Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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domingo, 3 de octubre de 2010

Tercer día consecutivo lleva huelga de hambre de los trabajadores del Ipasme en edo. Portuguesa



TERCER DIA CONSECUTIVO LLEVA HUELGA DE HAMBRE DE LOS TRABAJADORES DEL IPASME ACARIGUA ARAURE DEL ESTADO PORTUGUESA.

Los trabajadores Ramona del Carmen Hernández, Pedro Camacho, Rafael Simón Brito, Nelson Salcedo, Sol María Jaime, Yaselis Martínez, Aida Villegas, Dominga Escobar y Mariana del Carmen Vásquez, son trabajadores que vienen laborando para el IPASME desde muchos años través de empresa s contratistas es decir como trabajadores tercerizados.

El 23 de Marzo de 2010, la empresa encargada del mantenimiento del IPASME INVERSIONES SOYME C.A , los puso de paticas en la calle por ordenes de la directora Dominga Abreu, ante esta situación los trabajadores acudieron a la Inspectoría del Trabajo y se pusieron a derecho , en fecha 10/08/2010 la Inspectoría ordeno al IPASME que los reenganchara y les cancelara los salarios caídos , porque quedo demostrado que son trabajadores del IPASME.

A todas estas la Inspectoría del Trabajo se traslado hasta las instalaciones de la empresa a fin de ejecutar el reenganche de los trabajadores, el IPASME se negó a reengancharlos.

Ante le negativa del IPASME los trabajadores decidieron ir a la huelga de hambre, la cual comenzó el 29 de Septiembre de 2010, están incorporados Ramona del Carmen Hernández, Pedro Camacho, Rafael Simón Brito, Nelson Salcedo, Sol María Jaime, Yaselis Martínez, Aida Villegas, Dominga Escobar y Mariana del Carmen Vásquez, el día de ayer la trabajadora Ramona del Carmen Hernández, sufrió una descompensación tuvo que ser tratada por los médicos de turno de la Institución.

En horas de la tarde del día de ayer se apersonaron representantes legales del IPASME de la ciudad de caracas y no precisamente para solucionar, pues anunciaron a los trabajadores que al IPASME le faltaba agotar la vía administrativa, que ellos irían al contencioso administrativo a solicitar la nulidad de la providencia administrativa. Y por si fuera poco, les dijo que la pelea no era con el IPASME sino con la empresa INVERSIONES SOIMER, que ellos podían intervenir pero para que el reenganche lo asuma la contratista

Los trabajadores dijeron no a la propuesta patronal y se mantienen en huelga de hambre hasta lograr las peticiones.

Exigencias de los trabajadores

1. Reenganche con incorporación a la nomina del IPASME
2. Y pago de salarios caídos

Al igual que una empresa privada, desde las instituciones gubernamentales en nombre de la revolución, se garantiza la mano de obra tercerizada, para abaratar la mano de obra de los trabajadores y llenarle los bolsillos a las contratas.

Hacemos un llamado a todos los sindicatos, estudiantes, concejos comunales, organizaciones políticas, federaciones a los fines de que brindemos la solidaridad y apoyo a los trabajadores huelguistas del IPASME exigiendo al gobierno nacional el reenganche, ingreso a la nomina y pago de sus salarios caídos.

