Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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domingo, 30 de septiembre de 2012

Sobre las respuestas de El Topo Obrero y Ricardo Galindez a una carta nuestra


Sobre las respuestas de El Topo Obrero y Ricardo Galindez a una carta nuestra

El pasado 25 de agosto publicamos una carta dirigida a las organizaciones que respaldan la candidatura de Orlando Chirino,  proponiendo la creación de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores como herramienta organizativa y de lucha hacia un gobierno de los trabajadores[1]. El Topo Obrero nos dio su respuesta el 10 de septiembre[2].

Lo primero que se concluye de los compañeros de ETO en su respuesta es la abundancia autoproclamativa a sus llamados a la unidad: 

“En nuestro programa de propuestas, y en numerosos artículos publicados … hemos sostenido llamados a las direcciones políticas y sindicales y a todas sus bases, para unificar  fuerzas sobre la base de un plan único de propuestas…

En nuestra documentación hemos propuesto debatir más allá del tema electoral, con vista a la conformación de una dirección clasista, que con método marxista sepa dar respuesta correcta a los diversos conflictos que se vienen desarrollando y los que a futuro tenemos en puertas, a nivel nacional e internacional.

Nuestro llamado está dirigido desde hace años a las organizaciones obreras y populares, a sus direcciones  y por supuesto y con relevancia a las bases de todas estas organizaciones y movimientos,

La lista sería muy larga a enumerar, sobre las demostraciones que durante años hemos venido dando y … nuestro compromiso por construir el partido de la revolución”

Sin embargo, cuando se trata de definiciones sobre concretar tales llamados a la unidad con otras organizaciones los compañeros de ETO reflejan todo un galimatías:

“Dependiendo de la unidad que acordemos desarrollar Proponemos que  con ponernos de acuerdo si la unidad a desarrollar y que debe traspasar el proceso electoral es para un Frente Estratégico, es decir de construcción de una Dirección Política Revolucionaria de Masas y entonces debemos discutir y ponernos de acuerdo no solo, sobre un mínimo de análisis nacional e internacional,… o es un Frente Único Revolucionarios de carácter nacional y entonces las discusiones se “reducen” al plano nacional.”

¿Qué se puede sacar de aquí? Que hay frentes estratégicos y otros que no son. El primero significa discutir y ponerse de acuerdo sobre un máximo nacional e internacional, el segundo por su carácter nacional es meramente táctico Sin duda los dos son frentes del embrollo

Ahora, ¿los compañeros de ETO se pasearon por los tres puntos que exponíamos para tratar el tema de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores? Aún más, ¿entienden el aspecto electoral coyuntural para que la izquierda clasista avance deslastrándose del chavismo que no es otra cosa que el nacionalismo en el marco burgués?

Un compendio de confusión

Podemos comenzar por donde mejor veamos las posibilidades y hasta combinar los objetivos sean tácticos o estratégicos, para agarrar una punta por dar los primeros paso, un Comando Nacional Unificado de Trabajadores en Lucha que debería surgir de un Encuentro o Congreso Nacional de Trabajadores por la Discusión de los Contratos Colectivos.

Lo que pudiera ser la conclusión metodológica de la actuación de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores la exponen a manera de ejemplo como “una punta por dar los primeros paso”. Ir más allá en los compañeros de ETO se resumen en 7 puntos que deberíamos todas las organizaciones por un FIT en estar de acuerdo. Sobre Libia y Siria pareciera girar lo importante en el tema internacional entonces. Sobre Egipto como en Yemen, en lo que resta del  medio oriente y norte de África o la situación que van sufriendo las masas españolas, griegas y portuguesas, las luchas del proletariado chino, son muy importantes también pero ellas no ameritarían fijar una posición de conjunto, salvo enmarcadas en “la crisis internacional”. ¿Es eso lo esencial en considerar discutir de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores?

Cuando colocamos nuestros 3 puntos a ser discutidos lo hacíamos con base a los que no une como izquierda clasista. ¿Está ETO en contra o a favor de accionar de conjunto con otras organizaciones en función de lo siguiente?

1. La fusión de la izquierda y del socialismo con el movimiento obrero por medio de un programa de reivindicaciones transitorias; 2. La independencia de la clase obrera como alternativa a los movimientos nacionalistas; 3. El reconocimiento de la dominación política de la clase obrera que lleva implícito la destrucción del Estado burgués vigente.

Tratemos de dejar las cosas en claro, el FIT no es el partido revolucionario de los trabajadores, tampoco pretende sustituirlo. La coyuntura electoral es el motivador de que se pueda estructurar tal frente porque podemos ofrecerles a los trabajadores una salida independiente como clase a las versiones de la derecha en disputa, defensoras del Estado, que perdure más allá de la fecha del 7 – O . No aprovechar el momento que nos “regala” la “democracia burguesa” para ir unidos en función de lo concreto de los trabajadores como clase con independencia política resulta en continuar actuando en donde nuestras parcelas plenas de sectarismo se manifiestan.

No somos campeones de la unidad, sólo entendemos como crucial tarea del momento la de emprender una alternativa de independencia de clase.

Hace días, raudo, con una velocidad que sorprende, Ricardo Galindez nos comenta lo siguiente, sobre…  ¡Argentina! a partir de un artículo del Nuevo Mas catalogando como fracaso del FIT conformado por el PO, IS y PTS por las planchas en las elecciones sindicales de los trabajadores del ferrocarril:

“La unidad que nos planteamos debe ser sobre bases o propuestas políticas concretas para no sembrar falsas esperanzas que se conviertan en tempestades destructivas

Les reenvío este correo porque cuando nos hablan de un FIT, me llegan a  la mente informaciones  que como esta, nos dicen que la unidad no se puede dar a empujones. La lucha social nos da muchas oportunidades de construirla, pero la desperdiciamos...

Ricardo Galindez demuestra los temores en lo que se puede hacer; a su entender la posición correcta la tiene el Nuevo Mas, meramente declarativa porque no participa con algo u alguien en los sindicatos del ferrocarril argentino, menos en el FIT y termina despreciando la posibilidad de hacer alguno en nuestro país, y para no verse de sectario junto a ETO nos proponen 7 puntos donde sólo falta discutir el Capital de Carlos Marx.

Lo preocupante es a qué obedece tal desorden para saber qué es lo que quieren. La respuesta que nos dirigía El Topo Obrero también iba a Aporrea y a chavistas desbocados como Stalin Pérez. Tras ese enredo están bien claros con quienes tienen esperanzas.

José Capitán

[1] http://opcion-obrera.blogspot.com/2012/08/para-que-haya-un-gobierno-de.html
[2] http://csr-eltopoobrero.org/?p=3070

viernes, 28 de septiembre de 2012

Nosotros no mentimos nunca. Respuesta al PSL de Venezuela


Nosotros no mentimos nunca
Respuesta al PSL de Venezuela

A Simón Rodríguez Porras, candidato a diputado del Consejo Legislativo de Mérida por el Partido Socialismo y Libertad (PSL) no le gustó el artículo “Vamos con Chirino”, que Jorge Altamira firma en Prensa Obrera Nº 1.238 (6/9). No expresa su desencanto, sin embargo, por medio de una controversia política, sino mediante el recurso de denunciar al contrincante por mentiroso. Este método se ha vuelto habitual en la corriente internacional a la que pertenece Rodríguez Porras, quien asegura que “el PO o Altamira mienten”. Esperamos que lo que sigue demuestre quién tiene la razón y que no tengamos que sufrir un 7-D. Veamos punto por punto las cuestiones tratadas.

