Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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viernes, 6 de abril de 2018

Venezuela y la revolución permanente


Venezuela y la revolución permanente 



¿Está Venezuela madura para el socialismo?

La sociedad capitalista está madura para el socialismo, partiendo del hecho prominente de las relaciones capitalistas de producción entrelazadas en todo el globo terráqueo, con una crisis de su economía en su conjunto, en decadencia permanente, sistémica, estructural e histórica, este período de agotamiento se agudizó desde su epicentro, en EEUU a partir de la quiebra bancaria producida por las hipotecas sub prime en el 2007.

Hoy la base social material, la riqueza, separa la inmensa mayoría de los trabajadores y las masas empobrecidas, cada vez más amplia, de una minoría cada vez más estrecha que se apropia de los excedentes de la producción. Esto no solo sucede en África centenariamente esquilmada, países del oriente asiático o de América Latina, sino en el núcleo de EEUU y de Europa, países donde el llamado estado de bienestar social se acabó.  

El capital ficticio varias veces mayor que el capital representado por el valor de activos y de la producción mundial, no beneficia a la humanidad, como tampoco las inversiones en armas y en publicidad que expresa el parasitismo, la improductividad de esa burguesía mundial dominante que vive a expensas de doblegar a todo el mundo. 

Ahora bien, en la extensa banda de países capitalistas de la periferia a los centros de poder imperial, donde todos tenemos rezagos de formas de producciones precapitalistas, suplementarias, sobre todo en el campo, los venezolanos estamos entre los más alejados para alcanzar el socialismo, pero este hecho se expresa en forma contradictoria y dialéctica. En estos países las burguesías nacionales impotentes ante los propósitos del capital financiero imperial, por su fracaso, ponen al orden del día a la clase obrera, para tomar la riendas del país y así poder superar ese atraso, desplegando también los intereses de otras clases oprimidas como los campesinos o sectores pequeñoburgueses y en lo posible ir entrelazándolas con medidas de corte socialistas, lo cual solo se puede realizar a través de un gobierno de los trabajadores. 

En este sentido la revolución es permanente y no debemos deponer nuestros intereses en una primera etapa apoyando alternativas de sectores de una burguesía, ya decrépita en su conjunto. 

 Venezuela y sus recursos

Definitivamente en Venezuela la barbarie solo se le puede oponer con el socialismo, en un país donde el problema del agro por su abandono es el más urgente por emprender, donde el terreno improductivo o poco productivo prevalece desde la colonia 

Es indudable, uno de los ostensibles y más absurdos abortos de desarrollo nacional burgués, a nivel mundial lo tenemos expresado acá, producto de la riqueza petrolera, desde 1925. Un estado hipertrofiado, que maneja hoy los ejes principales de la economía productiva y de servicios, desde el petróleo, la generación de electricidad, totalmente, pero también de bienes primarios en minería, hierro, aluminio y oro, de la producción de cemento para la construcción, de manufactura de tuberías y accesorios sobre todo para la industria petrolera, alimentos como la producción de lácteos, café,  azúcar, de aceite vegetal y que asume la importación del faltante como el trigo para el pan y las pastas. 

Para completar, en estas casi dos décadas de dominio chavista, se ha dado el mayor traspaso directo de la riqueza del país, a los monopolios extranjeros y criollos, ligado al desmantelamiento de la incipiente industria manufacturera nacional, a través de otorgarle dólares preferenciales (baratos) mediante un “control de cambio” que tiene como resultado una atroz escasez, especulación, hiperinflación, pulverización del salario, una devastación de aparato productivo y de la gallina de los huevos de oro, la quiebra de PDVSA. La casta militar es uno de los mayores beneficiados en este desastre. 

La realidad supera a la ficción, el petróleo y el gas generan más del 50% de la energía del mundo, Venezuela es uno de los países exportadores de petróleo e inaudito tiene las reservas certificadas más grandes del mundo, así como también una importante reserva de gas, pero su producción disminuye mes a mes producto de la inacción y la corrupción en el gobierno. 

