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viernes, 5 de octubre de 2012

Un nuevo ascenso de la clase obrera griega - Primera huelga general contra el gobierno de Samaras


Un nuevo ascenso de la clase obrera griega
Primera huelga general contra el gobierno de Samaras

La clase obrera y las masas populares de todos los países capitalistas sobreendeudados -llamados, con arrogancia, “PIGS” por el capital financiero internacional y por las cancillerías imperialistas- ahora se encuentran bajo una rebelión incontrolable. Un tsunami de ira popular contra las medidas de canibalismo social impuestas por el FMI y la UE envuelve todo el sur de Europa. En los últimos días, cientos de miles de trabajadores están inundando las calles y las plazas en Lisboa, en Madrid, en Barcelona, en Atenas y, también, en Roma.

Con Grecia en bancarrota, los nuevos recortes draconianos por un valor de entre 10,5 y 13,5 mil millones de euros -que se efectuarán en salarios, pensiones, prestaciones sociales, servicios de salud y educación; la ampliación de la edad jubilatoria de 65 a 67 años, además de enormes nuevos impuestos contra la pequeña burguesía- cargan las espaldas de un pueblo devastado por la troika UE-BCE-FMI y también por su instrumento local: la coalición de gobierno recientemente electa. Este gobierno -llamado, con razón, por el pueblo griego, “la troika interior”- está formado por el partido derechista Nueva Democracia (liderado por Samaras), por los restos de la “socialista” Pasok y por la Izquierda Democrática-Dimar (un ex ala derecha del grupo euro-comunista, que se separó en 2010 de la reformista Syriza).

Mientras las clases dirigentes se preparan para usar nuevamente el arma de destrucción masiva -el Memorando 2, ligado al segundo rescate, que tiene oficialmente recortes de 10,5 mil millones de euros (los que en realidad serían por mucho más, ¡alrededor de 13,5 mil millones de euros y, según fuentes alemanas, hasta de 20 mil millones de euros!)-, acaba de estallar un nuevo escándalo financiero que ha enfurecido a la población. Tres ex ministros de la gobernante Nueva Democracia, incluido el actual presidente del Parlamento, Meimarakis Vangelis, son acusados de lavado de dinero por 10,5 mil millones de euros entre 2005 y 2008; es decir que han equiparado a la bancarrota no oficial de la economía griega: ¡casi la misma cantidad que los nuevos recortes de salarios, de pensiones y de prestaciones para discapacitados!
El nuevo gobierno ya está políticamente desacreditado y perdió toda legitimidad; reniega de todas sus promesas preelectorales acerca de una “renegociación de los términos del Memorando” y se está hundiendo en un escándalo tras otro.

La huelga del 26
La huelga general convocada para el 26 de septiembre -con un gran retraso y sólo por 24 horas- por las dos confederaciones burocráticas -GSEE y Adedy-, a las que se sumó el Pame -fracción sindical del KKE estalinista-, así como también por las federaciones más militantes, por los sindicatos clasistas y por las organizaciones de extrema izquierda, fue un triunfo inesperado -tanto para los amigos como para los enemigos de la clase obrera.

A pesar del sabotaje de la burocracia sindical -¡el único llamado a la movilización por parte de las direcciones GSEE/ Adedy se realizó mediante un spot televisivo, dos días antes de la huelga!- y de la aparente “calma” durante el verano, el país se paralizó. Tuvieron lugar grandes manifestaciones no sólo en Atenas, sino también en las principales ciudades de Grecia, desde Tesalónica -norte- hasta Volos -centro-, Patras -oeste- y Heraclion y Creta -sur.

En la manifestación en Atenas -según el diario británico The Guardian- participaron unos 200 mil trabajadores. Al frente, había un enorme contingente de activistas que trabajan en el gobierno local, el cual está devastado por los recortes. Luego, seguían las federaciones militantes, los sindicatos clasistas -particularmente fuertes en los sectores de salud y de educación-, Syriza, Antarsya, EEK, como también organizaciones de extrema izquierda y anarquistas.

El estalinista Pame/KKE reunió alrededor de 40 mil trabajadores. Antes hizo -como de costumbre- su propio acto por separado en la plaza Omonia, una marcha separada hacia Syntagma. Luego, se apresuró a dispersarse antes de que la manifestación principal de los otros sindicatos y organizaciones los encuentre en Syntagma.

Cientos de personas se unieron a las banderas del EEK, incluida una delegación de trabajadores de una de las mayores fábricas del país -Aluminum Hellas-, con su propia bandera, junto a las banderas de las asambleas populares de los barrios proletarios, del movimiento social de los terapeutas y de los ex adictos a las drogas del departamento de Drogadependencia del Hospital Público Psiquiátrico de Atica, con su impresionante orquesta de tambores, por mencionar algunos. Otros importantes contingentes similares del EEK marcharon en Tesalónica, Volos, Patras y en otras ciudades.

Hay un signo notable de radicalización: en las 17 huelgas anteriores -de 24 o de 48 horas- de los últimos tres años, la consigna del EEK (transformar uno o dos de esos días de movilización en una huelga general indefinida hasta la derrota de las medidas de austeridad impuestas por el Memorando y hasta el derrocamiento del gobierno de la troika) fue seguida sólo por una pequeña minoría. Ahora, el 26 de setiembre, un gran sector de los huelguistas en la marcha -sindicatos como los de trabajadores del gobierno local, del hospital, de la fábrica ocupada y autogestionada Viometal (Tesalónica); la Central Independiente de Obreros en Lucha (Volos); las asambleas populares (barrio Petralona y otras)- la adoptaron por unanimidad y con entusiasmo en sus asambleas generales, ya que la política del EEK se ha desarrollado sobre estas bases.

