Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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jueves, 27 de agosto de 2015

LEVANTEMOS LA CONSIGNA POR LA SUSPENSIÓN INMEDIATA DEL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA E INTERNA


LEVANTEMOS LA CONSIGNA POR LA SUSPENSIÓN INMEDIATA DEL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA E INTERNA

Me parece altamente positivo que La Pipa Rota se haya propuesto publicar una editorial que necesariamente los ubica del lado de la independencia de clase*. Como también exponen, no será la única, lo que les permitirá establecer diferenciaciones y propuestas en torno a la izquierda en el país.

Pero toda diferenciación, y delimitación, implica hacerlo respecto al chavismo, no sólo el que vemos hoy con los "hijos" de Chavez, Maduro y Diosdado así como la caterva de militares defensores del Estado burgués prestos a usar su derecho a la represión y a las armas en nombre de su salvación, sino también con el "padre" originario que representó el propio Chavez y cómo casi toda la izquierda terminó postrada ante él en aras de su progresismo defensor de ese mismo Estado y bajo la parafernalia del "socialismo bolivariano", un contrasentido histórico en el marco de la lucha de clases y claramente negador de la independencia política de la clase obrera.

El balance, por tanto, es necesario e imprescindible, porque aun hay millones de proletarios engañados en su ilusión de chavismo que precisamente les representa una camisa de fuerza para su independencia política. En la lucha de clases no puede haber medias tintas si perseguimos la hegemonía de la clase obrera por su propio gobierno para así, al menos, intentar ir al socialismo. No lo fue el gobierno de Chavez como tampoco menos lo es el de Maduro-Diosdado. Es una tarea cuesta arriba, cuando la crisis del capital arrecia tras su búsqueda imposible de sostener su alicaída tasa de ganancia sino es sobre los hombros de los explotados y el pueblo que nada o poco tiene, llegarle a las masas para sacudirlas de sus ilusiones de conciliación de clases que los jefes del chavismo le forjaron, y a la par, convencerlas que el verdadero socialismo no es el que les ofreció Chavez sino el que pueden ellas conquistar con su independencia política y bajo la total autonomía del gobierno actual y sus instituciones.

El lunes negro de hoy (24/08/2015) anuncia una aceleración de la bancarrota del capital mundial y Venezuela ya recibe sus embates con la caída estruendosa del barril petrolero que podría vaticinarse cercano a los 30 dólares entre ésta y la otra semana (menos de lo que llegó a estar en enero de 2009 con mucha menos presión inflacionaria y déficit fiscal). Maduro seguirá con su circo porque el pan ya no solamente escasea sino que tendrá que conjugarlo en tiempo futuro llegando para quedarse, mientras, los salarios seguirán el rumbo ya propuesto de mayor depreciación y el coro de economistas de izquierda planteando volver a las propuestas económicas con las cuales desde el "chiripero" apoyaron a que Caldera II volviese a ser gobierno.

Necesitamos una consigna que, uniendo a los explotados, ayude a desenmascarar la farsa chavista-bolivariana a la par que nos diferenciamos abiertamente de cualquier oportunismo proveniente de la derecha. Digo una consigna porque la debilidad y la dispersión de la izquierda clasista, frente al resto de la izquierda y frente al propio chavismo y sus aliados del Polo Patriótico, es obvio que no podrá canalizar a las masas que se volcarán enardecidas a las calles cuando la crisis se profundice aun más y no tengan un mínimo de organización frente a la previsible represión a la que serán sometidas. Una consigna que les haga entender que no son ellas las que deben pagar la crisis sino los capitalistas que la crearon. Una consigna que una al planteo de la independencia política la necesidad de obligar al gobierno a abandonar el salvataje a la burguesía propia y de afuera. Una consigna transicional que les plantee que está en sus manos la salida a la crisis y no en manos de terceros iluminados de la pequeña burguesía. Esa consigna no puede ser otra que SUSPENDER INMEDIATAMENTE EL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA E INTERNA porque es con tales pagos cómo el gobierno salva a los capitalistas de afuera y de adentro, de la banca financiera internacional y de la que cumple el papel de sus testaferros y apoderados en el país.

No hay divisas sino para pagar deuda ETERNA. No hay bolívares sino para pagar a la banca la deuda suscrita en créditos adicionales que duplica ya el presupuesto anual. No es un tema, solamente, de control de cambios o unificación cambiaria, es un problema de insolvencia que se traduce en un déficit del 20% de PIB, que viene en caída libre desde el primer trimestre de 2014, que pretenden los salvadores del capitalismo en el gobierno hacerlo pagar a los trabajadores y el pueblo como de la misma forma lo haría cualquier alternativa proveniente de la oposición de derecha. Esto es mucho más sencillo de explicar al pueblo y a los trabajadores que cualquier arrebato izquierdista en el marco del gobierno de los trabajadores o su símil de la dictadura del proletariado, que si bien no se debe abandonar no es lo prioritario para tratar de influir en la independencia política imprescindible ante el Estado por la profundización de la crisis del capital. Obligando pueblo y trabajadores a los administradores del Estado a suspender cualquier pago de deuda incidimos en la forma en cómo tales recursos pueden ser administrados porque sería de ilusos que si lo podemos conquistar ahora se lo dejamos en manos de los dilapidadores del país: gobierno, capitalistas, sus estamentos pequeño burgueses representados en los partidos reformistas y conciliadores tanto del chavismo como de la derecha.

Podemos confluir las distintas vertientes de la izquierda no plegada al chavismo en esta consigna esencial cuando las perspectivas revolucionarias de las masas hagan frente al ajuste. Cómo difundir esta consigna es la labor que de aquí en adelante debemos afrontar. No auto-convocarnos en este objetivo es volver a llevar a las masas a otro matadero peor que el Caracazo.

POR LA SUSPENSIÓN INMEDIATA DE TODO PAGO DE DEUDA EXTERNA E INTERNA

NI UN DÓLAR MÁS PARA EL CAPITAL FINANCIERO MUNDIAL EN BANCARROTA

NI UN BOLÍVAR MÁS PARA LA BANCA CRIOLLA QUE LE PRESTA A LOS CORRUPTOS DEL GOBIERNO

MONOPOLIO DEL COMERCIO EN MANOS DE LOS TRABAJADORES

NACIONALIZACIÓN SIN INDEMNIZACIÓN DEL SISTEMA BANCARIO VENEZOLANO BAJO CONTROL DE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO

POR EL GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES, ÚNICO PASO POSIBLE AL SOCIALISMO

POR LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL

Roberto Yépez


Venezuela: crisis bolivariana, crisis continental


Venezuela: crisis bolivariana, crisis continental

La crisis, en Venezuela, parece no tener límites. El "tejido social", históricamente débil, se descompone a un fuerte ritmo como consecuencia de una inflación que escala sin controles y el desabastecimiento.

