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domingo, 17 de agosto de 2025

Testamento de Leon Trotsky

 Testamento de Leon Trotsky

27 de febrero de 1940



El 21 de agosto se conmemora el 85.º aniversario del asesinato de León Trotsky, líder de la Revolución de Octubre,  junto a Lenin, fundador del Ejército Rojo. Fue asesinado con un piolet en Coyoacán, México, en el verano de 1940 por Ramón Mercader, agente de Stalin. Antes de él, casi toda la generación de líderes bolcheviques del "asalto al cielo" de 1917 había sido aniquilada, organizado por el sepulturero de la revolución, el verdugo del primer estado obrero de la historia, Stalin.

El siguiente texto conocido como "El Testamento de Trotsky", escrito apenas seis meses antes del fin del hombre que fue el corazón y la mente de la Cuarta Internacional, sustentada en el Programa de Transición, cuya organización es indispensable  para culminar en la revolución mundial, esa es nuestra tarea  como sus herederos. 

 


Mi presión arterial alta (que sigue aumentando) engaña los que me rodean sobre mi estado de salud real. Me siento activo y en condiciones de trabajar, pero evidentemente se acerca el desenlace. Estas líneas se publicarán después de mi muerte.

No necesito refutar una vez más las calumnias estúpidas y viles de Stalin y sus agentes; en mi honor revolucionario no hay una sola mancha. Nunca entré, directa ni indirectamente, en acuerdos ni negociaciones ocultas con los enemigos de la clase obrera. Miles de adversarios de Stalin fueron víctimas de acusaciones igualmente falsas. Las nuevas generaciones revolucionarias rehabilitarán su honor político y tratarán como se lo merecen a los verdugos del Kremlin.

Agradezco calurosamente a los amigos que me siguieron siendo leales en las horas más difíciles de mi vida. No nombro a ninguno en especial porque no puedo nombrarlos a todos. Sin embargo, creo que se justifica hacer una excepción con mi compañera, Natalia Ivanovna Sedova. El destino me otorgó, además de la felicidad de ser un luchador de causa del socialismo, la felicidad de ser su esposo. Durante los casi cuarenta años que vivimos juntos ella fue siempre una fuente inextinguible de amor, bondad y ternura. Soportó grandes sufrimientos, especialmente en la última etapa de nuestras vidas. Pero en algo me reconforta el hecho de que también conoció días felices.

Fui revolucionario durante mis cuarenta y tres años de vida consciente y durante cuarenta y dos luché bajo las banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo trataría, por supuesto, de evitar tal o cual error, pero en lo fundamental mi vida sería la misma. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista dialéctico y, en consecuencia, un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es hoy menos ardiente, aunque sí más firme, que en mi juventud.

Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la brillante franja de césped verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul y el sol que brilla en todas partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente

L.Trotsky




Todas mis pertenencias, mis derechos literarios (los ingresos que producen mis libros, artículos, etcétera) serán puestos a disposición de mi esposa Natalia Ivanovna Sedova. En caso de que ambos perezcamos [el resto de la página está en blanco].

3 de marzo de 1940

La índole de mi enfermedad es tal (presión arterial alta y en avance) -según yo lo entiendo- que el fin puede llegar de súbito, muy probablemente -nuevamente, es una hipótesis personal- por un derrame cerebral. Este es el mejor fin que puedo desear. Es posible, sin embargo, que me equivoque (no tengo ganas de leer libros especializados sobre el tema y los médicos, naturalmente, no me dirán la verdad). Si la esclerosis se prolongara y me viera amenazado por una larga invalidez (en este momento me siento, por el contrario, lleno de energías espirituales a causa de la alta presión, pero no durará mucho), me reservo el derecho de decidir por mi cuenta el momento de mi muerte. El “suicidio” (si es que cabe el término en este caso) no será, de ninguna manera, expresión de un estallido de desesperación o desaliento. Natasha y yo dijimos más de una vez que se puede llegar a tal condición física que sea mejor interrumpir la propia vida o, mejor dicho, el proceso demasiado lento de la muerte... Pero cualesquiera que sean las circunstancias de mi muerte, moriré con una fe inquebrantable en el futuro comunista. Esta fe en el hombre y su futuro me da aun ahora una capacidad de resistencia que ninguna religión puede otorgar.


L.T.








Opción Obrera Venezuela Agosto 2025

martes, 27 de febrero de 2024

Escritos sobre Lenin: Trotsky y los “trotskistas” frente a Lenin

 Escritos sobre Lenin: Trotsky y los “trotskistas” frente a Lenin

Sungur Savran

25 02 2024





La declaración del Partido Revolucionario de los Trabajadores, publicada en el 80 aniversario del asesinato de Trotsky por un agente de Stalin, fue republicada ayer en su sitio web*. La esencia de la declaración se puede expresar de la siguiente manera: El movimiento trotskista no ha protegido ni protege adecuadamente las ideas, la práctica y el legado de Lenin, tanto en el pasado como en la actualidad. Sin embargo, Trotsky fundó la IV Internacional para preservar el legado de Lenin, la Revolución de Octubre y la Internacional Comunista (Comintern) y traer de regreso a la vanguardia del proletariado internacional a las barricadas de la revolución de manera organizada. Casi ninguno de los movimientos trotskistas que dicen ser sus seguidores leales menciona siquiera el legado que es necesario preservar, principalmente el legado de Lenin y la Comintern.

Han pasado más de tres años. Entendemos que algunas cosas que no escribimos en esa declaración también deberían escribirse porque la situación cada día empeora.

¿Cómo está empeorando? Pongamos dos ejemplos sencillos. En primer lugar, como dijimos, la declaración del DIP fue escrita en el 80 aniversario de la muerte de Trotsky, uno de los grandes líderes del proletariado internacional. Ahora vivimos el centenario de la muerte de Lenin, el otro gran líder revolucionario del siglo XX y maestro revolucionario de Trotsky. Con una declaración adoptada en su VII Congreso en octubre, el Partido Revolucionario de los Trabajadores no sólo decidió conmemorar a Lenin en el centenario de su muerte, sino que también declaró 2024 como el "Año de Lenin". A lo largo del año, traerá el legado de Lenin a la agenda a través de sus revistas, diversas publicaciones, reuniones y programas de capacitación, y transmitirá a las nuevas generaciones de trabajadores y jóvenes cómo este legado es de vital importancia para la revolución comunista del futuro. El Centro Socialista Internacional Christian Rakovski, del cual el DIP es uno de los directores, y RedMed organizarán juntos el 21 de enero de 2024, centenario de la muerte de Lenin, con una lista de participantes desde América Latina en el oeste hasta Australia en el este, desde Finlandia en el norte hasta Sudáfrica en el sur Organizó una conferencia internacional titulada "El legado de Lenin en el aniversario de su muerte" .

Nuestros camaradas investigaron y no pudieron encontrar ningún anuncio de un evento que indicara que cualquier otro foco alrededor del mundo que se autodenomine trotskista concede importancia a la conmemoración de Lenin en el centenario de su muerte. El Partido Mundial de los Trabajadores, que había roto completamente con el trotskismo en Estados Unidos en los años 1950, pero que no había abandonado completamente su instinto internacionalista y había seguido un camino único, organizó una conferencia. Para dar un ejemplo de algunos movimientos no trotskistas, sabemos que el OKP (Partido Comunista Unido), que es miembro de Rakovski junto con nosotros en Rusia, organizó una conferencia en Moscú junto con el RKRP (Partido Comunista Obrero Ruso), con que siempre ha estado en diálogo. A nivel más académico o teórico, hemos descubierto que hubo una conferencia de Lenin en Barcelona, una serie de paneles y charlas de Lenin organizadas en torno a la revista Materialismo Histórico. Nos enteramos de que sólo un círculo organizó una conferencia en Turquía. Pero aparte del Centro Rakovsky/RedMed, ¡ningún otro centro trotskista (o marxista revolucionario, como preferimos llamarlo) en todo el mundo encontró a Lenin digno de conmemoración en su centenario!

Ahora, un grupo de personas, incluidos algunos elementos bien intencionados que han sido influenciados por la atmósfera del período reciente, dicen: “Oh, señor, ¿por qué este fetichismo de Lenin? Puede murmurar cosas como: "Lo importante son las ideas y los programas, la ideología; está mal glorificar a personajes históricos". En primer lugar, conmemoramos a Lenin no para fetichizar el pasado, sino para poner en la agenda el programa y la estrategia de la futura revolución como revolución mundial. Todo lo que escribimos lo demuestra. Es más, no hace falta ir mucho más lejos que recordarles que si son trotskistas, conmemoran la muerte de Trotsky cada 20 de agosto, y si no son trotskistas, todo el movimiento y los intelectuales socialistas conmemoraron en voz alta el 200 aniversario de Marx hace apenas cinco años. hace años que. Oh, si algunas personas dijeran "Marx es una cosa, Lenin es otra", no harían más que delatarse.

Llama la atención la debilidad de la conmemoración de Lenin en todo el mundo. Sin necesidad de ninguna otra evidencia, muestra claramente cuánto valoran nuestros "trotskistas" a Lenin, o más bien, cómo no lo valoran.