Osmary Escalona

Elecciones bolivarianas dan victoria a la derecha

VENEZUELA
Elecciones bolivarianas dan victoria a la derecha

Los resultados de las elecciones parlamentarias del domingo pasado en Venezuela refutan la tesis política más difundida en América Latina, que dice que se debe apoyar a los gobiernos nac&pop o bolivarianos para impedir que la derecha o el neoliberalismo retomen el poder. En efecto, al cabo de más de una década en el timón del Estado, el chavismo acaba de perder, en términos de votos, los comicios recientes por 52 a 48%. La llamada Mesa de la Unidad, una coalición de derecha, obtuvo 5,3 millones de votos, que sumados a los 300 mil obtenidos por el PTT, que pasó a la oposición en los últimos meses, supera los 5,4 millones de votos obtenidos por el oficialismo. Este último, sin embargo, se quedó con 98 de las bancas en disputa contra 67 de la oposición sumada, en virtud de un diseño de las circunscripciones armado para favorecer a los candidatos del gobierno. La polarización clásica de las doce elecciones realizadas con anterioridad, que otorgaban al chavismo un 60/63% del electorado (y a la oposición el restante 37/40%) sufrió una reversión importante. Con una alta participación electoral, el chavismo transfirió alrededor de un millón de votos a la oposición gorila. Como ha ocurrido siempre en el pasado, las limitaciones y contradicciones de los procesos nacionalistas de contenido burgués acaban ofreciendo una nueva oportunidad a una derecha que había sido desahuciada por las masas. El proceso nacionalista, por radical que parezca, ha sido incapaz de privar a la derecha de su base económica poderosa, habilitándola para recuperar de algún modo una base social. Las descomunales penurias del pueblo como consecuencia de las contradicciones del proceso nacionalista (malversación de recursos, corrupción, anarquía productiva, creación de una burguesía paraestatal, acentuada burocratización del poder) han llevado agua al molino de la agitación derechista.

Néstor Kirchner ofreció, durante su estadía en Nueva York, un balance de las elecciones en Venezuela, donde el elogio a la performance electoral del chavismo deja al descubierto una condena lapidaria al proceso bolivariano. Para el ex presidente argentino, la retención del 80% de su electorado por parte del gobierno constituye una formidable expresión de fortaleza, dadas las pésimas condiciones sociales que enmarcaron las elecciones. El chavismo logró una votación masiva, dice Kirchner, a pesar de la falta de luz, de agua, de infraestructura, de la inflación y de la caída de la actividad económica. Es decir que el influjo del chavismo en las masas es enorme. Se puede añadir a esto algo más: hay una fuerte conciencia popular acerca del carácter contrarrevolucionario de la oposición. Esto no es sorprendente: Salvador Allende consiguió la votación más alta de la historia de la izquierda de Chile cuando la situación económica se había transformado en desesperante -cinco meses antes del golpe. En un caso como en el otro, la experiencia reformista o de colaboración de clases produjo una enorme desorganización económica. El chavismo es también un régimen de colaboración de clases con la burguesía, tanto "endógena" (boliburguesía) como exógena, cuyo régimen social preserva -lo que se expresa en un poder político bonapartista que somete a la clase obrera a su tutela. Kirchner invita a Chávez a "reflexionar", es decir a ‘moderarse' -una conclusión de antología, porque el pingüino lleva adelante también una política de desorganización económica y de saqueo de fondos públicos, sin dar el menor indicio de una disposición a ‘reflexionar'. Kirchner hizo su comentario afectado por los aires de Nueva York y por el entusiasmo de su esposa con la Bolsa de esa ciudad.

Hay un aspecto que ha sido dejado de lado en la totalidad de los análisis de la derrota del chavismo. Ocurre que las elecciones tuvieron lugar luego de la aplastante victoria electoral del uribista Santos en Colombia y de la ejecución del guerrillero ‘Mono' Jojoy. El cambio de camiseta de una parte importante del electorado representa, entonces, una adaptación a la presión de la derecha continental. Hugo Chávez ha contribuido al desarrollo de esta tendencia al presentar a Santos como una oportunidad democrática para Colombia y para la región. En las últimas semanas han crecido las evidencias de una fuerte colaboración del Ecuador de Correa con el gobierno de Colombia. Las vacilaciones de los gobiernos bolivarianos ante ofensivas como las ocurridas en Honduras y en Colombia son responsables del recule político-electoral en Venezuela. Aliados del chavismo como Uruguay, Argentina, Ecuador y países del Caribe acaban de participar en maniobras con el Pentágono en el canal de Panamá. La IV Flota se pasea por los mares de América, desplegando imperturbable su sistema de espionaje y rastreo electrónico -algo decisivo en los golpes que las fuerzas armadas de Colombia están propinando a las Farc. El gobierno bolivariano sigue empeñado en ingresar en el Mercosur (ya lo está en Unasur), o sea en integrar la economía venezolana en la red social, política e institucional de la burguesía mundial en América del Sur.

