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jueves, 14 de enero de 2016

Declaración del DIP sobre el atentado en Sultanahmet, Estambul

¡AQUELLOS QUE ARRASTRARON A TURQUÍA A UN TORBELLINO DE GUERRA CIVIL SECTARIA Y QUIENES DE ESTA FORMA HAN “SIRIANIZADO” TURQUÍA SON RESPONSABLES DE LA MASACRE EN SULTANAHAMET! ¡LOS CULPABLES SON EL AKP Y ERDOGAN!


Comunicado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (DIP)

El siguientes es el texto de una declaración del DIP sobre el atentado en Sultanahmet, Estambul, que asesinó a turistas alemanes y es atribuido al ISIS.

En Sultanahmet, una de las partes más turísticas y centrales de Estambul, un ataque con bombas del ISIS mató a 11 personas y dejó decenas de heridos. El Partido Revolucionario de los Trabajadores condena este ataque y ofrece sus condolencias a los familiares de las víctimas. Desde el punto de vista político, es el gobierno del AKP (Adalet ve Kalkınma Partisi, Partido de la Justicia y el Desarrollo; red.) y (el presidente Recep Tayyip) Erdogan, al tratar de dividir Turquía y el Medio Oriente en base al sectarismo, el responsable de esta explosión. Ha sido otro paso en el camino de la “sirianización” de Turquía. El gobierno del AKP está arrastrando a Turquía al torbellino de una guerra sectaria y cada paso de este gobierno termina con baños de sangre y masacres. El AKP podría ahogarse en este torbellino, pero aquellos que han perdido sus vidas en las masacres son trabajadores y personas inocentes.

El ataque de Sultanahamet no sucedió por casualidad. El Partido Revolucionario de los Trabajadores ha estado advirtiendo durante largo tiempo de que los asesinos sectarios takfiri[1] estaban considerando objetivos en el Medio Oriente no solamente a Irak y Siria sino también a Turquía. Se ha señalado que el AKP estaba llevando a Turquía al camino de una “sirianización” y que Turquía era el ideólogo de esta guerra reaccionaria junto con Qatar y Arabia Saudita. Este vil ataque contra turistas alemanes es el resultado del atolladero en el que se encuentra Turquía mientras trata de asumir el liderazgo del bloque suní. Todo esto no puede entenderse fuera del contexto de la política de guerra reaccionaria de Erdogan y el gobierno del AKP.

Justo luego de la masacre de Ankara, el primer ministro (Ahmet) Davutoglu suscitó un escándalo mayúsculo al responder a una pregunta sobre los atacantes suicidas: “Tenemos una lista de atacantes suicidas pero no podemos arrestarlos antes de que realicen el atentado”. Habiendo permanecido ocioso luego de los ataques de Diyarbakir, Suru y Ankara, el gobierno anunció en forma inmediata luego del incidente el nombre del atacante. A pesar de que el aparato de comunicación del AKP dice que el caso fue concienzudamente resuelto, el pasado de Davutoglu y el misterio acerca del ataque deja no pocas cuestiones sin resolver. La prohibición de publicaciones luego del ataque expone la intención del gobierno del AKP. El pueblo de Turquía debería preguntar: ¿Era este uno de esos atacantes suicidas cuyos nombres eran conocidos por Davutoglu y no obstante permanecían libres el que derramó la sangre de personas inocentes en el corazón de Estambul? ¿O era uno de esos militantes takfiri que pasaron libremente por las fronteras turcas el que consumó la masacre? Davutoglu es culpable.

Esta masacre es causada por el AKP, que llevó la reaccionaria guerra civil en Siria a Turquía para su supervivencia política. El AKP, al declarar que este ataque fue el resultado de la lucha de Turquía contra el terrorismo, absuelve su propio papel en estas masacres. El discurso de Erdogan es una completa abdicación de la razón. Erdogan, en su declaración, pasó lista a las organizaciones que en ese momento cruzaron su mente y una vez más creó el llamado “coctel de organizaciones”. Dijo que el atacante era un ciudadano de Siria y evitó pronunciar la palabra ISIS. Mientras que solamente 44 segundos de su discurso estuvieron referidos al ataque, se dedicó 10 minutos a atacar a los académicos que habían publicado una petición por la paz y a señalarlos públicamente como un objetivo. Ese es el reflejo de una psicología de culpa. Agentes de la guerra sectaria, instigados por Erdogan, él mismo candidato a liderar las fuerzas reaccionarias, un aspirante a “rais” (título aplicado a los gobernantes del antiguo Imperio Otomano; red.) del mundo suní junto a Qatar y Arabia Saudita, han asesinado cobardemente a personas inocentes en Sultanahamet. Erdogan es culpable.

Por otro lado, el vice primer-ministro Numan Kurtulmus dijo que lo que sucedió fue una repercusión de las guerras por el poder en Siria. Kurtulmus, al utilizar la expresión “por el poder”, admite que los imperialistas y los países de la región, incluida Turquía, apoyan en una u otra forma a ciertas organizaciones en la guerra civil siria. Los funcionarios de la AKP y sus propagandistas manipuladores han expresado repetidamente que Turquía estaba ayudando y protegiendo a las fuerzas turcomanas y suníes takfiri en Siria. El AKP es el que ha apoyado los lugartenientes de la guerra en Siria.