Se da el caso que algunas empresas cierran, porque no quieren mantener los comedores ni el transporte, porque es superior el gasto de estos que el propio salario que pagan a un trabajador y el gobierno lo permite, argumenta que prefiere importar el producto y que los trabajadores deben asumir sacrificios en aras de mantener la producción. 

Las importaciones, la restructuración de la deuda, la venta de petróleo a futuro, nuevas entregas del patrimonio nacional sobre todo a expensas de la destrucción ambiental y de recursos no renovables como la minería, son las vías de este gobierno, los alaridos que dan contra las sanciones económicas de EEUU y la UE, son en fundamento para conseguir nuevos préstamos o refinanciamiento de deudas, no para generar producción nacional. 

Todo esto demuestra que el Estado venezolano y sus administradores, tanto los gobiernos anteriores como el actual han sido incapaces de solucionar los problemas estructurales del país, la prodigiosa renta petrolera junto a las inmensas riquezas se dilapidan a costa de los trabajadores. 

La Revolución Permanente    
   
Para salir de esta hecatombe, se requiere un vigorosa planificación a través de una gestión económica y política, se trata de qué clase dirige al país y con qué métodos, cuáles relaciones de producción y cuáles fuerzas productivas.

Ante una situación donde se requiere producir, en una economía destruida, hay dos vías que se excluyen recíprocamente. 

Una alternativa en beneficio de los patronos, con una economía basada en las importaciones, parásita, especuladora, a partir de inmensos sacrificios para los trabajadores a través del salario, de las condiciones de trabajo y un aumento bestial del desempleo

La otra vía, sólo puede ser conducida con la toma del poder la clase obrera como dirección de las masas populares o sea de todo el país. El proletariado de todas las empresas del Estado, en especial el petrolero no tiene una burguesía como patrono por delante, tienen a una casta burocrática del gobierno  a la cual le corresponde una burocracia sindical designada y mantenida por ellos. Solo el ejército es quién impide esta vía. 

Por detrás de todo esto, los enemigos de la clase obrera, están por privatizar de nuevo a la industria petrolera. Ante la cual hay que responder con el control obrero auténtico y democrático de toda esa industria, perforación, producción y refinación como única forma de salir de la bancarrota en que nos encontramos.

La producción tiene que ser para nuestro beneficio, el dinero, para que sea direccionado en función de esta necesidad, sale del financiamiento que dan los bancos, por eso quienes producimos tenemos que lograr la nacionalización de la banca. Las importaciones indispensables, no las que piden para enriquecerse los comerciantes, solo se pueden realizar con la nacionalización del comercio exterior. Estas nacionalizaciones junto a las empresas estratégicas, comenzando con el petróleo, pero también las empresas del hierro, el aluminio, y el oro para garantizar su funcionamiento, solo se puede hacer bajo control democrático y autónomo de los trabajadores.

Para materializar esta vía, es necesario un Congreso de Trabajadores con delegados elegidos en asambleas con mandato de ellas, primero regionales y luego uno nacional, que resuelvan un plan de lucha por el salario, por el empleo junto a la reactivación de la producción, todo en beneficio de los mismos trabajadores y en contra de quienes llevaron al país a la quiebra, los patronos privados y públicos. 

Que la crisis la paguen quienes la provocaron y no los trabajadores. 

Por un salario igual a la canasta básica familiar y una escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación. 

Nacionalización de la banca y del comercio exterior con control obrero autentico y democrático.

No al pago de la deuda, que esos recursos sean invertidos en el país. 

Por un congreso de trabajadores, primero regionales y luego un congreso nacional en función de reactivar el país para los trabajadores. 

Oswaldo Ramírez


domingo, 15 de octubre de 2017

Independiente de los resultados electorales construir una alternativa revolucionaria

Independiente de los resultados electorales tenemos que construir una alternativa revolucionaria

La campaña electoral, en su tramo final, terminó en medio de la estafa de siempre de los candidatos del gobierno y su aparato oficial con mensajes  vacíos de contenido referido a los graves problemas económicos y llamando a votarlos por el peligro que encierra la derecha tradicional.

