Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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jueves, 11 de octubre de 2012

Un cuarto mandato para Chávez


Un cuarto mandato para Chávez
Un balance de las elecciones presidenciales desde la sección argentina de la CRCI, Partido Obrero

La conclusión principal que emerge de la victoria, por once puntos de diferencia, en las elecciones del domingo pasado, es que Chávez mostró que conserva su blindaje frente a la desorganización económica por la que atraviesa Venezuela, los índices enormes de delitos y la desvalorización de los salarios de los trabajadores de la gran industria y servicios. La campaña internacional de sus adversarios para perforar la fortaleza de Chávez en la gran masa empobrecida no tuvo efecto: el cabeza a cabeza en los resultados, que anunciaron hasta último momento todas las usinas de comunicación del universo, acabó en el ridículo cuando se abrieron las urnas. Si bien Chávez vio reducido su apoyo en siete puntos porcentuales en relación con las presidenciales de 2006, la concurrencia masiva de votantes compensó esa disminución en el número absoluto de los votos. Chávez dio vuelta los resultados, en relación con las parlamentarias de 2010, en dos estados claves como Miranda y Zulia, y solamente perdió en los occidentales Táchira y Mérida.

Por más que Capriles contrató el asesoramiento de estudios vinculados con el gobierno brasileño, lo que se tradujo en un lenguaje ‘social’ y a favor de la “unión nacional”, la campaña demostró que la divergencia básica entre los dos campos enfrentados sigue como en el primer momento. En su programa de gobierno, Capriles declaró que pondría a PDVSA a producir petróleo y abandonar “la cría de pollos o la construcción de viviendas sociales”, que es el núcleo de la asistencia social con la que el chavismo pretende defender “la redistribución de los ingresos”. PDVSA representa la mitad del producto interno de Venezuela y el 95% de sus exportaciones y divisas. El planteo opositor mantiene el objetivo fundamental de la derecha, de internacionalizar a PDVSA y convertir a sus actividades en objeto de beneficio de los fondos financieros internacionales. Chávez desplegó una propaganda enorme para destacar esta diferencia, y hasta se empeñó en una crítica detallada del programa de Capriles.

En honor a la verdad, Chávez inició su gestión, en 1999, con un programa similar al de sus adversarios, con la llamada “apertura petrolera” y un programa de “estabilidad” que podía provocar la envidia del más pintado de los ‘neoliberales’. Pero dio luego un giro radical cuando el precio del barril pasó de 8 a 100 dólares y cuando la movilización popular que derrotó el golpe de abril de 2002 creó un nuevo marco histórico de gobierno. La “redistribución de los ingresos”, que elogia incluso el Banco Mundial, cuando apunta a la menor desigualdad que hay en Venezuela respecto del resto de América Latina; esa “redistribución de ingresos” no ha modificado la estructura de clases de Venezuela ni ha hecho avanzar la industrialización del país que, en realidad, ha retrocedido. Tres semanas antes de los comicios, Chávez convocó a la misma derecha (textualmente) a votar por él, para evitar la guerra de clases y poder conservar sus privilegios.

Bloqueo político

La otra conclusión de fondo de las elecciones venezolanas es el agudo bloqueo político en que se encuentran las masas. No solamente porque el voto a Chávez implica, hasta cierto punto, ‘más de lo mismo’ (desorganización económica, inflación, delitos, empobrecimiento). Una grandísima parte de la clase obrera y del movimiento sindical, que enfrenta la regimentación del gobierno y el congelamiento y manipulación de las convenciones de trabajo, votó en masa por la derecha, en función de su discurso ‘democrático’. Impera la división y por sobre todo la desorientación.

Se está pagando el precio del larguísimo período de seguidismo de la izquierda y el sindicalismo combativo al chavismo. Esta situación es muy pedagógica para comprender la situación en Argentina, donde el Partido Obrero ha llevado adelante una empecinada diferenciación política del kirchnerismo y logrado, sobre esta base precisamente, una fuerte penetración en el movimiento obrero, la juventud e incluso la ‘opinión pública’ en general.

El bloqueo de la situación política venezolana se manifiesta en el extremo que ha alcanzado la ausencia de una sucesión política de Chávez. De aquí en más están previstas diversas elecciones parciales (gobernadores, municipales, parlamentarias) donde son previsibles derrotas de oficialismo, algo que seguramente neutralizará el alcance político de los resultados del domingo pasado. Chávez advirtió que “profundizaría la revolución”, en alusión a aumentar la jurisdicción legal de las juntas comunales, que operan al margen de las autoridades municipales e incluso los gobernadores. Aunque defienda la Constitución Bolivariana, cada vez que abre la boca, Chávez anuncia un conflicto constitucional de peso. Consciente de su lugar único en la política de Venezuela, Chávez ha limitado la sucesión política de su gobierno a una situación de crisis, que podría ser causada por su incapacidad para gobernar como consecuencia de su enfermedad. En ese caso, el árbitro de la sucesión no será el partido de gobierno, ni las juntas comunales, ni cualquier otra encarnación ‘militante’, sino las fuerzas armadas.

Chávez ha establecido para esto, recientemente, un Consejo de Estado, que se haría cargo del gobierno en esos casos. Capriles procuró, vanamente, acercarse a las fuerzas armadas, cuando anunció que nombraría, en caso de ganar las elecciones, a un general en actividad como ministro de Defensa. Fue el ejército -más precisamente, la brigada de paracaidistas- el que zanjó la crisis provocada por el golpe de Estado de abril de 2002. Desde entonces, el chavismo homogeneizó la cúpula militar, pero es menos claro el impacto que podría estar teniendo la desorganización económica en los escalones inferiores de las fuerzas armadas.

Estabilidad política

La victoria de Chávez no hizo fruncir el ceño al establishment capitalista internacional. Y con razón. A partir del ingreso de Venezuela al grupo de países que colaborará con las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las Farc, el gobierno de Chávez se ha convertido en una pieza de estabilidad política para el conjunto de intereses capitalistas que operan en la región. Lo mismo vale para su ingreso al Mercosur, que somete a Venezuela a reglas capitalistas inconfundibles. Los conflictos internacionales en los que está involucrado el gobierno de Chávez no dependen de lo que ocurra en Venezuela sino de una vasta negociación internacional, que involucra a China y Rusia, y que tiene dividido al establishment norteamericano.

Las contradicciones del ‘modelo’ bolivariano y el avance de la crisis mundial, podrían minar a corto plazo la gobernabilidad del país. PDVSA se encuentra en situación de semi-quiebra: uno, como consecuencia de una deuda externa creciente; dos, por un déficit operativo debido al desfasaje del tipo de cambio, que deberá llevar a una nueva devaluación de la moneda nacional. Esta situación podría verse fuertemente afectada por el desarrollo, por ejemplo, de la crisis en China, gran demandante de petróleo, y del ingreso de Irak como oferente al mercado petrolero mundial; de un modo general, pareciera que las mineras y combustibles estarían enfrentando un nuevo ciclo bajista.

