Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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miércoles, 9 de diciembre de 2015

VENEZUELA: UNA CRISIS ENORME DE PODER Y DEL ESTADO


VENEZUELA: UNA CRISIS ENORME DE PODER Y DEL ESTADO

La confirmación de que la oposición ha obtenido el 66% de los escaños de la Asamblea Nacional ha creado, en Venezuela, un impasse político insuperable. Esta mayoría doblemente calificada otorga al Parlamento la facultad de neutralizar la acción del Poder Ejecutivo e incluso de proceder, a término, a su destitución. Se ha creado una suerte de doble poder en el marco de una crisis económica de características catastróficas. Las manipulaciones electorales del oficialismo para conseguir un empate parlamentario potenciaron a la oposición derechista, que ganó en las circunscripciones sobre representadas por la reforma electoral.

El chavismo ha respondido a este impasse excepcional duplicando las apuestas, puesto que se ha apresurado a anunciar que no otorgaría una amnistía a los presos con condena judicial firme que pertenecen a la oposición, algo que haría en menos de un mes el nuevo poder legislativo. La oposición, por su lado, ha ofrecido al gobierno la ejecución de un plan que haga frente al derrumbe económico –un planteo maniobrero que no tiene viabilidad, uno, porque implicaría un ajuste violento que el oficialismo no tiene condiciones de aguantar, y, dos, porque chocaría en forma violenta con el entramado de la burocracia chavista con los negocios del Estado. Los resultados extraordinarios de las elecciones limitan seriamente una solución militar al impasse que se ha creado: no sería viable si no transfiere el gobierno a la oposición triunfante –por ejemplo convocando a elecciones ejecutivas inmediatas.

El sector mayoritario de la oposición tiene conciencia de que este impasse podría desembocar en una explosión social y política que no desea de ninguna manera. Por eso ha caracterizado a su victoria como un “voto castigo”, lo cual implica que no adjudica al voto que ha obtenido un mandato para que se postule como alternativa política inmediata al chavismo y al Ejecutivo. El líder opositor Henrique Capriles ha reiterado, en esta línea, el reclamo de que “el gobierno cambie”, esto para evitar “cambiar el gobierno”. La fracción de opositores que encabezan el encarcelado Leopoldo López y María Corina Machado plantea pasar a la vía de los hechos. En los actos de celebración de la victoria electoral, unos y otros marcharon separados. La fractura del Estado que han dejado al desnudo los resultados electorales incorpora la división dentro del oficialismo y dentro de la oposición. La llamada ‘comunidad internacional’ presiona por una ‘salida dialogada’, precisamente porque teme una explosión social, con total conciencia de que es inviable y que tendrá que encauzar una situación con implicancias revolucionarias.

La evolución de los acontecimientos en Venezuela muestra las limitaciones e incluso la falacia de que América Latina estaría atravesando “un cambio de ciclo” –del ‘populismo’ al ascenso de ‘una derecha moderna’, o directamente al ‘ascenso de la derecha’, como asegura una izquierda políticamente inestable. El mundo giraría, así, entre dos polos, cuyo centro de gravedad sería la vigencia del capitalismo; las tentativas nacionalistas son tomadas como el equivalente a una revolución social. Venezuela, por el contrario, deja expuesta otra cuestión: la crisis e incluso la inviabilidad del Estado realmente existente y de las relaciones sociales capitalistas. El chavismo fue una respuesta a las situaciones revolucionarias potenciales que planteó el caracazo de 1989, que al dejar al desnudo sus limitaciones insalvables devuelve al país a sus condiciones iniciales pero con la proyección superior que supone el agotamiento de esta experiencia y la crisis capitalista mundial. Una restauración al ‘status quo ante’ amenaza desatar una crisis revolucionaria superior a las del pasado. De lo que se trata ahora es de ofrecer una línea de acción a los trabajadores frente a estas nuevas circunstancias históricas. El izquierdismo inestable (centrismo) propone, en cambio, el seguidismo al chavismo o al kirchnerismo cuando las limitaciones de estos movimientos circunstanciales e improvisados han alcanzado la estación terminal.

La crisis que se ha abierto en Venezuela incorpora a América Latina en la crisis internacional en curso. La bancarrota del chavismo como el de sus asociados en el continente está vinculada al derrumbe del precio de las materias primas –ella misma relacionada con la velocidad que ha adquirido la crisis capitalista en China, a su vez afectada por la profundización de la bancarrota mundial. No hay ‘restauración’ que ponga remedio a esta situación –simplemente la puede convertir en explosiva. El alcance del chavismo acompaña la curva del precio internacional del petróleo. La crisis desatada por las elecciones desatará una nueva pugna por el petróleo venezolano –una réplica de lo que ocurre en el Medio Oriente. El destino de Pdvsa y el desarrollo productivo del Orinoco replicará lo que ocurre con Petrobrás. La asociación de Pdvsa con capitales europeos y chinos ha sido inútil para desarrollar productivamente las reservas del país; ahora volverán a la pelea los capitales norteamericanos. El derrumbe del chavismo convertirá a Venezuela y a América Latina en campo orégano de la disputa por nuevos repartos de recursos y territorios entre las potencias capitalistas.

Lo ocurrido en Venezuela podría afectar las negociaciones de Colombia con las Farc, y por sobre todo el alcance de lo que se acuerde. La mitad de la oposición venezolana es uribista. El gobierno Obama acaba de reforzar con el presidente Santos el Plan Colombia y el desarrollo de las bases militares. También afecta la llamada ‘normalización’ de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Se trata de que la izquierda caracterice en forma adecuada la fractura de estas supuestas alternativas para alcanzar la ‘estabilidad’ internacional y oriente con un programa y una organización a los obreros y campesinos. Cuando Capriles habla de ‘voto castigo’ está reconociendo que el electorado no ha asumido posiciones derechistas sino que ha reaccionado empíricamente, debido a una falta de preparación política previa, a una situación política y económica desesperante. Las masas pagan el seguidismo de sus direcciones al nacionalismo. Esto ha ocurrido también en Argentina, donde Scioli y Macri obtuvieron para sus listas solamente un tercio de los votos, respectivamente, y aun estos como votos en contra más que a favor.

En Venezuela (como también en Brasil, Argentina o Ecuador y Bolivia) hay un movimiento obrero clasista importante. Se encuentra, sin embargo, en una encrucijada, porque en nombre de una ‘lucha contra la derecha’ podría renunciar a una acción política independiente, como en gran parte ha ocurrido hasta ahora. Las distintas expresiones del nacionalismo de contenido burgués de esta etapa han entrado en declinación irreversible. La vanguardia de ese movimiento obrero clasista debe caracterizar adecuadamente el momento actual: fractura del Estado y la economía capitalista y una tendencia a la explosión social o situaciones pre-revolucionarias. La consigna del día es convocar a ese movimiento obrero a formar partidos obreros independientes y a introducir el tercer factor político consciente en la crisis enorme que se ha abierto.

Jorge Altamira

lunes, 26 de octubre de 2015

¿Intifada?


¿Intifada?

Imagen: Ezz Zanoun/Al Jazeera
Las provocaciones constantes del Estado sionista contra el pueblo palestino han desatado una reacción de represalias que tiene como protagonistas a muchachos, incluso de poca edad, que actúan en forma solitaria contra ciudadanos israelíes. Es una suerte de guerrilla de tipo singular, que nace de la desesperación ante la opresión sionista, que escala en sus proporciones como si no tuviera límites.