El segundo ejemplo es un poco más antiguo. Estamos hablando de la línea política del movimiento trotskista durante el período comprendido entre 1989 y 1991, cuando los estados obreros burocráticos entraron en el camino de la restauración capitalista tras el colapso del Muro de Berlín. Explicamos en nuestro artículo en el recién publicado número 56 de la revista Marxismo Revolucionario cómo Lenin dio prioridad a la preservación del Estado soviético establecido con la Revolución de Octubre, debido a su importancia como instrumento de la revolución mundial. Aún más trágico es que no hay necesidad de volver a Lenin para preservar el Estado soviético (y los demás Estados obreros burocráticos de Europa del Este y los Balcanes que se establecieron después de Lenin y Trotsky). En su libro En defensa del marxismo , que recopiló sus escritos de 1939-1940 , Trotsky escribió claramente que no podía haber otro objetivo que pudiera exceder la preservación del Estado soviético aparte de los intereses de la revolución mundial. Incluso imagina situaciones en las que los marxistas revolucionarios formarán un frente común con la propia burocracia. Sin embargo, los llamados grupos trotskistas se dividieron en dos bandos: algunos apoyaron a Gorbachov, otros apoyaron a los liberales y otros apoyaron a ambos y aprobaron la restauración del capitalismo. “El papel del marxismo revolucionario en el colapso de la Unión Soviética: ¡Nunca más!” , que escribimos junto con nuestro camarada Armağan Tulunay, primero en español y publicado en la revista La Comuna de Cuba, y luego traducido al turco y publicado en el Sitio web de GerçekTe explicamos esto con gran detalle en nuestro artículo titulado.

Como nos llevaría demasiado tiempo explicar cuántos sectores de este llamado trotskismo han dado la espalda al trabajo partidista de tipo bolchevique durante décadas, lo mencionaremos aquí.

Preguntas a los “trotskistas” (1)

La declaración del DIP explica adecuadamente su propósito. La esencia de la declaración se puede explicar con la siguiente frase: ¡Como los trotskistas rompieron con Lenin, también rompieron con Trotsky (que permaneció leal a Lenin hasta el final)! La ironía es grande. ¡Los llamados trotskistas, que se propusieron glorificar a Trotsky basándose al menos en la indiferencia hacia Lenin y, en casos extremos, incluso en la hostilidad, se han distanciado del propio Trotsky!

La declaración deja clara esta idea. Sin embargo, dado que la declaración es una declaración, no puede discutir el pasado en detalle y no es posible documentar cómo los "trotskistas" se distanciaron de Trotsky al darle la espalda a Lenin. El artículo que tenéis aquí empieza a hacer esto paso a paso. En nuestra opinión, los hechos mencionados anteriormente son claros. Pero ahora presentaremos evidencia más fundamental y esencial sobre este proceso dialéctico de “darle la espalda a Trotsky y al mismo tiempo alejarse de Lenin”.

Nuestra primera pregunta es la siguiente: ¿Por qué no hemos visto el siguiente largo pasaje de un artículo de Trotsky publicado en el libro antes mencionado En defensa del marxismo enfatizado por otros trotskistas fuera de nuestros propios estudios?

“Al unirse al partido bolchevique, Trotsky aceptó plena y sinceramente la corrección de los métodos leninistas de construcción del partido. Al mismo tiempo, la irreconciliable tendencia de clase del bolchevismo corrigió un diagnóstico erróneo. Si no volví a plantear la cuestión de la "revolución permanente" en 1917, fue porque los acontecimientos habían confirmado esta teoría en ambos lados. La base del trabajo común no fue creada por combinaciones subjetivas o temporales, sino por la revolución proletaria”.

Después de escribir estas líneas, Trotsky entra en la discusión sobre el Bloque de Agosto, que fue fundado en agosto de 1912 y cuyo resultado objetivo fue difundir propaganda antibolchevique en el movimiento marxista de Rusia:

“Participé activamente en este blog. De hecho, en cierto sentido, fundé este blog. Políticamente, me diferenciaba de los mencheviques en todas las cuestiones fundamentales. También me diferenciaba de los bolcheviques y vperyodistas de extrema izquierda. En términos de tendencia política general, yo estaba mucho más cerca de los bolcheviques. Pero estaba en contra del "régimen" leninista porque todavía no entendía que un partido central fuertemente cohesionado era indispensable para lograr el objetivo revolucionario. Y por eso creé este bloque temporal de elementos heterogéneos dirigido al ala proletaria del partido.

Los liquidadores tenían sus propias facciones dentro del bloque de agosto. Los vperyodistas también tenían algo así como una facción. Estaba aislado. Aunque había gente con ideas comunes, no había facciones. La mayoría de los documentos fueron escritos por mí y, al pasar por alto diferencias de principios, pretendían crear la apariencia de una alianza sobre "cuestiones políticas concretas". ¡No hubo una sola palabra sobre el pasado! Lenin sometió al bloque de Agosto a críticas implacables y yo tuve la suerte de recibir los golpes más duros. Considerando que políticamente no aprobaba ni a los mencheviques ni a los vperyodistas, Lenin declaró que mi política era aventurerismo. "Esta fue una crítica dura, pero era cierta".

A raíz de todo ello afirma lo siguiente:

“En cuanto a las 'circunstancias atenuantes', quisiera afirmar que mi tarea no era apoyar a las facciones de derecha o de extrema izquierda contra los bolcheviques, sino unir al partido en su conjunto. (…) El segundo factor atenuante es que en aquel momento se estaba desarrollando por primera vez el fenómeno del bolchevismo como partido verdaderamente revolucionario; no había precedentes en la práctica de la Segunda Internacional. Sin embargo, no intento aliviar mi culpa de esta manera. Aunque la comprensión de la revolución permanente mostraba sin duda la perspectiva correcta, durante este período no pude deshacerme de las características de un revolucionario pequeño burgués, especialmente en el campo organizativo. "Tenía la enfermedad del conciliacionismo hacia el menchevismo y una actitud escéptica hacia el centralismo leninista". (El énfasis es nuestro.)

Presidente del Sóviet de Petrogrado en 1905 y 1917, portavoz del Partido Bolchevique mientras Lenin se escondía en Finlandia después de las jornadas de julio de 1917,

Presidente del Comité Militar Revolucionario, el órgano del Sóviet de Petrogrado que planeó e implementó la captura del Palacio de Invierno, y un revolucionario que se convirtió primero en Comisario de Asuntos Exteriores y luego en fundador y comandante en jefe del Ejército Rojo. Entonces, un revolucionario que fue el fundador y comandante en jefe del Ejército Rojo adoptará una actitud tan valiente y honesta, hará tal autocrítica, ¡y usted se lo ocultará a sus jóvenes militantes y cuadros! Por lo tanto, sacrificará la lealtad a un partido bolchevique a la imagen de "no somos como la burocracia soviética, estamos a favor de la libertad en todos los asuntos", que está tratando de dar para complacer a los demócratas pequeñoburgueses e incluso burgueses de alrededor. ¡tú! Si le das la espalda a Lenin, es inevitable que te alejes de esta tremenda actitud rectora que Trotsky expresó menos de un año antes de su muerte.

Preguntas a los trotskistas (2)

Antes de hacer esta autocrítica a los 60 años, poco antes de su muerte, Trotsky intentó explicar por qué no pudo hacer las paces con Lenin y su marxismo desde el principio, casi aplicándose el psicoanálisis a sí mismo, en su autobiografía titulada Mi vida. Este libro, escrito en Büyükada y publicado en 1930, es una obra que se ha convertido en el libro de cabecera de todos los trotskistas. Por lo tanto, no es posible que los líderes y teóricos del movimiento trotskista no hayan visto aquí el ajuste de cuentas de Trotsky consigo mismo. ¿Por qué no se nos ha presentado este análisis en nuestra extensa lectura de la literatura de las organizaciones trotskistas nacionales o internacionales a lo largo de nuestras largas vidas?

Lo más importante es que no son los pasajes en los que Trotsky regresa una y otra vez para explicar por qué resistió a Lenin en su juventud. Lo más importante es el juicio final que Trotsky hizo sobre la relación entre él y Lenin después de que estas dos figuras revolucionarias de importancia histórica mundial se unieran en torno a la misma estrategia revolucionaria en las barricadas de 1917. La razón aquí es la lección aprendida de las diferentes orientaciones que surgieron dentro de la administración bolchevique con respecto a la política a seguir en las conversaciones de paz de Brest-Litovsk con Alemania después de la revolución. Mientras un ala muy fuerte del partido insistía en una "guerra revolucionaria" en relación con Brest-Litovsk, Lenin defendía un enfoque extremadamente concesivo, considerando que ello crearía el riesgo de colapso del Estado soviético. Aunque Trotsky no estaba de acuerdo con la posición de “guerra revolucionaria”, proponía una táctica dilatoria basada en el lema “ni paz ni guerra”. Lenin finalmente convenció a la mayoría del partido y el tratado de Brest-Litovsk se firmó de acuerdo con la dirección que él defendía. Mire lo que dice Trotsky sobre esto:

“Mucho antes que nadie, hice una evaluación pública del papel desempeñado por Lenin en los días de Brest-Litovsk. En una reunión conjunta de los órganos superiores del gobierno soviético el 3 de octubre de 1918, dije: "Considero mi deber declarar ante esta alta autoridad que en un momento en que muchos de nosotros, incluido yo mismo, tenemos dudas sobre sí es aceptable para nosotros firmar la paz de Brest-Litovsk, sólo el camarada Lenin, obstinadamente, con una previsión asombrosa y a pesar de nuestra oposición, argumentó que debemos soportar esto para sobrevivir hasta la revolución del proletariado mundial. Ahora es el momento de admitir que nos equivocamos.'

“No tuve necesidad de esperar las tardías revelaciones de los discípulos para reconocer el coraje político del genio de Lenin, que había salvado la dictadura del proletariado en los días de Brest-Litovsk. En las palabras que acabo de citar, estaba asumiendo más responsabilidad por los errores de los demás que la mía propia. Hice esto para dar ejemplo a los demás. En este punto, el informe taquigráfico dice “largos aplausos”. El Partido demostró así que comprendía y apreciaba mi actitud hacia Lenin, libre de celos y de ambiciones mezquinas. Entendí plenamente lo que Lenin significaba para la revolución, para la historia y para mí. Él era mi maestro”. (El énfasis es nuestro.)

¿Por qué nunca hemos encontrado esta cita fuera de nuestros propios escritos?