El estudio de la experiencia venezolana refuerza la conclusión que señala la necesidad imperiosa de una enérgica diferenciación socialista respecto del nacionalismo y por la emancipación de la tutela política de este nacionalismo sobre la clase obrera y los explotados. La preeminencia del nacionalismo, en la medida en que bloquea la intervención independiente de las masas, empuja a muchos sectores de ellas, en circunstancias económicas desesperantes, a la derecha. La tarea de la izquierda revolucionaria es desarrollar y potenciar la tendencia de los explotados a una acción histórica independiente.

martes, 9 de octubre de 2012

Balance de las elecciones - Por una alternativa de los trabajadores


Balance de las elecciones
Por una alternativa de los trabajadores
Se reafirma la necesidad de construir un frente de luchadores que sea independiente del gobierno y de la oposición de derecha

El resultado electoral del chavismo
El triunfo de Chavez por casi millón y medio de votos y una abstención que baja de 25% a 20%, refleja la influencia del chavismo en los venezolanos. Los resultados también demuestran que el PSUV funcionó muy bien como aparato electoral, inclusive con la creación de REDES (alianza de varios grupos de la ultraizquierda, de grupos de protesta en las comunidades y hasta de lumpen, con una fuerte inyección de dinero por parte del propio PSUV) que recogieron alrededor de 200.000 votos, les fue funcional junto a la reconstrucción también, en base a dinero, de los restos del PPT y Podemos, y el inefable PCV. Lo anterior demuestra la neutralización de la izquierda –en porcentaje aportaron esta vez menos que en la elección de 2006–, y lo que resulta más vergonzante: pagados por el gobierno. Demás está decir el ventajismo a través de los organismo públicos, la coacción a sus empleados como con la “colaboración” de un día de salario y los días libres para asistir a las marchas o la campaña, y la abusiva campaña desde los medios de comunicación oficiales.

El resultado electoral de la oposición de derecha
Es notable el avance en votos al candidato de los halcones y de la derecha recalcitrante, el cual  se expresó primeramente por la tarjeta del “todos unidos” (AD y COPEI entre ellos pero también Bandera Roja) de la MUD, seguido de los apoyadores de Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, sin embargo Capriles en su discurso trazó una política complementaria o semejante a la de Chávez. Comparativamente con las presidenciales del 2006, la derecha pasa de captar del 36,9% en ese momento al 44,5% en esta oportunidad. Con todo no logra llegar al 45,01% de las elecciones parlamentarias del 2010. En ese momento el chavismo resultó derrotado en votos a los que le hacían oposición electoral, no así en el número de diputados obtenidos a la AN. Este aumento de la votación a la derecha sigue siendo el resultado de los errores y del desgaste del gobierno bolivariano en vez de algún convencimiento por parte de la derecha al electorado.

El resultado electoral en la oposición de izquierda
La campaña electoral de Chirino, lamentable y literalmente, fue testimonial. Intentó realizarla meramente a través de los medios los cuales fueron renuentes a tomarlo en cuenta. No participó ni se enlazó a las numerosas luchas nacionales o regionales de los trabajadores o de sectores o comunidades en conflicto, que como cosa notable las están llevando a cabo las bases chavistas y a las que se les hubiera podido haber propuesto el mensaje de la independencia de clase. Tampoco realizó un acto público nacional.

La izquierda subordinada a Chávez criticó implacablemente la candidatura de Chirino pero hizo mutis respecto a la campaña de Chávez donde hasta la demagogia socialista se borró para convertirla en slogans como el corazón de la patria, o el descalificativo de majunche, o su llamado al voto por Obama, o la confesión de que a la burguesía le conviene la continuación del gobierno. La afirmación de Chavez acerca de la inviabilidad de la dictadura del proletariado o el oprobioso encarcelamiento de Julián Conrado, una de las más patentes violaciones a los derechos elementales de una persona, sirvieron para que esta izquierda demostrara aún más su postración ante Chávez.

4.000 votos, sin embargo, recibió la opción del gobierno de los trabajadores y la independencia de clase. La izquierda subordinada a Chávez se burla por haber quedado Chirino de último como si los votos de María Bolívar, o mejor los de Chávez, fuesen por la independencia de clase de los explotados frente a la burguesía.

Un balance para los explotados a partir de los resultados
Las perspectivas son sombrías ante el descomunal endeudamiento y los compromisos de pagos en dólares o en petróleo, con el añadido de la venta de oro –cuando el oro se está revaluando– debido a las penurias fiscales. A pesar del cuantioso ingreso por el precio del petróleo a más de 100 dólares el barril, la improductividad tanto de la industria como del agro, la falta de dinero para invertir en gas (imprescindible para cerrar la sangría en diesel de los ineficientes generadores eléctrico que lo consumen) o en la misma producción petrolera para incrementar en 3 millones la producción diaria, la debacle de las empresas básicas, las nacionalizadas ampliamente ineficientes debido a sus direcciones burocratizadas y corruptas, todo conlleva a una nueva devaluación para paliar el déficit y la entrega de los recursos mediante acuerdos bilaterales con los gobierno del Mercosur, así como también a las burocracias china, rusa o iraní.

El triunfo de Chávez representa, adicionalmente, una garantía a la regimentación del movimiento obrero con su bufa Central Bolivariana de Trabajadores. Ahora sí veremos con mayor amplitud el equivalente a la CTV  con burócratas ávidos de espacios de control e intervención sindical mientras las inspectorías del trabajo siguen cumpliendo su papel de aguantadores de los patrones. En cómo intervenga la izquierda clasista al seno del movimiento obrero, donde éste se encuentre, significará en mucho cómo pueda servirle de alternativa a los explotados que, aún ilusionados en el populismo del nacionalismo burgués desgastado, de seguro se plantarán firmes por evitar que sus derechos y reivindicaciones sean conculcados con el visto bueno del bipartidismo para que los capitalistas y su Estado puedan seguir siendo salvados en medio de la bancarrota mundial del capital. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores sigue siendo la única alternativa de aglutinamiento y oportunidad de la izquierda clasista venezolana. Estamos todavía a tiempo en activarnos para conseguirlo. 

domingo, 30 de septiembre de 2012

Sobre las respuestas de El Topo Obrero y Ricardo Galindez a una carta nuestra


Sobre las respuestas de El Topo Obrero y Ricardo Galindez a una carta nuestra

El pasado 25 de agosto publicamos una carta dirigida a las organizaciones que respaldan la candidatura de Orlando Chirino,  proponiendo la creación de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores como herramienta organizativa y de lucha hacia un gobierno de los trabajadores[1]. El Topo Obrero nos dio su respuesta el 10 de septiembre[2].

Lo primero que se concluye de los compañeros de ETO en su respuesta es la abundancia autoproclamativa a sus llamados a la unidad: 

“En nuestro programa de propuestas, y en numerosos artículos publicados … hemos sostenido llamados a las direcciones políticas y sindicales y a todas sus bases, para unificar  fuerzas sobre la base de un plan único de propuestas…

En nuestra documentación hemos propuesto debatir más allá del tema electoral, con vista a la conformación de una dirección clasista, que con método marxista sepa dar respuesta correcta a los diversos conflictos que se vienen desarrollando y los que a futuro tenemos en puertas, a nivel nacional e internacional.