No es una Intifada (rebelión popular), ni indica que sea precursora de una. Se trata de una ilusión fomentada por un progresismo occidental desorientado, que está siempre al acecho de un acontecimiento redentor. La región se encuentra dominada en la actualidad por una guerra contrarrevolucionaria de alcance internacional. El gobierno sionista ha acordado con Putin un reparto de tareas, como lo señala la visita de Netanyahu a Moscú; lo mismo ha hecho Obama. En su gran mayoría, las fuerzas populares o de centroizquierda son apéndices de alguno de los Estados en disputa. Las que procuran mantenerse al margen de estas fuerzas, buscan consuelo en que esta guerrilla adolescente no respondería a ninguna dirección política establecida; deducen entonces la inminencia de un retorno a la Intifada. Pero la ausencia de una dirección propia es testimonio del impasse en que se encuentra cualquier resistencia popular en un cuadro político tan denso. En este escenario, participa con mayor fuerza en la resistencia al sionismo la población palestina dentro de Israel, un 20% del total, pero por eso mismo la mera espontaneidad popular tiene menores posibilidades de progreso o victoria.

Luego de las dos Intifadas del siglo pasado, una nueva Intifada debe estar dirigida contra los gobiernos de Hamas, en Gaza, y de la Autoridad Palestina, en Cisjordania, para construir un verdadero poder revolucionario contra la dominación sionista. Hamas se encuentra bajo la dependencia de un bloque de Estados del Golfo y la AP es una dependencia de Estados Unidos. A pesar del antagonismo irreconciliable entre el sionismo, de un lado, y la autonomía nacional palestina, del otro, los representantes de la burguesía palestina se encuentran sometidos en lo económico y político al imperialismo mundial. No se puede esperar nada de estos regímenes. El acuerdo de Oslo, firmado por Arafat, que nunca entró en vigencia, fue una muestra de ello, pues su único objetivo fue acabar con las Intifadas. La opresión sionista se acentúa de día en día, hasta lograr la ocupación de todo el espacio histórico de Palestina, como consecuencia del desarrollo de la crisis capitalista mundial y de la guerra en el Medio Oriente.

La tarea de los socialistas es, por supuesto, en primer lugar, defender la causa nacional palestina y la lucha desesperada de los niños y adolescentes de Palestina. Pero su orientación debe consistir en desenmascarar el 'kerenskismo' nacional, en referencia a los sectores cuya política es la conciliación con el imperialismo y el combate contra toda forma de independencia política de las masas oprimidas.

Jorge Altamira


jueves, 15 de octubre de 2015

Adónde va el Medio Oriente


Adónde va el Medio Oriente

La crisis desatada en Europa por la ola de refugiados de Medio Oriente y el norte de África elevó la crisis en esta región a un nuevo estadio internacional. El régimen migratorio de la Unión Europea fue sacudido de cabo a rabo, cuando aún se hacían sentir los peligros para la zona euro planteados por la bancarrota de Grecia. Alemania se vio sometida de inmediato a una crisis política, por ejemplo con la resistencia a la recepción de refugiados por parte del estado de Baviera. Significativamente, en el gabinete de Merkel empezaron a circular iniciativas para confiscar las propiedades sin alquilar en su territorio para paliar la escasez de espacios habitacionales para acoger a los refugiados. Ni más ni menos. La crisis humanitaria de los refugiados había sacudido a la opinión pública de todos los continentes.

Es precisamente en estas circunstancias, o sea cuando la crisis de la periferia invade a las metrópolis que la desataron, que Rusia decide intervenir militarmente en Siria. La situación creada en Europa era una prueba irrefutable del fracaso de los planes políticos de los estados imperialistas para ‘pacificar’ a Siria como a Irak y convertirlas o consolidarlas como estados títeres. Putin justificó la intervención rusa como el recurso necesario para que la desintegración de esos países no se transforme en una crisis directamente mundial, e incluso que la huida de refugiados la afecte a ella en un plazo relativamente corto. En contraste con la política occidental, Putin planteó de inmediato el envío de tropas sobre el terreno –incluso de la guardia revolucionaria de Irán. Irán, Irak y Rusia anunciaron un acuerdo de intercambio de informaciones; la dictadura militar de Egipto saludó la intervención militar de Rusia.

El objetivo invocado para la intervención fue el combate al Estado Islámico, pero enseguida quedó claro que era planteado a partir del sostenimiento al gobierno de Al Assad. El propósito estratégico de Putin es defender su única base en el Mediterráneo, más necesaria que nunca ante la precaria situación internacional de su ocupación de Crimea –que comunica a Rusia con el Mediterráneo a través del Mar Negro. Más allá de esto, para Putin no existe ninguna fuerza con capacidad para enfrentar al EI fuera del ejército de Siria y de las guardias de Irán y de Hizbollah. Si faltaba alguna prueba para esto, Obama anunció el cese del entrenamiento de sectores opositores a Al Assad pocos días después, alegando un fracaso rotundo en los resultados. Putin contó para su operación con el guiño de hecho del propio Obama, que pasó a admitir la continuidad de Al Assad para organizar una transición política en Siria. Putin no hubiera podido enviar tropas a Siria sin el consentimiento de EEUU y del estado sionista. Esto quedó de manifiesto, adicionalmente, cuando Netanhyau viajó a Moscú. Dentro de la UE, Rusia tuvo el respaldo inequívoco de Alemania. Quienes han visto en estos hechos un retorno a la ‘guerra fría’ tienen el reloj atrasado; asistimos a un acuerdo político de grandes potencias, incluso si en un futuro inmediato desatan nuevas crisis internacionales e incluso más violentas. Luego de la disolución del ejército de Saddam Hussein, en Irak, hace mucho que los analistas militares norteamericanos han llegado a la conclusión que en cualquier cambio de régimen que promueva Estados Unidos sería necesario preservar a las fuerzas armadas del viejo régimen. Cuando se habla de una transición negociada en Siria, se tiene en cuenta la necesidad de conservar a las fuerzas armadas de Al Assad. En la reunión que tuvieron en los márgenes de la asamblea reciente de la ONU, Obama y Putin coincidieron en la finalidad de asegurar la “unidad de Siria”.

La intervención rusa representa con toda claridad un golpe para el régimen de Turquía, pues entierra la pretensión de éste de crear una base al interior de Siria bajo su tutela para proceder a la liquidación de Al Assad y convertir a Siria en un satélite. El turco Erdogan buscaba de este modo acabar con el gobierno kurdo en el norte de Siria –frontera con Turquía–, que había sido el único en resistir en forma victoriosa al EI, con la ayuda del PKK –el partido kurdo en Turquía e Irak. También está acusada de complicidad con el EI. ¿Cómo pretenden Obama y sus secuaces acabar con el EI sin quebrar al principal régimen político de la región que avala sus acciones militares y sus masacres? Turquía se ha convertido ahora en un epicentro de la crisis, luego de haber sido su promotora, incluido su apoyo al EI, del cual esperaba que pusiera fin al régimen de Al Assad. La necesidad militar había llevado a Obama a apoyar a los kurdos contra el EI y a chocar también con el gobierno de Turquía, al cual el curso que han tomado los acontecimientos podría llevar a un colapso. Luego del aplastamiento de la primavera árabe, el territorio del viejo imperio otomano podría conocer en poco tiempo una nueva crisis revolucionaria. Los atentados criminales reiterados contra la izquierda y la población kurda en Turquía son una confección hecha y derecha de Erdogan, incluso si usa para ello al EI.

Rusia repite, contra el EI, la táctica de la Alemania contra la URSS en la segunda guerra: ataca a los opositores de Al Assad que ocupan el noroeste de Siria, como Hitler atacó primero a Gran Bretaña y Francia –para cuidar sus espaldas. Ese sector opositor está representada principalmente por una fracción de Al Queda –con vasos comunicantes con EI. El gobierno kurdo de esa región ha declarado su apoyo a Rusia y reclama una autonomía en una Siria unida. Obama y compañía conocen estos planes de antemano y reconocen su consistencia militar. Esta unidad de circunstancia entre EEUU y Rusia y entre Obama y Putin, de ningún modo ponen fin o siquiera limitan las contradicciones explosivas entre uno y otro. Es la misma unidad que los juntó para imponer a Irán el acuerdo de control de su programa nuclear por parte de EEUU. Es la unidad de conveniencia que está tejiendo Arabia Saudita con Rusia, a partir del fracaso de la coalición militar de los estados del Golfo Pérsico y Estados Unidos para doblegar la rebelión en Yemen. Asistimos a un acuerdo limitado y circunstancial entre Obama y Putin, del cual cada uno quiere sacar ventajas en su confrontación de orden general. En el marco de la bancarrota mundial del capitalismo, la estrategia del imperialismo es doblegar las resistencias que bloquean su dominación completa del ex espacio soviético y de China.

