Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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viernes, 15 de abril de 2016

EL PEOR CONVENIO COLECTIVO PETROLERO DE TODOS LOS TIEMPOS


EL PEOR CONVENIO COLECTIVO PETROLERO DE TODOS LOS TIEMPOS



Con toda una parafernalia, marcha, bombos y platillos, se simulo, que el convenio colectivo petrolero 2015- 2017 ha sido el mejor contrato colectivo firmado en los últimos veinte años (20). Esa fue la pretensión del gobierno y su muchacho de hacer mandados WILL RANGEL. El engaño y la farsa, les duro poco, pues cuando los trabajadores, comenzamos a investigar cuales fueron realmente los supuestos logros alcanzados, nos llevamos la mayor sorpresa y decepción de los últimos 20 años.

La firma fue por la pírrica suma de 220 bolívares diarios; es decir que el salario semanal de un trabajador petrolero vendría siendo de 4.032 bolívares, a los trabajadores de PDVSA, nos gustaría que esa banda de ilegítimos y seudo dirigentes, que firmo por esa irrisoria cantidad de dinero, fuesen a cualquier mercado a ver qué carajo van a comprar con eso salario.

Otro es el caso de la Tarjeta de Alimentación Electrónica “TEA”, que de doce mil bolívares mensual, paso a 19.500, ese es otro logro más, de los cínicos y descarados, ellos saben cómo están los índices de inflación y de especulación en el país, ellos manejas las cifras del costo de la canasta básica, la cual, el mes de Enero oscilo entre 75 mil y 78 mil bolívares mensual. Pero no les importa sencillamente porque Will Rangel y su combo, no representan, ni nunca han representado los intereses de los trabajadores y trabajadoras, sino los intereses del Estado y de la Cúpula de PDVSA. De paso legalmente son ilegítimos al tener vencido desde hace años su periodo electoral

Que no le vengan a echar lo culpa a los bajos precios del petróleo


Que no vengan a decir, que en estos momentos de crisis, de baja en los precios del petróleo, PDVSA, no se encuentra en condiciones de aumentarles el salario de manera sustantiva a sus trabajadores, esa sería otra farsa más, A partir del año 1999, cuando precisamente el barril de petróleo, llego a tener precio de 100 y hasta 120, hasta el presente, se nos ha venido desmejorando y atacando, el salario los conquistas y las condiciones de higiene, seguridad y ambiente de los trabajadores. Mientras a los trabajadores petroleros se les niega un aumento de salarios y una TEA, que les permita vivir dignamente; los recursos y los ingresos que obtiene PDVSA, han venido siendo utilizados para financiar las campañas políticas de los últimos dieciséis años, sumándole que la gran mayoría de los directores, superintendentes y gerentes, continúan teniendo sueldos multimillonarios, privilegios y prebendas que les permiten vivir con si fuesen verdaderos reyes y monarcas.

Solo, los trabajadores petroleros seremos capaces de implementar los verdaderos cambios dentro de la industria que necesita, con la burocracia, no se hace la revolución

Que a nadie le quede duda, los trabajadores tenemos que organizarnos y movilizarnos para salvar la industria petrolera y verdaderamente ponerla al servicio de los trabajadores y del pueblo. Partiendo primeramente por acabar con la burocracia sindical, traidora y corrupta, que nos mantiene de rodillas, ante el gobierno y la gerencia corrupta de PDVSA. Ese sería el punto de partida, para comenzar a refundar y reflotar al movimiento sindical petrolero, en segundo lugar, poner en práctica la contraloría social, hay que obligar a cada gerente, cada director, cada superintendente, a rendir cuentas, de cómo ha venido manejando y administrando, los recursos y los ingresos que se generan de la principal industria del país. Hay que obligarlos a presentar una declaración jurada de bienes antes de poseer el cargo. En la actualidad nos podemos dar cuenta, que con el sueldo asignado, no justifican los bienes y las propiedades que ostentan.

PDVSA ES DE TODOS, significa TODOS estamos arruinados, menos ellos los patronos y los burócratas sindicales

Fuera la burocracia sindical, por un control obrero auténtico y democrático de PDVSA

E. Barrios Puerto La Cruz

sábado, 26 de julio de 2014

El papel del gobierno en esta crisis

PRENSA OPCION OBRERA 29 JULIO 2014

El papel del gobierno en esta crisis

Criminalizar la protesta obrera es esencial para el gobierno. Eso es correcto si entendemos que su función es defender el proceso social del trabajo.

