerzas productivas sociales conlleva el agotamiento histórico de la ley del valor-trabajo como principio regulador de los intercambios en el capitalismo. Este agotamiento histórico se manifiesta en la era imperialista de decadencia capitalista.

El fetichismo tecnológico separa el progreso científico-tecnológico del conjunto de las relaciones sociales y sobre todo de las relaciones sociales de producción, su fundamento material en la Historia. El dominio de China y el "momento Sputnik" demuestran el predominio de diferentes relaciones sociales y métodos de desarrollo tecnológico en las dos economías más grandes del mundo. En el caso de China, especialmente con la presión que recibió por la crisis de 2008 y la Gran Recesión, pero también por los aranceles y las prohibiciones a las exportaciones de alta tecnología controladas por Estados Unidos, hubo una fuerte intervención planificada por el Estado central con foco en la innovación industrial, la educación y la movilización de un ejército del potencial científico de los jóvenes y la fuerza gigantesca de la clase trabajadora calificada.

No olvidemos, sobre todo, la historia: la formación social híbrida de transición de China, con todas sus distorsiones burocráticas, las aventuras históricas y las convulsiones por las que ha pasado, a pesar de las aperturas restauradoras al mercado capitalista mundial, nunca habría podido llegar al punto en que ha llegado, produciendo el 30% del PIB mundial, mientras que Estados Unidos sólo el 15%. No habría alcanzado tales tasas de rápido desarrollo tecnológico sí no se hubiera sacudido antes el yugo semicolonial de los imperialistas, la fragmentación de este vasto país rural y el dominio burgués del Kuomintang.

Y esto se debe a la victoria de la Revolución China en 1949, el segundo gran y victorioso momento de la revolución socialista mundial, después de su inicio con la victoria de los Soviets en la Revolución de Octubre en Rusia en 1917.

7 . El capitalismo imperialista y, bajo su yugo, toda la humanidad oprimida, se encuentran en un punto de inflexión, en un impasse histórico. El propio impasse, la agravación extrema de todas las contradicciones, se convierte en una fuerza motriz. Por un lado, empuja al capitalismo a romper el impasse manu militari, en una marcha febril y furiosa hacia el borde del abismo de una guerra mundial. Por otra parte, el impasse histórico empuja a la humanidad oprimida, a los proletarios y a los pueblos, a través de choques sucesivos en sus vidas y conciencias, a la confrontación con la amenaza de la destrucción. Están entrando en un proceso histórico global desigual pero combinado: la arena de la revolución socialista mundial, donde todo será juzgado. Aniquilación o emancipación humana universal: comunismo panhumano. No hay una tercera vía.

El camino revolucionario puede estar todavía oscurecido en la conciencia de los oprimidos por la niebla de las negaciones sucesivas, el peso de las derrotas, sobre todo por la confusión generalizada que aún prevalece tras el colapso de la Unión Soviética en 1991. Pero los gritos de triunfo de los supuestos “ganadores de la Guerra Fría” se han apagado hace tiempo, después de la “tormenta perfecta” de la crisis capitalista global y el final violento del “momento unipolar” de la hegemonía global estadounidense, un hecho que incluso el ultraderechista y fanático anticomunista Secretario de Estado de la nueva administración Trump, Marco Rubio, ahora admite públicamente en su declaración. Además, ¿qué otra cosa es el lema central trumpiano de MAGA (Make America Great Again) sino una admisión de que Estados Unidos ha dejado de ser “grande” y debe volver a serlo?

Sin duda, el punto de inflexión más dramático de los tiempos, el famoso Zeitenwende, como lo llamó entonces el canciller alemán Olaf Scholz, fue en 2022, el conflicto militar abierto en el corazón de Europa, en Ucrania , con la guerra de poder de Estados Unidos y la OTAN con la Rusia postsoviética.