Las mismas razones que empantanaron a EEUU en Afganistán e Irak deberán empantanar a Putin en Siria, como ya empantanaron a la ex URSS en Afganistán. Rusia, por otra parte, no tiene los recursos económicos ni políticos para capitalizar una victoria en Siria, que siempre será transitoria. Afectada por una fuerte recesión y una quiebra bancaria, los gastos de la acción militar en Siria comprometerán más su situación económica. La conclusión es que así como contó con la venia del viejo imperialismo para intervenir en la guerra en Siria, acabará arreglando una salida con EEUU y la UE, si es que logra consumar el trabajo sucio de pelear con tropas propias contra las milicias contrarias a Al Assad.

Como se ha dicho más arriba, el epicentro de la crisis se ha desplazado a Turquía, cuyo régimen ha fracasado en todos sus objetivos de convertirse en potencia regional. Asimismo, la ferocidad de la crisis humanitaria y social vuelve a colocar en el primer plano la cuestión del sionismo y la opresión de Palestina, cuando el protagonismo gana a la población que habita dentro de las fronteras de Israel. Es necesario despertar a los trabajadores de todo el mundo a la necesidad de una acción internacional contra el imperialismo y por la autodeterminación de las naciones y la revolución socialista.

Jorge Altamira
10/10/2015



viernes, 13 de marzo de 2015

ANTE LA AGRESIÓN DEL IMPERIALISMO YANQUI A VENEZUELA


ANTE LA AGRESIÓN DEL IMPERIALISMO YANQUI A VENEZUELA

Barak Obama ha hecho valer una declarativa de seguridad, aprobada con anterioridad por el congreso norteamericano, para considerar a Venezuela una amenaza al imperio más poderoso del planeta. Junto a la declarativa, añade sanciones a funcionarios del gobierno venezolano, esta vez a 6 militares y una fiscal. Ya en febrero, a una larga lista de “ilustres” venezolanos, les impuso sanciones. Esta declaración sobre afectación a la seguridad nacional de EEUU, debido a la violación a los derechos humanos en otro país, no lo inmuta respecto de México luego de la masacre de Ayotzinapa. En otras palabras, es una ceremonia utilizada como base para tomar medidas a países donde se les antoja de acuerdo a sus intereses. Es una constante la violación a los derechos humanos por parte de EEUU, desde los asesinatos en Ferguson a los bombardeos a pueblos enteros, o el fomento y ayudas a dictaduras u organizaciones fascistas y asesinas en cualquier parte del mundo.  

Para Opción Obrera, cualquier intento del imperialismo en pretender someternos con sus imposiciones, cualquier injerencia a nuestra autodeterminación, debe ser rechazada de plano por todo el país. Sin embargo, sectores de la oposición de derecha han mirado a otro lado o los han justificado abiertamente.

Del otro lado, el gobierno bolivariano, como consecuencia de las medidas asumidas por Obama, promueve una alharaca antiimperialista para utilizarla como un pote de humo ante la peor de nuestras crisis económicas, de la cual pretenden salir ajustándosela a los trabajadores y a las comunidades, haciéndoles pagar las consecuencias de algo que ellos no crearon. Pretender convencernos del sacrificio que tendríamos que asumir en aras de formar parte de un frente de luchas contra el imperio yanqui, sin delimitarnos de las condiciones sociales capitalistas existentes en el país, es una trampa.

Los trabajadores luchamos a brazo partido contra toda injerencia imperialista, pero en función de la independencia política que debemos asumir frente al Estado capitalista. Los explotados no debemos escuchar los cantos de sirena patrioteros y chovinistas de salvar la “patria”, pues es salvársela a los dueños del capital en el país. De esa “patria” sacan provecho los capitalistas de las trasnacionales yanquis, entre otros, chupando y fugando los dólares de la renta petrolera.

En la defensa de la nación ante el opresor extranjero, ¿qué les decimos a los trabajadores de las empresas como Ford, Chrysler, GM, Pfizer, Colgate Palmolive, Coca Cola, por nombrar unas pocas en Valencia? ¿O en el área petrolera con Chevron, Halliburton, Weatherford? ¿Le permitimos seguir con su explotación y expolio y le seguimos dando dólares preferenciales? ¿Qué hacemos con el comercio exterior? ¿Lo nacionalizamos? ¿Llamamos a un control obrero autentico?

La izquierda nacionalista hace aspavientos junto al Gobierno para convencernos de lo inmediato de una invasión yanqui. Pero lo cierto es que a Maduro le damos otra ley habilitante y bufoneamos en nombre del antiimperialismo y por la paz. Ambos términos resultan contradictorios cuando, para justificar la crisis, se asume que estamos inmersos en una guerra económica. De esa supuesta guerra económica los trabajadores seguimos siendo carne de cañón. Bajo la habilitante “antiimperialista”, y en un marco de “garantizar la seguridad nacional”, nos limitarán, aun más, los derechos a huelga, a las contrataciones colectivas, a la sindicalización, mientras nos niegan un salario que cubra la cesta básica familiar al menos.

Los trabajadores tenemos que imponer el monopolio del comercio exterior, la confiscación de los capitales yanquis con sus trasnacionales en el país, en especial las que integran empresas mixtas con PDVSA en la Faja del Orinoco. El armamento a los trabajadores y al pueblo es crucial para enfrentar tanto nuestros enemigos externos como internos, los representantes del capital y sus huestes.

¡CONTRA TODA INJERENCIA (DIPLOMÁTICA, RETÓRICA O REAL) IMPERIALISTA EN VENEZUELA!

¡FUERA OBAMA Y EL IMPERIALISMO DE VENEZUELA Y LATINOAMÉRICA!

¡NINGÚN APOYO AL GOBIERNO REFORMISTA DE MADURO Y EL PSUV!

¡POR UNA ALTERNATIVA INDEPENDIENTE DEL ESTADO, DE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO!

¡POR UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES!

¡POR LOS ESTADOS UNIDOS SOCIALISTAS DE AMÉRICA LATINA!


Obama amenaza a Venezuela


Obama amenaza a Venezuela

Obama acaba de protagonizar otro acto de injerencia imperialista en una nación latinoamericana. El decreto que declara a Venezuela como una "amenaza a la seguridad nacional y la política exterior" es un verdadero atropello a la soberanía nacional. Es una extensión de una ley que ha votado el Congreso de mayoría republicana. La amenaza la esgrime, en realidad, Estados Unidos, que es una gran potencia, contra una nación de desarrollo económico y militar considerablemente inferior. Las invocaciones democráticas para justificar el decreto son (como siempre) pura apariencia, pues su objetivo explícito es intervenir en el desarrollo político de Venezuela a favor de los intereses del imperialismo yanqui. El demócrata afroamericano no encontró una sola palabra hasta ahora para condenar el movimiento opositor de derecha, que ha declarado su finalidad de producir el derrocamiento a corto plazo del gobierno chavista mediante acciones directas.

El decreto sanciona con medidas de embargo a siete funcionarios de alto rango, aunque las autoridades de Venezuela han desmentido que tengan activos en el exterior. El senador republicano y lobbista anticubano Marco Rubio se quejó, sin embargo, de que no haya sido sancionado el ministro de Defensa. La agresión de Obama no ha sido acompañada por la Unión Europea. China hizo un llamado al diálogo entre los dos países, y el presidente de la Unasur advirtió contra la 'radicalización de los ánimos'.

