La amenaza de
la lucha de clases
ELECCIONES
NORTEAMERICANAS
Luego
de varios meses empatados, las encuestas electorales muestran una caída del
candidato republicano Mitt Romney. Barak Obama tendría cada vez más asegurada
una reelección, la cual se veía complicada, a raíz de la persistencia del
desempleo y de la crisis.
Cómo perder
una elección
Romney
no para de sufrir traspiés; en especial, luego de que se filtró un video de un
discurso en el que ridiculiza a los votantes de Obama y de la renuncia de uno
de sus coordinadores de campaña. Recibe cada vez más críticas dentro de su
propio partido. Su candidato a vicepresidente (ligado al derechista Tea Party),
el congresista Paul Ryan, es el ideólogo de un plan de rebajas impositivas y de
un ajuste fiscal -que mantiene los gastos de defensa- que incluye la
eliminación de prestaciones sociales, la revocación de la ley de reforma
sanitaria de Obama y la privatización de Medicare -el plan nacional de salud
para ancianos-. Esto, acompañado de la tradicional batería conservadora:
prohibición del aborto -incluso en casos de violación- y del matrimonio entre
personas del mismo sexo, blindaje de la frontera con México y medidas radicales
contra los inmigrantes sin papeles.
La
adopción de esta agenda es suicida. “El problema republicano -dice ahora un
analista- es que el partido ha sido capturado por las fuerzas que lo están
empujando fuera de la corriente principal (…), está atrapado en la antigua
Norteamérica, sin ver los cambios sociales, demográficos y políticos de las
últimas décadas” (Político, 23/9). Otro comentarista advierte: “si por
casualidad el presupuesto de Ryan fuera a aplicarse y el pueblo estadounidense
repentinamente se diera cuenta de lo que significan para ellos los recortes en
el gobierno, la reacción en contra de los republicanos será tan catastrófica
que la derrota electoral de 1964 del Partido Republicano de Barry Goldwater va
a parecer un simple contratiempo” (The New Republic, 11/8). Romney plantea un
programa de choque contra las masas, que la burguesía no tiene aún la capacidad
de ejecutar. El “ajuste” que viene luego de las elecciones plantea la
continuidad de Obama -o sea, de los métodos sinuosos y no de los de choques.
Este problema explica el lugar desacostumbrado que ocupa el tema de la “lucha
de clases” en esta campaña electoral.
El
Partido Demócrata también está dividido, precisamente porque todas sus
fracciones prevén una política de “ajuste” para hacer frente a lo que se llama
el “el pico fiscal”, en referencia a un déficit del Tesoro del 12% del PBI y de
una deuda pública consolidada del 120%.
“Ajuste”
La
presidencia de Obama se orientó a rescatar a los bancos de Wall Street y a las
empresas de inversión, mientras millones de estadounidenses perdían sus casas.
El “rescate automotriz” recortó puestos de trabajo y salarios; el déficit
fiscal llevó a congelamientos salariales y a centenares de miles de despidos de
trabajadores estales en todo el país. Obama ya dio su compromiso de que llegará
a un acuerdo con los republicanos en el Congreso, si es reelecto (wsws.org,
27/8).
A
principios de año, el economista Jeffrey Sachs comparaba el plan de presupuesto
de Paul Ryan con el de Barack Obama: “ambos se comprometen a reducciones
significativas en los programas de gobierno en relación con el PBI. Estos
cortes serán especialmente drásticos en los programas de educación, la
protección del medio ambiente, la nutrición infantil, el re-entrenamiento para
el trabajo, la transición a la energía de baja emisión de carbono” (Financial
Times, 12/2).
Por
lo pronto, los gobiernos estaduales y municipales -republicanos o demócratas-
en quiebra ya están aplicando severos recortes en los gastos y desarrollando un
ataque en regla contra los derechos laborales y sindicales.
En
este contexto, la huelga de los maestros de Chicago dejó abierta una
perspectiva nueva, porque logró derrotar el intento de la intendencia demócrata
de imponerles un “ajuste”.
Obama
parece marchar a la reelección en un marco de movilizaciones
antinorteamericanas en los países árabes y de una presión descarada del
gobierno sionista para bombardear Irán: “Estados Unidos hará lo que tenga que
hacer”, amenazó Obama en la ONU, en alusión a una guerra inminente (National
Journal, 24/9; El País, 25/9).
Pablo
Ramasco
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