El AKP no puede tan fácilmente lavarse las manos acerca del terrorismo sectario apoyado por este mismo partido. Turquía oficialmente considera a ISIS una organización terrorista. Turquía fue forzada recientemente a retirar sus tropas de la base de Bashiqa, cerca de Mosul, cuya presencia allí había disparado una reacción del gobierno iraquí ¡Observen! De repente ISIS ataca la base de Bashiqa con misiles. Erdogan y el AKP utilizaron esto como una excusa a fin de mantener la presencia militar turca en esta región diciendo “este ataque prueba que teníamos razón”. Cuando el gobierno iraquí insistió en la retirada completa de las tropas turcas, por otra extraña coincidencia se bajaron de Internet videos propagandísticos acerca del ataque de ISIS en Bashiqa. No nos confundamos por este antagonismo de las fuerzas del AKP y los takfiri. Tanto ISIS como el AKP son culpables.

La clase obrera y los oprimidos deben unirse contra el takfirismo y su benefactor, el gobierno del AKP. No podemos luchar contra el takfirismo sin luchar contra el imperialismo. Los imperialistas de la Unión Europea y los EEUU son responsables por la actual situación en Medio Oriente como centro de la guerra en el mundo. Los sionistas de Israel están celebrando a escondidas mientras se desarrolla una guerra sectaria y las bombas explotan en Bagdad, en Beirut y en Estambul. Las masas trabajadoras son las que sufren estas guerras. Los trabajadores turcos, kurdos, árabes e iraníes deben luchar y unirse contra sus propios gobiernos sectarios y reaccionarios.

DIP (Devrimci Iṣҫi Partisi, Partido Revolucionario de los Trabajadores), Turquía

13 de enero de 2016

[1] Los takfiri son una secta musulmana que considera herejes a los que se debe exterminar a todos los que no aceptan su interpretación del islam. El ISIS (Ejército Islámico) se funda ideológicamente en la secta takfiri (nota de redacción).

tomado de una traducción realizada por el Partido Obrero de Argentina

lunes, 19 de octubre de 2015

La Sirianización de Turquía


La Sirianización de Turquía

La inmensa catástrofe que asoló las calles de la capital de Turquía en Ankara, el 10 de octubre, cuando dos bombas explotaron en medio de una multitud de lo que posiblemente fue de cientos de miles de personas, que lleva a la muerte a un número indeterminado de personas, en todo caso superior a cien, y heridas a cientos, algunos todavía en el riesgo de muerte, es un claro recordatorio, si es que hacía falta alguno, que se trata de un país bajo una grave crisis política. La trágica pérdida de vidas, que van desde un niño de nueve años de edad a una mujer de setenta años de edad y que involucra la muerte de un número muy elevado de jóvenes, ha dejado en profunda pena y luto a todos los que participaron en la manifestación por la paz que fue atacada: al movimiento de la clase obrera, la amplia izquierda, la comunidad alevita (la denominación minoritaria religiosa en Turquía), y el pueblo kurdo. Es motivo de consuelo, sin embargo, presenciar el hecho de que el principal objetivo de este horrible ataque ha sido frustrado, ya que, a pesar del dolor, las masas no han sido intimidadas y han salido en estado de ánimo militante, tanto para protestar como para enterrar a sus muertos.

El gobierno del AKP responsable

De manera inusualmente precipitada, el gobierno ha afirmado haber llevado a cabo una investigación sobre lo que pretende ser un doble atentado suicida. Señalan con el dedo a la mala fama de ISIL (el Estado Islámico de Irak y el Levante, también conocido como ISIS) y afirman que se trató de un ataque a la unidad de Turquía (¡por qué los que se concentran en la unidad del país pero por décadas han atacado las manifestaciones de la clase obrera o de las minorías oprimidas, y nunca un acto de extrema derecha, sigue siendo un misterio!)

Es que los verdaderos autores son el gobierno del AKP y sobre todo lo que se podría llamar el gabinete interno que sirve Recep Tayyip Erdoğan, por tanto responsables de esta tragedia. La responsabilidad podría llegar a ser directa. Como se explica en un artículo reciente sólo hace un mes[1], el campo de Erdoğan, después de haber perdido el AKP la mayoría en el parlamento en las elecciones del 7 de junio, establece un camino estratégico extremadamente peligroso de librar una guerra contra los kurdos de Turquía con el fin de erosionar la base electoral del ala parlamentaria del movimiento, el HDP. El objetivo concreto es empujarla debajo del escandalosamente alto umbral electoral del 10 por ciento, y así restablecer la mayoría anterior del AKP en el parlamento en las nuevas elecciones programadas para el 1° de noviembre, con el fin de evitar la amenaza de una investigación parlamentaria sobre el sinnúmero de casos documentados de corrupción que involucran a Erdogan y sus ministros, además de muchos otros crímenes por los que pueden ser juzgados. Es posible que aunque el gobierno está tratando de echar la culpa a ISIL por el delito, en realidad se trata de los agentes del notorio "estado profundo" turco, ahora controlado por el campo de Erdogan, los que han llevado a cabo la operación. De no ser así, es muy probable que las fuerzas de seguridad y la agencia de inteligencia, controlada sólo por el gabinete interno de Erdoğan, miraran hacia otro lado mientras ISIL, si es que fueron los autores, cometía este crimen atroz. El autor de estas líneas está convencido de que la información se filtrará mucho más pronto que tarde al respecto en este caso.[2] La prohibición muy estrecha que se le ha impuesto a los medios de comunicación en el caso, incluyendo no sólo la publicación de evidencia concreta sino de comentario crítico, no hace más que confirmar que el gobierno teme este tipo de fuga de información.