El decreto intervencionista se dicta luego de un colosal fracaso de la Unasur para reunir en una mesa de negociación al oficialismo y a la oposición. Para un sector de esta última, las medidas represivas del gobierno, con un carácter indiscriminado, advertirían de una intención del gobierno de amañar las elecciones parlamentarias, previstas para septiembre próximo, de modo que aseguren una mayoría artificial para el chavismo. Para la derecha, esas elecciones serían su última posibilidad de voltear al gobierno mediante un juicio político a cargo de una mayoría legislativa propia. Numerosos especialistas en opinión pública señalan que la oposición ha perdido respaldo popular en la etapa reciente, incluso cuando la imagen pública del presidente Maduro se arrastra por los suelos. En definitiva, el pretexto para el decreto de Obama es la caracterización de que el gobierno se orienta a un auto golpe, que podría favorecer las condiciones para enfrentamientos armados. Es lo mismo que, hace dos semanas, había advertido el uruguayo Mujica. Esto no cambia un ápice la naturaleza imperialista de la amenaza contra el gobierno de Venezuela.

Aunque, como es obvio, el gobierno de Cuba y el mismo Fidel Castro han repudiado la intervención norteamericana, no se observa, de otro lado, que el decreto en cuestión haya alterado el proceso de normalización diplomática entre los dos países. Tampoco ha ocurrido eso con las negociaciones de Colombia con las Farc; al revés, el presidente Santos aseguró que iban por buen camino, en una reciente gira a España. No se debería excluir, entonces, que uno y otro país hayan sido advertidos de antemano del dictado del decreto ejecutivo por parte de la cancillería norteamericana.

La agresión diplomática de Estados Unidos ocurre, asimismo, cuando la derecha republicana ha salido a defender a Netanyahu, que acaba de anular el compromiso del estado sionista de admitir la formación de un estado palestino. En la misma agenda figuran el rechazo a cualquier acuerdo nuclear con Irán y la normalización de relaciones con Cuba. Obama se ve obligado a cabalgar sobre una crisis al interior del estado norteamericano. Los republicanos prevén que América Latina les podría ofrecer un gran regalo: una sucesión macrista al kirchnerismo y hasta un juicio político a Dilma Rousseff, lo cual desbarataría las veleidades autonomistas de la burguesía del Mercosur. Es muy clara la transición política mundial que ha incubado la victoria de la izquierda en Grecia y la acentuada crisis de la unidad europea, por un lado, y los reveses sufridos por la UE y Estados Unidos en su tentativa de apropiarse de Ucrania, por el otro. La bancarrota capitalista mundial no cesa de acentuarse, con la yapa de la debacle de los países emergentes, como consecuencia de la fuga de capitales y la caída de los precios de las materias primas, cuyo punto más alto es la salida de 1 billón de dólares de China, en medio de una crisis financiera fenomenal en la banca paralela.

La respuesta de Maduro a la movida de Obama y al fracaso de la mediación de la Unasur, ha sido reclamar una Ley Habilitante para la seguridad nacional, lo que equivale a instaurar el gobierno por decreto -pues ya existe ese régimen en materia económica. Nada de esto pondrá fin a la catástrofe económica de Venezuela, que es alimentada desde las propias entrañas de este régimen. El sistema de cambios de Venezuela es un festival económico para los especuladores con conexiones con el aparato del estado. El chavismo rechaza la nacionalización del comercio exterior. Las nacionalizaciones realizadas se encuentran en bancarrota, a manos de sus propios directivos oficialistas. En los blogs chavistas se denuncia, con mayor frecuencia, tentativas de desnacionalizar las empresas estatales. La crisis política limita la capacidad del gobierno de proceder a una unificación del mercado de cambios, mediante una superdevaluación, y a una marcha atrás en la industria estatal. A diferencia de lo que acaba de ocurrir con Argentina, China se negó a extender un crédito de apoyo a las reservas internacionales de Venezuela. Esto explica que haya empezado a vender sus reservas en oro. Un gobierno por decreto es una amenaza para los trabajadores.

Jorge Altamira

sábado, 28 de febrero de 2015

VENEZUELA: GOLPISMO CRÓNICO


VENEZUELA: GOLPISMO CRÓNICO

Una de las características de la historia de la Venezuela chavista es el estado de golpismo  permanente. Luego de un comienzo ‘neoliberal’, con un ministerio de Economía afín a la línea del FMI, la orientación nacionalista y la fisonomía bonapartista del nuevo gobierno determinaron, en la oposición de derecha, una política que pusiera fin al nuevo régimen en forma anticipada. El golpe cívico-militar de abril de 2002 y el lockout petrolero y empresarial de fines de ese año no fueron excepciones a la norma. La oposición de derecha boicoteó las elecciones y la pelea parlamentaria hasta muy avanzado el gobierno chavista. Incluso cuando corrigió, con la participación electoral, lo que llamó un “error político”, fue duramente criticada por un ala de ella, que la acusó de “legitimar” al gobierno; la tendencia golpista no dejó de estar nunca presente en la oposición, ni cuando aceptó la disputa electoral. La injerencia internacional fue muy manifiesta en el golpe de 2002, cuando intentó armar una “mediación” integrada por seis países. En el sabotaje económico a partir de finales de ese año, los bancos internacionales, sin embargo, en ningún momento dejaron de refinanciar los pagos de la deuda externa. Hasta el día de hoy, el gobierno de Venezuela ha tenido una relación excelente con la banca internacional y con las corporaciones petroleras a las que se encuentra asociada Pdvsa en la cuenca del Orinoco; en el caso del conflicto con Exxon aceptó pagar las indemnizaciones establecidas por las sentencia de la justicia norteamericana.

El chavismo, de todos modos, no se detuvo en los ‘buenos modales’ cuando la oposición se plegó, tardíamente, a la pelea electoral: luego de las parlamentarias de 2011 intervino todas las administraciones económicas bajo soberanía provincial o municipal, lo que dejó a las autoridades electas por la oposición con un poder ceremonial. El golpismo opositor fue reemplazado, en el escenario político, por el golpismo oficial. La tendencia golpista y contragolpista del proceso político alcanzó a las fuerzas armadas, con el pasaje a la oposición del general Baduel, nada menos que el hombre que desbarató el golpe de 2002 y repuso a Chávez en el gobierno. Como consecuencia de estos acontecimientos, Chávez convirtió a la fuerza armada venezolana en un custodio político del régimen y en una barrera extra constitucional a cualquier oposición política. Finalmente, cuando la oposición cuestionó la legitimidad de las elecciones que Hugo Chávez (Nota de Opción Obrera: por error se menciona a Chavez cuando en realidad se trata de Nicolás Maduro) había ganado a Henrique Capriles por un margen mínimo, el oficialismo respondió con la prohibición del uso de la palabra a los diputados que no rechazaran en forma pública ese cuestionamiento, y recientemente con su expulsión de la Asamblea Nacional. Ni en el golpe de 2002, ni en el lockout masivo de 2002/3, el gobierno chavista recurrió a la movilización popular; mucho menos a la ocupación de las empresas saboteadoras o al armamento del pueblo. En el golpe de abril de 2002, la resistencia popular surgió de abajo y fue despedida por Chávez con la recomendación ‘clásica’ de replegarse de “casa al trabajo”. En el sabotaje petrolero, hubo una movilización de petroleros clasistas en varias refinerías, que aseguraron de este modo su funcionamiento.