La mayoría aplastante de los observadores ha opinado que la reacción de Chávez a la derrota electoral será acentuar el desarrollo político de un sistema de comunas y otras instituciones que neutralicen a las instituciones tradicionales, incluida la Asamblea Nacional. Algo parecido sostuvimos en estas páginas la semana pasada. Se supone que Chávez acentuaría su operatoria bonapartista como parte fundamental de la campaña para las elecciones presidenciales de 2012. Pensamos ahora que este pronóstico se encuentra cuestionado. El régimen bolivariano no podrá sustraerse al choque político que tendrá lugar en la Asamblea Nacional a partir de enero, cuando asuma la nueva representación política. Los diputados del chavismo y los cuadros políticos del movimiento bolivariano no resignarán su participación en este choque político para subordinarse a planes de tipo anti-parlamentario. Para estos representantes y cuadros se trata de una cuestión de supervivencia.

El proceso político de aquí en más se desarrollará en el marco de una crisis económica explosiva. La estatal PDVSA ha pasado de una deuda de tres mil millones de dólares en 2006 a treinta mil millones en 2010. La inflación ha vuelto a encarecer sus costos de producción, lo cual plantea la posibilidad de una nueva devaluación del bolívar, luego de la mega desvalorización del año pasado. El mercado negro del dólar ha vuelto a dispararse, cuando el gobierno ya no tiene recursos (reservas o más deudas) para controlarlo. El derrumbe económico será el motor fundamental de una acentuación de la lucha de clases.

A la izquierda revolucionaria de Venezuela se le plantea un enorme desafío, que es al mismo tiempo una oportunidad que no puede despreciar: orientar la reacción de los militantes bolivarianos y de las masas a la recuperación de la derecha. En oposición a la reacción bonapartista que podría ensayar el chavismo, e incluso a las vacilaciones que pondrá de manifiesto (bajo la presión de su derecha interna, de sus aliados continentales y del imperialismo), la izquierda debería poner en claro la responsabilidad del chavismo en el avance derechista; sus limitaciones insalvables para orientar positivamente esta reacción -o sea dar libre rienda a la movilización de las masas- y plantear claramente que esa reacción debe partir de la independencia de la clase obrera del Estado y de la burocracia del régimen; impulsar la formación de una central obrera independiente; superar las limitaciones de las nacionalizaciones chavistas con el reclamo de la expulsión de la burocracia del Estado de las empresas nacionalizadas, el establecimiento del control obrero; y la formación de consejos obreros y de un consejo obrero nacional para establecer un plan único al servicio de los trabajadores. Asimismo, con estos mismos planteos, deberá ponerse a la cabeza de la resistencia social al derrumbe de la economía. Es necesario colaborar para que las masas organicen una alternativa de poder al chavismo para, de paso, barrer definitivamente a la derecha del escenario histórico de Venezuela.

Jorge Altamira

sábado, 2 de octubre de 2010

Cuando la “REVOLUCIÓN” es la Partera de los Verdugos de los Explotados

Elecciones parlamentarias en Venezuela
Cuando la “REVOLUCIÓN” es la Partera de los Verdugos de los Explotados

Teodoro Petkoff, como vocero intelectual del escualidismo venezolano, en su pasquín del lunes 27 de septiembre de 2010, coloca estas líneas que dan a entender el sentido por venir del accionar de la derecha, pero lo interesante es que desnudan el absurdo que es que una “revolución” que se pretende social sea la que se lo concede:

Sin duda la primera tarea de ese país emergente es romper la polarización absurda de los ciudadanos, el imperio del odio, el discurso delirante, falaz y propiciador de la violencia, la corrupción sin límite y la segregación. Eso significa tenderle la mano a tantos venezolanos estafados, una vez más, por promesas demagógicas y hacer nuestras sus seculares esperanzas legítimas y sus derechos a la igualdad y el destino compartido.