Incluso antes, cuando se acercaba el fin del "momento unipolar" hegemónico estadounidense, las relaciones con Rusia se agudizaban, la OTAN avanzaba hacia sus fronteras y China emergía como potencia global en el Este, la gran y angustiosa pregunta de los imperialistas era, como ellos mismos afirmaban públicamente: ¿Por qué los vencedores de la Guerra Fría perdieron la paz?

A pesar de las ilusiones sembradas por los imperialistas a finales del siglo XX y principios del XXI, durante la frenética globalización capitalista, a pesar de las ilusiones que ellos mismos albergaban sobre la integración ahora dada y sin obstáculos de Rusia y China en el capitalismo global, el camino de la restauración capitalista se topó con los límites, las enfermedades y las contradicciones explosivas del propio sistema capitalista, ahora envejecido.

Rusia y, sobre todo, China han emergido como los principales rivales estratégicos de Estados Unidos. Los estamentos del imperialismo estadounidense reconocen ahora que la disolución de la URSS en 1991 no fue un hecho consumado, un momento final único, sino el comienzo de un proceso complejo y explosivo, según la formulación de Serhiy Prokhy, el historiador ucraniano antisoviético y rusófobo que se estableció como profesor en la Universidad de Harvard. La doctrina geopolítica de Brzezinski sobre la necesidad de fragmentar la Rusia postsoviética en muchos estados débiles subordinados a Estados Unidos y Occidente, formulada y hecha pública en 1997 en su libro El gran tablero de ajedrez, entró en funcionamiento tempranamente, con las contrarrevoluciones "de color" en el antiguo espacio soviético, el avance de la OTAN hasta las fronteras rusas y el culmen del conflicto en Ucrania.

El EEK ha enfatizado repetidamente, más recientemente en el 3er Evento Internacional León Trotsky BBAA en Buenos Aires en octubre de 2024 :

“En 1929, Trotsky hizo una advertencia más oportuna que nunca: el proceso de restauración capitalista en la ex Unión Soviética no puede ser un retorno a las condiciones del capitalismo ruso anterior a 1917, con o sin zar. Terminaría con su fragmentación, la colonización por el imperialismo occidental y la dominación de un régimen títere semifascista . Una advertencia que se aplica no sólo a la Ucrania de Zelenski , que glorifica al colaborador nazi Stepan Bandera, y no sólo a todo el antiguo espacio soviético, sino también a la propia China .

El dilema histórico central que plantea la guerra por delegación de la OTAN en Ucrania es: o se completa la catástrofe de 1991 o se produce su derrocamiento revolucionario y el renacimiento de un auténtico poder soviético. Este último es visto como la principal amenaza común tanto para el imperialismo como para el régimen bonapartista ruso de restauración capitalista oligárquica."

Sobre esta base, el EEK trazó su línea, luchó y lucha por la derrota de la OTAN en la guerra de Ucrania y por la reversión revolucionaria del desastre de 1991. Por el renacimiento revolucionario de un auténtico poder soviético en el país del Octubre Rojo y en todo el continente europeo, desde Lisboa hasta Vladivostok, sin oligarcas, capitalistas y burócratas.

Esta es nuestra línea roja de separación con la mayoría de la izquierda internacional (y local) que o bien se sitúa abiertamente del lado del imperialismo contra Rusia, en nombre de la “independencia nacional” de Ucrania (que se ha convertido en una colonia en ruinas y base de guerra del imperialismo estadounidense y de la OTAN) o bien mantiene “distancias iguales” inexistentes.

Al mismo tiempo, mantenemos nuestra independencia política de cualquier política de caucus en el Kremlin que siempre busca un compromiso beneficioso con el imperialismo en un “Acuerdo de Minsk 3”. También nos oponemos irreconciliablemente a los chovinistas y fascistas gran rusos como Alexander Dugin y sus afines en Europa y a nivel internacional. Ninguna concesión ni aproximación a las hipócritas coronas "antibélicas" y "amantes de la paz" como las de la AfD nazi, ni a los lobistas de cada Orban ni a la demagogia de Trump.

