Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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jueves, 13 de abril de 2017

No al aumento del pasaje

PLATAFORMA DE LUCHA ARAGUA

SOBRE EL ESTADO DEL TRANSPORTE COLECTIVO Y EL AUMENTO EN SUS TARIFAS POR PARTE DE LOS DUEÑOS DE UNIDADES PRIVADAS

El consejo de usuarios del transporte y PLA repartiendo volantes en el terminal de pasajeros de Maracay


Las  poblaciones del estado Aragua se encuentra sometidas a la tiranía de un transporte colectivo que no cumple, con el servicio  que deberían prestar. El transporte colectivo es una concesión otorgada por el municipio que reviste  lucro para los dueños de busetas y buses agrupados en asociaciones civiles y cooperativas. Mientras por parte de los propietarios de los medios de transporte corre el mantenimiento de cada unidad, por parte de los  municipios, no hay control de su funcionamiento, periodicidad, paradas específicas y obligatorias, uniformidad e identificación adecuada en función de las necesidades de los usuarios, además de la mala calidad de las vías para su tránsito.

La concesión otorgada a la asociación civil o cooperativa escapa a cualquier contraloría municipal o social. Nadie es capaz de informar bajo qué condiciones y normas de funcionamiento el municipio le otorgó la concesión de transporte colectivo a una asociación civil o cooperativa de propietarios de unidades de transporte, menos por cuántos propietarios y unidades una ruta en particular está integrada, en qué horarios y si los choferes de las unidades son los propietarios de las mismas o sólo asalariados en relación de dependencia de un asociado con varias unidades en la ruta en cuestión o en cualquier otra de las rutas concesionadas.

No hay una mínima estadística asequible al público por ruta que incluya número de unidades, cantidad de vueltas completas que dan, tiempo estimado en hacerlo, lapsos del día por la que discurren, calificación según escala de las unidades y otras más para que los comités de usuarios puedan ejercer una contraloría efectiva sobre el servicio. El municipio, y los que se interconectan hacia la capital del estado, se han hecho los desinteresados en garantizar un transporte colectivo apto para los ciudadanos que hacen uso del mismo y se lavan las manos con la oferta pública del servicio fijando estrafalariamente una tarifa, o aun peor, dejándolo en manos del ejecutivo nacional con una tarifa única que evidentemente no puede ser igual para cada ruta.

En esencia el transporte colectivo es un servicio público que el municipio y las mancomunidades deben controlar. No podemos quedarnos entonces como meros usuarios del servicio público, está muy bien que queramos dirigir hacia los dueños de las unidades nuestra crítica por su voracidad por el lucro, pero si no entendemos que es el municipio quien no ha hecho su trabajo al permitirle a ellos su lenidad, entonces continuaremos permitiendo que una banda de burócratas se aprovechen de nuestros impuestos de la peor y más descarada manera.

Para el usuario del transporte colectivo el traslado es pésimo, salvo las contadas excepciones correspondientes al servicio de TransAragua dependiente de la gobernación del estado. La oferta no satisface la demanda de los usuarios y en particular en las horas pico, incluyendo los buses de TransAragua, y lo común es viajar apiñados en los pasillos o colgados en patente inseguridad en las puertas. Sumado a esto, el tema de las tarifas, el precio del pasaje, es el pan nuestro de cada día entre transportistas y pasajeros. La incapacidad de los municipio en poner orden con un servicio eficiente,  o a veces en manos del ejecutivo nacional la regulación de las tarifas terminan mermando aun más el poder adquisitivo de los trabajadores, y ofreciendo villas y castillos a los “transportistas” con suministros básicos subsidiados (cauchos y repuestos de cambio periódico), pero sin alterar la estructura anárquica de su funcionamiento en nuestras ciudades y recibir un buen servicio

Los choferes de las asociaciones civiles y cooperativas siempre anuncian la paralización del servicio público de transporte si no se les reconoce un incremento en el precio del pasaje. Esto es una estafa, por un lado está la indefensión de los usuarios y por el otro que siempre le funciona el enriquecimiento de las mafias del transporte, Por ahora, hay una demanda introducida contra ellos por un comité de usuarios del transporte colectivo en Maracay.