Incluso si el gobierno no estuvo directamente involucrado, sigue siendo indiscutiblemente responsable por la total negligencia observada. Este incidente es sólo una secuela bárbara a una serie de acciones que se vieron, por primera vez, con las bombas que estallaron en los locales del HDP o en sus concentraciones en el período previo a las elecciones, y luego por un terrorista suicida con el asesinato de 34 izquierdistas turcos en Suruç el 20 de julio en respuesta a su solidaridad con Kobane, la ciudad en la entidad autónoma kurda de Rojava del Kurdistán sirio, fuertemente bajo asedio hace más de un año por el ISIL. En ninguno de estos casos el gobierno llevó a cabo una investigación criminal digna de ese nombre. Aunque abusivamente citó el ataque a Suruç, para lo cual creó una unidad "antiterrorista" a partir de agosto, ésta terminó haciendo caso omiso de los autores del ataque y se concentró, en cambio, en las víctimas, es decir, el movimiento kurdo y su pueblo, como se explica en un artículo anterior nuestro. Es así como el gobierno del AKP le ha dado, a todos los efectos, licencia al ISIL para sus ataques a los movimientos de oposición kurdos y de izquierda, y en consecuencia es responsable de la masacre de Ankara, en un sentido muy concreto.

El ataque más salvaje a la movilización del movimiento obrero

Es de la mayor importancia política recordar quiénes fueron los organizadores de la manifestación tan atrozmente atacada. Aunque los kurdos participaron masivamente, no fue un evento organizado por el movimiento kurdo en sí, como la mayoría cree ante tanta manipulación informativa. Este fue un evento organizado por dos confederaciones sindicales y dos asociaciones profesionales, uno de médicos y el otro de ingenieros y arquitectos, siendo ambos aliados tradicionales del ala progresista del movimiento sindical. En definitiva, se trataba de una acción de la clase obrera que denunciaba la guerra contra los kurdos. Todo el contingente de 14 miembros de la unión de trabajadores ferroviarios murió como consecuencia de las bombas, a la par de las bajas distribuidas en los otros sindicatos.

Dado el papel de la clase trabajadora en la manifestación, de inmediato hay que poner este suceso en su perspectiva histórica. La imagen resultante es significativa en sí misma: en un país cuya historia está llena de demostraciones de la clase obrera violentamente anuladas con muchas bajas en vidas humanas, la masacre del 10 de octubre de Ankara se destaca como, con mucho, el peor de los ataques nunca jamás salvajemente perpetrado. El más cercano que se interpone en comparación histórica es la gran provocación del 1° de Mayo de 1977 en la plaza Taksim en Estambul, donde murieron 34 personas. ¡Esta vez la cifra de víctimas es al menos tres veces mayor que aquella!

Esto no es un acto de violencia sin sentido. Si ISIL está realmente involucrado en el asunto, sus motivos eran probablemente una forma de elevar la apuesta. La última vez cuando organizaron un ataque claro en suelo turco, Turquía, bajo cuerda pero de una manera descarada, seguía defendiendo de manera acomodaticia las actividades de ISIL en Siria. Ahora las apuestas son más altas. En una medida engañosa, Turquía ha abierto su base aérea de Incirlik para el bombardeo de aviones de guerra estadounidenses a territorio ISIL y más tarde se unió a la coalición elaborada por los EE.UU. contra el mismo. Así, para ISIL la apuesta tuvo que aumentarla con el fin de convencer al campo Erdoğan que este takfiri –organización sectaria sunita– es una fuerza formidable que está lista, sin embargo, a ir de las manos con Turquía en la guerra contra el PKK y su aliado el PYD , la fuerza gobernante en Rojava, en el Kurdistán sirio.

En la medida en que el Estado turco está involucrado en la planificación y ejecución del atentado en Ankara, su propósito fue, en nuestra opinión, para cortar de raíz la alianza naciente entre el movimiento obrero y la lucha de liberación kurdo. Hemos estado tratando, desde hace muchos años, de explicar que la clave para la victoria de las masas sobre las fuerzas reaccionarias que gobiernan Turquía se encuentra en este tipo de alianza. Las fuerzas dominantes son muy conscientes de esto y esta es una de las principales razones por las que esta demostración fue atacada con tanta fuerza.

Se vuelven a barajar las cartas en Siria

La intervención de las fuerzas armadas rusas en Siria ha atraído naturalmente, una gran cantidad de atención en todo el mundo. Esta acción modifica radicalmente la situación concreta en Siria y tiene ramificaciones para la política internacional en general. A los efectos de este artículo, vamos a circunscribir nuestros comentarios al impacto de la intervención rusa en Siria respecto a Turquía, dejando los aspectos más generales para otra ocasión. La incursión rusa en Siria está mucho más relacionada con el intervencionismo activista turco en ese país de lo que generalmente se admite. Es nuestra opinión que el momento de la decisión de Rusia está estrechamente ligado a las intenciones de Erdogan con respecto a Siria. En nuestro artículo anterior mencionado anteriormente, hemos dicho que si el AKP fallara para obtener la mayoría de los escaños en el Parlamento en las próximas elecciones del 1° de noviembre, el campo Erdoğan con toda probabilidad encontraría una excusa para enviar a los militares turcos a Siria. Como el lector probablemente sepa, el gobierno ya ha sentado las bases para una excusa: la existencia de Rojava en el Kurdistán sirio como una entidad autónoma kurda con vínculos con el PKK ya ha sido declarado inadmisible por el gobierno turco. Pero desde que los EE.UU. cooperan con las fuerzas armadas de Rojava en la lucha contra ISIL, Turquía podría con toda probabilidad utilizar esto último como una excusa para hacer una incursión militar con fuerzas de tierra en Siria con el pretexto de luchar contra este último, pero en realidad para suplantar la presencia de las fuerzas armadas kurdas en Rojava.