La reelección de Trump ha provocado muchas ilusiones desorientadoras y una peligrosa credulidad en las promesas de campaña del extravagante presidente de los multimillonarios estadounidenses de que "pondrá fin a la guerra en Ucrania en un día ".

La realidad es que la campaña de Estados Unidos y la OTAN en Ucrania, especialmente después de la derrota de la infame "contraofensiva ucraniana" de 2023, ha vivido su propio Waterloo. Rusia ha prevalecido en los campos de batalla en el Donbass y, a pesar de las sanciones, la economía rusa ha resistido, especialmente con el apoyo de China y las relaciones económicas con los países BRICS. La guerra de tres años ha desembocado en un inmenso pantano de sangre en una Ucrania de ruinas, con millones de desplazados y migrantes y con reservas agotadas. La UE, y especialmente Alemania, han pagado un alto precio al asestarnos duros golpes a nuestra economía en crisis. En los propios Estados Unidos, el descontento y el cansancio por Ucrania y las “guerras interminables” se están extendiendo. Trump no oculta que quiere quitarle peso de encima a los “aliados” europeos de la OTAN. Una tregua temporal y el inicio de las negociaciones de un alto el fuego, con concesiones territoriales a Rusia, ahora aceptadas públicamente incluso por el títere Zelensky, están en la agenda. Cualquier maniobra, sin embargo, será temporal.

Una “paz” al estilo de Trump no será más que la continuación de la guerra por otros medios. Esto va en contra de las necesidades estratégicas del imperialismo estadounidense de revertir el declive de su hegemonía desatando la violencia en todas direcciones y, sobre todo, como nos recordó Rubio, derrotando y subyugando a los dos principales competidores estratégicos de Estados Unidos, Rusia y China.

8 . Trump será un "pacificador" en el conflicto en Europa y en los preparativos de guerra en el Indo-Pacífico y el Mar de China Meridional, así como en el Ártico y América Latina, como lo demostró y demuestra en Medio Oriente contra el genocidio del pueblo palestino. Promovió el escandaloso plan de limpieza étnica en Gaza, desplazando a su población de sus hogares y transformando el lugar de martirio y resistencia heroica en una zona inmobiliaria rentable, una “Riviera Mediterránea”. Alentó por todos los medios al asesino Netanyahu, a los colonos fascistas, a la ocupación sionista y al régimen del apartheid, apoyando la anexión planeada de Cisjordania, aumentando los armamentos con armas de destrucción masiva y amenazando con desatar el infierno en todo el Medio Oriente si los pueblos no se someten a sus órdenes.

Excepto que los pueblos oprimidos no aceptan el suicidio. El pueblo palestino lo ha demostrado una vez más. Particularmente desde octubre de 2023 y hasta ahora, con su inquebrantable resistencia y sacrificios, se ha erigido y se mantiene como la principal barrera contra los imperialistas que planearon la desaparición de Palestina, la “normalización” de las relaciones Arabia Saudita-Israel, como culminación crucial de los llamados “Acuerdos de Abraham” de los sionistas con las oligarquías árabes, y la creación de un “Nuevo Medio Oriente”, de vital importancia para los intereses imperialistas internacionales y su bastión político-militar sionista.

El “Nuevo Medio Oriente” subyugado pondría bajo control imperialista las rutas internacionales que conectan el Indo-Pacífico con el Mediterráneo y Europa, cortando así el acceso de China y de la “Nueva Ruta de la Seda” tanto al Medio Oriente rico en petróleo como, sobre todo, al Mediterráneo, Europa y África.

Resultó que la cuestión palestina no es sólo el centro del problema de Oriente Medio y el Norte de África. Está en el centro de los acontecimientos mundiales.

En la campaña bélica global del imperialismo estadounidense, incluso a expensas de sus hasta ahora aliados de la OTAN, es de central importancia estratégica superar el declive del sistema global e imponer su debilitada hegemonía en nuevos términos. Él está persiguiendo tras el engaño (φενάκη) MAGA, llevando a la humanidad al borde del abismo y la aniquilación nuclear-climática. No se puede evitar el Armagedón global y luchar por la paz en Ucrania o en cualquier otro lugar hoy sin luchar simultáneamente por la justicia y la libertad en Palestina.