Objetivamente, la revolución bolivariana ha llegado a su final: diversos avances sociales, pero también nacionales (recuperación de PDVSA), están siendo arrasados por la marcha de la crisis. Desde diversos sectores del partido oficial, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), se ha denunciado el lucro que obtiene la llamada "boliburguesía", por su acceso privilegiado a divisas oficiales o permisos de importación. Es indudable que se desarrolla una "guerra económica" contra el gobierno, como el acaparamiento o el contrabando de petróleo, pero el terreno ha sido abonado por el fracaso del intervencionismo estatal (burocrático) de contenido burgués, por un lado, y por la permisividad oficial frente a esta misma guerra, por el otro. En los últimos días, esta crisis ha alcanzado un punto extremo con la decisión de prohibir el tráfico comercial y el tránsito de personas en la frontera con Colombia. El contrabando de combustible de uno a otro lado ocurre, sin embargo, desde hace más de una década –incluida la instalación de ductos subterráneos–, es curioso que recrudezca ahora que los precios internacionales están perforando a la economía de Venezuela. Ha habido, se denuncia, un incremento del paramilitarismo colombiano –vinculado con la ofensiva del uribismo y la derecha republicana en apoyo a la derecha de Venezuela, que impulsa una ‘salida' anticipada del gobierno. Un organismo de la ONU acaba de denunciar que el asesinato de activistas sociales ha alcanzado, en Colombia, un nuevo pico (El País, 24/8). Lo delicado del asunto se comprueba por el hecho de que Venezuela co-patrocina las ‘negociaciones de paz' entre las FARC y el gobierno de Santos.

¿Adónde va Venezuela? El periodista Andrés Oppenheimer, del Miami Herald, ha confirmado, en una entrevista con el secretario norteamericano, John Kerry (que transmitió CNN), que la crisis de Venezuela forma parte de las reuniones y negociaciones entre Cuba y Estados Unidos. La próxima etapa de la crisis son las elecciones parlamentarias de diciembre próximo: el chavismo espera obtener una ratificación –la oposición aspira a usar una victoria para impulsar un referendo revocatorio para poner fin al gobierno de Maduro. El inmovilismo descomunal del gobierno (o incluso más, sus golpes ciegos) se explica por el desafío de esas elecciones: al igual que lo que ocurre en Argentina, los pronósticos de devaluación y ajuste apuntan al día después de esos comicios. Para asegurar un triunfo, el oficialismo ha prohibido algunas de las candidaturas de la oposición y está alterando las circunscripciones –o sea que podría perder en votos, pero obtener una mayoría parlamentaria. La mediación cubano-norteamericana estaría centrada en conseguir que las parlamentarias se desarrollen en conformidad con el oficialismo y la oposición. El desarrollo de la crisis ha dado una relevancia cada vez mayor al ejército, que se ha convertido en el árbitro potencial de cualquier salida.

Venezuela no está sola: la crisis de China ha perforado las posibilidades económicas de la mayor parte de los gobiernos bolivarianos o similares. China ha frenado los rescates financieros de países como Argentina, Venezuela y Ecuador, por la simple razón de que se encuentran en situación de insolvencia. El banco de los BRICS tiene marcha lenta, acentuada por la crisis enorme de Brasil. La crisis mundial ha mostrado los límites del nacionalismo burgués que ha surgido en la última década. Al mismo tiempo, sin embargo, anticipa los límites de una salida de derecha o de ajuste, que no es viable en el actual contexto internacional, sin provocar nuevos caracazos o argentinazos.

La izquierda revolucionaria de América Latina tiene la enorme responsabilidad de organizar un debate de conjunto sobre esta crisis y una política de salida, desde un punto de vista socialista. La actualidad de una Conferencia Latinoamericana es mayor que nunca antes.

Jorge Altamira

Un derrumbe mundial


Un derrumbe mundial

La devaluación del yuan chino, un 2,8%, fue suficiente para provocar una caída extraordinaria de las cotizaciones en la mayoría de las Bolsas, en especial la de Wall Street. La pregunta es si lo ocurrido anuncia un "evento Lehman Brothers", en referencia a la quiebra que desató la presente crisis mundial, en septiembre de 2008.

Los canales de transmisión de la crisis –de la bolsa de China al resto– han sido los llamados hedgefunds, en especial porque numerosas compañías concentran inversiones de estos fondos en porcentajes superiores al 25 por ciento. Las tenencias de acciones se encuentran fuertemente ‘apalancadas’, o sea que han sido compradas por medio de préstamos que están condicionados a las variaciones de precios de esas acciones. La plata ajena con que operan los hedgefunds oficia como garantía para tomar deuda –se trata del endeudamiento de un endeudado. La caída de las bolsas chinas obligó a los especuladores a vender tenencias de acciones en otros mercados con el fin de conseguir el dinero necesario para cubrir las deudas que contrajeron para especular en Shangai y Shenzen. Estas Bolsas están entre las más apalancadas del mundo, esto porque el gobierno incentivó sus subas para atraer nuevos capitales al financiamiento de las empresas de ese país. El derrumbe accionario ha desatado una crisis en los hedgefunds, que manejan, por lo menos, decenas de miles de millones de dólares cada uno, debido al retiro que ha provocado en quienes invierten en ellos. La quiebra de uno o varios de estos fondos podría desatar el ‘evento’ en cuestión. La situación ha sido agravada, adicionalmente, por la intervención del Estado con la intención de evitar una caída mayor, esto porque al circular un número menor de acciones la posibilidad de su venta se debilita (‘crisis de liquidez'). A esto se debe que muchos hablen de crisis política.