Para el gobierno defender el proceso social del trabajo no es defender al trabajador sino las empresas, los medios de producción, el capital detrás de todas ellas.

Vivimos en una sociedad capitalista, su gobierno tiene como función administrar los bienes comunes de los capitalistas, y en ese sentido es lógico, que para mantener el orden, proceda contra los que se insubordinan, especialmente si son trabajadores.

No puede permitir que cunda el pánico. Cada acción independiente, por pequeña que sea, el gobierno debe evitar que se difunda, que sea ejemplo, que crezca.

Todos tienen su función, para eso están los cuerpos policiales, el ejército, los tribunales, las cárceles, la burocracia sindical.

La ola de despidos por cierres o suspensiones apenas comienza. El camino independiente de la clase obrera es el punto fundamental que los patronos no pueden permitir, por lo mismo el gobierno reprime más a los trabajadores que a los guarimberos.

Permanecer callado ante esta política del gobierno porque de lo contrario se le hace juego a la derecha, es permitir que avance la derecha.

Más tarde o más temprano, la política del gobierno conducirá al fascismo si la clase trabajadora no propone su alternativa, no hay otra salida.

Lo que permite el avance el fascismo es la incapacidad del gobierno para solucionar los problemas más graves de la clase obrera.

Defender a la clase obrera de forma clasista es lo opuesto a la burocracia sindical y su partido el PSUV, que la cultiva y la alienta.

viernes, 25 de julio de 2014

¿Por qué es tan difícil, casi imposible, tener un sindicato clasista y combativo?

PRENSA OPCION OBRERA 29 JULIO 2014


No es gratuito esperar que la Inspectoría del Trabajo resuelva a favor de un trabajador
¿Por qué es tan difícil, casi imposible, tener un sindicato clasista y combativo?
Es la misma situación para un trabajador, reclamar simplemente para aumentar sus beneficios es una misión imposible, si espera que el patrono o la Inspectoría del Trabajo le responda positivamente


Los burócratas sindicales son los agentes políticos de los patronos dentro del seno del movimiento obrero, por supuesto inherente a la estructura social capitalista.

La vieja burocracia sindical adeco copeyana derrotadas junto a los patronos en el lock-out petrolero de diciembre 2002–enero 2003, apenas sobrevive mediante unos pequeños hilos en antiguos sindicatos estadales y se oxigena en empresas tanto privadas como estadales por el fracaso de la nueva burocracia sindical nacida y sustentada por el gobierno chavista por la misma estrategia de domesticación y cosificación del movimiento obrero en función de la conciliación de clases.

No es fácil mantener una corriente sindical autónoma y que corresponda a los intereses de los trabajadores. UNETE, por ejemplo, en algunas regiones mantiene banderas clasistas muchas veces entremezclada con deseos o resabios que sólo desvían la lucha de clases por compadrazgos con padrinos en instancias gubernamentales. El caso de Guayana es el más paradigmático. No hay sector que esté al margen de esto.

La cooptación de un luchador sindical por parte del patrón muchas veces logra su objetivo, pero cuando no, para los que no se doblegan viene la coacción tanto sobre el trabajo como ideológica, luego la arremetida vía fiscalía, CICPC, SEBIN o hasta la cárcel, por supuesto, los despidos tampoco se hacen esperar. Si la lucha arrecia, el resguardo de la empresa por los que representan la ley normalmente va acompañado con represión y ensañamiento policial y de la GNB.

Sin embargo es grandioso el esfuerzo que realiza la clase obrera para expulsar de sus organizaciones históricas a la lacra que representan estas direcciones ajenas a sus aspiraciones. Ahora bien, es necesario advertir la naturaleza política del vínculo entre los burócratas sindicales, el PSUV y el gobierno, para defender el orden de explotación social tan sutilmente en nombre de un “socialismo” pero en contra del derecho a huelga, de la contratación colectiva, de la libertad sindical, para agruparse o para realizar elecciones, de las mejoras de la condiciones de trabajo, promoviendo la tercerización y por último, pero no menos importante, la necesidad de un aumento general de salarios, de un salario de acuerdo a la cesta básica, y que éste aumente de acuerdo al índice de inflación. Para defender la producción todas las empresas deberían haber pasado a manos de los trabajadores, y estar protegidos por su propio gobierno. En este país se da el caso que no existe un solo representante genuino de los trabajadores en un cargo del gobierno, uno que los defienda, que provenga de su seno, en su representación y haber sido elegido por los mismos. Lo que sí abunda son vulgares estafadores en nombre de ellos.