La Plataforma de Lucha Aragua hace un llamado a todos los usuarios del transporte colectivo para que se demande un buen servicio, que no solo es la tarifa, los municipios deben responder. Del mismo modo la Plataforma de Lucha Aragua exige a TransAragua a que aumente el número de rutas atendidas y ponga en circulación un número mayor de buses. También exigimos al ejecutivo nacional sobre  la fábrica de buses Youtong, que abra los libros   a las comunidades de todo el país, cual es la produccion hacia donde están destinados esas unidades, que su beneficio será para el pueblo y no para unas mafias privadas, de manera de incrementar el numero de los ensamblados tanto para el estado Aragua como para todo el país.

Las asociaciones de transportistas privados han insistido con parar sus unidades si no se les satisface la demanda por sus tarifas. Ya lo han hecho en las rutas que unen los municipios de Girardot (Maracay) y Mario Briceño Iragorri (El Limón – Caña de Azúcar – La Candelaria) en meses pasados. La alternativa expuesta por TransAragua allí y en otros municipios del estado resolvió la demanda de transporte por parte de los usuarios, sin embargo es notorio su insuficiencia en las horas pico. Detrás de los reclamos de los choferes privados hay claras intenciones de subvertir las precarias condiciones sociales exacerbadas por la crisis económica. En contra de nuevo aumentos, y un servicio pésimo alertamos del beneficio adicional a las mafias del transporte con subsidios en cauchos, baterías, consumibles y repuestos por parte del ejecutivo nacional, que además siempre terminan en apoyo del sector transporte a las bandas criminales de la derecha y sus guarimbas fascistas

Un transporte colectivo eficiente, sólo es posible si el municipio se encarga de garantizar las necesidades públicas de los usuarios en vez de hacerse el loco manteniendo la anarquía de los transportistas privados. Las ordenanzas municipales en materia de transporte público deben garantizar entre otras cosas:

Las paradas obligatorias específicas por ruta, y la readecuación de las rutas en razón de las necesidades de la comunidad.

La identificación clara de la ruta a la que pertenece la unidad.

La prohibición de la unidad de viajar con la puerta abierta, y la ventilación necesaria, que funcionen las ventanas.

El uso de colores específicos en las unidades de manera de estar asociadas con una ruta particular y las paradas correspondientes.

La prohibición de ruidos molestos y alto volumen de sus aparatos de sonido.

La obligación a usar uniformes que identifiquen la línea y al chofer que la conduce.

El acondicionamiento a tamaños estándares en longitud y ancho de las unidades, y en cantidad de puestos cómodos y el máximo número de personas que pueden viajar de pie.
El uso de torniquetes habilitados con el pago electrónico por tarjeta que permita el multiviaje y su recarga en taquillas ubicadas en sitios fáciles para su adquisición.

En aquellas rutas donde el tránsito del transporte público ocurra entre dos o más municipios, la ordenanza municipal correspondiente debe ser de estricta aplicación entre ellos y las líneas de transporte.

La adecuación por parte del municipio al tránsito vehicular de calles y avenidas y la reparación inmediata de huecos y drenajes.

Ante la inseguridad que se vive a diario con robos y atracos a los viajantes de las unidades de transporte colectivo, se hace imperiosa la mayor intervención del municipio al respecto. El transporte colectivo no puede ser el refugio de los choros y malandros para su beneficio.

La Plataforma de Lucha Aragua llama a la colectividad a organizar a los usuarios del transporte colectivo para dar la pelea por sus derechos. Sólo con la lucha  podemos enfrentar la voracidad del lucro de los choferes privados, asi como obligar al municipio responda por un buen servicio de transporte.

Marzo de 2017


domingo, 9 de abril de 2017

Venezuela: Del autogolpe al golpe

07 04 2017  Prensa Obrera Argentina #1453  Por Pablo Heller
Venezuela: Del autogolpe al golpe



La marcha atrás en el autogolpe promovido por Nicolás Maduro es una indicador de la grieta y división que impera en el campo oficialista venezolano. Esa situación atraviesa todos los estamentos del Estado, desde el Poder Judicial, pasando por el Poder Ejecutivo y la burocracia estatal hasta las propias fuerzas armadas. Maduro ha tratado de disimular ese hecho, en especial, intentando exhibir un respaldo cerrado e incondicional de los militares al régimen bolivariano. Lo cierto es que el paso dado por la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, con declaraciones explosivas condenando el autogolpe -al que calificó de “ruptura del orden constitucional”-, sólo se puede explicar por un guiño de la cúpula militar en este contexto de enorme fractura dentro del chavismo. Si Maduro hubiera persistido en la virtual disolución del Parlamento, esto hubiera acelerado un golpe militar. Ya hubo ultimátums militares en el pasado, como el que obligó al régimen bolivariano a reconocer el resultado de las últimas elecciones legislativas, donde la oposición conquistó una mayoría abrumadora en dicho cuerpo.