La valuación promedio de las bolsas de China es de 61 veces sobre el rendimiento esperado de ellas, o sea que están sobrevaluadas, pues ofrecen una ganancia de apenas de 0,15 sobre una inversión de cien. Lo mismo ocurre con la Bolsa de Nueva York, solamente que los capitales que operan aquí son de un volumen infinitamente superior. El incentivo de ganancia está determinado por una suba sin límites del valor de la acción (y una reducción del rendimiento al infinitésimo). El edificio capitalista internacional está montado en una especulación gigantesca, que es respaldada por los bancos centrales y los estados. La capacidad, sin embargo, de seguir manteniendo esta ficción de capitales, se ha agotado. La deuda pública y privada de China es del 300% del PBI, es decir de casi 60 billones de dólares. Esta deuda apalanca la especulación bursátil, la especulación inmobiliaria (pública y privada) y la sobre producción industrial. En un corto periodo de tiempo China pasó de una economía estatizada al estadio último de la decadencia capitalista. Es el desarrollo combinado en su plenitud.

El derrumbe de las bolsas de China estuvo precedido por el de las bolsas de los llamados países emergentes y de sus principales monedas. Este derrumbe fue provocado por una fuga de capitales de estos países, del orden de un billón de dólares en nueve meses. La fuga fue desatada por la caída de los precios internacionales, provocada a su vez por la crisis de China. Un perro, en fin, que se muerde la cola.

El cuadro que se obtiene de todo esto es el de un régimen social completamente parasitario, que enriquece a unos pocos sin ninguna creación de valor. El derrumbe de las bolsas de China quemó un valor especulativo (ficticio) de cinco billones de dólares. Para cuadrar estas cuentas, el capital impone el ‘ajuste’ que pagan los trabajadores, hasta la disolución del capital como tal y la rebelión de los explotados.

Jorge Altamira

domingo, 23 de agosto de 2015

La actualidad y vigencia de Trotsky, a 75 años de su asesinato


La actualidad y vigencia de Trotsky, a 75 años de su asesinato

El martes 20 de agosto de 1940 hacía calor en las afueras del distrito federal de México y las nubes en las montañas anunciaban lluvia cuando "Jacson", un supuesto simpatizante de la IV Internacional, ingresó a la casa de León Trotsky. Ese verano, el planeta entero se hundía en la barbarie de la reacción y la guerra mundial. En mayo el Tercer Reich culminaba la invasión de Bélgica, Holanda y Luxemburgo; en junio, también se quebraba la resistencia francesa. Hacía poco menos de un año el ejército franquista había entrado en Madrid y en Barcelona, sellando la derrota de la revolución española, traicionada desde adentro por la dirección del Partido Comunista y los agentes rusos. La Unión Soviética, por su parte, mantenía su alianza con la Alemania nazi, firmada en el tratado Ribbentrop-Molotov de agosto de 1939. Víctor Serge, un viejo revolucionario ruso, caracterizaba a estos años como "la medianoche del siglo".

La casa de Coyoacán era una fortaleza, y había motivos de sobra para ello. En los últimos meses se habían sucedido los atentados contra la vida de Trotsky: el último episodio había sido un ataque con ametralladoras al cual había sobrevivido casi por azar. El stalinismo había desatado una verdadera cacería contra el viejo revolucionario, que había incluido el asesinato de sus hijos y la persecución a los militantes trotskistas en todo el mundo. La revolución española había mostrado a la dirección soviética los riesgos que corría su dominio burocrático en caso de una intervención revolucionaria de las masas: la política criminal del PC español, que incluyó el asesinato de Andreu Nin en 1937, era una expresión de esta cacería. No por casualidad el visitante de la casa de Trotsky, ese 20 de agosto, era un español: su nombre no era Jacson sino Ramón Mercader –no era un simpatizante de la IV Internacional sino un agente de la policía secreta soviética. Esta vez, los militantes que estaban encargados de la seguridad no sospecharon nada extraño, porque Mercader/Jacson ya había estado en la casa varias veces: fracasado el método del ametrallamiento, la GPU intentaba con una infiltración. Esta vez tuvieron éxito: Jacson aprovechó su oportunidad y atacó a Trotsky en la cabeza con un picahielo. Herido, desde el piso, el viejo revolucionario gritó a sus guardaespaldas que no lo mataran, y que lo obligaran a confesar que era un enviado de Stalin. Trotsky, que tenía entonces sesenta años, murió al día siguiente, el 21 de agosto de 1940.

¿Cómo explicar que en medio de las brutales conmociones de la Segunda Guerra Mundial, la poderosa burocracia soviética encabezada por Stalin, que gobernaba sin oposición en toda la URSS y controlaba los partidos comunistas de todo el mundo, necesitara terminar con la vida del viejo Trotsky, que vivía aislado en su casa de Coyoacán, en la otra punta del planeta? ¿Cómo explicar que los mismos que se jactaban –no faltan quienes lo siguen haciendo– de caracterizar a los trotskistas como "marginales" desataran semejante cacería con el objetivo de liquidar físicamente a un dirigente de sesenta años?

La obsesión del stalinismo por terminar con la vida de Trotsky confesaba la extraordinaria vigencia histórica del líder revolucionario. A lo largo de su vida, Trotsky no solamente dirigió y protagonizó la primera gran revolución obrera de la historia, sino que contribuyó con aportes fundamentales a la perspectiva revolucionaria de nuestra época.

La revolución en nuestra época

Isaac Deutscher, el principal biógrafo de Trotsky y posiblemente el mayor experto en su obra, sostenía que, después del Manifiesto Comunista, el siguiente documento político comparable era un folleto escrito en 1906, titulado Resultados y perspectivas. Se trata de un texto escrito por Trotsky en la cárcel a la cual había sido enviado luego del aplastamiento de la revolución rusa de 1905, en la cual había jugado un papel dirigente, como presidente del soviet de Petrogrado. Resultados y perspectivas era, en primer lugar, un balance de esa revolución. Pero era, sobre todo, una fenomenal caracterización sobre el carácter de la revolución contemporánea.

Uno de los capítulos, titulado "1789-1848-1905", trazaba un recorrido sobre el papel jugado por la burguesía en esos tres procesos revolucionarios. Mientras en la revolución francesa se había convertido en el caudillo que encabezaba la revolución contra el viejo régimen feudal y aristocrático, liderando tras de sí a todas las clases de la nación, en las revoluciones que sacudieron a Europa en 1848 la burguesía ya había puesto de manifiesto sus limitaciones, lo cual se evidenció en la incapacidad de desenvolver una lucha a fondo contra la aristocracia y la monarquía, frente al temor al naciente proletariado. Según su clásica fórmula, en 1848 la burguesía ya no era capaz de dirigir la revolución, mientras que el proletariado todavía no estaba en condiciones de asumir la tarea. Las cosas habían cambiado en el siglo veinte. El significado profundo de la revolución rusa de 1905 es que abría una nueva etapa, y ponía de manifiesto el carácter de la revolución en nuestra época.