Cualquiera sean los resultados electorales, ninguno dará respuesta ante la escala de los precios de los alimentos, medicinas, la falta de transporte colectivo y del servicio de gas doméstico mucho menos a conducir una via revolucionaria.

La ANC con mas dos meses de funcionamiento es totalmente inoperante en ese sentido, el ofrecimiento de los 50 precios acordados es como siempre puro discurso.

 Los “opositores” que dicen que van a ponerle freno a ese desbarajuste, solo ofrecen respuestas  para satisfacer al  gran capital, para ellos solo es cuestión de métodos ante  los ajustes que realiza el  gobierno, de todas maneras siempre existe la vía del dialogo para negociar la estabilidad económica para los comerciantes y empresarios que van a rescatar el país.

Hay problemas estructurales de la economía venezolana que están asociados intrínsecamente  al usufructo de la renta petrolera, donde tanto el chavismo en el gobierno como antes la derecha tradicional han aplicado. Todo tiene que ver con las relaciones de producción capitalistas, su inviabilidad y su agotamiento.


Hoy no queda otra que construir una alternativa a esa situación, autónoma de los bandos que tienen el poder. Luchar por el poder requiere de un programa realmente antiimperialista, revolucionario  y una organización, un frente único que los sustente. Es necesario convocar a un congreso de sindicatos, comunas y trabajadores combativos que apruebe una Plataforma de Lucha  

José Capitán

jueves, 24 de noviembre de 2016

Venezuela, en vísperas de definiciones


Venezuela, en vísperas de definiciones


El carácter tardío de la mediación vaticana en Venezuela quedó ilustrado rápidamente por los acontecimientos de las últimas semanas. El descontento de la oposición respecto del resultado del “diálogo” radica en que éste no puede dar respuesta al único tema relevante: la crisis de poder. Por ello, el tema del desplazamiento de Maduro se cuela en forma permanente, sin acuerdos posibles. La derecha -MUD- asegura que vuelve a “la agenda de la calle” mediante la recolección de millones de firmas por el revocatorio, para presentar en la tercera reunión con el gobierno, prevista para el 6 de diciembre. La iniciativa apenas intenta disimular sus propias divisiones: una semana antes, Capriles había anunciado que “el 11 de noviembre era la fecha límite” para la satisfacción de sus demandas -liberación de presos y calendario electoral-, algo que ostensiblemente no ocurrió, sin que la coalición derechista ofreciera respuesta al nivel de las amenazas previas. En realidad, la MUD refracta el impasse del propio imperialismo, cuyas iniciativas “mediadoras” para contener la crisis latinoamericana vienen pisando arenas movedizas -Cuba, Colombia. El triunfo de Trump ha puesto patas para arriba esa agenda, desde el pacto nuclear con Irán hasta las transacciones con Raúl Castro, lo que se ilustra con los nombramientos de su gabinete. En ese marco, los sectores más derechistas de la MUD reclaman concluir en forma inmediata cualquier negociación con Maduro, porque los encuentros “no han dado resultados ni los van a dar” (Lilian Tintori en latercera.com). Hasta la Iglesia evidenció el callejón sin salida, pues “el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Diego Padrón, aseguró que la institución religiosa 'no está contenta' con el desarrollo 'del proceso de diálogo'” (ídem).

Bancarrota económica

La sanata papal según la cual “dialogando se entiende la gente” como parte de “la cultura del encuentro” está lejos de ocultar que el trasfondo profundo es una bancarrota monumental -y a su turno, una crisis de poder que exige definiciones de todas las clases sociales-. De una “redistribución eterna” a partir de la renta petrolera, pasamos al inminente default de PDVSA, que el 21 de noviembre activó una “gracia” de 30 días para pagar compromisos de deuda por aproximadamente 539 millones de dólares. El dato es significativo, porque en ningún momento el chavismo interrumpió el pago religioso de estos cupones, lo cual desangra sistemáticamente una economía en terapia intensiva. El JP Morgan “todavía cree que PDVSA hará los pagos durante el período de gracia” (El Nacional, 21/11); sin embargo, es evidente que el default se aproxima. El desquicio económico es pagado íntegramente por las masas, que afrontan una canasta familiar que llegó a los 429 mil bolívares, mientras el salario mínimo no alcanza los 30 mil. Incluso considerando los “cestaticket”, una suerte de vale alimentario que impuso el gobierno para asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo, el salario no cubre siquiera la cuarta parte de la canasta.