Descomposición

El auto-golpe de Maduro se ha convertido en un bumeran, ha precipitado el colapso del gobierno y ofrece la justificación a los militares para su derrocamiento. Maduro conserva la ilusión infundada de que puede maniobrar y seguir prologando su mandato y volviendo al estadio previo al autogolpe. No hay retorno posible. Maduro, a través del autogolpe, ha terminado escupiendo para arriba y pavimentando el terreno para su desplazamiento.

Este “autogolpe” y el recule posterior es el punto culminante de un descomposición cada vez más amplia y notoria del régimen bolivariano. El régimen plebiscitario de Chávez, que revindicaba para sí la masividad del voto popular, se ha ido convirtiendo en un régimen de facto, que gobierna por decreto, con un rechazo mayoritario de la población y violentando la mayoría de la Asamblea Nacional ganada por la derecha en forma abrumadora en las ultimas elecciones.

El autogolpe se da en el marco de una agudización insoportable de la desorganización económica. El desabastecimiento, la carestía incontrolable que llega al 500% anual, la desvalorización de los salarios como consecuencia de ello, están haciendo estragos en gran parte de la población venezolana. A pesar de la escasez de alimentos y productos de primera necesidad -que son en su abrumadora mayoría de origen importado-, el gobierno de Maduro viene reservando las divisas para el pago de la deuda externa.

El chavismo ha pagado escrupulosamente, hasta ahora, los vencimientos de capital e intereses a los fondos internacionales, a costa de crecientes penurias populares, un freno al gasto de mantenimiento y a las inversiones de PDVSA y de la infraestructura estatal y, de un modo general, de los insumos importados, lo que ha redundado en una progresiva paralización de la producción y en un defol con los acreedores locales. Empresas extranjeras de servicios tecnológicos han salido del país. Las operaciones comunes con empresas extranjeras están congeladas.

La suma de la deuda externa de PDVSA y de la administración nacional es de alrededor de 80 mil millones de dólares, sin considerar la deuda con China, que es pagada con exportación de crudo y, que por lo tanto, no reporta ingreso de divisas.

Este descalabro no ha sido un obstáculo para que Maduro persista en esta orientación, que se empeña en preservar a fuerza de nuevos ajustes y devaluaciones. Desde comienzos del año pasado, el gobierno lanzó un paquete de iniciativas económicas en lo que llamó “Agenda Económica Bolivariana”. Los discursos contra la “guerra económica” ofician como pantalla, mientras Maduro viene otorgando nuevas concesiones y prebendas al capital, que van de la mano de un ataque en regla al bolsillo popular.

Entre las medidas económicas sobresalen la fuerte devaluación de la moneda, la mayor apertura económica al capital extranjero en distintas áreas, las mayores facilidades a sectores empresariales, sobre todo exportadores. Además de un mayor endeudamiento, subsidios a empresarios para la producción local, acompañado de liberación de precios, la fuertísima depreciación del salario mediante la inflación y congelamiento en la discusión de los convenios colectivos. 

Apenas tres días antes de la disolución del Parlamento, el gobierno anunció una mayor “flexibilización cambiaria”, que no es más que una envoltura elegante a una nueva y drástica devaluación.

Esta política de seducción al capital, sin embargo, no ha servido para revertir la desorganización economica ni la fuga de capitales, ni el sabotaje empresario. El gran capital internacional toma distancia del régimen y presiona por acelerar el desenlace de la crisis política.

El autogolpe fue precipitado por la intención del gobierno de privatizar las operaciones de PDVSA sin pasar por el control parlamentario-o sea por decreto. Este golpe en favor de los pulpos termina de destruir la principal bandera que reivindicaba para sí el chavismo.