Hay que dar cuenta del vínculo político estos burócratas sindicales y el Estado, cuya función es ser una de las patas que dan sostén al orden de explotación social. El gobierno denigra del carácter de la lucha económica salarial, que es la naturaleza de la lucha sindical. Para Opción Obrera el trabajador no solo debe luchar por la naturaleza económica del salario, algo indispensable, sino que junto a esto tiene que ir más allá, luchar por su proyecto político, es decir, tener un programa de clase, organizarse en un partido político independiente de todo nexo con los patronos y sus instituciones.

Esa burocracia sindical que vive y jode a la sombra del gobierno, en el mejor de los casos piden migajas dentro de los marcos de la explotación del capital y la conciliación de las clases, y son enemigos de todo embrión o núcleo que representen a los trabajadores y su lucha. Tienen una campaña para convencer que por su “socialismo”, por el cual tienen bien llena sus carteras con los pagos como burócratas, el objetivo y la lucha reivindicativa es egoísta, es capitalista. Para evitar los trabajadores arroparse con las pautas dictadas por estos charlatanes de la clase obrera, es necesario mantener la herramienta sindical como base, para la lucha política como alternativa de emancipación de la explotación.

El problema político del clasismo es el problema del “qué hacer”, a partir de analizar la situación obrera en términos de acción política.

¿Qué hacer con las direcciones sindicales comprometidas hasta la médula con las patronos y el gobierno, que representan cada quien a su modo, las relaciones capitalistas? La respuesta del clasismo se resuelve a partir de un congreso de bases llamando a todos los sectores que combaten a sus jefes, tanto del gobierno como privado, porque nos tienen pasando penurias sin el derecho a la contratación colectiva y toda una larga lista de violaciones a los acuerdos y a la ley en los artículos que nos favorecen.

Hay que convocar a los cementeros, los de CORPOELEC, los petroleros, los de las empresas básicas de Guayana, de los servicios como trabajadores de IPOSTEL, las HIDROS, CANTV, de las empresas de alimentación, de los puertos, de los astilleros, de la manufactura, los tercerizados y eventuales, los trabajadores de la construcción coaccionados por el puño de hierro de la burocracia más criminal y mafiosa que haya existido y protegido el gobierno, todos a todo lo ancho del país, a un congreso para expulsar de las organizaciones sindicales a las bandas burocráticas mediante un plan de luchas concretas.

La negociación o la renuncia a una política de enfrentamiento franco y directo contra la burocracia sindical, abandonando de este modo los objetivos históricos de la clase obrera, es un trabajo consciente de los sectores reformistas para evitar que cualquier alternativa emancipadora del movimiento obrero asuma un rol dirigente.

Estrechar el análisis de la representación burocrática al frente de los sindicatos al tema de la identidad chavista consecuente contra aquella otra que también es chavista y con mayor poder, es algo, que con todo respeto, no consigue nada. El solo hecho de llamarse chavista pretende responder a un manto de protección, desde el poder, y no conduce a nada, o mejor dicho, desvía la verdadera lucha la lucha de la clase obrera contra sus enemigos.

La burocracia sindical llamada chavista, protegida por las instituciones desde la del trabajo hasta la policía, recurre a la criminalidad, el soborno y el fraude, sus acciones están asociadas al mantenimiento de este espacio de poder y surgen naturalmente cuando el negocio sindical aparece amenazado por agrupaciones o personas que plantean una oposición consecuente a la continuidad de los mandantes sindicales. En este sentido el burócrata sindical, como representante de un sector dominante y antidemocrático en decadencia, circula por esa delgada línea que va desde el sistemático intento de cooptación de los trabajadores que aparecen más combativos y antiburocráticos, al apriete de tuercas con colectivos para-militares, o a la delación abierta y directa a las patronales para que los despidan de los lugares de trabajo pasando hasta por el crimen aberrante en caso de considerarlo necesario.

