Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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lunes, 8 de julio de 2019

En Defensa del Partido Obrero-Argentina


Opción Obrera
 En Defensa del Partido Obrero de Argentina



Un partido marxista -trotskysta, internacionalista- es su método la dialéctica materialista y su programa.

Ante la ruina de la economía argentina, se expresa una interesante crisis en el poder político mediante la respuesta a una coyuntura electoral presidencial y parlamentaria, con la oferta de dos opciones, con dos duplas presidente y vice, donde la esencia no es la diferencia sino la coincidencia o competencia para continuar representando y entregando el trabajo de los argentinos a los requerimientos del FMI. Los parlamentarios corresponderían a la misma capitulación.

Las elecciones en Argentina no solucionarán la crisis económica, estas a nuestro modo de ver conducen a un fracaso rotundo, así como un probable estallido popular, en particular de los trabajadores. En este sentido, la izquierda tiene que demostrar la inutilidad de las ofertas electorales y ofrecer una alternativa real ante la debacle económica, preparándose con las consignas de lucha hacia el poder, además de no cederlo en aras de conseguir puestos en cargos elegibles, tomando la alternativa que impone el decrépito y arruinado estado burgués.  

Por otra parte, la inflación, la devaluación del peso, la caída de la producción, los aumentos de las tarifas de los servicios, así como los pagos reestructurados e inextinguibles de la deuda son la realidad del país, ante esta catástrofe la salida por la izquierda es una estrategia política, unificando las luchas con el objetivo de alcanzar el poder político como la única forma de exterminar esas lacras económicas y sociales y no  permitir un agravamiento de la situación que siga empeorando la vida de los trabajadores.

“La auténtica naturaleza de las cosas suele estar oculta”. Heráclito

La actual dirección del Partido Obrero, elegida hace pocos meses, en su XXVI congreso nacional, ante una crisis de régimen, tanto económica, social y política al contrario de erigirse como una organización que da respuesta y plantea la salida para los trabajadores a la actual crisis mediante su programa y unas consignas de lucha que los eleven hacia la conquista del poder político, tienen una visión cortoplacista y promueven una amplitud de su entorno electoral, FIT-Unidad, que va en contra de su programa y de la estrategia política, debilitando al partido, fortaleciendo a un alianza oportunista con los enemigos y liquidadores del trotskismo, el morenismo del MST, entre otros grupos y organizaciones política cómplices como IS y el PTS, cuyo fin es querer llegar al Congreso o a las legislaturas, por encima de todo.

La dirección espuria[1] elegida en el último congreso del PO no reconoce a un sector de la militancia opuesta a ella y lo ha denominado “Altamira y su grupo”, esta tendencia que hoy denigran tiene que actuar como auténtica dirección, establecer su plataforma inmediata, su organización, como fracción pública y debe llamar a sus bases, y en lo posible todas las bases desbordadas del PO, a detener el festín, a prohibir las puteadas públicas que benefician a sus enemigos, a los que intentan liquidar el PO, que son un espectro muy amplio, que van desde los infiltrados, pasando por todo el arcoíris político hasta al imperialismo.

Restituir a Prensa Obrera, evitar que se convierta en un pasquín morenista, mientras tanto editar en digital y en lo posible en físico una publicación que oriente a los trabajadores, así como a la auténtica izquierda argentina que exprese los clamores legítimos de las bases revolucionarias.

Por último, por ahora y no menos importante, un balance es necesario, única forma de conocer ¿qué pasó? ¿cómo se llegó a esto? para poder salir en forma positiva.

No pretendemos extendernos sobre esto, pero exponemos algunos hitos que indican el abandono del método dialéctico, permanecer o atarse a citas ya superadas, como ejemplo, la charla dada por Altamira sobre la revolución cubana en uno de los últimos cursos de verano de la UJS y la conducta actual de los “socios” del PO en el FIT sobre Venezuela a través de sus agencias locales. En el primer caso, Altamira aportó al Marxismo en un inédito análisis sobre el carácter de la revolución cubana y del estado surgido a raíz de ese suceso, esto sacudió a algunos sectores del PO, al no comprender el avance del conocimiento sobre la revolución mundial, mediante la aplicación del materialismo histórico, en el segundo caso, es incompatible asentir con los acompañantes del PO en el FIT, avances en la lucha revolucionaria en Argentina, y en el exterior, sus agencias en Venezuela, por ejemplo, tengan una posición contrarrevolucionaria, a decir del mismo Altamira, estos debates debieron y deben ser agotados.

Todo partido revolucionario no puede ser únicamente nacional, con una visión nacional sobre los acontecimientos internacionales, porque se niega a sí mismo.

Otro elemento más, una constante metafísica, una receta “internacionalista”, es el cierre de todos los artículos, con una arenga llamando a un congreso de bases de trabajadores, sin ligar los análisis, las cátedras internacionales con la necesidad, así como las condiciones para la intervención y la construcción de organización respectivamente de esas bases por más prolija que sea su declaración internacional. El internacionalismo proletario no es una mera pose.

Por el internacionalismo proletario, nuestra solidaridad con el combate de los camaradas de la fracción pública, por el rescate del Partido Obrero, por la Unidad Socialista de América Latina

José Capitán


[1] La actual dirección y sus adláteres, es procedimental, no tiene más argumentos para arremeter contra más de 700 militantes, son hasta cobardes y bastardos, no se atreven a ser consecuentes ni con sus propios procedimientos burocráticos, según ellos Altamira decidió romper, pero se están haciendo expulsiones aisladas, selectivas, acciones coercitivas y muchos otros tipos de desmanes. Sí se mantiene esa dirección, entonces el partido está destruido.

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