La unidad triunfante no puede sino extenderse a todos, abrir las puertas de los campos, trastocar la rapacidad por la fraternidad. Si algo podemos celebrar de esta jornada histórica es que hemos recuperado el sentido de nación, que no significa una ciudadanía etérea y falaz, sino una manera de tramitar sus contradicciones reales en paz, en el ágora dialogante, en el respeto al individuo, su libertad y pluralidad.

Sucede que lo que estamos acostumbrados a escuchar, y a hacer de ello un lugar común, es que estamos en una "revolución". Una palabra que debe entrecomillarse porque los resultados de las elecciones del domingo colocan al país partido por la mitad dando la extraña idea que sólo una buena parte está con ella y la otra gran parte no. Los resultados obtenidos por la derecha indicarían, bajo este esquema maniqueo de "revolución" para la mitad de los venezolanos, que han sido precisamente los revolucionarios quienes han fomentado su división cuando en realidad una gran mayoría de todos aquellos venían siendo considerados el perraje de la sociedad desde los tiempos finales de la cuarta república.

Hoy, con su cara bien lavada por los resultados electorales, la derecha pretende canalizar la mitad de los venezolanos que lo acompañaron con el voto con el exabrupto de decir que ha sido la "revolución" quienes los ha divido en dos toletes cuando claramente a conciencia quien los segregó en mucho más de la mitad fue precisamente el otorgamiento a una minoría muy bien escogida de explotadores desde los tiempos de la cuarta república y más allá el "derecho" que les otorga las relaciones de producción que impone el capitalismo.

Pero mientras de estos lados del proceso se hace mención a cada rato a la tan mentada "revolución" (una manifestación concreta que aún no se observa del accionar de las grandes mayorías explotadas y oprimidas frente a las minorías que les hacen frente), nos damos cuenta que esa palabra tan rimbombante lo que ha hecho es garantizarle un espacio a los contrarrevolucionarios. Ya ese espacio en función de votos totales lista por los resultados de ayer superan en 4 puntos los votos lista de quienes defienden la ... "revolución". Pareciera entonces que el fetiche en la "revolución" que se mantiene desde el proceso produce, al contrario, resultados distintos a lo que proclama. Y es que no deja de ser asombroso ver cómo una "revolución" que más bien debiera sepultar a los contrarrevolucionarios negándoles ningún diputado por el contrario les da un aliento que hace ver de nuevo en la AN a "muertos" políticos de la cuarta y a sus partidos políticos ya varias veces derrotados durante buena parte de la quinta república.

Ahora, lo más triste a mi entender, es que tanto los que votaron por la "revolución" como los que no lo hicieron, ambos viven en carne propia lo que critican con denuedo los que la enarbolan como bandera las luchas sociales. Corrupción, alto costo de la vida, despidos, inseguridad, salarios y contratos colectivos congelados, especulación, fallas en los servicios públicos o la imposibilidad de conseguir una vivienda, afectan tanto a unos como a otros de manera cruda, mientras, el fundamento en la cual recaen tales males, el Estado de los capitalistas y sus relaciones de producción, se mantiene incólume y adicionalmente se le alienta su supervivencia en plena crisis mundial del capital que hace estragos al interior de la economía venezolana. La contradicción es tan obvia que el gobierno que se asume el hacedor de la “revolución” tiene que continuar endeudando al país en el extranjero a tasas usurarias que desangran nuestros recursos, y enajenar los mismos en buena parte a ese capital mundial en bancarrota con empresas de trasnacionales imperiales y de países "amigos" porque la "revolución" ha sido incapaz de colocar en el banquillo de los acusados, y expedirles condena, a esa minoría de parásitos que sobrevive con los que les extrae de plusvalía a los explotados de la fuerza de trabajo.