Las evidencias que aquí señalamos confirman que Venezuela marcha a un desenlace. Esto coloca sobre el tapete la necesidad que la clase obrera emerja en la crisis nacional como un factor político independiente. Es imperioso que la izquierda obrera y socialista postule un planteo de poder, que incluya la convocatoria a un congreso de trabajadores y una constituyente que reorganice la nación sobre nuevas bases.

Alejandro Lipco

lunes, 14 de marzo de 2016

Brasil: EL FINAL LAMENTABLE Y VERGONZOSO DEL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES


EL FINAL LAMENTABLE Y VERGONZOSO DEL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES
Por un congreso de bases del movimiento obrero

El PT surgió en el escenario político de Brasil como consecuencia de la descomposición del régimen militar que había sido establecido en 1964 y como consecuencia de un fuerte desarrollo de la clase obrera. Este desenvolvimiento fue acompañado por la emergencia de numerosos sindicatos independientes y la creación de la Central Única de Trabajadores. Constituyó, por todo esto, la mayor tentativa de desarrollar un partido obrero independiente en América Latina en décadas, incluso con la fuerte traba potencial que implicaba el establecimiento de una dirección política constituida por una burocracia sindical en formación aliada a una pequeña burguesía que se estaba reconvirtiendo del stalinismo y del castrismo.

La llegada del PT al gobierno fue del todo singular. Aunque había atravesado un ‘periodo de prueba’ en la gestión de gobernaciones y municipios, el PT se vio obligado a adoptar un procedimiento excepcional para ser aceptado como partido de gobierno. El propio Lula se encargó de advertir a los delegados del Congreso Nacional reunido a principios de 2002 que si deseaban ocupar el Palacio del Planalto en las elecciones de ese año, debían estar dispuestos a “tragarse sapos”. El primero fue, indudablemente, el requerimiento de la compañía, como candidato a vicepresidente, de un empresario textil, evangélico y fundador de un partido de la derecha brasileña. No fue, con todo, el sapo más grande. Cuando el presidente en funciones, Fernando Henrique Cardoso, reclamó el apoyo del FMI para hacer frente a la crisis económica enorme que había comenzado en 1999, el FMI puso como condición que el acuerdo fuera firmado por los partidos que competían en la elección. Lula aceptó con entusiasmo esta extorsión, ofreciendo el primer caso de un partido que sustituía su programa por un programa confeccionado por la principal institución del capital financiero internacional. Para ser rigurosos es necesario destacar, sin embargo, que esta línea de tragarse sapos venía de antes: el hecho más importante es la paz social que había firmado Lula con los terratenientes y el capital sojero de Brasil, en un país donde la cuestión agraria es conocidamente explosiva.

Ya en el gobierno el PT dio varios pasos adicionales. El primero, enseguida de asumir, fue la firma, por parte de Lula y el presidente del Citibank, de un pacto financiero para que la banca norteamericana levantara el bloqueo a los créditos destinados a financiar la exportación de Brasil – u$s12 mil millones de aquellos años (Lo explica William Rhodes en el Financial Times del 24.6.04). De inmediato, designó para presidir el Banco Central a un altísimo funcionario del Bank of Boston, Henrique Mireilles. El gabinete apuntado para la gestión incorporó a ministros designados por el PMDB, así como a numerosísimos funcionarios en distintas reparticiones del Estado. El PMDB no solamente es el mayor partido de la burguesía brasileña sino también una criatura sobreviviente de la dictadura militar. Es también la agrupación más corrompida (“fisiológica”, en la “giria” local) de la política brasileña. Aunque la prensa y la opinión pública hablaran del “gobierno del PT”, no era el caso obviamente: era un gobierno capitalista de coalición con la burguesía y la derecha del país. El programa anti-obrero que aplicó enseguida provocó la escisión de un número importante de legisladores y la formación del Psol, una coalición de agrupaciones que se había ‘tragado todos los sapos’ precedentes.

