Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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domingo, 17 de febrero de 2013

El Bolívar, débil.

Prensa Opción Obrera 25 Enero - Febrero 2013

El Bolívar, débil.

El bolívar, sin producción nacional no tiene respaldo, peor aún, si las reservas caen y la demanda de divisas es cada vez mayor debido al aumento sin parar de las importaciones.  La producción interna disminuyendo constantemente conduce a un bolívar más débil y la vía expedita a una devaluación. Esto trae de la mano al gobierno con los capitales privados, los primeros para generar más bolívares por dólar petrolero, y los segundos, para seguir parasitando al Estado con dólares preferenciales, ambos son liquidadores de la economía del país.

El 22 de enero de 2003 Hugo Chávez decretó el control de cambio con el  objetivo de evitar la fuga de divisas y contener la inflación. De esa fecha para acá han ocurrido devaluaciones al bolívar, la inflación no ha bajado de dos dígitos, el mercado negro de compra de divisas ha permanecido por más del doble del valor oficial, el IVA como el más regresivo de los impuestos fue incrementado de 9 a 12%, y la fuga de capitales se mantiene con un promedio anual de 20.000 millones de dólares.

Mientras el precio del barril del petróleo, con un altibajo de menos de un año, ha mantenido records históricos de precios altos también ha aumentado vertiginosamente la importación, el endeudamiento tanto externo como interno, el déficit fiscal y … continua la fuga de capitales promovido por el gobierno  por la emisión de bonos en dólares de Pdvsa y el Ministerio de Finanzas, o a través del Sitme, un sistema donde las empresas compran tales bonos en dólares en el Banco Central con la excusa de disponer de ellos para poder seguir importando. 

El Gobierno, inclusive disminuyendo los gastos, no puede cubrirlos con la recaudación de impuestos y la renta petrolera, por eso además del endeudamiento, la vía a otra devaluación también estará acompañada a disminuir el salario real con fines de evitarles menos sufrimientos a los dueños del capital sean comerciantes, industriales o simplemente usureros.

Hay, por tanto, etapas claras en la forma como el país interviene en el mercado mundial y en él con sus altas y bajas. Cuando arranca el gobierno bolivariano en 1999 el precio del petróleo, nuestra única fuente mayoritaria de divisas y de renta antes como hoy, estaba por los suelos como consecuencia de los efectos recesivos de la economía mundial y la innata dependencia a ella de los gobiernos cuartorepublicanos. Hasta 2002 la política monetaria del gobierno bolivariano no se diferenció en mucho de ellos: fuga de capitales y devaluaciones fueron la tónica esencial. La respuesta con el control de cambios en 2003 es por el efecto de la intervención imperialista en desalojarlo del poder al atacar con fiereza la industria petrolera con el paro de finales de 2002 y principios de 2003. La recuperación posterior de la economía mundial, por tanto de los precios del petróleo, culmina sin embargo en 2007 con la quiebra de la banca norteamericana que arrastra a todo el sistema financiero mundial a una vorágine de bancarrotas. Con todo el gobierno bolivariano, y sus capitalistas, dispusieron de ingresos extraordinarios con el precio del barril petrolero a 140 dólares hasta el tercer trimestre del 2008 para llevarlo a menos de 40 a finales de ese año, demostrando una ley de hierro del capital como lo es la incapacidad del nacionalismo en el marco capitalista y burgués de resolver las tareas democrático-burguesas pendientes como lo son una industrialización y productividad propias aún disponiendo de condiciones boyantes en la economía nacional.

De aquellos polvos estos lodos. Lo que ha permitido que la burguesía a lo interno de nuestras fronteras sobreviva son sus modos de producción que no escatiman en ser trasladados de un esquema productivo nacional al del mero comercio importador cuando la incapacidad nacionalista, muy expresiva al denunciar al imperialismo, no puede obligar a su clase burguesa a producir como debería. La bancarrota mundial del capital ha desatado las costuras del atraso capitalista en nuestro país. Mientras ingentes recursos financieros estuvieron disponibles para un desarrollo productivo nacional de envergadura hasta buena parte de 2008, los mismos fueron dilapidados en el disfrute de la renta petrolera por parte de la burguesía, la tradicional como la boliburguesa nacida al calor del “proceso” bolivariano.

El círculo vicioso entonces deviene en torbellino en expansión. Las divisas provenientes del petróleo se disponen para que la burguesía “nacional”, se convierta en compradora-importadora, es decir mas parásita,  mientras una porción, relativamente cada vez menor, se transforme en un fondo social para alimentar las misiones y evite las protestas y estallidos sociales por las penurias de las masas, pero al resultar insuficientes tales divisas el gobierno bolivariano se endeuda vía bonos soberanos o fondos chinos producto de tasas de interés de usura como consecuencia del alto riesgo país impuesto por las finanzas mundiales, tales endeudamientos deben ser cancelados a corto plazo y con las mismas divisas provenientes del petróleo; el precio negro de la moneda venezolana se incrementa respecto al dólar ante el flujo reducido de las divisas para importar haciendo que los bienes de consumo, esencialmente importados, incrementan su valor para el consumidor final; y como efecto de apagafuegos el gobierno libera más divisas a la burguesía a cambio de un nuevo endeudamiento internacional mientras la banca privada y pública acrecienta aún más sus utilidades como agentes intermediarios de Cadivi o el Sitme.

El plan de endeudamiento aprobado a finales de 2010 contemplaba cancelar en el lapso 2011-2015 la bicoca de 20.000 millones de dólares en amortización y servicio de la deuda, en 2012 fueron cancelados 9.000 millones perturbando sensiblemente la economía nacional y obligando al BCV a vender oro monetario por 3.000 millones de dólares para intentar reponer las reservas internacionales líquidas, en 2013 está previsto cancelar 18.000 millones de dólares por el mismo concepto donde 15.000 millones de ellos son sólo servicio de la deuda.

El sentido del control de cambio se trastoca para colocarle pulmones a una burguesía incapaz de un desarrollo nacional propio. Que los asalariados terminen pagando los costos de la crisis del capital con una más pronta que tarde devaluación no es más que la incapacidad del nacionalismo en el marco burgués de resolver los problemas nacionales inclusive si para sobrevivir debe hacer uso de la máscara del “Socialismo del Siglo XXI”.

Resulta asombroso cómo a las puertas de una nueva devaluación se termine explicándola en términos del “sacrificio en tránsito al socialismo” que debamos hacer los explotados para que los capitalistas no paguen los costos de la crisis que han creado. Como socialistas reivindicamos el control de cambio, pero no este sojuzgado manejo de las divisas provenientes del petróleo a favor de la burguesía. Control de cambios y monopolio del Estado del comercio interno y externo, bajo control directo de los explotados y el pueblo, deben ir unidos de la mano para disponer de las divisas hacia lo estrictamente necesario para las mayorías mientras se alienta con bienes de capital el proceso productivo nacional bajo un proceso de planificación de la economía por los que directamente producen la riqueza, los explotados, bajo condiciones de salarios que satisfagan la cesta básica familiar. 

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