Desde ahora, la revolución era una tarea que solo podía estar en manos de la clase obrera: incluso en aquellos países –como Rusia– que aún no habían completado sus tareas democrático-burguesas. "Es posible", escribía Trotsky a los 26 años, doce años antes de la revolución de octubre, "que el proletariado de un país económicamente atrasado llegue antes al poder que en un país capitalista evolucionado".

La idea de "revolución en permanencia", por supuesto, había estado presente en la elaboración de los marxistas desde mediados del siglo XIX, en particular en la "Circular a la Liga de los Comunistas" escrita por Marx y Engels a partir del balance de las revoluciones de 1848. No podía ser de otro modo, porque las caracterizaciones de los revolucionarios no son sino el producto del desenvolvimiento histórico concreto, el resultado del balance de lo actuado y de las vicisitudes del proceso histórico concreto. El mérito histórico de Trotsky, en esos primeros años del siglo XX, fue darle una forma definida y sistemática a la tesis de la revolución permanente, es decir la idea de que era la clase obrera la que tenía que tomar en sus manos la resolución de las tareas democráticas pendientes y al mismo tiempo desenvolver las tareas obreras y socialistas. No solo la revolución rusa de 1917, sino toda la experiencia histórica del siglo XX –la brutal manifestación de la incapacidad de las burguesías, tanto en los países avanzados como en los oprimidos por el imperialismo, para jugar un papel progresivo–, confirmaron todos los pronósticos de ese breve folleto escrito hace 110 años.

"La victoria completa de la revolución democrática en Rusia", resumía Trotsky años después, "sólo se concibe en forma de dictadura del proletariado, secundado por los campesinos. La dictadura del proletariado, que inevitablemente pondría sobre la mesa no sólo tareas democráticas sino también socialistas, daría al mismo tiempo un impulso vigoroso a la revolución socialista internacional. Sólo la victoria del proletariado de Occidente podría proteger a Rusia de la restauración burguesa". Como diría Roman Rosdolsky, a propósito de un texto de Marx, hay párrafos que solamente pueden leerse conteniendo la respiración.

La revolución traicionada

Semejantes aportes a la actualización del programa revolucionario de nuestra época hubieran alcanzado por sí solas para colocar a Trotsky como uno de los grandes revolucionarios del siglo. Pero, tal como escribió Lenin en su prólogo a El estado y la revolución, "es más agradable y más provechoso vivir la experiencia de la revolución que escribir acerca de ella". Y, en efecto, Trotsky fue, junto con Lenin, el dirigente de esa revolución que conmovió al mundo y llevó por primera vez a la clase obrera al poder. Su actividad entre 1917 y mediados de la década de 1920 fue febril y se desenvolvió en todas las áreas: dirigente del soviet revolucionario, encargado de las negociaciones con los alemanes en Brest, comandante del ejército rojo que venció, contra todos los pronósticos, a las fuerzas combinadas de las potencias imperialistas en la guerra civil, dirigente de la Internacional comunista –ni siquiera le faltó tiempo para escribir sobre historia y hasta sobre literatura.

La lucha contra la burocratización stalinista, y contra las consecuencias que la misma implicaba para las luchas revolucionarias en todo el mundo, ocupa los últimos quince años de vida de Trotsky, marcados por una tremenda actividad política, organizativa y teórica, en distintas etapas, y en condiciones cada vez más desfavorables. En noviembre de 1927 fue expulsado del partido. En enero de 1928 debió exiliarse en Kazajstán. Un año más tarde, en febrero de 1929, fue expulsado de la URSS y se asiló en Turquía. De allí se fue, en 1933, primero a Francia y luego a Noruega, finalmente debió irse a México, en 1937.

No se trataba sólo de dar una lucha política y organizativa contra la burocratización, en todo momento. También de realizar un aporte de envergadura histórica a la comprensión de las causas y la dinámica de la burocratización de la Unión Soviética. Lo extraordinario de La revolución traicionada, publicada en 1936, es su capacidad para no limitarse a una denuncia de la burocratización de la URSS, sino desarrollar una explicación de las causas profundas de esa burocratización. Con ello lograba armar a la vanguardia revolucionaria de una comprensión del proceso que había llevado a la primera revolución victoriosa de la historia a transformarse en un infierno burocrático y totalitario –y, al mismo tiempo, de cómo y por qué la URSS debía ser defendida por esos mismos revolucionarios ante los ataques del imperialismo y los intentos de forzar una restauración del capital. A su vez, el balance de la deriva burocrática de la URSS permitía comprender que la política contrarrevolucionaria de los partidos comunistas de todo el mundo –que volvían atrás la experiencia histórica de 1917 y proponían la alianza con las burguesías "progresistas" y la aberrante idea de "socialismo en un solo país"– no obedecía a un giro "teórico" sino que era expresión de la necesidad de sostener, como fuera, un aparato burocrático.

Se equivocan quienes caracterizan que, debido a la trascendencia de esta lucha, el trotskismo no fue sino la contracara del stalinismo, o que ambas facciones no representan sino una disputa por el liderazgo del poder en la URSS. Se trata, en realidad, de una lucha política decisiva en la cual el mérito histórico de Trotsky fue defender, en contra del aparato burocrático que dominaba lo que todavía era un Estado obrero, la perspectiva revolucionaria que ya había sido formulada a principios del siglo. Hay una coherencia y una continuidad implacable entre Resultados y perspectivas y las obras de Trotsky en su lucha contra el stalinismo: su hilo conductor es la consideración de que solamente la clase obrera es capaz de dar una salida a la catástrofe capitalista, y que ello sólo es posible en un marco internacional, como el del capitalismo:

"El triunfo de la revolución socialista", decía Trotsky en La revolución permanente, de 1929, "es inconcebible dentro de las fronteras nacionales de un país. Una de las causas fundamentales de la crisis de la sociedad burguesa consiste en que las fuerzas productivas creadas por ella no pueden conciliarse ya con los límites del Estado, nacional. De aquí se originan las guerras imperialistas, de una parte, y la utopía burguesa de los Estados Unidos de Europa, de otra. La revolución socialista empieza en la palestra nacional, se desarrolla en la internacional y llega a su término y remate en la mundial. Por lo tanto, la revolución socialista se convierte en permanente en un sentido nuevo y más amplio de la palabra: en el sentido de que sólo se consuma con la victoria definitiva de la nueva sociedad en todo el planeta".

