Un nuevo ascenso de la clase
obrera griega
Primera huelga
general contra el gobierno de Samaras
La
clase obrera y las masas populares de todos los países capitalistas
sobreendeudados -llamados, con arrogancia, “PIGS” por el capital financiero
internacional y por las cancillerías imperialistas- ahora se encuentran bajo
una rebelión incontrolable. Un tsunami de ira popular contra las medidas de
canibalismo social impuestas por el FMI y la UE envuelve todo el sur de Europa.
En los últimos días, cientos de miles de trabajadores están inundando las
calles y las plazas en Lisboa, en Madrid, en Barcelona, en Atenas y, también,
en Roma.
Con
Grecia en bancarrota, los nuevos recortes draconianos por un valor de entre
10,5 y 13,5 mil millones de euros -que se efectuarán en salarios, pensiones,
prestaciones sociales, servicios de salud y educación; la ampliación de la edad
jubilatoria de 65 a 67 años, además de enormes nuevos impuestos contra la
pequeña burguesía- cargan las espaldas de un pueblo devastado por la troika
UE-BCE-FMI y también por su instrumento local: la coalición de gobierno
recientemente electa. Este gobierno -llamado, con razón, por el pueblo griego,
“la troika interior”- está formado por el partido derechista Nueva Democracia
(liderado por Samaras), por los restos de la “socialista” Pasok y por la
Izquierda Democrática-Dimar (un ex ala derecha del grupo euro-comunista, que se
separó en 2010 de la reformista Syriza).
Mientras
las clases dirigentes se preparan para usar nuevamente el arma de destrucción
masiva -el Memorando 2, ligado al segundo rescate, que tiene oficialmente
recortes de 10,5 mil millones de euros (los que en realidad serían por mucho
más, ¡alrededor de 13,5 mil millones de euros y, según fuentes alemanas, hasta
de 20 mil millones de euros!)-, acaba de estallar un nuevo escándalo financiero
que ha enfurecido a la población. Tres ex ministros de la gobernante Nueva
Democracia, incluido el actual presidente del Parlamento, Meimarakis Vangelis,
son acusados de lavado de dinero por 10,5 mil millones de euros entre 2005 y
2008; es decir que han equiparado a la bancarrota no oficial de la economía
griega: ¡casi la misma cantidad que los nuevos recortes de salarios, de
pensiones y de prestaciones para discapacitados!
El
nuevo gobierno ya está políticamente desacreditado y perdió toda legitimidad;
reniega de todas sus promesas preelectorales acerca de una “renegociación de
los términos del Memorando” y se está hundiendo en un escándalo tras otro.
La huelga del 26
La
huelga general convocada para el 26 de septiembre -con un gran retraso y sólo
por 24 horas- por las dos confederaciones burocráticas -GSEE y Adedy-, a las
que se sumó el Pame -fracción sindical del KKE estalinista-, así como también
por las federaciones más militantes, por los sindicatos clasistas y por las
organizaciones de extrema izquierda, fue un triunfo inesperado -tanto para los
amigos como para los enemigos de la clase obrera.
A
pesar del sabotaje de la burocracia sindical -¡el único llamado a la
movilización por parte de las direcciones GSEE/ Adedy se realizó mediante un
spot televisivo, dos días antes de la huelga!- y de la aparente “calma” durante
el verano, el país se paralizó. Tuvieron lugar grandes manifestaciones no sólo
en Atenas, sino también en las principales ciudades de Grecia, desde Tesalónica
-norte- hasta Volos -centro-, Patras -oeste- y Heraclion y Creta -sur.
En la
manifestación en Atenas -según el diario británico The Guardian- participaron
unos 200 mil trabajadores. Al frente, había un enorme contingente de activistas
que trabajan en el gobierno local, el cual está devastado por los recortes.
Luego, seguían las federaciones militantes, los sindicatos clasistas
-particularmente fuertes en los sectores de salud y de educación-, Syriza,
Antarsya, EEK, como también organizaciones de extrema izquierda y anarquistas.
El
estalinista Pame/KKE reunió alrededor de 40 mil trabajadores. Antes hizo -como
de costumbre- su propio acto por separado en la plaza Omonia, una marcha
separada hacia Syntagma. Luego, se apresuró a dispersarse antes de que la
manifestación principal de los otros sindicatos y organizaciones los encuentre
en Syntagma.
Cientos
de personas se unieron a las banderas del EEK, incluida una delegación de
trabajadores de una de las mayores fábricas del país -Aluminum Hellas-, con su
propia bandera, junto a las banderas de las asambleas populares de los barrios
proletarios, del movimiento social de los terapeutas y de los ex adictos a las
drogas del departamento de Drogadependencia del Hospital Público Psiquiátrico
de Atica, con su impresionante orquesta de tambores, por mencionar algunos.
Otros importantes contingentes similares del EEK marcharon en Tesalónica,
Volos, Patras y en otras ciudades.
Hay un
signo notable de radicalización: en las 17 huelgas anteriores -de 24 o de 48
horas- de los últimos tres años, la consigna del EEK (transformar uno o dos de
esos días de movilización en una huelga general indefinida hasta la derrota de
las medidas de austeridad impuestas por el Memorando y hasta el derrocamiento
del gobierno de la troika) fue seguida sólo por una pequeña minoría. Ahora, el
26 de setiembre, un gran sector de los huelguistas en la marcha -sindicatos
como los de trabajadores del gobierno local, del hospital, de la fábrica
ocupada y autogestionada Viometal (Tesalónica); la Central Independiente de
Obreros en Lucha (Volos); las asambleas populares (barrio Petralona y otras)-
la adoptaron por unanimidad y con entusiasmo en sus asambleas generales, ya que
la política del EEK se ha desarrollado sobre estas bases.