En este cuadro estalla el primer gran episodio de corrupción: el llamado “mensalao”, por el cual se utilizaba dinero público para conseguir los votos de la bancada del PMDB, en casos no necesariamente controvertidos, para aprobar los proyectos del gobierno; el lubricante de la coalición con la burguesía era la corruptela. No obstante esto, quienes hoy aseguran que la corrupción es común a la derecha como a la izquierda, en aquellos momentos saludaba el ‘liderazgo’ de Lula y la supuesta elevación de la misérrima población brasileña a la categoría de “clase media C”. El mensalao produjo las primeras bajas en el gobierno, cuando la Justicia condenó al N°2 del PT, Jose Dirceu, un ex guerrillero castrista devenido en un ‘realpolitiker’ del capitalismo. Lo instructivo de todo esto, si se lo puede llamar así, es que la corrupción se instaló en el nuevo gobierno desde el principio, como un mecanismo que habilitaba el funcionamiento de un régimen de coalición con la burguesía nacional. De aquellos polvos vienen estos lodos que ahora aparecen comprometer la continuidad del gobierno de Dilma Roussef. El mecanismo del poder se ha puesto en reversa: los votos del PMDB se han convertido ahora en árbitros de un juicio político contra la Presidenta – que, por otra parte, tampoco es oriunda del PT sino del PDT, un partido nacionalista que había quedado confinado al estado de Rio Grande do Sul.

Petrobrás, Oderbrecht, Eike Batista

Como lo admite con descaro toda la prensa, las coimas de Petrobrás vienen de lejos; afecta al ex presidente Fernando Henrique Cardoso (un ex izquierdista y famoso intelectual convertido en agente del Departamento de Estado de EEUU) y al padre del actual presidente de la constructora y empresa de ingeniería Oderbrecht. El destape de la corrupción ahora es la consecuencia del choque violento de intereses contrapuestos en la burguesía brasileña y en el capital internacional.

Los gobiernos ‘petistas’ habían convertido a Petrobrás y a las constructoras (y también a la minera Vale) en el pivote de un desarrollo industrial de Brasil. La explotación de los yacimientos pre-sal mediante enormes inversiones y el monopolio operativo de Petrobras pretendía desarrollar una periferia industrial relevante, sea de servicios tecnológicos como de refinerías y producciones derivadas del petróleo. Este plan entró rápidamente en conflicto tanto con las petroleras internacionales, que reclamaban licitaciones abiertas de explotación, como con los accionistas internacionales de Petrobrás, que cuestionaban la rentabilidad de las inversiones así como el recorte de los dividendos en beneficio de las inversiones. Es así que a medida que la actividad de Petrobrás crecía, su cotización en la Bolsa de Nueva York caía; hoy, en el pozo de la crisis, es un 80% inferior a su punto más alto. En el marco de este plan, el gobierno de Lula intentó crear una burguesía petrolera nacional, mediante fuertes concesiones y apoyos financieros a un aventurero, Eike Batista, el cual se lanzó a un incesante acaparamiento de empresas mediante deudas. La primera señal del derrumbe que se desarrolla en la actualidad fue la declaración de quiebra de Batista y toda su red de empresas, agobiado por un endeudamiento que no podía renovar ante los síntomas de crisis en el mercado petrolero internacional. La revelación pública de las coimas de Petrobrás interviene cuando la caída estrepitosa de los precios internacionales del petróleo invalida la tentativa industrializadora, ya que priva a la petrolera de capacidad de inversión. Petrobrás ha comenzado a malvender activos en gran escala, por un lado para pagar deudas, pero también para asegurar la continuidad de sus proyectos más relevantes. En Nueva York, los accionistas de Petrobrás reclaman un resarcimiento por el dinero sustraído a las utilidades por las coimas. Hace tres semanas, Dilma dio el paso más duro: eliminó el monopolio de Petrobras como operadora de los yacimientos pre-sal – la principal exigencia del capital financiero internacional y ¡de las bancadas aliadas del PT! La Presidenta asegura que no va a renunciar, bajo ninguna circunstancia, pero ya ha renunciado a los objetivos básicos de su gobierno.