Todos estos planes han sido arrojados al viento con la entrada de Rusia en la escena. El gobierno de Putin, en nuestra opinión, intervino precisamente en este momento debido a que el tipo de incursión militar por parte de Turquía a Siria que acabamos de describir, probablemente resultaría en una conflagración de proporciones inimaginables en el Medio Oriente, algo que obligaría a Irán a intervenir y así terminar con una crisis inmanejable. Habiendo percibido o incluso haberse enterado por sus servicios de inteligencia de las intenciones del campo de Erdogan, el gobierno de Putin simplemente hizo un movimiento preventivo. Que esto sea así se confirma por el hecho de que los aviones de guerra rusos han violado repetidamente el espacio aéreo turco y desafiado las reglas de enfrentamiento que Turquía había establecido vis-a-vis con la fuerza aérea de Assad. Tanto es así que el secretario general de la OTAN, en un discurso muy poco diplomático, declaró que tales violaciones rusas no fueron accidentales, lo que implica que Rusia estaría tratando de decirle algo a Turquía. Estamos de acuerdo. Las cosas han llegado a un punto tan vergonzoso para Turquía que, si bien fue este último país el que había demandando una zona de exclusión aérea en contra de la fuerza aérea siria en el norte de ese país desde hace mucho tiempo, ¡ahora la zona de exclusión aérea de facto ha sido establecida por Rusia contra la propia Turquía! La conclusión más general que debemos sacar de todo esto es clara: a menos que el campo de Erdogan esté listo para provocar una guerra mundial, los planes para una incursión militar turca en Siria necesitan ser puestos en el congelador en el corto plazo.

¿Dónde deja esto al campo de Erdoğan? Si las elecciones no le proporcionan una mayoría en el Parlamento, esto sería otra vez elevar el espectro de una investigación parlamentaria que amenazaría con arruinar el futuro político, para abreviar, todo el futuro de Erdoğan. Ahora el camino a la salvación a través de Damasco, es decir, un estado de guerra que le otorgue poderes especiales a su gobierno, también está cerrado por la incursión de Rusia en Siria. La única opción que le queda es la Sirianización de la propia Turquía. Con esto queremos decir una estrategia de guerra civil basadas en los takfiri, las fuerzas de la milicia sunita sectaria de cosecha propia para mantener a Erdoğan en el poder. Las fuerzas islamistas que el gobierno del AKP ha protegido y apoyado durante la guerra civil siria pueden decidir corresponder y ayudar al campo de Erdoğan en la realización de lo que en realidad equivale a una guerra civil. Esta estrategia puede resumirse en la siguiente fórmula: ¡si usted no pudo llevar Turquía a Siria, entonces, lleve Siria a Turquía!

Milicia sunita sectaria de cosecha propia

Una serie de eventos que se desarrollaron en el transcurso de estos últimos meses ha sacado a la luz pública un proceso que, con evidencia, se inició después de la revuelta popular que fue provocada por el incidente Gezi en junio de 2013. A lo largo de todo el verano, esta revuelta creó gran temor y preocupación en el gobierno del AKP. Dos estrategias diferentes fueron ideadas. El campo que se cristalizó en torno a Abdullah Gül, también uno de los fundadores y miembro destacado del AKP y para aquel entonces presidente de la república, y que pasado el tiempo fuera reemplazado por Erdoğan en agosto de 2014, prefiere una estrategia de difusión basado en la división de las masas insurgentes en un ala moderada y otra radical. El campo de Erdogan, por su parte, optó por la demostración de fuerza con pura represión, con base al todavía fuerte apoyo electoral de las capas más conservadores de la sociedad dispuestas a prestarle apoyo a su liderazgo. Ahora ha trascendido que ha vuelto a aparecer un componente indispensable de esta estrategia represiva con la formación de un conjunto de fuerzas abiertamente contrarrevolucionarias que se desplegarían en caso de una amenaza al poder de Erdogan.

Sin entrar en los detalles de la cuestión que inevitablemente aburrirían y confundirían al lector no iniciado en los entresijos de la política turca, vamos a ofrecer rápidamente una vista panorámica de las fuerzas preparadas de este modo por el campo de Erdogan. Los ataques recientes han sacado a luz pública una nueva formación llamada "Osmanlı Ocakları". La palabra "ocaklar" se refiere a los jenízaros de los otomanos y de ahí el nombre de esta organización que mejor se puede traducir como el Cuerpo Otomano. Esta formación estuvo activa en los ataques contra el principal diario secular Hurriyet por su cobertura crítica de ciertos aspectos de la política de Erdogan. También hizo sentir su presencia en los ataques por turbas en las sedes del HDP, el partido parlamentario kurdo, en más de 140 ubicaciones en toda Turquía la noche del 8 de septiembre. Esta formación, al parecer, está creciendo rápidamente, atrayendo a desempleados y al lumpen-proletariado con dineros del AKP. Afirma que ya está organizada en 73 de las 91 provincias de Turquía.

Está además el IBDA-C, una organización islamista radical que es anterior al AKP, cuyo líder carismático estuvo en la cárcel durante largos años, sólo para ser puesto en libertad bajo la protección apenas disfrazada del propio Erdoğan a raíz de la sublevación en Gezi. Esta organización aboga clara y abiertamente por el uso de métodos violentos contra los enemigos del Islam. De una postura crítica vis-a-vis con la tradición parlamentaria islamista en Turquía en el pasado, ahora ha orientado sus esfuerzos a una defensa clara de la dirección de Erdoğan.