Preguntas a los trotskistas (3)

Ahora, sin dar pruebas, haremos una pregunta que nuestros interlocutores podrán evaluar en su propia conciencia: ¿Por qué le dan menos espacio a Lenin que a Trotsky, o casi ninguno, en los programas de formación de sus organizaciones? ¿Cuándo las das, eliges sólo obras que no estropeen el show que haces a diestro y siniestro sobre ser "demócrata", como por ejemplo El Estado y la Revolución, El Derecho de las Naciones a la Autodeterminación, etc.?

¿Alguna vez has calculado cuántos años o décadas han pasado desde que incluiste el ¿Qué Hacer? en tus programas de capacitación? ¿Por qué los cuadros de Trotsky se cuelgan en sus grandes reuniones, conferencias y congresos, pero los de Lenin no se ven mucho? ¿Por qué siempre cita a Trotsky en sus valoraciones, artículos y polémicas, pero rara vez ve a Lenin? ¡Cómo preferiríamos que estas preguntas fueran preguntas equivocadas y que, de hecho, la mayoría de las organizaciones trotskistas se acercaran a Lenin con tanta atención y cuidado como Trotsky!

¿Cuál es la tarea de los trotskistas?

Nuestra última pregunta no es para los trotskistas, sino para la historia. ¿Cuál es la razón de la existencia del movimiento trotskista, la IV Internacional? Algunos llamarían a esto una lucha contra el estalinismo o la burocracia. Algunos hablarán sobre la importancia de construir un movimiento revolucionario internacionalista sobre la base de algunos pensamientos e ideas programáticas/estratégicas específicas de Trotsky. Entonces, ¿cómo respondió el propio Trotsky a esta pregunta? En sus notas, que en 1935 se conocerán como Diario del exilio, describe su tarea de la siguiente manera:

“…desde 1917, el período de la guerra civil, etc., que el trabajo que estoy haciendo ahora, a pesar de su carácter extremadamente inadecuado y fragmentario, es el trabajo más importante de mi vida. Creo que es más importante.

Déjame decirlo de esta manera para que quede más claro. Si no hubiera estado en Petersburgo en 1917, la Revolución de Octubre todavía habría ocurrido, siempre que Lenin hubiera estado allí y hubiera tomado el asunto en sus propias manos. Si ni Lenin ni yo hubiéramos estado en Petersburgo, no habría habido la Revolución de Octubre: la dirección del Partido Bolchevique habría impedido que se llevara a cabo la revolución; no tengo la menor duda al respecto. Si Lenin no hubiera estado en Petersburgo, dudo que hubiera logrado vencer la resistencia de los dirigentes bolcheviques. La lucha contra el “trotskismo” (es decir, la revolución proletaria) habría comenzado en mayo de 1917, y el resultado de la revolución habría sido bastante controvertido. Pero, repito, si Lenin hubiera estado allí, la Revolución de Octubre habría salido victoriosa de todos modos. En sentido general, lo mismo puede decirse de la Guerra Civil. Pero en la primera fase, especialmente cuando cayeron Simbirsk y Kazán, Lenin vacilaba y las dudas le carcomían la mente. Sin embargo, este fue sin duda un estado mental temporal y probablemente nunca lo admitió ante nadie más que yo.

Así pues, ni siquiera para el período comprendido entre 1917 y 1921 puedo hablar del carácter "indispensable" de mi trabajo. Pero el trabajo que hago ahora es literalmente “indispensable”. No hay la más mínima arrogancia en esta afirmación. El colapso de las dos Internacionales ha revelado un problema que ninguno de los líderes de estas Internacionales está preparado para resolver. El giro del destino me ha puesto cara a cara con este problema. También me ha aportado experiencias importantes en cuanto a la solución del problema. Ahora no hay nadie más que yo que pueda emprender la misión de dotar a una nueva generación del método revolucionario, yendo más allá de los dirigentes de la Segunda y la Tercera Internacionales. Estoy completamente de acuerdo con Lenin (más precisamente, con Turgenev) en que el mayor pecado es tener más de 55 años. “Necesito trabajar ininterrumpidamente durante al menos cinco años para transmitir la herencia”.

¿Qué dice el gran revolucionario, cuyo nombre todos los trotskistas llaman su propio movimiento? (1) “El colapso de las dos Internacionales ha presentado un problema que ninguno de los líderes de estas Internacionales está preparado para resolver”. En otras palabras, frente a la ruptura de la Segunda y la Tercera Internacionales con la revolución mundial, Trotsky está buscando la organización internacional de la vanguardia del proletariado, a la que se referirá como el "partido mundial de la revolución socialista" en el Programa de Transición lo redactará en 1938. (2) ¿Cuál es la misión? “Ahora no hay nadie más que yo que pueda emprender la misión de dotar a una nueva generación del método revolucionario, yendo más allá de los líderes de la Segunda y la Tercera Internacionales”. La tarea es reconstruir una nueva Internacional sobre la base del programa de la revolución mundial.

El propio Trotsky se refirió a esto como “el trabajo más importante de mi vida”. El objetivo no es construir un movimiento político basado en las propias opiniones de Trotsky. Es el resurgimiento de la Tercera Internacional dirigida por el "maestro" de Trotsky, Lenin. Si se considera la Cuarta Internacional aisladamente de la quiebra de la Segunda y la Tercera Internacionales, pierde completamente su sentido.

Entonces no hay trotskismo sin Lenin. De ser así, sería contra el propio Trotsky. No habría marxismo revolucionario sin Lenin. Nuestra tarea es llevar adelante el objetivo de Trotsky y revivir el movimiento fundado por Lenin con ese espíritu y cuerpo revolucionarios originales.


*El texto que figura a continuación es la declaración publicada por el Partido Revolucionario de los Trabajadores con motivo del 80º aniversario del asesinato de Lev Davidovich Trotsky en 1940 por un agente designado por Joseph Stalin, el principal representante de la burocracia que había tomado el poder en la Unión Soviética. Unión desde los años 1930 . Esta declaración afirma abiertamente que la actitud de muchas corrientes del movimiento trotskista hacia Lenin es extremadamente distante, incluso indiferente, las critica duramente y llama a todos los verdaderos revolucionarios a regresar a Lenin adoptando la actitud del propio Trotsky. En el centenario de la muerte de Lenin, volvemos a publicar la declaración para subrayar una vez más este error vital del trotskismo internacional y del movimiento trotskista turco. Mañana publicaremos un artículo de nuestro camarada Sungur Savran, en el que formula preguntas al movimiento trotskista basándose en esta declaración.


traducido del turco por Opción  Obrera 

https://gercekgazetesi1.net/teori-tarih/lenin-yazilari-3-lenin-karsisinda-trotskiy-ve-trotskistler

sábado, 29 de julio de 2023

Rusia semicolonia o nada

 

Rusia semicolonia o nada, dentro del capitalismo



La perspectiva, su avance (Rusia) solo puede ser hacia la restauración soviética, para eso no puede ser dominada por el imperialismo (EEUU, UK, UE y Japón), por la derrota de la OTAN

Trotsky, diciembre 1928, ya estaba claro, sobre algo que hoy se patentiza, se revela tras la guerra del ejercito imperialista de la OTAN a través de su patio Ucrania contra Rusia, ex estado obrero, país capitalista que su existencia no cuadra dentro del contexto de la crisis económica de los países imperialistas, a menos que se someta y lo fragmenten para ser potable a los fines de los EEUU.

un retorno al capitalismo en este momento significaría en    primer lugar, una batalla feroz y durísima al interior del    campo   imperialista mundial por el derecho a controlar esta    2° edición de la “vieja Rusia”. Significaría que Rusia volvería a ser un eslabón de la cadena imperialista, con el claro estatus de eslabón subordinado, es decir, sobre una base semicolonial

Significaría la transformación del campesinado en un pagador de tributos al imperialismo mientras que el desarrollo de las fuerzas productivas de nuestro país se retrasaría considerablemente. En otras palabras, Rusia no pasaría a ocupar un lugar junto a Estados Unidos, Francia o Italia, sino que caería en la misma categoría que India o China…    

La esclavitud colonial es una perspectiva histórica y al mismo tiempo, una amarga realidad pasada

Leon Trotsky en “QUE ES LA SMYTCHKA” diciembre 1928 

José Capitán

Opción Obrera

Julio 2023

Trotsky: la filosofía y la burocracia estalinista

 

León Trotsky: la filosofía y la burocracia estalinista

Nota aclaratoria de Opción Obrera Venezuela. El presente escrito, un artículo de Trotsky; es una mezcla a partir de una comparación de la traducción al español de la realizada en griego por la camarada Katerina Matsa (EEK) y la presentada en Obras y Escritos de León Trotsky, Tomo XXVI 1928/29 Ediciones Apuntes Socialistas Revolucionarios 6ta edición 2021 Argentina. En resumen, la nota es la resultante de la combinación de las dos partes, a falta de conocer la fuente original.





Aspectos filosóficos de la burocracia

Ahora disponemos de condiciones favorables para estudiar la cuestión de las tendencias filosóficas del burocratismo. Como es bien sabido, la burocracia no ha sido nunca una clase independiente. En última instancia, siempre ha servido a una u otra de las clases fundamentales de la sociedad –pero sólo en última instancia, y a su manera–, es decir tratando de sufrir lo menos posible.

Es cierto que con bastante frecuencia un sector de clase o una capa de una clase, va a llevar adelante una lucha descarnada por su porción de renta o poder, y esto es más cierto aún para la burocracia, que constituye el sector más organizado centralizado de la sociedad civil que, al mismo tiempo eleva por encima de la sociedad incluso sobre, incluso sobre la clase que a la que sirve.

La burocracia obrera no constituye una excepción a esta definición general de este grupo social que gobierna y administra y que es, en consecuencia, privilegiado. Los métodos y hábitos de la administración –que, desde luego, es la principal función social de la burocracia y la fuente de su
preeminencia– dejan inevitablemente una impronta bien marcada en todo su modo de pensar. No es casual que palabras tales como “burocrático” y “formalismo” se apliquen no sólo a un sistema de administración o gestión, sino también a un modo definido del pensamiento humano. Las características de este modo de pensar van más allá de los departamentos gubernamentales. Estas características también pueden encontrarse en la filosofía.