Las constructoras brasileñas se encuentran entre las más importantes del planeta. Lula ha sido su principal lobbysta en el país y en el exterior. Coimeado o no, su rol como líder obrero ha quedado completamente desnaturalizado – es un gerente de las firmas capitalistas. Oedrbrecht, Andrada Gutierrez, Camargo Correa y otras, no solamente se beneficiaron de los contratos de obras de Petrobrás, por los cuales han pagado coimas a diestra y siniestra. Gran parte de la política exterior de Brasil se atuvo a los intereses de ellas. Lula se adelantó a Obama en la obtención de concesiones en Cuba para las constructoras brasileñas – lo cual lo convierte en un ariete de la privatización de empresas en Cuba y de la ruptura del monopolio del comercio exterior de la Isla. Lo mismo en Venezuela, Nicaragua, Bolivia o El Salvador, que tienen en común su condición bolivariana. El cabo electoral de Lula, Joao Santana (que también lo fue de De la Sota y Duhalde), organizó las campaña electorales en esos países en función de los intereses de Brasil. Brasil dirigió la campaña electoral de Ollanta Humala, el cual se había comprometido a otorgar la concesión de las construcciones de rutas y oleoductos hacia el Pacífico a Oderbrecht. La corrupción social y política de la dirección y el aparato del PT es considerablemente mayor que la que deriva de las coimas que le son imputadas. Es lo que simplemente olvidan quienes salen a defender a una organización que es políticamente para los trabajadores. La camarilla petista ha trabajado con dedicación para destruir la condición clasista de la izquierda y el movimiento obrero en América Latina. En las elecciones para elegir la representación obrera en el Consejo de Petrobrás, hace tres semanas, el sindicato de la CUT fue derrotado por una improvisada lista independiente. Los obreros de la petrolera perciben que el gobierno de Roussef está destruyendo a Petrobrás y cediendo a la presión financiera internacional, con el único pretexto de salvar su propio pellejo. El potencial de derrumbe económico que encierra el desmantelamiento de Petrobras y de las propias constructoras, podría llevar a Brasil rápidamente a una situación pre-revolucionaria.

El Golpe

La destitución de Dilma Roussef es reclamada por todos los sectores capitalistas que han chocado con el gobierno en los últimos años. No han conseguido todavía reunir, sin embargo, una mayoría parlamentaria para proceder al juicio político de la Presidenta, porque las consecuencias serían muy graves para otros intereses tanto o más poderosos. Una gran parte de los destituyentes parlamentarios enfrentan procesos de corrupción a igual título que los funcionarios del gobierno o los dirigentes del PT. En la burguesía se teme, por sobre todo, el estallido de una rebelión popular, que sería la consecuencia del vacío de poder que podría producir una transición precaria, y de los planes de ajuste que aplicaría un nuevo gobierno. Los ajustes petistas ya han producido casi dos millones de despidos o suspensiones. Puede sorprender que la burguesía industrial de Sao Paulo sea abiertamente golpista, en contraste con el silencio relativo del capital sojero – el cual está recibiendo los beneficios de una gran devaluación de la moneda, el real. Ocurre que esta burguesía industrial ha sido marginada de las tentativas de industrialización de Lula, porque quedó expuesta a la competencia demoledora de China – una gran aliada de Petrobrás y las constructoras. Las grandes acerías brasileñas encabezan la campaña internacional para penalizar la exportación siderúrgica de China. La burguesía paulista reclama la sanción de una “ley compasiva”, que blinde el capital de las empresas de los perjuicios que ocasionen los ejecutivos de ellas (Ámbito, 10.3). De lo contrario, arguyen, podría venirse abajo el patrimonio de numerosas compañías. El paso siguiente sería la absolución o la disminución de penas por parte de los tribunales de apelaciones o la Corte Suprema.

