Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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miércoles, 28 de agosto de 2013

Venezuela aún se sostiene debido al ingreso petrolero


Prensa Opción Obrera 26 Agosto - Septiembre 2013

Editorial
Venezuela aún se sostiene debido al ingreso petrolero
Como siempre fue y se prolonga en esta quinta república

La situación venezolana hoy es más grave que la que convergió en el golpe de derecha del 11 A y en el lock-out petrolero del 10D, durante el 2002.

A confesión de partes
Víctor Álvarez  fue presidente de la CVG  y también viceministro de Producción y Comercio, Vladimir Acosta, es historiador y  profesor en la escuela de sociología de la UCV y según el gobierno “uno de los referentes intelectuales de la Revolución Bolivariana” (RNV, 23/05/2013), ambos, cada quien en su ámbito, muestran un cuadro sombrío sobre el país, estos defensores del chavismo desde su lado izquierdo sirven de desahogo a quienes desde el gobierno hacen lo posible para salvar a esta sociedad capitalista.

Vladimir Acosta en su programa radial “De Primera Mano” del lunes 10 de junio expone la grave situación del país, pero con un análisis absurdo (anti dialéctico) calificando a las crisis del 2002 como políticas y separándolas de la que se viene conformando, designándola como  económica, ocultando que ésta es hija de aquella y sin hilvanar la responsabilidad política del gobierno, desde ese momento hasta ahora.

Álvarez, como economista, abunda más sobre el carácter de la crisis, por supuesto embelleciendo al chavismo, omite el carácter de clase de la sociedad y reconoce el agotamiento de un “modelo productivo”, de esta forma dice: “Venezuela es un país con un fuerte arraigo extractivista y por eso depende de la captación de renta y no del esfuerzo productivo para satisfacer sus necesidades”.

Álvarez asienta, sin embargo, que el PIB ha crecido “sustentado en el auge del comercio importador y los servicios financieros, es decir una deformación que tiene consecuencias nefastas para la economía del país”.

Define “[que en] una sociedad rentista, los actores económicos y sociales se acostumbran a obtener ingresos que no son fruto de su trabajo. Desde que apareció el petróleo en Venezuela ha sido más fácil devorar la renta”.

Sigue con su modelo sin establecer quienes se benefician: “El extractivismo es un modelo de acumulación basado en la obtención de una renta por la explotación de recursos naturales y energéticos”.

Enseña con cifras la emergencia y el exabrupto: “Actualmente el déficit del sector público consolidado está en el orden del 15 % del PIB (incluye PDVSA, empresas básicas y empresas nacionalizadas). Este déficit se presenta en momentos en que los precios del petróleo han perforado la barrera de $ 100 dólares/ barril”.

Prosigue con los malos augurios: “Si el financiamiento del déficit fiscal por parte del BCV se convierte en una práctica reiterada y creciente, las consecuencias son nefastas. La expansión de la liquidez monetaria sin respaldo en el aumento de la oferta de bienes y servicios, se traduce en un deterioro del poder de compra de la moneda. Por lo tanto, se trata de prescindir del financiamiento del gasto público a través del BCV para evitar las emisiones de dinero inorgánico que atizan la inflación.

Sin embargo, las modificaciones a la Ley del BCV están transformando al instituto emisor en un gran financiador del déficit fiscal. Hasta PDVSA y otras empresas públicas no financieras ahora pueden endeudarse con el BCV. De hecho, al cierre de 2012, la deuda neta de la petrolera con el instituto emisor superó los 165 millardos de bolívares, justo en el año en que se vendió el petróleo al mayor precio. En el caso de las otras empresas públicas no financieras, su deuda neta con el BCV superó los 15,5 millardos de bolívares al cierre de 2012”.

La realidad que nos da en la cara
Después de 14 años supuestamente en socialismo Venezuela sigue dependiendo del precio del crudo y la banca aumentando sus ganancias.

Sólo es cuestión de tiempo –vamos a un colapso económico–, hasta la renta se agota. La política petrolera desde la perforación hasta la industria refinadora, incluyendo la petroquímica y la producción de gas no asociado, es un desbarajuste. La producción de crudos sintéticos de la Faja del Orinoco, mediante las plantas mejoradoras de crudos extrapesados, han disminuido la producción, y los proyectos tantos de nuevas plantas mejoradoras como los cambios de patrones de refinación mediante conversión profunda están por iniciarse desde hace años y no arrancan por falta de dinero (inversores), a la par está la llamada producción temprana de la faja, la fábrica de taladros de perforación chino venezolana es un fracaso, los proyectos de producción de gas costa afuera en la plataforma deltana como en el golfo de Venezuela también están atrasados, las fabricas de tubería petrolera están cerradas, paralizadas o con escasa producción, las fabricas de válvulas, bridas  y demás accesorios se encuentran en la misma situación. Fuera de todo esto está la importación desde los insumos para producir papel higiénico hasta los taladros para perforar que dependen del ingreso en dólares para comprarlos.