Mientras el IBDA-C es fuerte en la parte occidental del país y se ha mantenido ocupado atacando al movimiento estudiantil y, en particular, los kurdos, el Hezbolá kurdo, otra organización de milicia que Erdoğan ha resucitado últimamente, debe su crecimiento a las fuerzas reaccionarias dentro de la sociedad kurda. Este movimiento fue muy activo en la década de 1990 y notoriamente ha masacrado figuras políticas civiles kurdas en connivencia con las fuerzas de seguridad. Pero una vez que Abdullah Ocalan, el líder del PKK fue capturado en 1999 y enviado a la cárcel, vio perdido su atractivo y pasó a ser reprimida por el Estado a partir del 2000. Sin embargo, sus líderes, al igual que la de IBDA-C fueron liberados de la prisión últimamente, se han fundido en la legalidad y ahora están representados a través de la mediación de un partido legal de aspecto inocente. El Hezbollah kurdo, absolutamente sin ningún tipo de conexión con su homónimo del Líbano, es una organización de la guerra civil al interior de la sociedad kurda. Ha sido muy útil en transformar la serhildan (Intifada en kurdo) de octubre de 2014  a partir de un levantamiento popular en una lucha armada entre dos grupos, los milicianos del PKK y sus propios contingentes armados. Esta es precisamente la razón por la que está siendo apoyado y protegido por el campo de Erdogan.

Hay otras fuerzas, algunas dentro de la mafia turca, por ejemplo. Una de ellas, Sedat Peker, un resuelto admirador de Erdoğan, organizó una manifestación "contra el terrorismo", como así denominan la lucha kurda por la emancipación nacional, precisamente un día antes de la manifestación del 10 de octubre. Hablando delante de un cartel de Erdoğan, Peker amenazó a los partidarios del movimiento kurdo con ¡"sangre que fluirá como un río"! También están las Brigadas Turcomanas con nombres de diferentes sultanes en la historia otomana, que se encargan de luchar contra las fuerzas del Kurdistán sirio en Rojava.

En definitiva, todo este conjunto de fuerzas que están siendo apoyados y protegidos por el campo de Erdoğan es un indicativo del hecho de que la estrategia de la guerra civil no es ajena a ellos. Ahora que la intervención militar en Siria parece estar descartada, esta alternativa parece cada vez más realista para la búsqueda de la supervivencia de Erdogan.

Fraternidad entre los pueblos o la barbarie

El Medio Oriente y el Norte de África se están moviendo rápidamente hacia una situación de guerra civil en el mundo islámico entre sunitas y chiítas (estos últimos, en alianza con alevíes). Arabia Saudita y Qatar son los principales instigadores del campo sunita mientras que Irán, por supuesto, es la fuerza dirigente del campo chiíta. El sueño de Erdogan es (o quizás sólo debamos decir "era") dirigir las poblaciones sunitas en este tipo de lucha por la supremacía en el mundo islámico. Este es un sueño que tiene sus raíces en la gloria del pasado otomano. Esto implica inmediatamente la reconstitución de la umma, la comunidad islámica en general, bajo la guía del Califato, que fue abolida por la joven república en 1924. Esta supresión los islamistas en Turquía nunca han sido capaces de digerirla.

Este tipo de guerra sectaria dentro del Islam será una reedición de las guerras religiosas de Europa Occidental con violencia redoblada. Es lo que hay que evitar a toda costa. El campo de Erdoğan, así como Arabia Saudita, Qatar e Irán están jugando con fuego. Esta amenaza extrema en Medio Oriente y al norte de África tiene que ser contrarrestada por las fuerzas que no tienen participación en la renta de la tierra generada por el petróleo y el gas natural y en las llamadas finanzas de la Sharia del mundo árabe.

Visto desde el ángulo regional, la guerra civil siria es precisamente una guerra de poder entre estos dos campos. Erdogan es un líder de primera línea del campo sectario sunita. Para incluso comenzar a demandar la lealtad del resto del mundo suní, Erdoğan tiene que ganar su guerra por la supervivencia dentro de Turquía. En esto se ha manifestado su suerte con los takfiri, fuerzas sunitas y sectarias dentro y fuera del país. Esto está llevando a Turquía al precipicio de la Sirianización.

Turquía es, por otro lado, un país pleno de ebullición. Las revueltas de diferentes tipos han tenido éxito en los talones de cada uno dentro de los últimos dos años. Un año después de aplacada la revuelta popular de Gezi, tan poderosa en las ciudades occidentales del país, pero no en el Kurdistán turco, el serhildan, es decir, un levantamiento popular de la población kurda estalló durante una semana en apoyo de la lucha en Kobane contra el ISIL. En ninguno de estos acontecimientos trascendentales estuvo la clase obrera presente como clase. Sin embargo, en el mes de mayo de este año una lucha que llevó a decenas de miles de trabajadores metalúrgicos en erupción, se difundió de su ciudad natal original, en Bursa, un centro industrial cerca de Estambul, a muchos otros centros industriales. Después de un largo período de inactividad, la clase obrera ahora está de nuevo en acción. Así que esta es una sociedad que también está llena de promesas. Es sólo mediante la superación de las divisiones entre las tres fuerzas que están representados por estas tres olas de lucha que las fuerzas progresistas pueden ganar. Y aquí dos cosas son fundamentales: la fraternidad entre los turcos y kurdos y la entrada de la clase obrera en la escena política. En caso de que estas dos condiciones se unan, Turquía no sólo verá el equilibrio interno de fuerzas cambiar decisivamente a favor de una solución progresiva a su crisis política, sino que también puede actuar como factor desencadenante de una solución de futuro, en un proceso de revolución permanente, a los problemas que enfrenta todo el Medio Oriente.

Qué tendencia finalmente ganará será decidido por las fuerzas vivas de la historia. Estamos por ver si la izquierda socialista está a la altura de sus responsabilidades históricas.

El artículo fue publicado por primera vez en http://www.socialistproject.ca/bullet/1175.php.