1) Rodríguez Porras rechaza que “en Venezuela, la izquierda ha ido a la rastra del chavismo durante casi una década”, porque, asegura, “(Orlando) Chirino nunca reivindicó a Chávez como revolucionario ni se subordinó políticamente a su gobierno o a sus partidos”.

Esa aseveración de Rodríguez Porras es rebatida por el propio Chirino: “Nos ufanamos -escribió en 2007 el actual candidato a presidente del PSL- de haber sido la primera agrupación política, como el PST-La Chispa (Partido Socialista de los Trabajadores) de haber propuesto el nombre de Hugo Rafael Chávez Frías como candidato presidencial. El Presidente recuerda las reuniones y actos que impulsábamos desde la urbanización La Quizanda, en Valencia, o desde el sector de los textileros en Aragua. Nosotros tenemos una historia impecable” (Aporrea.org, 10/4/07).

2) En otra parte de su escrito, Rodríguez Porras dice: “El nacimiento de la Unión Nacional de Trabajadores (Unete) no ocurrió por obra del ‘aliento del gobierno’ (…), sino como la concreción de una enorme rebelión de las bases obreras contra la dirección golpista de la Confederación de Trabajadores de Venezuela. Las mismas bases que en setiembre de 2002 rechazaron la tentativa gubernamental de crear una nueva central”.

Sin embargo, en el año 2000, cuando el oficialismo intentaba renovar la conducción de las centrales y federaciones sindicales mediante la figura “democrática” del referendo, Chirino no sólo respaldó esa convocatoria chavista; además, él mismo integró las listas del oficialismo y fue candidato a la Federación de Trabajadores de Carabobo (Fetracarabobo), mientras Aristóbulo Isturiz lo era a la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV). Ese intento fracasó y la CTV y las federaciones continuaron en manos de la burocracia afín a Acción Democrática, del ex presidente Carlos Andrés Pérez.

La CTV perdió todo respaldo de los trabajadores y quedó destruida a partir de su papel golpista durante el lock-out petrolero de 2002-2003. Fue entonces, y efectivamente con el “aliento del gobierno”, que se creó la central Unete. A tal punto fue así que Chirino en persona asistió a la asamblea de la OIT, en 2003, y fue presentado allí por el representante del gobierno de Chávez: “El director general del Trabajo, Ricardo Dorado, informó ayer, vía telefónica desde Ginebra, que la CTV quedó sin vocería en la 91ª Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se está celebrando en Ginebra, Suiza. Señaló que el representante de Venezuela ante el encuentro de este año es el integrante de la Unión Nacional de Trabajadores, Orlando Chirino” (Aporrea.org, 11/6/03).

3) En su artículo en Prensa Obrera, Altamira recuerda que “en las parlamentarias pasadas, sus candidatos (los del PSL) se presentaron en la lista de un partido, el PPT, que abandonó el chavismo orgánico por un acercamiento a la oposición gorila”. Rodríguez Porras considera “insólito” ese párrafo y dice: “En el marco de un acuerdo electoral con el PPT, la USI, que no tenía legalidad electoral nacional, participó en las elecciones parlamentarias con su propio programa, el mismo que el PO valora hoy como ‘de independencia de clase’. Después de dichas elecciones, en las que el PPT participó sin alinearse con la derecha ni con el chavismo, ese partido se dividió: un sector regresó al chavismo y otro se alineó con la derecha”.

El PPT sólo abandonó el chavismo en febrero de 2010, cuando el gobernador de Lara, Henry Falcón, renunció al PSUV y se afilió al PPT. Los coqueteos del PPT con la derecha gorila son un dato de la realidad: en las elecciones regionales de ese mismo año, el partido aceptó el respaldo de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) para su candidato a gobernador de Amazonas. En 2012, como dice Rodríguez Porras, el PPT volvió a las filas de Chávez y un sector “se alineó con la derecha”; es decir, se consolidó en la línea de las elecciones amazónicas de 2010.

4) En cuanto a los medios de información, Rodríguez Porras admite que apoyaron la decisión gubernamental de no renovarle la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV) en 2007: “En aquel momento nuestra corriente socialista reclamó al gobierno de Chávez que castigara a todos los golpistas civiles y militares, y en el caso de los medios de comunicación que expropiara a RCTV, Venevisión, Globovisión y Televen, y fueran entregados a los periodistas, empleados y comunidades para que estos los controlaran y administraran”.

El control de los medios por parte de organizaciones populares no puede surgir de un “reclamo al gobierno”. Así formulado, tal reclamo no tiene posibilidad alguna de prosperar y sólo queda la estatización de los medios; esto es, el control de la prensa por parte del bonapartismo, la estatización del flujo informativo, de las frecuencias de aire que constituyen el capital principal de una empresa periodística.

5) Rodríguez Porras considera también que constituye un “exabrupto histórico” de Altamira sostener que hubo controles obreros independientes en las empresas nacionalizadas. En verdad, el artículo de Prensa Obrera dice: “Lo que distingue al enfrentamiento electoral en Venezuela que se desarrolla en este momento no es la ‘naturaleza’ burguesa de los contendientes, sino que el chavismo ha agotado sus tendencias movilizadoras y es, por sobre todo, un chaleco de fuerza para el movimiento obrero independiente, como lo demuestra la proclamación de la central sindical estatizada, por un lado, y el descabezamiento de los ‘controles obreros’ independientes que se habían establecido en las empresas nacionalizadas, por el otro”.

Como se ve, “controles obreros” está puesto entre comillas y, por cierto, esos organismos fueron descabezados por decisión presidencial. El último caso fue el de Sidor, cuando el “trabajador-presidente” De Oliveira fue destituido porque no pudo impedir que los tercerizados de esa empresa paralizaran Ciudad Guayana el día en que Chávez se proponía hacer ahí un acto de campaña electoral. El “control obrero”, tal como lo entiende el chavismo, es una pared para contener la lucha obrera.

6) Del Fadess (Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato), Altamira dice que “llama al derrocamiento del chavismo por los gorilas”. Rodríguez Porras lo desmiente con el argumento de que el Fadess “no ha llamado a votar por ninguno de los candidatos presidenciales, ni mucho menos a un ‘derrocamiento’”. Extrañamente, el candidato a diputado de Mérida no se refiere a una cita incluida en el texto de Prensa Obrera, en la que Rodrigo Penzo, dirigente del Fadess, dice: “Estamos cerca de una gran oportunidad de poner al gobierno en una situación de confrontación con el electorado y la decisión popular del pueblo venezolano, que sabrá escoger su propio destino” (Primicias 24, 26/7/12).

Es cierto que, con esas declaraciones, Rodrigo Penzo intentaba poner distancias respecto de Chirino, también dirigente del Fadess, cuando él y Froilán Barrios -otro directivo del Fadess- respaldaron al candidato gorila, Henrique Capriles. Barrios fue aun más lejos, y en un acto público dijo: “Luego de 14 años de atropellos laborales, es un deber de los trabajadores derrotar a este gobierno” (Primicias 24, 14/8/12). Hace apenas unas cuantas semanas, el 22 de agosto, José Bodas, militante del PSL y dirigente de C-Cura, acompañó a Rodrigo Penzo y a Barrios en un juicio laboral al gobierno (Entornointeligente.com, 23/8/12).