La charlatanería característica en estos casos, atribuye a la independencia de la Justicia el conocimiento y la sanción de la corrupción. Es Justicia, en realidad, está sustituyendo la aportación de pruebas materiales de los delitos por un sistema de coacción penal que ofrece rebaja de penas y arrestos domiciliarios a quienes confiesen responsabilidades y delaten a supuestos cómplices. Semejante procedimiento sería fácilmente cuestionado en una apelación, incluyendo un cambio en la opinión de los nuevos jueces. La Justicia es un poder del Estado, que en ningún caso irá contra el poder de ese Estado. Mauricio Oderbrecht, el presidente del conglomerado, ha dicho que apelará su condena a 19 años, porque el expediente abundaría en delaciones y estaría carente de pruebas. La llamada “ley del arrepentido” otorga poderes discrecionales a jueces, investigadores y policías contra los derechos ciudadanos.

No se puede dejar fuera de foco la implicancia internacional que tendría un desplazamiento del gobierno de Dilma. Aceleraría el proceso para poner fin al gobierno de Maduro, en especial por el impacto que tendría en las fuerzas armadas de Venezuela un ‘golpe blanco’ en Brasil. En Uruguay, se está desarrollando en torno a acusaciones de corrupción en la petrolera estatal Ancap, un proceso similar al de Brasil. Por último, sería un espaldarazo al gobierno ‘buitre’ de Macri. La desvalorización enorme que ha sufrido la Bolsa de Sao Paulo es un bocado de cardenal para los bancos y fondos de cobertura internacionales; Brasil se vería obligada también a renegociar la deuda pública. El aguijón de la crisis lo constituye, sin sombra de duda, la voracidad del capital internacional para lograr un nuevo reparto de patrimonios y capitales en Brasil. La deuda externa de Brasil, pública (80% del PBI) y privada (70% del PBI) es de u$s3 billones.

Crisis en el movimiento obrero

El domingo 13 está previsto lo que sería una gran manifestación a favor del juicio político para destituir a Dilma. La dirección del PMDB se encuentra atenta a los resultados para determinar si se retira del gobierno e inviabiliza de este modo la gestión de Roussef, y lograr una renuncia que evite el ‘impeachment’. No existe ninguna posibilidad, sin embargo, de que estas manifestaciones atraigan a la masa del pueblo pobre y trabajador, que conoce bien a sus inspiradores. No sería, sin embargo, la primera vez que cae un gobierno por presión de un movimiento civil minoritario. Es significativo que a los organismos convocantes les importe poco que el encargado del juicio político a la Presidenta sea el Congreso más corrompido de la historia brasileña.

Frente a la amenaza de golpe a cargo de un parlamento de corruptos, el PT se encuentra ‘groggy’, debido a su complicidad evidente con el favoritismo a los conglomerados capitalistas y la corrupción, y como consecuencia de su complicidad con la política de despidos masivos que asola Brasil. La única oposición a la salida capitalista catastrófica a la crisis en curso, incluida la oposición a un golpe ‘blanco’, es la que puede partir de la clase obrera.

Por eso entendemos que lo que se encuentra a la orden del día es el llamado a un congreso de trabajadores, electos en lugares de trabajo y en asambleas, para lanzar una movilización contra despidos y suspensiones, contra el desmantelamiento o privatización de empresas del Estado y contra cualquier salida golpista de parte de un Congreso de delincuentes políticos y económicos. La reivindicación de una Asamblea Constituyente no tendría otra implicancia que poner fin al gobierno de Dilma Roussef, lo cual, en el momento actual, potencia la agitación golpista. Solamente cuando la clase obrera haya reunido las condiciones mínimas de movilización para poder pelear por su propia salida a la crisis, esa reivindicación podría ser una herramienta de lucha. No es aceptable ninguna forma de frente único de hecho con la movilización golpista. La iniciativa de un Congreso obrero de delegados, que debería ser dirigida a todos los sindicatos y comisiones de fábrica de la CUT, podría ser adoptada conjuntamente por la central sindical combativa, Conlutas, y por la izquierda constituida por el Psol y el Pstu. Este congreso se convertiría en punto de polarización de los trabajadores en el caso de que prospere un ‘impeachment’ y con él una situación de mayor crisis económica y política. Brasil vive una circunstancia singular donde gobierno y golpistas rivalizan en el tamaño de su debilidad política y la carencia de apoyo político propio.