La revolución permanente

Pero hay más. La lucha denodada y desigual de Trotsky contra el stalinismo en los años treinta no se limitó a armar a la vanguardia con un balance y una caracterización que le permitieran enfrentar la desmoralización del desbarranque burocrático. Fue también una lucha por construir una dirección revolucionaria y dotarla de un programa.

Desde los años veinte la lucha de Trotsky y sus compañeros contra la degeneración burocrática de la URSS se había estructurado en torno a la llamada Oposición de izquierda, que desarrolló una lucha política tenaz al interior del partido bolchevique y en el seno de otros partidos comunistas del mundo –también en la Argentina– hasta que la represión y las purgas internas lo hicieron prácticamente imposible. El punto de quiebre, el hecho decisivo que llevó a Trotsky a la conclusión de que ya era imposible "reformar" a la III Internacional y que se planteaba la tarea de construir una nueva organización, fue la política llevada adelante por el stalinismo ante el ascenso de Hitler. Las intervenciones de Trotsky sobre esta cuestión son un capítulo –otro más– extraordinario de la tradición revolucionaria de nuestro siglo: sus llamamientos, una y otra vez, convocaban al proletariado alemán a enfrentar la política criminal que promovía el Partido Comunista, opuesto a una acción conjunta con la socialdemocracia para enfrentar el ascenso del nazismo. La llegada de Hitler al poder, en enero de 1933, sin que la poderosa clase obrera alemana presentara batalla, dejó claro que era necesario construir una nueva organización.

Según Trotsky, la política de la III Internacional era una traición "de un alcance histórico al menos igual a la de la socialdemocracia alemana el 4 de agosto de 1914 [cuando votó a favor de los créditos de guerra para el gobierno imperialista]". Pero las consecuencias de esta traición, había pronosticado en 1931, serían "mucho más desastrosas": "con los nazis en el poder, estaría planteada la exterminación de la elite del proletariado alemán, la destrucción de sus organizaciones, la pérdida de confianza en sus propias fuerzas y en su propio futuro [...] sus consecuencias se extenderían en el tiempo por diez o veinte años, [estableciendo] una ruptura con la herencia revolucionaria, el naufragio de la Internacional Comunista, el triunfo del imperialismo en su forma más odiosa y sanguinaria [...] una guerra contra la URSS [...] un aislamiento terrible y un lucha a muerte en las condiciones más lamentables y peligrosas". Otra vez, un pronóstico que obliga a leer conteniendo la respiración.

La política contrarrevolucionaria de la III Internacional no se detuvo con la derrota alemana. A la desastrosa táctica del llamado "tercer período" –aquella que precisamente había conducido, con el argumento de la lucha contra una socialdemocracia caracterizada como "socialfascista", al triunfo de Hitler– la siguió la no menos desastrosa política del "frente popular", que ataba a los partidos comunistas a una alianza con las burguesías "progresistas" de todos los países. Su rasgo común no debía buscarse, decía Trotsky, en una argumentación política, sino antes bien en el objetivo único de proteger los intereses de una capa burocrática que se había hecho con el poder en la Unión Soviética. Sus consecuencias eran igual de trágicas: la política del frente popular llevaría a la derrota de la revolución española, y con ella abría las puertas a la Segunda Guerra Mundial.

Es en este contexto que tenemos que valorar lo que, según su propia caracterización, fue la tarea más importante que tuvo que desarrollar: construir una nueva dirección revolucionaria. La barbarie stalinista se había ocupado de liquidar a toda la vanguardia revolucionaria de octubre de 1917, por la vía de la quiebra política o del asesinato –a menudo, de ambos. Decía el propio Trotsky, en 1935: "la tarea más importante de mi vida, más importante que el período de la guerra civil o cualquier otro (...) No puedo hablar de indispensabilidad de mi tarea, ni siquiera en el período de 1917 a 1921. Pero ahora mi tarea es "indispensable" en el cabal sentido del término (...) Actualmente no queda nadie, excepto yo, para cumplir la misión de armar a una nueva generación con el método revolucionario".

Fue en esos años de reacción y derrotas, aislado y perseguido por el stalinismo, cuando Trotsky impulsó, incluso contra la opinión de muchos de sus compañeros, la fundación de una nueva internacional. Él mismo valoraba de la siguiente forma la magnitud de la tarea, señalando que en numerosas ocasiones históricas la vanguardia había dado sus primeros pasos en forma aislada de las masas: "el mérito histórico de la IV internacional", apuntaba en 1938, "es haber declarado la vigencia de la revolución en un momento histórico en que se alegaba su retroceso histórico definitivo. Ninguna idea progresista ha surgido de ‘una base de masa', si no, no sería progresista. Sólo a la larga va la idea al encuentro de las masas, siempre y cuando, desde luego, responda a las exigencias del desarrollo social. Todos los grandes movimientos han comenzado como ‘escombros' de movimientos anteriores. Al principio, el cristianismo fue un ‘escombro' del judaísmo. El protestantismo un ‘escombro' del catolicismo, es decir, de la cristiandad degenerada. El grupo Marx-Engels surgió como un ‘escombro' de la izquierda hegeliana. La Internacional Comunista fue preparada en plena guerra por los ‘escombros' de la socialdemocracia internacional. Si esos iniciadores fueron capaces de crearse una base de masa, fue sólo porque no temieron al aislamiento. Sabían de antemano que la calidad de sus ideas se transformaría en cantidad. Esos ‘escombros' no sufrían de anemia; al contrario, contenían en ellos la quintaesencia de los grandes movimientos históricos del mañana".

En su "Programa de transición", Trotsky dejó encendida esta llama, planteando un programa de acción para la etapa de decadencia histórica del capitalismo.

