01/12/ 2014 Prensa Obrera # 1344 Nicolás Roveri - Jorge Altamira Partido Obrero Argentina
No sólo el petróleo derriba a las bolsas
El martes 9 tuvo lugar una caída generalizada de las bolsas, en especial Shangai, China, y el colapso de la de Atenas -un 13 por ciento. ¿Acaso el "giro en la crisis mundial", detonado (pero no ocasionado) por el derrumbe del precio del petróleo, está llevando hacia una nueva bancarrota financiera -como la que ocurrió, en 2008, a partir de la quiebra del banco Lehman Brothers y la gigante del seguro AIG? La onda expansiva de China se manifestó en las bolsas de Europa, en el Bovespa de Brasil y en el Merval de Buenos Aires.
La baja del crudo
La baja del precio del crudo ha tenido un efecto devastador sobre compañías y Estados petroleros, extendida al instante al sistema bancario que los financia y al mercado de valores que cotiza sus acciones. En seis meses, el petróleo ha perdido la mitad del precio. Los especialistas discuten acerca de si este desmoronamiento obedece a un exceso de oferta o a una retracción de la demanda. Se trata, en realidad, de la conjunción excepcional de ambos factores: una sobreproducción originada por el ingreso al mercado de yacimientos que implican mayores costos de producción y un repliegue del consumo debido a la recesión que afecta a Europa y parcialmente a Asia. El impacto positivo que la caída de precios podría representar para el consumo está neutralizado por el incremento del valor real de las deudas, ya impagables, que produce una reducción de los niveles de precios.
Los países que se encuentran en la situación más comprometida son Venezuela, Brasil, Rusia y Nigeria; en el caso de las compañías, obviamente Gazprom, Petrobras o PDVSA, pero también las independientes que explotan el gas y petróleo no convencionales en Estados Unidos, fuertemente endeudadas a tasas de interés muchos puntos arriba del mercado. Petrobras, que explota el pre-sal en aguas profundas, ha perdido el 60% de su capital en Bolsa. También han sufrido un impacto fuerte las empresas de servicios tecnológicos, como Schlumberger y Tenarias YPF; Petrobras y Tenaris lideran las bajas de la Bolsa de Buenos Aires. En definitiva, el colapso del petróleo ha afectado a la cadena de pagos y al sistema financiero.
China y Asia
La caída de más de 5% en la Bolsa de Shangai fue gatillada por la introducción de nuevas reglas o parámetros para calificar la solvencia de los bonos corporativos de corto plazo (hasta 182 días); una forma de reconocer que los que se trafican en la actualidad tienen incorporado un riesgo elevado. Apunta a frenar el alto endeudamiento en la construcción, ocasionado por la especulación inmobiliaria. La nueva regulación deja fuera de precio al 60% de los bonos listados en los mercados -unos 200 mil millones de dólares (1,25 billón de yuanes) (Marketwatch, 9/12)-, que deberán ir a buscar refinanciación a las entidades fuera del sistema bancario, a tasas más altas de interés. El endeudamiento de este sistema bancario en las sombras es ya, sin embargo, muy elevado, y no cuenta con la garantía de rescate del Banco Central. Sobre llovido mojado, el Banco Central de China ha subido la tasa de interés de referencia, lo que afecta la capacidad de repago de los deudores.
Otra importante economía asiática que se desacelera es Japón, a pesar de las operaciones de inyección de fondos para revivir la economía y aumentar las exportaciones, mediante la devaluación del yen. También -muy importante- imponiendo una mayor flexibilización laboral. No hubo caso.
Piñata griega
La mayor caída de la Bolsa de Atenas en 27 años fue determinada por la convocatoria a elecciones anticipadas, que habrá de provocar el fracaso del parlamento para elegir a un nuevo presidente de la República. La victoria cierta del emergente movimiento de izquierda, Syriza, pone un signo de interrogación sobre el paquete de rescate al país, que, sin embargo, acaba de ser cuestionado incluso por el partido conservador en el gobierno. Syriza ha abandonado la intención original de cuestionar la deuda pública de Grecia (que después de un ajuste brutal es más alta que al comienzo -un 170% del PBI), e incluso de anular el llamado Memorando, en referencia a las medidas de ajuste. Bien mirado, Syriza es sólo el pretexto de una situación al borde del estallido. Grecia preocupa por sus repercusiones en Italia, cuya economía está paralizada y su deuda pública en un aumento sin pausa, así como por la situación de deflación en el conjunto de la zona euro. Grecia arrastró las bolsas de toda Europa al rojo.
La situación financiera corriente es más grave que la de 2008, porque la deuda total es mayor y su capacidad de pago menor. Hace un par de semanas, el ‘mercado’ tuvo un episodio de ACV, cuando desapareció de forma súbita toda forma de financiamiento, incluso en el mercado interbancos. Los mejores analistas -una minoría- interpretaron muy bien que la desaparición brusca de la liquidez indicaba que el mercado estaba abarrotado de papeles de deuda que no se van a pagar. Así empezó, un “martes negro" de julio de 2007, la crisis mundial en curso.
El curso que siga la crisis se deberá reflejar en los movimientos del oro, el cual ha perdido cerca de la mitad de su cotización en el pico (cerca de 2.000 dólares la onza a cerca de mil). Asistimos a una caída relativa frente a un fuerte descenso de los precios mundiales. Si la crisis desata una crisis bancaria, habremos de ver en cambio una fuerte revalorización del metal en calidad de moneda refugio de valor, o sea de dinero en última instancia. Como se dijo en un artículo reciente en Prensa Obrera, el "giro de la crisis mundial" consiste en que ella mutaría hacia la forma de una bancarrota del tipo 1929/30, que dislocó el mercado mundial y fue acompañada por una crisis agraria que no terminaría hasta el estallido de la Segunda Guerra.