Jorge Altamira
Partido Obrero Argentina

sábado, 7 de marzo de 2015

TODO UN ÉXITO LA REALIZACIÓN DEL ENCUENTRO SINDICAL DE LOS TRABAJADORES DEL ESTADO CARABOBO ESTE SÁBADO 7 DE MARZO


TODO UN ÉXITO LA REALIZACIÓN DEL ENCUENTRO SINDICAL DE LOS TRABAJADORES DEL ESTADO CARABOBO ESTE SÁBADO 7 DE MARZO

Con la presencia de más de 130 trabajadores entre activos, despedidos y jubilados de más de 60 empresas se dio el Encuentro Sindical pautado para este sábado 7 de marzo de 2015 en la sede del INCES de la avenida Lara en Valencia.








Las intervenciones enriquecieron una propuesta de declaración que establece una caracterización de la crisis del país como una del capital y la forma en que la misma pretende ser pagada por los trabajadores. Bajo la consigna central ¡QUE LA CRISIS DEL CAPITAL LA PAGUEN QUIENES LA CAUSARON, NO LOS TRABAJADORES! se adicionaron proclamas que colocan sobre los hombros de la clase obrera la respuesta revolucionaria y socialista imprescindible, y la lucha, con sus métodos tradicionales, contra el ajuste económico pactado entre el Gobierno, FEDECAMARAS y la oposición de derecha.

Un cronograma de movilizaciones fue aprobado desde este martes 10 de marzo próximo hasta el 1° de mayo. La actividad del 10 de marzo será para rechazar la negativa del CNE a otorgar los certificados de las elecciones sindicales realizadas con retrasos de hasta 1 año; ante el MinTrab para que den respuesta en un plazo perentorio a la cantidad de matriculas sindicales que el Registro Nacional de Organizaciones Sindicales (RNOS) se niega a emitir, así como manifestar nuestro rechazo a los pliegos patronales que fomentan los despedidos y suspensiones con aval de las Inspectorías del Trabajo del estado Carabobo; y ante MinSalud para reclamar por el ajuste salarial acordado en la normativa laboral para los trabajadores de Barrio Adentro en función del aumento al salario mínimo tanto del 01/12/2014 como el del 01/02/2015.

El siguiente hito de este cronograma de movilizaciones será el 25 de marzo con una marcha y concentración frente a la Inspectoría del Trabajo Pipo Arteaga de Valencia, en rechazo a la cada vez mayor cantidad de trabajadores despedidos o suspendidos, las negativas de los patronos a discutir los proyectos de contratación colectiva o a reconocer las organizaciones sindicales en trámite.

Para el 14 de abril está pautado un acto cultural de apoyo y en solidaridad para con los trabajadores en conflicto bajo un marco de verbena con ventas de alimentos y bebidas para recoger fondos que permitan costear los gastos a incurrir en el futuro.

Por último el 1° de mayo se plantea realizar una gran marcha unitaria, clasista, autónoma y con total independencia de los patronos, en la ciudad de Valencia con perspectivas de darle connotación nacional, y que sirva para difundir las consignas plasmadas en el documento de declaración del Encuentro Sindical.

La decisión final del Encuentro Sindical fue la de exigir a la central sindical nacional UNETE la convocatoria a un CONGRESO DE TRABAJADORES ACTIVOS, DESEMPLEADOS Y JUBILADOS que unifique fuerzas discutiendo la problemática a enfrentar, y elabore el programa de lucha contentivo de elementos reivindicativos, democráticos, antiimperialistas y de poder obrero, así como el PLAN DE MOVILIZACIÓN NACIONAL DE LOS TRABAJADORES para enfrentar los desafueros de los patronos privados y públicos que quieren salvarse sólo ellos de la crisis que han creado.