La trampa de los "dos Estados" quedó ahogada en sangre hace mucho tiempo. La perspectiva liberadora debe ser una Palestina unida desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, sin discriminación religiosa, étnica o social, socialista, en el marco de una Federación Socialista de los pueblos libres del Medio Oriente.

No es casualidad que las movilizaciones internacionales de masas contra el genocidio en Gaza, especialmente las movilizaciones de los jóvenes –junto con una gran parte de la juventud judía y de los intelectuales de América y Europa que gritan “No en nuestro nombre”– se enfrenten a la más brutal represión por parte del Estado y de los que están en el poder. Las clases dominantes, con su sensibilidad de clase, reconocen que éstas no son simplemente expresiones de apoyo sino una amenaza a su dominio.

Así como en el movimiento contra la guerra en Vietnam y en el Mayo revolucionario internacional del 68, las banderas del Viet Cong fueron izadas junto con las banderas rojas y negras como banderas de la revolución mundial, hoy vemos la bandera palestina izada en todas partes no sólo como bandera de un justo reclamo de liberación nacional sino también como bandera de emancipación humana universal, símbolo de la revolución mundial.

La lucha heroica, prolongada e indomable a pesar del genocidio del pueblo palestino, que emerge de pie y luchando de las ruinas de Gaza e incluso de Cisjordania, va más allá de los límites de la resistencia a las fuerzas de invasión y ocupación o incluso de un levantamiento. Es una guerra revolucionaria popular prolongada: la revolución palestina.

La revolución palestina a menudo puede luchar sola, sin el apoyo de los países árabes o incluso traicionada. El Eje de la Resistencia puede haber sido golpeado en 2024 en Líbano, Siria, Irak, con Irán en la mira de la guerra y solo los heroicos Hutíes de Yemen permaneciendo en la práctica del lado de los palestinos. El potencial para una explosión popular revolucionaria en la región persiste. Por eso los reyes, emires y dictadores locales tienen miedo de aceptar fácilmente las caóticas órdenes de Trump. Y no son los únicos que están preocupados por las explosiones populares de ira acumulada. También son los gobernantes de las metrópolis imperialistas los que tienen miedo.

No sólo temen las consecuencias del terremoto geopolítico en Oriente Medio. Junto con la Revolución Palestina, como en su día ocurrió con las revoluciones vietnamita y cubana, es la Revolución internacional la que está surgiendo nuevamente en el horizonte histórico, por más que las clases dominantes pensaran que se habían librado de ella de una vez por todas en 1991.

9 . El ciclo histórico mundial que se abrió con la Revolución Socialista de Octubre de 1917 no se cerró. El capitalismo en su era imperialista de decadencia ha sido incapaz de superarlo durante más de un siglo. Avanza constantemente, con rupturas de un frágil equilibrio temporal en nuevas y más destructivas rondas de una espiral de crisis, guerras y barbarie.

La decadencia de una formación social, sin embargo, como lo mostró el Hegel dialéctico, es la expresión negativa del surgimiento de un nuevo principio de organización social. La dialéctica materialista histórica de Marx sacó a la luz las contradicciones, los límites y la naturaleza transicional del propio capitalismo, como última forma competitiva de la sociedad de clases en la transición a la sociedad sin clases del comunismo, el salto de la hasta entonces Prehistoria a la verdadera Historia humana, el reino de la libertad.

La era imperialista de la decadencia capitalista es, como demostraron los dirigentes bolcheviques de octubre de 1917, Lenin y Trotsky, la era de transición por excelencia. Su resultado no está predeterminado por ninguna teleología metafísica ni por ningún determinismo mecánico, económico o tecnológico. Dependerá de conflictos prolongados de fuerzas sociales vivas en el ámbito nacional y, sobre todo, en el internacional. Precisamente por su carácter de era de transición hacia el comunismo libertario global, el papel de la subjetividad revolucionaria en la teoría, la práctica y la organización es incomparablemente más decisivo que en las transiciones y revoluciones históricas anteriores en la sociedad de clases.