De ahí que Prensa Obrera se pregunta si el PSL tiene un balance político de su actuación durante los últimos años, de modo de avanzar en la perspectiva de construir un partido obrero y socialista en Venezuela.

Alejandro Guerrero
Informe: Roberto Yepez,
Opción Obrera, Venezuela

jueves, 27 de septiembre de 2012

Un “comunista” a la sombra del poder


Un “comunista” a la sombra del poder
La muerte de Santiago Carrillo

Santiago Carrillo, histórico dirigente del PCE, murió tranquilamente, a los 97 años, en su cama. Su muerte fue recibida con grandes muestras de pesar por la totalidad del arco parlamentario, desde el derechista PP hasta la izquierda independentista vasca Amaiur. El parlamento se puso de pie y ovacionó unánimemente al fallecido, considerado uno de los padres de la actual Constitución. Hasta el mismo rey tuvo la deferencia de acercarse al domicilio del fallecido. La muerte de los revolucionarios, como Marx, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Durruti o el Che, fue recibida con grandes muestras de alegría por la burguesía de todo el mundo. Si en vida fueron tachados de criminales, muertos no se les trató mejor. La lucha de clases no perdona. Pero Carrillo murió con los laureles de “defensor incansable de la clase obrera”, de “comunista que renunció a sus intereses partidistas en favor de la convivencia pacífica y democrática” e incluso de “hombre de Estado” (con todo lo que comporta bajo el capitalismo que a uno le tachen de hombre de Estado). El presidente Mariano Rajoy expresó sus condolencias en nombre del gobierno, destacando su papel en la transición. Pero quizá los más entregados fueron sus antiguos compañeros de partido, que se deshicieron en ditirambos del más rancio estilo estalinista. Sin ningún atisbo de vergüenza, Alberto Garzón, la estrella mediática de IU, destacó “su espíritu por superar el capitalismo” y José Luis Centellas, secretario del PCE, resaltó su entrega a la lucha y defensa del comunismo.

¿Pero quién fue este curioso personaje, que ha conseguido unir en sus exequias a los representantes de todas las clases sociales del Estado español?

Santiago Carrillo nació en 1915 en Gijón. Hijo de un dirigente socialista, ingresó en las juventudes a finales de la década de los 20. Nombrado secretario de las mismas en 1934, se declaró partidario de la “bolchevización” del PSOE, invitó al BOC y a los trotskistas a ingresar en él para reforzar su ala izquierda, e incluso llegó a declararse partidario de una IV Internacional1. Detenido en octubre por su participación en la revolución de Asturias, fue liberado a principios de 1936, con el triunfo del Frente Popular. Viajó a la URSS, donde fue cooptado por el aparato estalinista. A su vuelta las juventudes socialistas y comunistas se unificaron, bajo su dirección. En octubre ingresó en el PCE y poco después acusaba en los mítines al POUM (fruto de la fusión del BOC y de la ICE trotskista) de formar parte de la V columna en el seno de la república.

Nombrado consejero de orden público de la junta de defensa de Madrid durante la guerra, fue el responsable de las cárceles, en la que no sólo acabaron los simpatizantes de la sublevación, sino también militantes revolucionarios, anacosindicalistas, poumistas y trotskistas que se oponían a la liquidación del movimiento revolucionario y la restauración del orden burgués.

Derrotada la república partió exiliado hacia la URSS. En las peleas fraccionales de la camarilla dirigente siempre supo estar al lado del sector más servil a Stalin, lo que le valió seguir ascendiendo en la jerarquía. Terminada la II Guerra Mundial se trasladó a París. En 1944 dirigió la invasión del valle de Arán por columnas guerrilleras. La descabellada operación se saldó con más de 200 partisanos muertos. En 1948 formó parte de una delegación que viajó a Moscú para entrevistarse con Stalin. Como consecuencia de la entrevista el PCE renunció a la táctica de la lucha armada. Capítulos como el abandono de las partidas de maquis que no pudieron abandonar la España franquista, o el juicio a Jesús Monzón (que había dirigido militarmente la aventura aranesa) han quedado en la oscuridad porque Carrillo nunca quiso hablar de ellos.

Tras la muerte de Stalin, en el XX Congreso del PCUS, la dirección del PCE se opuso al “informe Jruschev”, en el que se denunciaban los asesinatos del déspota. Pero pronto Carrillo y sus colegas se convirtieron a la nueva línea, como si nada hubiera pasado. El viejo partido estalinista lo seguía siendo hasta las raíces, no sólo en su subordinación a la línea ordenada por la burocracia de la URSS, sino también en sus métodos internos. La disidencia era traición. Julián Grimau, Comorera y otros, sendos estalinistas, fueron enviados a la muerte ordenándoles la vuelta a la España franquista. Sin oposición interna, Carrillo (ya convertido en secretario del PCE desde 1960) y su camarilla, prepararon el terreno para el futuro compromiso con el aparato franquista.

Obedeciendo las nuevas directrices de la burocracia soviética, en 1967 se aprobó la nueva línea del partido en la que se declaraban partidarios de la “reconciliación nacional” y la “vía pacífica al socialismo”, que marcará la política del PCE hasta después de la muerte del dictador Franco. Este deslizamiento hacia el compromiso y la decadencia de la URSS lo llevaron a la aventura eurocomunista, que no era otra cosa que el acercamiento y la subordinación a la burguesía española. Luego vino el abandono de la bandera republicana, la aceptación de la monarquía juancarlista (heredera de Franco), el disciplinamiento del movimiento obrero tras la burocracia de CC.OO., los Pactos de la Moncloa de 1977, y la Constitución monárquica de 1978 (fruto del pacto del PSOE y del PCE con el aparato franquista, por la que éste preservaba la esencia de su poder). Carrillo fue uno de los inspiradores de la amnistía por la que los verdugos quedaban inmunes y se abandonaba la causa de las víctimas de 40 años de tropelías. Gracias al acuerdo con los gerifaltes del franquismo, Suárez, Fraga, Martín Villa… el aparato del viejo régimen pudo transformarse en “democrático”, oculto tras la maloliente cortina de amnesia y olvido.

Tras la muerte de Franco en 1975, Carrillo volvió a España. Disfrazado con una peluca (parodiando a Lenin en la Rusia prerrevolucionaria de 1917), fue detenido y poco después puesto en libertad, en el momento en el que el PCE era legalizado. El pacto con el franquismo le dio respetabilidad ante los poderes fácticos y la burguesía, pero la perdió ante miles de luchadores. El único partido de masas que había sobrevivido al franquismo, empezó a descomponerse y escindirse en multitud de grupos y fracciones. Luego vino la debacle electoral en la que el recién aparecido PSOE se convirtió en el principal referente de la izquierda. En 1982, acosado por la crisis interna, abandonó la dirección y dos años después fue expulsado, fundando un efímero PT, que le sirvió de plataforma para negociar su reingreso en la socialdemocracia, donde se convirtió en un cadáver político.

El resultado de la “modélica” transición fue la desorientación política del movimiento obrero, y un profundo retroceso de la conciencia de clase, que ha durado hasta nuestros días. En los últimos capítulos de su vida, el “comunista” Santiago Carrillo, siguió siendo un entusiasta defensor de la monarquía y del régimen capitalista democrático que había ayudado a crear. Nunca tuvo una sola palabra de autocrítica. Cuando le preguntaban sobre su responsabilidad en los asesinatos de Trotsky, o Andreu Nin, o la persecución del POUM y del anarcosindicalismo, siempre negó cualquier responsabilidad (aunque algunas investigaciones lo colocan en el centro); después, en determinados círculos, repetía las viejas patrañas estalinistas. La causa de su éxito fue siempre el haber sabido en cada momento dónde estaba el poder y doblegarse ante él, fuera Stalin o el gran capital.