Obama
Chávez había construido un régimen plebiscitario secundado por las fuerzas armadas. Con Maduro la base plebiscitaria se va pulverizando como consecuencia del desbarajuste económico, el arbitraje político pasa a las fuerzas armadas y el gobierno aparece con dos o más cabezas. La crisis de conjunto del régimen chavista precipita la nueva onda golpista, que se inicia a principios de 2014 y que divide a la oposición. El término golpista (o putchista) es completamente adecuado, pues convoca a acciones de calle con el propósito declarado de derrocar al gobierno. Pasa a una lucha extra legal, que denomina “la salida”, en oposición a la lucha legal que sigue planteando el sector mayoritario de la coalición opositora. No tiene un carácter revolucionario sino restauracionista – o sea que es reaccionaria por su liderazgo y programa. Pero es un golpismo minoritario, cuya única posibilidad de triunfo, como ocurrió en 1955 en Argentina, reside en una defección política y militar al interior del chavismo. Tiene razón Maduro cuando sitúa como usinas de ese golpismo minoritario a Miami y Colombia, pues sus fogoneros son la derecha republicana y el uribismo colombiano. Pero es precisamente por esta razón que este golpismo está condenado al fracaso, ya que el imperialismo y la mayor parte de los estados latinoamericanos tienen todo apostado al éxito del desarme de las Farc de Colombia, un operativo que cuenta con el apoyo insustituible de Venezuela y de Cuba. Lo último que quisiera el gobierno de Obama es una victoria de este putchismo; entre Maduro y Leopoldo López, para decirlo en términos contundentes, Obama ‘se queda’ con Maduro. La preocupación de Estados Unidos es que la descomunal bancarrota económica de Venezuela produzca un cambio político hostil a las negociaciones del gobierno de Colombia con las Farc.

El gobierno de Venezuela acaba de imputar al intendente de Caracas, que pertenece al ala putchista, por intento de golpe con militares en retiro y en actividad. El relato describe acciones temerarias y criminales de características desesperadas, que los implicados sin embargo niegan y el gobierno aún no ha probado materialmente. Enseguida, sin embargo, la oposición de derecha se unificó en una posición de participación en las elecciones parlamentarias de este año.  La insistencia, incluso por parte de los putchistas de la oposición, en calificar como constitucional el reclamo que circunscribe a una renuncia de Maduro, deja entrever que especula con una definición al interior del chavismo que desplace a Maduro, que es objeto de críticas reiteradas desde las filas del PSUV, por parte de la derecha pero en especial de la izquierda, ante la catástrofe económica que no cesa de agravarse. Si la oposición obtuviera mayoría parlamentaria, sería inevitable una renuncia de Maduro o la disolución de la nueva Asamblea Nacional, que debería contar con respaldo militar. La alternativa a esta opción sería la formación de un gobierno transitorio de unidad nacional, cuyo antecedente se manifestó el año pasado cuando se estableció una “mesa de paz”, bajo la mediación internacional y del Vaticano.

‘Boliburguesía’
La represión desatada por el gobierno contra las ‘guarimbas’ (provocaciones callejeras) de la oposición no apunta a desbaratar un golpe que aún no cuenta con el apoyo del imperialismo ni de la corriente principal de la oposición derechista. En medio del desabastecimiento y una cuasi hiperinflación que destruye las condiciones de vida de las masas, es una advertencia contra cualquier intento de enfrentar al gobierno por el lado de los reclamos populares. El gobierno denuncia una “guerra económica” de las patronales, sin advertir que la base objetiva para esa guerra es la desorganización económica impuesta por el gobierno y que gran parte de ella tiene como protagonista a su propia “boliburguesía”. Es lo que ha denunciado Jorge Giordani, ministro de Economía con Chávez. El chavismo ha pagado a precios de oro las nacionalizaciones, que hoy vegetan como consecuencia del saqueo que les ha impuesto la burocracia estatal. La nacionalización del monopolio de las comunicaciones, Verizon, se hizo a precios de Bolsa, varias veces arriba de su valor real; la de Sidor dejó en manos del Estado todos los pasivos ocultos del grupo Techint. Han producido un desangre del Estado y hoy son responsables del desabastecimiento y de la suba de las importaciones. Se han financiado importaciones con la emisión de deuda pública, que rápidamente fue convertida en deuda externa El sistema cambiario ha sido una fuente de acumulación financiera descomunal, alentada por el Estado. Las autorizaciones a importar, a 6.50 bolívares, son desviadas al mercado negro, que cotiza hoy a 175 bolívares. Para desbaratar este sabotaje económico, el ala izquierda del Psuv reclama la nacionalización del comercio exterior, o sea la abolición del comercio privado de importación y el control obrero de la industria nacionalizada - pero esto es incompatible con un gobierno entrelazado con la acumulación capitalista. La izquierda del Psuv fustiga el “capitalismo de estado”, pero no percibe que su superación está condicionada a la existencia de una clase obrera independiente que dispute el poder a los “capitalistas de estado”.

Independencia
En esta coyuntura de crisis extrema, sería simplemente suicida el seguidismo al chavismo, que recurre a las amenazas de golpe de la derecha para que la clase obrera siga soldada al carro bolivariano. Ha bastado la caída del precio del petróleo para que “el socialismo del siglo XXI” perdiera su base rentista de sustentación. Esto mismo ha comenzado a golpear a los gobiernos bolivarianos de Bolivia y Ecuador, y al gobierno ‘trabajador’ de Brasil. Para que los trabajadores puedan derrotar un golpe de estado de derecha, lo que hoy está en la agenda es la conquista de su independencia política. Cuando la represión estatal que se despliega contra la derecha, quede agotada por el descalabro económico, el mismo régimen que denuncia un golpe acabará estableciendo un compromiso con la oposición derechista.

Es urgente la convocatoria a construir un partido obrero independiente en Venezuela.

Jorge Altamira
Referente del Partido Obrero
Sección argentina de la CRCI

martes, 23 de diciembre de 2014

El bloqueo contra Cuba no fue levantado

23 de diciembre de 2014 Jorge Altamira Prensa Obrera Partido Obrero Argentina

El bloqueo contra Cuba no fue levantado

El anuncio acerca de una reanudación de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba fue predicado en estrecha relación con un levantamiento del bloqueo norteamericano contra la Isla, que ha durado más de medio siglo. La alusión de Obama al 'fracaso' de esta larga operación de sabotaje contra la Revolución Cubana dejó ver una decisión política que va más allá de un intercambio de embajadores y una ampliación de las posibilidades de remesas de los cubanos en el exterior. El llamado 'fracaso' no fue estrictamente tal, esto porque el bloqueo jugó un papel fundamental en el aislamiento de Cuba y en la reorganización capitalista 'neoliberal' de las dictaduras militares impuestas por Washington. Aclarado este punto, la ausencia de un acuerdo de levantamiento del bloqueo ha sido atribuida a que esto se encuentra fuera del alcance de las facultades ejecutivas del Presidente, y a la necesidad, por lo tanto, de un voto favorable del Congreso. Obama, según todo esto, habría decidido separar la reanudación de las relaciones diplomáticas del levantamiento del bloqueo, para presionar a las cámaras con un hecho consumado que ayude a quebrar las resistencias de los adversarios de un acuerdo, tanto republicanos como demócratas.

Este relato, sin embargo, es una versión interesada que apenas logra disimular la estrategia de EEUU. Precisamente por el limbo en que ha quedado el levantamiento del bloqueo, la reanudación de las relaciones diplomáticas ha sido tomada con reticencia en el gobierno cubano - se produjo finalmente luego de una larguísima ronda de negociaciones bilaterales y papales. La prenda que decidió a Cuba la aceptación del acuerdo fue la liberación de los tres militantes del contraespionaje cubano encarcelados en Estados Unidos, que se produjo luego de que Cuba transmitiera a los servicios norteamericanos las pruebas de las actividades terroristas que se pergeñaban desde Miami. Es claro que el fin del bloqueo está sujeto a una serie de negociaciones de primer orden, en cuyo núcleo se encuentra el carácter social de la Isla. Como lo explicitó con claridad insistente un defensor de las decisiones de Obama, si Cuba no ofrece concesiones significativas en el curso de las negociaciones próximas “siempre existe la posibilidad de retirar la oferta de levantar el embargo” (CNN, programa de Fred Zacharías, 21.12).