Nuestro llamado está dirigido desde hace años a las organizaciones obreras y populares, a sus direcciones  y por supuesto y con relevancia a las bases de todas estas organizaciones y movimientos,

La lista sería muy larga a enumerar, sobre las demostraciones que durante años hemos venido dando y … nuestro compromiso por construir el partido de la revolución”

Sin embargo, cuando se trata de definiciones sobre concretar tales llamados a la unidad con otras organizaciones los compañeros de ETO reflejan todo un galimatías:

“Dependiendo de la unidad que acordemos desarrollar Proponemos que  con ponernos de acuerdo si la unidad a desarrollar y que debe traspasar el proceso electoral es para un Frente Estratégico, es decir de construcción de una Dirección Política Revolucionaria de Masas y entonces debemos discutir y ponernos de acuerdo no solo, sobre un mínimo de análisis nacional e internacional,… o es un Frente Único Revolucionarios de carácter nacional y entonces las discusiones se “reducen” al plano nacional.”

¿Qué se puede sacar de aquí? Que hay frentes estratégicos y otros que no son. El primero significa discutir y ponerse de acuerdo sobre un máximo nacional e internacional, el segundo por su carácter nacional es meramente táctico Sin duda los dos son frentes del embrollo

Ahora, ¿los compañeros de ETO se pasearon por los tres puntos que exponíamos para tratar el tema de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores? Aún más, ¿entienden el aspecto electoral coyuntural para que la izquierda clasista avance deslastrándose del chavismo que no es otra cosa que el nacionalismo en el marco burgués?

Un compendio de confusión

Podemos comenzar por donde mejor veamos las posibilidades y hasta combinar los objetivos sean tácticos o estratégicos, para agarrar una punta por dar los primeros paso, un Comando Nacional Unificado de Trabajadores en Lucha que debería surgir de un Encuentro o Congreso Nacional de Trabajadores por la Discusión de los Contratos Colectivos.

Lo que pudiera ser la conclusión metodológica de la actuación de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores la exponen a manera de ejemplo como “una punta por dar los primeros paso”. Ir más allá en los compañeros de ETO se resumen en 7 puntos que deberíamos todas las organizaciones por un FIT en estar de acuerdo. Sobre Libia y Siria pareciera girar lo importante en el tema internacional entonces. Sobre Egipto como en Yemen, en lo que resta del  medio oriente y norte de África o la situación que van sufriendo las masas españolas, griegas y portuguesas, las luchas del proletariado chino, son muy importantes también pero ellas no ameritarían fijar una posición de conjunto, salvo enmarcadas en “la crisis internacional”. ¿Es eso lo esencial en considerar discutir de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores?

Cuando colocamos nuestros 3 puntos a ser discutidos lo hacíamos con base a los que no une como izquierda clasista. ¿Está ETO en contra o a favor de accionar de conjunto con otras organizaciones en función de lo siguiente?

1. La fusión de la izquierda y del socialismo con el movimiento obrero por medio de un programa de reivindicaciones transitorias; 2. La independencia de la clase obrera como alternativa a los movimientos nacionalistas; 3. El reconocimiento de la dominación política de la clase obrera que lleva implícito la destrucción del Estado burgués vigente.

Tratemos de dejar las cosas en claro, el FIT no es el partido revolucionario de los trabajadores, tampoco pretende sustituirlo. La coyuntura electoral es el motivador de que se pueda estructurar tal frente porque podemos ofrecerles a los trabajadores una salida independiente como clase a las versiones de la derecha en disputa, defensoras del Estado, que perdure más allá de la fecha del 7 – O . No aprovechar el momento que nos “regala” la “democracia burguesa” para ir unidos en función de lo concreto de los trabajadores como clase con independencia política resulta en continuar actuando en donde nuestras parcelas plenas de sectarismo se manifiestan.

No somos campeones de la unidad, sólo entendemos como crucial tarea del momento la de emprender una alternativa de independencia de clase.

Hace días, raudo, con una velocidad que sorprende, Ricardo Galindez nos comenta lo siguiente, sobre…  ¡Argentina! a partir de un artículo del Nuevo Mas catalogando como fracaso del FIT conformado por el PO, IS y PTS por las planchas en las elecciones sindicales de los trabajadores del ferrocarril:

“La unidad que nos planteamos debe ser sobre bases o propuestas políticas concretas para no sembrar falsas esperanzas que se conviertan en tempestades destructivas

Les reenvío este correo porque cuando nos hablan de un FIT, me llegan a  la mente informaciones  que como esta, nos dicen que la unidad no se puede dar a empujones. La lucha social nos da muchas oportunidades de construirla, pero la desperdiciamos...

Ricardo Galindez demuestra los temores en lo que se puede hacer; a su entender la posición correcta la tiene el Nuevo Mas, meramente declarativa porque no participa con algo u alguien en los sindicatos del ferrocarril argentino, menos en el FIT y termina despreciando la posibilidad de hacer alguno en nuestro país, y para no verse de sectario junto a ETO nos proponen 7 puntos donde sólo falta discutir el Capital de Carlos Marx.

Lo preocupante es a qué obedece tal desorden para saber qué es lo que quieren. La respuesta que nos dirigía El Topo Obrero también iba a Aporrea y a chavistas desbocados como Stalin Pérez. Tras ese enredo están bien claros con quienes tienen esperanzas.

José Capitán

[1] http://opcion-obrera.blogspot.com/2012/08/para-que-haya-un-gobierno-de.html
[2] http://csr-eltopoobrero.org/?p=3070

lunes, 17 de septiembre de 2012

VOTEMOS A CHIRINO PARA PRESIDENTE, CONSTRUYAMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y LOS TRABAJADORES




VOTEMOS A CHIRINO PARA PRESIDENTE, CONSTRUYAMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y LOS TRABAJADORES

El 7 de octubre se escoge entre las alternativas de un nacionalismo impotente en el gobierno, la oposición de derecha proimperialista, y la candidatura de Orlando Chirino, candidato a presidente por el PSL.

Entre las dos primeras, una se disfrazó de roja pretendiendo reordenar al país sin hacerle pagar a los capitalistas su fracaso, la otra representa directamente el retroceso porque ya fracasaron antes de quienes gobiernan.

La alternativa de Chirino presenta un programa de salida a la crisis causada por los que han gobernando al país, planteando un gobierno de los trabajadores. La propuesta de un frente electoral como respuesta a la descomposición del Estado capitalista, no basta, exige estructurar una organización de los trabajadores, la necesidad de su independencia política y la lucha por conquistar el poder.

Parte de la izquierda solo siente el temor al avance de la oposición de derecha y no ve que el triunfo de Chávez  favorece a la derecha endógena, la cual se fortalece cada vez más bajo su protección. Bajo ambas direcciones la izquierda revolucionaria no prospera, mientras tanto el país va directo a su ruina económica.

Es necesaria una alternativa a las dos camarillas enfrentados por seguir utilizando el país para su beneficio, es preciso materializar un Frente de Izquierda y de los Trabajadores con un plan mínimo de lucha coordinado por las agrupaciones que asumen la candidatura de Chirino y que atraiga a las bases que se sienten estafados por las direcciones reformistas de sus organizaciones.

