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viernes, 1 de junio de 2012

La pulseada entre el FMI y Syriza


La pulseada entre el FMI y Syriza

 | 31 mayo, 2012 | Comentarios (0)
“La diputada griega Rena Dourou expone la posición de su partido, Syriza, frente a Bruselas”. Así, solemne, el francés Le Monde (27/5) publica una entrevista por cierto jugosa.
Es que Rena no se va por las ramas: “Excluimos, dice, las decisiones unilaterales: queremos negociar con nuestros socios para cambiar todo. No vamos a hacer nada que pueda justificar sanciones”. Los ‘socios nuestros’ a los que se refiere Rena son la Unión Europea, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo e incluso el FMI. “Nos vamos a cuidar bien -dice en otro pasaje del reportaje- de una acción unilateral, que pueda llevar a sanciones”. ¿Conocerán en Grecia la “ley Baglini”, según la cual la cercanía al poder ‘modera’ hasta los planteos políticos más ‘radicales’? La plataforma de Syriza establece la anulación del Memorándum de ajuste o austeridad, que exige decenas de miles de despidos, rebajas salariales y privatizaciones, y también establece una moratoria de la deuda externa hasta su investigación completa, así como la nacionalización de los bancos. Si esto no se ejecuta en forma unilateral, mejor mandarlo al archivo.
Syriza se ha caracterizado por una oposición sin matices al ajuste, combinada con una adhesión, también tajante, a la Unión Europea y al euro. Alexis Tsipras, su líder, asegura que la moneda común no es propiedad de tal o cual gobierno sino de los pueblos de Europa, que es a quienes corresponde decidir su destino. Con este planteo fundamenta la contradicción de la posición de su partido, pues es claro que la negativa a que los trabajadores paguen la crisis es incompatible con la pertenencia a un bloque imperialista, para colmo en una posición subordinada, como es la de Grecia -y en última instancia es incompatible con el capitalismo. Ahora, una compañera de él declara oficialmente que no van a proceder en forma unilateral, ante nada menos que quienes llama “nuestros socios”. El euro es, por cierto, una moneda singular, pero no porque la manejen los pueblos, sino porque su instituto emisor, el Banco Central Europeo -el único dueño del euro-, ni siquiera está sometido a la jurisdicción de un Estado determinado. En estas condiciones, goza de una independencia extraordinaria cuando las rivalidades de los Estados que participan de la zona euro se neutralizan en una suma cero. El Banco Central Europeo es la cima del sistema de bancos centrales de la zona euro, o sea que está manejado por los grandes bancos europeos. Así se explica que haya emitido un billón de euros, a cambio de bonos basura, públicos y privados, para rescatarlos a ellos y a sus acreedores de la quiebra.
Otro pasaje de la entrevista revela que Syriza tiene ideas bastante definidas sobre la crisis del euro, que están muy lejos de ser anticapitalistas, incluso en el sentido de cargar sobre el capital el fardo de la bancarrota. Así, denuncia “la política del euro fuerte”, que claramente ha beneficiado a Alemania, pero que supone una propuesta de devaluarlo. El razonamiento que los lleva a repudiar una salida del euro, a saber que el retorno al dracma implicaría una enorme devaluación, le sentaría mejor a la moneda común. Pero como la ‘moneda débil’ de unos es la ‘moneda fuerte’ de otros, el resultado sería una cadena de devaluaciones más catastrófica que la del dracma. Solamente en términos capitalistas el abandono del euro implica una devaluación de la moneda nacional. Un gobierno de trabajadores procedería a reorganizar la economía, no a buscar una salida devaluatoria.
Negociación en curso
Nada de lo anterior se dice en balde; es una respuesta tentativa a una negociación internacional que ya ha comenzado, incluso con Syriza. Así, un economista francés, tan reputado como veterano, coincide con el relato de Tsipras. Asegura que la salida de Grecia del euro no solamente es un error sino innecesaria, porque el Banco Central de Grecia podría seguir emitiendo euros (“tantos como sean necesarios para cubrir sus necesidades de financiamiento a corto plazo”, algo ¡”ilegal, pero técnicamente posible”! (Le Monde, 25/5). Más todavía: “Los poseedores de la deuda privada griega, de empresas, no podrían ser más felices aceptando este dinero que en las cuentas bancarias no se distinguiría de los euros emitidos en forma legal”. Lo que entendemos de esta observación complicada, es que el Banco Central de Grecia impondría en forma unilateral (sin permiso ni consulta) una deuda al Banco Central Europeo. Solamente en la cuna de los mitos, podría renacer el rey de Midas que transformaba en oro lo que tocaba. Que esta versión no llegue al españolísimo Rajoy, que está necesitando cerca de cien mil millones de euros para rescatar a los bancos -que España podría emitir en forma ilegal pero técnicamente impecable. El Fondo de rescate europeo no esperó todas estas elucubraciones para inyectar en la banca griega 18 mil millones de euros, para evitar que una corrida bancaria en curso empañe las elecciones del 17 de junio próximo. Si todo esto no es una crisis en gran escala, ¿la crisis dónde está?
Que en todo esto no hay puntada sin hilo, lo reveló Christine Lagarde, la directora general del FMI. “Podría ocurrir, dijo, que los miembros de la zona euro estén dispuestos a aumentar el apoyo financiero -y quizá también su duración- a Grecia, porque considerarán la integridad de la zona euro como suficientemente benéfica como para justificar una inversión suplementaria”. Después de brutales apretadas, el FMI accede a ampliar y mejorar ofertas a Grecia, bajo la presión de la crisis y de los votos que obtuvo Syriza. Entre la directora del Fondo y la diputada de Syriza el acuerdo está aún muy lejos, pero las aproximaciones son un hecho. Cuando Grecia explote por completo, ello no será por falta de voluntad sino por contradicciones insalvables.
Es que el ex ministro de Finanzas de Sarkozy, Francois Baroin, cifra en alrededor de 300 mil millones de euros el costo de una salida de Grecia de la zona euro; pero los economistas del Barclays Bank no se impresionan: “Cualquier previsión, dicen, es azarosa” (ídem). Es que aquí hay que agregar la corrida bancaria que no dejará de producir en los bancos más vulnerables de toda Europa, y en paralelo en las deudas públicas, una suma infinita.
Un gobierno de izquierda
La catástrofe económica que se avecina ejerce una presión descomunal sobre la izquierda reformista o centrista, por más radical que sea, ante la posibilidad de ser gobierno. A nadie le ‘agrada ‘ gestionar un colapso, de ahí los puentes que se buscan y las aproximaciones que tienen lugar, para verificar si hay, no ya una salida, sino una ganancia de tiempo. Esos intercambios muestran, al mismo tiempo, la imposibilidad de una salida reformista a la bancarrota. En estas condiciones, más que nunca, defendemos la consigna de “un gobierno de toda la izquierda”, contra la alternativa de la derecha, en las próximas elecciones de Grecia, con el llamado a que la izquierda rompa con el imperialismo, o sea con la Unión Europea, y tome medidas anticapitalistas e impulse un gobierno de trabajadores. Es una consigna que planteamos en apoyo a la campaña electoral de la izquierda revolucionaria de Grecia -el EEK. Se trata de defender la perspectiva de un gobierno de izquierda contra la derecha, denunciando el carácter, o sea las limitaciones estratégicas del programa de esa izquierda, ni comprometer un apoyo a ese gobierno.
Con estas precisiones y diferenciaciones, la victoria electoral de la izquierda en Grecia representaría un enorme avance en la situación política de las masas y en la ampliación del campo de acción para la izquierda revolucionaria.

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