Intereses en pugna

La versión que han ofrecido los medios, acerca de una reconciliación política, no pasa de una descripción idílica de lo ocurrido. De aquí en más se abre, por el contrario, un período de mayor crisis política – tanto en el campo imperialista como en Cuba. El debate en el Congreso norteamericano no girará, solamente, entre los 'halcones' que no abandonan la política de agresión directa y las 'palomas' que buscarían restablecer una hegemonía 'gradual' sobre la Isla. La derecha norteamericana y el uribismo caribeño apuestan a un fracaso de la política de la 'zanahoria' y creen, por el contrario, que un retorno a la del 'garrote' está ganando terreno. En donde mejor se expresa este enfrentamiento es en Venezuela y en Colombia, con la división producida en la derecha misma - en las filas de los 'escuálidos', esto en Venezuela, y en las de Uribe-Santos, en Colombia. La derecha no ha renunciado a capitalizar la acelerada crisis en Venezuela, todo lo contrario. También espera explotar una victoria hipotética del macrismo e incluso de Massa o Scioli en Argentina, ni qué decir de una victoria republicana en Estados Unidos dentro de dos años.

Un aspecto relevante de esta crisis es la cuestión inmigratoria en Estados Unidos, donde Obama tuvo que intervenir en forma similar a la que empleó con Cuba: mediante el uso de poderes ejecutivos (gobierno por decreto), que deja sin resolver, sin embargo, la regularización efectiva de varios millones de personas. La reanudación de relaciones con Cuba no es ajena a este asunto, dado que la inmensa mayoría de los inmigrantes son de origen latinoamericano y su movilización política crece en forma persistente. Obama echa lastre en uno y otro terreno. Contra una opinión que se ha generalizado en la izquierda, la crisis mundial ha hecho perder la iniciativa estratégica al imperialismo.

La derecha no es la tendencia dominante en este momento en el campo imperialista. Desde hace por lo menos dos décadas, las mayores corporaciones capitalistas abogan por el incremento sustancial del comercio entre ambas partes (Cargill, Caterpillar, General Motors); en la década del 70, las automotrices apoyaron con todo el comercio entre Argentina y Cuba, aunque financiado por el Tesoro rioplatense. El eje de la confrontación en el Congreso norteamericano girará alrededor de los términos a imponer a Cuba para un levantamiento del bloqueo. Este debate dejará al desnudo el choque de intereses al interior del imperialismo norteamericano. En resumen, la reanudación de relaciones diplomáticas no equivale a un cese del bloqueo, aunque aparezca como un paso contradictorio en esa dirección, ni atenúa el conflicto histórico desatado por la Revolución Cubana; por el contrario, deja paso a un choque fundamental entre los intereses del imperialismo, por un lado, y la independencia nacional y la naturaleza social de Cuba, por el otro. La sombra de lo que fue la Revolución Cubana, a 150 kilómetros de las costas norteamericanas, sigue siendo una astilla en el corazón del imperio, porque aún representa las aspiraciones nacionales y sociales de las masas de América Latina.


América Latina

La cuestión de Cuba se entrelaza con el conjunto de la crisis en América Latina. El acercamiento diplomático EEUU-Cuba es la última expresión de una larguísima colaboración política, cuya manifestación más relevante ha sido la mediación de Cuba en el conflicto colombiano. Asistimos a una operación continental. Brasil, por ejemplo, ha sido una fuerte inversora en Cuba; el FA de Uruguay aceptó acoger a los presos de Guantánamo. Tampoco aquí los intereses son homogéneos: los gobiernos 'progresistas' buscan proteger por la vía de ese acercamiento el grado de autonomía que desarrollaron en los últimos años como consecuencia de la valorización de los precios internacionales de las materias primas. La finalidad última de estas burguesías nacionales es, sin embargo, la misma que la del imperialismo – la reintegración de Cuba al estatuto capitalista mundial. Un punto central es la reincorporación de Cuba a la OEA, lo cual significaría dos cosas: por un lado, poner fin a los desafíos (tímidos) de separar a América Latina de Estados Unidos (o sea salvar el sistema panamericano); por el otro, que Cuba acepte los principios políticos y sociales del sistema interamericano. Estos desenvolvimientos internacionales vuelven a poner de manifiesto la importancia estratégica de la reivindicación de la Unión Socialista de América Latina y su valor como defensa política de la Revolución Cubana. El condicionamiento del levantamiento del bloqueo apunta a negociarlo contra los principios que aún quedan en pie de esa Revolución. El levantamiento del bloqueo, reclamamos nosotros, debe ser incondicional.

Las perspectivas que plantea un levantamiento del bloqueo norteamericano depende del carácter concreto que asuma, por un lado, y por sobre todo del balance de fuerzas en la sociedad y el Estado cubano. Cuba se encuentra ante un impasse terminal, pues sus fuerzas productivas han dejado de crecer. Es una economía racionada, en especial desde hace un cuarto de siglo, que se sostiene en base a subsidios fiscales, que frena una acumulación del escaso excedente económico. La apertura al capital extranjero ha sido un fracaso, sea en significación, sea como vía de salida al estancamiento. La asociación del estado al capital extranjero, por la vía de uniones o por la impositiva, le permite apropiarse del excedente que crea la fuerza de trabajo, por medio de una remuneración muy abajo de su valor. Se trata de un método parasitario de subsistencia, no de una vía de desarrollo. El despido de centenares de miles de trabajadores del Estado que ha producido la llamada reforma de la economía, es una expresión contundente del agotamiento de este tipo de régimen. La finalidad de crear una fuerza de trabajo 'libre' a disposición del capital privado no ha tenido ninguna manifestación concreta del otro lado de la ecuación, el capital, y solamente podría tenerla por medio del capital extranjero, lo que significa una nueva colonización imperialista. El punto de partida para un nuevo equilibrio económico, desde el punto de vista del trabajo, pasa por eliminar esta relación parasitaria capital-estado sobre el conjunto de la sociedad, mediante la reapropiación del estado y los recursos estratégicos por parte de los trabajadores. Es desde una gestión colectiva de los trabajadores que debe abordarse la transición del parasitismo burocrática a un proceso de desarrollo. Esa transición, de todos modos, no es un asunto exclusivamente nacional sino que será condicionado, al menos en última instancia, por el desarrollo de la bancarrota capitalista a nivel mundial, con sus dos componentes fundamentales: una agudización de las luchas populares y el ascenso de una izquierda revolucionaria.


Programa

Las posibilidades de desarrollo que se atribuyen a una apertura de Cuba al capital extranjero, son puras fantasías. Dependerían, esencialmente, de una fuerte mediación del Estado, que para eso debería estar bajo el control efectivo de los trabajadores – no de una superestructura como la que representa la burocracia, que a su vez se escinde ante las nuevas presiones de afuera y de adentro. Haití, Puerto Rico, Santo Domingo o Panamá y las islas caribeñas son una muestra de los resultados históricos que podría producir una apertura incondicional al capital financiero. El resultado de un levantamiento del bloqueo no será independiente del programa que apliquen y de la fuerza que desenvuelvan cada uno de los protagonistas sociales fundamentales: el imperialismo, la burocracia, los trabajadores. El primer desafío de la nueva etapa para los trabajadores, para los socialistas y para la IV Internacional es la elaboración de un programa propio.