Militarización

Los últimos episodios colocan más que nunca a las Fuerzas Armadas como árbitro de la situación política. Este proceso fue pavimentado por el chavismo. La militarización creciente del Estado fue alentada y justificada con el argumento de que se trataba de una militarización “ bolivariana”. Este proceso, sin embargo, no fue progresivo sino reaccionario. Históricamente, estos gobiernos de facto han presidido las transiciones entre un régimen político y social y otro.

El recule del gobierno va a acentuar el ritmo de la transición. Se van a profundizar las presiones internas y externas para precipitar un desenlace. Por lo pronto, la oposición fragmentada y de capa caída, ha recuperado aliento y ha puesto en marcha un plan de acciones callejeras, con el apoyo de la Iglesia que ha llamado a la “desobediencia civil” contra el regimen. La Asamblea Nacional, a su turno, activó el proceso de remoción de los siete magistrados del Tribunal Superior de Justicia que emitieron la sentencia con la que intentaron atribuirse los poderes del Parlamento.Por su parte, a nivel internacional, aunque no existe homogeneidad en el punto, el secretario general de la OEA, con el apoyo de algunos de sus países miembros -incluido el gobierno argentino y la mayoría del peronismo que apoya la ‘gobernabilidad’ de Macri-, plantea la aplicación de la “cláusula democrática” contra Venezuela. Esto significa declarar a Venezuela oficialmente en defol, porque quita respaldo legal internacional a cualquier préstamo o financiamiento que solicite el gobierno de Maduro, e incluso a sus operaciones comerciales. Estamos en presencia de la mayor de las hipocresías: el golpista Temer, el régimen paraguayo que destituyo, en su momento, al presidente Lugo, así como los que lo mancaron, aparecen como defensores de la democracia.

Esta en marcha un “cambio de frente de la burguesía. La derecha alienta una salida golpista, con mas razón si
tenemos en cuenta el fracaso en su tentativa por hacer prosperar el referéndum revocatorio y el fiasco de la mediación papal tendiente a buscar una fórmula de compromiso. Qué la derecha quiere enfrentar el autogolpe de Maduro con un golpe propio alcanza para mostrar que las apelaciones a la democracia no pasan de la pura demagogia. La derecha tiene un largo historial de golpes fracasados contra el chavismo, por lo que ahora sabe que debe apelar al concurso de un sector clave del régimen como son las Fuerzas Armadas para poder lograr su propósito.

La clase obrera y la izquierda

En Venezuela hay una crisis de poder irreversible: una definición de la situación política depende de una salida de poder. El reconocimiento de una crisis de poder significa que el poder oficial del chavismo es un espectro, cuyo recurso último de defensa no es la movilización popular, que no quiere ni podría realizar, sino que se asienta en una esperanza cada vez más lejana, en un respaldo de las Fuerzas Armadas. La oposición de derecha, por su lado, ya se encuentra llamando a un golpe militar para implantar su salida ‘democrática’. Es necesario explicar este cuadro político a los trabajadores para explotar este momento de la crisis y las etapas subsiguientes de ella para desarrollar una alternativa socialista de la clase obrera.


La izquierda y la clase obrera deben emerger como un factor político independiente en la crisis del país que esta polarizada políticamente por la burguesía. Esto habla de la actualidad de la batalla por la convocatoria de un congreso de trabajadores, motorizado, en primer lugar, por el movimiento obrero combativo y la izquierda para aprobar un programa y una salida obrera frente a la crisis nacional: luchar contra el desabastecimiento, promoviendo la constitución de asambleas populares que elijan comités de control y gestión para evitar los negociados y el control obrero en los lugares de trabajo Asambleas fabriles y sindicales para reclamar la convocatoria a paritarias y la imposición del ajuste automático de los salarios frente a la inflación. Terminar con el flagelo de la desocupación y la tercerización que es impulsado por las patronales a caballo de la crisis, planteando la incorporación de todo el personal a planta permanente y el reparto de las horas de trabajo existentes sin disminuir salarios. La fuga de capitales plantea el problema de la nacionalización de la banca y del comercio exterior, bajo control directo de las asambleas obreras y, en primerísimo lugar, la suspensión del pago de la deuda externa. En oposición al autogolpe y salidas democráticas de derecha y golpistas, llamamos a la izquierda y al movimiento obrero combativo a discutir e impulsar la convocatoria de una Asamblea Constituyente por parte de un gobierno de trabajadores.