Sería una muy grata tarea rastrear el hilo del pensamiento burocrático a través de toda la historia de la filosofía, comenzando por la ascensión del estado policiaco monárquico, que ha reunido en torno a él todas a las fuerzas intelectuales del país en el que se originó. Pero esta es una cuestión particular. Lo que nos interesa aquí es una cuestión parcial –pero de gran importancia actual–, la tendencia a la degeneración burocrática en el plano teórico, exactamente, exactamente dentro del partido, como dentro de los sindicatos y del Estado. Se puede decir, a priori, que, en la medida en que la existencia determina la conciencia, el burocratismo estaba condenado a realizar progresos devastadores tanto en el plano teórico como en todos los terrenos.

La teoría de los factores múltiples

El sistema más apropiado de pensamiento para una burocracia es la teoría de la causalidad múltiple, de la multiplicidad de los “factores”. Esta teoría se levanta sobre la más amplia base de la propia división social del trabajo, en particular de separación del trabajo intelectual y manual. Únicamente es por este camino que la humanidad emerge del caos del monismo primitivo.

Pero, la forma perfeccionada de la teoría de los múltiples factores, que transforma a la sociedad humana, y en su movimiento, al mundo entero, en un producto de juegos mutuos (o en lo que se puede llamar “las relaciones entre categorías”) de factores variados y fuerzas administrativas, en la que a cada uno se le asigna su propia provincia particular o zona de jurisdicción –este tipo de sistema puede ser elevado al status de “perla de la creación” solamente si existe una jerarquía burocrática, que se con todos sus ministros y sus departamentos, se eleva por encima de la sociedad.

Un sistema burocrático, tal como lo ha demostrado la experiencia, necesita de un individuo único para coronar el sistema. La burocracia se originó durante la monarquía y por ende, tiene su punto de apoyo históricamente heredado, en la cumbre. Pero aún en los regímenes democráticos, la burocracia a menudo ha dado origen al cesarismo, al bonapartismo o a la dictadura personal del fascismo, toda vez que la relación de fuerzas entre las clases fundamentales creaba la posibilidad de que un simple individuo se apodere del poder supremo o se establezca como la corona del sistema.

La teoría de los factores independientes; tanto en la sociedad como en la naturaleza, exige en última instancia ser coronada con el gobierno de un solo individuo, exactamente como lo hace una oligarquía de ministros poderosos. En las cuestiones prácticas se plantea sin embargo una pregunta inevitable: ¿quién va a guiar y a coordinar, en última instancia, la actividad de los distintos ministros irresponsables y más o menos autónomos, si no existe ni un super-ministro ni un super-burócrata? Al mismo tiempo, en el plano teórico, el mismo tipo de preguntas se generan en lo concerniente a la teoría de los factores, en la sociedad y en la naturaleza a la vez. Después de todo ¿quién puso estos factores en su lugar? ¿Quién les ha dado sus necesarios poderes de jurisdicción? En una palabra, si en política el burocratismo exige un zar o un dictador, no importa cuál sea su mediocridad, entonces, en teoría, el pluralismo de los factores exige un dios de talla tan liviana como pueda ser esta divinidad. Los partidarios de la realeza franceses, no sin un toque de humor, acusaban al sistema burocrático de la III República de tener “un agujero en la cumbre”. Las cosas se han desarrollado de manera tal que, durante más de medio siglo, la Francia burguesa fue gobernada por una burocracia disimulada detrás de un sistema parlamentario, es decir, con “un agujero en la cumbre”.

Lo mismo ocurre con la filosofía, especialmente con la filosofía social e histórica. La filosofía no encuentra siempre en ella misma el coraje de tapar el agujero en la cumbre con el super-factor de la divinidad. En lugar de ello, le brinda al mundo la ocasión de ser gobernado por una oligarquía ilustrada.

Por esencia, la teoría de los factores múltiples no es viable sin una divinidad. Dispersa simplemente la omnipotencia divina entre los diversos gobernantes menores, con poderes más o menos iguales: en economía, política, derecho, moral, ciencias, religión, estética, etc. Cada uno de esos factores tiene sus propios sub-factores, cuyo número aumenta o disminuye en función de lo que convenga para la autoridad administrativa –es decir, por el nivel dado de conocimientos teóricos. En todo caso, poder y autoridad provienen de la “cumbre”, desde los “factores” hasta los hechos. Es esto lo que le da al sistema teórico su carácter idealista. Cada factor que, por esencia, no es más que un término generalizado para un grupo de hechos similares u homogéneos, recibe poderes especiales inmanentes –poderes supuestamente inherentes a los llamados factores– para gobernar al conjunto de los hechos que se encuentran dentro de su propia jurisdicción imaginaria. Exactamente como algunos burócratas gobernantes, incluidos los republicanos, cada factor se aprovecha de la gracia necesaria, aun cuando ésta esté secularizada, para administrar los asuntos del departamento que le ha sido confiado. Llevada a su conclusión extrema, la teoría de los factores es una variedad particular y de hecho muy extendida del idealismo inmanente.

La fragmentación de la naturaleza en factores auxiliares era un escalón necesario en la larga escalera en que la conciencia humana se elevó del caos primitivo. Sin embargo, en realidad, la cuestión de la interacción de factores, de su jurisdicción, de sus orígenes, no hacen más que plantear las cuestiones más relevantes de la filosofía (sin dar respuesta de ellas). La ruta debe, o bien ascender hacia el acto de Creación y hacia un Creador, o bien descender al polvo terrestre, en el que los seres humanos no son más que un producto, es decir, descender a la naturaleza y a la materia.

El materialismo no rechaza los factores, así como la dialéctica no rechaza la lógica. El materialismo utiliza a los factores como un sistema de clasificación de los fenómenos que aparecieron históricamente – cualquiera sea el modo en que su esencia espiritual pueda ser “delimitada”- a partir de las fuerzas productivas subyacentes, de las relaciones sociales, y a partir de las condiciones materiales históricas, es decir los fundamentos materiales de la naturaleza.

La dictadura del proletariado es una relación de clase, no un principio autosuficiente

¿Qué es la dictadura del proletariado? Es una correlación organizada de las clases bajo una determinada forma. Esas clases, sin embargo, no permanecen inmóviles, sino que cambian material y psicológicamente, cambiando, en consecuencia, la relación de fuerzas entre ellas, es decir, reforzando o debilitando la dictadura del proletariado. Esto es la dictadura del proletariado para un marxista. Pero, para un burócrata, la dictadura es un factor autónomo, “autosuficiente”, o una categoría metafísica que está por encima de la verdadera relación entre las clases y que lleva en ella misma todas las garantías necesarias. En la cúspide de esto, cada burócrata tiende a ver la dictadura, como un ángel guardián colgado encima de su oficina.

Erigidos sobre esta concepción metafísica de la dictadura se construyen todos los argumentos en el sentido que, como tenemos una dictadura del proletariado, el campesinado no tendría diferenciación, los kulaks no podrían fortalecerse, y si los kulaks se fortalecieran esto significaría que ellos alcanzarían el socialismo. En una palabra, la dictadura se convierte, de una relación de clases en un principio autosuficiente, relación en la que los fenómenos económicos, en cierto modo, no son más, que especie de consecuencia. Por supuesto, ningún burócrata lleva este sistema hasta el final. Son demasiado empíricos para ello y están muy estrechamente ligados a su propio pasado. Pero, sus pensamientos, según estas líneas precisas, y las fuentes teóricas de sus errores, deben buscarse en esta dirección.

Marxismo y leninismo según Stalin

El marxismo ha trascendido la teoría de los factores para llegar al monismo histórico. El proceso que vemos ahora tiene un carácter de regresión, ya que representa un movimiento que se aleja del marxismo hacia una oligarquía metafísica de los factores.

(El alejamiento del marxismo en el campo de la teoría se expresó con particular claridad en los escritos de Stalin. Es característico el siguiente extracto de " Problemas del leninismo " de Stalin, escrito en 1924 y reeditado en 1928).

“La importancia de la teoría. Algunos piensan que el leninismo es la primacía de la práctica sobre la teoría, en el sentido de que no es más que la traducción de las tesis marxistas en hechos, su ‘ejecución’. En cuanto a la teoría, se dice más bien que al leninismo no le concernía” (Los fundamentos del leninismo, edición rusa de 1928, p 89 en ruso)

Este pasaje es un verdadero microcosmos de Stalin. Representa igualmente su profundidad teórica, su valiosa astucia y su honestidad hacia a sus oponentes. Cuando Stalin decía: “algunos piensan”, hablaba de mí, en un tiempo en el que aún no se decidía a llamarme por mi nombre. Todavía todos los profesores, periodistas, críticos, aún no estaban esposados, y Stalin no se había asegurado aún a sí mismo la última palabra, ni en la mayoría de los casos, la única palabra. Tenía necesidad de atribuirme la afirmación absurda de que al leninismo no le atañía la teoría. ¿Cómo pudo hacer eso? Al decir “algunos piensan” que el leninismo no es más que “la traducción de las tesis marxistas en hechos”, no es más que una “ejecución”. Esta es la traducción que hace Stalin de mis palabras: “el leninismo, es el marxismo en acción”. Tal como él mismo lo dijo, mis palabras implicaban que el leninismo era "indiferente" al marxismo. Pero, ¿cómo se puede llevar la teoría marxista a la práctica permaneciendo "indiferente" a la teoría? La actitud del mismo Stalin hacia la teoría marxista no puede calificarse de esa manera, por la sola razón de que se trata de la indiferencia de quien maniobra. Pero, por esta misma razón, a nadie se le ocurriría decir que Stalin traduce la teoría en acción. Lo que Stalin traduce en hechos es la disposición de la burocracia del partido, que luego refrena los impulsos subterráneos provenientes de las fuerzas de clase. El leninismo es el marxismo en acción, es decir la teoría que ha tomado carne y sangre. Esta formulación podía ser descripta como una falta de interés con relación a la teoría solo por parte de alguien que se ahoga en su propia ira.