Su muerte coincide con los primeros síntomas de agotamiento del régimen que él ayudó a crear. La monarquía, las corruptas instituciones pseudodemocráticas y la reaccionaria Constitución de 1978 hacen aguas por todas partes. Su desaparición ha sido recibida con indiferencia por la juventud y los trabajadores, y no pesará un gramo en el actual ascenso de la lucha de clases.

Barcelona, 25 de septiembre de 2012

Enric Mompó

1. Mucho se ha hablado del “trotskismo” de las Juventudes Socialistas, pero esto sólo fue una verdad a medias. Aplaudieron la propuesta de frente único socialista-comunista en Alemania para frenar el ascenso del nazismo. Consideraban a Trotsky colíder, junto a Lenin, de la revolución rusa, pero estaban convencidos de que en la URSS se seguía construyendo el socialismo bajo la batuta de Stalin.

“Que se vaya Rajoy, se disuelvan las cortes y se convoque a una Constituyente”


“Que se vaya Rajoy, se disuelvan las cortes y se convoque a una Constituyente”

El gobierno del Partido Popular abrió un proceso penal contra miembros de las dos plataformas de luchadores, porque han convocado a una manifestación para rodear simbólicamente el Congreso de los Diputados el 25 de setiembre. Se les acusa “de acuerdo con los dispuesto en el artículo 486 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, como responsables de un presunto delito contra altos organismos de la nación”, el cual se castiga con la pena de prisión de seis meses a un año o una multa de doce a 24 meses a los que promuevan, dirijan o presidan manifestaciones u otra clase de reuniones ante las sedes del Congreso de los Diputados, del Senado o de una Asamblea Legislativa de una Comunidad Autónoma cuando estén reunidos, alterando su normal funcionamiento”. Semejante legislación integra lo que se llama “la transición española”.

La plataforma “¡En Pie! Ocupa el Congreso” y la “Coordinadora 25S” -ambas vinculadas al movimiento 15M- vienen organizando esta manifestación desde mediados de agosto. Una acción que consiste en rodear el Congreso el 25 de setiembre. Originariamente, la convocatoria era única, pero se han separado por un confuso episodio de supremacía, alentado por el periódico Público. La plataforma “¡En Pie!” plantea, entre otros, la dimisión del gobierno y la disolución de las Cortes y de la jefatura del Estado -ejercida por el rey Juan Carlos-; la apertura de un proceso constituyente democrático; la auditoría de la deuda pública de España con una moratoria; la reforma de la ley electoral para facilitar un proceso constituyente democrático; la derogación de los recortes sociales y de las reformas contra el Estado de bienestar, y la paralización inmediata de los desalojos de las viviendas.

Por su parte, la Coordinadora 25S ha hecho un manifiesto genérico contra el capitalismo y llama a rescatar al Congreso de manos de los políticos. La separación en dos plataformas no ha roto la unidad de acción ni ha socavado de momento la coordinación de las manifestaciones previstas.

El gobierno de Madrid acusa a la manifestación de “golpista” y de sediciosa. Intenta trazar una línea divisoria clara entre estas movilizaciones del 25S y las convocadas por la Unión General de Trabajadores (UGT) y por las Comisiones Obreras (CCOO) -que agrupan a un centenar de organizaciones sociales bajo la denominación de Plataforma Social-, con el argumento de que los sindicatos tienen servicios de orden propios, en tanto el 15M y los movimientos del 25S están infiltrados por extremistas “antisistema”. Los dirigentes de UGT y CCOO se limitan a plantear un referéndum sobre las reformas y los recortes del gobierno, pero no su caída y una Constituyente.

Los dirigentes sindicales habían presentado su planteo ante el rey a principios de agosto, para crear una cortina de humo con la cual velar el levantamiento de la huelga de los mineros del carbón, precisamente entre el primero y el seis de agosto. Tanto la UGT como las CCOO habían bloqueado la posibilidad de una convergencia de las luchas de los trabajadores del sector público y del carbón. El levantamiento de la huelga de los trabajadores del carbón fue apalancado por las direcciones sindicales, aún a sabiendas de que el gobierno no cedería ni un milímetro en sus posiciones. El sector crítico exigía la convocatoria a una huelga general inmediata, en oposición a la solicitud del referéndum.

Durante la concentración del 15 de agosto convocada por la UGT, por las CCOO y por la Plataforma Social, la policía obligó a los portadores de una pancarta del 15M a identificarse. Al día siguiente de esta manifestación, el 16 de agosto, la policía obligó a identificarse a unos 40 activistas de la Coordinadora 25S reunidos en el Parque del Retiro en Madrid. El jueves 20 comenzaron a llegar las citaciones judiciales a tres activistas identificados el 15 y a otros cinco identificados el 16. Está claro que la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, ha montado una provocación contra los organizadores del 25S, para extender los mecanismos del fuero antiterrorista contra la protesta social. Queda de manifiesto el temor del gobierno a la consigna de destitución del gobierno y a la convocatoria de una Constituyente.

Ni el gobierno ni los sindicatos olvidan que el 15M fue un movimiento de masas, el cual sigue con una fuerte capacidad de movilización y que ha mantenido intacta su organización en asambleas de barrios en las principales ciudades del país. Mientras la afluencia a esas asambleas se ha reducido significativamente, ha crecido el nivel de resistencia de los trabajadores a la ofensiva del gobierno. En las asambleas de barrio y en los grupos de trabajo del 15M y de la Asamblea Popular de Madrid, hay un debate profundo sobre la necesidad de una estrategia de huelga general como método de lucha. También las organizaciones de izquierda y clasistas deben sacar sus conclusiones de la situación presente. Hay quienes afirman que están presentes en este movimiento para darle “contenido de clase”. Olvidan, sin embargo, que el contenido de clase implica la intervención del proletariado, pero también de un programa.

A todo esto, se suma la rebelión de las regiones autónomas y de los trabajadores. No es el 25S el que cuestiona la estructura constitucional española, son las autonomías históricas: Cataluña y País Vasco. El ex presidente socialista Felipe González ha salido a la palestra el 20 de septiembre, al declarar en los medios que es necesaria una reforma constitucional que establezca un Estado federal. No es la primera vez que los políticos burgueses intentan encorsetar los problemas nacionales en un régimen federal. Pero omiten que la condición para un federalismo consecuente es la República. De otro modo, ese “federalismo” no pasaría de una modificación de las responsabilidades fiscales, bajo la tutela de la monarquía. La IV Internacional ha reivindicado siempre la Federación socialista de las Repúblicas Ibéricas, lo cual podría incluir también a Portugal. El otro aspecto es que un Estado federal o la “independencia”, sometidas a la UE, sería una farsa de federalismo, pues sería un protectorado de Berlín y de Bruselas. Además del derrocamiento de la monarquía, el federalismo y la independencia solamente serían tales si van acompañadas por la ruptura con la Unión Europea.