Sungur Savran






[2]Post scriptum: Tan pronto como estas líneas fueron escritas y el artículo enviado a la redacción de Socialist Proyect para su consideración, el principal diario en lengua turca, Hurriyet, revela que no sólo los nombres de los dos atacantes suicidas estaban circulando durante meses como amenazas potenciales, sino que además, tres días antes del fatídico día, se le informó, precisamente, a la policía que este tipo de ataque se estaba planeando. A menos que este informe resulte ser falso, el abandono total de la policía, que para nada se le vio en el sitio de la reunión desde antes que la primera de las bombas finalmente explotara, es escandaloso o incluso un acto deliberadamente criminal.

miércoles, 14 de octubre de 2015

¡Ninguna solidaridad con el AKP sino luchar en su contra!


Masacre en Ankara, Turquía
¡Ninguna solidaridad con el AKP sino luchar en su contra!
¡Sólo la clase obrera puede llevar a juicio a los culpables!

Hemos perdido más de un centenar de vidas en la concentración del 10 de octubre en Ankara. En el Partido Revolucionario de los Trabajadores (DIP) estamos de luto por todos los compañeros que perdimos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, con los que nos habíamos unido en una lucha por la libertad, y ofrece sus condolencias a sus familias, así como a sus sindicatos y organizaciones políticas. Esperamos sinceramente que nuestros compañeros heridos se recuperen pronto.

La masacre del 10 de octubre en Ankara es el mayor ataque, en la historia de Turquía, a los trabajadores y los oprimidos en el ejercicio de su derecho a protestar. ¡Es más sangrienta que la del Domingo Sangriento de 1969! ¡Es más sangrienta que la del 1° de mayo de 1977! Es más sangrienta que la masacre de 1993 que tuvo lugar en el hotel Madimak en Sivas. Es el más atroz que todos los ataques a las celebraciones del Primero de Mayo tras el golpe de estado del 12 de septiembre. La masacre del 10 de octubre es, sin ninguna duda, el ataque más grande y más brutal a una manifestación organizada por los sindicatos.

Sólo se puede comparar con una masacre bárbara que no tuvo relación con la lucha de clases. En marzo de 1992, el Estado asesinó a más de 100 personas, jóvenes y viejos, mujeres y niños durante las celebraciones de Newroz en Sirnak. Ese fue el primer acto atroz en una cadena de masacres que el Estado ha dirigido a nuestros hermanos y hermanas kurdos durante la década de 1990. La horrenda planificación de tales masacres terminaría siendo expuesta más tarde en 1996 durante el escándalo Susurluk. La masacre de Şırnak pudo haber sido la primera de las "1000 operaciones infames". En resumen, ¡Turquía está ahora en ese momento horrible! La masacre en Suruç fue seguida de los ataques a Kobani. ¡La masacre del 10 de octubre ha transformado a Ankara en otra Suruç, y Turquía lo está siendo rápidamente en otra Siria!

Dadas las circunstancias, acciones como expresión de queja o pedir a todos los grupos políticos a unirse en solidaridad por la protesta y el limitarse uno mismo a decir "todos los responsables deben renunciar", como lo ha estado haciendo Kemal Kılıçdaroğlu, el presidente del Partido Republicano del Pueblo (HDP), solamente abrirá el camino a más agresión por parte del AKP y Tayyip Erdoğan –una agresión que, efectivamente, ha alcanzado su punto máximo con la reciente masacre.

Tayyip Erdoğan también está pidiendo solidaridad. Ahmet Davutoglu también está pidiendo solidaridad. Y Kılıçdaroğlu promete solidaridad. La clase obrera y la población trabajadora no tienen un solo tema que pueden resolver en común en solidaridad con el AKP, Tayyip Erdoğan o Davutoglu. ¡La única respuesta a los ataques contra la clase trabajadora es la lucha de clases! No se puede establecer solidaridad con un gobierno que representa a las clases dominantes, y peor aun, un gobierno que está llevando lentamente a Turquía al borde de la guerra y a la barbarie mientras erosiona todas las libertades duramente coquistadas.

Ellos son los responsables de la masacre del 10 de octubre. Esta masacre se ha producido en una Turquía donde el gobierno no ha movido un dedo para perseguir a los autores de las explosiones preelectorales en sedes del HDP y sus mítines en Mersin, Adana y Diyarbakir, y las bombas hechas estallar en Suruç después de ellas, el 20 de julio. Así, incluso antes de tratar de averiguar quiénes son los autores materiales en esta fecha, podemos señalar con el dedo al gobierno del AKP. Su objetivo no es sólo convertir a Turquía en un país donde belicistas civiles, sectarios y takfiris (los que declaran a todos los demás como no creyentes) tengan manos libres. El futuro del AKP y Tayyip Erdoğan depende completamente ahora de esas organizaciones. Ellos están en una especie de conflicto controlado con ISIS, escondiendo una profunda connivencia. Pero hay muchas otras organizaciones en la foto: IBDA-C, el Hezbollah kurdo desfilando como un inocente partido legal (Hüda-Par), el llamado Cuerpo Otomano, las Brigadas Turcomanas... Lo que sea. No pregunte quiénes llevaron a cabo los atentados en esta masacre. Pregunte quién los causó para convertirlo en un aspecto indispensable de la política turca. Una vez más todos los dedos apuntarán a Tayyip Erdoğan y al gobierno del AKP.

Los sindicatos y las asociaciones gremiales que organizaron la manifestación del 10 de octubre han convocado una huelga general de dos días. En este momento nuestra tarea más importante es llevar esta decisión a la agenda de todos los sindicatos y asociaciones gremiales, y hay que trabajar duro para llevarlo a cabo.