 Esta es la condición física de Stalin. La apariencia exterior del incoloro carácter burocrático de sus artículos y discursos, mal disimula el odio devorador que le profesa a todo lo que supera su propio nivel. Presumiblemente, el pensamiento sobre sí mismo de Stalin es como el escorpión que a menudo golpea su propia cabeza con su cola envenenada.

La relación entre la teoría y la práctica.

¿Qué significa la afirmación: “el leninismo es la primacía de la práctica ante la teoría? Aquí, incluso la gramática es mala. Se debería decir: “la primacía sobre la teoría” o “con relación a la teoría”. El problema, por supuesto, no es por la gramática, la que tiene en general una existencia precaria en las páginas de Problemas del leninismo de Stalin. Lo que importa es el contenido filosófico de esa propuesta. El autor argumenta en contra de la idea de que el leninismo procede de la primacía de la práctica sobre la teoría. Pero, después de todo, esto es la esencia del materialismo. Aún cuando utilizamos el viejo término filosófico superado de primacía, es necesario decir que la práctica tiene la misma primacía indiscutible sobre la teoría como el ser sobre la conciencia, la materia sobre el espíritu y el todo sobre las partes. Ya que la teoría nace de la práctica, está engendrada por las necesidades prácticas, y constituye una generalización más o menos incompleta o imperfecta de la práctica.

En ese caso, ¿los empiristas no tienen razón dado que se orientan por medio de la práctica “directa” como tribunal supremo de la autoridad? ¿No son ellos, en este caso, los materialistas más consistentes? No, ellos no representan más que una caricatura de materialismo. Ser guiado por la teoría es ser guiado por generalizaciones basadas en toda la experiencia práctica previa de la humanidad, con el fin de poder tratar, con el mayor éxito posible, uno u otro problema práctico del presente. De ese modo, a través de la teoría, descubrimos precisamente la primacía del acto en su conjunto sobre los aspectos particulares de ese acto.

Al afirmar la primacía de la economía sobre la política, Bakunin rechazaba la lucha política. No comprendía que la política es economía generalizada (o concentrada) y que, en consecuencia, es imposible resolver los problemas económicos más importantes, es decir, los más generales, sí se evita la generalización a través de la política.

Ahora es posible apreciar la tesis filosófica de Stalin, (como se indicó anteriormente) sobre la importancia de la teoría. Pone al revés la verdadera relación entre teoría y práctica. Pone un signo igual entre la aplicación práctica de la teoría y el menosprecio de la teoría, atribuye a su adversario una idea, evidentemente absurda, y lo hace con las peores intenciones; especulando con los peores instintos del lector mal informado. Esta tesis, perfectamente contradictoria, se destruye a sí misma, además, en un total desconcierto gramatical. Es por estas razones que lo hemos llamado un microcosmos.

¿Qué clase de definición del leninismo oponía Stalin a la mía? He aquí la definición que unió a Stalin, Zinoviev y Bujarin y que encontró su lugar en todos los manuales (oficiales soviéticos): ): (Extracto del libro de Stalin " Problemas del leninismo ", p. 74): “el leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria. Más precisamente, el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en general y la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en particular”.

La inconsistencia de esta definición, y al mismo tiempo, su naturaleza contradictoria, se revelan a partir de que nos preguntamos simplemente ¿qué es el marxismo? Observemos una vez más los principales elementos.

Tres componentes del marxismo

Ante todo, el método dialéctico. Marx no es el inventor de este método y nunca pretendió serlo. Engels creía que era mérito de Marx residía en revivir y defender la dialéctica en los tiempos de la exuberancia filosófica y del empirismo estrecho en las ciencias positivas. Engels, en su “antiguo prefacio” del Anti-Dühring, decía lo siguiente: “Es mérito de Marx que, al contrario de los epígonos groseros, arrogantes, mediocres, que ahora levantan la voz en una Alemania cultivada, fue el primero en poner en el centro de la escena el olvidado método dialéctico” (Ver: Marx y Engels: "Obras Escogidas " en Tres Volúmenes, Moscú, Progress Pbl., vol. 3, p. 64. [S.t.E.: en griego el pasaje está contenido en Fr. Engels,Dialéctica de la Naturaleza, Old Prologue ed., Anagnostidis, p. 71, y en la traducción de Eutychis Bitsakis (Modern Era), p. 30])/. Marx no pudo hacer esto más que liberando a la dialéctica de su cautiverio idealista. Y aquí se plantea un enigma: ¿cómo es posible separar la dialéctica del idealismo de una manera tan mecánica? La respuesta a este enigma se encuentra en la dialéctica del propio proceso de conocimiento. Cada vez que una religión primitiva o mágica adquirían nuevos conocimientos de algún poder del mundo físico, inmediatamente contaban a esta fuerza o poder entre sus propias fuerzas. De la misma manera, la función del pensamiento, al haber separado las leyes de la dialéctica del proceso material, se atribuyó a sí mismo la dialéctica. Al mismo tiempo, la dialéctica, a través de la filosofía hegeliana, se atribuyó una omnipotencia absoluta.  El chaman81 señala con precisión la creencia general de que la lluvia cae de las nubes. Pero se equivoca al pensar que, imitando una u otra característica de las nubes, podría hacer llover. Hegel se equivocó al hacer de la dialéctica el atributo inmanente del Espíritu Absoluto. Pero tenía razón en pensar que la dialéctica interviene en todos los procesos del universo, incluida la sociedad humana.

Al basarse en el conjunto de la filosofía materialista anterior y en el materialismo inconsciente de las ciencias naturales, Marx sacó la dialéctica del árido desierto del idealismo y la hizo mirar hacia la materia, su madre.

81 El chamán es un curandero con poderes extraordinarios vinculados sobre todo al éxtasis.

Es en este sentido que la dialéctica, habiendo encontrado nuevamente sus derechos a través de Marx y materializada por él, constituye el fundamento de la concepción marxista del mundo, el método fundamental del análisis marxista.

El segundo componente más importante del marxismo es el materialismo histórico, es decir, la aplicación de la dialéctica materialista a la estructura de la sociedad humana y a su desarrollo histórico. Sería erróneo disolver el materialismo histórico en el materialismo dialéctico, del cual [el materialismo histórico] no es más que una aplicación. Para aplicar a la historia humana el materialismo dialéctico, era necesario un gran acto creativo del pensamiento humano. Este acto abrió una época nueva en la historia de la humanidad, cuya dinámica de clases está reflejada en él.

Se puede considerar con toda razón que el darwinismo es una aplicación brillante –aunque no haya sido elaborada filosóficamente hasta el final– de la dialéctica materialista a la cuestión de la evolución del mundo orgánico en toda su variedad y multiplicidad. El materialismo histórico cae dentro de la misma categoría. Es una aplicación de la dialéctica materialista a una parte separada, aunque enorme, del universo. La importancia práctica inmediata del materialismo histórico es en este momento incomparablemente mayor, ya que, por primera vez, da a la vanguardia la oportunidad de abordar la cuestión del destino humano de manera plenamente consciente. Sólo la victoria completa del materialismo histórico en la práctica –es decir, el establecimiento de una sociedad socialista técnica y científicamente poderosa– abrirá la posibilidad práctica de una aplicación seria de las leyes del darwinismo a la propia especie humana, con el objetivo de modificar o superar las contradicciones biológicas que existen en los seres humanos.

El tercer componente del marxismo es su sistematización de las leyes de la economía capitalista. El Capital de Marx es una aplicación del materialismo histórico al plano de la economía humana en una etapa particular de su desarrollo, exactamente como el materialismo histórico en su conjunto es una aplicación de la dialéctica materialista al plano de la historia humana.

Los subjetivistas rusos –es decir, los empiristas de la escuela idealista y sus epígonos– reconocían plenamente la competencia y la autoridad del marxismo en el terreno de la economía capitalista, pero negaban que pueda ser aplicado correctamente a otras esferas de la actividad humana. Este tipo de separación descansa sobre una fetichización grosera de los factores históricos homogéneos distintos (economía, política, derecho, ciencias, arte, religión), que forman la trama de la historia mediante su combinación y su interacción, exactamente como los compuestos químicos se forman por la combinación de elementos homogéneos distintos.

Pero aún, además el hecho de que la dialéctica materialista ha triunfado también en química sobre el conservatismo empírico de Mendeleiev al demostrar la transmutabilidad de los elementos – aún dejando esto de lado, los factores históricos no tienen nada en común con los elementos en lo que concierne a la estabilidad y a la homogeneidad. La economía capitalista hoy descansa sobre la base de una tecnología que sabe asimilar los frutos de todo el pensamiento científico anterior. La circulación (comercio) capitalista de mercancías no es concebible más que en el marco de normas legales definidas.

En Europa, estas se establecieron a través de la asimilación del derecho romano y su adaptación posterior a las necesidades de la economía capitalista. La economía histórica y teórica de Marx muestra que el desarrollo de las fuerzas productivas, en una fase precisa, perfectamente descriptible, destruye ciertas formas económicas, en medio de otras formas, y en el curso de este proceso, destruye el derecho, la moral, las ideas, las creencias; demuestra también que la introducción de un sistema de fuerzas productivas de un nuevo tipo y más elevado crea, por sus propias necesidades –siempre por los hombres, siempre por la actividad de los seres humanos– nuevas normas sociales, legales, políticas y otras, en el marco de las cuales esta etapa se provee del equilibrio dinámico que necesita. De este modo, la economía pura es una ficción. A lo largo y a lo ancho, a través de su estudio, Marx pone de relieve, con gran claridad, las correas de transmisión, los engranajes, los demás mecanismos de transmisión que conducen sus relaciones económicas a las fuerzas productivas y a la naturaleza misma, a la corteza terrestre; de la que los seres humanos son un producto; pero también las relaciones económicas que conducen hacia arriba, hacia lo que se llama los aparatos superestructurales y las formas ideológicas que siempre tomaron su alimento de la economía. Todos los hombres comen pan; la mayoría prefiere comerlo con manteca. En otros términos, existe una interacción constante entre la economía y la superestructura.