Hubiese sido un gran paso adelante coordinar una Campaña Nacional por una comisión elegida por los trabajadores y los vecinos afectados que determine las causas y los responsables de la Explosión en Amuay; otra que denuncie el secuestro de Julián Conrado y por su Libertad Inmediata; también por un Aumento General de Sueldos y Salarios; por la Reducción de la Jornada Laboral; por el Fin de la Tercerización, la Flexibilidad Laboral y la Precarización de la Fuerza de Trabajo; y por el derecho a que las Contrataciones Colectivas, sobre todo en la administración pública pero también en la empresas privadas, de una buena vez se discutan y se aprueben a satisfacción de los trabajadores.

EL FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES TRASCIENDE A LOS RESULTADOS ELECTORALES DEL 7 DE OCTUBRE.

TODAVÍA ESTAMOS A TIEMPO DE ORGANIZARNOS BAJO UN PLAN COMÚN DE LUCHAS Y ASÍ SER UNA REFERENCIA DE IZQUIERDA CLASISTA QUE PUEDA DARLE RESPUESTA A LA DEBACLE CAPITALISTA QUE SE AVECINA CON CUALQUIERA DE LOS DOS CANDIDATOS DE LA POLARIZACIÓN.

PARA OFRECER UNA ALTERNATIVA DE INDEPENDENCIA DE CLASE A LOS EXPLOTADOS DEBEMOS FORMALIZAR BAJO OBJETIVOS CONCRETOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES.

Opción Obrera, 15 de septiembre de 2012

jueves, 6 de septiembre de 2012

Vamos con Chirino


Vamos con Chirino*

En las elecciones que tendrán lugar en Venezuela a principios de octubre próximo, se producirá un choque político de fuerzas cuya importancia no se puede negar. Reducirlas a un enfrentamiento entre “dos fuerzas patronales” raya en una vulgaridad que ofende. Los que incurren en ella eran, hasta hace poco, simpatizantes más o menos fanáticos del chavismo, al cual veían hasta como una encarnación posible de la revolución proletaria. El eufemismo “fuerzas patronales” tampoco aclara nada, porque han habido -y siguen habiendo- movimientos populares de contenido burgués (dirección pequeño burguesa, civil o militar), que chocaron con otros igualmente ‘patronales’, pero reaccionarios. Es precisamente lo que ocurrió en Venezuela, por ejemplo, en 1958 -con el levantamiento popular-militar contra el dictador pro-yanqui Pérez Jiménez- y luego con la tendencia bolivariana. En resumen, el nacionalismo de contenido burgués, por un lado, y el gorilismo, por el otro, no ocupan el mismo lugar histórico en la lucha de clases de los países dependientes. Lo que se debe subrayar siempre es la independencia total del movimiento obrero, en especial cuando apoya las movilizaciones populares impulsadas por la pequeña burguesía nacionalista.

Lo que distingue al enfrentamiento electoral en Venezuela que se desarrolla en este momento no es la ‘naturaleza’ burguesa de los contendientes, sino que el chavismo ha agotado sus tendencias movilizadoras y es, por sobre todo, un chaleco de fuerza para el movimiento obrero independiente, como lo demuestra la proclamación de la Central sindical estatizada, por un lado, y el descabezamiento de los “controles obreros” independientes que se habían establecido en las empresas nacionalizadas, por el otro. El chavismo ha dejado de representar hace mucho a un movimiento que se apoya en la movilización de las masas, para ser un factor de regimentación y de estatización de sus organizaciones. Por esta vía de regimentación, el chavismo es el principal preparador de una gran derrota de las masas a manos de la derecha; en su dirección predomina, por lejos, la llamada ‘derecha endógena’. Es lo que ocurrió con el peronismo argentino en 1955 y 1976, que se entregó a la derecha sin pelea o fue cómplice de ella.

Fuera de las ‘luminarias’, se presenta el Partido Socialista y Libertad, una organización trotskista con un programa de independencia de clase y con candidatos que participan en la experiencia del movimiento obrero anti-estatizante, encabezado por Orlando Chirino. El PSL es políticamente solidario de Izquierda Socialista, que integró el Frente de Izquierda en Argentina en 2011. Un voto por el PSL sería testimonial, pues no incide en el desenlace de una elección que es políticamente relevante. Llamamos, sin embargo, a ejercer este voto testimonial. Es que del mismo modo que consideramos una manifestación de “enorme” atraso político el hábito de votar en blanco o por sectas estériles, en cualquier lugar y circunstancia, sin tomar en consideración las oportunidades que ofrecen los virajes que la crisis mundial produce en las situaciones de los diversos países y de las masas, sería un error no tomar en cuenta con la mayor seriedad e interés los esfuerzos que se realizan en el campo de la vanguardia obrera de Venezuela por poner en pie una alternativa propia. En Venezuela, la izquierda ha ido a la rastra del chavismo por casi una década -cómo no apreciar, entonces, que intente dejar de hacerlo, incluso si es en los márgenes del campo electoral.

Desconocemos si el PSL llega a estas elecciones armado de un balance político de la experiencia chavista y de su propia política. En las parlamentarias pasadas, sus candidatos se presentaron en la lista de un partido, el PPT, que abandonó un chavismo orgánico por un acercamiento a la oposición gorila. El nombre PSL no es una buena elección, porque remite a un partido de camarillas en Brasil, el PSOL, de cuño oportunista y democratizante, en donde militan los camaradas brasileños del agrupamiento venezolano, el cual llevó a una senadora clerical como candidata a la presidencia. La combinación de socialismo y libertad tampoco es afortunada, porque niega el carácter autoritario de la revolución proletaria, por mayoritaria que sea la revolución. La dictadura proletaria es, a la vez, la forma más amplia y elevada de democracia en la historia, pero -por sobre todo- un ejercicio autoritario contra la clase explotadora. La expropiación del capital no es un acto democrático, no recurre al referendo para sustituir la vía de los hechos. La corriente que forma el PSL apoyó la expropiación de los capitales privados de medios de comunicación por parte del chavismo, lo que no suena a algo libertario. La afirmación de una posición democratizante arriesga convertir a la izquierda en una de las patas del régimen político burgués.

El PSL simplifica la crisis venezolana como una “polarización entre dos opciones capitalistas” (Chirino, en Primicias24.com, 16/8). A juicio de Chirino: “las candidaturas de Chávez y Capriles representan la continuación del capitalismo en Venezuela”. Tanto el puntofijismo que representa el candidato de la Mesa de Unidad Democrática, como el actual presidente, que lleva 14 años gobernando, han destruido el país…” (ídem). No son, sin embargo, ‘destrucciones’ del mismo carácter -uno representa al imperialismo; el otro, el fracaso del nacionalismo de contenido burgués. Este signo igual entre chavismo y gorilismo toma un tono más peligroso en una declaración del Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess), uno de los nucleamientos sindicales opositores, de cuya dirección participa Chirino, que dice lo siguiente: “Es indispensable la salida de este gobierno del poder, para avanzar en la lucha por los derechos de los trabajadores (…) Estamos cerca de una gran oportunidad de poner al gobierno en una situación de confrontación con el electorado y la decisión popular del pueblo venezolano, que sabrá escoger su propio destino” (Primicia 24). Con la excusa democrática, el Fadess llama al derrocamiento del chavismo por parte de los gorilas. Es cierto que el gorilaje tiene una base popular, cortesía del chavismo, que ha perseguido en forma sistemática a numerosas categorías de trabajadores. Pero su contenido no autoriza a caracterizarla como democrática, sino como derechista. Algo parecido ocurrió en la Argentina, cuando los partidos hermanos del PSL apoyaron la movilización sojera.