Trotsky hoy

Ya pasaron 75 años de la muerte de Trotsky. Ya no existe la Unión Soviética ni la GPU; los partidos comunistas de la mayor parte del mundo se han literalmente disuelto, en casi todos los casos para integrarse en forma directa, sin siquiera la mediación de su aparato, a variantes "progresistas" de la burguesía. Trotsky y el trotskismo, sin embargo, conservan su vitalidad. Ello no se debe –o no solamente– a la indudable tenacidad y ardor revolucionario que propios y extraños reconocen en los "troskos", sino a que seguimos viviendo en la época histórica que Trotsky caracterizó y para la cual planteó su Programa de transición: la época de decadencia histórica del capitalismo. Su legado es la continuidad y la vigencia histórica del planteo que ofrece este programa como herramienta en una época de senilidad del capitalismo, que desnuda la incapacidad de las burguesías de desarrollar las tareas democráticas en la época del imperialismo, que reclama el carácter internacional de la revolución socialista, que sostiene a la dictadura del proletariado como única salida a la barbarie en que vivimos. Un programa que fue una y otra vez negado: por el stalinismo y su "socialismo en un solo país", primero, y su "eurocomunismo" luego; también, más de una vez, desde las propias filas trotskistas, que no dejaron de sumarse a diferentes "modas" políticas, incluyendo en no pocos casos explícitos llamados a abandonar la consigna de la dictadura del proletariado.

Eppur si muove. En lo más oscuro de la "medianoche" del siglo XX, Trotsky fue quien defendió la continuidad y la vigencia histórica de la revolución de octubre, mostrando a los obreros de todo el mundo, que aquellos que se pretendían erigir como sus máximos exponentes no eran más que los enterradores burocráticos del mayor proceso revolucionario de nuestra época. Fue Trotsky quien caracterizó que la burocratización de los Estados obreros, en caso de que no triunfase una nueva revolución obrera, daría lugar a la restauración del capital. Sin la fenomenal lucha política y teórica de Trotsky en las décadas del veinte y del treinta del siglo pasado, la Revolución de Octubre hubiera sido identificada, en la conciencia de las generaciones futuras, como sinónimo inseparable de la monstruosidad burocrática.

Con todas sus diferencias, el mundo en el que vivimos, el de la crisis capitalista que no se ha atenuado sino agravado con los procesos de restauración en los ex estados obreros, sigue siendo el mundo de Trotsky. El que las futuras generaciones, manteniendo la continuidad histórica con las anteriores, deberán librar de todo mal, opresión y violencia, y disfrutar plenamente.

Lucas Poy

sábado, 15 de agosto de 2015

No vale Golpe de Timón cuando están Perdidos en el Espacio


A propósito de la crisis de la economía venezolana
No vale Golpe de Timón cuando están Perdidos en el Espacio

Chavez anunciando el golpe de timón,
la varita mágica para los "chavistas de izquierda"
El proceso bolivariano destruyó la producción nacional tras 17 años de gestión, que no es lo mismo que la economía capitalista. Puede haber producción nacional sin economía capitalista, y también con ella. Ubicándose como “chavistas de izquierda”, ciertos críticos señalan que de una u otra forma el gobierno actúa contra el capitalismo, esto es un engaño, no van ni un ápice en esa dirección, ni siquiera un intento o un deseo. Por eso mismo, chavistas de izquierda es un contrasentido.

A la par que crecían los ingresos por venta de petróleo, aumentaban las importaciones y se desindustrializaba el país, e igualmente se endeudaban en dólares, producto de esa mismas importaciones, y por otro lado se enriquecían unos cuantos advenedizos junto a sectores comerciales, banca y empresas. Pero al venir la baja de los precios petroleros igual vino la debacle, todo esto no tiene nada que ver en lo más mínimo con la palabra socialismo.

Hoy ante tal situación, los chavistas críticos, tan arrojados, no tienen escrúpulos en pedir un entendimiento entre el sector privado y el gobierno, ¡más aún!, como si la banca, la esencia del capital financiero, no fuese el sector mayormente privilegiado durante toda estos años. Inclusive plantean levantar el control de cambios, subir el precio de la gasolina, el ajuste de precios y la reprivatización de empresas nacionalizadas. Del salario, cuando hablan, es por un mínimo despreciable aun más devaluado que el vigente. Esta es una posición absolutamente de derecha, precisamente cuando el régimen hace agua, y no precisamente por culpa de la ultraderecha, ellos de nuevo se prestan a ejercer su papel de preservadores del capitalismo, como lo hizo el estalinismo baluarte durante decenas de años para que no avanzara la revolución en Rusia y en cualquier parte del mundo. No por casualidad el PCV y el GPP hacen lo suyo junto a estos chavistas críticos.

Las democracias, ambas, la representativa y la protagónica, desde 1958 intentaron con resultados negativos fomentar una burguesía nacional eficaz, pero como ellos mismos lo confiesan, no superaron lo que se inició mucho antes, desde los años 20 del siglo pasado, vivir parasitariamente de una parte de la renta petrolera, porque la otra se la llevaron sus socios imperialistas. La economía alternativa, vía socialismo, se inicia tras un gobierno de los trabajadores. Y precisamente, la función del chavismo es prevenirlo tras la irrupción de las masas iniciada con el Caracazo en 1989. El PSUV tiene como función principal evitar que los trabajadores y una izquierda autentica se organicen, y para eso tienen la ayuda del PCV y el arco iris del GPP, desde el PPT hasta los ex-guerrilleros, que con pequeños cargos, también se han beneficiado durante estos años de acompañamiento en el gobierno.

Hierro y acero, aluminio, oro, generación de electricidad, alimentos, manufactura, petróleo aguas abajo, petroquímica y gas, pesca, agricultura y ganadería, junto a la educación técnica, tiene una cifras alarmantes de inoperatividad, sólo les queda como siempre producir y vender crudos.

Todo duró hasta que decayó el precio del petróleo… y se estrellaron. Todo lo nacionalizado con indemnización paga o todavía en deuda, porque no tienen para pagar, no marcha, entonces es una política de gobierno, porque no es la excepción sino la regla.

¿Qué intentan los críticos chavistas? Convencer de que el chavismo prosiga en su derrotero, es decir, impidiendo la generación de la independencia de clase, autónoma, luchadora. Quieren y gritan el ajuste, el aumento de los precios, regreso a los capitales privados, devaluación, seguir parasitando con compra de deuda salvando a los acreedores con su pago puntual y religioso.

Confiesa sobre el país Edgar Hernández Behrens, ex presidente de CADIVI, de BANFOANDES y ex superintendente de la SUDEBAN: “No tenemos ningunas reservas”, reflejando la inocultable “crisis”.