Así, sólo un eclecticismo desprovisto de talento puede hacer una falsa distinción entre el darwinismo y el materialismo histórico. Pero, al mismo tiempo, también sería completamente erróneo disolver simplemente el sistema económico de Marx en su teoría sociológica –o, para emplear la antigua terminología, en su teoría histórico–filosófica. En relación con el materialismo histórico, Marx y Engels establecieron los métodos fundamentales de la investigación sociológica y propusieron modelos de un alto nivel científico, aunque sólo hayan sido episódicos y en forma de folleto; los trabajos consagrados sobre todo a las crisis revolucionarias o a los periodos revolucionarios en la historia –por ejemplo, el ensayo de Engels sobre las guerras campesinas en Alemania, los escritos de ambos sobre el período de 1848-1851 en Francia, la Comuna de París, y así ininterrumpidamente.82 Estos escritos son ilustraciones brillantes más que aplicaciones exhaustivas de la doctrina del materialismo histórico. No es más que en el campo de las relaciones económicas que Marx ha suministrado una aplicación más profunda de su método en los aspectos teóricos, aunque sea técnicamente deficiente. Lo hizo en un libro que es uno de los productos más consumados del pensamiento cognitivo en la historia humana, El Capital. Por esta obra es que la economía marxista puede ser aislada como un tercer componente, separado, del marxismo.

En la actualidad se pueden leer frecuentemente referencias a la psicología marxista, la ciencia natural marxista, y así infinitamente. Todo esto muestra más el deseo que la realidad, como también lo hacen los diversos discursos sobre la cultura proletaria y la literatura proletaria. Con frecuencia sucede que estas pretensiones no están basadas en nada sólido. Sería totalmente absurdo incluir el darwinismo o la tabla de Mendeleiev como elementos constituyentes del marxismo, a pesar del lazo que existe entre ellos. No hay duda de que una aplicación consciente de la dialéctica materialista a las ciencias naturales, con una comprensión científica de la influencia de la sociedad de clases sobre los objetivos, los métodos, las metas de la investigación científica, enriquecería a las ciencias naturales, y la reestructuraría en muchos aspectos, revelando nuevos lazos y conexiones, y dando a las ciencias naturales un lugar de una renovada importancia en nuestra comprensión del mundo. Cuando aparezcan en la esfera científica trabajos que hagan época, quizás sea posible hablar de biología marxista, de psicología marxista, etc. Aunque seguramente, tal sistema tendrá un nuevo nombre. El marxismo no tiene la pretensión de ser un sistema absoluto. Tiene conciencia de su propio significado históricamente transitorio. Sólo una aplicación consciente de la dialéctica materialista a todos los ámbitos de la ciencia puede preparar y preparará los elementos necesarios para trascender al marxismo, lo que, dialécticamente, será, al mismo tiempo, el triunfo del marxismo. A partir de la semilla brota un tallo en el que crece una nueva espiga de trigo, en detrimento de la semilla que está muerta. En sí mismo, el marxismo es un producto histórico y debe ser aprehendido de esta manera. Este marxismo histórico incluye en sí mismo a los tres elementos de base que habíamos mencionado: la dialéctica materialista, el materialismo histórico, y el análisis teórico y crítico de la economía capitalista. Tenemos en mente estos tres elementos cuando hablamos de marxismo, es decir, cuando hablamos de él de manera válida.

82. Alusión a las obras La guerra campesina en Alemania (Engels), La lucha de clases en Francia, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, La guerra civil en Francia (Marx), Revolución y contra revolución en Alemania (Engels).

¿Quizás el sistema del materialismo histórico ha cambiado? Si ha sido así, ¿en donde encontró su expresión este cambio? ¿En el sistema ecléctico de Bujarin que se nos propone bajo el tinte de materialismo histórico? No, ciertamente que no. Aunque Bujarin reduzca el marxismo a práctica, no tiene el coraje de reconocer abiertamente su intento de crear una nueva teoría histórico-filosófica convenientemente adaptada a la nueva época, la era del imperialismo. En última instancia, la escolástica de Bujarin no conviene más que a su propio creador. Lukács hizo un intento más audaz, en principio, por ir más allá del materialismo histórico. Se arriesgó a anunciar que, con el inicio de la revolución de Octubre que representaba el salto del reino de la necesidad al reino de la libertad, el materialismo histórico había dejado de existir y había dejado de responder a las necesidades de la era de la revolución proletaria. Sin embargo, con Lenin, nos habíamos reído mucho de este nuevo descubrimiento que, por decido moderadamente, era, por lo menos, prematuro.  Pero, si bien Stalin, Zinoviev y Bujarin no retomaron la teoría de Lukács – que dicho al pasar, su autor ha repudiado desde hace largo tiempo– ¿qué idea tuvieron exactamente?

Queda por decir que el tercer elemento del marxismo, su sistema económico, es el único aspecto en el que el desarrollo histórico, desde la época de Marx y Engels, introdujo, no solo un nuevo material fáctico, sino también formas cualitativamente nuevas. Pensamos en la nueva etapa de concentración y centralización de la producción, de la circulación, del crédito, las nuevas relaciones entre los bancos y la industria, y el nuevo rol del capital financiero y las organizaciones monopólicas del capital financiero. Pero no podemos hablar bajo este ángulo de ningún marxismo especial durante la época del imperialismo. Lo único que podemos decir aquí –y con plena justificación– es que El Capital de Marx necesita un capítulo suplementario, o un volumen entero suplementario, que incluyera a las nuevas formas de la época imperialista en el sistema de conjunto. No hay que olvidar que una parte importante de este trabajo fue hecho por ejemplo por Hilferding en su libro sobre el capital financiero, escrito; dicho sea al pasar, bajo la influencia del saludable impulso dado por la revolución de 1905 al pensamiento marxista en Occidente. Sin embargo, no está en la cabeza de nadie incluir El Capital financiero de Hilferding como parte integrante del leninismo, aún cuando se le sacaran los elementos envenenados de pseudo marxismo –estos elementos pseudo marxistas que por cortesía geográfica llamamos “austro-marxismo”.

Jamás se le ocurrió a Lenin que su genial panfleto sobre el imperialismo83 constituía una especie alguna de expresión teórica del leninismo como tipo especial de marxismo de la época imperialista. Sólo podemos imaginamos los jugosos epítetos con que Lenin hubiera recompensado a los autores de semejante afirmación. Si, por lo tanto, no encontramos una nueva dialéctica materialista, un nuevo materialismo histórico ni nuevas teorías del valor para la “época del imperialismo y la revolución proletaria”, ¿qué contenido debemos darle a la definición stalinista de leninismo que ha sido canonizado como definición oficial?

83. Se trata de EI imperialismo fase superior del capitalismo (1916).

La canonización de esta idea, dicho sea de paso, no prueba nada, ya que la canonización de declaraciones teóricas no es necesaria habitualmente más que cuando, como decía Tomás de Aquino, debemos creerlo precisamente a causa de lo absurdo de las cosas. Movimientos atrasados en el marco del marxismo se han producido ya decenas de veces. Todas las regresiones a visiones teóricas pre-marxistas fueron presentadas hasta el momento en forma de críticas, renovaciones, aumentos –regresiones a ideas que han sido superadas por el marxismo en el curso de la batalla–. Pero el revisionismo no es tan abierto. E incluso el revisionismo abierto debe preparar su camino por socavamientos preliminares llevados frecuentemente bajo la presión de necesidades empíricas y no de objetivos fundamentados teóricamente.

¿Es el leninismo un tipo particular de marxismo de la era imperialista?

El hecho de presentar al leninismo como una especie particular de marxismo específico de la época del imperialismo era necesario para revisar a marxismo, lo cual Lenin ha combatido durante toda su vida. En la medida en que la idea central de esta última revisión del marxismo era la línea reaccionaria del socialismo nacional (la teoría de la construcción del socialismo en un solo país), era necesario demostrar, o al menos proclamar, que el leninismo había tomado una posición nueva alrededor de este tema central de la teoría y de la política marxista, en oposición al marxismo de la época pre-imperialista. Ya hemos oído que Lenin supuestamente descubrió la ley del desarrollo desigual, que no podía tratarse de algo parecido a la época de
Marx y Engels. Es precisamente en el absurdo a los que los Tomás de Aquino de nuestros días nos llaman a creer ciegamente. Pero les sigue siendo inexplicable por qué Lenin en ninguna parte y de ninguna manera difería de Marx y Engels en este tema central y no opuso su propio "marxismo de la época imperialista" al "marxismo simple y puro". Por cierto, Lenin tenía un conocimiento mucho más sólido de Marx que cualquiera de los epígonos de hoy –al igual que una intolerancia orgánica para las afirmaciones inexactas o la falta de claridad en las cuestiones teóricas–. A Lenin lo caracterizaba una honestidad superior de la conciencia teórica, que, en casos aislados, hubiera podido parecer pedante a cualquiera que no reflexionara suficientemente. Conservaba sus cuentas corrientes ideológicas con Marx con el mismo cuidado meticuloso que podíamos ver en su propio y poderoso pensamiento y en su gratitud como discípulo.

Sin embargo, sobre la cuestión central del carácter internacional de la revolución socialista, Lenin no había hecho notar jamás su propia ruptura con la forma pre-imperialista del marxismo o, peor aún, lo había hecho notar pero lo habría guardado en secreto para sí mismo –aparentemente con la esperanza de que Stalin explicaría este secreto próximamente a una humanidad reconocida–. Y lo que Stalin ha hecho, creando el marxismo de la era del imperialismo, en unas pocas líneas totalmente mediocres, líneas que se han convertido en la pantalla para la revisión de sálvese quien pueda de Marx y Lenin a la que hemos asistido en el transcurso de estos últimos seis años.