La Revolución Permanente no es simplemente un programa, ni siquiera exclusivamente para países con tareas incompletas de revolución democrático-burguesa, pues éstas la limitan. Es la reflexión dialéctica de las contradicciones de la época dentro de sí misma para su superación revolucionaria.

Así, se convirtió en una guía para la victoria de la Revolución de Octubre y los problemas que posteriormente enfrentó en la construcción socialista y su expansión global; la brújula para navegar en las tormentas de la era de transición, en las victorias y derrotas en la prolongada crisis de la transición; la base irremplazable del movimiento revolucionario que tomó el nombre de Trotsky y el trotskismo.

Trotsky, como teórico por excelencia de la Revolución Permanente, líder junto a Lenin en la victoria de Octubre, se convirtió en el líder de la lucha por su continuación y expansión hasta la consecución de la victoria a escala mundial, contra el cerco y el aislamiento imperialistas, la degeneración burocrática, el estalinismo y la doctrina del “socialismo en un solo país”.

En la década de 1930 y después del colapso de la Tercera Internacional Comunista tras la victoria del nazismo en 1933 y el deslizamiento hacia una Segunda Guerra Mundial, subrayó que “no se puede construir un partido obrero revolucionario en un solo país sin construir la Internacional revolucionaria, así como el socialismo no es posible en un solo país”. Por eso, a pesar de las derrotas y las condiciones adversas, junto a una vanguardia revolucionaria internacionalista perseguida, Trotsky fundó la Cuarta Internacional en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.

El EEK también mantiene en su XIX Congreso la posición votada en el XVII Congreso de que la creación de la Cuarta Internacional era históricamente necesaria, históricamente justificada pero históricamente incompleta, como lo demuestran los acontecimientos y las divisiones de la posguerra.

Continuamos en la lucha por la Internacional revolucionaria, con nuestro propio y firme objetivo de la Cuarta Internacional. Ni con la introversión sectaria, el aislacionismo y la autoproclamación, ni con la reunión oportunista y efímera de grupos dispares. Sin amnesia histórica ni reproducción de confusión, aprovechando todas las experiencias revolucionarias, antiguas y nuevas, ponemos de relieve la cuestión de la Internacional con la lucha ideológica y teórica pero también avanzando a través del diálogo camaraderil, paciente, de acciones conjuntas y de experiencias de luchas conjuntas sobre las pequeñas y grandes cuestiones de la lucha de clases de nuestro tiempo junto con fuerzas subversivas de otras tradiciones del movimiento obrero y emancipador.

Utilizamos y desarrollamos la experiencia global de un cuarto de siglo del Centro Socialista Internacional “Christian Rakovsky”, sus acciones y Conferencias Internacionales, desde la guerra de la OTAN en Yugoslavia, hasta las intervenciones en el antiguo espacio soviético, Palestina, Medio Oriente y América Latina. Sin ser un sustituto de la Cuarta Internacional, es un valioso instrumento de transición de la lucha internacionalista, en el camino hacia la Cuarta Internacional, nuestra meta inmutable.

Ahora más que nunca. En un planeta en llamas, contra el holocausto nuclear de una guerra mundial, contra el fascismo, el hambre, el desempleo, el empobrecimiento, la explotación, la opresión, la humillación del hombre por el hombre, contra el hundimiento en la barbarie capitalista, la destrucción de la Naturaleza y de la vida, luchamos por el derrocamiento del capitalismo, la emancipación humana universal, el comunismo libertario pan-humano, guiados por la Revolución Permanente en la teoría y en la práctica y organizando la Cuarta Internacional!

El Comité Central del Partido Revolucionario de los Trabajadores

14 02 2025

Nota: traducción por Opción  Obrera Venezuela