El nuevo giro político que se perfila en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos tendrá lugar con una demora enorme en relación a las restauraciones capitalistas en Europa y Asia en los 80/90, y ocurre en el marco de una bancarrota capitalista de alcance planetario. Esta discrepancia de los tiempos políticos no tiene una importancia menor; nada hay más relevante, en la política, que los tiempos y los contextos. En Cuba, la restauración capitalista plantearía la pérdida más o menos inmediata de su independencia nacional; la burguesía que podría tomar el relevo del estado cubano se encuentra en Miami; un apoderamiento de empresas por parte de la burocracia de La Habana enfrentaría más conmociones que las que atravesó la Unión Soviética. El entorno inmediato de Cuba – América Latina – se caracteriza por convulsiones reiteradas, que se desplazan de un país a otro. La crisis mundial le está pegando ahora con más fuerza. En este marco, la iniciativa de Obama tiene los trazos de un Frente Popular extra nacional entre el imperialismo 'democrático' y las burguesías latinoamericanas, de un lado, y una gran parte al menos del aparato de estado de Cuba, del otro. Los Frentes Populares aparecen, históricamente, como recursos para contener procesos revolucionarios. En Estado Unidos, las huelgas y movilizaciones de inmigrantes, y las recientes manifestaciones contra el gátillo fácil son indicios de la agudización de las contradicciones sociales en la principal metrópoli del imperialismo, que empujan en dirección a un frente popular en la política internacional.

La revolución cubana y la historia de Cuba de las seis décadas últimas no se han caracterizado por repetir en forma mecánica experiencias ajenas. Muy lejos de ello; más cerca geográficamente que ningún otro país con historia revolucionaria y contrarrevolucionaria, es el que menos ha cedido a la presión del capital internacional. Cuba no ha sido ni será un 'deja vu', al contrario se desatarán nuevas crisis y la posibilidad de nuevas revoluciones.

martes, 22 de abril de 2014

EEUU, UNION EUROPEA Y NAZIS: SAQUEN SUS MANOS DEL PUEBLO UCRANIANO - LLAMADO A LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL


EEUU, UNION EUROPEA Y NAZIS: SAQUEN SUS MANOS DEL PUEBLO UCRANIANO

POR UNA UCRANIA UNIDA, INDEPENDIENTE Y SOCIALISTA

LLAMADO A LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL

La administración yanqui de Obama y la OTAN, con el apoyo de la UE, van a la guerra a combatir los centros proletarios del sureste de Ucrania. Ordenaron a sus títeres en Kiev enviar tropas del ejército, tanques, helicópteros y las bandas de asalto fascistas de Svoboda y Praviy Sektor para aplastar la rebelión de la clase obrera y la resistencia local masiva y popular a los dictados del falso "gobierno interino" de oligarcas pro imperialistas y nazis.

En vísperas de la puesta en marcha de las operaciones, el jefe de la CIA, John Brennan, viajó a Kiev, obviamente, para supervisar la campaña de represión militar al pueblo, mientras que la Casa Blanca en una conferencia de prensa públicamente "insta al gobierno de Ucrania a ir hacia adelante" para establecer la "ley y orden". Necesitan urgentemente el orden de su "ley" barbárica del capitalismo salvaje para imponer las medidas de canibalismo social, exigidas por el FMI para transformar Ucrania en una colonia del capital de los EE.UU. y la UE.

Aunque el número de muertos y heridos en el sureste de Ucrania se incrementa mientras no son sólo los trabajadores heroicos y la resistencia popular los que luchan contra la agresión, también se ha producido, luego del asalto, la confraternización entre el pueblo y los soldados ucranianos ya que estos se niegan a matar a mujeres y niños y se ponen del lado del pueblo.

La agresión patrocinada por la OTAN en el sureste de Ucrania amenaza no sólo al pueblo ucraniano con una sangrienta guerra civil generalizada y a los pueblos de Ucrania y Rusia con una guerra fratricida, sino a todos los pueblos de la región, de Europa, de Oriente y Occidente, y a la paz mundial. Tenemos que detenerlos con una movilización internacional de los trabajadores y de los movimientos populares!

Ninguna confianza se puede tener en la diplomacia secreta de los gobernantes de EE.UU., la UE, Rusia y Ucrania, que funciona como una cortina de humo para negociaciones y acuerdos geopolíticos entre los imperialistas y los oligarcas que compiten a costa de los propios pueblos de Ucrania, Rusia y Europa Oriental y Occidental, y de todo el mundo. El acuerdo de Ginebra del 17 de abril tiene como finalidad política inmediata, en primer lugar, el desarme de la insurrección de los trabajadores de la región de Donbass, declarándola "ilegal", mientras que las bandas nazis de Praviy Sektor y Svoboda son una parte integral del "gobierno" de Kiev, incluidos en el marco "legal" de la policía y de la milicia ucraniana. No es el Kremlin ni los oligarcas, es la clase obrera internacional el verdadero aliado de clase de los trabajadores de Ucrania.

Nuestros destinos están interconectados, y tenemos que asumirlo en nuestras manos. Tenemos que luchar juntos contra los mismos enemigos: el imperialismo de EE.UU./OTAN y sus instigadores de la guerra, el FMI, la UE y sus planes draconianos, los oligarcas en todo el espacio post-soviético servido por el nacionalismo ucraniano o pan-ruso, el odio étnico y religioso, el nuevo aumento del antisemitismo y el fascismo.

El llamado a elecciones el 25 de mayo es un fraude repugnante que tendrá lugar bajo un ilegítimo régimen dictatorial, nacido de un golpe de Estado, de un gobierno de coalición entre oligarcas y nazis, y bajo la amenaza de los tanques. Hacemos un llamado al boicot a tales "elecciones".

La falsa Verkhovna Rada (parlamento ucraniano), de mafias oligárquicas que ruidosamente aplaudieron los asesinatos en Mariupol, tiene que ser disuelta inmediatamente. Consejos obreros tienen que ser formados en todas partes y elegir delegados a una nueva y verdadera Verkhovna Rada, por una Ucrania unida, independiente y socialista gobernada por sus Consejos de trabajadores y del pueblo, no por pandilleros a sueldo de Washington, Berlín o Bruselas.

Llamamos a todas las organizaciones de trabajadores, los partidos de izquierda, movimientos sociales de resistencia y por la emancipación de todo el mundo, a movilizarnos urgentemente por todos los medios posibles (manifestaciones, piquetes, reuniones, distribución de panfletos, etc.) para detener la criminal agresión militar contra el pueblo del sureste de Ucrania.

Sobre todo en Europa y los EE.UU. no hay que olvidar que el principal enemigo está en casa: las mismas clases dominantes de Europa y América que quieren transformar Ucrania y todo el antiguo espacio soviético en sus colonias, llevan a morir de hambre a sus propios pueblos por la permanente "austeridad" y el desempleo masivo. Todos somos ucranianos!

Hagamos del próximo primero de mayo de 2014 el Día Internacional de Solidaridad con el pueblo de Ucrania, contra el régimen dictatorial en Kiev y sus amos de Occidente.
         
Dejemos oír nuestras voces a todo el mundo, la voz de la clase obrera internacional.
               
No pasarán! Paz para el pueblo! Poder a los consejos obreros!

18 de abril de 2014

Firmas de adhesion:

Savas Michael-Matsas, en nombre del Partido Revolucionario de los Trabajadores de Grecia, EEK

Sungur Savran, en nombre del Partido Revolucionario de los Trabajadores de Turquía, DIP

Mikhail Konashev, AMO-Leningrado, Russia

Matyas Benyik, miembro de la sociedad Karl Marx de Budapest, Hungría

Hillel Ticktin, Profesor Emérito de la Universidad de Glasgow, Escocia, editor de la revista marxista Critique

Yury Shakhin, Contra la Corriente, Ucrania


lunes, 7 de abril de 2014

¿A quién clama El PSL por “justicia”? - Ahora sí se subió la gata en la batea


Ahora sí se subió la gata en la batea
¿A quién clama El PSL por “justicia”?

En un reciente artículo publicado en laclase.info el PSL exige “una Comisión Investigadora Independiente que garantice verdad y justicia a las víctimas de la violenciaAnte la detención y destitución de dos alcaldes opositores y separación de M.C. Machado de su cargo de diputada”. Ex profeso asocian lo primero con lo segundo como si los nombrados fueran víctimas de la violencia, y rechazan del gobierno “la forma arbitraria en que se les separó del cargo”. Preocupados están por “las libertades democráticas actualmente bajo ataque”, sin embargo, muy equilibrados, reconocen la existencia de “grupos de choque pro-MUD”.