El gobierno bolivariano aprovechó con dispendioso derroche la bonanza de la economía mundial manifestada globalmente desde el 2002 hasta buena parte del 2008. La derecha hasta le cedió a sus “revolucionarios” en el 2005 la totalidad de los diputados para que hicieran la "revolución" en el marco "democrático burgués" del Estado de los capitalistas. Todas las posibilidades para que la izquierda nacionalista creyente en las posibilidades de reforma del Estado de los capitalistas y su burguesía estuvieron servidas para acometerlo. La hegemonía casi total en todos los espacios de poder de la administración del Estado de igual modo estuvo disponible para intentar hacer el mejor de los reformismos socialistas. La realidad hoy es otra aunque no porque la falacia nacionalista tuviese sentido. Ante los anuncios de la bancarrota mundial del capital anunciada con bombos y platillos desde mediados del 2007 en los propios centros financieros imperiales, haciendo indudablemente un lastre a una economía rentista basada en los dólares del petróleo vendido y de la compra desaforada con tales divisas del 80% de lo que se consumía a su interior, el reformismo nacionalista de izquierda hizo mutis y se anunció como blindado a cualquier quiebre o bancarrota del capital en el planeta. Mientras lo declaraba, de igual modo alentaba a los capitalistas a sobrevivir tanto que la banca privada, nacional e internacional, no dejó de recibir alguna de las cuotas por cobrarle a la administración del Estado, y sus capitalistas a manos llenas (20.000 millones de dólares por año en promedio en un esquema de control cambiario rígido) colocaban en otros países los dólares, "legalmente", con la venía de las instituciones gubernamentales.

Pero esa bonanza ya no existe tanto que sin los créditos chinos o los internacionales de venta de deuda soberana (o como los últimos 3.000 millones que colocó PDVSA con garantía de sus activos) el gasto público no se da abasto para sostener la voracidad de un Estado deformado doblemente por el paralelismo de sus instituciones burocráticas tradicionales y las nuevas de las misiones sociales, mientras la porción mayoritaria de la renta petrolera la siguen usufructuando los capitalistas viejos y nuevos (esa mal llamada boliburguesía nacida al calor de los funcionarios de alto nivel del gobierno bolivariano) y su burguesía. Sin bonanza financiera y económica, una ley de hierro, la izquierda nacionalista y reformista, bajo un marco de aceptación burgués, tiende a su desaparición como ya la historia latinoamericana da constancia en sus últimos 60 años. Cada uno de ellos usó el “socialismo” a su manera para terminar postrado frente al capitalismo nacional e imperial, y con lo que fue peor, postrando adicionalmente a sus pies al sujeto histórico fundamental para hacer el verdadero cambio social, la clase trabajadora.

Al intelectual escuálido que hoy hace loas por una unidad social por venir basado en la hegemonía de la burguesía y sus relaciones de producción sustentadas en la explotación del hombre por el hombre, se le olvida que las fuerzas centrífugas que genera la lucha de clases como consecuencia de la bancarrota planetaria del capital, harán que los trabajadores alcen sus voces para reclamar por sus salarios y reivindicaciones puestos en entredicho aún estando presos en la camisa de fuerza que les impone la cooptación por parte del chavismo y sus reiterativo “socialismo del siglo XXI”. Quizás, llegado ese momento, se dé perfecta cuenta el de marras lo que significa para el capitalismo y la burguesía mantenerlo y hasta defenderlo, o como también nos los ha dicho ya la historia reciente latinoamericana, hacer loas por otro caudillo más complaciente para con las clases dominantes y absolutamente reaccionario y represivo con las clases trabajadoras cuando éstas reclamen.

Los resultados del domingo han dado la campanada de alerta que indica la presencia de tendencias históricas ya aprendidas en otros países del continente y de las que aún la clase trabajadora venezolana debe sacar provecho de su experiencia. Está en las manos de los revolucionarios, junto a la clase trabajadora y al pueblo proletario de los que nada tienen, hacer la revolución social que ellos esperan hacer por ellos, para ellos y con ellos en vez de seguir aceptando que la contrarrevolución cubra sus espacios porque quienes creen deben hacerla no lo hacen en realidad. Seguir creyendo en las ilusiones del reformismo del nacionalismo burgués izquierdizante sería ver el profundo retroceso que causaría en el seno de las masas que una "revolución" pueda ser derrotada electoralmente.

Roberto Yépez