Los proyectos de energía termoeléctrica e hidroeléctrica, están atrasados. Las empresas básicas de Guayana cada vez producen menos, las cementeras igual. La producción de manufactura ha disminuido notablemente, sólo las importaciones aumentan como también las ganancias de la banca privada.

El chavismo representa un sistema agotado, y no solo él, también el conjunto de la democracia burguesa nacida en el 58 la cual el gobierno de Maduro remata, está colapsada, la renta petrolera como descomunal ingreso ha impedido el  desarrollo integral y armónico del país, está exprimida de tal forma que no puede dar más. La alternativa, dentro de un contexto internacional donde Venezuela no solo está inmersa sino que lo sufre al tener una economía tan deformada y parasitaria, tiene dos salidas: o es un gobierno de sobrevivencia mediante medidas durísimas para los trabajadores, o nosotros los trabajadores tomamos la economía en nuestras manos lo que sería la autentica vía al socialismo. El chavismo como caudillo bonapartista, es decir, como intermediario entre las clases y por encima de la instituciones tradicionales, no da para más, lo mismo de siempre: los corruptos y los corruptores, la burocracia incapaz, los especuladores, el  endeudamiento y la falta de producción nacional han conllevado a una economía donde las importaciones se chupan los dólares que ingresan por la venta del petróleo, el bolívar fuerte sin respaldo productivo nacional sigue depreciándose, a la par del empeoramiento de los servicios públicos.

Conclusión
La clase capitalista se ha quedado sin financiamiento, el Estado casi en quiebra por el déficit fiscal sigue endeudándose –la ley de endeudamiento para 2013 fue de 22.000 millones de dólares pero ahora se requiere una complementaria de 12.000 millones más transcurrido la mitad del año–, pagando intereses que sólo la renta del petróleo todavía puede soportar y continuar subsidiando en lo que puede al capital, sobre todo al gringo, al chino, y a un nuevo sector que ha crecido a expensas de las relaciones políticas con el gobierno, la boliburgesía, todos a la sombra de las empresas estatizadas.

Las salidas para el gobierno son la tercerización, la negativa a la contratación colectiva, la quiebra en la producción de las empresas de servicio, el aumento de las tarifas, de  los alimentos y lo que viene, más aumentos y eliminación de subsidios, en particular a la gasolina, así lo nieguen hasta la saciedad.

Para los explotados, la salida está en enfrentar una situación caracterizada por la tendencia al derrumbe económico y a la crisis política, haciendo que la paguen los que la han causado, los capitalistas y todos aquellos que aúpan sus relaciones sociales. La clase obrera tiene la palabra para llevarlo a cabo y así impedir el camino al desastre social que se avecina, pero se requiere de su organización y de su reconocimiento propio bajo las banderas de la autonomía y la independencia de clase. He allí el papel de relevancia que nos corresponde a los socialistas:

¡ESTRUCTUREMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES PARA GOLPEAR JUNTOS!



domingo, 17 de febrero de 2013

El Bolívar, débil.

Prensa Opción Obrera 25 Enero - Febrero 2013

El Bolívar, débil.

El bolívar, sin producción nacional no tiene respaldo, peor aún, si las reservas caen y la demanda de divisas es cada vez mayor debido al aumento sin parar de las importaciones.  La producción interna disminuyendo constantemente conduce a un bolívar más débil y la vía expedita a una devaluación. Esto trae de la mano al gobierno con los capitales privados, los primeros para generar más bolívares por dólar petrolero, y los segundos, para seguir parasitando al Estado con dólares preferenciales, ambos son liquidadores de la economía del país.

El 22 de enero de 2003 Hugo Chávez decretó el control de cambio con el  objetivo de evitar la fuga de divisas y contener la inflación. De esa fecha para acá han ocurrido devaluaciones al bolívar, la inflación no ha bajado de dos dígitos, el mercado negro de compra de divisas ha permanecido por más del doble del valor oficial, el IVA como el más regresivo de los impuestos fue incrementado de 9 a 12%, y la fuga de capitales se mantiene con un promedio anual de 20.000 millones de dólares.