Debemos remontamos a la Edad Media para encontrar ejemplos análogos del ascenso de un sistema ideológico enteramente nuevo sobre la base de algunas líneas de un texto que fue mal interpretado o incorrectamente copiado. Así, los “viejos creyentes” se dejaban quemar vivos en nombre de algunas líneas de la Biblia, mal copiadas.

En la historia del pensamiento social ruso del siglo XIX encontramos el caso de un grupo de intelectuales progresistas que habían interpretado incorrectamente las palabras de Engels: “todo lo que es real es racional” y que creían que éstas significaban que todo lo que existía era racional y que, en consecuencia, había adoptado una actitud extremadamente conservadora. Pero estos ejemplos son insignificantes –el primero por su antigüedad, el segundo por el escaso número de personas implicadas– en comparación al caso actual, en el que una organización que influencia a millones de hombres, utiliza toda la maquinaria de levantamiento del aparato para imponer un punto de vista totalmente nuevo, que se apoya en una mala interpretación pueril de dos citas. infantil de los dos pasajes (por Lenin: ver "Challenge", 1926-27, p. 57).

Pero, si las cosas hubieran estado realmente determinadas por textos mal copiados o por una lectura iletrada de ciertos textos, entonces tendríamos que caer en la desesperación total por el futuro de la humanidad.. En verdad, sin embargo, las reales fuerzas causales detrás de los ejemplos que hemos citado van más profundamente. Los “viejos creyentes”84 tenían razones materiales suficientemente sólidas para romper con la Iglesia oficial y el estado policíaco monárquico.

En el caso de la intelectualidad radical de 1840, no tuvo el valor de luchar contra el régimen zarista, por lo que antes de llegar al punto en que decidió equiparse con bombas terroristas -lo que no sucedió antes de la siguiente generación- trató de reconciliar la conciencia política recién despertada con la realidad existente, utilizando sólo los medios de algún hegelianismo mal concebido.

84. Los “viejos creyentes” Raskolniki estuvieron en contra de las reformas del patriarca Nikon en 1654 en las que veían una influencia occidental y un atentado contra la tradición nacional (se trataba de corrección de errores perennes en el tiempo en el texto de las Escrituras). Su apóstol era el padre Avvakum.

Por último, la necesidad, de uno u otro modo, de cortar el cordón umbilical que liga la República Soviética con la revolución internacional esta necesidad nació de las condiciones y desarrollos existentes, de las derrotas de la revolución internacional y de la presión local de las tendencias, de los propietarios en el país. Los teóricos de la burocracia han elegido las citas de la misma manera que los sacerdotes de todas las religiones eligen los textos sagrados aplicables según las circunstancias existentes. Si en relación a los textos la burocracia se vio obligada a hacer falsificaciones que avergonzarían a muchos sacerdotes, el error nuevamente se debe a las circunstancias.

Pero, como ya lo hemos visto, a partir de la cita anterior, nuestro teórico tiene otra definición del leninismo que considera como “más precisa”, es decir; “el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en general y la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en particular”. Sin embargo, esta definición, más precisamente formulada, compromete aún un poco más una definición que ya no tenía esperanzas.

Si el leninismo es “una teoría de la revolución proletaria en general”, entonces ¿qué es el marxismo? Marx y Engels lo anunciaron al mundo, a viva voz, en 1847 en el Manifiesto Comunista. ¿Qué es este documento inmortal sino el manifiesto de la “revolución proletaria en general? Se podría decir con total justificación que toda la actividad teórica ulterior de estos dos grandes amigos no ha sido más que un comentario de este manifiesto. Al utilizar el lema de la “objetividad” los socialistas académicos trataron de separar la contribución teórica del marxismo a la ciencia de sus conclusiones revolucionarias. Los epígonos de la Segunda Internacional trataron de transformar a Marx en un evolucionista de una variedad de jardinería. Durante toda su vida Lenin combatió contra estos dos tipos, en el nombre del marxismo auténtico, es decir “de la teoría de la revolución proletaria en general, de la teoría de la dictadura del proletariado en particular”. ¿Qué significa, entonces, el intento por oponer la teoría leninista al marxismo?

En la búsqueda de un terreno donde oponer el leninismo al marxismo –con, por supuesto; toda suerte de caracterizaciones y de reservas desprovistas de sentido– Stalin recurre a un criterio histórico:

“Marx y Engels aparecieron en la escena en un período prerrevolucionario (pensamos en la revolución proletaria), cuando no existía todavía un imperialismo desarrollado, en el período de preparación del proletariado para la revolución, cuando, la revolución proletaria aún no era directa y prácticamente inevitable. Por otro lado, Lenin, el discípulo de Marx y Engels, pisó el escenario en pleno período de desarrollo del imperialismo, el período de desarrollo de la revolución proletaria” (Stalin, “Fundamentos del leninismo”, edición rusa, 1928, pág. 74).

Aún dejando de lado el estilo sorprendente de estás líneas –Marx y Lenin subidos al escenario “como actores provincianos”, aún es necesario reconocer que esta excursión en la historia es totalmente ininteligible. Es cierto que Marx actuó en el siglo XIX y no en el XX.  pero, la esencia de toda la actividad de Marx y de Engels fue el haberse anticipado en forma teórica y el haber preparado el camino para la era de la revolución proletaria. Si se deja esto de lado, solo puede desembocarse en el marxismo académico, es decir, a lo que es su caricatura más repugnante. La importancia plena de la obra de Marx se hace evidente a partir del hecho que la época de la revolución proletaria, que se ha producido mucho más tarde de lo que él y Engels esperaban, no ha exigido una revisión del marxismo, sino por el contrario, ha exigido la purificación de todo el herrumbre del epigonismo que se desarrolló en el intervalo. Pero Stalin pretende que el marxismo, a diferencia del leninismo, sea el reflejo teórico de un período no revolucionario.

¿Es el leninismo "más revolucionario" que el marxismo?

No es casual que encontremos esta concepción en Stalin. Surge de toda la psicología del empirista que vive fuera de lugar y tiempo. Para él, la teoría solo "refleja" su época y sirve a los propósitos del día.

En el capítulo de Principios del Leninismo,85 especialmente consagrado a la teoría –¡Y qué un capítulo!– Stalin entra en escena de esta manera: “La teoría puede convertirse en una fuerza inmensa del movimiento obrero si se forma en alianza indisoluble con la práctica revolucionaria” (de la edición rusa del 28, pág. 89, el subrayado es mío, León Trotsky).86

Evidentemente, la teoría de Marx, formulada "inextricablemente ligada" a la práctica de una "época prerrevolucionaria", está condenada a parecer obsoleta en relación con el "acto revolucionario" de Stalin. Es completamente incapaz de comprender que la teoría —la teoría genuina o fundamental— no está directamente relacionada con las tareas prácticas del día.  La teoría es más bien la consolidación y la generalización de toda la actividad y experiencia práctica humana, que abarca diferentes períodos históricos en su sucesión materialmente determinada. Es solamente porque la teoría no está indisolublemente ligada con las tareas prácticas que le son contemporáneas, sino que se eleva por encima de ellas, que tiene el privilegio   de mirar hacia adelante, es decir que es capaz de prepararse para vincularse con la actividad práctica futura y formar la gente que estará a la altura de las tareas prácticas del porvenir.

85. Principios del Leninismo comprende una serie de conferencias hechas por Stalin en abril de 1924 en la Universidad de Sverdlov.

86. En la edición francesa, Les questions du Leninisme.

 

La teoría de Marx se elevó como un baluarte gigante sobre el trabajo práctico revolucionario de los contemporáneos (los adeptos de Lasalle) de Marx, así como se elevó sobre la actividad práctica de todas las organizaciones de la Primera Internacional, la Segunda Internacional asimiló sólo algunos elementos del marxismo para sus propias necesidades prácticas, y no siempre los más esenciales. Sólo la era de las catástrofes históricas que se extendieron por todo el sistema capitalista hizo posible que se pusieran en práctica las conclusiones fundamentales del marxismo. Sólo este punto hizo que la gente -y no toda la gente- fuera más receptiva a una comprensión del marxismo como un todo. 

La historia stalinista del marxismo y del leninismo pertenece a la misma “escuela histórica” de la que Marx decía que, para emplear los términos del Nuevo Testamento, no veía más que la parte escondida de todo lo que fue hecho. La sugerencia de Stalin acerca de la existencia de una teoría prerrevolucionaria del marxismo y de una teoría revolucionaria del leninismo, es de hecho una filosofía de la historia adaptada por el fervor teórico que, simplemente, hace mandatos para las tareas prácticas del día.

Cuando Stalin habla de “teoría”, piensa en los que montan, bajo las órdenes del secretariado “con una ligazón indisoluble con la práctica”, las necesidades de las tareas prácticas del aparato dirigente centrista en un período de retroceso político.

Dando vueltas la papilla en el plato, que le resulta demasiado picante y que no ha sido cocinada por él –verdaderamente la mejor palabra para esta salsa teórica es la palabra favorita de Lenin, la papilla– a través de los zigzags y rodeos, Stalin se acerca furtivamente a la idea de que el leninismo es “más revolucionario” que el marxismo. Continuando su intento de oponer el leninismo al marxismo, Stalin escribe: “se nota comúnmente el carácter excepcionalmente combativo, excepcionalmente revolucionario del leninismo”. ¿Quién lo nota? no está claro. Stalin dice simplemente que se nota “comúnmente”. Este tipo de prudencia proviene de la cobardía. Pero ¿qué quiere decir “excepcionalmente revolucionario”? ¿Quién sabe? ¿qué es lo que Stalin señala sobre este punto? Dice: “Es absolutamente justo. Pero (!) esta cualidad particular (una “particularidad” menor en comparación al marxismo) se explica por dos razones: la lucha contra el oportunismo de la Segunda Internacional y la revolución proletaria” (Ibídem, pág. 74).

