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viernes, 13 de diciembre de 2013

Fraude en Honduras - El triste final de otra experiencia “nacionalista”‏


Fraude en Honduras
El triste final de otra experiencia “nacionalista”

Juan Orlando Hernández, del mismo partido de la derecha de Porfirio Lobo es ahora el nuevo presidente de Honduras

Los resultados oficiales de las elecciones hondureñas arrojaron como ganador a Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional, con el 36,8% de los votos. Xiomara Castro, la candidata de Libertad y Refundación (Libre), del ex presidente Zelaya, obtuvo el 28,8%, mientras que el Partido Liberal quedó tercero con el 20,3%. Hubo otros seis candidatos.

Estos números, con toda probabilidad, son simplemente dibujos. Libre, el partido formado por Zelaya (destituido en 2009, luego de ensayar un acercamiento a Venezuela), impugnó los resultados y denunció un “monstruoso fraude” que le habría arrebatado la victoria.

De las denuncias de Libre se desprende la existencia de una aceitada maquinaria de fraude electoral. Mientras que el promedio de votación por urna habría sido del 61% del padrón, en por lo menos un 12 por ciento de ellas esa proporción sube sugestivamente al 70%, con resultados que, en su inmensa mayoría, favorecen al candidato del Partido Nacional. Al mismo tiempo, más de 2 mil actas electorales fueron enviadas a “escrutinio especial”, que la propia OEA considera imposible de controlar.

Finalmente, en un 78% de las mesas, cuatro candidatos no obtienen ni un solo voto. Se sospecha que algunos de estos partidos menores simplemente vendieron sus credenciales de fiscales al Partido Nacional. A todo esto, debe añadirse la clásica compra de votos.

Una derrota cantada

En verdad, Zelaya selló su destino mucho antes del fraude electoral del pasado 24 de noviembre. Fue en 2010, cuando el depuesto ex presidente regresó al país en el marco de un acuerdo de “reconciliación democrática” firmado con Porfirio Lobo, hombre del Partido Nacional que llega a la presidencia en las elecciones truchas de 2009. En esas elecciones, donde Zelaya estaba proscripto, votó la mitad del padrón electoral. Aquel acuerdo consistió esencialmente en la reincorporación de Honduras a la OEA a cambio del regreso de Zelaya al país y de la anulación de las causas judiciales en su contra. Bajo el patrocinio de la diplomacia venezolana, Zelaya cedió en su reclamo de una Constituyente y otros puntos vitales. Por medio del acuerdo, Zelaya abandonaba en forma definitiva cualquier apelación al movimiento de masas surgido en respuesta al golpe y que, en definitiva, es el que le había permitido volver al país.

Pero al distanciarse del movimiento popular, Zelaya y Xiomara Castro sellaron su propia suerte. Sometiéndose al acuerdo de la diplomacia imperialista y también de la chavista, se metieron literalmente “en la boca del Lobo”. En esta segunda oportunidad, Zelaya ni siquiera apeló a la movilización. Apenas realizó una marcha “pacífica” el 2 de diciembre, varios días después de la consumación del fraude. A Libre le queda, de no obtener respuestas favorables del Tribunal Supremo Electoral, recurrir a la Fiscalía o la Corte Suprema, aunque ambas parecen ser vías muertas.

La estocada del progresismo latinoamericano fue, esta vez, mucho más veloz que hace tres años. Mientras Libre impugnaba los comicios, Nicaragua y El Salvador reconocían al nuevo gobierno. Venezuela se limitó a decir que se trata de un asunto interno de los hondureños. La prensa centroizquierdista, por ejemplo Borón en Página/12 (26/11), patalea contra Estados Unidos, pero omite señalar este hecho fundamental.

¿Y ahora?

Todos los problemas sociales y políticos que vivía Honduras al momento del derrocamiento de Zelaya siguen presentes, e incluso han recrudecido. Días después de los comicios, el activista de Libre Antonio Ardón fue asesinado por los escuadrones de la muerte, que siguen operando en el país. Una candidata a alcalde de Libre fue asesinada el 6 de diciembre por dos personas, según los dudosos informes policiales, por resistirse al robo de un celular.

Además de ser uno de los países más pobres del continente, Honduras es también uno de los más golpeados por los carteles del narcotráfico, que han expandido sus actividades hacia allí desde México. La tasa de homicidios, que en 2012 fue de 85,5 por cada 100 mil habitantes, “aún sigue siendo la más alta del mundo” (Tiempo, 27/2). Es diez veces superior al promedio informado por la OMS. “De enero a junio de 2013 sucedieron 4.993 muertes violentas y de estas 3.457 fueron catalogadas como homicidios”, señala El Heraldo (8/10), que agrega, a su vez, que “en el primer semestre de este año (hubo) 66 masacres en las que murieron 224 personas. Se considera masacre cuando en un mismo acto sangriento pierden la vida tres o más personas” (ídem).

Aunque liberales y nacionales han jugado en común para desplazar a Zelaya, tendrán ahora sus choques. Ocurre que el Partido Nacional ha ganado, pero no ha conseguido ni siquiera la mayoría simple, con lo que no tiene asegurada la presidencia del Congreso. ¿Qué será de Libre? No es descabellado pensar que muchos de sus dirigentes terminen regresando al lugar donde todo había comenzado: el tradicional Partido Liberal.