El 21 de octubre próximo, las elecciones en el País Vasco se habrán de dirimir entre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y la izquierda nacionalista agrupada en Bildu. El PP y el PSOE se van a desmoronar. El PP puede perder las elecciones autonómicas en Galicia, también el 21 octubre, y cabe la posibilidad de que Convergencia i Unio (CiU), el partido de la gran burguesía catalana, convoque a elecciones anticipadas en Cataluña para barrer a la oposición y para renovarse en el Parlament, con una mayoría más amplia y sólida. CiU agita la soberanía para negociar un pacto fiscal, pero no tiene la menor intención de romper con las multinacionales que operan en la comunidad ni con la Unión Europea. ¿Pero cómo hará Rajoy para aflojar la bolsa fiscal cuando el Estado que preside se encuentra en bancarrota y deberá someterse, en breve plazo, al control completo de la Troika -o sea, la Comisión Europea, el BCE y el FMI?

Carlos S. Hortaleza

Santos y las Farc negocian la paz bajo patrocinio de la ‘comunidad internacional’


Santos y las Farc negocian la paz bajo patrocinio de la ‘comunidad internacional’

El gobierno colombiano y las Farc se sentarán en octubre a negociar el fin del conflicto armado, con el patrocinio de Noruega y Cuba, con Chile y Venezuela en calidad observadores.

El anuncio de las negociaciones fue saludado por casi todo el arco político colombiano, incluyendo al Polo Democrático. Fundamental es el apoyo de Obama, o sea que la negociación forma parte de la política mundial del imperialismo. ¿Podría fracasar una acción que reúne en la misma mesa a todos los matices de la llamada ‘comunidad internacional’? Los obstáculos son enormes, pero una vez tomada una decisión estratégica, deberán ser removidos por los cagatintas de la diplomacia internacional. El mayor desafío que enfrenta esta tentativa es la crisis internacional, que tiene la capacidad para alterar el escenario político mundial, de un lado, y acentuar las luchas de masas por el otro. Este escenario potencial ha sido, sin embargo, el incentivo principal para ir a estas negociaciones, porque su finalidad última es asociar a los regímenes y fuerzas políticas que tienen roces con el imperialismo, para defender un orden que se convertiría en patrimonio común.

Las Farc hacen una concesión fundamental, porque el proceso no incluye una tregua en las acciones militares; o sea, habilita la continuación del hostigamiento militar que mantiene la iniciativa en el terreno, aunque se supone que regirá de hecho porque, de lo contrario, podría torpedear toda la negociación. Santos se aseguró el apoyo de toda la cúpula militar que ha estado combatiendo a la guerrilla. Asimismo, precedió las negociaciones con una ley agraria que prevé el regreso de miles y miles de campesinos expulsados por capitales agrarios asociados al ex presidente Uribe. Se busca reciclar la economía de la droga hacia la producción agraria que pueda transformarse en biocombustibles. También saludan la negociación los pulpos del petróleo, que verían eliminado el asedio de los atentados a tubos de transporte y refinerías.

Con la formalización de las negociaciones culmina el acercamiento iniciado hace tiempo entre Santos y Chávez, o sea que integra al chavismo al orden internacional establecido en América Latina. Por eso Obama declaró, contradiciendo a Romney, que Venezuela “no representa una amenaza a la seguridad de Estados Unidos”. Así, “el proceso de paz” en Colombia encuadra políticamente a Venezuela. El gobierno de Caracas continúa entregando jefes del narcotráfico con pedido de captura a Colombia, incluso a los que están acusados de asociación con las Farc. Por una vez, Chávez y su rival, Capriles, se encuentran en la misma onda.

Dificultades
Las Farc obtienen, de hecho, el reclamo de ser consideradas una “fuerza beligerante”, sistemáticamente negado por el militarismo y la oligarquía de Colombia, pero llegan a esta instancia muy golpeadas tanto militar como políticamente. Sufrieron miles de bajas durante la presidencia de Uribe, a lo que se suma el aislamiento político en que quedaron sumidas con el relanzamiento de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela-Ecuador, cuando asumió Santos. En esto reside una de las diferencias principales con el frustrado proceso del Caguán, hace dos décadas, que incluía la concesión a la guerrilla de una zona desmilitarizada del tamaño de Suiza. Ahora, el diálogo no incluye ninguna cláusula de amnistía, y las fuerzas armadas ni siquiera garantizan la detención de su accionar durante el proceso de paz (siete integrantes de las Farc fueron asesinados cuando ya habían sido anunciadas las conversaciones). Ha trascendido que emisarios del gobierno de Santos llevaban entre doce y catorce meses de tratativas preliminares con referentes de las Farc, en el mismo lapso en que eran abatidos algunos de sus máximos dirigentes. El gobierno de Santos, de todos modos, llega también en condiciones de crisis. El diario Vanguardia (31/8) advierte que la situación económica desplazó a la seguridad como principal asunto de preocupación de los colombianos. Enfrenta la presión de las luchas de petroleros, portuarios, estudiantes e indígenas. Ha debido cambiar a casi medio gabinete.

Entre las pruebas que este proceso deberá sortear, se encuentra la cuestión de la tierra. Uribe y sus aliados paramilitares se han manifestado en contra del proceso de paz pero, por ahora al menos, han quedado en minoría. La Federación de Ganaderos se opone a que se discuta el problema agrario. Para el gobierno, ese debate es más la oportunidad de un negocio que implica la puesta en valor de centenares de miles de hectáreas bajo control guerrillero, que una concesión a las Farc. Sintomáticamente, la mesa de negociación con los indígenas del norte de Cauca se encuentra empantanada. Otro punto a tener en cuenta es la propia descomposición de las Farc, que pone en duda la capacidad de su secretariado nacional para encuadrar a toda la fuerza.

Mientras que Obama promueve la negociación y el ex presidente Carter ha solicitado que se quite a Cuba de la lista de países terroristas por auspiciar el proceso, un ala del Partido Republicano, expresada en el Congreso por la dirigente de la comisión de Relaciones Exteriores, Ros-Lehtinen, considera “alarmante el hecho de que el régimen castrista reciba un papel de liderazgo en las discusiones” (Terra, 4/9). Se trata, como puede verse, de un rechazo limitado, para las tribunas. Romney y Obama expresan dos abordajes diferentes de la crisis mundial, como ocurre en otros países, pero el Presidente lleva la batuta: el capital se inclina por la emisión de dólares para rescatar a la banca, antes que por salir a una cruzada antiobrera potencialmente fascistizante.

Negocios
En esta orientación de encauzamiento, la revista Semana (1/9) indica una razón “(de) puro pragmatismo económico: no sólo la violencia le cuesta a Colombia entre uno y dos puntos del PIB, sino que el fin del conflicto con las Farc y el Eln podría ahorrar otro tanto en gasto militar (entre 3.500 y 7.000 millones de dólares al año)”. Un acuerdo mejoraría las posibilidades de proyectos como el oleoducto binacional colombiano-venezolano hasta el puerto de Temuco u otros negocios, como el TLC con Corea del Sur y el que está en proceso de negociación con Israel. Una paz con las Farc se inscribe en todo este entramado capitalista, en momentos en que Colombia ha desplazado a la Argentina del segundo lugar dentro de las economías sudamericanas.

Otras experiencias de desmovilización guerrillera resultaron exitosas para la burguesía colombiana. Por caso, uno de los líderes del M19, Gustavo Petro, se recicló como alcalde de Bogotá. El País (6/9) dedica un largo artículo a analizar los vínculos de las Farc con el naciente grupo Marcha Patriótica. Para Santos, el proceso de negociaciones implica un intento de posicionamiento como líder regional y un paso hacia su reelección. La integración de las Farc a la vida política forma parte de un fenómeno más vasto de contención al interior de Colombia. Santos le ha concedido rasgo ministerial a la consejería presidencial para el diálogo social y la movilización ciudadana, “en el que nombró al ex dirigente sindical y ex alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón”, del Partido Verde (AFP, 31/8). El diálogo actual, que se desarrollará entre Oslo y La Habana, aspira a una integración similar en relación con las Farc, y pone de manifiesto los límites políticos de la guerrilla colombiana en cuanto sujeto de una transformación social.