La
huelga general del 26 de septiembre significó un gran avance luego del
estancamiento postelectoral. Después de las elecciones de junio se notó
decepción, debido a los resultados: la victoria de Samaras y la formación de un
gobierno promemorando, así como también un creciente escepticismo hacia Syriza,
que actúa como una oposición oficial “leal”, que se mueve rápidamente hacia la
derecha y que insiste en su orientación dentro del marco de la UE y en su
lealtad a las “instituciones” del orden social existente.
Otros
acontecimientos fortalecieron este escepticismo: el programa social económico
-más moderado y proUE- presentado por Tsipras en Tesalónica a principios de
septiembre, o su reunión con Shimon Peres -el presidente de Israel- durante la
reciente visita del líder sionista a Grecia, a fin de construir una -aún más
fuerte- nueva alianza estratégica entre Tel Aviv, Atenas y Nicosia.
Los nazis
La
fuerza política más activa tras las elecciones fue la nazi Amanecer Dorado, un
fenómeno contrarrevolucionario que la izquierda griega e internacional
-hipnotizada por el crecimiento de Syriza- ignoró o subestimó durante largo
tiempo. Amanecer Dorado no es como otros grupos de extrema derecha en Europa,
sino un partido fascista o, mejor, una pandilla que actúa igual que sus
predecesores en Alemania bajo Hitler. Después de alcanzar un 7% de los votos y
representación parlamentaria -con inmunidad parlamentaria-, en los últimos tres
meses las tropas de asalto intensificaron sus pogromos sangrientos todos los
días y todas las noches, principalmente contra los inmigrantes, pero también
contra los militantes de la izquierda, los homosexuales y los drogadictos,
entre otros. Incluso, contra las personas con discapacidad, a quienes
consideran como una “amenaza para la raza griega”.
Ellos
tienen la plena protección de la policía -53% de ella votó a favor de Amanecer
Dorado-, del Estado y del gobierno de Samaras, el cual también efectúa sus
propios pogromos -con colaboración de los matones nazis en contra de los
inmigrantes, y el que establece por ley campos de concentración para estos
refugiados económicos. Los nazis, demagógicamente, tratan de crear redes
sociales de ayuda material “sólo para los griegos” y de penetrar en los barrios
populares. Recientemente, dos miembros de Amanecer Dorado en Laconia fueron
encontrados preparando atentados terroristas y fueron dejados en libertad por
la policía. Tienen estrechas conexiones con el Ejército y con las asociaciones
de oficiales reservistas, que hacen propaganda para un retorno a los “años de
prosperidad y de paz” de la dictadura impuesta por la CIA de la Junta de los
Coroneles (1967-74). Es obvio que detrás de ellos están los sectores del gran
capital y de los organismos imperialistas.
La
mayoría de la izquierda -parlamentaria y extraparlamentaria-, aunque
horrorizada por este aumento de la violencia, se limita a la retórica antifascista
y a algunas manifestaciones. Syriza, el KKE o los movimientos antirracistas de
la SEK (cercanos al SWP británico), Antarsya y la DEA (cercanos a la ISO de
Estados Unidos) en Syriza insisten en utilizar exclusivamente los medios
legales pacifistas y rechazan, con horror, las propuestas del EEK y algunos
otros pocos de formar escuadrones de defensa obrera, como parte de un frente
único de las organizaciones obreras, y de desarrollar un programa
revolucionario para erradicar las raíces sociales del fenómeno.
Tres
meses después de las elecciones, mientras los partidos en el gobierno pierden
rápidamente su base electoral, Syriza no registra ningún aumento significativo
por esa disminución. Por el contrario, Amanecer Dorado -de acuerdo con las
encuestas- se eleva a la posición del tercer partido más popular. En tres
encuestas diferentes, Nueva Democracia está entre el 19 y el 24% (30% en
junio); Syriza, entre el 20 y el 23% (27% en junio); Amanecer Dorado, entre el
9 y el 12% (7% en junio). Los otros partidos, como el desintegrado Pasok o
Dimar, se están quedando atrás y el KKE estalinista viene en el último lugar
entre los partidos parlamentarios, tiene entre el 3,5 y el 4%.
Mientras
los burócratas y los centristas culpan a los trabajadores por “falta de militancia”,
las movilizaciones de gran alcance en la huelga general del 26 de septiembre -y
antes: el 6 de septiembre se realizó una fuerte marcha de entre 30 y 35 mil
manifestantes en Tesalónica en contra de la troika y de las políticas
gubernamentales- demuestran la preparación para el combate de la clase
trabajadora, de los desempleados -especialmente de los jóvenes, entre los que
hay 55% de desocupados-, de las masas empobrecidas de las ciudades y del campo.
Pero
los gobernantes de Grecia, de España, de Portugal, de Italia y del conjunto de
la UE no olvidan nada, no perdonan nada y no aprenden nada. El gobierno de
Samaras presentará muy pronto en el Parlamento el programa bárbaro de la
troika. Los sindicatos están preparando una nueva huelga general, probablemente
para la próxima semana.
Muchos
sindicatos clasistas, incluidos los militantes del EEK están manteniendo
reuniones para discutir un plan de acción y la manera de transformar la
movilización en una huelga general indefinida hasta la victoria, inmediatamente
después de la huelga general del 26 de septiembre.
Atenas,
28 de setiembre 2012
Savas
Michael-Matsas
No hay comentarios:
Publicar un comentario