Mientras el precio del barril del petróleo, con un altibajo de menos de un año, ha mantenido records históricos de precios altos también ha aumentado vertiginosamente la importación, el endeudamiento tanto externo como interno, el déficit fiscal y … continua la fuga de capitales promovido por el gobierno  por la emisión de bonos en dólares de Pdvsa y el Ministerio de Finanzas, o a través del Sitme, un sistema donde las empresas compran tales bonos en dólares en el Banco Central con la excusa de disponer de ellos para poder seguir importando. 

El Gobierno, inclusive disminuyendo los gastos, no puede cubrirlos con la recaudación de impuestos y la renta petrolera, por eso además del endeudamiento, la vía a otra devaluación también estará acompañada a disminuir el salario real con fines de evitarles menos sufrimientos a los dueños del capital sean comerciantes, industriales o simplemente usureros.

Hay, por tanto, etapas claras en la forma como el país interviene en el mercado mundial y en él con sus altas y bajas. Cuando arranca el gobierno bolivariano en 1999 el precio del petróleo, nuestra única fuente mayoritaria de divisas y de renta antes como hoy, estaba por los suelos como consecuencia de los efectos recesivos de la economía mundial y la innata dependencia a ella de los gobiernos cuartorepublicanos. Hasta 2002 la política monetaria del gobierno bolivariano no se diferenció en mucho de ellos: fuga de capitales y devaluaciones fueron la tónica esencial. La respuesta con el control de cambios en 2003 es por el efecto de la intervención imperialista en desalojarlo del poder al atacar con fiereza la industria petrolera con el paro de finales de 2002 y principios de 2003. La recuperación posterior de la economía mundial, por tanto de los precios del petróleo, culmina sin embargo en 2007 con la quiebra de la banca norteamericana que arrastra a todo el sistema financiero mundial a una vorágine de bancarrotas. Con todo el gobierno bolivariano, y sus capitalistas, dispusieron de ingresos extraordinarios con el precio del barril petrolero a 140 dólares hasta el tercer trimestre del 2008 para llevarlo a menos de 40 a finales de ese año, demostrando una ley de hierro del capital como lo es la incapacidad del nacionalismo en el marco capitalista y burgués de resolver las tareas democrático-burguesas pendientes como lo son una industrialización y productividad propias aún disponiendo de condiciones boyantes en la economía nacional.

De aquellos polvos estos lodos. Lo que ha permitido que la burguesía a lo interno de nuestras fronteras sobreviva son sus modos de producción que no escatiman en ser trasladados de un esquema productivo nacional al del mero comercio importador cuando la incapacidad nacionalista, muy expresiva al denunciar al imperialismo, no puede obligar a su clase burguesa a producir como debería. La bancarrota mundial del capital ha desatado las costuras del atraso capitalista en nuestro país. Mientras ingentes recursos financieros estuvieron disponibles para un desarrollo productivo nacional de envergadura hasta buena parte de 2008, los mismos fueron dilapidados en el disfrute de la renta petrolera por parte de la burguesía, la tradicional como la boliburguesa nacida al calor del “proceso” bolivariano.

El círculo vicioso entonces deviene en torbellino en expansión. Las divisas provenientes del petróleo se disponen para que la burguesía “nacional”, se convierta en compradora-importadora, es decir mas parásita,  mientras una porción, relativamente cada vez menor, se transforme en un fondo social para alimentar las misiones y evite las protestas y estallidos sociales por las penurias de las masas, pero al resultar insuficientes tales divisas el gobierno bolivariano se endeuda vía bonos soberanos o fondos chinos producto de tasas de interés de usura como consecuencia del alto riesgo país impuesto por las finanzas mundiales, tales endeudamientos deben ser cancelados a corto plazo y con las mismas divisas provenientes del petróleo; el precio negro de la moneda venezolana se incrementa respecto al dólar ante el flujo reducido de las divisas para importar haciendo que los bienes de consumo, esencialmente importados, incrementan su valor para el consumidor final; y como efecto de apagafuegos el gobierno libera más divisas a la burguesía a cambio de un nuevo endeudamiento internacional mientras la banca privada y pública acrecienta aún más sus utilidades como agentes intermediarios de Cadivi o el Sitme.

