Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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jueves, 20 de marzo de 2014

Izquierda no chavista confunde brotes fascistas con protesta social


Izquierda no chavista confunde brotes fascistas con protesta social

A las acciones de sectores de ultraderecha, de claro corte fascista que ataca a sus vecinos sin distingo de afinidad política en la ya acostumbrada polarización entre chavistas y antichavistas, le llaman reacción popular. Es decir, cuando a todos los vecinos circundantes no le permiten el paso, ni siquiera en emergencias de salud, atacan indiscriminadamente y dañan ambulatorios de asistencia social (CDIs), instalaciones de servicios públicos y deportivos, talan y queman árboles, transportes colectivos de trabajadores, impiden el paso de todo tipo de transporte de carga para los comercios, supermercados y hasta de combustible, y llegan a colocar trampas mortales para impedir el tránsito. Todo esto dentro de sus urbanizaciones de clase media y sus alrededores, sobre todo si en ellos hay avenidas o autopistas de tránsito intenso. En resumen, tienen cercadas sus urbanizaciones impidiendo la entrada o salida de los vecinos de sus propias comunidades, e impiden todo tipo de intercambio comercial, escolar, inclusive de apremios de salud.

El gobierno nacional, en un principio, permitió las protestas –de origen escuálido y no pacíficas–  para luego combatirlas con la represión de bandas parapoliciales, cuerpos policiales, la GNB, y el  ejército. Su salida fue echarle más leña al fuego fomentando enfrentamientos entre sí con saldo importante de muertos y heridos. Por supuesto que las protestas legítimas e independientes de los trabajadores, ni ahora ni antes, han sido permitidas por el actual gobierno como tampoco lo han sido por quienes desde la MUD pretenden sacar al gobierno para gobernar ellos, como María Corina Machado, la cual pertenece y representa la oligarquía más rancia del país, otros como vestigios de los viejos partidos AD y COPEI disfrazados con nuevos membretes representando a los sectores más reaccionarios de la MUD, sus alcaldes, sus policías, sus medios de prensa, la televisión apoyada por la derecha gringa e internacional, sus acólitos en Colombia, Panamá, y la gusanera cubana de Miami.

En la lucha entre el gobierno y la ultraderecha no cabe para ambos la defensa de los derechos democráticos de los trabajadores. Lo más grave, si no hay alternativa por parte de estos, será el recrudecimiento de esta lucha para, a fin de cuentas, salir favorecidos con acuerdos, a base de pactos muy concretos en contra de los trabajadores.

Es notable que la mayoría de los caídos de ambos bandos lo hayan sido con certeros disparos en la cabeza. Estas bandas fascistas no representan ni al movimiento estudiantil ni mucho menos al pueblo. No es por democracia que así actúan, como dice Ivan Freites secretario ejecutivo de la FUTPV, ni son estudiantes dándoles ejemplos a los trabajadores, ¿o acaso Maria Corina, su líder, es proletaria? Marino Alvarado, coordinador general de Provea (Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos) denuncia que “Nicolás Maduro incitó a la confrontación pueblo contra pueblo”, mientras el Sec. General del Partido Socialismo y Libertad (PSL), Miguel Angel Hernández, en una red social alaba un artículo de un periodista argentino que incluye citas como esta: “El gobierno de Nicolás Maduro busca sofocar las protestas, pero no puede liberarse de la crisis que alimenta esa reacción popular”, a lo que cabría la pregunta: ¿cuál reacción popular?

La verdad es que esas bandas, mejor conocidas como guarimbas, entre sus antojos exigen el que Maduro renuncie. Expresan delirios como el “a costa de todo”, es decir, de la forma que sea sin medir consecuencia alguna, en contra de los derechos de los demás, de la vida de los que no aceptan sus deseos desquiciantes. Por tanto, lo que indica la permanencia de estos brotes de la ultraderecha es la salida por la vía fascista como alternativa a los 15 años de gobierno chavista cívico-militar incapaz de sacar al país del fracaso capitalista, rentista petrolero, tanto por la situación internacional con su colosal crisis económica y social en el planeta, como la situación nuestra, en donde continúa deteriorándose la producción de las empresas básicas de Guayana del hierro, acero y aluminio, lo cual impacta en las industrias metalmecánicas; la industria del cemento, el petróleo, la petroquímica; con un déficit descomunal de gas teniendo nosotros grandes reservas; la electricidad; artículos de higiene personal y familiar como desinfectantes, lavaplatos, jabón de baño, papel toilet que ahora integran los rubros de escasez relevante conjuntamente con los alimentos; el agro, con importaciones del 70% de los alimentos, pollo, carne de res, azúcar, granos, leche, café, maíz; por otro lado el deterioro ambiental, los botaderos de basura, la contaminación de los ríos y el mar Caribe, pero en contrapartida la cerveza, las gaseosas, el yogurt  y las golosinas, para nada reguladas, llenan cualquier depósito en los comercios.

Esa crisis imbatible en el marco del capital los sobrevivientes del régimen anterior y los vividores del actual pretenden resolverla haciendo pagar a los trabajadores sus costos. Como la forma de vivir y enriquecerse es a través de la renta petrolera, es la única forma para todos ellos salvarse. Para nosotros es evitarlo y salir adelante, por ello es urgente construir una alternativa política independiente al desastre en que nos encontramos con dos versiones del capital en pugna. Requerimos de un programa para responder a las necesidades sociales y no a al pago de deudas y el traspaso de las divisas a la burguesía parásita por parte del gobierno que vive de él al calor de la corrupción y que ahora ha renovado acuerdos con la “conferencia de paz”, la paz de los verdugos para los explotados.

José Capitán

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