CADIVI inició con una plataforma cambiaria de 13 millardos de dólares. En 2004 saltó soportada con reservas de 30 millardos de dólares. Era capaz de cubrir 96 por ciento de las necesidades del país y pagó la deuda comercial de 10 millardos en poco tiempo”, luego continua, “hubo exageración de las importaciones y presumible muchas importaciones fraudulentas fueron en los años 2007-2008… Algo impresionante. Pareciera, hay presunción, que hubo ineficiencia y corrupción”.

En realidad el desfalco mediante CADIVI comenzó desde su inicio, no después, como tampoco la pudrición en PDVAL, o escándalos de fraudes como el de Antonini Wilson o Francisco Illaramendi, pero había dinero para cubrir los robos. Es también notorio el caso de la emisión de notas estructuradas valoradas en dólares y pagadas en bolívares a precios preferenciales y negociadas a precio de mercado… paralelo o negro. Un desfalco al país descomunal y ganancias gigantescas para los operadores financieros.

Y los críticos, salvadores de la patria piden rectificar, piden “golpe de timón” cuando están perdidos en el espacio.

Si la banca, y el control del comercio exterior, siguen en manos de los dueños del capital este país no saldrá de la crisis. Para salir de ella se requiere la nacionalización bajo el control de los trabajadores, así como la suspensión inmediata del pago de la deuda, para que su beneficio sea en bien de ellos mismos y no de los de siempre, los que usurpan el poder. Por un gobierno de los trabajadores.

José Capitan
Opción Obrera

14/08/2015



jueves, 13 de agosto de 2015

"La resaca más larga del mundo"


"La resaca más larga del mundo"

La definición con que se titula el artículo no proviene de las filas del catastrofismo, sino que corresponde a un destacado comentarista del Financial Times. Hace referencia a la situación de la economía internacional que no consigue recuperarse de una crisis mundial que atraviesa su octavo año. Al contrario, como con las réplicas de los terremotos cuando tienen mayor magnitud que el sismo principal original, consiguen que se re catalogue al primero como un mero sismo premonitor. En este sentido, el historiador económico Barry Eichengreen habla, incluso, del peligro de un "Lehman al cuadrado" (El Cronista, 7/7).

La tendencia a la caída del precio de los commodities ha tenido en las últimas semanas una significativa profundización. La baja del precio del crudo implica, desde hace unos meses, un reacomodamiento de una parte del comercio internacional. Sin embargo, llegó la hora de un impacto directo en el precio del bien más mistificado en la historia: el oro.

El oro en la picota

El precio del oro refleja adecuadamente la situación del mercado en la actualidad. Sucede que el metal precioso cumple principalmente dos funciones. Una es la que se corresponde con sus propiedades materiales, ser insumo para la electrónica, joyas, etc. La otra, es que sigue haciendo las veces de reserva de valor. Esta segunda característica es la que generó que, luego del estallido de la crisis mundial, el precio del oro haya ido en aumento ante la incertidumbre que existía sobre el retorno de cualquier otra inversión -o moneda.

Sin embargo, invertir en oro es distinto a hacerlo en cualquier bono, acción o derivado financiero. No otorga interés, no corta cupón y atesorarlo es medianamente costoso. La suba de la tasa de interés en Estados Unidos influye aumentando el costo de oportunidad de conservar un activo sin retorno alguno; es decir, que "duele" más que no pague interés cuando los otros activos aportan cada vez mayores rendimientos. Su precio tocó un pico en 2011 y viene cayendo desde entonces. Está un 15% más bajo que hace un año, mientras que el cobre y la plata están por debajo de la mitad de su precio en julio de 2014.

Los apologistas del capital, cegados por la vulgaridad, festejan esta noticia. "La razón principal para que baje el oro es el dólar fuerte. Como el oro se mide en dólares, cuando el dólar sube el oro necesariamente baja. La suba del dólar se explica, a su vez, por el renacimiento de la economía americana y sus perspectivas de crecimiento" (The Economist, 18/7).

Pero la situación ha tomado tal gravedad que ya es comparable con lo que se vive en el mercado del crudo, donde distintas empresas han visto reducir drásticamente la producción porque al precio actual la rentabilidad estaba seriamente cuestionada. La empresa más importante del mundo, Barrick Gold, "ha visto reducir el valor de sus acciones en más del 40% desde abril, aunque argumenta que su producción es bajo costo" (Financial Times, 23/7). Distintos análisis plantean que la curva de costos de la industria hace que la producción deje de ser rentable a partir de los 1.150 dólares por onza, barrera que se ha cruzado recientemente.

Lo concreto es que la crisis capitalista sigue barriendo con todos los pronósticos que la dan por muerta. El acuerdo entre la UE y Grecia no consiguió calmar los ánimos de un sistema financiero extremadamente convulsionado, que promete nuevos réplicas, peores que los terremotos.


Guido L.

¡Es la crisis del capital, estúpido! - Venezuela y el comodity oro


Venezuela y el comodity oro
¡Es la crisis del capital, estúpido!

El oro para Venezuela es de importancia suprema, no porque tengamos una producción nacional que pueda verse afectada por la caída en su precio internacional como se viene observando en todo el año, sino porque es el 70% de las reservas internacionales que refleja el BCV –para el 11/08/2015 se ubicaban en 16.864 millones de dólares luego de haber caído a 15.391 el pasado 23 de julio de los corrientes, según registra la institución.

El valor del oro monetario en las reservas internacionales es tasado semestralmente por el BCV. Toda vez que estamos en el segundo semestre del año, la nueva valorización del oro en las reservas será la que se promedie hasta diciembre de este año. Ante la caída notable del precio del oro, Venezuela registra un valor inflado en las reservas internacionales, en otras palabras, una ficción monetaria como lo es del mismo modo el valor oficial de cambio del bolívar respecto al dólar. Para más detalles sobre la tendencia irreversible en la caída del precio del oro vean el artículo de Guido L. titulado “La resaca más larga del mundo”, publicado también en el blog.

La situación es adicionalmente tenebrosa cuando la propia OPEP registra que Venezuela ha tenido una caída en su producción de petróleo de 141.000 barriles para el segundo trimestre de este año (Petroguía 11/08/2015), y el propio presidente Maduro ha revelado que la cesta petrolera venezolana ha caído a 41 dólares por barril esta semana (Petroguía 12/08/2015). No sólo hay menos ingresos de divisas por la caída en el precio del petróleo sino que adicionalmente hay menos petróleo en oferta por la caída en la producción.