Las aspiraciones de las Farc en estas negociaciones, como son los derechos políticos y una reparación parcial a los agravios sufridos por los campesinos y otras aspiraciones sociales, no tienen nada de revolucionarias. Asistimos, de este modo, al final de una lucha armada no revolucionaria, que hacía tiempo se encontraba en su ocaso. El poder no se encuentra en la boca del fusil, ni la violencia es sinónimo de revolución social. Ella solamente puede ser el resultado de una acción histórica independiente del proletariado.

Gustavo Montenegro

lunes, 17 de septiembre de 2012

VOTEMOS A CHIRINO PARA PRESIDENTE, CONSTRUYAMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y LOS TRABAJADORES




VOTEMOS A CHIRINO PARA PRESIDENTE, CONSTRUYAMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y LOS TRABAJADORES

El 7 de octubre se escoge entre las alternativas de un nacionalismo impotente en el gobierno, la oposición de derecha proimperialista, y la candidatura de Orlando Chirino, candidato a presidente por el PSL.

Entre las dos primeras, una se disfrazó de roja pretendiendo reordenar al país sin hacerle pagar a los capitalistas su fracaso, la otra representa directamente el retroceso porque ya fracasaron antes de quienes gobiernan.

La alternativa de Chirino presenta un programa de salida a la crisis causada por los que han gobernando al país, planteando un gobierno de los trabajadores. La propuesta de un frente electoral como respuesta a la descomposición del Estado capitalista, no basta, exige estructurar una organización de los trabajadores, la necesidad de su independencia política y la lucha por conquistar el poder.

Parte de la izquierda solo siente el temor al avance de la oposición de derecha y no ve que el triunfo de Chávez  favorece a la derecha endógena, la cual se fortalece cada vez más bajo su protección. Bajo ambas direcciones la izquierda revolucionaria no prospera, mientras tanto el país va directo a su ruina económica.

Es necesaria una alternativa a las dos camarillas enfrentados por seguir utilizando el país para su beneficio, es preciso materializar un Frente de Izquierda y de los Trabajadores con un plan mínimo de lucha coordinado por las agrupaciones que asumen la candidatura de Chirino y que atraiga a las bases que se sienten estafados por las direcciones reformistas de sus organizaciones.

Hubiese sido un gran paso adelante coordinar una Campaña Nacional por una comisión elegida por los trabajadores y los vecinos afectados que determine las causas y los responsables de la Explosión en Amuay; otra que denuncie el secuestro de Julián Conrado y por su Libertad Inmediata; también por un Aumento General de Sueldos y Salarios; por la Reducción de la Jornada Laboral; por el Fin de la Tercerización, la Flexibilidad Laboral y la Precarización de la Fuerza de Trabajo; y por el derecho a que las Contrataciones Colectivas, sobre todo en la administración pública pero también en la empresas privadas, de una buena vez se discutan y se aprueben a satisfacción de los trabajadores.

EL FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES TRASCIENDE A LOS RESULTADOS ELECTORALES DEL 7 DE OCTUBRE.

TODAVÍA ESTAMOS A TIEMPO DE ORGANIZARNOS BAJO UN PLAN COMÚN DE LUCHAS Y ASÍ SER UNA REFERENCIA DE IZQUIERDA CLASISTA QUE PUEDA DARLE RESPUESTA A LA DEBACLE CAPITALISTA QUE SE AVECINA CON CUALQUIERA DE LOS DOS CANDIDATOS DE LA POLARIZACIÓN.

PARA OFRECER UNA ALTERNATIVA DE INDEPENDENCIA DE CLASE A LOS EXPLOTADOS DEBEMOS FORMALIZAR BAJO OBJETIVOS CONCRETOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES.

Opción Obrera, 15 de septiembre de 2012

jueves, 6 de septiembre de 2012

Vamos con Chirino


Vamos con Chirino*

En las elecciones que tendrán lugar en Venezuela a principios de octubre próximo, se producirá un choque político de fuerzas cuya importancia no se puede negar. Reducirlas a un enfrentamiento entre “dos fuerzas patronales” raya en una vulgaridad que ofende. Los que incurren en ella eran, hasta hace poco, simpatizantes más o menos fanáticos del chavismo, al cual veían hasta como una encarnación posible de la revolución proletaria. El eufemismo “fuerzas patronales” tampoco aclara nada, porque han habido -y siguen habiendo- movimientos populares de contenido burgués (dirección pequeño burguesa, civil o militar), que chocaron con otros igualmente ‘patronales’, pero reaccionarios. Es precisamente lo que ocurrió en Venezuela, por ejemplo, en 1958 -con el levantamiento popular-militar contra el dictador pro-yanqui Pérez Jiménez- y luego con la tendencia bolivariana. En resumen, el nacionalismo de contenido burgués, por un lado, y el gorilismo, por el otro, no ocupan el mismo lugar histórico en la lucha de clases de los países dependientes. Lo que se debe subrayar siempre es la independencia total del movimiento obrero, en especial cuando apoya las movilizaciones populares impulsadas por la pequeña burguesía nacionalista.

Lo que distingue al enfrentamiento electoral en Venezuela que se desarrolla en este momento no es la ‘naturaleza’ burguesa de los contendientes, sino que el chavismo ha agotado sus tendencias movilizadoras y es, por sobre todo, un chaleco de fuerza para el movimiento obrero independiente, como lo demuestra la proclamación de la Central sindical estatizada, por un lado, y el descabezamiento de los “controles obreros” independientes que se habían establecido en las empresas nacionalizadas, por el otro. El chavismo ha dejado de representar hace mucho a un movimiento que se apoya en la movilización de las masas, para ser un factor de regimentación y de estatización de sus organizaciones. Por esta vía de regimentación, el chavismo es el principal preparador de una gran derrota de las masas a manos de la derecha; en su dirección predomina, por lejos, la llamada ‘derecha endógena’. Es lo que ocurrió con el peronismo argentino en 1955 y 1976, que se entregó a la derecha sin pelea o fue cómplice de ella.

Fuera de las ‘luminarias’, se presenta el Partido Socialista y Libertad, una organización trotskista con un programa de independencia de clase y con candidatos que participan en la experiencia del movimiento obrero anti-estatizante, encabezado por Orlando Chirino. El PSL es políticamente solidario de Izquierda Socialista, que integró el Frente de Izquierda en Argentina en 2011. Un voto por el PSL sería testimonial, pues no incide en el desenlace de una elección que es políticamente relevante. Llamamos, sin embargo, a ejercer este voto testimonial. Es que del mismo modo que consideramos una manifestación de “enorme” atraso político el hábito de votar en blanco o por sectas estériles, en cualquier lugar y circunstancia, sin tomar en consideración las oportunidades que ofrecen los virajes que la crisis mundial produce en las situaciones de los diversos países y de las masas, sería un error no tomar en cuenta con la mayor seriedad e interés los esfuerzos que se realizan en el campo de la vanguardia obrera de Venezuela por poner en pie una alternativa propia. En Venezuela, la izquierda ha ido a la rastra del chavismo por casi una década -cómo no apreciar, entonces, que intente dejar de hacerlo, incluso si es en los márgenes del campo electoral.

