Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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viernes, 15 de enero de 2016

A las organizaciones participantes del Foro de Caracas del Partido Obrero de Argentina


A las organizaciones participantes del Foro de Caracas (organizado por el EQUIPO PROMOTOR POR UNA PLATAFORMA DE IZQUIERDA el 16/01/2016):

Los desafíos y responsabilidades que tenemos por delante la izquierda revolucionaria son muy importantes cuando asistimos en América Latina a un proceso político marcado por una gran crisis económica y social en el marco de una nueva fase de la bancarrota capitalista mundial, por un lado, y un agotamiento de los movimientos nacionalistas y el progresismo que venían conduciendo los destinos de nuestros países, por el otro.

En el caso de Argentina, la transición planteada por la derrota electoral del kirchnerismo y la asunción de un gobierno de cuño derechista expresa una aguda fractura económica, social y política. El rescate capitalista de la bancarrota que deja el gobierno anterior deberá conducir a graves convulsiones sociales y enfrentamientos de fondo entre las clases. El colapso del kirchnerismo traduce un agotamiento más general del peronismo, el movimiento histórico que logró acaparar la atención popular durante décadas y que ha entrado en una descomposición irrevocable. Al mismo tiempo pone de relieve el fracaso de la tentativa nacionalista del kirchnerismo en el marco de la crisis capitalista mundial, en la que su papel ha sido el repago “serial” de la deuda pública con la banca acreedora y el rescate de las privatizaciones. La derecha que asume la conducción del Estado tendrá que probar su capacidad de pilotear la crisis económica y poner en marcha un rescate que exige una confiscación social de gran alcance. La condición para ello será disciplinar y doblegar a los trabajadores. Vamos por lo tanto, a una gran pulseada. El Partido Obrero se plantea el desafío de que esta transición de alcances revolucionarios culmine con un desenlace favorable a los explotados. Esto plantea una gran iniciativa en el campo del programa y la acción, pero al mismo tiempo, como condición sine qua non, una delimitación implacable respecto del nacionalismo en descomposición. Lo cual constituye ya mismo un terreno de lucha política con la izquierda centrista que mediante planteos de “frente antimacrista” con el kirchnerismo, se propone contribuir como furgón de cola a una recomposición del nacionalismo fracasado.

Venezuela es quizás la expresión más aguda de esta transición, dominada por el fracaso y el agotamiento del chavismo y el ascenso de la derecha. Estamos frente a una suerte de doble poder entre el Ejecutivo y la Asamblea Nacional en el marco de una crisis económica de características catastróficas. El sector mayoritario de la oposición, sin embargo, tiene conciencia de que este panorama podría desembocar en una explosión social y está actuando con pies de plomo para evitar que la situación se desmadre.

El problema que enfrenta el gobierno bolivariano, no es la derrota electoral sino su carencia de una salida superadora a la política responsable del actual colapso. Este inmovilismo conduce a un auto-golpe –o sea, a la disolución de la Asamblea Nacional por parte del Ejército.

Alternativamente, podría conducir a otro golpe, pactado entre un sector del oficialismo y uno de la oposición.

El oficialismo y buena parte de la izquierda latinoamericana han atribuido a la “guerra económica” la derrota electoral, encubriendo la responsabilidad de la camarilla gobernante en la desorganización económica. El boicot económico que se desenvuelve contra el gobierno es consecuencia directa del fracaso del intervencionismo estatal, que nunca alteró la base de la gestión capitalista de la economía.

El movimiento obrero venezolano, a pesar del creciente desencanto con el régimen, sigue atenazado políticamente al chavismo. La izquierda ha contribuido a reforzar esa tendencia, llamando a cerrar filas con el gobierno en nombre de la lucha contra la derecha.

La expectativa de reformar al chavismo con la consigna del retorno a los orígenes, es un callejón sin salida. Los que siguen invocando a la “masa chavista” para seguir medrando con la reforma del chavismo, ni siquiera toman nota de que una parte importante de la masa del chavismo acaba de pronunciarse con un voto a la oposición y con la abstención.

El impasse que se ha creado pone más al rojo vivo la necesidad imperiosa de una acción política independiente de la clase obrera. Los explotados deberían terciar en la crisis política. Pero, para que ello suceda, es necesario que conquisten su independencia política, romper sus ataduras al chavismo y formar un partido obrero independiente. La unidad de la izquierda no es un fin en sí mismo: será útil y progresiva si es una herramienta en esta perspectiva. Un agrupamiento político clasista debería evaluar la oportunidad de la consigna de Asamblea Constituyente libre y soberana que desarrolle un programa de control obrero generalizado, en oposición al gobierno y a la oposición.

Les deseamos éxito en vuestro debate y que las conclusiones políticas sean un paso adelante en la batalla por poner en pie una alternativa obrera y socialista en Venezuela.

Partido Obrero (Comisión internacional del Comité Nacional)

Buenos Aires, 15 de enero de 2016



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