27/11/ 2014 Prensa Obrera # 1342 Jorge Altamira Partido Obrero Argentina
Un giro en la crisis mundial
Aunque numerosos comentaristas ven en la caída de los precios internacionales del petróleo la oportunidad para una reactivación de la economía mundial, lo cierto es que anuncia un período catastrófico para numerosos países que han sobrevivido a la crisis gracias a la elevada renta minera. Entre principios de siglo y una fecha reciente, el barril de petróleo había subido de 10 a 150 dólares -con una recaída muy fuerte en 2009, hasta una cotización media de 100 dólares antes del desplome a 75 dólares. Ahora, el derrumbe, en pocas semanas, ha sido superior, en algunos casos, al 25 por ciento. Con la excepción de Estados Unidos, los cambios en los precios internacionales no repercuten en los precios internos y son, por lo tanto, inocuos para reactivar el consumo final. Ocurre que la mayor parte de los gobiernos necesitan los impuestos a los combustibles para hacer frente al pago de la deuda pública y al rescate de los bancos. Si bien el precio corriente continúa elevado en cualquier comparación, su impacto negativo sobre la tasa de beneficio de las compañías petroleras es muy fuerte debido al aumento de los costos que acompañó el alza de precios, sea por un reparto de la renta entre todos los sectores que intervienen en la producción (servicios tecnológicos), sea por la incorporación de yacimientos que exigen procesos más caros, sea por el incremento de las inversiones. La caída del precio del petróleo replica la de todos los rubros de minerales metalíferos y alimentos. Este giro modifica el curso de la crisis mundial porque da de lleno en la periferia, en el mismo momento en que se ha hecho más aguda en Europa y Japón. En principio, esta tendencia empalma a la crisis mundial actual con la de los años 30 del siglo pasado, la cual se caracterizó, de entrada, por una fuerte crisis agraria y el colapso del comercio exterior de los países de menor desarrollo.
La caída del precio internacional del petróleo es atribuida a diversos factores: una caída de la demanda de China y Europa, un fuerte aumento de la producción de combustibles no convencionales en Estados Unidos y hasta una recuperación de la producción en Libia y en Irak. La crisis de sobreproducción en China es decisiva, porque la presencia económica de China ha sido un factor fundamental en la expansión del mercado mundial. China se encuentra, asimismo, en las vísperas de un estallido financiero. Del otro lado, la elevadísima renta petrolera había abierto espacio para la producción costosa de gas y petróleo no convencionales en Estados Unidos. En el mercado norteamericano, el precio del gas ha caído al límite de la rentabilidad. El descenso del precio de la nafta en el surtidor -o del gas para la industria y la calefacción- se verá opacado por el cierre de yacimientos, cuya productividad es declinante. El boom de los combustibles en Estados Unidos fue alentado por las bajísimas tasas de interés, que permitieron financiar inversiones que a otras tasas habrían sido prohibitivas. De victimario en la pelea del petróleo, Estados Unidos podría convertirse en víctima, en el caso de que se cumpla el anhelo de la banca central de aumentar los tipos de interés. Si esto no ocurriera por la presión de la industria, se habría bloqueado el intento oficial de evitar ordenadamente un estallido financiero internacional.
Una “guerra del petróleo”
Un factor esencial en el derrumbe de la renta petrolera es, obviamente, Arabia Saudita, la cual se niega a restringir la oferta de combustibles para detener la caída del precio, para no beneficiar a sus competidores. Se podría decir que se ha entablado una suerte de guerra del petróleo entre Estados Unidos y Arabia Saudita, porque aunque los norteamericanos aún no exportan, sí han dejado de importar. Los sauditas tienen espaldas para aguantar una guerra de precios, pero hasta cierto punto: aunque tiene los costos más bajos del mundo, el presupuesto del Estado depende como nunca de los ingresos del petróleo. Una disminución de los subsidios públicos desestabilizaría el orden político en el agitadísimo Medio Oriente.
Los eslabones débiles incandescentes de esta crisis son Brasil, Rusia y Venezuela. Los costos de Petrobras y de PDVSA superan cómodos los precios actuales del petróleo; en estos niveles ambas empresas son inviables. El problema es que, además, tienen deudas gigantescas y son fuentes de financiamiento de Estados con deudas aún mayores. Las acciones de Petrobras cotizan a la mitad de su pico; los brasileños han sido advertidos de esta catástrofe con bastante antelación, cuando quebró el aventurero nacional y popular de Brasil, Eike Batista, un Cristóbal López agrandado del país vecino. En Rusia ocurre todo esto con el agravante de que varias compañías internacionales han abandonado su asociación con compañías rusas, en el marco de las sanciones de la Otan por la crisis de Ucrania. La oligarquía rusa ha hecho causa común con el capital internacional y está fugando capitales de Rusia en gran escala; el rublo ha perdido en 30% de su valor en tres meses. Todo esto vale también para Ecuador o Bolivia. La crisis brasileña afectará a todo su vecindario. Como se ha dicho arriba, está en picada todo el universo de materias primas.
La principal repercusión, de una aproximación de la crisis mundial en curso a la de los años '30, será sobre el comercio mundial, porque reforzará las tendencias hacia la autarquía económica, y esto a una crisis del sistema monetario internacional. El 'ascenso' del partido republicano en Estados Unidos cobra relevancia, en este contexto, porque es el abanderado de la guerra comercial. Y naturalmente de la guerra interna -ahí está el juicio de Ferguson.