La izquierda venezolana en su conjunto debería proceder a un balance político. La corriente que forma el PSL repudió el levantamiento de Chávez, en 1992, que fue acompañado por una semi-insurrección popular (Izquierda Unida y el MST de Argentina salieron en “defensa de la democracia”), pero luego se hizo chavista y caracterizó al proceso bolivariano como “revolucionario”. Debería decir cuándo y por qué dejó de serlo. Empeñó sus esfuerzos en construir una central sindical independiente, la Unete, pero bajo la sombra o el aliento del gobierno chavista -el cual, por supuesto, hizo naufragar el intento. Los compañeros del PSL están impulsando una campaña internacional de firmas en su apoyo, a la que adherimos en nombre de la independencia obrera, pero sin convocar a un debate sobre la estrategia de conjunto a la que debería servir ese apoyo. En las filas del PSL no solamente hay luchadores, sino también mártires -tienen sus Mariano Ferreyra, obreros asesinados por el sicariato patronal, lo cual el gobierno chavista nunca quiso esclarecer.

Llamamos vigorosamente a votar por el PSL, en función de la tarea más decisiva para el movimiento obrero de Venezuela -construir un gran partido obrero y socialista.

Jorge Altamira

* Publicado en Prensa Obrera, periódico semanal de Partido Obrero de Argentina, en su edición N° 1.238 del 6 de septiembre de 2012. http://po.org.ar/po1238/2012/09/06/vamos-con-chirino/

Adonde va Venezuela


Adonde va Venezuela*

Las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre, en Venezuela, son observadas con mucha atención, por el impacto político que tendrán en América Latina (y no sólo), cualesquiera sean sus resultados. Hugo Chávez enfrenta en las urnas, por primera vez en la larga década de su gobierno, a una oposición unificada. Los llamados ‘escuálidos’ siguieron una línea golpista hasta una fecha tan avanzada como el año 2007, cuando Chávez ya tenía siete años de gobierno. Luego hicieron un repliegue hacia la legalidad electoral sin mayores alcances, pero a partir de ahí obtuvieron dos éxitos significativos: primero, derrotaron un intento de Chávez de reformar la Constitución y, luego, ganaron, en términos de votos, las parlamentarias y a gobernadores hace dos años. En las primarias en las que eligieron a su candidato, Henrique Capriles, los opositores unificados consiguieron una concurrencia elevada, alrededor de tres millones de electores -cuando el padrón electoral de Venezuela acoge a quince millones de votantes. Chávez carga la mochila del cáncer que le fue tratado durante varios meses. Si la sospecha de que persiste se confirma, en octubre no se estaría votando su candidatura, sino la de su sucesor -el cual, de acuerdo a la Constitución venezolana, recaería en la persona que designe Chávez, incluso después de electo. La masa chavista, sin embargo, no aprecia políticamente a ninguno de los que podrían ocupar ese lugar -a los que el lenguaje popular ha designado como “derecha endógena”. Chávez tiene esto muy claro, por lo que ha adoptado medidas excepcionales para la eventualidad de su desaparición física.

Las puertitas de la oposición
Los sondeos de opinión -muy cuestionados- le dan la victoria a Chávez, pero también registran un acortamiento de las distancias. El viernes pasado, en un discurso ante delegados de la Central sindical estatizada, Chavéz reconoció el progreso de Capriles y anunció que la diferencia en la intención de votos a su favor era inferior a la que él hubiera deseado. Henrique Capriles, que le ganó al chavismo el importante estado de Miranda hace tres años, está desarrollando un activismo extraordinario -entre otras cosas para acentuar una contraposición morbosa entre su salud, en apariencia robusta, y las dificultades de Chávez. Pero en sus comicios reúne una cantidad apreciable de gente -esto a pesar del monopolio apabullante de los medios de comunicación chavistas, de la cesión obligatoria de espacios a la propaganda del gobierno y del uso de la cadena nacional para exhibir al Presidente durante un tiempo horario ilimitado. Ocurre algo parecido a lo que pasó en Argentina en 2008, cuando el movimiento del capital sojero reunió a mucha gente, lo que se reflejó luego en la derrota del kirchnerismo en 2009. Algunos sectores de izquierda toman esta circunstancia para caracterizar el apoyo a Capriles como democrático, pero se trata de un error, porque su dirección es oligárquica. América Latina conoció muchas experiencias ‘democráticas’ de ese tipo, como el derrocamiento del nacionalista boliviano Villarroel, en 1946, o de Perón, en 1955. De todos modos, la unidad de la oposición es, en gran medida, una fachada. Bajo el asesoramiento de un ex jefe del partido comunista que se pasó al ‘neoliberalismo’, como tantísimos de sus congéneres, Capriles desarrolla una campaña de ‘paz y amor’, a la Lula, apoyado precisamente por una consultora brasileña ligada al gobierno de Roussef. También Chávez tiene asesoramiento lulista (como lo tuvieron el peruano Humala, el salvadoreño Funes y el hondureño Zelaya) -es decir que Brasil ha puesto sus huevos en las dos canastas.

La derecha de la oposición rechaza la orientación ‘petista’ de Capriles: como descuenta una derrota electoral, reclama una campaña violenta, que denuncie el derrape de Venezuela hacia el comunismo y el castrismo, de modo de preparar las condiciones para un retorno a los métodos golpistas -en especial si, como anhela, Mitt Romney se alza con la presidencia en Estados Unidos. Advertido de la operación republicana, Obama declaró, recientemente, que “Venezuela no representa una amenaza a la seguridad de Estados Unidos”. Tampoco podía decir otra cosa, después de la venia que le había dado al colombiano Santos para que se embarque en conversaciones con las Farc, con la mediación de Cuba y Venezuela. Obama es el gestor principal de estas conversaciones -como lo ha dejado en claro la Cancillería norteamericana. El ingreso de Venezuela al Mercosur y el inicio de conversaciones con las Farc representan dos auxilios políticos a la campaña de Chávez, que han dejado en minoría a los sectores más recalcitrantes del ‘establishment’ internacional. Pero también sirve a las ‘palomas’ de la oposición venezolana, que han evitado pronunciarse contra un hecho como contra el otro, para poder ser vistas como un recambio que respetaría los acuerdos internacionales.