Es harto evidente que estos rufianes como alcaldes, y la otra como diputada, son autores que dirigen, promueven y pagan las guarimbas, inclusive suministrándoles sus materiales y artefactos. Guarimbas que actúan con métodos fascistas llegando a herir y asesinar a personas ajenas a su conflicto, personas inocentes, y que también destruyen sin ningún criterio lo que se les atraviese o tengan a la mano, servicios e instituciones públicas en particular.

El objetivo del PSL, según el artículo, es el gobierno, su actuación criminal, sus bandas o “colectivos”, pero omiten la actuación, con métodos similares o peores, de las huestes de sus defendidos –para los cuales exigimos castigo–, autores intelectuales en el golpe fascista y saboteo a la economía en el 2002 y 2003, todavía impunes y sin castigo.

Con esa apreciación el PSL pasa a un segundo plano la crisis política en la cual se encuentra inmerso el gobierno de Maduro, crisis que pretende solventarla pactando abiertamente con FEDECAMARAS, para terminar apoyando a Cisneros, cuando le pide al Papa a que el Vaticano interceda, y a UNASUR, cuando delega en una troika –Brasil, Colombia y Ecuador–, para superarla y así recuperar la estabilidad que hasta al gobierno de Obama preocupa.

Los socialistas actuamos ante las crisis políticas con la movilización políticamente independiente de la clase trabajadora, no le ponemos una muleta a las pugnas de fracciones pro-burguesas enfrentadas. Es así como se puede impedir el ajuste que pretende imponer el gobierno de Maduro, y también toda la oposición de derecha, ajuste de proporciones semejantes a las que condujeron al Caracazo con el paquetazo primero de Lusinchi y luego CAP 2. Se necesita entonces darle organicidad a la clase trabajadora para que se movilice por su propio pie en su contra y también en contra de los que lo proponen.

El PSL, bajo la misma tónica, compite con la Comisión de Derechos Humanos que Maduro acaba de crear conformada por ministros del gabinete, la fiscalía y el poder judicial, y por el otro lado con el Vaticano y la UNASUR propuestos por Cisneros y el imperialismo.

La propuesta originada por los atropellos a los líderes de la MUD, desvía la atención de los trabajadores que deberán afrontar el ajuste económico pactado entre el gobierno y los empresarios. El andar del PSL y CCURA de la mano con Provea, con el Fadess y la burocracia sindical sobreviviente de la IV república, confunde en vez de proponerles la movilización con independencia política para enfrentarlo como se acordó para el 10 de abril en el Encuentro Sindical y Popular, convocado por C-Cura, UNETE, Provea el 21 de marzo, junto a 40 resoluciones con las cuales levantar un plan de lucha verdaderamente clasista.

De ese Encuentro Sindical y Popular, sus conclusiones y compromisos las dejó C-Cura y el PSL en el tintero. La propuesta de declaración que pasaron posteriormente a las organizaciones sindicales, populares y políticas que allí participaron, ni con las más que necesarias modificaciones hechas, pudieron hacerla a la luz pública. Más importante, fue clamar por los alcaldes presos y la destituida diputada, aunque el PSL reconozca que sus métodos son “poco democráticos”.

A la UNETE no le queda otra que insistir y continuar con el plan de lucha aprobado con sus trabajadores y sus sindicatos y las organizaciones populares, lo que los organizadores del encuentro prefirieron desechar.

Por una marcha autónoma y clasista para el 1ro de Mayo con las siguientes consignas:

Por un salario mínimo igual a la cesta básica familiar ajustable mensualmente con la inflación.

Por un aumento general de sueldos y salarios equivalente a la devaluación aplicada y a la inflación anualizada

Por el derecho a la contratación colectiva

No a la tercerización ni al trabajo eventual sin mismos derechos que los fijos

Por el derecho a huelga

Por la libertad sindical, fuera el CNE y el RNOS de los sindicatos

Contra la criminalización de la protesta laboral y social, no a las leyes de seguridad nacional y antiterroristas

José Capitán


miércoles, 28 de agosto de 2013

¡Un Presidente Obrero, que Gobierna para la Burguesía!


Prensa Opción Obrera 26 Agosto - Septiembre

¡Un Presidente Obrero, que Gobierna para la Burguesía!

No se puede negar que el presidente Nicolás Maduro viene de las filas del sector obrero, que ha participado en las luchas del movimiento popular. La discusión que se debe plantear en estos momentos es si su programa de gobierno y sus acciones se enmarcan dentro de la defensa de los intereses de la clase de donde proviene y de las grandes mayorías. Pongamos algunos ejemplos y comparémoslos con la situación venezolana.

Luis Ignacio Lula Da Silva, dirigente sindical de uno de los sindicatos más fuerte en Brasil (sindicato de los trabajadores metalúrgicos), luego que el pueblo y los trabajadores lo llevaron al poder, su gobierno lo dedicó única y exclusivamente a recomponer y fortalecer al quebrado sistema capitalista burgués, que hundió en la pobreza y la miseria a más de 42 millones de brasileros y brasileras que cifraron su fe en Lula por éste venir del sector de los explotados y empobrecidos de ese país. Es decir que Lula, a pesar de venir del sector explotado y oprimido, a pesar de venir de un partido que se hace llamar de los trabajadores, terminó gobernando para los ricos.

Una gran cantidad de latinos, afro descendientes y ciudadanos norteamericanos, llevaron a Barak Obama en primera instancia porque creyeron que por ser un afro descendiente, gobernaría y le solucionaría sus principales problemas; es decir que votaron por Obama por su color, pero no tomaron en cuenta que representa (igual que cualquier blanquito de ojos verdes o azules) los intereses de la ultraderecha fascista, imperialista e intervencionista de los Estados Unidos.

Tomamos como punto de referencia estos dos ejemplos, con el objetivo de demostrar que no importa la raza, ni el sector social de donde venga un presidente o presidenta de un país, sino los intereses que estos representen, en el caso de Lula y Obama, ambos representan los intereses económicos de los oligarquías de sus países. Estos comentarios obedecen a que Nicolás Maduro dice ser un presidente obrero; como encargado del gobierno por la enfermedad de Chavez la primera medida que tomó fue devaluar el bolívar, como presidente electo se niega a discutir las contrataciones colectivas de todos los trabajadores de la administración pública, mientras los patronos y comerciantes hacen de las suyas violentándole los derechos a sus trabajadores. Las inspectorías y los tribunales del trabajo, se hunden en la inoperancia atiborrados de cientos de demandas de los trabajadores, sin tener repuestas de las mismas. La situación económica y el proceso de retroceso en el que se enmarca el país, es la mejor demostración de que NO nos gobierna un obrero, y que el sistema social sigue siendo capitalista. La actuación del gobierno, acompañada de la corrupción campante, nos pone en peligro de que se monte en el poder la derecha fascista, venga de donde venga, para terminar de concluir la farsa.

Para contrarrestar estas posibilidades, lograr avanzar y construir el verdadero poder obrero, hay que evitar que la derecha de Capriles y su mesa de la unidad o la derecha en el gobierno, más tarde se den la mano y descarguen su poder en contra de los pocos derechos que todavía mantenemos.

Ante un gobierno antiobrero, que le está poniendo en bandeja de plata el gobierno a la ultraderecha y a los militares, hacemos un llamado a la organización y la movilización de los sectores populares y los trabajadores por un salario mínimo equivalente a la canasta básica familiar, y contra la desmejora o falta de servicios, contra la corrupción, la inflación, la escasez y inseguridad; somos el pueblo y los trabajadores los que tenemos la tarea y la obligación de no permitir que la ultraderecha de Capriles, ni la derecha populista desde el gobierno de Maduro, nos hundan en la miseria, el hambre  y el desempleo.

Héctor Parra