Desconocemos si el PSL llega a estas elecciones armado de un balance político de la experiencia chavista y de su propia política. En las parlamentarias pasadas, sus candidatos se presentaron en la lista de un partido, el PPT, que abandonó un chavismo orgánico por un acercamiento a la oposición gorila. El nombre PSL no es una buena elección, porque remite a un partido de camarillas en Brasil, el PSOL, de cuño oportunista y democratizante, en donde militan los camaradas brasileños del agrupamiento venezolano, el cual llevó a una senadora clerical como candidata a la presidencia. La combinación de socialismo y libertad tampoco es afortunada, porque niega el carácter autoritario de la revolución proletaria, por mayoritaria que sea la revolución. La dictadura proletaria es, a la vez, la forma más amplia y elevada de democracia en la historia, pero -por sobre todo- un ejercicio autoritario contra la clase explotadora. La expropiación del capital no es un acto democrático, no recurre al referendo para sustituir la vía de los hechos. La corriente que forma el PSL apoyó la expropiación de los capitales privados de medios de comunicación por parte del chavismo, lo que no suena a algo libertario. La afirmación de una posición democratizante arriesga convertir a la izquierda en una de las patas del régimen político burgués.

El PSL simplifica la crisis venezolana como una “polarización entre dos opciones capitalistas” (Chirino, en Primicias24.com, 16/8). A juicio de Chirino: “las candidaturas de Chávez y Capriles representan la continuación del capitalismo en Venezuela”. Tanto el puntofijismo que representa el candidato de la Mesa de Unidad Democrática, como el actual presidente, que lleva 14 años gobernando, han destruido el país…” (ídem). No son, sin embargo, ‘destrucciones’ del mismo carácter -uno representa al imperialismo; el otro, el fracaso del nacionalismo de contenido burgués. Este signo igual entre chavismo y gorilismo toma un tono más peligroso en una declaración del Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess), uno de los nucleamientos sindicales opositores, de cuya dirección participa Chirino, que dice lo siguiente: “Es indispensable la salida de este gobierno del poder, para avanzar en la lucha por los derechos de los trabajadores (…) Estamos cerca de una gran oportunidad de poner al gobierno en una situación de confrontación con el electorado y la decisión popular del pueblo venezolano, que sabrá escoger su propio destino” (Primicia 24). Con la excusa democrática, el Fadess llama al derrocamiento del chavismo por parte de los gorilas. Es cierto que el gorilaje tiene una base popular, cortesía del chavismo, que ha perseguido en forma sistemática a numerosas categorías de trabajadores. Pero su contenido no autoriza a caracterizarla como democrática, sino como derechista. Algo parecido ocurrió en la Argentina, cuando los partidos hermanos del PSL apoyaron la movilización sojera.

La izquierda venezolana en su conjunto debería proceder a un balance político. La corriente que forma el PSL repudió el levantamiento de Chávez, en 1992, que fue acompañado por una semi-insurrección popular (Izquierda Unida y el MST de Argentina salieron en “defensa de la democracia”), pero luego se hizo chavista y caracterizó al proceso bolivariano como “revolucionario”. Debería decir cuándo y por qué dejó de serlo. Empeñó sus esfuerzos en construir una central sindical independiente, la Unete, pero bajo la sombra o el aliento del gobierno chavista -el cual, por supuesto, hizo naufragar el intento. Los compañeros del PSL están impulsando una campaña internacional de firmas en su apoyo, a la que adherimos en nombre de la independencia obrera, pero sin convocar a un debate sobre la estrategia de conjunto a la que debería servir ese apoyo. En las filas del PSL no solamente hay luchadores, sino también mártires -tienen sus Mariano Ferreyra, obreros asesinados por el sicariato patronal, lo cual el gobierno chavista nunca quiso esclarecer.

Llamamos vigorosamente a votar por el PSL, en función de la tarea más decisiva para el movimiento obrero de Venezuela -construir un gran partido obrero y socialista.

Jorge Altamira

* Publicado en Prensa Obrera, periódico semanal de Partido Obrero de Argentina, en su edición N° 1.238 del 6 de septiembre de 2012. http://po.org.ar/po1238/2012/09/06/vamos-con-chirino/

Adonde va Venezuela


Adonde va Venezuela*

Las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre, en Venezuela, son observadas con mucha atención, por el impacto político que tendrán en América Latina (y no sólo), cualesquiera sean sus resultados. Hugo Chávez enfrenta en las urnas, por primera vez en la larga década de su gobierno, a una oposición unificada. Los llamados ‘escuálidos’ siguieron una línea golpista hasta una fecha tan avanzada como el año 2007, cuando Chávez ya tenía siete años de gobierno. Luego hicieron un repliegue hacia la legalidad electoral sin mayores alcances, pero a partir de ahí obtuvieron dos éxitos significativos: primero, derrotaron un intento de Chávez de reformar la Constitución y, luego, ganaron, en términos de votos, las parlamentarias y a gobernadores hace dos años. En las primarias en las que eligieron a su candidato, Henrique Capriles, los opositores unificados consiguieron una concurrencia elevada, alrededor de tres millones de electores -cuando el padrón electoral de Venezuela acoge a quince millones de votantes. Chávez carga la mochila del cáncer que le fue tratado durante varios meses. Si la sospecha de que persiste se confirma, en octubre no se estaría votando su candidatura, sino la de su sucesor -el cual, de acuerdo a la Constitución venezolana, recaería en la persona que designe Chávez, incluso después de electo. La masa chavista, sin embargo, no aprecia políticamente a ninguno de los que podrían ocupar ese lugar -a los que el lenguaje popular ha designado como “derecha endógena”. Chávez tiene esto muy claro, por lo que ha adoptado medidas excepcionales para la eventualidad de su desaparición física.

Las puertitas de la oposición
Los sondeos de opinión -muy cuestionados- le dan la victoria a Chávez, pero también registran un acortamiento de las distancias. El viernes pasado, en un discurso ante delegados de la Central sindical estatizada, Chavéz reconoció el progreso de Capriles y anunció que la diferencia en la intención de votos a su favor era inferior a la que él hubiera deseado. Henrique Capriles, que le ganó al chavismo el importante estado de Miranda hace tres años, está desarrollando un activismo extraordinario -entre otras cosas para acentuar una contraposición morbosa entre su salud, en apariencia robusta, y las dificultades de Chávez. Pero en sus comicios reúne una cantidad apreciable de gente -esto a pesar del monopolio apabullante de los medios de comunicación chavistas, de la cesión obligatoria de espacios a la propaganda del gobierno y del uso de la cadena nacional para exhibir al Presidente durante un tiempo horario ilimitado. Ocurre algo parecido a lo que pasó en Argentina en 2008, cuando el movimiento del capital sojero reunió a mucha gente, lo que se reflejó luego en la derrota del kirchnerismo en 2009. Algunos sectores de izquierda toman esta circunstancia para caracterizar el apoyo a Capriles como democrático, pero se trata de un error, porque su dirección es oligárquica. América Latina conoció muchas experiencias ‘democráticas’ de ese tipo, como el derrocamiento del nacionalista boliviano Villarroel, en 1946, o de Perón, en 1955. De todos modos, la unidad de la oposición es, en gran medida, una fachada. Bajo el asesoramiento de un ex jefe del partido comunista que se pasó al ‘neoliberalismo’, como tantísimos de sus congéneres, Capriles desarrolla una campaña de ‘paz y amor’, a la Lula, apoyado precisamente por una consultora brasileña ligada al gobierno de Roussef. También Chávez tiene asesoramiento lulista (como lo tuvieron el peruano Humala, el salvadoreño Funes y el hondureño Zelaya) -es decir que Brasil ha puesto sus huevos en las dos canastas.