Nacionalismo en ruinas
La campaña electoral apenas logra disimular las dificultades insalvables por las que atraviesa el régimen chavista (el chavismo es una organización ‘sui géneris’ del poder estatal, no solamente un gobierno). Lo ponen de manifiesto las sublevaciones y matanzas en las cárceles, la violencia cotidiana y el reciente incendio de una de las refinerías más grandes del mundo. El régimen chavista, como tal, se encuentra en pleno desbande. La diferencia histórica del chavismo y los ‘escuálidos’ -si la renta petrolera debía servir para financiar el gasto asistencial de las mayorías empobrecidas o alimentar a los accionistas internacionales- concluye en una situación de desorganización económica descomunal, obsolescencia de PDVSA, despilfarro de gastos sociales y una desvalorización espectacular de los salarios de la clase obrera. Lo singular de la situación de Venezuela es que una victoria bolivariana sólo serviría para dejar al desnudo esta desorganización y precipitar una crisis política. El precio elevado del petróleo, como ocurre en la Argentina con la soja, es visto como una carpa de oxígeno para el régimen -entendido así tanto por el oficialismo como por la oposición, pero opera, en realidad, como un factor adicional de disolución económica. Es que acentúa, por un lado, los desequilibrios internos (desindustrialización y dependencia del petróleo) y, por el otro, la tendencia al despilfarro. El flujo de dinero no puede superar la debilidad estructural del capitalismo nativo en todas sus manifestaciones. La pretendida eliminación de los intermediarios comerciales, por medio de mercados estatales, no ha hecho la menor mella en una inflación que supera el 20% anual. A pesar de la cotización del petróleo, el déficit financiero y operacional de PDVSA se acentúa y la obliga a recurrir a deuda externa. Es que la inflación catapulta sus costos de producción; PDVSA liquida sus divisas en el mercado oficial, el cual está un 50% por debajo del paralelo. El incendio de la refinería de Amuay es una manifestación de este desgaste, lo mismo que la incapacidad para financiar una refinería en Pernambuco, con la que se había comprometido con Brasil. El chavismo enfrenta este desbarajuste con la reducción relativa de los salarios de los trabajadores petroleros, quienes ganan entre 2.500 a 3.000 pesos argentinos. No sorprende, entonces, que el gobierno ejerza una brutal regimentación contra los sindicatos y persiga a los activistas independientes y clasistas. El contrato colectivo petrolero se aprobó apenas hace mes y medio, luego de estar vencido desde octubre de 2011. Se logró por la presión de sus trabajadores, que obtuvieron un incremento irrisorio de 30 BsF a la firma y 10 bolívares más en enero de 2013. Esto demuestra que los trabajadores, sean o no chavistas, no dejarán de luchar a pesar de la descarnada regimentación en la que se encuentran. Los trabajadores de Sidor le hicieron doblar el brazo, la semana antepasada, cuando se comenzó a discutir un convenio demorado por treinta meses.

El oficialismo, no importa lo que digan sus encuestas, también se prepara para lo peor: una derrota electoral o, alternativamente, un resultado disputado. Chávez ha nombrado un Consejo de Estado, el que no había figurado como institución a lo largo de su gobierno. Es decir que contempla -en caso de derrota, incertidumbre o una fatalidad personal- el pasaje del gobierno a los militares. En efecto, las fuerzas armadas son la médula o el hueso duro del régimen bolivariano; por eso el choque más importante dentro de la oposición es, precisamente, la cuestión militar, que la extrema derecha quiere abordar con depuraciones y expulsiones. Los izquierdistas que describen al gobierno bolivariano como un ‘empoderamiento’ del pueblo, se hacen los distraídos acerca de su naturaleza militar. Si una disputa por los resultados -como ocurrió con el referendo sobre la Constitución, en 2008- desatara una crisis política, una de las alternativas probables será la mediación internacional de Unasur -a eso se deben los guiños de la oposición al bloque regional. Semejante mediación sería terminal para el gobierno actual, pues sería un reconocimiento de su falta de sustentación.

En los círculos cerrados de la oposición también se evalúa la situación post electoral, en especial porque una derrota neta la condenaría a un largo ostracismo y dejaría sin salida a la burguesía local que la apoya. El ex presidente de Colombia, Uribe, ya ha empezado una agitación golpista contra Santos, la que está dispuesto a convertir en regional. Los golpes que derribaron a Zelaya y a Lugo han sido mistificados como ‘parlamentarios’, pero -en realidad- fueron golpes militares, activo en el caso de Honduras, y ‘neutral’ en el de Paraguay.

Nuestra posición
Cuando, en abril de 2002, las masas salieron a la calle contra el golpe y ganaron la adhesión de las tropas, Venezuela asistió a una irrupción histórica del pueblo, aunque sin una traducción independiente en el campo político (al salir de la prisión, Chávez las llamó a “volver a casa”). Lo mismo ocurrió en enero del 2003, cuando la clase obrera petrolera enfrentó el sabotaje petrolero de los agentes internacionales en PDVSA. Ese fenómeno popular es cosa del pasado; ahora se reúnen multitudes regimentadas. Se trata de una distinción fundamental a la hora de determinar una política socialista, porque apoyar a las primeras manifestaciones, con banderas propias, sirve para desarrollar la experiencia del pueblo; en cambio, hacerlo con las segundas es, simple, seguidismo y abandono de los objetivos estratégicos. La experiencia nacionalista en Venezuela dio lo que podía, ahora se encarna en un régimen fosilizado. Es lo que habría que explicar, en nuestra opinión, a los trabajadores.

Jorge Altamira

* Publicado en Prensa Obrera, periódico semanal de Partido Obrero de Argentina, en su edición N° 1.238 del 6 de septiembre de 2012. http://po.org.ar/po1238/2012/09/06/adonde-va-venezuela/

sábado, 25 de agosto de 2012

Para que haya un gobierno de trabajadores necesitamos un Frente de Izquierda y de los Trabajadores


El  Partido Socialismo y Libertad, El Topo Obrero, la Liga de Trabajadores por el Socialismo, la Unión Socialista de Trabajadores y Opción Obrera debemos auto-convocarnos a una reunión urgente
Para que haya un gobierno de trabajadores necesitamos un Frente de Izquierda y de los Trabajadores

Un Gobierno de los Trabajadores sin “un partido de la clase trabajadora capaz de superar la contención del chavismo” [1] sería otra variante nacionalista. La propuesta de un frente electoral sin plantear y concretar un FIT (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) es un acto de integración al Estado capitalista porque no plantea la lucha por estructurar la independencia política de los trabajadores contra la clase capitalista y se desliza hacia un partido laborista tipo Partido de los Trabajadores brasileño que triunfó llevando a Lula a la presidencia, no sólo respetando toda la normativa burguesa sino peor aún, fortaleciéndola. Un partido obrero revolucionario es lo que se impone como estrategia para avanzar hacia la dictadura del proletariado.

De las agrupaciones que apoyamos la candidatura de Orlando Chirino, militante del PSL, Partido Socialismo y Libertad, hemos recogido las declaraciones de El Topo Obrero, la Liga de Trabajadores por el Socialismo, y la Unión Socialista de Trabajadores, también la nuestra en una edición extraordinaria de nuestro periódico, Opción Obrera N° 24, para ver, lamentablemente, que sólo nosotros proponemos debatir algo más allá del tema electoral con la vista hacia adelante a partir de ahora y no después del 7 – O.

Extrayendo, sin embargo, algo muy ceñido de las declaraciones de las tres organizaciones que suscriben la candidatura en lo más esencial, la necesidad de un gobierno de los trabajadores, desde Opción Obrera proponemos que se dé una reunión que discuta la posibilidad de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores que incluya a los compañeros del PSL. Creemos que podemos avanzar al respecto tomando en consideración, aunque para nada exclusivo, lo propuesto por nosotros sobre ese tema. Es un paso adelante dar el apoyo a esta candidatura presidencial pero tenemos que precisar un avance colectivo. Cuando los compañeros de la UST plantean “constituir este Frente Electoral Obrero con otras corrientes del movimiento obrero y popular que coincidan con esta propuesta” [2] nos estamos quedando cortos con las perspectivas que se nos abren pues consideramos que es un intento de Lulismo en Venezuela; “multiplicar los alcances de un mensaje verdaderamente socialista, en el sentido de ser clasista, democrático e independiente del Gobierno y de la burguesía” [3] no bastan. Ante el tamaño de los acontecimientos necesitamos más de la “UNIDAD EN LA ACCIÓN” que proponen los compañeros de El Topo Obrero [4] aunque la hagan  a modo de consigna o dirigida a que el candidato se involucre en las luchas obreras.