La huelga general del 26 de septiembre significó un gran avance luego del estancamiento postelectoral. Después de las elecciones de junio se notó decepción, debido a los resultados: la victoria de Samaras y la formación de un gobierno promemorando, así como también un creciente escepticismo hacia Syriza, que actúa como una oposición oficial “leal”, que se mueve rápidamente hacia la derecha y que insiste en su orientación dentro del marco de la UE y en su lealtad a las “instituciones” del orden social existente.

Otros acontecimientos fortalecieron este escepticismo: el programa social económico -más moderado y proUE- presentado por Tsipras en Tesalónica a principios de septiembre, o su reunión con Shimon Peres -el presidente de Israel- durante la reciente visita del líder sionista a Grecia, a fin de construir una -aún más fuerte- nueva alianza estratégica entre Tel Aviv, Atenas y Nicosia.

Los nazis
La fuerza política más activa tras las elecciones fue la nazi Amanecer Dorado, un fenómeno contrarrevolucionario que la izquierda griega e internacional -hipnotizada por el crecimiento de Syriza- ignoró o subestimó durante largo tiempo. Amanecer Dorado no es como otros grupos de extrema derecha en Europa, sino un partido fascista o, mejor, una pandilla que actúa igual que sus predecesores en Alemania bajo Hitler. Después de alcanzar un 7% de los votos y representación parlamentaria -con inmunidad parlamentaria-, en los últimos tres meses las tropas de asalto intensificaron sus pogromos sangrientos todos los días y todas las noches, principalmente contra los inmigrantes, pero también contra los militantes de la izquierda, los homosexuales y los drogadictos, entre otros. Incluso, contra las personas con discapacidad, a quienes consideran como una “amenaza para la raza griega”.

Ellos tienen la plena protección de la policía -53% de ella votó a favor de Amanecer Dorado-, del Estado y del gobierno de Samaras, el cual también efectúa sus propios pogromos -con colaboración de los matones nazis en contra de los inmigrantes, y el que establece por ley campos de concentración para estos refugiados económicos. Los nazis, demagógicamente, tratan de crear redes sociales de ayuda material “sólo para los griegos” y de penetrar en los barrios populares. Recientemente, dos miembros de Amanecer Dorado en Laconia fueron encontrados preparando atentados terroristas y fueron dejados en libertad por la policía. Tienen estrechas conexiones con el Ejército y con las asociaciones de oficiales reservistas, que hacen propaganda para un retorno a los “años de prosperidad y de paz” de la dictadura impuesta por la CIA de la Junta de los Coroneles (1967-74). Es obvio que detrás de ellos están los sectores del gran capital y de los organismos imperialistas.

La mayoría de la izquierda -parlamentaria y extraparlamentaria-, aunque horrorizada por este aumento de la violencia, se limita a la retórica antifascista y a algunas manifestaciones. Syriza, el KKE o los movimientos antirracistas de la SEK (cercanos al SWP británico), Antarsya y la DEA (cercanos a la ISO de Estados Unidos) en Syriza insisten en utilizar exclusivamente los medios legales pacifistas y rechazan, con horror, las propuestas del EEK y algunos otros pocos de formar escuadrones de defensa obrera, como parte de un frente único de las organizaciones obreras, y de desarrollar un programa revolucionario para erradicar las raíces sociales del fenómeno.

Tres meses después de las elecciones, mientras los partidos en el gobierno pierden rápidamente su base electoral, Syriza no registra ningún aumento significativo por esa disminución. Por el contrario, Amanecer Dorado -de acuerdo con las encuestas- se eleva a la posición del tercer partido más popular. En tres encuestas diferentes, Nueva Democracia está entre el 19 y el 24% (30% en junio); Syriza, entre el 20 y el 23% (27% en junio); Amanecer Dorado, entre el 9 y el 12% (7% en junio). Los otros partidos, como el desintegrado Pasok o Dimar, se están quedando atrás y el KKE estalinista viene en el último lugar entre los partidos parlamentarios, tiene entre el 3,5 y el 4%.

Mientras los burócratas y los centristas culpan a los trabajadores por “falta de militancia”, las movilizaciones de gran alcance en la huelga general del 26 de septiembre -y antes: el 6 de septiembre se realizó una fuerte marcha de entre 30 y 35 mil manifestantes en Tesalónica en contra de la troika y de las políticas gubernamentales- demuestran la preparación para el combate de la clase trabajadora, de los desempleados -especialmente de los jóvenes, entre los que hay 55% de desocupados-, de las masas empobrecidas de las ciudades y del campo.

Pero los gobernantes de Grecia, de España, de Portugal, de Italia y del conjunto de la UE no olvidan nada, no perdonan nada y no aprenden nada. El gobierno de Samaras presentará muy pronto en el Parlamento el programa bárbaro de la troika. Los sindicatos están preparando una nueva huelga general, probablemente para la próxima semana.

Muchos sindicatos clasistas, incluidos los militantes del EEK están manteniendo reuniones para discutir un plan de acción y la manera de transformar la movilización en una huelga general indefinida hasta la victoria, inmediatamente después de la huelga general del 26 de septiembre.

Atenas, 28 de setiembre 2012
Savas Michael-Matsas

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