La derecha de la oposición rechaza la orientación ‘petista’ de Capriles: como descuenta una derrota electoral, reclama una campaña violenta, que denuncie el derrape de Venezuela hacia el comunismo y el castrismo, de modo de preparar las condiciones para un retorno a los métodos golpistas -en especial si, como anhela, Mitt Romney se alza con la presidencia en Estados Unidos. Advertido de la operación republicana, Obama declaró, recientemente, que “Venezuela no representa una amenaza a la seguridad de Estados Unidos”. Tampoco podía decir otra cosa, después de la venia que le había dado al colombiano Santos para que se embarque en conversaciones con las Farc, con la mediación de Cuba y Venezuela. Obama es el gestor principal de estas conversaciones -como lo ha dejado en claro la Cancillería norteamericana. El ingreso de Venezuela al Mercosur y el inicio de conversaciones con las Farc representan dos auxilios políticos a la campaña de Chávez, que han dejado en minoría a los sectores más recalcitrantes del ‘establishment’ internacional. Pero también sirve a las ‘palomas’ de la oposición venezolana, que han evitado pronunciarse contra un hecho como contra el otro, para poder ser vistas como un recambio que respetaría los acuerdos internacionales.

Nacionalismo en ruinas
La campaña electoral apenas logra disimular las dificultades insalvables por las que atraviesa el régimen chavista (el chavismo es una organización ‘sui géneris’ del poder estatal, no solamente un gobierno). Lo ponen de manifiesto las sublevaciones y matanzas en las cárceles, la violencia cotidiana y el reciente incendio de una de las refinerías más grandes del mundo. El régimen chavista, como tal, se encuentra en pleno desbande. La diferencia histórica del chavismo y los ‘escuálidos’ -si la renta petrolera debía servir para financiar el gasto asistencial de las mayorías empobrecidas o alimentar a los accionistas internacionales- concluye en una situación de desorganización económica descomunal, obsolescencia de PDVSA, despilfarro de gastos sociales y una desvalorización espectacular de los salarios de la clase obrera. Lo singular de la situación de Venezuela es que una victoria bolivariana sólo serviría para dejar al desnudo esta desorganización y precipitar una crisis política. El precio elevado del petróleo, como ocurre en la Argentina con la soja, es visto como una carpa de oxígeno para el régimen -entendido así tanto por el oficialismo como por la oposición, pero opera, en realidad, como un factor adicional de disolución económica. Es que acentúa, por un lado, los desequilibrios internos (desindustrialización y dependencia del petróleo) y, por el otro, la tendencia al despilfarro. El flujo de dinero no puede superar la debilidad estructural del capitalismo nativo en todas sus manifestaciones. La pretendida eliminación de los intermediarios comerciales, por medio de mercados estatales, no ha hecho la menor mella en una inflación que supera el 20% anual. A pesar de la cotización del petróleo, el déficit financiero y operacional de PDVSA se acentúa y la obliga a recurrir a deuda externa. Es que la inflación catapulta sus costos de producción; PDVSA liquida sus divisas en el mercado oficial, el cual está un 50% por debajo del paralelo. El incendio de la refinería de Amuay es una manifestación de este desgaste, lo mismo que la incapacidad para financiar una refinería en Pernambuco, con la que se había comprometido con Brasil. El chavismo enfrenta este desbarajuste con la reducción relativa de los salarios de los trabajadores petroleros, quienes ganan entre 2.500 a 3.000 pesos argentinos. No sorprende, entonces, que el gobierno ejerza una brutal regimentación contra los sindicatos y persiga a los activistas independientes y clasistas. El contrato colectivo petrolero se aprobó apenas hace mes y medio, luego de estar vencido desde octubre de 2011. Se logró por la presión de sus trabajadores, que obtuvieron un incremento irrisorio de 30 BsF a la firma y 10 bolívares más en enero de 2013. Esto demuestra que los trabajadores, sean o no chavistas, no dejarán de luchar a pesar de la descarnada regimentación en la que se encuentran. Los trabajadores de Sidor le hicieron doblar el brazo, la semana antepasada, cuando se comenzó a discutir un convenio demorado por treinta meses.

El oficialismo, no importa lo que digan sus encuestas, también se prepara para lo peor: una derrota electoral o, alternativamente, un resultado disputado. Chávez ha nombrado un Consejo de Estado, el que no había figurado como institución a lo largo de su gobierno. Es decir que contempla -en caso de derrota, incertidumbre o una fatalidad personal- el pasaje del gobierno a los militares. En efecto, las fuerzas armadas son la médula o el hueso duro del régimen bolivariano; por eso el choque más importante dentro de la oposición es, precisamente, la cuestión militar, que la extrema derecha quiere abordar con depuraciones y expulsiones. Los izquierdistas que describen al gobierno bolivariano como un ‘empoderamiento’ del pueblo, se hacen los distraídos acerca de su naturaleza militar. Si una disputa por los resultados -como ocurrió con el referendo sobre la Constitución, en 2008- desatara una crisis política, una de las alternativas probables será la mediación internacional de Unasur -a eso se deben los guiños de la oposición al bloque regional. Semejante mediación sería terminal para el gobierno actual, pues sería un reconocimiento de su falta de sustentación.

En los círculos cerrados de la oposición también se evalúa la situación post electoral, en especial porque una derrota neta la condenaría a un largo ostracismo y dejaría sin salida a la burguesía local que la apoya. El ex presidente de Colombia, Uribe, ya ha empezado una agitación golpista contra Santos, la que está dispuesto a convertir en regional. Los golpes que derribaron a Zelaya y a Lugo han sido mistificados como ‘parlamentarios’, pero -en realidad- fueron golpes militares, activo en el caso de Honduras, y ‘neutral’ en el de Paraguay.

Nuestra posición
Cuando, en abril de 2002, las masas salieron a la calle contra el golpe y ganaron la adhesión de las tropas, Venezuela asistió a una irrupción histórica del pueblo, aunque sin una traducción independiente en el campo político (al salir de la prisión, Chávez las llamó a “volver a casa”). Lo mismo ocurrió en enero del 2003, cuando la clase obrera petrolera enfrentó el sabotaje petrolero de los agentes internacionales en PDVSA. Ese fenómeno popular es cosa del pasado; ahora se reúnen multitudes regimentadas. Se trata de una distinción fundamental a la hora de determinar una política socialista, porque apoyar a las primeras manifestaciones, con banderas propias, sirve para desarrollar la experiencia del pueblo; en cambio, hacerlo con las segundas es, simple, seguidismo y abandono de los objetivos estratégicos. La experiencia nacionalista en Venezuela dio lo que podía, ahora se encarna en un régimen fosilizado. Es lo que habría que explicar, en nuestra opinión, a los trabajadores.

Jorge Altamira

* Publicado en Prensa Obrera, periódico semanal de Partido Obrero de Argentina, en su edición N° 1.238 del 6 de septiembre de 2012. http://po.org.ar/po1238/2012/09/06/adonde-va-venezuela/