Luego del vendaval de elecciones Venezuela deberá pagar y cumplir con las condiciones y compromisos de las deudas contraídas, sea el gobierno que sea. No se podrán sostener ni como promesas los compromisos ya bien atrasados con las convenciones colectivas, o la revitalización y creación de nuevas misiones, o mantener la oferta de los servicios básicos sin aplicarles un tarifazo, o atender la culminación de obras de infraestructura que ni con conatos de inauguraciones por retazos intenten convencer al pueblo.

En Opción Obrera estimamos, quizás de la misma forma en que estas organizaciones, que la ola de protestas y reclamos como consecuencia de lo planteado anteriormente, se verán incrementadas en mayor grado a como ya se ha venido observando. 2013 representará un punto de quiebre de la clase obrera venezolana frente al agotamiento del nacionalismo en el marco burgués por su incapacidad de mediar en la lucha de clases ante la evidencia del capital mundial en bancarrota. La renta petrolera, más si la perspectiva de los precios internacionales tienden a la baja, será insuficiente para hacer tal mediación entre las clases sociales en pugna y el papel bonapartista de Chavez, si no es derrotado por la oposición de derecha, resultará cuestionado por la clase trabajadora. De allí a estimar también su respuesta esgrimiendo la flamante Ley de Seguridad, y una mayor criminalización de la protesta a través del COPP. El presupuesto del año 2013, relativamente y también de forma absoluta, será menor para los gastos de inversión y servicios, se pospondrán aún más los compromisos vencidos sobre todo en la contratación colectiva, porque antes el administrador del Estado satisfará el pagos de deudas y obligaciones contraídas en beneficio de sus acreedores dueños del capital.

Es mezquino proseguir con nuestras parcelas que se ungen tras nuestros escritos sin comprometer o plantear nada concreto hacia un partido revolucionario y socialista de los trabajadores. Nadie puede ser el núcleo único, el embrión de ese partido, ni el PSL con sus derechos legales, sin dejar de reconocer la imperiosa necesidad del paso adelante que significaría un Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Por el otro lado, es obligante denunciar a esa izquierda que medra del gobierno con favores recibidos para ser una funda del chavismo intolerable y pusilánime. Tenemos, por tanto, que dirigirnos a sus bases a reclamar e imponer la necesidad de la independencia política y la estructuración de una organización de los trabajadores que luche por alcanzar su propio gobierno.

Proponemos que esa reunión se dé a la brevedad. Una fecha perentoria sería los primeros días del mes de septiembre en algún lugar disponible en Caracas, Maracay o Valencia propuesto por las organizaciones a las cuales podamos replicar esta propuesta. Como fundamento base para esa primera discusión, sin ningún ánimo de exclusividad de parte de Opción Obrera, ponemos a la disposición de todas las organizaciones nuestro artículo expuesto sobre el tema del Frente de Izquierda y los Trabajadores en nuestro edición extraordinaria N° 24 [5].

PARA QUE NO CARGUEMOS LOS COSTOS DE LA BANCARROTA MUNDIAL DEL CAPITAL LOS TRABAJADORES TENEMOS QUE SER EL GOBIERNO.

LEVANTEMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES PARA PODER HACERLO REALIDAD.

UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES ES EL ÚNICO PASO CONCRETO AL SOCIALISMO.

EL SOCIALISMO ES SIN EXPLOTADORES NI BURÓCRATAS.

VOTEMOS POR ORLANDO CHIRINO A LA PRESIDENCIA. NO VOTEMOS POR PATRONOS.



[1] LTS en “Elecciones Presidenciales 7 de Octubre”, http://www.lts.org.ve/Elecciones-7-de-Octubre
[2] UST en “CARTA ABIERTA A LAS ORGANIZACIONES DE IZQUIERDA NO CHAVISTAS Y A TODOS LOS LUCHADORES”, http://laclase.info/nacionales/las-organizaciones-de-izquierda-no-chavistas-y-todos-los-luchadores
[3] Idem nota 2
[4] El Topo Obrero en “Participemos en las elecciones con una política que fortalezca la alternativa socialista revolucionaria que enfrente al capitalismo”, http://csr-eltopoobrero.org/?p=2796
[5] Opción Obrera en “Construyamos un Frente de Izquierda y de los Trabajadores”, http://opcion-obrera.blogspot.com/2012/08/construyamos-un-frente-de-izquierda-y.html

sábado, 11 de agosto de 2012

¿Por qué votaremos por Orlando Chirino? Simple, PORQUE NO VOTAMOS POR PATRONOS!!!


Prensa Opción Obrera 24 - Agosto 2012 Extraordinario

¿Por qué votaremos por Orlando Chirino?
Simple,  PORQUE NO VOTAMOS POR PATRONOS!!!

La izquierda está entrampada entre el temor al avance de la derecha, que no está solamente en el candidato de la MUD, y las ilusiones que deposita en este gobierno. Como respuesta escoge a Chávez para seguir corriendo la arruga al permitir que  los dueños del capital, los viejos y los nuevos, sigan beneficiándose con nuestro trabajo.

Un triunfo de Chávez no profundizará el proceso revolucionario, por el contrario, fortalecerá a su  derecha  endógena: los que dirigen el aparato del PSUV y detentan los puestos en el gobierno votados en los comicios electorales. Ellos designan sus candidatos y los funcionarios del gobierno en cualquier instancia, sea esta nacional, regional o municipal.

Desde el PSUV controlan de conjunto la política del gobierno que se manifiesta en la represión a las luchas del movimiento obrero o su indiferencia a los asesinatos de campesinos como a las acciones gansteriles de los sindicatos de la construcción.

Para la derecha endógena el triunfo de Chavez significará la victoria de las camarillas que se volverán a repartir las  instituciones del Estado como la fiscalía, el TSJ y todo el poder judicial,  jefes policiales y militares de alto rango, empresas del Estado e institutos autónomos, ministerios, gobernaciones y alcaldías. Las camarillas son las macollas de Maduro, Jaua, Cabello, Ramírez, Cabezas, María Cristina Iglesias y sus subalternos civiles en el Estado, pero también la gigantesca caterva de militares que medran en él para enriquecerse de lo cuantioso de los dineros públicos invertidos.

Mientras el Estado mantiene su estructura como en los mejores tiempos de la IV república, el gobierno que pretende ser reelecto ha tratado de crear otro paralelo más pequeño a fuerza de misiones pero igual de corrupto e ineficiente. Sus trabajadores resultan ser los más precarizados pues ni derecho a sindicalización se les respeta, menos a una contratación colectiva que los dignifique, y si de huelgas se trata buena está la represión anti-obrera de siempre para hacer cumplir sus derechos como patronos.