El movimiento obrero también debe unir sus fuerzas con los gremios profesionales y las organizaciones de masas para formar un Comité Independiente de Investigación para descubrir, revelar, y llevar a juicio y condena a los autores de la masacre del 10 de octubre y a todos los que lo apoyaron. Los colegios de abogados y personalidades de respeto en la vida nacional también deben incluirse en este esfuerzo. Debemos trabajar duro para que este Comité esté autorizado para acceder a todo tipo de documentos, testigos y datos. Es de vital importancia que la investigación de la masacre del 10 de octubre no se deja en las manos de un jefe de la policía devenido en ministro del interior que carece de autoridad y responsabilidad política y que no ha podido hacer frente a los problemas de seguridad durante su mandato.

¡El ministro del Interior debe ser despedido! Un ministro que no puede evitar la muerte de más de 100 personas en una manifestación pública no debe mantenerse en tal puesto. Debe ser despedido inmediatamente y así abrir el camino a una investigación decente. Es un jefe de la policía sin ninguna responsabilidad política; no esperaríamos que dimita. ¡Él debe ser despedido!

¡Que todos los afiliados de los sindicatos exijan de sus directivos a apoyar y organizar la huelga general!

¡Obreros, empleados públicos, trabajadores de oficina, participemos en la huelga general!

¡Adelante por un Comité Independiente de Investigación establecido por los sindicatos y las organizaciones de masas!

¡Que el ministro del interior sea despedido!

Comité Central del Partido Revolucionario de los Trabajadores (DIP), Turquía
13 de octubre 2015



domingo, 11 de octubre de 2015

¡El culpable es el AKP! - Ante la masacre por el estallido de una bomba en Ankara, Turquía, el sábado 10 de octubre de 2015


Ante la masacre por el estallido de una bomba en Ankara, Turquía, el sábado 10 de octubre de 2015
¡El culpable es el AKP!

El siguiente texto es la traducción al castellano de un comunicado difundido por el DIP (Partido Revolucionario de los Trabajadores de Turquía) a pocas horas después del ataque con bomba que mató a por lo menos un centenar de personas e hirió a otras cuatrocientas.

Turquía está siendo transformada rápidamente en otra Siria. Los terroristas protegidos por el Estado turco explotan bombas en medio de decenas, quizá incluso cientos de miles de personas en la ciudad capital de Ankara. Más de un centenar de muertos, cerca de cuatrocientos heridos... Y esta masacre se está llevando a cabo en una Turquía donde el gobierno no ha movido un dedo para perseguir a los autores de las explosiones preelectorales en Mersin, Adana y Diyarbakir, y a la ocurrida en Suruç el 20 de julio. Así, incluso antes de tratar de averiguar quiénes son los perpetradores en esta fecha, podemos señalar con el dedo al gobierno del AKP sin dudarlo.

El objetivo no es sólo para convertir a Turquía en un país donde belicistas civiles, sectarios y takfiris (los que declaran a todos los demás como no creyentes) tengan manos libres. El futuro del AKP y Tayyip Erdoğan depende completamente ahora de esas organizaciones. Ellos están en una especie de conflicto controlado con ISIS, escondiendo una profunda connivencia. Pero hay muchas otras organizaciones en la foto: IBDA-C, el Hezbollah kurdo desfilando como un partido legal inocente (Hüda-Par), el llamado Cuerpo Otomano, las Brigadas Turcomanas... Lo que sea. No pregunte quiénes llevaron a cabo los atentados en esta masacre. Pregunte quién los causó para convertirse en un aspecto indispensable de la política turca. Una vez más todos los dedos apuntarán a Tayyip Erdoğan y al gobierno del AKP.

Una reunión de ONGs se había organizado en Ankara la semana antepasada. Supuestamente estuvieron expresando "No al terrorismo, sí a la fraternidad". A continuación se celebró una reunión similar organizada por el AKP y el Estado en Estambul. Más tarde, en Rize (ciudad natal de Erdogan en la costa del Mar Negro) el infame líder mafioso, Sedat Peker, habló de pie en otro mitin delante de posters de Erdogan a tamaño completo. Maldijo el terrorismo y declaró que pronto correría la sangre como un río a lo largo y ancho de todo el país. ¿Y qué pasa con el terrorismo de Estado? ¿Por qué están todos en silencio por los atentados en Ankara, Mersin, Adana y Diyarbakir? ¿Por qué están todos haciendo caso omiso de la policía gaseando hasta los muertos en Ankara e intimidando con disparos al aire a las personas que corrieron en auxilio de los heridos?

El mensaje de esta masacre es muy claro: ¡está prohibido manifestarse en Turquía! O más precisamente, está prohibido manifestarse contra Tayyip Erdoğan y el AKP. El mensaje es: "¡Vamos a acabar con todos los que asistan a estas manifestaciones!".

¡Así no serán las cosas para siempre! ¡Sus días están contados! ¡La hora se acerca, cuando se den a conocer todos sus crímenes! ¡Usted no sólo ser derrocado, sino que también será llevado a juicio!

Comité Central del DIP
Partido Revolucionario de los Trabajadores
10 de octubre 2015


PD: Hoy hemos realizado una segunda declaración, llamando a todo el pueblo trabajador a apoyar activamente la huelga general convocada por los sindicatos que organizaron la manifestación en Ankara; para exigir un Comité Independiente de Investigación, integrado por los sindicatos y los gremios profesionales de la ingeniería, medicina, de abogados, etc.; y por último, para exigir la destitución del ministro del interior.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Resolución del Comité Central del Partido Revolucionario de los Trabajadores (DIP) de Turquía


Turquía convulsionada ante la evidente corrupción del gobierno de Tayyip Erdoğan
Resolución del Comité Central del Partido Revolucionario de los Trabajadores (DIP) de Turquía

Que se vayan todos! el DIP en las barricadas en Taksym


Turquía está en las convulsiones de una masiva crisis resultante de desenterrar la inmensa corrupción que involucra a los ministros del gobierno, sus hijos, incluyendo al del primer Ministro Tayyip Erdoğan, los imanes de la construcción y bienes raíces, el CEO de un gran banco de propiedad pública y otros. Les presentamos a continuación la resolución publicada por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (DIP) de Turquía. Con la publicación de esta declaración, un movimiento popular ha hecho su debut en todas partes de Turquía, reminiscencia de la rebelión popular del verano pasado. El texto es la traducción al inglés de la resolución escrita originalmente en turco, con explicaciones añadidas entre corchetes.