El clasismo considera una manipulación el cuento de la división entre chavistas buenos que siempre están llevando golpes y pertenecen a las bases y los chavista malos, infiltrados, que manejan el poder, aparte de la lucha contra la oposición de derecha fascistizante.

La llamada justicia siempre se agota antes de llegar a nosotros y por eso hay que oponer una salida obrera a la crisis. El clasismo se plantea entonces el problema más general de distinguir cuáles son los antagonismos en juego y cómo las bases deben responder para derrotarlas y avanzar.

viernes, 2 de mayo de 2014

Editorial Que la crisis la paguen los que la causaron, los capitalistas, no los trabajadores


PRENSA OPCIÓN OBRERA 28 EXTRAORDINARIO MAYO 2014

EDITORIAL
Que la crisis la paguen los que la causaron, los capitalistas, no los trabajadores

Este año ya se manifiesta muy duro para la clase trabajadora. Comenzamos padeciendo una inflación de 56% que nos dejó el 2013, según cifra oficiales, y sus perspectivas son aun más peores. El compromiso para la clase obrera es extraordinario para salir de esta crítica situación económica, que como siempre, es a costa nuestra y en beneficio de los empresarios y los comerciantes. En este año de crisis no hay dólares para seguir el festín de los importadores y la banca, con la total complicidad de la burocracia en el gobierno. El deterioro creciente de la producción, tanto en el agro como en la industria, la escasez de materia primas y accesorios, el pago de la deuda y su servicio, un mayor endeudamiento, la merma en la explotación y exportación del petróleo, todo ello prefigura un empeoramiento de la crisis económica y por tanto más penurias para nosotros los trabajadores.

El aumento en los precios de los productos de la dieta básica, pollo, azúcar, carne de res, café, aceite, leche y queso, es apenas el comienzo. Junto a la devaluación de la moneda, los nuevos precios al alza, inclusive los de los productos regulados, son el resultado del “pacto de caballeros” entre el gobierno y FEDECAMARAS, y peor  aún, también incluido en este pacto, es el procesamiento de despidos masivos, la persecución y el acoso a los trabajadores que luchan o simplemente reclaman lo suyo.

Por un plan de acción concreto de la UNETE, con propuestas y movilizaciones a nivel nacional

Las razones para un paro general sobran, pero hay que irlo discutiendo con las bases, explicar el motivo, proponer la alternativa, denunciar a los falsos líderes que se pliegan al carro del chavismo en el gobierno o de la derecha podrida. No se puede avalar el plan anti-obrero para salir de la crisis; a costa de mayores penurias; la crisis que la paguen los que la causaron, no nosotros los explotados de siempre. No es posible que sigan dándoles dólares producidos por los trabajadores petroleros para que ellos salgan de su crisis con más y más importaciones. Tenemos que nacionalizar el comercio exterior y ponerlo bajo el control de los trabajadores y el pueblo para que se importe sólo lo necesario, y en el corto y mediano plazo, en lo posible sustituirlas con producción nacional. Nacionalización de la banca para que los recursos, el capital, sean invertidos, con el control del pueblo y los trabajadores, para responder a nuestras necesidades y no para el enriquecimiento de los explotadores.

La Unión Nacional de Trabajadores (UNETE) tiene que deslindarse nítidamente de la burocracia sindical afecta a la derecha, las declaraciones en conjunto sólo deben ser por  puntos comunes como en aquellos donde los adecos y copeyanos, por salvarse ellos, defiendan a sus sindicatos, y no al revés, obviando los que no le convienen como la independencia política de la clase obrera y su autonomía frente a instituciones, gobierno y/o partidos políticos. No hacerlo como se plantea es terminar  apoyándolos en su supervivencia con el viejo y maltrecho diálogo tripartito que cohonesta la explotación capitalista de la fuerza de trabajo.

No es el viejo cascarón vacío de la CTV y de las otras centrales sindicales moribundas quienes deben fijar la pauta para el movimiento obrero representando en UNETE en esta época histórica de crisis social, económica y política. La unidad de los trabajadores no puede estar supeditada al contubernio de burócratas sindicales, patronos y gobierno. La unidad de los trabajadores es para suprimir la explotación en estas relaciones sociales basadas en el capital, mediante el gobierno obrero, y eso sólo es posible organizado en su propio partido, es decir, independiente de los partidos de los patronos o del gobierno,  ajenos a sus intereses de clase.