La otra derecha, la de la MUD, intenta arrebatarles tales privilegios para hacer lo mismo: enriquecerse a costa del país defendiendo los derechos de los patronos.

El mundo vive en carne propia la bancarrota del capital. Los trabajadores de nuestro país no escapamos a sus consecuencias porque cada vez más vemos la arremetida de los patronos en obligarnos a que seamos nosotros los que la paguemos negándonos un salario que nos permita vivir dignamente. Ambas versiones de la derecha nos conducen a ese callejón sin salida pues defienden la supervivencia de los patronos.

La opción es obrera en el venidero proceso electoral del 7 de octubre. Necesitamos un gobierno de los trabajadores y el único candidato que lo plantea es Orlando Chirino. La izquierda revolucionaria tiene que romper con los que llaman a votar por los patronos.

Construyamos un Frente de Izquierda y de los Trabajadores


Prensa Opción Obrera 24 - Agosto 2012 Extraordinario

Construyamos un Frente de Izquierda y de los Trabajadores

Es ahora y no a partir del 8 de octubre cuando necesitamos construir una alternativa. Hay que impedir que quienes nos han explotado toda la vida y están llevando este país a la ruina continúen en el poder.

Toda la propaganda chavista se desboca y pide cerrar filas llamando a la unidad cuando se trata de apoyar a la derecha endógena, pero cuando se trata de los requerimientos de los trabajadores sabotean todas las convocatorias a la unidad.

Para la economía del país es tan nefasta una política neoliberal representada por Capriles, privatizadora, como la populista e improductiva llevada a cabo por Chávez. La corrupción tanto civil como militar, el ventajismo como gobierno, la seudo-industrialización y el endeble sistema agrícola y pecuario, el país como proveedor de materias primas sin convertirlas en bienes finales, la inundación de importaciones, son todos males congénitos de la cuarta  república, de la quinta república y de la que venga si no dejamos de ser socios menores o títeres del capital financiero. La deuda que no cesa de pagar religiosamente Chávez y se aumenta con nuevos empréstitos, en lo absoluto está fuera de su reconocimiento por él o por Capriles. Quizás lo que cambie sean los  socios o  la banca internacional involucrada si gana este último y eso no lo resuelve el resultado electoral a favor de los defensores del Estado luego  del 7 – O.

La lucha electoral clara y patente es entre dos versiones de la derecha. La endógena y la oposición en la MUD  porque no hay el referente que los enfrente no solo en el terreno electoral sino en el más importante el terreno de la luchas de clases.

Podemos construir un Frente de Izquierda y de los Trabajadores con la perspectiva de servir de referente independiente a las versiones de la derecha en disputa, defensoras del Estado, que perdure más allá de la fecha del 7 – O. En función de tal Frente proponemos los siguientes puntos concretos:
  1. La fusión de la izquierda y del socialismo con el movimiento obrero por medio de un programa de reivindicaciones transitorias y la emancipación de las organizaciones obreras con el desarrollo de una dirección clasista.

  2. La independencia de la clase obrera como alternativa a los movimientos nacionalistas, y la oposición a los llamados frentes populares o de colaboración de clases. El mundo capitalista se encuentra buscando salidas a la bancarrota del capital. En Venezuela las salidas del reformismo chavista en el gobierno a lo que conducen es al salvamento de la clase social explotadora afectada por los efectos de la crisis que ellos mismos causaron.

  3. El reconocimiento y la convicción de la necesidad de la dominación política de la clase obrera, la expropiación del gran capital y la progresiva anulación de toda forma de Estado a través de la permanencia de la revolución, que no es otra cosa que plantearse la destrucción del Estado capitalista y burgués imperante.
Por la lucha por un gobierno de los trabajadores debemos organizarnos en construir algo ya. No basta entonces disponer de un candidato presidencial que enarbole las banderas de ese gobierno. Debemos aprovechar el momento electoral para difundir una verdadera alternativa de izquierda y de los trabajadores porque lo que se vislumbra con otra victoria de la derecha es la de hacerles pagar con más evidencia a la clase trabajadora los costos de la crisis que causaron los dueños nacionales y extranjeros del capital en bancarrota. No esperemos al 8 de Octubre, perdemos un tiempo valioso.

UNA ESTAFA: POPULISMO NO ES SOCIALISMO


Prensa Opción Obrera 24 - Agosto 2012 Extraordinario

UNA ESTAFA: POPULISMO NO ES SOCIALISMO

Se repite hasta la saciedad acerca de la asociación entre revolución bolivariana y los resultados electorales, según este concepto con una alta votación favorable y una baja abstención significarán una mayor hegemonía y consolidación de la revolución.

¿Hay hegemonía de quién? De los trabajadores no es.

¿La consolidación va en conjunto de tal hegemonía? No podemos consolidar lo que no hemos alcanzado.

¿Qué puede tener en común la revolución venezolana con el bolivarianismo?

El bolivarianismo no es otra cosa que las tares pendientes que no se realizaron en la época de crecimiento o progreso burgués, por ejemplo la unidad del país, el mercado interno, la industrialización y el empleo (proletarización), el reparto de la tierra, la alianza con otros pueblos para frenar a los países con mayor desarrollo financiero, es decir soberanía.

Ahora bien, como ya es tarde para ello, eso no lo puede hacer más ninguna burguesía pues no es otra cosa que el capitalismo en crisis permanente y en decadencia. Eso le toca a la clase obrera como gobierno, es decir, quitar a los fracasados y colocarnos los trabajadores como primer paso.

Si seguimos al revés toda tentativa se frustra por la incapacidad congénita de la burguesía nacional. Si no lo asumimos los trabajadores vienen los intentos como tragedia. La farsa ya pasó, antes con  los militares o las terceras vías con los nombres que sean: peronismo, aprismo, varguismo; después con los del allendismo, los farabundo martí, sandinismo, chavismo.

Todos estos intentos nacionalistas tuvieron, o tienen, la función de desviar lo que es una revolución, para hoy, querer comprar el capitalismo y convertirlo a socialismo pidiendo prestado a los dueños del mismo. De esa forma la deuda eterna se acrecienta pues ni siquiera a la deuda contraída por los otros, los de la IV república, son capaces de rechazar. Durante 5 años y a partir de 2011, Venezuela deberá disponer de 20.000 millones de dólares para satisfacer el servicio de la deuda eterna que los defensores del Estado de los capitalistas no sólo acrecentarán, también “honrarán” en aras del tan conocido populismo.

Para ser verdaderamente soberanos debemos plantearnos desconocer la deuda eterna, pero no es con la ficción de un “socialismo” que enmascara el capitalismo para garantizarle a la burguesía disponer de su Estado que tal demostración de soberanía pueda concretarse. Son los trabajadores desde su propio gobierno, aquí en nuestro país como en el resto del continente latinoamericano, los que pueden demostrarlo para golpeando juntos someter al imperialismo, en particular al yanqui.

No es con gringos o chinos que podamos superar el atraso de haber llegado tarde a la expansión capitalista en el planeta. Sí es posible en el marco de nuestros propios gobiernos de trabajadores.

POR LOS ESTADOS UNIDOS SOCIALISTAS DE AMÉRICA LATINA