Que el gobierno renuncie!

Que se vayan todos ellos!

A preparar el terreno para el gobierno obrero y de los trabajadores!

Turquía está en medio de una profunda crisis política. Se ha hecho evidente que el gobierno del AKP está totalmente ahogado en el fango de la corrupción. Con cajas de zapatos y cajas de seguridad llenas de dinero, la suciedad de un gobierno puramente burgués se extiende por delante para que todos lo puedan ver. El Primer Ministro Tayyip Erdoğan, líder de la responsabilidad primordial de esta infamia, ya no puede encubrir los hechos.

Erdoğan esperaba, primero, aliviarse él mismo de la presión al convocar a los ministros a dimitir por estar acusados de corrupción. Sin embargo, ahora se encuentra acorralado luego que los renunciantes ministros de Urbanismo y de Medio Ambiente hicieran la petición a que Erdoğan también lo hiciera. El primer ministro ha profundizado la crisis ordenando a la policía leal a él a que bloquee una nueva investigación de corrupción que involucra a los ferrocarriles del Estado turco.

Independientemente de las intenciones políticas y los enlaces de los fiscales que han iniciado las investigaciones  de corrupción [se alega pertenecen a la red religiosa de Fethullah Gülen, que apoyó al AKP de Erdoğan por muy largo tiempo, pero que ha entrado en conflicto con éste en los últimos años], el nombramiento de nuevos fiscales a la investigación permanente por parte de Erdoğan y el cambio de las reglas para el funcionamiento del poder judicial exigiendo a los fiscales buscar la aprobación de las autoridades administrativas antes de llevar a cabo cierta cantidad de investigaciones, son un intento de convertir al poder judicial en oficina de abogados del AKP en lugar de bloquear una conspiración. No es ningún secreto que los partidarios de Fethullah Gülen han creado una camarilla dentro de la policía. Sin embargo, al bloquear la ejecución de las órdenes de arresto de la Fiscalía con la ayuda de las fuerzas policiales leales a sí, Erdoğan claramente intenta convertir a la policía en una organización paramilitar ilegal del AKP.

Erdoğan está hablando de una conspiración y la participación de fuerzas extranjeras. De hecho hay una conspiración y la participación de fuerzas extranjeras, especialmente el imperialismo yanqui. Sin embargo, el principal factor detrás de la cadena de acontecimientos recientes es la rebelión popular contra Erdoğan en mayo y junio de 2013, que llevó a todos sus aliados a darse cuenta que ya no es capaz de gobernar Turquía en estabilidad y, en consecuencia, a abandonarlo uno tras otro. Por esta razón, Erdoğan no está en posición de oponerse a los Estados Unidos o la conspiración. Al contrario, Erdoğan buscará la ayuda de esas fuerzas por cuyo apoyo ha mantenido hasta ahora el poder!

Rogará a Estados Unidos por ayuda y pedirá perdón por sus errores del pasado!

Irá a los capitalistas islamistas de los MÜSİAD y solicitará su ayuda!

Le suplicará al Rey Saudita y al Emir de Qatar!

Los trabajadores que han sido explotados sin piedad por los jefes de la industria de la construcción, que trabajan sin siquiera seguro básico, que mueren como resultado de crímenes del trabajo (llamados "accidentes de trabajo"), que están condenados a trabajar en condiciones de esclavitud por una miseria y que son gaseados cada vez que salen a las calles para reclamar su deuda, ciertamente no vendrán a su rescate.

No importa cuántos votos obtuvo el AKP en las elecciones anteriores, ha quedado claro que defiende los intereses de una pequeña minoría que explota y oprime al 99% del pueblo. Este gobierno en desorden no tiene futuro sino a su colapso. Que el gobierno renuncie!

Sin embargo, tampoco compraremos AKPismo sin el AKP. No tenemos la más mínima confianza en el Embajador de los Estados Unidos [que últimamente ha estado profundamente involucrado con las maniobras políticas día tras día en Turquía], en Fethullah Gülen, Kilicdaroglu, Sarıgül y Bahçeli, los otros representantes de la misma minoría chupa sangre de explotadores. Ellos son los que entendieron, después de la rebelión popular provocada por los acontecimientos en Gezi este pasado verano, que Erdoğan había perdido su capacidad de coordinar la ofensiva contra la clase obrera, para reprimir el accionar de los trabajadores ante una posible crisis económica, o para liquidar el movimiento kurdo. Es por ello que han decidido preparar un ataque contra las masas trabajadoras y oprimidas con una fuerza más confiable que Erdoğan. Que se vayan todos!

La fuerza capaz de obligar a todos a irse se encuentra reorganizando el potencial generado por la rebelión popular provocada por los acontecimientos en Gezi el verano pasado, en torno a los intereses de la clase trabajadora y el pueblo oprimido que constituyen el 99% de la sociedad.

En contra de la administración pro-yanqui del AKP y la posibilidad de ascenso al poder del bloque de oposición aún más pro-yanqui que Erdoğan, el 99% es la única alternativa: por el gobierno de los trabajadores! Es el momento de organizar las fuerzas que podrán dar curso a la realización de este gobierno.

26 de diciembre de 2013
Comité Central del Partido Revolucionario de los Trabajadores (DIP) de Turquía