Lo del petróleo ha motivado a Maduro a buscar una reunión extraordinaria de la OPEP que incluya a Rusia, país de envergadura afectado por la caída de los precios, tal como se viene planteando cuando los miembros de la OPEP y el gobierno ruso establecieron un mecanismo de consulta que se bautizó como Diálogo Energético OPEP-Rusia que el pasado 30 de julio tuvo su cuarta reunión. Sin embargo, la reticencia a no convocarla proviene de Arabia Saudita, la que por su parte, y de manera unilateral, ha reducido su producción en 202.700 barriles diarios en julio, demostrando que su política de inundar el mercado con petróleo barato no está dando resultados. Las reservas internacionales de Arabia Saudita han venido cayendo de casi 800.000 millones de dólares hace un año a menos de 680.000 millones en mayo. Para superar la quema de las reservas, Arabia Saudita propone colocar 27.000 millones de dólares en bonos en lo que resta del año, algo de excepcional importancia para el sistema financiero mundial ávido de acumular más capital a fuerza de intereses en medio de la “resaca” (Financial Times, 11/08/2015).

Bloomberg (10/08/2015) ha puesto el dedo en la llaga al asociar la caída de los dos comodities para Venezuela cuando nuestro país, y también PDVSA, deben afrontar pagos de deuda externa de 6.300 millones de dólares en lo que resta del año, y otros 10.800 millones en 2016. Para Bloomberg las expectativas en el precio del oro son nada halagadoras para el 2016 al hacer referencia a un informe de Natixis Commodity Markets Ltd. que estima en 950 dólares la onza de oro para 2016.

¡Ay, la deuda!

Maduro ha sido un pagador serial de deuda tratando de impedir un defol del país durante 2015. A pesar que los analistas financieros internacionales dan por un hecho que esto no ocurra este año, sí lo ven altamente probable en 2016. Pero el pago de deuda externa no es sólo la preocupación de Maduro. La deuda interna que se soporta para poder imprimir más dinero inorgánico por parte del BCV, contraponiendo una mayor liquidez en el mercado interno para paliar el descontrolado aumento en todo el año en los precios de los bienes y servicios que afectan tanto a los consumidores como al propio gobierno, ha llegado a un callejón sin salida ante la demanda de la banca nacional en que le sean satisfechos sus créditos y la lentitud del BCV en hacerlos efectivos. Ni con haber cubierto la meta el SENIAT a mitad de año la recaudación estimada de impuestos para el 2015 hay suficiente para pagar los bolívares demandados por el sistema financiero venezolano. El impasse ha resultado en una suba notable de la tasa overnight que rige las compensaciones intrabancarias y la recomendación de SUDEBAN de limitar el pago en efectivo de cheques hasta por 40.000 bolívares, que en el peor de los casos serán satisfechos con billetes de 20 y 10 bolívares para dejar en manos de la red de cajeros electrónicos los billetes de 100 y 50.

En contrapartida la banca venezolana ha reaccionado contra los usuarios de la red. El retiro de efectivo está siendo limitado a hacerse desde los propios cajeros del banco del usuario que los solicita. Las perspectivas de un corralito están sobre la mesa. La demanda de efectivo se ha incrementado ante la más que palpable evidencia de la depreciación de la moneda y al mantenimiento del cono monetario que tiene como tope el billete de 100. No hace falta que el BCV deje de publicar las cifras de inflación en lo que va del año, su valor es fácilmente medible con lo que retira la gente de un cajero para suplir sus necesidades de efectivo. Si para inicios de año, con un retiro de 600 bolívares bastaba, ahora la norma son 1.800, o tres “golpes” de 600. Eso es una inflación de 300% en 7 meses.

Desde el gobierno toda la economía está volcada en pagar deuda, tanto externa como interna. El usufructo de la renta petrolera por parte de la burguesía se concentra ahora en la financiera mundial y nacional. La industria “nacional”, dependiente de lo que consiga de insumos en el mercado internacional con los dólares baratos que parasita a 6,30 o a 12,80 bolívares porque los mismos dejaron de producirse en el país, se ha tenido que “sacrificar” al estar recibiendo cada vez menos divisas por parte del gobierno de Maduro en aras de salvaguardar los intereses de los capitales financieros en el país. Obviamente el “sacrificio” no lo pagan ellos sino los trabajadores con suspensiones y despidos, precarización y flexibilidad laboral.

Por otro lado, los valores de cambio de bienes y servicios en el mercado hacen florecer la informalidad a niveles de descomposición social con los llamados bachaqueros, que ven el precio de oportunidad de vender por hasta 5 veces los de los productos aun regulados que puedan conseguirse en kilométricas colas en abastos y supermercados tanto de la red privada como pública. Mientras desde el gobierno se criminaliza el bachaqueo lumpen o marginal, incluyendo medidas violatorias al estado de derecho como con los castigos dictados por ciertos alcaldes sin un proceso judicial, los verdaderos parásitos bachaqueros de la gran burguesía nacional y extranjera han vivido con la “revolución bolivariana” las mieles del mercado sin poner un dólar de sus bolsillos, recibiendo dólares baratos en abundancia cuando había, y colocando los precios, con el aval del gobierno en su política de “precios justos”, a valores del paralelo.

Todo lo anterior demuestra que lo de la guerra económica, que el gobierno no se cansa de enarbolar, es un mito. La economía es la política en su mejor expresión, y cuando el capital se resiente ante lo indefectible que es la caída en su tasa de ganancia, la crisis aparece y recrudece con todo el salvataje que el gobierno coloque. La crisis del capital apenas está dándose forma, lo peor está aun por venir.

Necesitamos las divisas del petróleo para incentivar una verdadera producción nacional de partes e insumos, no para pagar la deuda externa. Necesitamos los bolívares disponibles para satisfacer contrataciones colectivas y salarios, no para pagar con ellos a la banca nacional. Un mínimo accionar nacionalista por parte del gobierno debería ser la suspensión inmediata del pago de la deuda, sin embargo tal nacionalismo está lejos de plantearse.

Está en manos de los explotados con la movilización y la lucha forzar al gobierno a que lo haga. Su necesaria independencia política tanto del Estado como del Gobierno es lo esencial para conseguirlo. La meta para ellos debe ser el gobierno de los trabajadores, no conseguirlo pagaremos todos los proletarios aun más la crisis del capital que ya estamos viviendo.

Roberto Yépez
Opción Obrera

13/08/2105