Energía nuclear, génesis, resplandor y debacle
El capitalismo desenvolvió la energía nuclear a partir del
descubrimiento de la fisión nuclear por dos razones fundamentales: la alta eficiencia
(energía por unidad de masa) y el uso del subproducto de la generación
(radioisótopos residuales) como materia prima de la industria bélica.
La primer gran experiencia de uso de energía nuclear se
realizó en 1945 sobre Hiroshima (bomba de Uranio) y Nagasaki (bomba de
Plutonio).
Actualmente U.S.A. y otros países (Rusia, Francia, China,
Inglaterra) que desarrollaron la energía nuclear tienen grandes arsenales. No
solamente acopian el combustible gastado de sus propios reactores si no que
también se han dedicado a acumular los subproductos de las centrales nucleares
de los países que no pueden producir armamento nuclear. Por ejemplo, Japón
entrega gran parte de sus desechos a Inglaterra, que tiene un acopio enorme y
constituye el principal pasivo ambiental de ese país. USA acopia barras de
elemento combustible gastado de muchos países, incluso Argentina.
Dado que los países del eje, que perdieron la segunda guerra
mundial, no podían desarrollar armas nucleares porque el Tratado de Yalta se
los impedía, entregaban su combustible usado a otros países.
Italia no desarrolló la industria nuclear en principio por
las restricciones de Yalta y posteriormente porque un plebiscito le fue
desfavorable; se abastece en parte de energía por red desde Francia.
Alemania tuvo un desarrollo tardío y ahora, por efecto
Fuckushima, ha tenido que retirar de servicio las centrales viejas y va a
eliminar todas en un plazo de diez años. Aquí se han desarrollado mucho las energías
alternativas, como por ejemplo la energía eólica. Además, en este país hay una
gran eficiencia en el manejo de residuos, que en parte se incinera y cubre
necesidades de calefacción, y el resto se recircula en los circuitos
industriales.
¿Que intereses
sostienen este tipo de energía?
La fabricación de armas y la producción de energía eléctrica
son dos negocios paralelos.
El Tratado de No Proliferación Nuclear (1968) impide que los
países desarrollen armas nucleares. Solamente los que ya tenían armas a la
fecha de constitución del Tratado pudieron seguir acrecentando sus stocks de
materia prima. Son ellos USA, Inglaterra, Francia, Rusia y China. También la
AIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) controla que los demás países
cumplan con las salvaguardas haciendo inspecciones de los stocks de elementos
combustibles usados.
Argentina suscribe este tratado por presión internacional en
1987 (Tratado de Tlatelolco para América Latina), antes tenía una posición más
soberana al respecto. Desde principios de la década y hasta el momento de la
firma había una pretensión de compatibilizar el Plan Cóndor de misiles teledirigidos
con las ojivas nucleares.
En estas décadas ha habido una evolución de este tipo de
tecnología, en parte para adecuarse al grado de concentración de uranio del
combustible. Es decir, para que los países impedidos de desarrollar armas no
manipularan grandes cantidades de uranio se desarrollaron tecnologías que requerían
menos cantidad de uranio fisionable. Esto da cierta tranquilidad a los países ya
poseedores de armas nucleares.
Así como hay capitales que se introdujeron en el negocio de
la tecnología del hidrocarburo fósil para producir energía, otros o los mismos
se han introducido en la tecnología nuclear. Una vez que la maquinaria
capitalista encuentra un mercado grande tiende a reproducir su capital en él.
La disposición de los residuos es una de las grandes
preocupaciones de los países centrales. Por ejemplo, en USA hacía más de veinte
años que no se construían reactores nucleares debido a que no tenían ya lugar
donde disponer los desechos, pero a mediados de la década pasada lograron que el
Parlamento les apruebe la construcción de un gran repositorio en Alaska (sitio
antes prístino, área protegida). Desde entonces reactivaron la industria de
reactores, fundamentalmente para aprovechar las ventajas de disminuir las
emisiones de gases de efecto invernadero e ir adecuándose al Protocolo de Kyoto,
o al menos al mercado de bonos de carbono.
¿Que pasa con las
energías alternativas?
Si se analiza todo el ciclo de la actividad (la prospección,
la extracción del mineral, la restauración de
las minas agotadas, la fabricación de las barras de combustible, la
operación de las centrales, la clausura y la disposición y el mantenimiento
eterno de los reservorios) los costos de la energía nuclear son muy altos.
Agregando a esto la falta de licencia social, se comprende
el desplazamiento de capitales hacia tecnologías alternativas como energía
eólica y, en menor medida, solar, hidrógeno, mareo-motriz, geotérmica. También
hay mucha producción de combustible a partir de la agricultura, industria más
cuestionada porque ejerce presión sobre la forestación y compite con la
producción de alimentos.
Declinación
Hubo muchos accidentes nucleares que afectaron el negocio
nuclear, los más conocidos: Three Mile Island (Estados Unidos 1979, 140 mil
personas evacuadas), Chernóbil, (Ucrania 1986, que causó la muerte de unas 16
mil personas) y Fukushima, con consecuencias todavía difíciles de evaluar.
Otro motivo de la declinación de esta industria es la
dificultad de controlar la fabricación de armas nucleares de los países que
poseen reactores u otras tecnologías. Los casos más relevantes son Irán y Corea
del Norte.
También la afectación de terrenos tanto para disponer los
residuos (compuestos de radioisótopos que irradian durante cientos de años)
como para confinar las instalaciones obsoletas, afecta la renta del suelo
urbano y rural. Además, las personas no quieren vivir cerca de centrales
nucleares, los terrenos e inmuebles se deprecian a kilómetros de cada
planta. El negocio inmobiliario también
presiona para el cierre de unidades en varios países europeos.
Finalmente todo esto incide en la rentabilidad de las
centrales nucleares. La industria privada se hace cargo de operar los reactores
pero no quiere saber nada con la disposición de residuos y mucho menos con las consecuencias
de los accidentes, impredecibles en un marco de cambio climático y voracidad de
ganancias.
Alicia Rodriguez
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