El plan de endeudamiento aprobado a finales de 2010 contemplaba cancelar en el lapso 2011-2015 la bicoca de 20.000 millones de dólares en amortización y servicio de la deuda, en 2012 fueron cancelados 9.000 millones perturbando sensiblemente la economía nacional y obligando al BCV a vender oro monetario por 3.000 millones de dólares para intentar reponer las reservas internacionales líquidas, en 2013 está previsto cancelar 18.000 millones de dólares por el mismo concepto donde 15.000 millones de ellos son sólo servicio de la deuda.

El sentido del control de cambio se trastoca para colocarle pulmones a una burguesía incapaz de un desarrollo nacional propio. Que los asalariados terminen pagando los costos de la crisis del capital con una más pronta que tarde devaluación no es más que la incapacidad del nacionalismo en el marco burgués de resolver los problemas nacionales inclusive si para sobrevivir debe hacer uso de la máscara del “Socialismo del Siglo XXI”.

Resulta asombroso cómo a las puertas de una nueva devaluación se termine explicándola en términos del “sacrificio en tránsito al socialismo” que debamos hacer los explotados para que los capitalistas no paguen los costos de la crisis que han creado. Como socialistas reivindicamos el control de cambio, pero no este sojuzgado manejo de las divisas provenientes del petróleo a favor de la burguesía. Control de cambios y monopolio del Estado del comercio interno y externo, bajo control directo de los explotados y el pueblo, deben ir unidos de la mano para disponer de las divisas hacia lo estrictamente necesario para las mayorías mientras se alienta con bienes de capital el proceso productivo nacional bajo un proceso de planificación de la economía por los que directamente producen la riqueza, los explotados, bajo condiciones de salarios que satisfagan la cesta básica familiar. 

lunes, 11 de febrero de 2013

Rodrigazo en Venezuela, los K ponen las barbas en remojo


Rodrigazo en Venezuela, los K ponen las barbas en remojo

La nueva mega devaluación de la moneda venezolana, conocida como ‘bolívar fuerte’, constituye una advertencia a los trabajadores de América Latina acerca de la incapacidad de los llamados gobiernos nacionales y populares para defender los niveles de vida de la población socialmente más vulnerable.

Esto ocurre cuando el precio internacional del petróleo – la materia prima que representa el 95% de las exportaciones de Venezuela – continúa elevado e incluso es el doble de la previsión establecida en el presupuesto público del país. Los salarios de los trabajadores petroleros de Venezuela se encuentran entre los más bajos de la industria petrolera mundial y apenas en la media del salario de los venezolanos.

Esta nueva mega devaluación apunta a incrementar las contribuciones de la empresa petrolera, PDVSA, al Tesoro de Venezuela, pero no corrige ninguno de sus problemas estructurales: sólo PDVSA acumula una deuda externa superior a los 30 mil millones de dólares. PDVSA es manejada por una burocracia del Estado, ligada a proveedores y contratistas, completamente ajena al control y gestión de los trabajadores. Las empresas privadas de servicios tecnológicos, en gran parte extranjeras, absorben la mayor parte de la renta petrolera de Venezuela.

La devaluación golpeará fuertemente los precios de los alimentos, que son mayormente importados. El nacionalismo de contenido capitalista ha sido incapaz de industrializar al país y recuperar el mercado que dominan el capital extranjero y la burguesía local.

El tamaño de la devaluación, un 47%, no alcanza para corregir el desajuste cambiario en las condiciones existentes, de modo que es el comienzo de una escalada. Es una amenaza fatal para la política fiscal de redistribución del ingreso nacional. Una redistribución auténtica del ingreso nacional depende de una revolución en el modo social de producción y trabajo de la industria.

Las campanas de Venezuela doblan por Argentina, que también enfrenta la inminencia de un rodrigazo, sin que importe – aquí tampoco – la cotización elevada de la exportación de soja.

Los países que se jactan de rectitud fiscal y política anti-inflacionaria, están sufriendo una enorme inflación en dólares, debido a la política de devaluación del gobierno de Obama, que apunta a abaratar las exportaciones de Estados Unidos y desalojar del mercado a los competidores. Esta inflación dolarizada ha provocado un enorme proceso de desindustrialización. El rodrigazo de los países ‘probos’ llegará cuando empiecen a retroceder los precios internacionales de las materias primas –ya comenzó con el cobre y el platino– y aumente la tasa de interés internacional.

En oposición a los rodrigazos, sean estos nacionales y populares o neoliberales (abandono de la convertibilidad), propugnamos una planificación económica que apunte al desarrollo industrial autónomo y un control de la producción por parte de los trabajadores, para asegurar el progreso material e intelectual de la población laboriosa.

Jorge Altamira