Gustavo Montenegro

lunes, 20 de junio de 2011

En Honduras, una nueva postración bolivariana ante el imperio yanqui

Prensa Opción Obrera 20 - Abril - Mayo 2011

En Honduras, una nueva postración bolivariana ante el imperio yanqui

En una entrevista que le hace el Partido Obrero de Argentina (Prensa Obrera No. 1178, 26/05/2011) a Guillermo Amador Padilla, exiliado hondureño y uno de los fundadores del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), éste responde lo siguiente:

 “Zelaya tendrá que regresar porque los golpistas se la están jugando (...) tendrá que ingresar a Honduras en esa organización [la OEA] porque los Estados Unidos ya no pueden sostener económicamente a Honduras, a los golpistas; por eso es que han buscado a una de sus mejores piezas, como lo es Santos, para forzar una mediación que lleve la pelota a su cancha (...) Zelaya se la está jugando al volver, pero ese es el precio para que Honduras regrese a la OEA y se blanquee el golpe (...) Y los golpistas se podrán hacer de mucho dinero (créditos internacionales). Es inadmisible el ingreso en la OEA: se están violando los derechos humanos, están asesinando campesinos, luchadores, obreros y estudiantes. Hay una persecución sistemática. El FNRP ha caído, a mi parecer, en una dinámica de juego impuesta por los Estados Unidos y esto es grave, porque las bases están pidiendo que haya un proyecto de refundación del Estado, con una Asamblea Nacional Constituyente. Los golpistas quieren llevarnos a elecciones, pero ¿bajo qué democracia? Hay que tener mucho cuidado (...) Dentro del FNRP hay una lucha interna. Por un lado, están los que quieren hacer el juego electoral y, por el otro, hay sectores como los campesinos organizados y los indígenas, que tienen la postura de que debemos convocar a una Constituyente refundacional para poder tomar el poder, con las bases, por un cambio total con las reglas en manos del pueblo, no de la oligarquía. ¿Por qué estamos pidiendo a un gobierno ilegal que nos reconozca? Eso es algo absurdo. El FNRP tiene que buscar el poder, pero no bajo los reglamentos y las leyes que ahorita se encuentran. No podemos ir a elecciones que no son normales en Honduras.”.

Padilla ha plasmado con crudeza el marco político e institucional del Plan Chavez-Santos para salvar a la burguesía hondureña de su crisis producto de la bancarrota mundial del capital. Que sea con el aval de Chávez y el ALBA haciéndolo ver como si el  imperialismo yanqui no tuvo nada que ver, lo que demuestra es su miseria.

También Padilla devela el trasfondo del acuerdo: la misión de Zelaya es reconocer la recién nacida legalidad del gobierno producto de un golpe,  contener a las masas y desviarla en su empeño de imponer una Asamblea Constituyente democrática, libre y soberana. Chávez a través de Petrocaribe asume lo que el imperialismo no está ya en condiciones de sostener, en particular petróleo con descuentos y con facilidades de pago.

El “Acuerdo”
Con la presencia del canciller venezolano N. Maduro se llevó a cabo el Pacto de Cartagena, con el sugestivo titulo de "Acuerdo para la Reconciliación Nacional y la Consolidación del Sistema Democrático en la República de Honduras", informado por Santos el mismo domingo que se firmo a través de TeleSur. El contenido del “acuerdo” será  refrendado por la OEA el próximo 6 de junio, gracias a Lobo, Zelaya, Santos y Chavez con la venia del imperialismo, del otro lado, el pueblo sigue su lucha con sus detenidos, torturados y cargando sus caídos. Los puntos fundamentales en un prinicipio para las negociaciones eran:
  • Por al libertad  para todos los presos políticos encerrados en las cárceles hondureñas.
  • El retorno sin condicionamientos a Honduras de todos los exilados, que para el FNRP se sitúan en más de 250.
  • El juicio y castigo a los militares incursos en el golpe de Estado.
  • El cese a la represión.
  • Reconocimiento al FNRP como partido.
  • Asamblea Constituyente.
Dentro de la normativa burguesa previo al regreso de Zelaya, el congreso de Hondura aprobó una reforma para permitir con menos tramites la posibilidad de un plebiscito o un referendo, pero tuvo especial cuidado en dejar claro que en ningún caso podrá someterse a consulta asuntos del Poder Judicial y que Congreso Nacional tendrá la última palabra en el proceso de solicitud para aplicar los mecanismos de consulta.

La bancarrota del capital mundial, el desgaste del nacionalismo y el aferrarse al poder político.
En Honduras el imperialismo no tiene con qué soportar ni a los golpistas ni a su aborto democrático el  gobierno de Lobo. Con el  retorno de Petrocaribe el mandado está hecho. Este ejercicio del poder supremo del Bonaparte Chávez, junto a  la entrega del director de Anncol, Joaquín Pérez Becerra, a las autoridades colombianas expresa la vía para continuar en el poder.
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El nacionalismo en el marco burgués es progresivo cuando las condiciones económicas son boyantes, se vuelve un estorbo para los bonapartes cuando las condiciones merman y su papel cueste  lo que cueste es mantenerse en el poder, no importa si recurriendo a alianzas y pactos con el imperialismo. Ahora bien, la crisis del capitalismo allá en el norte lo obliga a actuar respecto a las imposiciones del imperio yanqui sobre PDVSA, pero no basta para responderle con la convocatoria de empleados y obreros de las refinerías para montar una exhibición de protesta. Tampoco basta para sobrellevar la crisis del capital en Venezuela sacarle la pata del barro al imperio en Honduras o en Colombia.

La única salida posible
La experiencia de la revolución cubana es una enseñaza imprescindible como revolución que derrotó al imperialismo en su tierra y lo  sacó del país, fuera del tiempo y de la localidad, esto es imprescindible también en Venezuela. Esa salida pasa por romper el pacto suscrito con Santos y expropiar sin pago el capital, tanto yanqui como de otro país o nacional que sabotee la economía del país,  en beneficio del pueblo.

Roberto Yépez