Se ve como Stalin se consagra –quizás no muy valientemente, pero lo ha hecho– a la conclusión de que el “rasgo particular” del leninismo es su carácter “excepcionalmente” revolucionario en comparación al marxismo. Si esto fuera cierto, entonces tendríamos que haber abandonado abiertamente al marxismo como una teoría superada, exactamente como la ciencia, a tiempo, ha rechazado la teoría flogística, el vitalismo, y así ininterrumpidamente, dejándolo solamente como material para historia del pensamiento humano. Pero, de hecho, la idea de que el leninismo es “más revolucionario” que el marxismo es una completa parodia del leninismo, del marxismo y del concepto de lo que es revolucionario.

En nuestro análisis de la segunda y “más precisa” definición del leninismo según Stalin, hemos dejado de lado hasta este momento la palabra “táctica”. La fórmula íntegra, como recordará el lector, es esta: “El leninismo es el marxismo de la época imperialista y de la revolución proletaria. Más exactamente: el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en general, la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en particular”.

La táctica es la aplicación práctica de la teoría a las condiciones específicas de la lucha de clases. El lazo entre la teoría y la práctica actual se hace a través de la táctica. La teoría, a pesar de lo que dice Stalin, no se forma en una conexión indisoluble con la práctica actual. Para nada. Se eleva por encima de ella y no es más que por eso que tiene la capacidad de dirigir una táctica indicando, además de las tareas actuales, los puntos de referencia en el pasado y las perspectivas para el porvenir. La línea compleja de la táctica en el presente – táctica marxista; es decir, no táctica de seguidismo– no está determinada por un punto único, sino por una multiplicidad de puntos en el pasado como para el futuro.

Si el marxismo, que apareció en un período prerrevolucionario, no fue en modo alguno una teoría "prerrevolucionaria", sino que, por el contrario, se elevó por encima de su tiempo para convertirse en la teoría de la revolución proletaria, entonces la táctica, es decir, la aplicación del marxismo en condiciones especiales de batalla - por su misma esencia no podía elevarse por encima de su tiempo, es decir, por encima de la madurez de las condiciones objetivas. En términos de táctica -sería más exacto decir, desde el punto de vista de la estrategia revolucionaria*- la actividad de Lenin difiere colosalmente de la de Marx y de los primeros discípulos de Marx, así como la época de Lenin difiere con la de Marx.

El líder revolucionario Marx vivió y murió como consejero teórico de los jóvenes partidos del proletariado y como predicador de sus futuras batallas decisivas. Lenin condujo al proletariado a la conquista del poder, aseguró la victoria dándose la dirección, y dio también la dirección al primer estado obrero de la historia de la humanidad y a una Internacional cuya tarea inmediata era instaurar la dictadura del proletariado en todo el mundo. El trabajo titánico de esta suprema mente revolucionaria y estratégica está ciertamente al mismo alto nivel que el trabajo del titán supremo de la teoría proletaria.

* Véase la definición del significado político de estos términos en la "Crítica del Proyecto de Programa de la Internacional Comunista", obra que conserva toda su vigencia como crítica del Programa mismo y no sólo del proyecto.

El intento de sopesar y comparar mecánicamente los elementos teóricos y prácticos en el trabajo de Marx y Lenin es patético, estéril y profundamente estúpido. Marx creó no sólo una teoría sino también una Internacional. Lenin no solo lideró una gran revolución sino que también hizo trabajo teórico muy importante. Si hicieras esto (la comparación mecanicista) parecería que la diferencia es que "pisaron el escenario" de diferentes épocas, con la consecuencia de que el marxismo es simplemente revolucionario, mientras que el leninismo es "extremadamente revolucionario". Como ya lo hemos oído.

Marx hizo un gran trabajo como líder de la Primera Internacional. Pero esta no fue la principal realización de su vida. Marx seguiría siendo Marx incluso sin la Liga Comunista y la Primera Internacional. Su realización teórica no coincide en ningún sentido con su actividad práctica revolucionaria. Se eleva incomparablemente más alto con la creación de la base teórica de toda la actividad práctica posterior de Lenin y de un cierto número de generaciones todavía por venir.

El trabajo teórico de Lenin tuvo un carácter esencialmente auxiliar en relación a su propia actividad (o práctica) revolucionaria. La dimensión su trabajo teórico correspondió al significado histórico mundial de su práctica. Pero Lenin no ha creado una teoría del leninismo. Ha aplicado la teoría del marxismo a las tareas revolucionarias de la nueva época histórica. A partir del III Congreso del Partido (1905) en donde se plantearon los primeros fundamentos del Partido Bolchevique, Lenin decía que consideraba más justo que lo consideraran un publicista más que un teórico de la socialdemocracia. Esto va más allá de la “modestia” de un joven dirigente, que ya había producido buenos trabajos de gran valor. Si recordamos que hay varios tipos de “publicistas”, Lenin ha definido con justeza la significación histórica de estas palabras. El trabajo de un publicista, según su concepción, es la aplicación teórica y política de la teoría ya existente para abrir el camino a un movimiento revolucionario particularmente vivo.

Incluso la obra más "abstracta" de Lenin, cuyo tema estaba muy alejado de los problemas cotidianos -su obra sobre el empirismo87- fue desencadenada por las necesidades inmediatas de la lucha interna del partido. Este libro debería entrar en todas las bibliotecas al lado del "Anti-Durring" de Engels como una aplicación del mismo método y la misma técnica crítica a material científico parcialmente nuevo dirigido a nuevos oponentes. Nada menos, pero tampoco no más que esto. Aquí no hay ni un nuevo sistema ni un nuevo método. Es total y absolutamente el sistema y el método del marxismo.

87. Se trata del libro Materialismo y empirocriticismo, escrito en 1909 contra Mach y Bogdanov

El trabajo teórico leninista, como hemos dicho, tiene un carácter auxiliar en relación con su propio trabajo práctico. Pero su trabajo práctico fue de una escala que por primera vez requirió la aplicación de la teoría marxista en todas sus dimensiones

La teoría es la generalización de toda la operación anterior y tiene un carácter auxiliar en relación con cada operación posterior. Ya hemos aclarado el punto según el cual la teoría no se formula en dependencia directa de la actividad práctica actual, y no es, tampoco, de apoyo a una actividad práctica o a la actividad práctica en general. “Siempre depende”. para la práctica stalinista de zig-zags sin principios, lo que es “necesario y suficiente” es una mezcla ecléctica de fragmentos mal digeridos de marxismo, de menchevismo, de populismo. El acto leninista hizo pleno uso de toda la teoría de Marx por primera vez en la historia. Solo en esta línea se pueden sopesar las dos grandes figuras históricas. el comentario de Stalin de que cada uno de ellos "pisó con éxito el escenario" de la teoría y la práctica de sus respectivos períodos históricos, uno de manera revolucionaria y el otro de manera "extremadamente" revolucionaria, quedaran para siempre una anécdota repugnante de la historia del epigonismo ideológico. Marx y Lenin integran las filas de los inmortales sin tener una hoja de permiso de Stalin.

Pero si Stalin no se hubiera enfrentado a estas dos grandes figuras, le habría sido imposible aislar al leninismo como una teoría independiente. Esta controversia es la base de cualquier clasificación Ya hemos dicho que la única justificación seria para oponerlos de este modo una justificación que, al mismo tiempo, es la más feroz de las condenas, es la revisión socialista nacional de la “teoría marxista de la revolución proletaria en general y la teoría de la dictadura del proletariado en particular”. Quien más audazmente habló sobre el carácter anticuado del marxismo fue Stalin al menos durante los primeros meses de la “luna de miel” de su nueva teoría en un momento en que la Oposición no había aún picado este pellejo de vaca super estirado con la aguja aguzada de su crítica

Diciembre 1928

https://www.neaprooptiki.gr/leon-trotski-filosofia-kai-staliniki-grafeiokratia/ 10 enero 2022 


“Este texto de León Trotsky es un extracto de una interminable obra suya que fue encontrada en sus archivos en la biblioteca de Harvard. Es una contribución extremadamente importante al estudio de la filosofía de la burocracia estalinista.

En este trabajo Trotsky muestra muy claramente cómo Stalin y su burocracia revisaron el marxismo, reemplazándolo con la teoría de los factores múltiples. Para Stalin, el leninismo es diferente del marxismo. ¡El leninismo es "más revolucionario", porque Marx actuó en una era prerrevolucionaria mientras Lenin dirigía la revolución proletaria! Al invertir idealmente la relación teoría-práctica, el asesino del bolchevismo ve que la teoría se forma en dependencia directa de la actividad práctica actual, desempeñando un papel secundario en relación con ella.

Pero como analiza maravillosamente Trotsky, la teoría se eleva por encima de la práctica (acto histórico de la humanidad) y por lo tanto puede dirigirla indicando, junto con las tareas del presente, la orientación hacia metas futuras. Esta obra se publica por primera vez en griego".


La introducción anterior es de K. Lemnos, seudónimo de Katerina Matsa, quien tradujo el texto. El texto fue publicado en la revista teórica de EDE/EEK, Revolutionary Marxist Review, N° 55 (mayo - junio de 1987). Está disponible en formato electrónico en www.athens.indymedia.org que fue publicado por el difunto camarada Panagiotis Vihos en 2008. En esta publicación hemos adaptado la escritura a la ortografía moderna, hemos corregido algunos errores ortográficos y algunas imperfecciones de traducción. Además, para facilitar la lectura, hemos insertado subtítulos relevantes.

El texto en inglés está contenido en el volumen: Leon Trotsky, The Challenge of the Left Opposition (1928-1929), New York 1981, pp 389-409) – Th.Κ.